Una tarde libre (lemon-privado)

Mientras Tetsu iba a abrirle la puerta Jun sonreía de nuevo y con la misma sonrisa bajó del auto. Entraron a la casa dejando que la servidumbre de verdad (la cual no constaba de ningún esclavo) estacionara el vehículo apropiadamente. Lo primero que recibía al visitante de la mansión era un jardín de estilo árabe amplísimo, lleno de recovecos, flores, plantas ornamentales enormes y una pileta algo pasada de moda pero imponente, que marcaba el centro de ese laberinto.

Jun empezó a caminar con algo de pesadez cuando oyó las palabras de Tetsu. Aún ahora, después de varios años, se sentía avergonzado de que el esclavo fuera tan directo para esas cosas, y es que trataba de engañarse a sí mismo dicéndose que cada vez que lo había hecho no era porque Jun lo deseaba, sino porque el otro lo hacía...o que pasaba algo inesperado que no le dejaba otra opción. Cualquier cosa con tal de no reconocer que cuando llegaba a casa luego del trabajo, nada le hacía más feliz que acostarse con el esclavo.

-Subamos...- dijo algo secamente, mientras pasaba de largo el hermoso jardín y entraba a un recibidor de dimensiones enormemente ridículas, para subir con paciencia hasta su habitación, al fondo del segundo piso...había que llevar provisiones para llegar a ese cuarto.

Luego de que él y Tetsu entraron el último cerró la puerta y Jun se sentó en la cama, quitándose el saco al fin y los lentes también; luego abrió la mesa de noche y sacó la cajita de pastillas que usaba para cuidarse. Sólo era necesario tomar una antes de acostarse con alguien y asunto resuelto.

La casa estaba como siempre, con muchos sirvientes que los recibían muy bien, ahí nadie trataba a Tetsu como un esclavo, el que se atreviera seguramente iba a tener una muerte lenta y dolorosa. Su dueño le dijo que quería subir, eso eliminaba la fantasía del chico de hacerlo en el jardín, pero la cama tampoco era mala idea.

Cogió el saco y lo dobló con cuidado para ponerlo en su lugar, después hizo lo mismo con los lentes; su mirada se dirigió hacia la cajita de pastillas, pensaba que se había rehecho de todas, ¿cómo era que Jun tenía aún una ahí? de todas maneras disimuló la sorpresa con una sonrisa, siempre un paso adelante, por eso era su príncipe.

-Te amo…- después de decir eso se puso sobre el más bajo y empezó a besarlo con adoración, hacia su amo y hacia el cuerpo de este.

Jun no pudo evitar notar la cara de Tetsu cuando vió su pastillero, y era natural, pues Jun sabía perfectamente bien que el esclavo se pasaba largas horas deshaciendose de las pastillas que el otro tenía regadas por toda la casa. Pero Hanori no iba a caer tan fácilmente en la jugarreta de su amante. No sólo no deseaba hijos, si no que no pensaba bajo ninguna circunstancia tenerlos. Era una carga demasiado pesada que no estaba dispuesto a echarse a los hombros...sin contar que tener un hijo de Tetsu implicaba reconocer su relación con él ante la sociedad...

Tetsu entonces se echó encima de él y lo besó, diciéndole que lo amaba...Jun cerró los ojos, pues sentía un nudo en la garganta....cuando se dió cuenta estaba llorando en silencio, odiándose a sí mismo por no ser capaz de decir lo mismo...maldecía la hora en que ese miserable había asesinado a su padre y sellado su corazón para siempre al amor que estaba sintiendo. Cuando se dió cuenta estaba temblando, y colgándose de Tetsu lloraba...lloraba como un niño.

-Pérdoname Tetsu...

Y esperaba que el otro supiera por qué le pedía perdón, por que Hanori no podía terminar la frase.

