Encuentro de maestros (priv-lemon)

El reloj marcaba las ocho en punto cuando al fin llegó al hogar del profesor Delancurt y se detuvo frente a la puerta, observándola únicamente, sin atreverse aún a tocar. La puntualidad era algo muy importante y por eso había salido de su casa con tiempo para llegar tranquilamente y en el camino, comprar la botella de vino que llevaba en sus brazos en ese momento, con la misma sensación agradable de quien carga en brazos a un bebé, aunque éste era uno mucho más frío. Se sonrió. Sabía que habían quedado en salir a algún bar, de pasear por ahí o por allá y él invitaría las bebidas, pero... pero lo había pensado mejor.

Demian no parecía ser de las personas que gustaran de las muchedumbres y su carácter, algo apático y tremendamente serio, no congeniaba con el gentío de los bares. O al menos eso le parecía, así que decidió que beber un poco en casa de Demian, conversar, escuchar algo de música del agrado del otro y quizá algo más, era algo que quedaba mejor para ambos. Además, si su intención era conocer al otro, ¿qué mejor manera que esa? Sólo esperaba que el otro no se molestase mucho, aunque, total, de todos modos él iba a seguir insistiendo, pues la necedad era algo que llevaba en sus venas.

Se acomodó mejor la camisa que llevaba, que hacía poco tiempo Alec, el mismísimo vocalista de aquel grupo, le había dicho que le quedaba bien y soltó un suspiro para relajarse. Se alisó igualmente el pantalón de vestir oscuro y se reacomodó el cinturón. "Parece una verdadera cita romántica" pensó, divertido, mientras tocaba, esperando a que el otro le abriera, dibujando en su rostro una sonrisa dedicada al literato.

Faltaban ya muy pocos minutos para que alcanzaran a ser las ocho en punto, justo como habia quedado con aquel otro profesor que seguramente, llegaria tarde como la mayoria solia hacerlo en ese tipode reuniones donde no se buscaba otra cosa que charlar, tenia que terminar de arreglarse, no le gustaba salir al bar mal presentado, por lo que se encamino a cambiarse un momento, pues el baño recientemente lo habia tomado, tomaba una camisa color negro de cuellos alto, manga larga, acogedora, le agradaba la ropa invernal aunque no hiciera frio, la casa y el bar lo eran. Un pantalon de color vino y unos zapatos recien aseados. Y asi finalmente tenia una buena presentacion, solo un poco de loción y todo estaria bien.

Justo en ese momento sintio que algo no estaria bien con todo aquello y es que estaba haciendo demasiadas cosas para un simple hombre con el que saldria a beber y no mas, podria ser interesante despues de todo ver el pensamiento que corria por la mente de su compañero de trabajo, no obstante, tenia que cuidarse de que descubriese algo que pudiese usar despues en su contra, no confiaba ultimamente en algun tipo de personas, pero, no era por ser él el malo. Reviso la hora y justamente a tiempo habia llegado el otro, pues al mismo tiempo habia escuchado el llamar en la puerta.

Salia entonces de su habitacion encaminandose a esta, abriendola lentamente y notar a aquel hombre del otro lado, termino por abrirla y le miro con fijeza, enarcando una ceja al notar la botella en brazos ajenos, no podia creerlo, habia cambiado acaso los planes para esa reunion?, cruzo sus brazos al momento que salio apenas un poco, ladeando el rostro.

- Cuando se supone que hemos cambiado los planes, profesor Alexander...??

Cuestiono con esa voz seria, aunque a decir verdad podria imaginarse la respuesta que tendria aquella persona para esos momentos.

Si había sentido nervios o ansiedad antes de que Demian le abriera la puerta, no lo sabía, pero en ese momento sí. O algo parecido a la culpabilidad por no haberle dicho del cambio de planes o haberlo conversado con aquel, peor bien, lo hecho, hecho estaba y no había ya nada que pudiese hacer. Aunque, bien, podrían entrar, beberse la botella y luego salir, aunque no estaba seguro de qué tanto aguante tendría el otro al alcohol o si el propio bastaría.

Era esa imagen que veía ahora, de Demian arreglado, con los brazos cruzados y despidiendo ese aroma delicado a loción masculina de buena marca, la que había imaginado que veía, pero bastante mejor, porque era real y podría, si quisiera, alzar la mano y tocarla. Pero no lo hizo, no fuese que el otro profesor se molestase. No, primero debía cultivar la confianza, sólo confianza y ya lo que se diera, se daría.

Mantuvo la sonrisa, no jovial pero sí educada y el semblante no alegre pero sí tranquilo.

- Justo en este momento, profesor Demian, ¿o acaso realmente prefiere ir a un bar? - Le miró, aprovechando para observarle más detenidamente, guardándose cada detalle, llegándole fugazmente la satisfacción de creer que Demian se había arreglado así para él. Encantador, definitivamente, algo halagador, además. - No le conozco mucho, pero no parece el tipo de persona que guste de los lugares abarrotados, ¿o me equivoco?

Debia de admitir que aquel hombre se veia presentable estando parado frente a su puerta, asi, con aquella botella en brazos, hasta podria reir comodamente si se burlaba de que pareciera que era un padre con su hijo de 4% de alcohol agregado, eso si deberia de ser bastante divertido si el otro conociese adecuadamente de vinos, aunque no tenia una fijacion por saber cuanto alcohol contendria lo que el otro traeria.

Entonces llego a su mente cual pudo haber sido la razon de que Alexander llegase con aquel atuendo, le parecio curioso pues no era una cita , ni nada tan formal, penso entonces que simplemente quiso dar una buena impresion, pero tampoco lo tomo demasiado en cuenta, eso seria darle demasiado credito a aquel hombre, aunque el esfuerzo si era apreciable. La sonrisa de aquel hombre fue algo que sin duda llamo por completo su atencion pero solo en un lapso de tiempo, le hacia cuestionarse sobre lo que pudiese encontrarse pensando aquel personaje.

.- Me he dado cuenta, agradezco que se halla tomado las molestias de haber elegido el lugar, tomando en cuenta mis gustos.

Dijo un tanto sarcastico , pero el hecho es que mas le habia sorprendido ese detalle que habia tenido con el, bufo molesto para sus adentros al pensar en eso y sorprendentemente se habia enrojecido apenas notablemente, pero que diantres le estaba pasando?!. Se estaba ablandando demasiado, eso deberia de ser.

.- Finalmente ya es tarde, y has traido ya la bebida, creo que lo que menos puedo hacer es pasarte para poder cumplir al menos con mi parte.

Dijo al entrar y dejar la puerta abierta tras el para que el otro pasara, dentro, su casa era todo un orden perfecto, limpio, bastante arreglado, cada cosa en el lugar preciso, hasta los cojines del sofa.

Cuando no esperaba nada, cualquier cosa le resultaba digna de ser agradecida. Así, había llegado sin saber qué era lo que quería o qué era lo que esperaba, pero parecía que iría bien o al menos eso quería creer, pensando de manera optimista. Después de todo, él se sabía capaz de hacerle pasar un buen rato a su compañero, no por nada tenía sus buenos estudios sobre modales, maneras y demás detalles que eran bien vistos. Y sobre todo eso, estaba el interés y la atención que era capaz de prestar cuando alguien le era agradable, como resultaba Demian.

- Oh, no debe agradecer.- Comenzó a hablar, algo aliviado por el tono sarcástico que esperaba no denotara verdadera molestia y que fuese sólo una manera de expresarse del otro. - Imaginé que se sentiría mucho más cómodo en un lugar familiar... como su hogar, ya ve.

Mantenía la mirada fija en él, por lo que logró percibir un tenue, muy tenue sonroje en las mejillas de aquel hombre, sin embargo, no supo si darle crédito o no a lo que sus ojos veía. "Quizá fue sólo una alucinación y eso que aún no bebo", se dijo a sí mismo, pero en el fondo el gesto se le antojó sumamente agradable, tremendamente adorable también y un subidón a su autoestima incomparable.

Asintió, omitiendo un pequeño comentario juguetón que consideró que no venía al caso y tras verle entrar, dejándole la puerta abierta, entró también. Incapaz de evitarlo, observó los alrededores, grabándose la decoración de la casa. Había algo que resaltaba por encima de todo y una palabra que definía al completo todo lo allí visto. Orden. Todo en correcto orden, en perfecta pulcritud.

- Uh, ¿dónde pongo la botella? - Preguntó ya dentro, dándose la libertad de cerrar la puerta y adentrarse en lo que era la sala, buscando con la mirada fotos, pues eso nunca debía faltar, en su opinión, como decoración.

Si bien antes habia pensado que su compañero era un completo extraño ahora le quedaba mas que claro con su comportamiento y palabras que parecian indescifrables para la mente cerrada de este literato maestro, aunque no sabia bien las intenciones de hacer la reunion en su casa, debia de pensar que realmente lo habia hecho por esa sencilla razon de no cansar al hombre con la compañia de otros molestos borrachos, aunque al final a veces, hasta eso resultaba bastante divertido. Escuchaba mientras las razones que habia tenido para ir a su casa, oh mejor dicho esas sencillas palabras que comenzaban a salir de su boca con un fin explicativo.

.- Entiendo, no debe de ponerse asi tampoco, que no soy un ogro... y ya le dije antes, tiene razon en que no me agrade estar con muchas personas, pero el bar, algunas veces no es tan concurrido, solo algunas noches.

Comento cuando ya estaban dentro de casa, tomando las copas y unas cajetillas de cigarros, algunos mentolados que no sabia porque, pero comenzaban a agradarle, avanzo hacia la sala donde se encontraba el otro e indico aquella mesa que se encontraba en el centro de la sala, estaba bien para poder mientras acomodar las cosas.

.- Ya que será aqui, me tomare la libertad de preparar la cena, asi no tendra que gastar en comprar alimentos para no tenerme de mal humor.

