Perdido (libre)

Ya estaba anocheciendo y Heimdall comenzaba a impacientarse y a ponerse algo nervioso.
En una de esas caminatas que él acostumbra a hacer por Zados , el pelipúrpura, sumiso en quién sabe qué pensamientos, caminando largo tiempo sin rumbo terminó aquí… un lugar de la ciudad en el que nunca había estado, y a decir verdad no le gustaba mucho lo que veía. Se notaba la pobreza en la zona y la gente con quien se iba topando lo miraba raro y de mala manera, como quien reconoce a un “no lugareño”.
El sol iba bajando lentamente y las calles comenzaban a oscurecerse, lo cual atemorizaba más a Heimdall, pues para su desgracia, estaba perdido y no sabía cómo regresar al prostíbulo que es su hogar.
Ya casi desesperado se aventuró y le preguntó a alguien.
-D… disculpe… s… sería tan amable de indicarme el camino de regreso al centro de la ciudad? – tras dicha frase Heimdall tragó saliva, víctima de la tensión.

Como todos los fin de semana, Chris iba a la zona más pobre de todo Zados para ayudar a los que menos tenían, llevándoles algunos víveres y ropas que podía comprar. Su papá le había enseñado a ayudar a los que menos tenían; haciéndole sentir una felicidad difícil de explicar en palabras.

Ya habían pasado la toda la tarde en el patio comunal de la zona, empezaba a oscurecer y el menor pensó que sería ya hora de regresar a casa y estar con Caín un rato a solas. Sonrojándose por lo que días atrás había pasado. Sonríe para sí.

Saliendo del lugar, el menor ve una especie de caja la cual estaba junto a un tipo de pared de madera, la cual circundaba a la nueva edificación que estaban haciendo en la zona. Curioso como cualquier niño se sube en ésta para poder así observar cuan avanzada iba la construcción. Se asoma, empinándose pues a pesar de estar encima de ella no lograba ver lo que quería; cuando, de repente escuchó una voz muy bajita y nerviosa. Chris quería jugar un poco con aquella persona es por eso que cuando se gira lo hace muy lentamente, y como llevaba un saco negro y algo largo, el cual tapaba la caja en donde estaba subido, dando la impresión de persona ya adulta. Gira su rostro con una expresión “tenebrosa”.

-Buh!.- dice con su suave vocecita, la cual había modulado para que, según él, sea algo macabra, aunque no logra conseguirla del todo; saltándole encima al otro, queriendo de esa manera darle un susto, aunque no sabía si lo habría conseguido.

Aquella persona a quien le preguntó comenzó a darse la vuelta de manera lenta y, a criterio de Heimdall, algo tenebrosa., para después saltarle encima después de gritar “Buh!”.
-AAAHHH! – el ojirrojo no pudo evitar soltar un alarido y echarse al suelo en posición fetal, como cubriéndose de un ataque.
Su corazón latía con fuerza a causa del susto y todo su cuerpo temblaba frenéticamente.
-Por favor no me hagas nada! – decía entre sollozos, totalmente paralizado por el temor que lo invadía.

Era un niño el que minutos atrás, con una vocecita miedosa, le había hablado. Cuando lo asustó, terminaron ambos en el suelo.

Chris sonríe más que divertido al ver la cara del otro menor que estaba muy asustado.

-Tranquilo!!.- levantándose del suelo.- No te haré nada malo.- mientras limpiaba su saco. Sonríe, extendiendo su mano para ayudar al chico a levantarse.- Discúlpame por reírme …. pero tu rostro es muy chistoso……- respira profundo para tranquilizarse y dejar de burlarse del otro.

- Uhmmm… Me llamo Christopher …. pero puedes decirme Chris.- se presenta tratando de dar de esta forma confianza al pelipúrpura.

Al escuchar las palabras del extraño, Heimdall se atrevió, aún temeroso, a descubrir sus ojos, los cuales tapaba con sus manos… pudo ver entonces que se trataba de otro niño, aparentemente de edad similar a la propia, que le había jugado una broma pesada.
Aceptó la ayuda del otro, tomándolo de la mano para después levantarse del suelo, mirándolo con algo de desconfianza mientras lo escuchaba burlarse.
Eventualmente, el ojiverde se presentó como Christopher, a lo que Heimdall titubeante respondió:
- Etto… mi nombre es Heimdall – hablo agachando la cabeza en señal de respeto – estoy perdido… si no es mucha molestia, podría indicarme el camino hacia el centro de la ciudad?

Sonrió aún más, no quería que el otro niño lo viera como si fuese un maleducado. Felizmente, aceptó su ayuda para levantarse.

- Discúlpame nuevamente, Heimdall.- sonríe, ofreciéndole uno de sus chocolates que siempre llevaba consigo.- Acéptalo como una disculpa por el mal momento que te hice pasar.- al parecer se encontraba mal pues agachó su cabeza cuando se presentó; Chris no se dio cuenta que era una forma de demostrar respeto, y es que al menor nunca le habían hecho ese tipo de ademanes.

