Sexo de media noche

Del bar fueron a la recepción para alquilar una nueva habitación, tal y como lo había sugerido Moses; una voz en la cabeza de Alec le decía que alguien seguramente estaba esperando al otro rubio en algún piso del Melía, pero no le dió la menor importancia. él no era el defensor de los pobres y engañados después de todo.

Alquilaron una habitación de uno de los últimos pisos. El vocalista ya se había pasado por ahí un par de veces, y sabía que la vista era impresionante. No es que pensara pasarse la velada mirando la ciudad, pero había algo con las alturas que no dejaba de encantarle. Así que subieron si mucho trámite, Alec susurrándole al recepcionista que les hiciera llegar luego algunos condones. Con lo promiscuo que era, debería llevarlos en los bolsillos, pensó...

Apenas entrar. el aroma a limpio los recibió. Alec fue de frente a la cama, saltando sobre ella y probándola al dar pequeños saltos. Estaría bien. Estuvo a punto de preguntarle a Moses qué era exactamente lo que le gustaba, pero logró recordar a tiempo que éste no iba a pagarle por acostarse. Tendría que ser espotáneo, pensó riendo para sí mismo.

-Por qué no te fijas que licor nos han dejado uh?.-dijo distraídamente, mientras desabrochaba un par de botones de su camisa y cruzaba las piernas provocativamente

Alec fue el primero en entrar a la estancia, al parecer ya conocía la habitación, porque se fue directamente a probar la cama sin siquiera hecharle una ojeada al lugar.

Moses se quedó un rato parado en la puerta, observando cada movimiento del chico y sonriendo ampliamente, le agradaba esa doble postura que tenía Alec todo el tiempo, la de comportarse como un niño que quiere atención y desea jugar y la contraposición, un hombre que dice lo que piensa en el momento que considera oportuno.

Hizo lo que Alec le ordenó y fue a revisar, luego se acercó un poco al chico rubio.-Tenemos vodka, tequila y whisky, ¿Quieres algo?.-Dijo distraídamente, sin percatarse de los movimientos de su acompañante.

Hizo caso omiso al hecho que debía esperar por una respuesta concreta y se inclinó un poco para abrazar a Alec, al tiempo que lo besaba. Sus labios eran una mezcla de la lujuría propia de un adulto y la inocencia de un niño.

Empujó a Alec levemente para que quedara acostado en la cama, mientras terminaba de desabrocharle la camisa.

Tequila, whisky o vodka? Su mente volaba entre recuerdos de estos tres sabores y trataba de escoger el que le vendría mejor al ya alcoholizado cuerpo cuando de pronto se vió debajo de Moses. Ah...el primer beso. Generalmente luego de eso era que el vocalista decidía si continuar o no con la noche de sexo sin sentido. Un mal besador no era exactamente alguien con el que quería pasar el rato...

Pero Moses había pasado la prueba; a Alec le gustó un no sé qué de inocencia que percibia en ese beso. No era como si el otro besara por primera vez, pero definitivamente tampoco se trataba de una persona se acostara con extraños todos los días. Iba a ser divertido ser el demonio que corrompiera al penitente.

-Un vodka hubiese estado bien.-susurró al oído de Moses, cuando éste rompió la unión entre sus labios.-pero lo beberé luego, cuando termine contigo...

Acto seguido Alec envolvió al otro entre sus piernas y lo atrajo más hacia él, rozando ambos miembros sobre la fibra de la ropa, mientras sus manos se pegaban a la espalda del chico, bajo la camisa, acariciando la piel desnuda. Sus labios atraparon a los de Moses con una leve mordida, para que luego el vocalista retirara algo la cabeza y le sonriera traviesamente a su acompañante.

Estaba comenzando a excitarse y subyugarse ante los movimientos y caricias de Alec, en realidad debía haberlo hecho con una inmensa cantidad de hombres antes de que Moses le propusiera tener sexo con él y, eso extraña e incómodamente le molestaba un poco, aunque no entendía por qué.

Entre ellos dos había algo seguro, compartían una mala o nula concepción del amor y la estabilidad emocional que proporcionaba una pareja, por lo mismo iban de cama en cama (Aunque Alec le llevaba la delantera, ya que llevaba mucho más tiempo en la isla, su personalidad debía ser atrayente para todo el mundo y era famoso).

La diferencia radicaba en que Moses nunca ha estado interesado en nadie y se niega a la posibilidad de amar, en cambio, en la mirada de Alec había existido este sentimiento. El chico más alto quería averiguar a toda costa que había pasado, aunque no era el momento oportuno.