Agrego simplemente por comentar algo, pues aun cuando habia ido a la cocina habia puesto a calentar la comida en el microondas, no se pondria realmente a cocinar a esas horas, le tomaria bastante considerando lo estricto que era consigo en este proceso laborioso de los alimentos, ya sentado, invito al otro, mientras llevaba un cigarro a la boca y lo encendia, obsequiando a su acompañante uno igual y ofreciendole al mismo tiempo el encendedor. Sus manos tomaron la botella de vino, abriendola y finalmente lograndolo, a pesar de el bastante esfuerzo realizado, ni tanto. Sirviendo en aquellas copas prescisamente elegidas para portar aquel tinto liquido.

No, definitivamente, Demian no era un ogro. Demian era café oscuro, amargo al principio, pero con un poco de azúcar resultaba la cosa más agradable del mundo. Quizá incluso delicioso y estimulante, aunque eso no podía saberlo a ciencia cierta, pero al menos mentalmente así resultaba para él. Tras haber traspasado el umbral de la puerta le había escuchado hablar, pero se había distraído unos cuantos segundos viendo a los alrededores, aunque tenía bien presente el comentario y pensaba en qué contestar. O no, no lo pensaba, pero contestaría de todos modos.

- ¿Suele ir muy seguido al bar? - Preguntó, puesto que en su opinión, la manera en que había dicho aquellas palabras le hacían creer que al menos sí había ido algunas veces, como para saber que había noches en las que no estaba tan concurrido. - Yo voy de vez en cuando, casi siempre es sólo porque me invitan.- Agregó al comentario, tomándose la confianza para tomar asiento y dejar la botella de vino en la mesa como vio que el otro le indicase.

Observó de nuevo alrededor, las paredes y la mesita, el piso y los colores de las paredes. Parecía un lugar muy agradable, pulcro, ordenado, completamente habitable, no comos u hogar los primeros días de su vida en soledad. Ahora ya estaba mucho mejor, pero ni por asomo lo mantenía en tan meticuloso orden como lo hacía el profesor Delancurt.

- ¿Preparar la cena? Oh, lo lamento, debí traer algo. - Musitó, aunque vio que pronto el otro estaba sentado a su lado, tras haber traído las copas y cigarrillos. Marca conocida, mentolados. Prefería aquellos que resultasen más fuertes, pero nada igualaba el sabor agradable que le dejaban los mentolados.

Aceptó el cigarrillo que le era ofrecido, agradeciéndolo en voz baja y colocándolo en sus labios, tomando también el encendedor y encendiendo el cigarrillo, dando una calada profunda, sintiendo el humo bajar, reteniéndolo unos momentos antes de dejarlo salir, hacia arriba, para no molestar al otro con el humo. También le observó abrir la botella, sin demasiado esfuerzo a su parecer. Delancurt era un hombre fuerte, aunque a él su imagen se le antojase un poco frágil, no así su carácter, que le resultaba atrayente quizá por la misma rigidez que mostraba, que él presentía que no era real.

- ¿Vive solo? - Preguntó finalmente, esperando con ello romper el silencio y comenzar algún tipo de conversación para empezar a conocer lo que Demian delancurt era y podría ser.

Finalmente cada copa descansaba en cada una de sus manos, con el relleno suficiente de aquel líquido que ya se olia apetecible para tomar de una vez un trago, ofrecio entonces la copa a Alexander y se quedo con una suya, mientras llevaba ahora la mano desocupada a sacar aquel cigarro de entre sus labios despues de haber dado una profunda calada, soltando el humo sencillamente al techo, seguramnte estaba impregnado de ese mismo aroma, pues siempre lo lanzaba hacia donde mismo, sin mas, se llevo entonces la copa a la boca, oliendo primero el aroma que despedia aquel vino y despues dando un buen sorbo a esta.

- Contestanto a tu anterior pregunta, y la respuesta es un no , pero las pocas veces que lo he visitado ha estado bastante solo, además, cuando dijiste que el bar era uno de los lugares mas solicitados, pensé que a ti te tocaba ir en dias donde eso sucedia, por ello creo que comence a idearme yo solo las escenas, pero... en realidad no es que valla demasiado al bar.

Admite de manera sencilla acomodandose sus largos cabellos, observando despues como se encontraba la sala, tal como le era agradable de ver completamente limpia, sin ningun desorden visorio en esos instantes, y asi le agradaba que se quedara, notandose además, que niguna foto sobre familiares yacia presente en aquella sala o algun otro lugar, al parecer si se le preguntaba tampoco hablaria de ello.

- No tienes que preocuparte por todo lo que no traigas, tal vez despues me pagues lo de la comida, o cena, en este caso, pero por el momento creo que ha sido una buena idea que llegaras a la casa ya preparado, y arreglado, hubiese sido una pena ir al bar si te encontrabas desatendido, pero en fin.

Si, solo lo habia dicho para molestar, cuando despues se levanto para ir a la cocina y sacar lo que habia preparado el dia en la tarde, dejandolo solo por momentos descubierto para que el vapor se escapara, no queria matar al otro con las cosas hirviendo, aun asi, esperaba que al menos, fuese del agrado ajeno, aunque no demostrara en nada su aspecto ese detalle.

- Si, vivo solo... desde hace bastante he dejado de lado el ser dependiente.

Comento con seriedad mientras regresaba con unos platos servidos, era un sencillo guisado, algo que habia hecho solo por hacer para quitarse el hambre de encima y concentrarse mas en el trabajo.

Tomó la copa con su mano, sintiendo la frialdad de la bebida entre sus dedos a través del cristal de la copa, sin ser capaz de omitir una pequeña sonrisa antes de bajar los dedos hasta el fino píe de la copa, para evitar que el calor corporal arruinase la temperatura del vino. Era una buena marca, quizá no la más cara del mercado, pero sí de las mejores en su humilde opinión. Dio una calada más a su cigarrillo, observando las volutas de humo disolverse y se sonrió al escuchar la respuesta. Demian le había leído el pensamiento al notar que en él cabía la sospecha de que quizá el profesor fuese un tanto seguido, pero no.

- Ah, ya veo. Sí, es que a mí me ha tocado ir en días en los que hay bastante gente. Supongo que como cualquier negocio, el bar tiene sus días de mucha clientela y días de no tanta. - Comentó, reflexionando para sí aquel último comentario, en el cual no había reparado hasta entonces, dándose cuenta de que había precipitado su decisión de elegir la casa de Delancurt para la reunión, por no llamarle cita, que tenían.

Aunque siguió buscando por los alrededores con la mirada granate que ansiaba explorarlo todo, no encontró ni rastro de las famosos fotos familiares. Una desgracia, sí, una gran desgracia. "¿Será algún trastorno obsesivo compulsivo tanta pulcritud?" se preguntó entonces, aunque el pensamiento se desvaneció rápidamente entre el sabor del vino cuando dio el primer sorbo y sintió el líquido resbalar por su garganta.

- ¿Me está proponiendo que le invite a cenar más adelante? Porque resulta una buena idea.- Habló, divertido, pensando seriamente que sería buen pago y buena excusa además. - Oiga, yo siempre estoy preparado y arreglado, siempre. Unas veces más que otras, pero es verdad. - Alegó, con falso tono ofendido, aunque sabía bien que el hecho de que el pelilargo se estuviese metiendo con él de esa manera era buen signo.

Esperó la comida, observando el guisado una vez estuvo frente a él, dejándose atender aunque él hubiese preferido ser quien atendiera, después de todo el que invitaba era él, aunque estando en la casa de Demian no había mucho que pudiese hacer. Olía bastante bien, eso sí y abría el apetito.

- Ah, ya veo. Solo, se ha independizado por completo. - Dijo, rememorando pro un instante cuando él era más joven, sabiéndose entonces un niñito mimado, un jovencito riquillo y egoísta. - Eso significa que usted hizo la comida, ¿cierto? - Inquirió, llevándose un poco del guisado a la boca, saboreándolo y tragando poco después, desviando la vista hacia el literato, sonriendo. - Si es así, cocina muy bien.

Pareciera que comenzaban a entablar una buena conversación aunque el tema central, si es que habia uno , se encontrara ahora un poco distorcionado, como no solia hablar mucho con otras personas podria ser bastante dificil para Demian el lobrar centrarse en aquella platica o siquiera intentar no perder la concentracion en esta misma persona, pues dependiendo del caso y si no era de importancia podria ignorarlos, aun a pesar de ser ambos solos en ese momento, pero no era asi, esta ocasion no parecia estar ensimismado pues habia notado cada cual movimiento sobre aquella copa, como pasaba sus dedos para no calentarla, como recorrer ese vidrio con la mirada y admirar el liquido tinto en ellos, golpeando de pared a pared de cristal solamente por el hecho de moverla aun que sea un poco, cada detalle, hasta las respuestas mientras lo hacia eran observados con claridad. Se abstuvo de sonreir ante la respuesta de aquel hombre, solo indicaba que Alexander era un bebedor casi compulsivo, o eso lo creyo en esos momentos.

Ahora se percataba de que aquel profesor desde hace rato parecia buscar algo mas en aquella estacia, pero no habia nada, si acaso algunos cuadros pero nada mas, no fotos, no objetos de importancia, no arte sumamente cara o exigida con belleza expresada, nada, simplemente todo estaba en bastante orden ahi, nada, ni una mancha o peluza volaban por las cercanias, y no era prescisamente que resultara un transtorno, para nada, pero si podria tratarse de algo que Demian tuviese que hacer para terminar por sentirse comodo, a veces, y no era que lo pensara el desorden le traia algunos recuerdos que preferia no volver a la vida.

.- No lo creo, solo le estoy dando una idea de poder pagarme despues, por si no me devuelve el dinero.

