Llevame contigo

Las sabanas blancas consistían en la mayor decoración de su vitrina, 2 pilares claros como si estuvieran hechos de mármol con ciertos tonos dorados en su estructura, se veían enredados por las rosas blancas que también estaban extendidas a su alrededor. El debía permanecer sentado en un pequeño pilar justo en medio de todo; con su torso desnudo y un pantalón negro que iba desabrochado para darle un toque sensual al esclavo. Le habían dado una enorme y hermosa rosa roja, que por su color vivo resaltaba entre tanta blancura. En sus alas se enredaba un listón delgado que terminaba atándolo con un moño, eso en verdad le molestaba mucho, sus pequeñas alas eran muy sensibles al tacto.

Con frecuencia apegaba la rosa en su nariz para inhalar su exquisito aroma; aunque estaba cansado por no tener un respaldo en el cual recargarse e incomodo por sus adornos, trataba de verse lo mejor posible, esperaba con ansias a que alguien se fijara en él, y solo por eso permanecía erguido oliendo su hermosa rosa roja.

Su anterior intento de buscar en Hanori habia sido inutil y a la vez riesgoso, asi que decidio volver al metodo comun y legal, a pesar de que ese metodo no habia tenido resultado hasta aquel momento pero quizas ese podria ser su dia de suerte, quizas ese seria el dia en que encontraria las respuestas que habia buscado desde que llego a Zados.

Solo tenia que llegar a la oficina pasando por aquel pasillo de escaparates sin mirar, si miraba se sentiria tentado a comprar, no podria mirar un ser hermoso en aquel lugar y dejarlo alli, su naturaleza bondadosa no se lo permitia, asi que debia pasar sin mirar. Paso con dificultad el pasillo desviando la miradas de todos aquellos seres que estaban alli a pesar de que añoraban la libertad hasta llegar a lo que calculo seria el final del pasillo, soltando un suspiro y mirando al frente al creer completado su cometido pero en vez de ver una puerta como esperaba se cruzo con el brillo de unos hermosos ojos azules.

- lindo...- salio de sus labios como de forma refleja al ver su belleza.

Sus ojos azules se desviaron al cristal apenas detecto una silueta parada frente a él. Muchos otros lo habían admirado antes, pero solo había quedado en eso, sin embargo, en muchas de sus lecciones, algo que siempre había sido principal era el mostrarse ansioso e interesado en quien se acercaba a observarles, una “manera inteligente de venderse”.

Se quedo unos segundos admirando a esa persona, después, con mucho cuidado para no pisar las rosas o alguna de sus espinas, bajo de pilar, caminado por entre las suaves sabanas hasta quedar frente a su posible amo. Hizo una reverencia y se dispuso a presentarse algo nervioso.

- Mi nombre es Tsumi señor, es un placer conocerle.

Con las mejillas enrojecidas y una sonrisa alegre le saludo.

Sonrio ligeramente al ver la cercania del chico, "en realidad es hermoso" fueron las palabras que pasaron por su mente al mirandolo fijamente con una expresion serena antes de dirigirle la palabra al chico.

- me llamo Arthur...-respondio todavia encandilado con la belleza del joven no pudiendo separar facilmente sus ojos de los del ojiazul, sintiendo un ligero sentimiento de tristesa en su corazon.

- ¿te sientes solo? - pregunto sin razon aparente aun mirandolo a travez de aquel vidrio como atribuyendo a la soledad la razon de aquella tristeza.

Le pareció extraño que un ser libre mostrara interés en lo que él pudiera llegar a sentir.

- Señor Arthur, es muy amable de su parte en preguntármelo, pero no debe preocuparse por mí, soy solo un esclavo.

Sonrió resignadamente al decir lo último, pero era obvio que en esa sonrisa solo había tristeza, una tristeza que intentaba reprimir con todas sus fuerzas, pero al parecer era inútil.

Sin planearlo se quedo mirando el físico del muchacho, hasta llegar a sus ojos color violeta que llamaron su atención, y sin quererlo provocaron nuevamente el sonrojo en sus mejillas, no podía ser, era esa horrible droga que le habían administrado la que le provocaba esas vergonzosas sensaciones, si había algo malo era el no poder controlar su propio cuerpo, pero siendo un esclavo eso no era nada extraño.

