{ La huida. } [Richard]

Después de todo aquel follón no pudo evitar salir de allí, salir de aquella casa, tenía miedo… Miedo de volverle haber… De volver a sentir algo igual…
Ahora…. Ya no era un ser puro…

Entre sus brazos solo tenía un peluche de un conejito blanco, cual lo mantenía entre sus frágiles brazos, apretando con debilidad al pequeño peluche, escondiendo su rostro en él.
¿Y ahora… Qué haría, donde podría ir?

Qué más daba… Lo único que hacía era caminar sin rumbo fijo, solo seguía el paso de sus piernas a donde ellas le lleve.
Ahora… No tenía ningún hogar en donde regresar…

Hacía frio… Y no tenía mucha cosa para protegerse….
Resopló y alzó un poco la mirada, para poder visualizar por donde se encontraba, y al darse cuenta observó su alrededor con sus luceros humedecido e entrecerrados, se podría decir que idos.

Parpadeó, parecía ser que se encontraba en el parque… Sin llegar a importarle prosiguió con su rumbo, ¿Dónde llegaría? Ni lo sabía, solo prosiguió el camino….
Iba arrastrando los pies, como si estuviera cansado de tanto caminar…. Y así era… Había caminado todo el rato, no se había parado en nada ni por nadie…

Y sin llegar a saber por dónde caminaba llegó a tropezarse con una piedra del camino, haciendo que se cayera al suelo boca abajo.
Dolorido se levantó permaneciendo sentado de rodillas mientras que volvía a coger su peluche, y limpiarlo.

Ahora le dolían las rodillas por la caída… Se levantó, como si nada hubiera pasado, la verdad es que aquello de la noche le había afectado… Confiaba en él… Confiaba hasta que…. En aquella noche perdió total confianza… Toda la fe que demostraba hacía él, todo había desaparecido….

Decidió de irse a sentar, así que escogió cierto lugar en donde la gente no pasaba, un lugar tranquilo para poder estar solo….
Al llegar se sentó debajo de un árbol, en donde allí se encogió sobre sí mismo, colocando sus rodillas flexionadas, abrazando a su conejito.

Unas nubes negras se formaron, amenazando a todos por sus tormentas, hasta que finalmente, la tormenta se desgarró, dejando caer una excesiva cantidad de agua.

Al estar debajo del árbol no llegaba a mojarle mucho, pero sí que llegaba a rozarle las gotas de agua, hasta el árbol en donde se encontraba llegó a estar mojado del otro, en donde el agua empezó a caer encima de él.
Cosa que llegó a encogerse más, abrazándose más a su peluche, las heridas de las rodillas sangraban cosa que con el agua se hacía una extraña mezcla.

Había salido de la casa rumbo a su trabajo y había dejado, según Richard, a Carlise descansando en su recamara. La noche anterior había sido un placer para el peliverde pero para la mente, cuerpo y alma del pequeño Carlise había sido un tormento... un tormento que no se esperaba de aquel joven de cabellos verdes.

El trabajo había estado muy ligero y por eso había regresado temprano a su hogar.

Entro en la casa y observo que las cosas seguían de la misma manera de como las había dejado, suspiro al observar eso... lo cual dedujo que el chico no se había levantado en toda la mañana y parte de la tarde.

Subió a la segunda planta parándose en la puerta del chico, la observo por unos momentos y después prosiguió a entrar a su recamara.

Había estado meditando en como iba a decirle las cosas y como pensaba reaccionar, en realidad que el chico no lo había encontrado de la mejor manera... había pasado lo que tanto temía... había tomado a la fuerza de aquel chico... mas que el pequeño era virgen... era lo que mas le preocupaba... además de dejarle algún trauma... no sabría como actuar con él... no sabría como verlo... preferiría que lo mataran a volverle hacer daño a aquel chico.

Se dejo caer sobre la cama y se acomodo... mirando el mueble que tenia enfrente... donde había colocado una foto de los cuatro... ahora hacia falta uno... ahora se sentía mas repugnante y sucio que antes... por un momento sus ojos se llenaron de lagrimas pero mejor decidió irle hablar. Se levanto y dirigió a la pieza del mejor.