Comento, aunque igualmente no habia negado del todo el hecho de ser invitado a cenar, no sabia porque pero Alexander le inspiraba a un niño, de esos que quieren todo lo que ven y desean y obtienen sea como sea, le daba una sensacion de contrariedad a el mismo que no dejaba de llamarle al menos un poco la atencion, aun más, resultaba que era una de las pocas personas que no le habia hecho enojar durando cinco minutos de buena charla, pero, quien sabe y el otro solamente tuviese poca suerte.

.- Yo no le estoy cuestionando nada.

Decia entonces cuando volvia con aquellos platos y habia dejado servido ya, observando al joven maestro alimentarse de sus preparaciones, al mismo tiempo que le hacia algunas que otras cuestiones, cosa que solo le saco un par de risas internas al pelilargo, llevandose este mismo un bocado a la boca y disfrutarlo, pues si bien de igual manera gozaba de la comida de restaurants , su comida la preferia aun mas veces y lo obvio era, que era demostrado ahora con aquellas ultimas palabras de Alex.

.- Por supuesto, ya que seria ilogico seguirme manteniendo con la familia, y por obvias razones tambien he sido yo quien ha preparado la comida, gracias por las palabras....

Dijo dedicandose personalmente a comer, aunque no sabia porque estaba satisfecho al saber que Alexander disfrutaba de aquel sencillo platillo.

¿Qué impresión se estaría llevando Demian de él? No tenía ni idea, pues era difícil atisbar en esos ojos y encontrar una respuesta clara. Era algo en el profesor Delancurt que llamaba interesante, esa dificultad de penetrar en su mirada y arrancarle respuestas precisas, justo como hacía con otros o solía hacerlo. No, no sabía que estaba pensado respecto a él y eso le hacía sentir un ligero cosquilleo en el estómago, una sensación extraña de ansiedad mezclada con la emoción anticipada de un niño que espera llegar al parque de diversiones.

La pulcritud del lugar le producía sensaciones extrañas. De alguna manera, podía sentirse ligeramente oprimido y un poco incómodo, pero estaba seguro de que la sensación desaparecería en cuanto lograse acostumbrarse del todo al lugar, cosa que iba logrando. También, había algo en esa impersonalidad del lugar, tan carente de detalles ostentosos o de cosas familiares; que le hacían pensar que en realidad reflejaba a la perfección cómo Demian se mostraba ante los demás. Curiosa analogía.

- Ha sido una buena idea la que me ha dado, entonces.- Comentó, respecto al comentario de la cena y se sonrió por momentos.- Me gustaría más pagarle con algo igual, una cena, en lugar de sólo calcular el valor monetario de lo que usted me ha dado y devolvérselo. Pagar con dinero es algo demasiado impersonal para mi gusto.

Realmente deseaba una oportunidad más, si acaso resultaba que hacía algo que no debía en ese momento. Y si acaso todo salía bien, ¿por qué no iba a querer entonces volver a crearse un momento especial entre ellos? Definitivamente, quería conocer a ese profesor y ver que era un hombre y no una estatua de piedra, que tenía un corazón y una sonrisa como los demás.

- Ya... - Dijo, únicamente, en respuesta al comentario, restándole un tanto de importancia a ese asunto. También resultaba cierto que esperaba que no le estuviese mintiendo y que no le estuviese juzgando muy duramente. Él tampoco lo hacía, sólo anotaba mentalmente detalles para saber lo que Demian era como persona, por dentro.

Volvió a llevarse la comida a la boca, saboreándola. Definitivamente, Demian sabía más de cocina que él, puesto que aunque podía cocinar cosas comestibles, no había manera de que alguna vez él hiciese algo tan delicioso como aquello que comía y que el profesor Delancurt había preparado.

- Bueno, conozco de personas que aúna nuestra edad viven con sus padres... aunque eso no quiere decir que usted pareciese una de ellas, para nada.- Habló pronto, deteniéndose un momento para beber un poco más del oscuro vino que aún se mantenía frío en su copa.- No tiene que dar las gracias, sólo le estoy diciendo la verdad. Su comida es deliciosa, su casa muy ordenada y usted una muy agradable compañía.

Le dedicó una sonrisa sincera, la cual no pudo evitar que se viese un poco coqueta y finalmente desvió la vista hacia la comida, volviendo a comerla. Esperaba que todo estuviese saliendo bien y que no hubiera metido la pata con sus acciones y palabras.

No tenia en claro lo que pensaba de aquel profesor tan jovial, por como le miraba comportarse podia deducir que probablemente resultara una persona que siempre se mostraba agradable y divertido, muy en su contrario, igualmente tampoco sabia que pensaba el otro de el, y mucho menos se le llego a pasar por la cabeza que aquella decoracion, por asi llamarle pudiera producir varios efectos en aquella persona, pero eran cosas que solamente el otro sabia y Demian se dedicaba mientras a los suyo y prestar atencion a actos que realmente notasen de importancia para el en aquel exterior, y aun mas poner atencion a aquella persona en sus palabras, no creia propio estar ambos en un lugar siendo que el otro hablara y el muy en lo suyo perferse en ese mundo personal que a veces se creaba para no notar nada desagradable de lo externo. Entonces apenas sonrio de lado por las frases ajenas.


.- Entonces aceptare el pago que desee darme joven Alexander, no tiene que mortificarse por cosas tan superficiales y sencillas como esas, si usted cree mejor entonces una cena, estara bien, si prefiere pagarme con algo más, esta bien, mientras me devuelva las cosas.

Comento con una sonrisa de nuevo en sus labios, le resultaba gracioso y eso resultaba bastante extraño para una persona como el, hasta podria malinterpretarse lo que le decia pero no diria nada al respecto, era como si Alexander deseara mas una segunda cita que una manera de devolverle un pago, pero tal vez solo eran tonterias personales muy propias y solo las pensaria como eso. Entonces simplemente prestaba atencion a los sutiles comentarios y se dedico a seguir comiendo, le gustaba personalmente su comida y no le gustaba comerla fria asi solo fueran cortas frases las que se decian, tomo entonces aquella copa de vino y se la llevo a los labios, bebiendo de esta un poco disfrutandola completamente.

.-Ya casi me dara a pensar que usted es un admirador secreto, joven alexander.

Comento mas como una broma de nuevo, nada serio o falso, solo un comentario mas estando ahi presente, suspiro un instante y despues le miro, al parecer lo que pasaba es que el otro era demasiado sincero, o eso le parecio, causandole un poco de gracia ese hecho, interna claro, le costaba mostrarse realmente amigable en aspecto fisico con otros, mas eso no quito que siguiera disfrutando el vino, esperando a ver la reaccion del otro por sus palabras.

Era tan frustrante no saber si lo estaba haciendo bien o mal. Por una parte, era cierto que trataba de comportarse como él mismo, natural, como siempre, pero a la vez, quería agradar, de alguna manera. No a base de mentiras y zalamerías, deseaba que Demian gustase de su presencia verdadera, no de una máscara puesta para aparecer en sociedad. Al menos, a Alexander sí le agradaba Demian, tan él, dentro de su propio mundo, tan ajeno a otras cosas, serio, frío, ocultando cosas que él quería descubrir. Sólo necesitaba una oportunidad.

¡Eso era un sí! Al menos, en la mente de Alexander, era un sí claro y preciso. Permiso concedido. Sonrió, asintiendo suavemente, desviando la vista para mirarle unos momentos.

- De acuerdo, entonces, si me lo permite, déjeme invitarle a cenar un día de estos en pago a su amabilidad al darme de comer en su casa, Demian.

Pidió, firme en su resolución de cumplirlo, con suerte en un futuro cercano. Y quién sabe, quizá a esa cena le sucederían varias más. Además, ¿aquello era una sonrisa? Sí, en labios de Demian, una sonrisa agradable, pequeña, algo seria, pero ahí estaba y eso le hacía inmensamente feliz. Y ni que decir que había captado al instante la manera en que esa respuesta del profesor podría malinterpretarse, ¿o era acaso una señal de que iba bien?

- ¿Admirador secreto? - Descubierto, tal vez. Sonrío ampliamente, divertido ante la acusación. No era verdad. No había notado sino hacía poco a Demian y primero no había mostrado interés, pero, el paso del tiempo, el mirarle apartado, aquello había hecho que se fijase en él y deseara saber por qué y si debajo de todo aquello habría una persona cálida. Parecía que sí.- Créame o no, es imposible que yo sea el único. Es usted un profesor popular.

Agregó, pues era cierto. Quizá el mismo Demian no lo notase, pero siempre había algunos alumnos que parecían interesados. No se acercaban, pero miraban, desde lejos. Infantilmente, en su mente se burló de aquellos jóvenes que nunca podrían, como él, estar en casa de Demian, comiendo y bebiendo tranquilamente. Y hablando de bebida... Notó su copa casi vacía, acercando el vino para llenarla nuevamente. Esperaba que Demian no creyese que era un borracho, claro que no.

No sabia que era lo que deseaba terminar por querer el otro, pues si quiera mostraba una pizca de andar esperando alguna respuesta de su parte, por otro lado Demian tampoco era ese tipo de personas que demostrasen cuando alguien simpatizaba en algunos aspectos con el, pero era un hecho de que aquel profesor estaba logrando de momentos poder sacarle algunas frases que jamas se hubiese atrevido a decir o actos que eran aun mas escasos de que demostrase aquel pelilargo. Probablemente algo tenia aquel profesor que se veia tan despreocupado, y no pareciera actuar ante nadie y menos frente a el, era claro que comenzaba a agradarle, ya era una ganancia que se hubiese acercado y otra aun mas que le hubiese invitado, aunque terminaran al final en casa suya no le habia molestado, siempre se la pasaba mas comodo ahi, absorto en pensamientos y aclarando su mente cada que podia de cosas innecesarias que no debian acosarle mas, no obstante, como todo ser humano siempre habria algo que no le dejase siempre por la paz, en cambio, aquel otro profesor, se acercaba a el sin afan de descubrirle forzosamente, como otros antes habian hecho, este lo hacia de una manera tan... idiota, por asi decirlo, boba y aniñada, lo que no podia tragar Demian aun con facilidad.