Moses había sido literalmente atrapado por el más bajo que ahora lo miraba divertido luego del mordisco que le propinó, por lo que se le devolvió el semblante juguetón.

-Suéltame…-Le susurró delicadamente al oído.-Déjame tener un poco más de dominio de la situación, no quiero sentirme como tu esclavo. También deseo hacerte sentir bien.-

En ese instante lo salvó la campana, tocaban la puerta estrepitosamente. Moses se dirigió a abrirla de mala gana, era un empleado del hotel que traía una variedad de condones que dejó en su poder.

Se rió ante el comentario que le hacían, mientras que a la par aflojaba las piernas para dejar que Moses se moviera y cumpliera su deseo de control; Alec no lo aparentaba a simple vista, pero le gustaba la idea de dominación; claro que, había que luchar bastante para sobreponerse a la seguridad con la que éste se manejaba en la cama.

JUsto en ese momento tocaban la puerta. El rubio se imaginó que se trataba de su pequeño encargo, y no se equivocó. Un botones les hacía llegar los condones pedidos; los trabajadores del hotel eran bastante diligentes con él, pues Alec no sólo solía dar buenas propinas, si no que también era su costumbre quejarse con Abel si alguien no lo atendía como era debido.

-Hun hun...mi pedido!.-dijo sonriendo, mientras se levantaba para acercarse a Moses, apoyando su mentón en el hombro de éste.- tanta variedad...escoge tú mientras me sirvo un trago...

Luego de lo cual Alec se dirigió al frigobar para beber un poco de vodka de la botella; aún tenía algunas manías de sus años fuera del círculo exclusivo de los ricos.

-Por cuál te decides?

Moses escuchaba tranquilamente e incluso se rió ante el último comentario, por una parte era mejor que estuviera vendado, así no tendría la oportunidad de ver la cicatriz en su muslo.

No desviaba su atención del miembro del más bajo, al principio lo tocó y empezó a masajearlo de manera delicada pero luego dio paso a su lengua, lamiendo primero el glande en un movimiento de vaivén que duró algunos minutos, hasta que prefirió introducirlo completamente dentro de su boca.

Mientras, su mano se dirigía hacía la entrada de Alec, acariciándola sin meter aún sus dedos y comenzar a prepararlo para su posterior intromisión.

El más alto se sentía excitado sólo al observar al chico rubio vendado y aceptando sus caricias sin oponer resistencia. Quería tenerlo únicamente para él al menos una ves, ya que luego de que acabaran, Alec se iría a la suite en la que se estaba hospedando y repetiría la misma escena con el hombre con el que vivía.

Con el brazo que tenía libre sostuvo la mano de Alec y la apoyó en su cabeza, para que le enseñara su ritmo, para que le demostrara como le gustaba y si lo estaba haciendo bien.

Moses se sentía feliz y se encontraba un poco sonrosado ante los comentarios de Alec, no directamente por el contenido de sus palabras, sino porque al parecer estaba dándole la atención que se merecía, la que quizás muchos hombres ya le habían proporcionado, pero el más alto sentía que esta ves era especial para los dos.

Al sentir la guía del más bajo, procuró ser eficaz en el movimiento de vaivén, lamiendo de ves en cuando y con mayor velocidad, tal como lo quería Alec, sus palabras y en este caso su mano eran recibidos como una orden.

Antes de que el más bajo se viniera, Moses sacó el miembro de su boca dándole las últimas lamidas y se dio la vuelta, quedando detrás del rubio, luego se arrodilló y en ves de introducir dedos en su entrada, puso su lengua dentro; cuando creyó que Alec se había acostumbrado a su intromisión, comenzó a moverla de un lado para otro, lubricando y haciendo más fácil la entrada del más alto.

Moses retiró su lengua e introdujo un primer dedo dentro del chico, procurando un movimiento de vaivén al principio lento, pero que fue aumentando en velocidad hasta que colocó un segundo dedo.-Quiero que al menos esta ves seas unicamente mío...No me gusta compartir lo que deseo.-No sabía expresarse correctamente ya que se negaba a toda posibilidad de amor o cariño, pero estaba siendo absolutamente sincero.