Escuchó que el menor se había extraviado y lo único que pedía era que lo ayudasen a llegar al centro de la ciudad.

- Uhmmm… pues tienes suerte…. justo voy al centro de la ciudad….- miente pues quería ayudarlo y no quería que el menor se sintiera incómodo, cosa que ya venía sucediendo por su mala broma.

Hizo una pausa, mirando con detenimiento al menor. Parecían de la misma edad. Suspira para tomarlo de la mano.

- Vamos!!.- lo jala, mientras que con la otra mano le indica que más allá se encontraba su limosina para llevarlos a donde el pelipúrpura quería. - Iremos con eso, será más rápido y no nos cansaremos mucho….- explica sin dejar de guiar a quien quizá sea su nuevo amigo.

Heimdall aceptó la ofrenda de quien se presentó como Christopher, ya que los chocolates son su debilidad, aunque de todos modos todavía no confiaba plenamente en el ojiverde.
-Muchas gracias – dijo asintiendo de manera educada con la cabeza mientras se disponía a tomar el bocadillo, para después comérselo.
Heimdall masticaba y disfrutaba el bombón que le ofrecieron anteriormente y se deleitaba con su sabor, el cual debía admitir era exquisito.
Estuvo a punto de comentar acerca de lo rico que sabía el chocolate, cuando de improviso, el otro lo tomó de la mano y lo jaló, prácticamente arrastrándolo con total confianza, siendo que anteriormente le había explicado que él también se dirigía para el centro.
Pudo ver a lo lejos la limosina que aparentemente pertenecía a Christopher, hipótesis que fue constatada al escucharle decir que irían en ese vehículo.
Fue entonces que Heimdall se detuvo en seco y se zafó del agarre de Christofer…
-Aguarde, seor Christopher… etto… yo no quisiera causarle molestias, ni nada parecido, solamente me basta con que me indique cuál es el camino.
Si bien ese era uno de los motivos por el cual Heimdall dudaba, el otro era que no conocía a Christopher y por ende no le tenía mucha confianza, pero no se lo dijo, pues sonaría descortés.

Cuando lo tomó del brazo para llevárselo a la limosina que lo esperaba, el pelipúrpura se soltó de Chris de una manera algo tosca para el menor, quien no estaba acostumbrado a ese tipo de acciones.

- Ais!... eso dolió…. .- suspira al escuchar lo que decía el otro.- Niño! Si fueras una molestia … no te hubiese ofrecido mi ayuda.- sonríe, es que en realidad Chris podía notar en la cara del otro el miedo que le causaba entrar al vehículo de un desconocido y es que Chris en su lugar hubiera sentido lo mismo, por ello trató de comprenderlo.

Lo miró tranquilamente mientras pensaba qué hacer para que aceptara su ayuda, pero por desgracia nada se le ocurría para poder convencerlo.

- Uhmmm… no sé qué hacer para que te des cuenta que mi ayuda es sólo eso, ayuda.- suspira con cierta resignación.- pero tampoco puedo dejarte a tu suerte aquí …. es por ello que quiero ayudarte.- después de decir eso Chris se aleja del otro, enrumbándose hacia su vehículo, esperando a que el otro decidiera si aceptaba o no su ayuda.

Su chofer le abrió la puerta para que pudiese entrar. Chris voltea a ver al menor.

- Bueno… tú decides….- dice sin dejar de sonreírle.

Medio a regañadientes, Heimdall le sonrió a Chris, pues mal que le pesase al ojirrojo, el otro comenzaba a inspirarle confianza. Se portaba muy bien con él y tenía una mirada que de alguna manera “emanaba sinceridad”, y al mismo tiempo lo hacía sentirse algo mal por no aceptar la ayuda que le brindaba… le sonaba a descortesía.
Lo pensó un momento hasta que eventualmente miró a Christopher con una sonrisa…
-Bueno pues… es verdad que nos cansaremos menos, jeje – le sonrió alegre – gracias de ante mano – le contestó agachando la cabeza nuevamente y se encaminó hasta el vehículo.
-Después de ti, por favor – le dijo esperando pacientemente a que el ojiverde se monte en la limosina.

Finalmente, el otro muchachito decidió subir al vehículo de Chris.

- Felizmente aceptaste! .- sonríe.- sino me hubieses obligado a esperar hasta convencerte….- entra al vehículo después de decir ello.

Ni bien ambos estaban en el auto, Chris se dirige al chofer para indicarle que debía hacer caso a donde le guiara el menor.

- Bueno… dile… a dónde quieres ir?.- sonríe para después de eso sacar una caja de chocolates que llevaba y ponerlo entre ellos para comer durante el camino.