Notó el cambio en Jun, sabía que esas cosas no debía de decirlas pero eran simplemente impulsos, un “te amo” o “daría mi vida por ti” eran cosas que simplemente decía cada vez que sentía la necesidad de hacerlo, y la verdad no le importaba mucho si Jun le respondía a esos gestos de cariño, lo conocía suficiente como para entender que aunque no lo dijera…lo sentía.

Lo vio llorar y por un momento se sintió mal por haberle causado dolor a su dueño, por hacerlo llorar, pero después pensó que tendría que hacer algo para que Jun abriera su corazón y fuera capaz de decir lo que sentía. Le secó las lágrimas con un par de besos y después le sonrió tratando de tranquilizarlo.

-No tienes que pedirme perdón…yo entiendo Jun- le besó la oreja y después le habló -aunque te ves hermoso cuando lloras…te ves más hermoso cuando sonríes- llevó su mano hasta la entrepierna del bajo y empezó a acariciar por sobre la ropa -y más cuando gimes…- sonrió.

Se sentía agradecido de tener a Tetsu a su lado. Nunca había logrado conectarse con alguien como lo hacía con él y se preguntaba si a esas alturas de su vida, sin él, aún estaría donde estaba.

Sintió un leve cosquilleo con el beso del otro. El lóbulo era uno de sus puntos claves, capaz de llamarlo a la situación erótica con bastante rápidez. Eso más la mano traviesa de Tetsu en su entrepierna terminó de tranquilizarlo, e incluso se permitió un leve risa.

Aún abrazado al cuello de Tetsu, se valió de su posición para atraer al otro a su altura y besarle los labios despacio, dejándole sentir las últimas remanencias de agua salada de su rostro. Luego llevó una de sus manos a la espalda del esclavo, y delicadamente empezó a subir la camisa de éste, para acariciar su espalda como lo haría un ciego.

-Dime cuánto me deseas Tetsu...-cuasi gimió en el oído del otro, con los ojos cerrados y la respiración que empezaba a entrecortarse

Sonrió después del beso y aún más cuando Jun le pidió que le dijera cuánto lo deseaba, Tetsu lo pensó un rato, la verdad lo deseaba tanto que se le hacía difícil explicarlo, pero una vez más iba a satisfacer los deseos de su amo, aunque este ya sabía muy bien qué tan deseado era por su esclavo.

-Amm…tanto que regresaría del infierno sólo para estar contigo…tanto que no podría vivir ni un segundo sin ti…- empezó a besar el cuello de Jun mientras le quitaba la camisa, con eso quería decirle que el día que el menor muera, Tetsu se suicidaría; al dejar descubierto el pecho del dueño de Hanori, el esclavo levantó la mirada y le sonrió -tanto que mataría al que te tocara…-

Terminó de abrir la camisa y se la quitó, después atacó al pantalón, mientras le quitaba la ropa a su dueño, él mismo empezaba con al suya propia. Al poco rato ambos hombres estaban desnudos, entonces el mayor miró al dueño del cuerpo pequeño que tenía debajo de él.

-¿Qué te pasa Jun?- al parecer las palabras del esclavo habían afectado al amo, una vez más.

Escuchaba las palabras de Tetsu entre sueños, como si vinieran de muy lejos...sin embargo cada una de ellas se le clavaba en el corazón...

¿Estaba loco por amar a esa persona exactamente por esa amor enfermizo que le profesaba?...¿Estaba mal que se diese cuenta de que nunca iba a poder amar a nadie más el día en que Tetsu había llegado hasta él con las manos llenas de sangre?...¿No era abominable que se existara pensando en cómo su amante asesinaba por él?...

-¿Qué te pasa Jun?-

Jun abrió los ojos...ambos estaban desnudos ya. Sonrió. Nada le pasaba. Todo era perfecto así. Mientras fuera su secreto, ambos podían envolverse en sus respectivas locuras. No importaba.

-Nada....-le dijo, acariciando el bello rostro con sus dedos.- te he dicho lo bien que te ves desnudo Tetsu?...deberías andar así siempre...

Luego empezó a deslizarse suavemente en la cama. hasta llegar al miembro de Tetsu y empezó a besarlo con suavidad, casi con cariño...