-A eso me refería hace un rato...no es pecar si no hacer lo que se nos antoja...-dijo mientras se apoyaba en la barra, aún sin vista, esperando el siguiente momento de Moses. No había duda de que al hombre le gustaba ser el que controlara todo; ya había conocido personas de ese estilo, pero la diferencia radicaba en que ésta no parecía tener intenciones de gozar a costa del rubio; claro que Alec no dudaba que con un poco más de confianza, las cosas podrían ponerse algo más...sádicas quizás? Tal vez la próxima vez...se rió. ¿La próxima vez? No podía recordar en ese momento a alguien con quien se hubiese acostado más de una vez...luego de tener lo que querían, simplemente lo dejaban de un lado. Y él ya estaba demasiado acostumbrado a ser el acostón de la noche como para tomarlo personal...

Cuando Moses regresó con él, fue para volverlo contra la barra. El más bajo apoyó sus manos en ésta esperando con algo de impaciencia lo que estaba por venir. Siempre sentía una curiosidad morbosa por saber cómo era la forma de entrar en él de una persona, pues eso decía mucho de ella...le sorprendió que la entrada del otro fuera algo delicada y a la vez le agradó que alguien aún tuviera la desencia de tomarse esas molestias con él.

-Moses...ah...-gimió algo más fuerte cuando los movimientos del otro empezaron a crecer en velocidad, a la par que dejaba que su cuerpo cayera un poco más hacia la barra, por lo que sus nalgas quedaban un tanto más elevadas y la penetración se hacía bastante más profunda.-me encanta no hacerlo en la cama...ah...

Su entrada se iba tensando, tratando de defenderse de las embestidas, por lo que iba apretando más y más al otro; su cuerpo presentaba una capa de sudor cristalino y de pronto Alec estaba completamente sobre la barra, gimiendo algo fuerte mientras clavaba las uñas de la madera

Al más alto le agradaba cada palabra que se esfumara de los labios de Alec, sentía que quedaba suspendida gran tiempo y luego, cuando por fin se alejaba llegaba otra, que lo hacía sentir aún mejor, no por el hecho de que estaba consiguiendo lo que quería (hacer sentir bien al otro rubio había sido lo único importante, aunque ahora los dos estuviesen disfrutando de la situación) sino porque empezaba a embriagarlo algo más fuerte que el alcohol y la nicotina que había bebido y fumado a lo largo del día; esta sensación le daba paz, aunque al principio trataba a toda costa de alejarse de ella por temor a ser dañado por quien estaba ganando su afecto de una manera extraña y demasiado rápida como para poder controlarla o darse el tiempo de cerrarse al mundo exterior como era su costumbre.

Procuró responder a sus palabras, dandole pequeños besos en la espalda, pero sin desatender sus embestidas, cuando sintió que el chico se tensaba y aunque eso lo hacía más placentero para el más alto, creía le provocaba algún tipo de dolor a Alec.-¿Eso no...te duele?.-Dijo entrecortadamente, debido al sonrojo que le provocaba hablarle al chico en esa situación, además de la profunda excitación que sentía y sentía acrecentada por las palabras del otro.

Moses se movía cada ves más rápido y sentía que estaba a punto de venirse.-Alec...yo...-De nuevo prefería callar, seguramente iba a arruinar el momento y ni siquiera se sentía seguro de lo que iba a decir.

-No me...duele!.-casi gritó Alec, pues le costaba bastante hablar con la cara prácticamente en la barra; por el contrario, lo estaba disfrutando, y bastante. Su propia erección había crecido hasta su límite y las embestidas de Moses estaban terminando de volverlo loco. A la par sentía los movimientos del más alto incrementarse cada vez más, signo inequívoco de que estaba a punto de correrse él también.

Cuando había decidido subir con él, jamás se imaginó que siendo tan diferentes iban a terminar por entenderse de esa manera en la cama. Tal vez se debía a que sus personalidades habían dado un giro de 180 grados y cada uno de ellos estaba siendo todo lo contrario de lo que habían aparentado al principio. Se estaban complementando...ayudando...; el rubio no entendía eso con las palabras exactas, pero su cuerpo sí que lo hacía y lo demostraba retorsiendose de placer y deseo.

-Dilo, dilo por favor.- el rubio no tenía idea de lo que el otro quería decirle, pero el momento, la situación, hacía que éste no quisiera perderse de nada de ese hombre. Después de todo, si lo hubiese dejado callado en el bar, seguramente ambos estarían en su propia cama viendo televisión...

-aaahh!...demonios...ah!