La sonrisa del otro le saco un poco de lugar, entonces su mirada se cruzo con aquella como intentando indagar que tanto pensaba aquel otro profesor tan peculiarmente interesado, y entonces llegaron aquellas ajenas palabras sacando una expresion algo mas inusual en aquel hombre, como si realmente pensara que Alexander exagerase en sus reacciones, como tal cual un niño sin remedio alguno, claro.

.- No tienes que preocuparte por eso, aceptare ese pago pero... tampoco podia dejarte muerto de hambre. Alexander.

Aun no podia creer que el otro realmente se emocionara tanto por volver a cenar con el, cuando otros le rehuian sin remedio alguno por pensar que era un hombre sin profundidad que dar a conocer, aun mas, como habia logrado aquel enigmatico ser sacarle una sonrisa??, ni el mismo podia creerse lo que estaba pasando en aquellos momentos, el como Alexander se atreviera si quiera, en alguna aternativa tal vez alejada o mas cercana sacarle una grata sonrisa, suave y casi inmarcada sobre sus tersos labios, entonces he ahi su respuesta, la cual podia tomarse en varias formas pero era claro que si de el era solo iva de las mas obvia. Alzo entonces sus hombro un poco ante aquella pregunta, pues solo habia dicho esa frase para bromear un poco con lo que vendria siendo un extraño colega, mas seguia insistente en que la sonrisa de aquella persona le causaba un efecto extraño al pelilargo, lo desequilibraba mentalmente como si de algo se tratara,sospecha, curiosidad, mejor ni queria pensar en ello. Hacia poco que conocia a aquel maestro y solo por algunas reuniones entre ellos, los profesores, pero fuera de ahi, era la primera vez que podia charlar con el personalmente y fuera de algun ambiente tenso de trabajo.

.- Me doy cuenta de que ahora habla de imposibles ,Alexander, aunque se toman bien sus palabras y en algun sentido llegan a apreciarse.

Despues de esas palabras dichas al otro, no penso otra cosa que no fuera que hacer despues de la comida, y si bien, habian quedado ambos de ir a un bar al menos tenia este encuentro parecerse al menos un poco a lo que seria ir, pese a que no lo desarreglaria, podria traer lo necesario, Demian gustaba de la bebida, y lo admitia la mayoria de las veces, en este caso no lo sabria, como igual, los pensamientos del otro los desconocia complejamente, entonces se levanto de la nada recogiendo los platos una vez habian ambos terminado de cenar, llevandolos al fregadero donde fueron dejados a remojar y escucharse entonces en la cocina algunas puertecillas abrirse, despues de unos minutos Demian llegaba con sus manos repletas de bebidas con altos grados de alcohol. Dejo estos sobre la mesa, su vino se habia terminado ya y ahora se proponia a servirse un poco de vodka en una copa limpia, dejando otra para Alexander por si deseaba beber tambien, prendio de nuevo un cigarro y se dispuso a beber, olvidando que mezclar podria ser peligroso, el esa noche al menos tenia pensado beber como lo habia prometido con aquel maestro.

.- Despues de todo, el plan era ir a un Bar, oh no?.

Le sorprendió, aunque no lo mostrase, que la mirada de Demian se clavase con esa intensidad en la suya. Sintió la descarga de una corriente eléctrica atravesando su cuerpo, rápidamente, causándole un reprimido escalofrío que culminó en su pecho, desvaneciéndose con el primer latido. No sabía si había sido su imaginación, pero en la mirada del profesor había notado un atisbo de interés y una profundidad sólo encontrada en la mirada de quien busca algo. ¿Qué era lo que Demian quería hacer? No tenía idea, pero esa simple mirada interesada le había subido el ánimo, haciéndole sentir orgulloso, pues había captado finalmente la atención del otro. "Vamos bien, Alex, vamos bien..." Se dijo, a modo de ánimos y mantuvo la sonrisa, aún más plácida, más feliz.

- Bueno, eso es porque eres muy amable.- Comentó, al respecto, comenzando a tutearle pues el otro lo estaba haciendo. Aquel era otro punto a su favor y eso era algo que celebraba interiormente.- ¿O sólo es por obligación social? Como sea, te lo agradezco y lo pagaré

Porque era cierto que existía esa posibilidad, que aquella acción sólo respondiese a las necesidades de cumplir con un requisito establecido por las leyes de cortesía, pero de cualquier manera, Alexander prefería pensar que no había sido sólo eso. Se mantuvo observando aquella sonrisa tan ínfima dibujada en los labios de Demian y se obligó a reprimir el deseo de besarle. Había alguien debajo de la coraza que Demian mostraba y ese alguien quería conocer, lo que no significaba que la actitud fría, distante y hasta cierto punto, amarga, no le atrajese mucho más de lo que imaginaba. Negó con la cabeza al volver a escucharle hablar.

- No son imposibles. Quizá es que no te has dado cuenta.- Aunque el aire formal había regresado a los labios de Delancurt, Alexander aún deseaba mantener la cercanía del lenguaje un poco más.- Pero realmente hay personas que quieren saber si el profesor de literatura podría fijar la vista en alguien más y quererle. Muchos anhelan ser esa persona.

Bien era todo eso cierto y también era cierto que al mismo tiempo le causaba una ligera sensación de desagrado. No podía evitarlo, en su naturaleza estaba una obligación de defender y cuidar lo que considerase suyo. Pero Demian no lo era, así que estaba injustificado y le hacía sentir un poco estúpido. Perderlo sin siquiera tenerlo, eso sería aún más patético.

Observó, una vez terminada la cena, como el otro se llevaba los trastos, solícito y silencioso, como siempre al parecer y él dio un trago a su copa ahora rebosante por haberla llenado, saboreando el vino tinto de su interior. Sin embargo, no estuvo solo mucho tiempo. Demian regresaba con las manos repletas de alcohol. ¿Eso que traía era vodka? Vaya, buenos gustos, porque era una buena marca, vodka caro y de calidad que él antes había probado. Se apresuró a acabar su copa de vino, mientras el otro servía y acomodaba todo y apurándola de un trago nada educado, la dejó a un lado, observando la nueva, limpia, no tardando en llenarla, divertido. Sonrió nuevamente, tras sentir el regusto del vodka contra su paladar.

- Ese era el plan, compañero.- Respondió, divertido. Al fin y al cabo, al parecer Demian estaba también dispuesto a que el encuentro fuese agradable, para ambos.

Se sonrio personalmente cuando Alexander comenzaba a tratarle con tanta confianza, ademas ya desde hace poco lo habia sentido bastante tranquilo consigo, es decir en un comienzo habia parecido demasiado nervioso como si le temiese hablar de algo normalmente, sabia que podia dar a entender algunas cosas, y qaue provocaba miedo a otros pero no podia evitar ser el centro de una increible seriedad, sin embargo le hacia sentir bien que Alexander comenzara a tutearle y a tenerle ese nivel de confianza, le hacia sentir tal vez mas aceptado por aquel profesor de dificiles pensamientos, o al menos el no alcanzaba a entender como alguien podia ser tan animado y feliz, como lo era aquel profesor. Entonces no pudo evitar reir ante sus palabras.

.- Descuide Alexander, no es por obligacion tampoco.

Murmuro antes de acomodar un poco sus cabellos detras de la oreja, justo del lado que daba para donde Alexander se encontraba, pero es que mientras bebia se interponian sus hilos castaños y sinceramente, le castraba que se le metieran de la nada a la boca o sentirlos sobre su rostro cuando disfrutara de la bebida. Entonces surco por sus pensares en que podria estar pensando aquel maestro, porque se acercaba a el y con que fin??, no entendia aun nada, pero preferia imaginar que le agradaba tal y como decia en vez de pensar en algo mas, y entonces escuchar sus palabras y beber otro trago mas pensando en otras cosas que no fueran eso, esas cosas del amor y lo demas le tenian arto en algun sentido, es mas, dudaba que alguien pudiese acercarse a el con solo motivos amorosos o amistosos, como le habia pasado antes, siempre era solo la atraccion fisica y nada mas, por eso se reprimia todo, por eso no salia con nadie, detestaba esa clase de personas y por alguna razon, Alexander no parecia ser de ellas, por ello mismo le estaba dejando acercarse.

Entonces despues de haber partido por lo que eran las botellas y botes de cerveza, escucho las palabras de su compañero al verlo servirse unas copas mientras Demian se le adelantaba y bebia de la suya, sonriendo de lado. Era cierto desde un principio el plan habia sido aquel, pero igualmente....

Pasaron apenas unos minutos cuando las botellas comenzaron a vaciarse, entre charlas del colegio o sobre personas y caracteres distintos, habian terminado entre ambos un par de botellas grandes con vodka, y un par mas de botes de cerveza, al menos Demian llevaba una gran cantidad de alcohol y cigarrillos consumidos, con un sonrojo marcado en su rostro mientras reia por algunos comentarios hechos, su cabello ahora estaba recogido en una coleta baja, caida hacia su espalda, con el flequillo suelto sobre su rostro solo un poco, entonces el ambiente se estaba poniendo bastante agradable para ambos profesores, Demian tuvo un poco de calor por tanto consumir de alcohol y desabrocho apenas los primeros botones de sus ropas, mirando al profesor a su lado que estaba igual o mas rojo que el, causandole alguna que otra soltada de risillas casi inaudibles.

.- Siempre pense que usted seria un profesor serio Alexander... me ha sorprendido con todo esto...

Le solto solamente, dando el ultimo trago a aquella copa que aun conservaba en sus manos.

