Luego de diez años (Axl)

La espera se estaba volviendo interminable. El jet privado parecía venir con retraso, cosa que enfermaba al escritor. Aunque claro, esta vez el retraso sólo era una excusa para sus nervios. Aún no lograba asimilar que luego de diez años se iba a volver a ver con su amigo, su mejor amigo, su confidente. Si bien se habían mantenido en contacto, verlo en persona sería algo mucho más impactante. Su cabeza estaba más confundida de lo normal y aquello era todo un logro.

Sus nervios aumentaron al ver el aterrizaje del jet, llegando a pensar, que tal vez, no debería haber llegado nunca. Se reprochó por pensar aquello. “¿Qué le diré cuándo lo vea?” se preguntó, “¿cuál será su reacción al verme?”. Ya era demasiado tarde para pensar en todo eso. Pudo ver como la figura de un hombre con orejas y cola de gato bajaba del jet. Y luego, como se dirigía hasta él en una fracción de segundos que le pareció interminable. Finalmente lo tuvo como a dos metros de distancia. Sonrió. Su amigo se veía bien.

- Te he extrañado…- fue la torpe frase que salió de su boca al verlo.

Normalmente habría hecho un escándalo por el retraso, pero lo que estaba viviendo lo tenía tan nervioso que no lo dejaba razonar sobre nada. ¡Vería a su amado luego de diez largos años! ¿Cómo no estar feliz? Esto era lo mejor que le podía pasar en el mundo. Le sudaban las manos, se mordía el labio inferior al punto de haberse sacado un fino hilito de sangre y nada lo molestaba.

Kurt… sólo quiero verte, abrazarte y estar a tu lado. Quedar atrapado en tus orbes azules es lo que he soñado todo este tiempo.

Con emoción notó el aterrizaje del jet. Se paró de su asiento y no tomó las maletas, los bolsos, nada. Para él, todas esas cosas materiales no existían en ese preciso instante. Bajó deprisa, aunque el camino le pareció infinito. Lo divisó allí, parado frente a él. A penas si escuchó el “te he extrañado”. Sus ojos se llenaron de lágrimas y, de manera infantil, se abalanzó a los brazos de su amado, provocando que ambos cayeran al suelo.

- Príncipe, príncipe, príncipe- susurró al oído del castaño, como quien busca a alguien desesperadamente- ¿eres tú, verdad? ¿Eres mi amo?

La repentina caída al suelo lo había impresionado, por lo que solo pudo pensar en sujetar bien al peliazul. Luego estalló en leves risitas nerviosas. Pasó una de sus manos por el suave rostro de su amigo para después tocar tan finos y oscuros cabellos, notando que seguía tan suave como siempre. Sonrió de manera dulce.

- Si, si. Soy yo, soy yo- repitió, con voz firme- bienvenido a casa, Axl Miller- dijo, de manera algo burlesca- me alegra ver que estas bien, tonto…

Aunque el escritor siempre tratase con malos calificativos a su amigo se alegra de verlo incluso más de lo que demostraba. “Tenemos tanto de que hablar…” pensó, divertido con la idea de pasar la tarde junto a esa criaturita extraviada.

El tacto de la mano del castaño en su piel y sus cabellos produjo que sus mejillas adoptaran un leve tono carmesí que decoraba su blanca piel. Tomó su mano con la ajena, presionándola contra si para poder sentirlo, ya que, no podía creer estar escuchando tan añorada voz, por lo que imaginó que si sentía esa calidez creería lo que estaba viviendo. Cerró sus ojos, para así, al abrirlos, quedar atrapado en las penetrantes orbes azules, tal y como lo había soñado durantes lo últimos años. Su boca adquirió una torpe curvatura nerviosa, llena de ansiedad. Sus labios se posaron en la frente, la mejilla y el cuello del escritor, quedándose su cabeza en este último lugar.

- Perdóname, perdóname por no estar aquí contigo para cuidarte- susurró, casi como una súplica- hubo noches en las que no dormí pensando en que tú tampoco dormías, días en los que no comí y otros en los que no salí de casa- dijo, con total sinceridad- me espantaba pensar en que podías estar mal- un fuerte sollozo se escapó de su boca- ¿has pasado hambre? ¿Te han tratado mal? ¿Has tenido que hacer cosas malas? ¿Has podido escribir? ¿Cómo es tu casa?- levantó la cabeza y lo miró fijamente en el instante en que ametralló con todas esas preguntas. Necesitaba saber todo- ¿estas enamorado?- era la mayor duda que rondaba en su mente.

Cada palabra pronunciada por el menor hacía que el escritor comprobara que seguía siendo el mismo de siempre; su amigo, por fortuna, no había cambiado en absoluto.

- Ya, ya… tranquilo- continuó acariciando los cabellos azulinos de su amigo- no tienes la culpa de nada, de nada, de nada- repitió, sin soportar verlo tan triste. Algunos podían pensar o incluso asegurar que, Axl Miller, era un ser despiadado, pero, para Kurt Aizac, era una de las personas más puras que conocía., tanto como un niño pequeño- soy fuerte y lo sabes. He estado bien- tocó las finas y grandes orejas de perro que decoraban la cabeza de su amigo- no he pasado hambre, no me han tratado mal, no he tenido que hacer nada demasiado malo, he podido escribir y vivo en un lindo departamento- contestó rápidamente, entre leves risas. Luego, escuchó la pregunta final. No era algo simple de responder, y, mucho menos con aquella mirada penetrante observándolo- eso es una larga historia… además, si te cuento todo ahora luego no tendremos de que hablar- sonrió dulcemente.

