Muy cansado para discutir

-Si es así...-sentenció el rubio haciendo el sandwich ya arruinado a un lado para cruzarse de brazos y apoyar su espalda contra la silla. No importaba el nombre que quisiese darle Abel a lo que había hecho, o como deseara plantearlo. Comprar un esclavo era eso, un engreimiento de ricos que...Alec jamás había tenido una postura hasta ese momento. Pero ahora sabía que le disgustaba la idea. Tan solo de pensar en que debería ver todos los días a alguien privado de su libertad...en un negocio que subsistía por culpa de gente como...el vocalista tuvo que detner sus pensamientos antes de que llegara más lejos...

-No tienes que preguntarme...es tu casa...-dijo, apoyándose contra la mesa para estar más cerca de su amigo y poder susurrarle; la cara del mayor daba pena, y el rubio acababa de darse cuenta de que él no era nadie para hacer sentir mal a Abel por nada.- lo siento...es que me sorprendiste...-Alec cogió las manos del más alto y trató de sonreírle un poco.- en serio, jamás se me ocurrió que querrías hacer algo como eso...

ASe alejó guiándo un ojo para volver a apoyarse contra la silla y prender un nuevo cigarro. Luego de calar hondo miró a Abel a los ojos.

-¿Por qué?

De todas las respuestas que Abel pudo darle, esa era la única que el rubio no habría querido escuchar. Hubiese preferido que le dijera algo vulgar sobre el chico, llevar las cosas a la broma...reirse de sí mismo, o de otros, a veces era la única forma de llevar las penas.

Y lo peor de todo era que lo entendía. Por más que quisiese regañarle hasta que devolviera al chico la era imposible...por que entendía perfectamente la soledad de la que hablaba su amigo, y sabía la cantidad de actos desesperados que podían a llegar a cometerse cuando ésta te consumía por completo.

En parte era su cukpa también. Se suponía que Alec debía ser una compañía para el mayor, pero la verdad era que sólo era una carga. El rubio y su vida disoluta se dedicaban más a torturar a Abel antes que precuparse por estar a su lado...

-Entiendo Abel, pero...-ell más bajo trató de escoger sus palabras lo mejor que podía, pues no quería sonar egoísta.- crees que es la forma?...No quisera verte herido...

Porque el más alto debía estar consciente de que une sclavo...jamás la reemplazaría.

-Eres deforme Abel, idiota...pobre?...por qué no tratas de...conseguir algo de verdad....creo que tú más que nadie te lo mereces...

-No podrá fijarse en mi tono cuando lo esté ahorcando.-bromeó el rubio, o al menos eso quiso dar a enteder; la realidad era que aunque no pudiera juzgar a su amigo por sus acciones, no iba a darle el mismo privilegio al esclavo. Sabía que ahora tenía que compartir la atención de Abel, y no estaba dispuesto a hacerlo con alguien que no valiera la pena...y por mucho. Su amigo había sufrido demasiado, y no quería ver sus ilusiones hechas pedazos por un mocoso que de seguro no tenía ni idea de lo que era la vida real...

El mayor le pidó otro sandwich y Alec al fin pudo comer. No podía dejar de pensar en toda la nueva situación que se presentaba, y le daba algo de rabia que justo pasara cuando necesitaba más al dueño del Melía. Pero su rostro no dejó ver nada de esto, y ambos terminaron su snack de medianoche tranquilamente.

-Otro día entonces...

-¿Perturbarme?.-dijo, mirándolo con una sonrisa de condesendecia en el rostro, como si el más alto estuviese diciendo tonterías, o comportándose como un niño; seguramente de no haber sido cantante el rubio hubiese sido actor.- en realidad lo que me molesta ahora es no tener nada dulce que llevarme a la boca...

El empleado que los atendía estaba cerca, y respondió a la orden indirecta del rubio trayendo casi de inmediato un pie de limon. El cantante era conocido por su hambre insasiable por ese dulce. Tomó la tarta con una mano mientras se levantaba de la mesa y le dio mordisco. No había nada que hacer, todo lo referente a clase y modales le tenía sin cuidado en frente de Abel.

-Vamos a dormir cariño, tú acabas de tener sexo fogoso y yo aún estoy un poco ebrio...necesitamos descansar.

Al parecer el otro no había quedado muy conforme, pero Alec no le dio importancia y empezó a caminar hacia la suite. No iba a demostrar lo celoso que estaba. Abel siempre era bueno con él y lo cuidaba...pues ahora era su turno.