¿Aquello que escuchaba era una risa? Sí, lo era, limpia y clara, aunque pequeña. Sinceramente, la emoción le desbocaba y el sentimiento de creciente alegría se instaló en su pecho. No había imaginado que lo lograría, pese a los pensamientos optimistas y a los ánimos que él mismo se daba, no creyó verdaderamente que sería capaz de lograr algo, pero ahí estaba, el profesor sonreía, más que ello se atrevía a sonreír. Por un momento, Alexander pensó que estaba haciendo feliz a Demian y no pudo menos que sentirse feliz el también. Aquella era la finalidad de todo, la meta, el deseo. Se sorprendió a sí mismo disfrutando de todo eso, como no creyó hacerlo y la sonrisa se dibujó en sus labios, más sincera que antes.

Negó suavemente, musitando un "no es por obligación" apenas audible, pero seguro. No era por obligación, nada, era al contrario; por gusto, placer, porque era algo que él quería. Había más posibilidades de que él estuviese obligando a Demian que a que él fuese el obligado.

La manera en que el otro acomodaba sus cabellos le pareció un gesto sumamente lindo, curiosamente incitante y sin embargo, incluso en ese momento decidió reprimirse. Había cosas que hubiese deseado hacer, pero eran cosas que no podía permitirse aún. Podía esperar a que las cosas avanzaran, no deseaba obligar al otro, no deseaba siquiera presionarle. No era Demian un juguete o el rollo de una noche, ni un objeto de usar o tirar y por tanto, debía ser cuidadoso, cultivar las cosas. Ser auténtico y sincero, pero no molestar, aunque hasta cierto punto lo estaba haciendo.

Pero todo era para lograr algo bueno. El fin justificaba los medios y la paciencia y espera sería recompensada. Sonrió, bebiendo nuevamente, saboreando el amargo suave de aquellas bebidas, olvidando, en medio de la emoción de experiencias nuevas y de metas realizadas, que mezclar cosas le haría perder rápidamente aquella cordura que le ataba los instintos y moderaba sus deseos.

Las cosas continuaron y el ambiente pareció de pronto menos tenso, incluso familiar, agradable. Aquella seriedad fue desapareciendo conforme el contenido de aquellas botellas desaparecía también y poco a poco las sonrisas que trataban de ser ocultas se transformaron en risas más sueltas y los comentarios cuidados fueron perdiendo pretensión, para hacerse más naturales y sinceros. El alcohol le nublaba la visión de las cosas y más que el mismo alcohol, era aquella sensación de que había logrado algo y podría seguir así, lo que le embriagaba. La visión de Demian, así, con aquel sonrojo en sus mejillas que alcanzó a notar y que imaginó que sería similar al propio, y el cabello recogido pero el flequillo suelto; era demasiado para él. Lo veía hermoso, veía aquella actitud lejana a lo de antes, la seriedad y frialdad del otro derritiéndose suavemente, entre gotas y gotas de las bebidas, entre palabras y palabras dichas. Alexander imaginó que comenzaba a escarbar en la superficie, que al fin encontraba el azúcar que se había quedado estancada en el fondo del café que era Demian. Quizá podría saborearlo próximamente.

Tragó saliva al observar los dedos hábiles del profesor desabrochando sus propios botones, apenas los primeros y Alexander percibió que Delancurt no era el único en esa habitación con calor, pero seguro no por las mismas razones. Y reía. Las risas bajas estaban ahí, apenas audibles y hacían temblar su corazón algunas veces. Y se le contagiaba aquellas emociones y se aunaba a las propias. Su mirada se paseó por la piel recién expuesta, ¡qué maravilloso sería poder sentirla bajo sus propios dedos! ¡qué sensación tan agradable sería el roce piel con piel! Debió morderse los labios, entrecerrando los ojos, haciendo uso de todo su ya decreciente autocontrol. Tardó en entender las palabras que el otro había dicho y soltó una pequeña risa. "Estoy ebrio" pensó en ese instante, pero fue algo tan fugaz en su mente descompuesta que lo olvidó.

- Ya lo ves, las apariencias engañan.- Rió suavemente, encogiéndose de hombros, viéndole beber de aquel licor, lo último de la copa.

La manera en que su garganta se movió al tragar, incluso el mismo movimiento de la respiración, fue perceptible a través de la camisa entre abierta, completamente visible ante la cercanía e igualmente visible fue la gota de licor que vio resbalar de los labios del otro, deslizándose apenas un poco por la comisura de sus labios. Una gota de licor, una gota de él que deseaba beber. Alexander podría decir que se resistió, pero entre el sin fin de sensaciones y represiones ya acumuladas, era una batalla perdida.

- Ha resbalado...- Susurró, acercándose ligeramente, un poco más, llevando su mano a la mejilla del otro, un último intento de resistencia, quizá limpiar la gota con sus dedos. Pero fue imposible.- Un poco, aquí...

Imposible resistir, así como era imposible luchar. Acortando la distancia, perdido ante aquello a lo que se decidió rendirse, su lengua salió de sus labios, acariciando la piel del otro, buscando en el borde de los labios de Demian aquella gota que para Alexander era tan valiosa como debió serlo para los dioses su maná, para los mortales la ambrosia. Y la bebió, suavemente, una lamida corta que acabó con un beso suave, inocente quizá, contra la piel antes humedecida. Su mano en la mejilla del otro subió suavemente, hasta llegar a su flequillo, apartándolo para mirarlo mejor al separarse. Con lo poco que le quedaba de lucidez llegó a dudar de si Demian se había enfadado o no. Pero, que le perdonara, ¡no podría soportar más!

(( X_x perdóoooon, quedó largo.))

Ni siquiera había notado aquella mirada que se mostraba abiertamente y tan fija sobre su ser, parecía ser que alcoholizado se volvía alguien menos cuidadoso de lo ordinario, Cómo decirlo?, simplemente le afectaba de más cuando se encontraba en tal estado, no pareciera ser el mismo hombre de marcada seriedad y caracter amargado que normalmente habitaba la universidad, la mayor parte del día, Alexander podía darse el lujo de mirarle en una faceta jamás conocida por nadie más que su propio espejo que miraba todo lo que pasara dentro de aquella casa, por un decir. Sin duda la reacción de Alexander ante sus palabras, con aquella risa, habían dejado en claro que estaban igual o él estaba más ebrio que Demian para considerar. Aún así eso no evitó que Demian disfrutara de su bebida hasta el final.

Escuchando las palabras de aquel hombre se dispusó a apenas sonreír para después negar al tiempo que llevaba la copa a sus labios, bebiendose aquel último trago e igualmente no dandose cuenta de la mirada penetrante de aquel profesor sobre su acción, terminó de beber notando apenas una gota de licor resbalar por la comisura de sus labios sin prestarle la mayor atención, no pasaría nada por dejarla ir.

.- mmm??...

Enarcó una ceja cuando le miró acercarse, resbalar??, qué??, sin darse precisamente cuenta de ello la mano de Alexander ya descansaba sobre su mejilla, causando un efecto sorpresivo en la mirada del literato, tal vez solo limpiaría la gota con sus dedos, tal vez no sería tan malo dejarlo entonces, le ahorraría trabajo.

Pero más que eso, sus ojo se abrieron aún más cuando observó tan peligrosa cercanía, entreabriendo sus labios para exclamar algo siendo imposible cuando aquella lengua tocara la piel y subiera hasta los labios, tomándolos apenas en un suave y apenas perceptible beso, sin duda ese gesto no se lo esperaba ni un poco al menos y más que eso, pareciera que Alexander solo se había aprovechado de semejante cosa para hacerlo, estaba en parte molesto, pero no lo demostraría, no en esos momentos tal vez... pasarlo por alto o....DIABLOS!, la caricia a su mejilla removiendo sus cabellos le causo escalofríos, realmente aquel hombre se atrevía a tales cosas??... enarcó una ceja mostrandose un poco alterado, sonrió.

.- Vaya, asi que eran ciertas tus palabras, las apariencias engañan, quien diría que alguien con una cara como la tuya, que grita "violame" a los cuatro vientos, sería capaz de hacer algo como eso....

Dijo entre burla y burla, retándolo, aunque de alguna forma intentaba sacarse el enojo de algún modo.

Había sido imposible pasar por alto aquella oportunidad quizás única en la vida, o, ¿cuántas veces tendría él a Demian ahí, cerca de él, ebrio y a su disposición? Dudaba que existiese una segunda vez, así que había tomado en mano la oportunidad presentada y la aferraba con fuerza. Y aunque ahora Demian se enfadase, le soltase alguna bofetada y le echara de su casa era una posibilidad demasiado alta, sabía que había valido la pena y que no se arrepentiría, hasta la mañana siguiente que se le pasara la ligera o no tan ligera borrachera que llevaba encima. Entonces sí que se arrepentiría de haber arruinado lo que podría haber sido el inicio de algo lindo.

Entre sus dedos el cabello del otro se sentía suave y la manera en que el cabello mismo caía por su espalda y el flequillo ahora apartado le dejaba ver el rostro del otro le hizo desear abrazarlo y no volver a soltarlo. Era hermoso, sí, y era peligroso, porque Demian no era para nada como aquellos esclavos sumisos. Demian era una fuerza inmensa que podría imponerse incluso ante él mismo. Le divertía, le intrigaba. Le causaba un leve escalofrío, le despertaba un deseo incontenible de proteger, de ser protegido a la vez, sabiendo que la fortaleza de Demian era grande, tanto como la suya. Era valiente, era fuerte y en el fondo, lo sabía, era dulce y ligeramente frágil. Demian era tantas cosas en sólo una persona, tanto...