Se tranquilizó, aunque seguía sintiéndose parte culpable. Estaba seguro de que su amo había pasado por momentos atroces. Negó con la cabeza en un movimiento casi imperceptible, rechazando la idea de ver sufrir a su príncipe. Después, escuchar tan rara y esquiva respuesta a su pregunta importante.

Lo conozco… sé que ha conocido ha alguien que le esta dando ilusiones… ¡Maldición! No quiero que sufra otra vez, no quiero verlo como cuando abandonó la mansión… Esta vez, yo lo protegeré…

- Tienes razón, luego hablamos de eso- pasó su lengua por la mejilla del escritor, como lo haría un cachorro- ¿aún fumas? Cuando me fui… ¿volviste a fumar?- preguntó, con voz firme- ¿cuántas cajetillas? ¿Media? ¿Una? ¿Dos?- frunció el ceño- seguramente también has hecho escándalos luego de beber ron o vodka, ¿me equivoco?- no lo reprochaba porque quisiese fastidiarlo, sino que deseaba cuidarlo.

Increíble. No se veían hace diez años y ya lo estaba regañando. De todas las personas existentes, sólo Axl lo controlaba de aquella manera, porque, sólo él, lo hacía sentirse predecible. “Me conoce tan bien...” pensó, algo molesto. Aún así, le gustaba ver como se preocupaba por él. Era digno de admirarse.

- Emh… llegué a fumar dos…- dijo, intentando desviar la mirada- ¡pero ahora estoy fumando menos de media!- se apresuró a decir, adelantándose a la charla sobre el cáncer que seguramente le daría su amigo- ¿escándalos?- repitió, haciendo memoria- no… bueno… muy pocos- rió algo nervioso.

Miró a su alrededor y pensó que era un buen minuto para pararse, mas al tener al can sobre el sólo consiguió sentarse.

- Seria buena idea que nos parásemos- sugirió, sonriendo- pueden malinterpretar la situación y no me gustaría que tu imagen se manchara- sus palabras eran sinceras- ¿te quedaras en mi casa?- preguntó por fin- la última vez que me llamaste dijiste que te quedarías dos días, hasta que la tuya estuviese lista- lo miró fijamente; deseaba tanto tenerlo en casa unos días- además, me prometiste cocinar las pastas que tanto me gustan, y prometiste que me escucharías tocar piano- sus mejillas se habían sonrojado levemente. Ni él mismo podía creer lo mucho que lo extrañaba.

- ¡Por eso sabía que no debía irme!- exclamó, gritando, sin importarle lo que pensara la gente que pasaba por el lugar- eres un irresponsable, irresponsable con mayúsculas- no pensaba detener su reproche- si no hay alguien a tu lado diciéndote lo que esta bien y mal no diferencias ninguna de las dos cosas- suspiró, un poco más tranquilo- por amor a Dios… llevas una vida autodestructiva.

Al percatarse de que el escritor estaba distraído prefirió detener su regaño o no tendría sentido. Ya lo retaría luego. Además, tales palabras le prohibieron distraerse. Sus ojos se iluminaron con ilusión, sonrojándose notoriamente.

¿Tanto me extrañabas amo? ¿Tanto como para comportarte como cuando éramos unos niños? … Haré lo que me pidas mientras te haga feliz…

- Te lo prometí y lo cumpliré- dijo finalmente- iré a tu casa, cocinaré para ti, escucharé tu música… será todo un honor- sonrió con ingenuidad y terminó por pararse, extendiéndole una mano para ayudarlo- supongo que no has venido a buscarme en moto ¿o si? Porque… ¿cómo llevaremos mis maletas?- rió, con entusiasmo.

Había resultado imposible librarse del reproche y, lo peor, es que seguramente, cuando conversaran más sobre las cosas ocurridas en estos últimos años, recibiría uno peor. Puso cara de molestia, que se borró al instante, luego de escuchar que cumpliría lo prometido. Aún le impresionaban aquellos ojos azules brillantes y soñadores, capaces de enloquecer a cualquiera, pero que sólo eran utilizados con él. Tomó la mano ofrecida, sin soltarla. Entrelazar los dedos de su amigo con los suyos lo hacía volver a la infancia cuando corrían juntos por los jardines de la gran mansión, o a su adolescencia, cuando escapaba de algún problema, tenía miedo, estaba triste… un sin fin de recuerdos.

- Llamé a un taxi, no soy tan tonto- contestó riendo- que por cierto debe estar esperándonos- tomó la mayor cantidad de maletas que pudo con una mano; no deseaba soltar la de su cachorro- ya hablaremos más en casa- comenzó a caminar hasta llegar donde el taxi.

Su sonrisa acrecentó al sentir que su amo no soltaba su mano. Tomó la mayor cantidad de maletas que pudo y caminó, junto a sur ser amado, a donde se encontraba el taxi.

- No, no eres tonto, pero si loco- dijo, contagiándose con la dulce risita de su príncipe.

Un amable taxista los recibió, guardando las maletas en la maletera del auto. Subió al taxi, sentándose al lado de Kurt y apoyando su cabeza en el hombro de este.

- Tenemos mucho de que hablar- cerró sus ojos, despacio- quiero que me confieses con quien pasaste la noche- sus orbes se centraron en las del castaño- un olor desconocido impregna tu ropa…

¿De quién es este olor desconocido? ¿Quién es la persona que durmió con mi amo la noche anterior? ¿Quién? ¿Será importante para él o será otro de sus juguetes? Príncipe… lo voy a descubrir… y no le permitiré estar contigo…

[CERRADO]