Un "pequeño" trabajo (priv)

Había estado todo el día siguiendo a Hanori, el tipo no era la gran cosa, tenía un par de guardaespaldas que lo seguían pero él podría fácilmente con ellos, tenía que hacerlos a un lado para luego ir por el tipo ese.

"Quiero la cabeza de Jun Hanori" era lo que le habían dicho, "¿Hanori?" había pensando, "¿qué no era el tipo que tenía una tienda famosísima de esclavos? ¿por qué iban a querer la cabeza de ese tipo? ¿qué acaso se había metido con la mafia? ¿podía ser tan tonto?" Pero como era costumbre en Eiji, no hizo demasiadas preguntas, cogió sus cosas y salió a cumplir con el trabajo.

En unos minutos se había desecho de los guardias, Hanori ni siquiera lo había notado; empezó a caminar detrás de él y cuando el más bajo menos lo esperó, se pegó a él y le habló suavemente mientras se aseguraba de que Jun sintiera el cañón de su arma sobre su cintura.

-No grites...y no intentes nada o te mato aquí mismo. Camina.- lo obligó a entrar por calles desoladas, a esas horas casi todo el mundo se encontraba trabajando y no era un lugar muy transitado.

-No quiero tu dinero así que no pierdas mi tiempo ofreciéndome idioteces.- lo seguía llevando, cada vez alejándose más de o que Jun conocía.

El chico ese le sorprendió bastante, aunque era bastante más bajo que él y se veía como si de un golpe Sakito podría matarlo, se atrevió a hablarle así. Empezó a reír, no lo pudo evitar...rió un buen rato mientras aún hacía que el más bajo caminara.

-¿En serio? ¿explotará el móvil o qué?- dijo mientras aún se burlaba del bajo.- que quede esto bien claro...no tengo nada contra ti, pero al parecer hiciste enojar a las personas que no debías, es una lástima...eres realmente simpático.- abrió la puerta de un auto y obligó al menor a entrar, inmediatamente entró él y mientras le apuntaba lo obligó a manejar.

-Ahora...te advierto que no intentes nada, porque puedo ser muy impulsivo y en realidad no necesito el dinero que me ofrecieron por tu cabeza, así que podrías terminar desparramado en mi auto, aunque eso sería una molestia...- reflexionaba.- en fin, maneja.- le fue indicando el camino. Las lunas eran polarizadas así que no había problemas con eso; Sakito usaba el arma para acariciar la suave piel del menor.

-No me pienses un pervertido ¿si?, pero...¿tienes novio?

Lejos de molestarle, le divertía bastante la confianza del secuestrado, ¿qué acaso no entendía su situación?, pero no se rió cuando Jun le dijo lo de su novio, sólo sonrió.

-¿Tú crees...que quiera patearme el trasero?- su mirada se ensombreció un poco.- para enfrentarse a mi...hay que estar muy loco o ser muy valiente chiquillo.- le comentó mientras prendía tranquilamente un cigarro y sonreía de nueva cuenta; sí...había que estar tan loco como él mismo.

-Ya falta poco, no seas impaciente. Me caes bien, ¿fumas?- le ofreció un cigarro mientras no dejaba de apuntarle con el arma.- es una lastima...que alguien como tú tenga que morir.- comentaba mientras miraba por la ventana, si ese tipo estaba tan confiado en su noviecito, entonces no iba a intentar nada. Entraron a los barrios más pobres de Zados.- estaciona allá.- una vez que Jun estacionó, Sakito lo obligó a bajar y lo metió en una casa que se veía bastante fea.

-Perdone usted su majestad por el estado de las cosas, pero en realidad no pienso tenerlo demasiado tiempo aquí.- dijo entre risas mientras lo empujaba para que entrara.- al menos no con vida.

Así que el novio estaba loco, eso sería interesante entonces, de todas maneras Sakito no creía que alguien ordinario podría ganarle, él se había entrenado durante años y trabajaba haciendo cosas como esa desde hacía más de una década. Cuando ya estuvieron en la mitad de la sala, Jun se volteó para mirarlo de frente, Sakito no hizo nada por evitar eso, no era que le importara.

-Espero la confirmación.- admitió, recordándole al menor que alguien lo había contratado y que eso no era idea suya.- tienen que darme la orden.- hablaba muy tranquilo, con una suave sonrisa en sus labios, era normal porque Eiji casi siempre estaba de buen humor. Cogió un par de esposas y se acercó a Hanori.- estira los brazos.- pidió, más que ordenó.

Al poco rato Jun estaba esposado y sentado en un sofá mientras Sakito miraba tranquilamente la televisión y no soltaba su arma, “¿por qué mierda no llaman?” pensaba...¿tal vez él debía llamar? No, así no funcionaban las cosas, siempre lo llamaban para confirmar...¿entonces cuál era el problema? ¿podía ser que había pasado algo? Se le pasaron miles de cosas al tipo por la cabeza, pero jamás se le ocurrió que todo eso fuera una trampa.

Había pasado cerca de una hora ya, y el aburrimiento le empezaba a ganar, había intentado viendo la televisión, jugando solitario, y hasta matando bichos, pero él era una persona muy hiperactiva y había terminado totalmente aburrido. También había desistido de hablar con Jun porque no quería involucrarse demasiado con un futuro cadáver. Estaba dormitando ya, entre el mundo de los sueños y el mundo real, a veces simplemente se confiaba demasiado.

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