La sonrisa de los labios del profesor le descolocó un momento. ¿Qué significaba eso? En el mejor de los casos y usando mucha imaginación, Alexander pensaba que a Demian le había gustado aquel gesto, ese beso y ahora se le echaría a los brazos y se besarían como si se les fuera la vida en ello. Pero eso no era muy... Demian Delancurt. Y en cambio, lo que escapó de esos labios no fue un beso. Al contrario... Descubrió lo que esa sonrisa significaba y no era algo bueno.

- ¿Disculpa? - Inquirió, frunciendo el ceño por primera vez en la noche, tuteando a su compañero, sin separarse mucho, bajando la mano de la mejilla al cuello lentamente, delineando su mandíbula, bajando siguiendo una vena apenas visible y deteniéndose en la clavícula. - ¿Cómo de que mi cara grita "viólame"? Te habrás confundido y lo que en realidad viste es tu rostro. El tuyo sí que está gritando "viólame, oh, Alexander, te necesito". – Y acto seguido, llevo la mano libre a los labios del otro, rozando con la punta del índice éstos, sonriéndole con satisfacción.- ¿o me equivoco? Eres muy evidente.

Y aunque lo dicho por Demian había sonado a burla mordaz, lo de él tenía un tinte más a provocación. Eso era. Le devolvía la misma moneda y más. Le enseñaría quién mandaba en ese lugar y quien era el que tenía cara de pasivo y tal. Por que él no, definitivamente, no. ¡Uke él! Imposible.

No sabía ni quería siquiera enterarse de que era lo que pasaba por la mente de Alexander en aquellos momentos, la verdad después de lo sucedido lo único que tenía en la mente era el hecho más frívolo que pudiera tener el otro para estar consigo, pero eso no evitó que su sonrisa se mostrara con suficiencia al ver la reacción de aquel profesor ante su comentario, de hecho que frunciera el entrecejo le causó bastante gracia si no es que más. Aún así no descuido ni un poco el trayecto de aquella mano sobre su piel, quedando finalmente esta mano cerca de la clavícula donde Demian solo alzó la ceja ante tales comentarios.

Quería contestarle sin duda alguna, defenderse como tal pero espero pues parecía que no terminaba ahí, solo sintió aquel dedo sobre sus labios y le miro mientras hablaba, esa ultima frase le saco de sus casillas mostrandose lo más serio que jamás se le llegó a ver alguna vez. Pero se le vino algo mejor a la cabeza, sonrió muy apenas antes de tomar aquella muñeca en su mano, sin apretarla, abriendo sus labios como si buscara distraerlo haciendole creer que chuparía su dedo o algo semejante, pero no...

.- tal...vez...

Susurró antes de rozar sus labios más con aquel dedo, apretando ahora si su muñeca y ante una rápida maniobra colocarle boca abajo contra el sillón, el brazo a la espalda sujeto aun por la mano de Demian quien lentamente colocaba todo su peso o la mayoría de éste sobre él. Sonrió bastante divertido pero sin dejar que le mirara, acercó sus labios al oído de aquel hombre, rozandolo con sus labios constantemente, lamiendo suavemente aquella piel.

.- pero si eres tu quien desea hacer eso... vez ese rostro en mi porque deseas que tenga ese rostro para ti... no es verdad??...

Murmuró, resoplando la piel de la nuca al apartar cuidadosamente unos cuantos cabellos, atreviendose despupes a elevar aquel rostro y apartar cautelosamente aquellos lentes de su cara, dejandole libre y verle calmadamente, disfrutaría de ese instante solo un poco mientras descendia su mano por aquel cuerpo, llegando a los gluteos...

.- apuesto lo que quieras, a que deseas hacer esto....

Apretó aquel trasero, estrujando sus nalgas completamente y sin privarse de nada, repasando sus dedos entre estas aun por sobre la ropa atreviendose a tocar justo sobre el ano de aquel hombre aun por sobre la ropa claro estaba, le torturaria, hacía las cosas tal cual sabía que Alexander deseaba hacer con su cuerpo, por ello llevo su mano a abrir el pantalon de aquel hombre, repasando con la punta de sus dedos aquel miembro aun bajo la prendas interiores.

.- te estas poniendo duro, será que te estas imaginando cada una de esas cosas?... será que me imaginas a mi reaccionando ante ti??...

Susurró justo en su oido, dandole la vuelta sin dejar de poner presión sobre él, mirandole fijamente y con marcada seriedad sobre sus ojos, acercando su rostro al otro y mantener sus labios apenas a milimetros de distancia de aquellos ajenos, rozandolos varias veces antes de hablar un poco.

.- Te mueres por besarme.. no??....

Lamió apenas, descendiendo sin tocar por completo la piel que recorría, abria al paso de su mano la prenda superior que era la camisa, despojandolo a medias de ella, dejando su pecho al aire libre solo un poco, resoplando Demian sobre este mismo antes de mirarle fijamente, sonreir una vez mas y volver acercarse a sus labios, sin tocarlos, le estaba retando sin duda alguna, pero Alexander se lo había buscado y todito todo eso. Finalmente, dejó apenas un beso sobre su mentón.

.- Mueres por hacerme estremecer... no es así??...

Se separó, levantandose de su lugar y dejarle libre completamente, poniendose de pie y mirarle desde esa distancia con el rostro serio una vez mas, soltando a la par su cabello.

.- Sin duda, es eso.

Con obvia curiosidad dejó que el otro tomase su muñeca en la mano, sorprendido e intrigado porque al principio había creído que Demian le apartaría, pero la suavidad del tacto no iba encaminado a apartarle, al contrario... sus ojos se clavaron en aquellos labios, observando la humedad de esa tibia cavidad que su dedo rozaba. Un gesto de erotismo increíble, una acción de sensualidad completa que hizo que perdiese la cabeza unos instantes, pensándose vencedor, creyéndose pronto dueño de esos labios y ese cuerpo.

Pero descubrió su error al momento mismo en que la presión en su muñeca se acrecentó y se vio a sí mismo boca abajo contra el sillón, con el brazo hacia atrás, sujeto con fuerza doblado contra su espalda, inmovilizándole, aunque le quedase un brazo libre que apenas y pudo utilizarlo para alzarse un poco, para que el peso del otro no le presionara por completo. Pero escapar, no podía. Maldijo el instante en que bajó la guardia y los papeles se habían invertido, más incluso cuando sintió el calido aliento contra su oído, el suave roce y aquellas pequeñas lamidas que le hicieron estremecer.

Se lamió los labios, humedeciéndolos. Era verdad. Quería ese rostro para sí, quería verle de esa manera, con la piel enrojecida, con la mirada anhelante, con su cuerpo estremeciéndose y con su voz pidiendo con suavidad y contra su voluntad más atenciones, más de él. Sin embargo no respondió, dibujando una sonrisa de curiosa diversión, ahogando un leve suspiro al tenerle tan cerca, al ser capaz de sentir su piel. Demian estaba jugando (Alexander lo sabía, era un juego, era provocarle), ya después llegaría su turno de aprovecharse. Por mientras...

Soltó un pequeño respingo al sentir la mano acariciando sus glúteos, entrecerrando los ojos y sonriendo aún, quizá un poco forzado ya. "Sólo una excusa para manosearme, ¿cierto?" Pensó, divertido. Demian tenía sus maneras de obtener lo que quería, pero él tenía las propias. Ya lograría tenerle a gatas en la cama, sudoroso y ansioso, desnudo ante él, excitado. Cerró los ojos por completo. Podía imaginarle con tanta claridad, tanto que incluso podía sentirle ya. Se mordió los labios al notar la mano que ahora tocaba su entrada encima de la ropa. "Tranquilo, Alexander, ya será tu turno de torturarle" se dijo, guardando la calma sin abrir los ojos, sintiendo la mano llegar a su pantalón y abrirlo. Levantó un poco las caderas, para darle espacio, dejándose. Que se confiara, que creyera...

- Sólo veo a futuro, querido.- Fue su única respuesta, con un toque de burla pequeña, calmando su respiración. Pensó, por un momento, que esta faceta de Demian era extraña, era atrevida, era fuerte y deseó por eso mismo dominarla, lograr doblegarle y tenerle para él.

Había querido descubrir quién era Demian, ahora se agregaba querer descubrir esas otras cosas. Y, dios, ardía. Se acomodó al momento que Demian le dio la vuelta. Tan cerca. Hizo un amago de besarle, mas no alcanzó sus labios. Alzó la mano que le quedaba libre y subió hasta su rostro, bajando hasta acariciar su cuello, pero sin jalarle aún hacia él, como deseara.

- Y no sólo besarte.- Musitó contra esos labios, antes de que empezasen a bajar. Inconstante, cruel. Apuntó mentalmente aquellas cosas y se prometió torturarle el doble, más aún, antes de darle satisfacción, Hubo un poco de frío cuando se vio despojado a medias de su camisa, pero pronto desapareció. Oh, hacerle estremecer, ¿tan transparente era? Quizá sí, pero que Demian le permitiese y se permitiese tales acercamientos "No soy el único que lo desea" Sentenció, observando con cierta frustración como el otro se alejaba, poniéndose en píe. Eso...

Sonrió, lascivamente, divertido y se levantó también, sabiéndose libre. ¿Seriedad? No, ya borraría del rostro del profesor esa fingida seriedad.

- Muy obvio, ¿cierto? - Musitó y la embriaguez le dio los bríos para actuar. Con decisión se acercó, con un brazo rodeando la cintura del otro, con la otra mano sujetándole un brazo, con fuerza no medida y sin más le besó, profundo y rápido, un beso salvaje donde hacía notar las ganas y el estado de excitación en que el otro le había dejado.