"Carlise..." susurro, cuando llego a esta, sin atreverse a entrar a aquel lugar tan privado para el pelivioleta.

"Carlise..." volvió a llamar... pero no tuvo respuesta, estaba preocupándose mas al no recibir alguna señal. Volvió a llamar unas cuantas veces más pero nada... ni una simple respuesta de rechazo... Tomo la perilla y abrió la puerta... entrando aquella recamara y sorprendiéndose de lo que sus ojos observaban...

Desde que se marchó de la casa de Richard había estado todo el día bajo aquel árbol, situado en el parque, encogido y a la vez abrazado a su “fiel” peluche.

Mientras, innumerables sollozos salían de sus labios, tenía miedo, frió, estaba empapado por la lluvia….
Parecía ser que el día no iba a su favor, algo deprimente…
Siguió bajo la lluvia, total, que más da ya…

Su cuerpo temblaba por causa del frío, sintiendo como las gotas de agua recorrían su cabello hasta llegar a caer sobre su rostro, en donde se deslizaban con suavidad por sus mejillas hasta desaparecer…

¿Pero que había pasado, en serio que Richard hizo algo igual o tan solo era un sueño…? No lo sabía, pero parecía ser que solo deseaba que fuera un sueño, que en realidad nada de esto había pasado… Nada…

Entonces… Si todo era un sueño… ¿Qué pasaría con Richard?...
Aun así estaba confuso, ni quería creer que había pasado de verdad… Alzó un poco su rostro, con sus luceros humedecidos, dirigiéndolos hacía sus muñecas, en donde observó la marca del amarre.

No había sido un sueño, si no…. Una pesadilla…

Sus ojos no podían creer que es lo que estaba mirando, el cuarto se encontraba vacío, el armario donde estaba la ropa del chico estaba desordenado y luego el peluche favorito de aquel pequeño no se encontraba donde siempre lo había mantenido.

Sintió que su corazón se destrozaba cuando observo aquel cuarto vacío, vacío por segunda vez. Su mundo de cristal que ya se encontraba cuarteada se quebró más, parecía que aquel hombre perdería el control de si mismo, estaba a punto de derramar lágrimas pero mejor llamo a Ezequiel.

"Ezequiel..." susurro, su voz sonaba quebrada y con las lagrimas soportándolas.

Nuevamente se encontraba en aquella situación, necesitaba de aquella persona que mas lo había apoyado, no sabia que hacer, esperar o comenzar a buscarlo con desesperación; el control sobre el comenzaba nuevamente a desbordarse y perderlo.

Después del trabajo y antes de llegar a casa, paso por un poco de café al centro; amaba el sabor amargo y sobre todo el olor que despedía aquella sustancia tan oscura.

Iba caminando tranquilamente rumbo a su hogar cuando el celular comenzó a sonar, sabia perfectamente de quien se trataba, suspiro y tomo el celular, contesto y al otro lado de la línea era su amigo, su voz sonaba preocupante y a punto de derrumbarse.

"Richard... ¿que es lo que te pasa?" pregunto preocupado, al instante en que escucho la voz de su amigo se paro, comenzando a caminar, contrario a su casa, para ir directo donde se encontraba Richard.

"mira no me digas las cosa por teléfono... voy a donde estas tu... solamente dime donde te encuentras ¿si?..." caminaba tranquilamente, esperando la respuesta de su amigo, pero inesperadamente una lluvia comenzó a caer sobre la ciudad, eso dificultaba que tomara un taxi lo mas rápido posible.

La lluvia seguía su curso, sin importarle lo que sucedía debajo de ella.
Mientras…. Por el parque aun seguía él, encogido sobre sí mismo a la vez que temblaba sin cesar, aferrado como podía a su peluche, en busca de calor.
Pero no funcionaba, las gotas de agua fueron resbalando por su rostro, cabello…

¿Qué haría ahora, dónde ir? Bueno… Ya qué más daba las cosas… Todo… Ya no importaba….
Es más, su cabeza empezaba a darle vueltas. Cerró sus luceros, quizá así el mareo se pasara… Pero al poco rato se dejó caer a un lado, llenándose de tierra, pero… Ya ni se movía, se quedó allí, tirado en el suelo con sus luceros cerrados.
Ya sin agarrar con tanta fuerza al pequeño conejito, dejando sus manos “muertas” inmovilizadas, al igual que su cuerpo.

