Una tarde más (Chris)

Una canción. Un sueño tranquilo. Un pequeño recinto donde descansar. Una manta en el suelo. Una pequeña canasta...

-"¿Qué hago yo aquí?"- Se pregunta a sí mismo.

No recordaba el método usado para tal maquinación o plan de sacarlo de la mansión y llevarlo a ese lugar tan soleado. Tampoco como se dejó convencer por ese chico, su pareja y protegido, para hacer un picnic a la hora de la merienda; hora que él aprovechaba para descansar un poco de las faenas del día a día.

Sus ojos se detienen en los de su acompañante. Tan cálidos. Tan infantiles a su parecer. La diferencia entre ambos era notoria. Él fue criado entre criticas, modales y castigos; el otro, entre mimos, apapachos y dulces. Lo que le faltaba a uno, lo tenía el otro y viceversa.

Niega de nuevo ante la pregunta del menor. ¿Pastel? ¿Un dulce a esa hora del día? ¿En ese momento que se hallaba recostado bajo la sombra del árbol frondoso y fresco que eligieron por órden expresa suya?

-Ya he dicho que no, Chris. No me agradan los dulces. Lo sabes bien.- Comenta sin abrir los ojos.

¿Por qué tenía que complacerlo, si no le gustaban los dulces?

Era muy temprano y como casi todos los días, Christopher no tenía mucho por hacer. Estaba aburrido y lo que más quería era que llegara la hora de la merienda para encontrarse como lo hacía habitualmente con Caín. Pero ese día quería que sea diferente. Tenía planificado hacer un pequeño picnic con el mayor. Sabía que con solo verlo mejoraría su día.

Para suerte del menor, logró convencerlo. Él sabía qué hacer para que Caín no le negase nada. Llegan al parque, estaba soleado pero corría un viento suavecito, tal y como le gustaba al menor. Cierra sus ojos sintiendo como el viento acariciaba su rostro. Suspira.

-Sentémonos ahí.- le dice señalando con su dedito para luego tomar su mano e ir a donde quería el menor.

Mientras acomoda lo necesario para empezar el picnic, nota como el mayor lo observa. Sonríe en sus adentros para luego levantar su mirada y encontrarse con la profunda mirada del mayor. Ladea su rostro, sonriéndole gentilmente.

Caín se recuesta debajo del árbol que les daba sombra. Dejando al menor que continuara ordenando para poder merendar. Christopher estaba feliz, sería la primera vez que haría algo por el mayor. Algo que deseaba hacer hacía buen tiempo atrás pero no se atrevía. Se acerca a Caín para ofrecerle un pedazo de pastel pero no quería. Se sorprende y voltea, dándole la espalda. Cae de rodillas en la manta. Agacha la cabeza. No quería que el mayor se enojara y terminara malográndole el día. Deja el pastel. Se acerca al mayor para darle besitos alrededor de la comisura de sus labios muy suavemente.- Lo siento, Caín…..- continúa besándolo.- Me perdonas?.- le dice mientras un dedito recorre su pecho sumisamente.

-¿Cómo me puedo enfadar contigo?- Cuestiona.

Se acuesta de costado. No quiere hacer el feo a su acompañante, lo que ocurría era que hacia momentos atrás algo se clavaba en su espalda y ya no lo soportaba más. Mira hacia la distancia. ¿Cómo se dejó convencer? Él era quien daba las ordenes ¿Cómo que había acabado cediendo ante su joven protegido? Tal vez, porque era su protegido, la persona que cuidaba con esmero y formaba para ser un joven de provecho, alguien listo que no se dejase manipular por nadie. Ya veía lo bien que estaba aprendiendo.

Mirando por encima de su hombro con sus fríos ojos, observa lo que el pequeño hacia. Con el rostro inespresivo, decide cambiar de posición. Aprovechando la postura de Christopher, recuesta la cabeza en sus piernas. Queda bocaarriba, con los ojos cerrados, en paz y tranquilidad. No hay prisa. El tiempo tiene que ser su última preocupación en esos momentos.

-Pues.- dice sin dejar de jugar con su pecho.- no lo sé.- sonríe. Sabía muy bien que al mayor esas muestras de cariño no le gustaban mucho pero igual lo complacía, dejándolo mimar cuando estaban a solas.

Se quedaron un momento en silencio, sintiendo cuando el mayor apoyó su cabeza en el regazo de Christopher. Lo mira con mucha ternura. Sonríe para luego llevar el cabello que le cubría el rostro hacía atrás.- ¿estás muy cansado?.- inquiere. El menor creía que harían más cosas pero si su idea era la de dormir, sabía que terminaría aburriéndose.

-Estoy extenuado.- Murmura en respuesta.

