Zados: La Isla del Pecado
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 Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon)

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Alexander
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Alexander


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MensajeTema: Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon)   Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon) I_icon_minitimeDom Mayo 10, 2009 1:45 pm

((Viene de aquí))

Demian temblaba, lograba sentirlo, lograba percibir cada uno de los leves y esporádicos espasmos que convulsionaban el cuerpo del profesor de literatura y cada uno de esos movimientos, sutiles e inconscientes, ayudaban a acrecentar el grado de tensión y ansiedad que marcaba en su pecho, el calor haciéndose más pesado, presente ahora en todo su cuerpo, pidiendo ser liberado en el cuerpo del otro. Quería quemarle, hacerle caer en el mismo delicioso infierno en que se encontraba sumergido y que Demian también sintiera sus pulmones colapsar y su corazón estallar dentro de su pecho. Oh, eso era, quería hacerle sentir de tantas maneras, llevarle a aquel cielo no pacífico, revolcarle en la lava quemante del infierno, hacerle perderle en el espacio indefinido del limbo de las sensaciones y en el clímax hacerle gritar su nombre, hacerle perder la cabeza por completo y que, aunque fuese sólo temporalmente, que Demian fuese incapaz de pensar en algo que no fuera él y su cuerpo, él y sus labios, él y el placer infinito prodigado.

Las palabras y reclamos que escuchaba que salían de los labios de Demian no parecían, a sus oídos, ser verdaderas. Aquello no podía ser cierto y en realidad era todo parte del juego que jugaban, parte de los roles que les correspondían. A Demian tocaba hacerse el difícil, a él le tocaba el insistir hasta hacerlo derretirse y cambiar las negaciones por súplicas y los intentos de empujones y patadas por brazos rodeando su cuello y piernas atrapando sus caderas. Sonrió, divertido, sin dejar en ningún momento su labor, sin dudar en ningún momento de sus conclusiones. No deseaba, cierto era, que la relación quedara sólo en eso. No deseaba poseer sólo su cuerpo. El deseo de posesión llegaba más allá. Demian sería suyo, mente, cuerpo y también el corazón. Y por alguna de las partes debía comenzar.

¿Eso había sido un gemido de placer? "Comienzas a ceder", pensó, clamando victoria en su mente, sabiendo que faltaba poco para tener la rendición del otro, seguro de que pronto comenzaría a cooperar, a mostrarse más dócil, a ser un buen pasivo. Aunque... No. No imaginaba a Demian siendo como los otros, no podía imaginar en él comportamientos propios de aquellos infantiles e inocentes jovencillos que solían ser usados de esclavos en todos los ámbitos. Y no quería verlo así, tampoco. Demian era diferente y lo que le atraía de él era algo que ningún otro poseía. Algo que sería sólo suyo y que sólo él vería.

Repentinamente, se vio alejado del otro. ¿Qué había pasado? Recreó rápidamente en su mente la situación anterior, la actual y llegó a la conclusión de que Demian había cerrado las piernas, forcejeado y logrado darse vuelta, caer y así obstruir el trabajo de él. Alexander frunció el ceño. ¿Acaso el profesor le había cortado el rollo? Eso parecía, eso indicaba todo. Y justo en el momento en que pensaba que comenzaba a ceder.

- Shhh... - Susurró, acercándose, colocando ambas manos sobre la pierna del otro, al que le mantenía alejado y apartándola un poco, buscando cómo poder acercarse más y a la vez evitar que fuese a patearle, cosa de la que creía a Demian bastante capaz.- ¿Por qué has hecho eso? ¿No lo estaba disfrutando?

Aprovechó que el otro aún no había podido desatar sus brazos y con fuerza, tomó ambas piernas del profesor, separándolas y sujetándolas en sus rodillas, tratando de inmovilizarle, colocándose entre éstas con la rapidez que su estado de ebriedad le permitía y logró acercarse un poco más, lo suficiente para inclinarse y besar el cuello blanco de Demian.

- ¿Me dirás que no lo estabas disfrutando? ¿Piensas decirme que no lo deseas? - Murmuró contra su cuello, mordiendo ligeramente, lamiendo después, cerrando los ojos y embargándose de aquel ahora que desprendía el literato. Río, sofocando al risa contra la piel y manteniendo la sonrisa.- Tu cuerpo me dice otra cosa. Se te ha puesto dura...