"Me encuentro mi casa... te espero" susurro cortando la llamada y caminando a la cama de Carlise, no sabia que hacer era todo tan confuso que su mente no carburaba nada de lo miraba y mucho menos de lo que estaba sintiendo, se sentía patético, estupido y el hombre mas horrible del mundo, no sabia que hacer, solamente se sentó en aquella cama tomando la almohada del pequeño y oliendo el aroma de de aquella persona.

"yo... en realidad lo siento" se dijo a si mismo, abrazando cada vez mas fuerte aquella almohada.

"Fui un estupido lo siento en realidad" susurra para si mismo y lo único que se ocurrió fue tomar nuevamente su celular y proseguir a marcar al hospital, pero tampoco hubo respuesta alguna, le decían que no y eso le estaba preocupando mas de lo que ya estaba, solamente deseaba que estuviera bien y que todo esto pasara lo mas rápido posible.

"Voy para halla en este momento" dijo cubriéndose de la lluvia debajo de un techo que se encontraba cerca, del otro lado de la línea ya había colgado, suspiro y decidió mejor correr para lograr encontrar un lugar donde pudiera conseguir transporte.

Aquel tono de voz no se lo había escuchado desde hace mucho tiempo, en aquel día donde había discutido con su abuelo y había pasado lo que había pasado, lo único que deseaba era que Richard se encontrara bien y que nada malo hubiera pasado a ninguno de los dos.

"Que coraje!!!" dijo cuando ya se encontraba empapado y no era recogido por ningún taxista.

Mientras…. La lluvia hacía de las suyas, empapándolo todo, a la vez que el cuerpo del menor, cosa que ya hacía tendido en el suelo durante unos minutos, cual no se había movido ni un centímetro de este.

¿Qué diantres le estaba pasando? … Solo sabía que no podía abrir sus ojos, como si sus parpados fueran lo más pesado de todo, al igual que su cuerpo, todo llegó a pesarle, pero… Por su mente llegó a pasar… ¿Richard?... ¿Por qué…. Por qué él…? Era algo inexplicable….

Mientras… La lluvia iba aflojando… Parecía ser que la tormenta se iba alejando, dejando a su paso una suave lluvia, más un viento helado que zarandeaba todo lo que se encontraba por su camino…

Sentía que su mundo se caía, que ahora si había metido la pata hasta el fondo, podía decir muchas metáforas sobre eso pero nada le regresaba a Carlise y eso es lo que mas le podía.

Prosiguió hablando a los hospitales y estaciones de policía pero nadie le daba razón del paradero del chico, además le decían que en 72 hora lo diera por desaparecido, no podía esperar tanto que tal y ya le había pasado algo... no era mejor no pensar en eso... pero de un momento a otro se percato de la lluvia, eso le preocupo mas de lo que ya estaba... no podía dejar al pequeño ahí afuera sufriendo por la lluvia...

Su mente daba vuelta, no sabría que hacer... todo tan confuso tan complicado que no sabia que hacer... podía hacer muchas cosas pero ese era uno de sus problemas... no sabia que hacer en un caso como este...

Después de varios, muchos minutos logro que un taxista lo recogiera, el trafico era insoportable y el tiempo recorría muy rápido, sentía que si no llegaba rápido Richard no iba a estar en buenas condiciones.

A varios minutos de estar en el automóvil llego a la casa pagando y corriendo hasta entrar a la casa.

"¡¿RICHARD?!" grito mirando el desorden que había y subió al segundo piso buscándolo hasta que lo encontró, ahí sentado con la mirada perdida y el teléfono en la mano, observo el lugar y miro todo el desorden, se preocupo y se acerco sentándose en la cama a un lado de Richard.

"Richard, ¿que es lo que ha pasado?" pregunto tomando el celular de la mano del mayor cerrándolo y colgándolo, esperando la respuesta del peliverde.