Alec no era ninguna princesa cuando lograba tener un orgasmo. Era hasta gracioso ver a alguien como él soltando palabrotas a la par que se vaceaba. Pero no había podido evitarlo. No era común que llegara al mismo tiempo que su acompañante, y la sensación era algo que había olvidado hacía bastante tiempo. Al parecer se conectaban.

Moses salió de él, pero el rubio más pequeño aún se quedó un rato contra la barra, primero para recueprar el aliento, y luego para disfrutar de los besos del otro sobre su espalda caliente. Ese sí que había sido sexo apasionado. Contra la barra de la habitación...bastante de su gusto tenía que admitir.

-Supongo que ahora me quitaré esto...-susurró, y sin esperar respuesta se quitó la venda improvisada de los ojos; luego se dió media vuelta y sonriendo le dió un beso a Moses, pues con el sentido de la vista de vuelta se sentía más seguro de nuevo.

-Me alegro de no ver a nadie más en el cuarto...ni cámaras.-era un tonto por dejarse vendar, pero ya lo había hecho y gracias a Dios nada malo había pasado.- listo para más o debes irte ya?

El más bajo consumía todas sus energías pero extrañamente se las devolvía con cada movimiento que daba que jamás se desprendía de la retina del mayor, trataba de conservarlos intactos por si no había una segunda ves, por si luego de que todo hubiera pasado tendría que admirarlo por la televisión rodeado de fans y sentirse ruin, por haberlo tenido entre sus brazos y dejarlo escapar tan fácilmente. Pero claro, el otro rubio no era su propiedad y Moses tampoco sabía cómo expresarse para que Alec se diera cuenta, incluso le costaba hablarle sin sonrojarse al instante.

El otro rubio se quitó la venda rápidamente, impidiendo que Moses tuviera tiempo de objetar, por lo que este se molestó; Alec lo descubriría de inmediato, seguramente ya estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones. Cuando el más alto iba a decir algo, el otro rubio lo silenció con un beso, por lo que quedó adormecido por este y prefirió no pronunciarse al respecto, aunque se encontraba totalmente sonrojado.

-Podré ser todo lo que quieras, pero no miento y no habría puesto cámaras, ni siquiera te hubiera tomado una foto sin tu consentimiento.- Moses se quitó el condón rápidamente y lo botó en un basurero que se encontraba próximo a la barra mientras escuchaba lo que Alec decía.-No quiero irme todavía.-Bajó un poco la cabeza, no quería que el otro se diera cuenta de su vergüenza.

Alec era algo tonto, pero no tanto como para no darse cuenta de que algo estaba molestándole a Moses ¿Pero qué podría ser? No se le ocurría, pues hasta el momento todo había estado de lo más bien. Entonces el más alto bajó la mirada, y el rubio la siguió instintivamente, para encontrarse con una cicatriz de forma bastante extraña en la pierna del otro. ¿Pero cómo rayos se había hecho eso? Parecía que le hubiesen pegado la pierna de otra persona en la mitad del muslo. Ahora claro, se explicaba la venda y el sonrojo, pero lo que no se explicaba para nada era cómo pudo haberse hecho algo tan extraño. El rubio no tenía idea de lo que era un cilicio...pero lo que sí podía percibir era que el otro estaba totalmente avergonzado de ese detalle de su cuerpo...y el vocalista sintió que de alguna manera quería hacerlo sentir mejor...y quedarse callado hubiese sido bastante obvio.

-Esa es grande...-dijo, en un tono bastante casual, como si se tratara de algo sin importancia.- la mía no lo era tanto...

Dicho lo cual se señaló el bajo vientre. Si se veía con atención podía notarse que un trozo de piel estaba más claro que el resto, pero era casi imperceptible.

-Me lo borré con laser, no dolió nada.- el rubio subió a la barra de un salto para luego atraer a Moses con sus brazos, abrazados, ambas cicatrices quedaban invisibles de nuevo.- así que no quieres irte..uhmm...tienes razón, tenemos que aprovechar la habitación, después de todo no es nada barata y además.- dijo, sonriendo.- yo tampoco deseo irme todavía...

Y tenía cierta curiosidad por saber la historia de esa cicatriz tan rara. Pero si Moses no empezaba a hablar él no preguntaría. Parecía un tema delicado y no quería incomodarlo.

Sonrió ampliamente ante la acotación de Alec respecto a su cicatriz, aunque Moses no entendía con qué objetivo lo había dicho (se consideraba incapaz de creer que el otro rubio no pudiera olvidarlo luego de esto o lo considerara alguien relativamente importante); aún así se sintió feliz; extrañamente ahora era el centro de la atención y eso no le agradaba en lo absoluto, pero se dejó mimar y se acercó gustoso también rodeando al otro rubio con sus brazos.

