Sin darse cuenta de lo que buscaba el mayor, de repente le tuvó encima suyo, sonrojandose completamente el menor al verle moverse de forma curiosa al parecer buscando algo, pero era natural que se asustara si repentinamente aquel hombre, casi de forma literal le saltaba encima, después notó que en el bolsillo había algo que sacó después de un tiempecito, parpadeo curioso y le miró fijamente al ver directamente aquel rostro que se mostraba ahora frente a frente, notandose en el menor tan bonito color en sus mejillas.
" N-no hay problema.."
Contestó, sin dejar de observar a aquel hombre sorprendido, embelesado. Entonces el carro arrancó sin más y comenzarón su viaje al centro comercial. En el camino se dedico a mirar el paisaje tan bonito que se mostraba ante sus ojos, sonrió con suavidad y después prestó atención a las ordenes de su dueño o reglas mejor dicho.
" Sí, entiendo...pero... admito que me da algo de pena, mi... mi dueño anterior, yo siempre le decía señor, señor, pero... le prometo que me esforzare mucho por no equivarme, Richard"
Comentó con una linda sonrisa, sus labios encurvarse ligeramente manteniendolos entreabiertos, sus ojitos curiosos que miraban iluminados a aquel que dejaba su vista al frente en el camino, sus manos cubiertas, apenas de aquella gabardina resaltaban sus bellos dedos, aunque incoherentemente la mayor parte de su cuerpo estaba desnuda, no dejaba de parecer un chico simplemente propio en todo instante.
" No, no me molestaría acompañarle, Richard "
Agregó con una expresión bastante tranquila, sin duda se sentía bastante distinto, mirar por la ventana ya no significaba desear ser libre de un castigo o desear correr libremente por las calles, lejos. Esta vez era simplemente dedicarse a mirar los alrededores, sin duda era bello todo el lugar. La luz roja ordenó como siempre, observando a su ahora dueño.
Yasill miró directamente a aquellos ojos que le observaban con atención, sin parpadear ni nada, contrario a ello totalmente, sonrojandose suavemente por aquella forma en que el otro le observaba y cómo le atraía la sonrisa que se alcanzaba a percibir en su rostro. Maldición!, apenas se ha dado cuenta ha volteado el rostro rapidamente, moriría de vergüenza por quedarse como un tonto mirando a su amo. Más de aquella forma.