Soltó en tono cantarín, ligeramente infantil, al tiempo en que soltaba una de las rodillas del otro y llevaba esa mano a tocar el miembro despierto de Demian, rozándolo con los dedos y divirtiéndose al presionar con el pulgar en la punta, masajeando en pequeños círculos. Demian podía negarse lo que quisiera, gritarle hasta de qué iba a morir, pero Alexander estaba seguro de que, al final de la noche, lo único que saldría de esos labios serían gemido de placer y súplicas obligadas en busca de más.
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Demian
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MensajeTema: Re: Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon)   Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon) I_icon_minitimeLun Mayo 11, 2009 10:50 pm

Seguía sin saber, no se daba cuenta o es que simplemente Alexander ocultaba muy bien lo que deseaba hacer precisamente en aquellos momentos, pero Demian no entendía nada, no sabía ya como reaccionaría el profesor, porqué para Demian , Alexander ahora era simplemente alguien que aprovecho la situación y que buscaría la forma de hacerla valer cuanto fuera necesario, entendía hasta cierto punto, podía tal vez darse una idea de que la ebriedad le llevara a aquel comportamiento, pero porque se aferraba?, porque después de que Demian se negara tanto el otro insistia en seguir, insistia en llevarle a conocer una sensación que Demian jamás deseo, nunca en su vida, que era lo que pensaba Alexander???... cuál era el fin de aquel comportamiento tan poco civilizado, tan... absurdo.

La insistencia a veces era algo bueno pero en esta ocasión excedia en ridiculez. Demian no era de las personas pacientes y muy probablemente a causa de aquello Alexander pasara a la historia en un santiamen, a lo que la vida de Demian se refería al menos, porqué no?, alguien que le forzaba a hacer algo que siempre evitó, no podía pensar otra cosa que no fuera en deshacerse por siempre de aquella persona. Y aun en ese momento se seguía preguntando, qué pasaba por la mente de Alexander para hacer tales acciones, para cometer tal acto contra su persona. Pero parecía que no había una respuesta, al menos y por el momento, una que le asegurara al cien por ciento, o una que al menos valiera como excusa.

Después el propio gemido que ciertamente, despertó más el interes de aquel profesor espontaneo y obviamente, la preocupación del literato. Tenía que hacer algo de forma urgente sin lugar a dudas y asi fue como lo hizo, su pie servía como una barrera de forma momentanea. Sabía que con eso sacaría de sus pensamientos a Alexander sobre lo que estaba haciendo. Al menos estaba seguro de que tendría algo de tiempo en lo que Alexander volviera a actuar... pero ... no pensó que realmente lo haría tan pronto. Le observó acercarse, le sintió al apartar la pierna y muy claramente, evitaba con todo lo que podía el que fuera a patearle, y lo hubiese hecho si Alexander no se hubiese movido tan cerca suyo.

.- Vez en mi rostro que lo este disfrutando, Alexander??!... de una buena vez... largate Alexander... profesor...

Susurró con seriedad, buscando desatar con mayor facilidad las amarras en sus muñecas, logrando aflojarlas, pero demasiado tarde pues para cuando ya lo había hecho Alexander separó sus piernas, ahora tenerle entre ellas no era nada bueno, por dios que mataría a aquel hombre si se atrevía a hacer algo más. Lo juraba completamente. Y sin embargo, no podía evitar cierto sentimiento de terror, su cuerpo temblaba ligeramente, le asustaba de hecho la idea de que aquello realmente sucediera, que sus intentos de convencer a aquel hombre fallaran. Cerró sus ojos al sentir sus labios en la piel de su cuello, mordiendose el labio, Alexander no le escuchaba, así no, el alcohol parecía tenerle demasiado atrás... Demian de alguna forma, no caía completamente en aquella trampa alcoholizada.

.- Ya no sé que decirle... profesor... cualquier cosa que diga o haga... terminará de la misma forma, usted no me está escuchándo... nghh...

Un jadeo con un semblante adolorido al sentir aquella mordida en la piel sensible de su cuello, una vez más, parecía que aquella zona le agradaba demasiado al otro profesor, bastante a decir verdad. Pero al momento de escuchar eso último, es maldita insistencia en hacerle ver como alguien que deseara de aquel contacto, le cabreaba a sobremanera. Demasiado.

.- Alejate de una buena vez!... si sigues con estó Alexander ya no serán más palabras!... realmente te vas a morir...

Al momento de amenazarlo el otro maestro realiza su movimiento, haciendo que el cuerpo de Demian reaccionara al instante con un temblor entero, pegandose completamente a la cama, arqueandose suavemente su espalda, jamás le habían tocado de esa forma, nunca se habían acercado siquiera lo suficiente para conocerle y parecía ser que esta vez quien buscaba hacerlo, no lo haría precisamente de la forma apropiada. Y se notaba al hecho de mirar como aquel pulgar se daba el lujo de recorrer de aquella forma su virilidad, haciendo, vergonzosamente, emitir varios sonidos, algunos ahogados, otros apenas audibles, pocos se escapaban realmente, pero era un hecho que esos sonidos existían, cómo el sonrojo que por el momento decoraba su rostro, cómo la mayor porción de su blanco cuerpo.

.- Alex...Alexander... de....deten....