Su dueño pareció volver en si, entonces le acarició el rostro y le dijo lo bien que se veía cuando estaba desnudo, esto hizo sonreír bastante al de cabello largo, era una sonrisa que sólo le mostraba a Jun, porque no era feliz a menos que estuviera al lado de su príncipe…de su Dios.

-Si quieres…entonces siempre andaré sin ropa…- después de que le dijo eso, el más bajo empezó a deslizarse por la cama hasta llegar al miembro de su esclavo, lo besó con cariño y Tetsu no pudo evitar soltar un par de gemidos de placer, eso era el cielo…no había duda.

-Me gustaría quedarme siempre en la cama contigo…¿tenemos que salir? me gusta tenerte aquí- se echó en la cama y dejó que el menor se pusiera sobre él, después se sentó para poder acariciar los brazos de su amante y besarlos con adoración.

Hizo que Jun se detuviera, no quería terminar tan pronto; de nuevo cambiaron posiciones, Tetsu arriba y Jun abajo, el más alto descendió un poco y después de darle un par de lamidas al pene de su amo se lo metió a la boca y empezó a succionar. En esos momentos pensaba en que tenía que volver a deshacerse de todas las pastillas anticonceptivas, después de hacerlo tantas veces hasta parecía que los amantes jugaban a esconder cosas para que el otro los encontrara.

Deslizándose en la cama, se rió con el comentario de Tetsu, y mientras besaba el miembro de éste le respondió.

-No hagas eso...o estaré muy celoso...

Luego y casi sin darse cuenta estaba encima de su amante. Siguió con lo que hacía despacio, porque Jun era así, delicado...hasta casi estaba llegándo a creer que realmente era un príncipe...

Después de un rato fue Tetsu el que tomó el control y empezó a acariciar a Jun; este echó la cabeza para atrás y se dejó llevar un rato... Tetsu había sido su primera vez y casi la única, así que no sólo conocía los puntos exactos en donde atacar a Jun, sino que era él mismo el que los había descubierto y entrenado; todo lo que sabía el chico de cabello negro sobre hacer el amor lo había aprendido junto al hombre sobre él...y aunque a veces le pesara en la conciencia...le encantaba...

-Tetsu...para o...no me voy a controlar...-dijo entrecortadamente, y cuando el otro se acercó a él lo besó en los labios para luego susurrarle al oído.- quiero hacerlo todo...ven...

El esclavo le dijo que entonces iba a estar desnudo siempre, pero Jun le dijo que no lo hiciera porque eso lo iba a poner muy celoso, el más alto sonrió por el comentario, le gustaba que su amo admitiera que se ponía celoso por él.

-Pero ya sabes que todos los demás no son nada a tu lado-

Su dueño le pidió que se detuviera porque no iba a poder controlarlo por mucho tiempo, después le dio un suave beso en los labios y le dijo que quería hacerlo todo; Tetsu estiró su mano y buscó la entrada del más bajo, después de acariciarla un poco se lamió él mismo los dedos y empezó a penetrar a su amo mientras lo recostaba en la cama con delicadeza.

-Yo también quiero hacerlo todo Jun- habló mientras miraba a los ojos al de cabello corto y le daba suaves besos en el rostro, ya había introducido dos dedos pero se cuidaba de que no le dieran ni la más mínima molestia a su dueño, sólo se preocupaba de que sintiera placer.

Siempre dolía un poquito; pero estaba bien. Jun no podía comparar la pequeña molestia que sentía al principio con el placer que la secundaba. Por eso su rostro sólo reflejaba placer, y espectativa. Aunque hacer el amor con Tetsu era regularmente agradable, siempre había algo nuevo que descubrir, y era que sus sentimientos eran capaces de sacarlos de la monotonía en la que la mayoría de las parejas caía. Tanto tiempo...tanto tiempo juntos...y aún habían secretos, que no sólo se escondían entre las sábanas.