-Aunque fuera lo que más deseara en esta existencia, no la borraría, es lo único que aún me hace recordar la carga que debo llevar por el resto de mi vida. Tengo una horrible memoria y como es un recuerdo doloroso, lo olvidaría al instante, así que no puedo hacerlo.-Dijo con la cara entre el pecho de Alec, no quería que lo viera en ese estado de debilidad.

-Yo no me quiero ir por el precio de la habitación…es por ti. El dinero no me importa, los cirujanos ganamos bastante, pero aunque no lo tuviera, no me importaría.-Dijo y levantó la cabeza para morderle el labio, lamerlo y luego besarlo esta ves de manera más apasionada.

Moses se preguntaba si al chico le importaría saber cómo se había hecho esa cicatriz, quizás podía molestarlo asi que prefirió preguntarle directamente si deseaba escuchar esa historia..-¿Te importa saber lo que me pasó ahi?.-Dijo inclinando la cabeza hacía su muslo.-Yo lo hice...-Eso sonaba más a juego SM que al afan de expiación.-Iba a ser monje.-Las ideas salían sueltas, aún no podía ordenarlas para que el otro pudiera entender, le costaba hablar del tema y la única ves que lo había hecho, preocupó a su esclavo en sobremanera.

Moses habló demasiado rápido para que el rubio pudiera interrumpirlo. Recuerdos dolorosos? pero si aquellos eran los que más calaban en la memoria...bueno, quizás era más que un recordatorio...quizás era más que nada una especie de penitencia...iba a decirle algo pero el otro lo besó de pronto, y el rubio decidió cerrar la boca y dejar que el otro siguiera hablando. Tal vez terminaría por complacer su curiosidad, y no equivocó. Cuando Moses le preguntó si quería saber acerca de su cicatriz Alec asintió mordiéndose los labios...

¿Él mismo? Así que no se había equivocado con respecto a la parte sádica del más alto..lo que si no esperaba oír es que el otro había sido...monje?!! Ahora sí podía decir que se había acostado con todas las profesiones posibles sin presumir en lo más mínimo...

-Monje?!.-realmente eso era lo que más impresión le había causado....luego empezó a recordar algunas películas en la que estos tipos se autoflajelaban por tonterías como deseos impuros...tendría uno de verdad al frente?...no era que se horrorrizara, simplemente que su curiosidad estaba siendo satisfecha mucho mejor de lo que él esperaba.- quieres decir que te castigabas? es eso?...

Alec hablaba directamente, un poco sorprendido, pero tranquilo. No era prejuicioso. Moses podía estar seguro que no iba a burlarse o a condenarlo.

En realidad debía ser extraño este tipo de confesión, porque el rubio más bajo se había impresionado de una manera que a Moses asustó, lo más irónico de todo es que no hace tantos años a esta hora él se encontraba rezando y ahora…había realizado una proposición indecorosa y tenido sexo con otro hombre, ¿Cuántos pecados había cometido en unas pocas horas?, creía que miles; el rubio más alto comenzó a reír, la idea del infierno ya no le aterraba, incluso la consideraba arcaica para la época en la que estaban viviendo y, si existía un Dios que vigilaba en el cielo, entonces ya estaban condenados a ser enemigos.

Moses asintió doblemente ante los comentarios de Alec.-Es un poco extraño…porque los únicos que de verdad se preocuparon por mí desde que tengo uso de razón fueron los monjes que vivían en el seminario al cual pertenecía…Les debo mucho ¿sabes?, aunque digamos que no era como si fueran mi familia.-Dijo ahora más calmado, sentía que estaba liberándose de la carga que llevaba hace años.

-Cuando cumplí 18, descubrí el placer que proporcionaba la masturbación, entonces se lo comuniqué a mi director espiritual (un monje de mayor edad); este me echó del seminario…pasaron los años y llegue a este lugar.-Dijo sonriendo tristemente, aún le dolía y sentía que jamás podría sanar por completo.

El más alto no quería dejar los brazos del otro rubio, por lo que se abrazó fuertemente a él; se sentía débil ante quien menos quería mostrarla, pero las cosas ya eran así y no sacaba nada con endurecerse ahora.-Debe ser extraño que un desconocido esté contándote su vida, ¿no?...Lo siento.- Moses necesitaba saber algo más de Alec.-Quiero que me hables de ti.-