Sí, era cierto. Estaba agotado de trabajar tanto; de siempre tener activa su mente, sin poder darle un pequeño descanso. Esa noche, le tocaba de nuevo ir al despacho del casino a leer y firmar más documentos. No se puede quejar. Sí lo hacia, se sentiría enfadado consigo mismo. Todo aquello, tanto trabajo, era por un único fin: curar el corazón y el alma de su protegido. Aún no sabía como, pero esa era la verdad escondida tras la ambición.

Abre los ojos. Observa el fino rostro de su acompañante. Necio y ciego tendría que estar para no darse cuenta de que era afortunado de tenerlo a su lado. Siendo franco, era la única persona en la que confiaba en el mundo entero. Solo por él valía la pena esforzarse al máximo y dar lo mejor de uno mismo. Por una sonrisa radiante del menor y la esperanza de que, algún día, viese más allá de sus palabras frías cuanto lo amaba. Él, nunca, se lo dirá. No es cobardía, él no se siente cobarde; es por amor a mantenerlo tal y como estaba en ese momento: Una bella joya caída del cielo.

-Cherry...- Cierra de nuevo los ojos. No quiere que lea en su mirada la verdad.- Quiero pastel.- Dice, casi dándole la órden de que se lo metiera en la boca pedacito a pedacito.

Refunfuña levemente, tratando de que el mayor no viera el gesto de desagrado que producía esa palabra, extenuado. Siempre lo estaba y todo por culpa de su trabajo, como lo odiaba, pensaba. Por culpa de ese horrible trabajo, la mayoría del tiempo que pasaban a solas Caín estaba cansado y sin ganas de hacer más cosas, solamente conversaban o degustaban algún platillo. Si pudiese ayudarlo, pensaba el menor…. pero aún no sabía mucho sobre sus negocios. Detestaba ser una carga y no poder ser un apoyo para la persona que más quería.

- No te preocupes.- sonríe de lado, entrelazando sus pequeños dedos con su cabello sin dejar de acariciarlo. Su rostro estaba tranquilo, parecía descansar y en parte ayudaba a hacerlo sentir bien, pues, pensaba, que si no podía ayudarlo con todo su trabajo al menos le daría un momento de tranquilidad y comprensión cada vez que estuviesen a solas.

Posando su mirada en los negros ojos del menor, lo observa con detenimiento produciendo en el pequeño ligeras sacudidas en su pecho, lo sentía cálido.. no comprendiendo mucho el por qué. Lo mira con ternura como si esperase algo por parte del mayor, quizás una palabra… un te quiero pero sabía que eso sólo se lo diría a la persona que en verdad amaba. Suspirando al escucharlo pedir pastel. Extraño, pensó el menor, pero sabía que la mayoría de cosas que hacía en contra de su voluntad era con el simple propósito de complacerlo. Sonríe.

- Oke.- responde, estirándose un poco para alcanzar el pedazo de pastel que yacía a un lado de la canasta, no quería cambiar de posición, estaba cómodo mientras Caín lo esté. Vuelve a sonreír pícaramente. Cortando un pedazo de pastel, muy pequeño pues quería que ese momento durará más de lo normal. Lo que más quería era consentirlo y que sintiese cuanto lo amaba y le importaba.- A ver di Aaaa!.- le pide al mayor. Quería consentirlo pero para eso quería saber si se dejaría.

-Aaaa!- Abre la boca y come el trocito. No era muy de su gusto, pero tenía que contentar al pequeño, sabía que eso lo alegría, pues se estaba dejando mimar por él.- Le falta azucar.- Comenta con su experiencia con dulces.- Esta malo. No quiero más.- Vuelve el rostro hacia un lado.- Los dulces, solo me gustan, cuando están perfectos. Sigue prácticando hasta que te salga perfecto.- Cierra los ojos.

No se quedó, solo descansaba la vista. Podía oír la brisa del viento, oler el fresco aroma de su acompañante, sentir como su corazón estaba acelerado por la cercanía con el pequeño cuerpo. Alza un brazo para tocar el rostro del menor. Guía su mano hacia sus labios, delíneándolos con un dedo; luego lo retorna a su mejilla.

-Eres hermoso.- Susurra quedo. Bastante quedo, para que solo Chris lo escuchase. No era una persona que mostrarse sus sentimientos, aunque los tenía.

Abrió su boca tal y como le había pedido el menor, dándole un trocito muy pequeño de pastel. Estaba muy contento, dibujándosele una sonrisa en sus rosados labios.- ¿Le falta más dulce?.- repite, probando un poco.- Yo creo que está bien.- pero al escuchar lo último, se entristeció cambiando su expresión por completo. El pequeño se había esforzado desde muy temprano, a pesar que tenía una pastelería a su disposición y podía pedir uno de los mejores pasteles, Chris decidió prepararle algo, quería hacer algo por él … pero en vez de felicitarlo, le dice que le faltaba dulce. Se sumió en una tristeza que a primeras parecía inquebrantable. Deja el platito a su lado, ya no tenía ganas de comer. Baja su mirada, sabía que lloraría pero no quería hacerlo delante de él, no quería que viera lo cuan débil era por una palabra suya.