Y es que la verdad era que todo había pasado tan rápido entre ellos que Jun nunca había tenido ocasión de sincerarse con el más alto, y Tetsu por su lado, jamás le hablaba de su pasado. Era como si sus vidas hubiesen empezado el día que se conocieron; pero no era así, y ya llegaba el tiempo de hablar. Por que aunque Jun se resistiera a aceptarlo, la verdad era que Tetsu jamás le haría daño...al menos no un daño inmerecido...y se lo debía...le debía explicar porque era tan frío con él...

Jun salió de sus cavilaciones cuando sintió un tercer dedo en su interior. Se mordió los labios y gimió bajito, ahogado, mientras levantaba la pelvis instintivamente; era su propio cuerpo el que se rebelaba a la tortura de la expectativa y pedía que el más alto lo tomara de una vez por todas.

-por favor...-rogó como si el esclavo fuera él...y es que eso era lo maravilloso; con Tetsu ya no era dueño de si mismo, ni de la mitad del país; era sólo un chico frágil, que amaba y que deseaba como cualquier otro.

Sabía cuando Jun estaba perdido en sus pensamientos, lo sabía porque lo conocía incluso mejor de lo que el mismo Hanori se conocía…¿cómo lo había logrado? observándolo con adoración todos los días, tanto que ya se sabía las rutinas de su amo, para él casi nada era sorpresa…por lo mismo de su entrenamiento militar, estaba acostumbrado a conocer los movimientos del otro antes de que siquiera este los pensara.

Era cierto…no sabía nada de Jun, no sabía qué lo había hecho ser así, pero Jun tampoco sabía demasiado de Tetsu…él no hablaba porque no lo consideraba importante, nada que no fuera su amo le importaba y el pasado para él era sólo eso…el pasado.

Miró a Jun a los ojos cuando esté le rogó que lo hiciera ya, le sonrió como siempre y le dio un suave beso en los labios mientras lo tranquilizaba como solía hacerlo.

-Todo a su tiempo…príncipe- le dijo con su voz suave y tranquilizadora mientras se echaba lubricante en los dedos para volver a penetrar a Jun -el placer, está en los detalles príncipe…- sacó los dedos y le besó el abdomen a su dueño mientras se preparaba para penetrarlo -y sabes que sólo me importa tu placer- comentó mientras las yemas de sus dedos acariciaban el hermoso pecho de su amo y él entraba de a pocos en este.

Cerró los ojos y se mordió los labios, sintiendo como Tetsu entraba en él, y concentrando todos sus sentidos para hacerlo. Sus manos recorrían la piel de las piernas del esclavo, ejerciendo presión pero sin lastimar en lo más mínimo. En primer lugar porque era imposible que una criaturita como Jun lastimara al más alto, y en segundo lugar porque no sería capaz de devolver las suaves caricias de su amante con algo brusco...era un príncipe, pensaba entre divertido y alagado, y un príncipe no podía ser otra cosa que un lago de agua mansa...

Una vez que Tetsu se había refugiado en su cavidad por completo, se detuvo unos instantes, esperando que la entrada de su amo se acostumbrara a la intromisión por completo. Jun entonces abrió los ojos y le dedicó una mirada cálida y húmeda al mismo tiempo, para luego asentir sonriendo, con la intención de darle a entender al otro que había llegado el momento de que él también disfrutara de su cuerpo, como el más bajo disfrutaba de él del esclavo.

Tomó entonces una de las manos de Tetsu, y la llevó junto con su mano enguantada hacia el cuello de éste, para empezar a recorrer con los dedos el tatuaje que el mayor llevaba ahí.

-En la cama, somos amantes...verdad?-le susurró.- entonces...disfruta también...

Al momento de asentir levemente Jun le dio permiso a Tetsu de empezara moverse y acto seguido tomó la mano del más alto y la llevó junto con la suya hacia el cuello del esclavo, donde estaba el tatuaje que él mismo había decidido hacerse.