Heimdall rió alegre ante las palabras de Cristopher y se montó en el vehículo con él.
Lo vio dirigirse al chofer e indicarle que deberían ir a donde el ojirrojo quisiese… fue en ese momento que un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Le daba mucha vergüenza admitir que se dirigía al prostíbulo.
No es que no estuviese conforme con su estilo de vida ni nada por el estilo, todo lo contrario, su deber y máxima prioridad es satisfacer los deseos de su amo, y su amo quiere que él trabaje en el prostíbulo entonces Heimdall acepta gustoso.
No obstante eso no implica que le de un poco de pudor admitirlo.
Se puso muy colorado, ruborizándose de manera muy notoria y evitó el contacto visual con el ojiverde…
-Me… me dirijo… me dirijo a Reaven’s… - habló titubeante y nervioso al tiempo que estiraba su mano hasta la caja de chocolates para tomar uno – con permiso… - le dijo a Christopher al tiempo que envolvía un bombón de la caja con su mano y lo apartaba para comérselo después.

El niño dijo que se dirigía a Reaven’s. Chris quedó pensativo… no sabía del lugar pero el titubeante hablar del otro le hizo pensar un poco pero prefirió no darle mucha importancia, quizá, pensaba el menor; era por lo tímido que aún se encontraba.

- Tranquilo..- sonriéndole.- iremos a donde te desees … y como es temprano….- mira su reloj.- podría entrar donde tú vives?.- pregunta con muchas ansias de una respuesta afirmativa y es que Chris no tenía muchos amigos y siempre estaba a la espera de Caín; cosa que no le gustaba mucho pues tenía que empezar a conocer más personas y no cerrarse sólo a una.- Así podríamos comer más de estos.- dice, sacando más dulces-

Heimdall se quedó pensativo y desvió la mirada a la vez que se ruborizaba ante la pregunta de Chris… no es que o quisiese invitarlo a pasar, todo lo contrario, la verdad que e muchacho le caía muy bien, pero aparentemente Chris no tenía conocimiento de Reaven’s y no tenía idea de que era un prostíbulo.
Sin mencionar que ya estaba oscureciendo y que su horario de trabajo estaría próximo a empezar.
Pensó detenidamente en qué responder hasta que eventualmente dijo:
-Etto… bueno… si quieres pasa, pero… ehm… - a medida que iba hablando comenzaba a titubear cada vez más y se ponía muy nervioso – no podrás quedarte mucho tiempo porque… etto… al rato Reaven’s abre al público y me toca trabajar.

Estaba muy emocionado pues Chris dudaba mucho que Heimdall le negase el entrar a su casa a conversar y pasar un buen rato con él, su nuevo amigo.
Le agradece con una gran sonrisa en sus labios pero sin dejar de prestarle atención a lo que decía, cuando escucha esa palabra que tanto odiaba debido a Caín, “trabajo”… Chris no se lo podía creer, y es que a su corta edad, Heimdall ya trabajaba.

-Uhmmm…… está bien… me quedaré un momento para no molestarte.-

Chris era un niño muy curioso y quería preguntarle en qué consistía su trabajo, tenía muchas ganas de hacerlo pero sabía que si lo hacia, Heimdall se tornaría más penoso de lo que ya estaba al confesarle que trabajaba.

Al poco rato, el chofer estaciona el vehículo para decirles que ya habían llegado al lugar. Chris agradece para indicarle al mayor que lo esperara.

- Bueno…. ya estamos.- baja del vehículo saltando, estaba muy contento. Se gira para ver a Heimdall haciéndole un ademán de cortesía para que bajase.

- Señorito… ya llegamos.- lo toma de la mano para de un jalón sacarlo, pues si no lo hacía, Chris pensaba que Heimdall nunca saldría.

Con una gran sonrisa y sin dejar de tomarlo de la mano, caminan hacia donde sería la “casa” de Heimdall; Chris no se fijaba en nada, no tenía ni la más mínima idea de que ese lugar era un prostíbulo y eso que antes de bajar su chofer le indicó que se cuidase y más por si alguien lo viese entrar a ese lugar.

- Y… bueno…. estaremos todo el día aquí?.- inquiere, esperando que Heimdall lo invitara a pasar.

Heimdall seguía apenado y los nervios iban aumentando en vista de que estaban acercándose ya a su hogar y lugar de trabajo, el cual inevitablemente debería enseñarle a Christopher.
Eventualmente la limosina arribó al lugar y en vista de la recomendación del chofer a su patrón, el ojirrojo se sintió aún más tenso y no reaccionó hasta que el otro niño lo jaló de la mano y prácticamente lo arrastró fuera del vehículo.
Caminaron entonces hasta llegar a la entrada y Heimdall dudó un poco hasta que al final, por las insistentes ansias de Christopher, terminó por abrir la puerta en invitarlo a pasar cordialmente, más sus nervios ya alcanzaban niveles insospechados.

---------------------


CERRADO