Te encontré... [priv.]

Le extrañó encontrar esa nota en su trabajo, uno de sus compañeros se la había pasado diciéndo que un señor alto, de cabello largo y gafas le andaba buscándo. "Que raro....quien podrá ser?" pensó mirándo la nota donde solamente salía un lugar y una hora. Tenía suerte ya que ese día salía temprano en la tarde.

-Llamaré a Jahi para avisarle que llegaré un poco más tarde de lo habitual- Murmuró buscándo un teléfono público y llamando a casa.

Una vez avisado y más que aconsejado por Jahi de que tuviera cuidado Kudo se diriguió al lugar que decía la nota...El muelle del puerto. Nunca había estado allí, pero sentía de que ese lugar era agradable. Apresuró el paso sintiéndo una extraña ansiedad cruzándo casi la mitad de la ciudad en muy poco tiempo.

Llegó al muelle, el cual estaba con bastante movimiento. Se distrajo un poco al quedarse mirando las embarcaciones en su incesante ir y venir. "Si las sigo mirándo me voy a marear...." se dijo a si mismo sacudiéndo la cabeza. Pero cuando miró hacia un lado alguien le llamó la atención, era un sujeto de cabello largo, delgado, que vestía traje y cuando este volteó....llevaba gafas. "Será él...?" Se acercó con cuidado a ese sujeto mirándole directamente a sus ojos marrones, casi tan marrones como los propios.

-Buenas tardes señor...- Le saludó con una débil sonrisa caminando hacia la banca que le había indicado, pero en ningún momento dejar de mirarle.- Para que me buscaba?...se me hace familiar...nos conocemos?

Había que reconocer una cosa, cuando Kudo se sentía nervioso iba directo al grano. Y esta vez fue tan directamente que el gatito pudo ver como el rostro del mayor se contraía levemente como si algo le doliera.

Kudo habia llamado en para avisar que llegaria tarde mas la conversacion no lo habia dejado del todo tranquilo, al contrario, no habia pasado ni un minuto y Jahi ya estaba dando vueltas por el departamente, a los 2 minutos ya habia tomado la resolucion de vigilar aquel encuentro que tendria, a los 3 ya estaba buscando el arma que tenia para proteccion, a los 5 salia del departamento en direccion al lugar de encuentro.

¿Quien seria el de la carta?¿Un admirador?¿acaso un secuestrador o algun pervertido loco? Jahi miraba atentamente a Kudo mientras esperaba desde una distancia desde la cual esperaba que el neko no lo viera, si pasaba algo sospechoso intervendia y si ese sujeto quien quiera que fuese osaba siquiera tratar de lastimar a su neko dispararia sin dudar,

Observo que el neko se acerco a alguien que se le hizo conocido aunque no podia recordar de donde asi que simplemente se quedo a la espectativa de la respuesta que esta persona le daria al neko.

No sabía la razón del poruqe no podía apartar sus ojos de él, no era que le gustara, eso era imposible....Kudo sólo tenía ojos para Jahi, pero este sujeto penía un "algo" que le llamaba poderosamente la atención, pero no podía identificar que era.

Alzó las orejas al escuchar que si le conocía, pero por más que trataba de recordar no logró más que un dolor de cabeza.

-Seguro....pues no puedo recordarlo.- Comentó moviéndo su cola algo frustrado mirándole algo sorprendido cuando le tomó la mano.-........................
Pero se puso serio al escuchar lo último retirándo su mano de inmediato. Pero el neko era demaciado amable como para irse dejando a ese pobre hombre tan afligido.

-Eso quiere decir que me conoce desde que nací?.- Le miró curioso acercándose un poco al mayor.

Aquel abrazo le hizo sentir una extraña calidez que le hizo recordar los días en que creía que era libre y jugaba con sus padres de los cuales no recordaba sus caras, pero ese abrazo era como el de.....

No pudo articular palabra alguna como tampoco podía creer lo que escuchaba. Tampoco se dio cuenta de las lagrimas que comenzaban a caer por sus mejillas ante ese susurro y lo que significaba para él. Le miró sin saber si abrazarle o golpearle, sólo apretó sus puños.

-...Porque?....- Murmuró mirándo a Eoria con rabia y pena.- ....porque lo hiciste!?.- Exclamó derramándo nuevas lágrimas, pero abrazándose a él con fuerza golpeándole en la espalda con desesperación.