-Jun…mi hermoso Jun- le dijo mientras se pegaba a él para besarlo mientras sus manos quedaban atrapadas entre el cuerpo de los dos -nosotros siempre somos amantes- y para Tetsu era así, él jamás había llamado amo a Jun…y jamás lo iba a hacer, porque el menor no era su amo, era su príncipe y para el de pelo largo esas dos cosas eran muy distintas; Tetsu no obedecía a Jun porque tuviera que hacerlo, sino porque quería hacerlo.

Después de decirle eso empezó a moverse lentamente y con cuidado de no lastimar a su dueño como siempre lo hacía; no había necesidad de más explicaciones con Jun, estaba seguro de que él entendía. Poco a poco iba aumentando el ritmo de sus embestidas, abrazó a Jun y cambiaron de posiciones, ahora el más pequeño quedó encima para que tuviera más libertad, aún no se habían soltado las manos.

No podían estar más juntos. Sus manos habían quedado atrapadas entre sus cuerpos, como un lazo que los unía más allá del sexo...Jun respondía a las embestidas de Tetsu con suaves besos en el tatuaje, que se intensificaban al mismo ritmo que éste lo hacía. En la habitación, el vaho producido por sus respiraciones cada vez más agitadas habían creado cierto calor, como una neblina invisible de deseo, y pasión...y amor...

Al abrazo de Tetsu rodaron en la cama y fue Jun en el que terminó encima esta vez. Se quitó los guantes. Podía hacerlo tranquilamente, puesto que a Tetsu no le molestaban sus cicatrices, o al menos jamás había dicho nada al respecto. Y ya con las manos desnudas acarició el pecho de su amante, pellizcando levemente los pesones para luego recompensarlos con la gracia de su lengua pequeña y roja, que se deslizaba dejando un rastro de calidez.

Mientras, sus caderas subían y bajaban a un ritmo tal vez lento, pero lo hacían con pericia, deshaciendose de todo el miembro de Tetsu antes de volverlo a recibir dentro; cada vez que chocaban con las piernas del más alto lo hacían con fuerza, y luego de un rato así Hanori empezó a subir el ritmo, pero sin dejar de meditar cada penetración...todas y cada una eran profundas y fuertes.

Su boca entonces dejó el pecho del mayor y se dirigió a sus labios, para atraparlos en un beso apasionado, algo más rudo en comparación a los que habían compartido esa tarde

Miró a Jun quitarse los guantes, cogió sus manos y las besó con adoración, porque adoraba todo el cuerpo de su dueño; a él no le importaban las cicatrices, porque su príncipe era perfecto como era, no había que cambiarle nada, ni siquiera algo mínimo.

-Te amo Jun- alcanzó a decirle cuando el más bajo se acercó a él para besarle intensamente -todo mi ser es tuyo- así como todo Jun le pertenecía sólo a Tetsu, y si alguien lo reclamaba, estaría firmando su sentencia de muerte. Le habló al oído -…y escaparé del infierno para buscarte en el cielo- mordió suavemente el lóbulo de su oreja.

Abrazó a Jun de nuevo y una vez más cambiaron de posiciones, Tetsu quedó sobre el menor otra vez y después de acomodarse bien empezó a moverse más rápido al mismo tiempo que gemía al oído de su dueño, dejando que la oreja de Jun sintiera el tibio aliento de su esclavo.

Estuvo moviéndose así bastante rato, una de sus manos recorría el pecho del menor mientras que la otra había empezado a masturbarlo; cada embestida aumentaba de velocidad, y en consecuencia también aumentaba la velocidad de su mano.

De nuevo estaba abajo. Era delicioso sentir la piel de Tetsu rozando la suya al ritmo de las penetraciones. A Jun le gustaba sentirse algo aprisionado, y el peso del esclavo no era un problema, pues simplemente aumentaba esa sensación tan excitante de sentirse poseído. No quedaba más que disfrutar del momento. El más bajo recibió a la mano de Tetsu con un gemido de complacencia, e inmediatmente cerró los ojos, para que fuese el sentido del tacto el que tomara posesión de su cerebro.