Sin cortar el beso, le obligó a retroceder un par de pasos, varios más, dirigiéndole hasta una de las paredes libres de la habitación y le obligó a recargar la espalda en ésta, recargando él su peso, acorralándole, soltándole de la cintura, cortando el beso, tomando con una mano ambas de él y bruscamente elevarlas sobre la cabeza de Demian, tratando de impedirle que escapase. Lamió entonces sus labios, despacio, bajando por su mentón, antes de morderle ligeramente, sin dejar marcas, pegando más su cuerpo caliente al de aquel hombre, mirándole antes de hundir el rostro en su cuello y lamer la suave piel, besarla con ternura y luego propinarle una mordida no tan suave, rozando con los dientes su extensión, buscando sensibilizar la piel de Demian.

- ¿Tú no lo deseas? - Susurró contra su piel, dejando que las palabras vibraran y transmitieran esa vibración al otro. Soltó un suspiro involuntario al momento de pegarse un poco más, rozar sus caderas contra las del otro y sonrió.- Oh, mira cómo me has dejado.- Le dijo, sonriendo sin mirarle, volviendo a mover sus caderas contra las de él, para que sintiera la dureza de su miembro despierto.- ¿Lo sientes?

Las reacciones, las palabras, como Alexander se comportaba justo en esos segundos, esos minutos donde Demian se posara sobre su cuerpo e intimidara o eso planeaba, mientras tanteaba lugares que seguro nadie antes había abordado sobre él, mientras su voz y aliento rozaran la piel recien expuesta para alguien quien demandara control, como el color invadía el rostro de su compañero laboral y las ansias lo carcomian al saberse cierto su estado actual sobre el literato, eso lo hizo rabiar, pensar que acercarse a él para terminar en la cama sería una buena idea, fue una estupidez creer y confiar en él. Pero eso se sacaba por socializar con aquellos quienes dijeran no llevar segundas intenciones, seguramente Alexander pensó que con eso le tenía, con su honestidad a las cosas pero no, probablemente Demian estaba peor o igual de afectado que el moreno en cuanto al alcohol pero le quedaba consciencia para sus gustos y propios dilemas.

Por ello le soltó, por ello le dejó y dijo todo eso, simplemente era una atracción física creada por la involuntariedad del alcohol, ambos estaban perdidos y sabía más que nadie la estupidez que pasaría si seguían estando juntos de esa forma al menos, alejarse de Alexander y no seguir asustandolo era lo mejor. Se dió la vuelta tomando una bolsa negra para hechar las botellas vacias sin percibir el cambio de humor en el moreno, ni como sonreía ni como se alzaba, apenas alcanzó a escuchar las palabras que dijo y le miró.

Pronto Alex sujetaba de la cintura a Demian quien perplejo estuvo a punto de soltarle un buen golpe justo en la cara al otro, pero se le adelanto sujetando su brazo y cuando pensaba decirle las cosas claramente Alexander le besaba ya, de una forma en que el propio aire se intercambiaba uno a otro y apenas podría remover sus labios para extraer más del exterior, movía sus labios, si, pero como un impedimento para que aquella lengua no entrara a su boca, no le dejaría adelantarse.

Y así como estaban pronto se estampo contra la pared, Alexander seguia exprimiendo sus labios y Demian no paraba de buscar una manera de alejarse, suelto al fín o eso pensó, el profesor lo sujeto con su mano ambas muñecas y le inmovilizo al menos de esa manera. Demian le observaba realmente enfurecido, agitado pero estaba realmente enfurecido, el marcado color sólo estaba sobre su rostro porque simplemente el alcohol no había bajado aún, no hallaba forma de escaparse. Alexander se estaba propasando en serio, la lengua recorrió la propia piel por donde nadie nunca había hecho algo si no era su mano al tiempo de bañarse. Sentirlo en su cuello le hizo reaccionar con escalofrios, exhalando profundamente sin mostrar mayor gesto que el de incomodidad y un orgullo que se iba deshaciendo.

.- Alexander... maldito...hhuhh!!

Exhalo de nuevo al sentir aquel cuerpo tan cerca, pero más porque la erección del otro se frotaba continuamente aun tras las telas contra areas en su cuerpo que precisamente no eran las indicadas, menos en ese estado. Se mordió el labio inferior antes de pegar su cabeza a la pared cuando sintió moverse las caderas contra las suyas, apretandose ligeramente, simplemente tenía que salir de ahí.

.- Así que era verdad todo lo que te he dicho ah?, deseabas este contacto con mi cuerpo, te morías por tenerme así...

Su respiración era dificultosa, casi cortada por la agitación después de semejante beso compartido, pese a la rebelión de uno. Su mirada estaba fija contra Alexander, pensaba el castaño que tanto le desearía el otro para tenerle estampado contra la pared aun contra su voluntad, pero al diablo con esos pensamientos, le artaba la altaneria, el comportamiento de que hiciera lo que se le antojara en aquellos instantes!, le hacía rabiar en serio. Sin saber como y movido por el coraje Demian dió un empujón al otro profesor justo en el estomago para alejarle, le tomo de los brazos y el mismo le estampo de frente contra la pared, pegando el literato su cuerpo al de aquel cuando lo tenía inmovil ya.

Aprovechando que tenía el otro el pantalón desabrochado bajo la prenda interior tomando entre sus dedos la erección de Alexander, acaricio con la yema de sus dedos la punta viscosa que se sentía por el líquido preseminal que lubricaba la extensión, jugando un poco en ese lugar hasta dirigir su mano a masturbar de manera adecuada el miembro de Alex, como la otra ocupandose ahora se centraba en los grandes testiculos , apretandolos, moldeandolos bien entre sus dedos, torturando al maestro en ese corto tiempo mientras hablaba Demian a su oido.

.- Si te dejó a punto de terminar seguramente no te quedarán ganas de intentar más, eres un pervertido, estas muy caliente Alexander y eso sólo me hace pensar que desde que has llegado tu deseas una especie de este tipo de contacto, mira bien... te estoy dando un único regalo, pervertido.

Susurró contra su oido, cuando sintió palpitar la erección de Alexander entonces alejo sus manos como el de aquel cuerpo, no se podría mover rápidamente ni pensaría con coherencia en esos instantes, a menos que el propio alexander se masturbara y terminara terminaría el propio con su tortura, Demian se alejaba y se sentaba en el sofa que ambos habian ocupado hace unos minutos, tomo un vaso de cristal con bebida aun y se la bebio de un sólo jalon lo cual fue peor pues termino un poco mareado, sin notarse.

Aquello era... ¿rechazo? En el estado alterado de su conciencia a causa del alcohol, concebir la idea de que estaba siendo rechazado resultaba una locura. No podía creer en ello, no después de haber sentido el toque provocador, no después de ver que había sido el mismísimo Demian quien había dado el paso más grande, quien había despertado sus ansias. Había despertado su deseo y ahora Alexander, dominado de aquel deseo y aquella necesidad, no podía hacer otra cosa sino centrar su atención en el profesor, sintiendo la sangre arder ante la premeditación de sus actos. Cierto era que no había planeado tal cosa, que la idea de acostarse con Demian en la que podría llamarse 'la primera cita' no había sido su idea y no era tampoco lo más recomendable. Pero, ¿cómo oponerse y desaprovechar una oportunidad que probablemente después le sería negada?

Sonrió contra el cuello del otro, lamiendo suavemente, al escuchar aquella maldición proferida en su contra. Lo quebraría. Aquel orgullo, lo destrozaría por completo para hacerlo suyo, dominándolo pro completo. Iba a hacerle recorrer un camino de placer donde aquel orgullo sería dejado de lado y le haría gemir y suplicar por más de aquel ansiado contacto. Oh, sí, podía verlo claramente en su mente, el rostro excitado del amante, podía sentir incluso el escalofrío de su cuerpo y el temblor causado por las caricias que vendría. Lo tendría para sí y, a su vez, se entregaría él mismo, quizá no de la misma forma, carnal, pero le haría ver al otro no sólo sus intenciones, sino sus sentimientos, aquellos nacidos, pequeños e incipientes, pero que calentaban su pecho y le hacían desear hacerlos crecer, compartirlos. "Haré que me quieras" pensó, fugazmente, antes de ahogar una risita ante aquellas palabras. Moría por tenerle así... no así exactamente. No. Esperaba más. Espera otra cosa también, esperaba que Demian lograse ser suyo, en todo sentido. Todo.

Y de nueva cuenta los papeles se invertían. Sintió el empujón y no tuvo más remedio que alejarse y romper el contacto, frunciendo el ceño. Nunca le había tocado acostarse con alguien que se resistiese tanto, que le diese tanto juego y francamente comenzaba a darse cuenta de que le gusta. El sentimiento de frustración instalado en su pecho y las ganas cortadas le hacían desear aún más, si era posible, el imponerse y hacerle suyo. Soltó un suave quejido al sentirse contra la pared, apoyando las manos en la misma para no quedar completamente pegado. El contacto regresaba, el calor se sentía en su piel y sus prendas desabrochadas le asfixiaban. Emitió, sin poder evitarlo, un suave jadeo al sentir la mano bajando a su entrepierna, llegando hasta su miembro y acariciando.

Mordió sus labios, apartando una mano de la pared, bajándola, buscando tomar la del otro para guiarle en la masturbación, sintiendo la mano de piel cálida prodigándole aquellas caricias tan necesarias, sintiendo el calor y el cosquilleo subir por su viente y un pequeño escalofrío subió por su columna al sentir que tomaba sus testículos. El placer le invadía y el deseo se tornaba en algo más, buscando como un monstruo insasiable más sensaciones. Con los ojos cerrados, se dedico a disfrutar del regalo prodigado, hasta que escuchó esas palabras y se obligó a abrir los ojos, tardando un poco en revelar su significado. ¡Demian estaba equivocado! No del todo, pero... ¡pero lo estaba! Se revolvió un poco, tratando de girarse, haciéndolo cuando el otro le soltó y recargando la espalda en la pared, le observó.

- Lo deseo, pero... -Se lamió los labios que sintió demasiado resecos y creyó escuchar su voz ronca de excitación y deseo.- Eso no es todo lo que quiero de ti.