Suspira, sintiendo como la mano cálida del mayor toca su rostro, levanta su mirada para después sonrojarse hasta más no poder al sentirlo delinear con un dedo sus labios. Estaba avergonzado.- N-no ha-hagas eso!.- le dice para cubrir con ambas manitos su rostro. Estaba muy sonrojado. Su corazón latía muy fuerte.- Me da pena!.- le dice muy quedito, sin dejar de cubrirse.

-No te debería dar pena.- Suspira y se sienta.- Intento ser cariñoso contigo.- Comenta, sin mirarlo.- pero me está resultando más difícil de lo que imaginas.- Lleva una mano al pecho, sobre su corazón.- Me siento raro estando contigo. El corazón... se acelera. Me cuesta respirar.- Respira ondo.- Me pongo nervioso y no sé como actuar ante tí.- Se vuelve para mirarlo a los ojos. Estaba sereno, aunque sus manos temblaban ligeramente. Mostraba claramente sus sentimientos.- Te quiero y por ello soy duro contigo. Deseo sacar de tí todo lo bueno que tienes dentro para que los demas sientan envidia de tí y de lo afortunado que soy al tenerte a mi lado como pareja.

Aparta sus manos de su rostro para poder verlo, en realidad, Caín estaba tembloroso, nervioso. El menor quedó sin habla al escucharlo decir todo lo que sentía estando a su lado. Era lo mismo, lo mismo que él sentía cada vez que lo tenía cerca. Agacha su mirada. Sabía que este era el momento para expresarle todo lo que siente pero tenía miedo, era normal … tantas diferencias existían entre ambos pero …. quería ser feliz, hacerlo feliz, ser felices juntos. Traga saliva, estaba nervioso, sus manos eran muestra de ello, sudaban mucho. No sabía que hacer. Levanta su mirada encontrándose con los ojos profundos del mayor, los cuales lo miraban fijamente. No deja de mirarlo cuando, escucha su confesión. Me quiere..., piensa el menor algo atónito por lo último, no creía que fuera verdad, parecía un sueño. Estaba feliz. Suspira para acercarse a su pecho y abrazarlo.- M-me haces muy feliz….- solloza un poco.- creí que sólo yo sentía eso por ti.- levanta su mirada para tomarlo del rostro.- Yo también te quiero.- termina confesando con lágrimas en sus ojos. Se acerca a su rostro. Quería besarlo pero tenía miedo de hacerlo. Recorre sus labios con un solo dedo, se sonroja por lo que quiere hacer. Tiembla; estaba muy curioso y ansioso por saber a qué sabían esos labios.

-¿A qué temes, pequeño?- Pregunta sin romper el contacto visual con Christopher.- Dime ¿Por qué sientes miedo cuando estamos juntos? Yo no te voy hacer daño. Nunca te lo haría.- Sonrie un poco.- Es más, destruiré la vida de aquel que ose tal afrenta hacia la familia.- Acaricia su rostro con las yemas de los demos.- Tan bello... Tan frágil...- Besa delicadamente sus labios.- Cherry, nunca más me tengas miedo. Yo no te voy hacer daño, no, al menos, intensionadamente. Necesito que comprendas que, por el modo en que vivimos, tengo que ser fuerte e impedir que los demás sepan como me siento en todo momento. Aunque me resulta difícil abrirme a tí, lo intentaré con todo mi corazón; haré lo imposible para que veas mis sentimientos aún cuando mis palabras sean hirientes.

Chris quedó sin palabra mas su cabeza tenía mil y una ideas. No le temía, eso era claro pero a lo que sí, era a la relación que pudieran empezar, algo complicado por tantas diferencias que muy pocos entenderían.- No!, no!,.- niega con la cabeza.- No te temo!.- responde con fuerza.- al contrario, eres lo más importante para mi.. estuviste cuando más lo necesitaba, cuando estaba muy mal por todo lo que me hacían, tú fuiste el único que abrió su corazón de manera sincera cuando más solo me encontraba y me dedicaste un poema que aún guardo en mis recuerdos. Temerte! Esa palabra no existe entre nosotros….- suspira agachando su mirada.- ¿cómo podría temer a mi persona favorita?.- confiesa, temblando un poco. Estaba nervioso. Se abraza a él, suspirando suavemente.- Sólo te necesito a ti, el verdadero Caín que esta aquí dentro.- lleva su mano al corazón del mayor.- tan cálido y dulce.- suspira para levantar su mirada y poder besarlo tímidamente a sus labios.- Te quiero mucho, Caín y entiendo que debas ser así… pero… te ayudaré para que poco a poco puedas abrirte a mi, eso.. eso es lo único que puedo hacer por ti, como buena….- quedó mudo, quería decir pareja pero quizá lo estaba malinterpretando.- agacha su mirada, dejando ambas manos en el pecho de Caín. Suspira.