Ya ni podía hablar fluidamente.
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Alexander
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MensajeTema: Re: Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon)   Encuentro de maestros [2] (Privado)(Lemon) I_icon_minitimeJue Mayo 21, 2009 1:07 pm

En un destello efímero de lucidez, sintió arrepentimiento. Una punzada dolora, pero nimia, en su pecho y la comprensión pasó por su mente como un chispazo, como una estrella fugaz que sin embrago pronto se desvaneció. Cierto era que ansiaba mucho más de lo que parecía poder obtener. No era sólo un cuerpo el que quería poseer, quería llegar más profundo, dentro de su alma y de su corazón, en el centro mismo de sus sentimientos. Para tenerle en sus manos y tenerse en las de él. Y sin embargo, no sabía cómo hacerlo. Nunca antes había sentido la necesidad de hacer algo como lo que hacía ni la desesperación -y el alcohol- habían nublado su razón hasta ese punto. Era como un niño inseguro que rompe el juguete tratando de arreglar; sólo que las acciones que ejecutaba no eran juegos de niños ni Demian un juguete que debiese romper.

La pregunta del otro, ya tan cerca de su cuerpo nuevamente, le provocó una sonrisa, un tanto pequeña, pero presente y divertida; regresándole a la realidad y al instante en que se encontraban, alejando ya por completo cualquier razonamiento coherente, aunque un poco de arrepentimiento se había asentado en el fondo de sus emociones. ¿No podía darse cuenta Demian de ese rostro que ponía en ese momento? El destello en sus ojos, la rabia acumulada, su cuerpo comenzando a moldearse por las anteriores caricias, a despertar de su letargo. Era una imagen llena de sensualidad. "Tal vez, un espejo..." Pensó Alexander, sin abandonar la sonrisa, llevando una de sus manos al rostro del otro. Contrariamente a las acciones anteriores, rozó con delicadeza la mejilla del profesor, con los dedos acariciando, bajando hasta sus labios y delineándolos con el pulgar. ¿No podía acaso Demian sentirlo? "Lo hago para ti" Era la idea principal, la motivación y su razonamiento. Y estuvo tentado a besarle, con fiereza, mordiéndole los labios y queriendo derretirlo con su boca. Pero no lo hizo.

- Tu cuerpo me dice que sí.- No estaba siendo ya burlón, su tono ligeramente más serio. La mano con la que apartaba la pierna no necesitaba estar ahí ya, así que la usó para subir por sus muslos y acariciar, hasta llegar a su entrepierna y presionar, rozando casi por accidente antes de volver a masturbarle, lento. - ¿De verdad quieres que me vaya? ¿Que te deje ahora?

Apartó la mano de su rostro y se dedicó a saborear su cuello húmedo de sudor frío, de aquella esencia varonil que despedía y lo besó y mordió varias veces. Escuchó la voz del profesor como si estuviese muy lejos, palabras difusas y distorsionadas perdidas en la niebla de su conciencia alterada. No, no le estaba escuchando en realidad, sólo oía, como murmullo y se dejaba arrullar por el timbre de su voz, dejándose estremecer por los sonidos que lograba hacerle sonar. Como un instrumento magnífico de música etérea. Demian era como un instrumento y Alexander estaba aprendiendo a tocarlo, con presteza y habilidad, para arrancarle la música compuesta de jadeos y gemidos. Ahogó una pequeña risita en el fondo de su garganta al notar como al otro se le cortaba la voz, cómo se le dificultaba el mantener la firmeza en sus palabras que trataban de alejarle.

Con muchas personas Alexander se había costado antes, antiguos novios que resultaban ser sólo un montón de idiotas estiraos y cretinos creídos que no tenían nada dentro. Se había acostado con prostitutos de vez en cuando, un polvo rápido sólo para aplacar la necesidad. Pero Demian era distinto. Cerró los ojos un momento y pensó que Demian era diferente. No deseaba sólo follar, tener sexo y ya. Quería despertar a su lado y llevarle desayuno a la cama, pese a que Demian seguro eso no le parecería ni divertido ni romántico. Pero sería tan lindo. ¿No estaba arruinando aquella ilusión al obligar a Demian? Obligarle... eso era lo que estaba haciendo y al llegar nuevamente a esa conclusión quiso parar, pero su cuerpo no le respondió. Hundido en la acción, ebrio de alcohol y placer...

- No puedo... - Susurro, contra la piel desnuda del otro, habiendo escuchado apenas sus resuellos y peticiones, rescatándolas del fondo de su conciencia y percepción.- No puedo detenerme ahora, Demian.

¿Cómo darle a entender todo ello? La corriente de pensamientos que lo atravesaban, informes y raídos, extraños y apenas nacientes, que se desvanecían a veces sin tomar forma concreta. ¿Cómo expresar que lo que deseaba era eso y más? ¿Que lo que sentía estaba en su pecho, en su cuerpo entero, hasta en la punta de sus cabellos y en el filo de sus uñas, en el iris de sus ojos? No había manera. Esperaba que entendiese, aunque eso sería un milagro, si él mismo era incapaz de comprenderse.
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