¿Interpretaría bien sus palabras? Ni idea, ni siquiera él mismo lograba explicarse y el estar ligeramente ebrio. Pero no importaba. Sus ojos permanecieron fijos en el objeto de su deseo, con la erección palpitante reclamando atención. Le miró beberse aquel licor que quedaba y el suave movimiento de su nuez al tragar se le antojó sensualmente obsceno. No podía resistirlo más. Sin decir nada más, avanzó hasta el sofá e inclinándose besó con fuerza aquellos labios, aprovechando para acomodarse un poco, recargando por completo al literato en el sofá, usando su propio cuerpo de barrera para evitarle escapar. Ya no le dejaría escapar. De nuevo contra su cuello, mordió la blanca piel, mientras con manos trémulas luchaba por desprenderle de la ropa de una buena vez, en el proceso acariciando, logrando atrapar un pezón por encima de la ropa, apretándolo entre dos dedos, frotando ahora que encontraba un punto que estimular. Con la otra mano subió por las piernas del otro, acariciando sus muslos encima de la ropa, subiendo por su cadera y llegando a su entrepierna, presionando por encima del pantalón, apresurándose a desabrocharlo para colar la mano en su interior, aún por encima de la ropa. Necesitaba más, no sólo eso, más.

- No tienes idea.- Musitó, buscando sus labios, acercándose incluso más, buscando la asfixia y el sofoque del contacto extremo, buscando sentir ya esa piel friccionando contra la propia. - No tienes idea de cuánto deseo hacerte mío.

La verdad es que las reacciones de Alexander le estaban confundiendo demasiado, reaccionaba bien cuando le tocaba con sus manos, cuando lo acariciaba injustamente para provocar que negara ya esos pensamientos, que no escuchara más aquel deseo carnal que tenía por él en esos segundos pero parecía no funcionar nada más, la verdad es que comenzaba a desesperarse de no hacer entender al moreno lo que deseaba, se acercaban con propositos de obligarle a algo que jamás iba a aceptar en su vida. Algo que se negaba completamente a vivir por un motivo u otro. Entonces se alejó de él yendo a donde el sofá, sentandose y beber mientras el otro hablaba, realmente decía aquellas cosas con tal facilidad?.

Qué diantres pasa por su cabeza?, ha sido mala idea aceptar su invitación, sin duda fue todo un error

Comentó para sí mismo tras pensarlo, acabandose lo ultimo de aquella bebida que tenía en sus manos, suspiró muy mentalmente y sin darse cuenta tenía una figura enfrente, era Alexander pero sus ojos le engañaron, veía o comenzaba a ver un poco poco borroso y por ello sólo sintió una inclinación y como con fuerza sus labios fueron poseidos por aquellos de manera salvaje, fue tanto el mareo que le dió que ni siquiera la fuerza para alejarle fue suficiente para cuando le acomodaba y acorralaba en el sofá, el cuerpo de Alexander era bastante pesado ahora, sus manos fallaban al querer sujetarlo y separarlo nada más. Esta vez algo estaba peor que antes, pero su boca seguía impidiendo demasiado contacto, podría ser que intentara aquella lengua adentrarse pero no le dejaría, al menos no esperaba perder el control en eso. Jadeó entonces con profundidad cuando fue contra su cuello, se estremeció claro ante la oleada extraña de un cálido principio y susurrante frío, luego los dientes apresar la piel en pellizcos o mordiscos. Volvió a jadear con notoriedad. Sus ojos se abrieron son sorpresa cuando aquellas manos buscaban más que sólo abrazos, sentir apresar un botoncillo oculto en las prendas tan sorpresivamente entre esos dedos le alarmo sin cuidado apresando sus manos los brazos ajenos e intentar empujarle, pero solo se escuchaba el sonido de la ropa moverse sin poder elevarle, las fuerzas se le estaban yendo, estaba muy mareado y el color de un rojo elevado en su rostro era más muestra clara de aquel estado.

.- Deten...te... Alexander

Murmura como puede el pelilargo, la manos subir por su pierna entre caricia y caricia, tembló entonces después bastante, demasiado como no se le vería o hubiera visto con anterioridad y es que eso ya estaba mal pues la presión que hacía en su privacidad, por no nombrarla aún, era atendida por sobre la prenda justa a su cuerpo y así después más directo verse y sentirse el contacto cuando entrara bajo el pantalón aun sobre la ropa interior. Debía detenerlo!!!.
El otro buscaba sus labios pero Demian intentaba no dejarle acercarse demasiado, sería peligroso caer de nuevo y escucharle ya era molesto, muy en el fondo de su mente pensaba que Alexander realmente era alguien inteligente pero con eso, con aquellos instantes comenzaba a dudar, aunque todo eso pudiera ser un error, por eso tenía que alejarlo mientras podía pero eso no era posible, la fuerza le faltaba y la concentración cada vez más escaseaba.

.- Idiota... eres un idiota... Alexander....

Apenas pudó decir , entre uno y otro constante jadeo, no podía aguantar mucho todo le estaba dando miles de vueltas... todo giraba, todo pasaba.

En otras circunstancias lo hubiera entendido. Si no fuese por el alcohol que agarrotaba sus sentidos y nublaba su juicio, se habría detenido desde mucho antes, desde el primer signo de rechazo, habiéndolo leído como tal, sin caer en provocaciones y sin interpretar las cosas a su manera. No creería que todo aquello era parte de un enloquecedor juego previo o un intento tonto de parte de Demian de hacerse el estrecho y rechazarle como un caballero. Pero lo creía y creía tener en realidad el permiso para poseer aquel cuerpo que podía sentir bajo su peso y se creía en el derecho de morder y marcar esa pálida piel a su antojo. Así que lo haría, todo lo que deseaba, porque estaba en su derecho, porque aquel era sólo el primer paso y aunque se había planteado atrapar su corazón antes que nada, su cuerpo exigía ahora un contacto más estrecho y la necesidad le nublaba los sentidos de la misma manera en que lo hacía el alcohol.

Conforme masajeaba aquellos pequeños botoncillos que se endurecían bajo la ropa, observaba el rostro de aquel que soltaba esos pequeños jadeos. El sonroje invadía sus mejillas, el temblor parecía haber hecho casa en él y la visión que se alzaba ante sus ojos le despertaba el deseo aún más, llevándolo a elevar las ansias a un límite altísimo que aún no lograba rozar. Necesitaba hacerlo suyo, ahora. No escuchó aquellas palabras, no prestó atención a los murmullos ahogados que el profesor soltase. Sólo había cabida para un deseo constante, un pensamiento cíclico. "Tómalo".

Y ahora la dureza comenzaba a sentirse, bajo sus propios pantalones y creciente en su mano. A pesar de las ropas, Alexander lograba sentir el calor que invadía el miembro que comenzaba a masturbar, despacio, con presión, rozando casi calculadamente y centrado completamente en ello. Y Demian seguía jadeando, murmurando, retorciéndose en intento fútiles de escapar de un destino ya escrito. Oh, todo aquello, la renuencia, el deseo apretado contra su pecho, el temblor mismo, el puto calor que le hacía quemar los músculos y sentir la sangre hirviendo dentro de su cuerpo... No había manera de seguir soportando. Además, ¿por qué iba a soportar? ¿Por qué esperar?

- Eres tan hermoso... - Masculló, con la voz ronca sintiendo que su garganta le ardía por la misma tensión en todo su cuerpo, anticipándose a lo que vendría. Se lamió los labios, sintiendo aún el sabor del beso no correspondido y desbotonó la camisa con una mano, lográndolo con cierta torpeza nacida de la embriaguez que le atacaba. Metiendo la mano bajo las prendas desabrochadas, palpó la piel que se sentía caliente bajo su tacto frío y llegó hasta el pezón que no había tratado, rozándolo con los dedos, terminando por jalarle un poco, en busca de estimularle, de escuchar más de aquellos jadeos que surgían de la garganta del que sería su amante. Necesitaba beberle, gota a gota, centímetro a centímetro...

Dejó de masturbarle, sintiendo a través de la ropa interior un resquicio de humedad ya. Por un momento la idea de que iban a ensuciar las ropas le pasó pro la cabeza, pero tan fugazmente que lo olvidó de inmediato. Se separó un poco, pero de inmediato se dio cuenta de que Demian seguía jugando aquel juego, ese de no dejarse hacer, como si realmente no quisiera. Alexander sonrió, relamiéndose los labios con expectación, con ansia, mientras se decidía. Rápido, tan rápido como pudo y bruscamente, arrastró la camisa, moviéndola, girando a fuerzas al otro sobre el sofá, llevando la prenda hacia atrás junto con sus brazos, enredando, aprovechándose de aquel momento de indefensión para inmovilizarle los brazos en la espalda ayudándose de la camisa desabotonada, casi suelta.

- Estate quieto.- Musitó, volviendo a acercar sus cuerpos, rozando con su propia erección el trasero del profesor, imitando un suave vaivén, perdiéndose en la sensación agradable que sentía en ese momento. Pero no sólo él debía disfrutar, claro que no.

Deslizó sus manos al frente, sujetando el borde del pantalón y bajándolo un poco, subiendo una mano nuevamente a su pecho, acariciando con los dedos la piel, sus pezones, deleitándose con la textura, la tersura y el saberse dueño de la situación. La otra mano se coló traviesa bajo la ropa interior, masturbándole directamente, a un ritmo lento, cadencioso que repentinamente se tornó arrítmico, irregular. Besó la nuca por encima de la cabellera y buscó su cuello, el cual besó con avidez, lamió con glotonería y mordió cual vampiro sediento.

- Me gustas tanto...- Susurró, inconsciente del peso de sus palabras, sin embargo, deseando haber dicho otras. Pero después, habría tiempo para decirlo todos después.