Puso las manos sobre sus mejillas ardientes en busca de un poco de alivio.

Sonrio ante la respuesta del chico, al parecer esa respuesta era de aquellas que le enseñaban en Hanori a los esclavos, una respuesta para satisfacer a la mayoria de amo mas no a el.
- no me llames Señor, me haces sentir viejo- rio un poco porque al le parecio que chico estaba algo nervioso por alguna razon.

- me gustaria que vinieras conmigo...pero solo si vas a tratar de decirme lo que sientes...siempre...- sonreia mientras hablaba y esperaba la respuesta del pequeño mirandole profundamente como mostrandole la soledad de su propia alma al hacerlo mientras esperaba la respuesta con ansiedad, era un esclavo y sabia que podia haberlo comprado sin preguntarle nada pero queria dejarle esa decision a el por alguna razon que no entendia bien.

- Si usted se convierte en mi amo señ…

Dudo en continuar, ya se le havia dicho que no debía llamarlo señor.

- Arthur.

Reafirmo.

- Yo hare lo que más le plazca con todo placer y en todos los sentidos.

Dijo esto inclinando la cabeza en señal de sumisión, no era una frase simplemente aprendida, era la verdad. Como siempre mostrándose sumiso y frágil, en las manos equivocadas Tsumi podría llegar a ser muy infeliz, ya que él jamás se atrevería a negarse ante alguna petición de su amo.

Algo temeroso y sin levantar la mirada del suelo, se atrevió a preguntar.

- Arthur… yo ¿Soy de su agrado?

Debía serlo, desde que llego a Hanori eso se había convertido en su única razón de existir, el poder agradarle al amo era todo un logro para cualquier esclavo.

- placer...- sus labios repitieron casi instintivamente mirando atentamente por unos segundos el cuerpo del chico pero luego desviando la mirada casi como si hubiese hecho algo indebido.

- eres lindo- respondio con ello a la pregunta hecha por el chico con una voz suave y mirandole a los ojos.

- nadie queria a su lado a alguien que le desagrade- complemento su respuesta haciendole una ligera señal al encargado dandole su tarjeta para hacer ejectiva la compra.

- Tsumi, vendras conmigo- le dijo indicandole al encargado que abriera aquella jaula de cristal que lo separaba del chico y luego recibio su tarjeta la guardo.

Miro con atención los movimientos que se hacían fuera de su vitrina, aunque no entendía todo aquello, sino hasta que artur pronuncio aquellas palabras que inundaron sus oídos.

- Mi amo, le prometo siempre ser obediente y nunca defraudarlo.

Dubitativo de lo que debía hacer, se arrojo a los brazos de Arthur esperando que esa muestra de afecto lo llegara a complacer. Aspiro profundamente el perfume en la ropa de su amo, olía suave pero agradable, como sus rosas. Deshizo el abrazo con cuidado, no quería ofender a su nuevo amo, solo se paro tímidamente frente a él y con un sonrojo notorio en sus mejillas le entrego la rosa roja que había estado admirando dentro de su escaparate.

- Es un regalo para mi amo, espero le agrade.

La bella rosa se inclinaba frente a él, sostenida por las frágiles manos de Tsumi, quien esperaba su aprobación algo nervioso.

Lo sostuvo con cuidado entre sus brazos cuando sintio el abrazo, sonriendo ligeramente hacia mucho que no era abrazado y aquel abrazo lo hizo sentir de alguna forma bien.

- gracias...- recibio la rosa y la miro con una gran sonrisa, mirandola con cuidado y sosteniendola como si un tesoro se tratara.

- la guardare muy bien- dijo sosteniendo con cuidado aquel regalo que si bien no era caro era especial para el.

- ahora debemos y a casa- se saco el abrigo y la puso el pequeño con cuidado para tapar su cuerpo semidesnudo.

- pontelo no me gustaria que pescaras un resfriado - cogio su mano de forma cuidadosa para dirigirse a lo que seria su nuevo hogar.
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