Poco a poco el ritmo iba en aumento, y con él los gemidos y gruñidos de placer, así como el sudor perlado en los cuerpos y ese sentimiento de querer explotar de una vez el uno en el otro. Hanori no tenía tanta resistencia como Tetsu, así que tuvo que consentrarse un poco para no terminar antes que el mayor. Quería venirse junto con él, como consumación máxima del amor que se profesaban; era otra forma de decirlo sin palabras.

Al fin, Jun reconoció en los movimientos de Tetsu que estaba a punto de llegar al orgasmo, y dejó de presionarse. Como dos relojes sincronizados, ambos acabaron al mismo tiempo, ambos con gritos de satisfacción que de seguro harían enrojecer a cualquier sirviente que por casualidad llegara a oírlos....

***
Jun volvía del baño con una sonrisa y un cigarro en la boca para sentarse al lado de Tetsu en la cama. Ambos seguían desnudos. Jun apoyó su cabeza en el pecho de Tetsu, mimándose como un gatito....

-no quiero hacer las maletas...

El rostro de Jun se veía hermoso, el esclavo lo besaba y miraba con absoluta adoración mientras no dejaba las embestidas y la masturbación a su dueño de lado; supo que Hanori estaba esperándolo para terminar con él, lo conocía demasiado bien, así que después de un rato no lo prolongó más y empezó a moverse como siempre lo hacía antes de terminar. Al igual que Tetsu conocía a la perfección a Jun, este conocía a la perfección a su esclavo, así que supo que estaba por terminar.

Al fin los dos alcanzaron el máximo placer y terminaron juntos, soltando gemidos que más eran gritos de satisfacción; el mayor se llevó su mano a la boca y empezó a lamer el néctar de su amo. Después de eso estuvieron un rato así, con el de cabello largo echado sobre el más bajo, ambos recuperando el aliento; Hanori hizo ademán de levantarse y Tetsu se hizo a un lado para que pudiera hacerlo, se echó en la cama boca arriba y esperó a su amo así.

Cuando Jun regresó y se echó a su lado apoyando su cabeza en el pecho del más alto, este comenzó a acariciarle el cabello después de haberle dado un beso ahí.

-Yo las haré, tú duerme…- le dijo suavemente tratando de que el menor se quedara dormido para poder comenzar con todo.

Uhmm...sí.-murmuró el más joven, a quien una siesta no le vendría nada mal a pesar de ser la mitad de la tarde...eran tan pocas las ocasiones en que podía hacerlo...

Apagó el cigarrillo en el cenicero al lado de su cama y cerró los ojos...seguro que Tetsu iba a quedarse a su lado hasta que él se durmiera...eso le daba una sensación de paz que no encontraba fácilmente en la rutina de su vida...

-No olvides las pastillas...-dijo, con media sonrisa en los labios, porque suponía que al decirlo expresamente a Tetsu no iba a quedarle más opción que hacerle caso.- ya sabes donde están...no me vengas con sorpresas...o no tendrás sexo en el viaje...

Abrazó a Tetsu aún más, como pidiéndole que no se fuera...y así se quedó hasta caer en el sueño

Jun apagó el cigarrillo y después se acomodó para dormir al lado de Tetsu quien lo recibió más que gustoso; pero antes de rendirse ante el sueño, Hanori le dijo a su esclavo que no olvidara empacar las pastillas, el más alto sonrió…algún día…algún día iba a ganarle una partida a Jun.

-No seas cruel.- dijo cuando su dueño le dijo que no tendría sexo si es que se le ocurría hacer alguna tontería, el de cabello largo sabía que el más pequeño decía la verdad así que no se arriesgo.

Abrazó de igual manera a su príncipe y lo dejó dormirse entre sus brazos tranquilamente, casi siempre era igual…era extraño que Jun fuera quien vigilara el sueño del otro. Apenas Hanori cayó dormido, Tetsu lo soltó con mucho cuidado y empezó a preparar las maletas…no olvidó las pastillas.

CERRADO