Primer día de un neko camarero [Libre]

Se sorprendió mucho cuando le informaron que el trabajo era suyo. Se puso muy feliz ya que, por fin, se sentía útil a su querido amo. Salió de casa temprano llegando casi media hora antes de la hora fijada para entrar así que se dirigió a los casilleros para cambiarse de ropa con calma.

Cuando salió la gente no pudo evitar mirarle un momento. El neko se veía bastante bien en ese traje formal, con camisa blanca con corbatín y una chaquetilla negra, sus manos lucían impecable con unos pequeños guantes blancos.

"Me quedará mal el uniforme?..." Pensaba mirándo a su alrededor, pero se fue sonrojándo más aun al notar que las miradas no eran porque se viera mal. Llegó al final de un pasillo donde había un enorme espejo de pared y se sorprendió un poco al verse reflejado ahí. "eto....no creí verme tan distinto, hasta me veo más grande" Sonrió un poco ante este pensamiento.

Entró al salón principal viendose envuelto inmediatamente por el ruido y las luces de los juegos. Pero el neko caminó con paso firme y se paró muy derecho junto a la barra viendo si era solicitado en alguna mesa de juego.

Llegó allí a pedido de su jefe. Debía mirar todo al su alrededor e inflitrarse como un cliente más para ver si las cosas funcionaban como debieran. Por esa razón no le había contratado como empleado directo del casino. Sabía que era un trabajo extra, y lo disfrutaba de cierta manera.

Vió al chico nuevo y se acercó con pausa y con una sonrisa.

- Buenas tardes - dijo con una amigable sonrisa, mientras se sentaba en la barra.

El neko estaba algo nervioso en su primer día que no dejaba de mover la cola de un lado a otro mirándo la enorme sala. Dio un respingo al escuchar que le hablaban, pero miró al cliente con nuna suave sonrisa.

-Muy buenas tardes, bienvenido al casino, le puedo ayudar en algo?.- Le preguntó casi de forma natural y amable sonriendo siempre.

- ¿Podrías recomendarme algo bueno para beber? - dijo con suavidad, mientras analizaba el entorno.

No entendía como era posilble que tantas personas ingresaran a ese recinto sólo para apostar algo que perderían de seguro, y a sabiendas de eso, continuaban en ello.

Volvió su mirada hacia el "gatito" y le pareció divertido verle con ese uniforme creado especialmente para él, con un pantalón cómodo para la cola y un atundo ajustado a su medida... todo por obra y gracia del jefe del casino, que por una razón que desconocía, el muchacho le caía bien.

- ¿Eres nuevo, verdad? - preguntó con voz seria, pero continuando con la amabilidad inicial.

-Algo para beber...- Repitió mientras pensaba.

En el tiempo que estuvo a prueba tuvo la oportunidad de hablar mucho con el bartender y así aprender mucho sobre licores y sus mezclas.

-Bueno, señor eso depende de que clase de bebidas prefiera, si gusta de los tragos fuertes, las bebidas más suaves o de algo más sofisticado.- Le dijo con una sonrisa ya estaba más calmado y le agradaba el poder conversar con la clientela aunque fuera de licores.- Así que si usted me guía, encantado le ayudaré a hacer la mejor elección....eh?...- Le miró alzando rápidamente las orejas de forma graciosa.- Ah...si, este es mi primer día aquí.- Contestó con una suave sonrisa.

- Ya veo... - sonrió.

Miró el lugar algunos segundos y pasó su mirada por la estantería de licores que estaban detrás del muchacho y le pareció curioso que su visión se viera interrumpida de vez en cuando por le meneo constante de la cola del joven. Rió un poco y le miró.

- En realidad me gustaría un licor suave, pues estoy trabajando y no quiero que mi jefe note que he bebido mucho... ¿Podrías recomendarme algo bueno?

-Un licor suave que no le delate....- Se llevó un dedo a los labios en una actitud pensativa.- Podría recomendarle un Bandy Alexander, en una bebida muy suave hecha de licor de cacao, crema de leche y con un poco de Brandy que le da un delicioso gusto a damascos o si prefiere algo más frutal un Wild irish rose que consiste en Wisky, granadina y jugo de limón...esos son las bebidas más suaves y que no dejan tanto aliento eltílico.- Dijo el neko mirándo al mayor con una amable y gran sonrisa satisfecho por haber podido aprender tanto de licores.

Mientras el cliente decidía dejó vagar su vista por la gran sala de juegos concentrándose especialmente en la ruleta viendo como la ruedita giraba y giraba.

Rió para sí al notar la emtretención de la mirada del neko, meneando la cabeza sutilmente.

- Entonces deseo un Brandy Alexander - dijo con una sonrisa distrayéndolo, obviamente de la pelotita que veía - Y si no es mucha molestia, tambien algo para picar...

Miró hacia la ruleta y notó que la pelotita aún giraba.

- ¿Quieres jugar o quieres coger la pelota? - dijo en un amable tono de broma. No pudo aguantarse.

Le volvió a mirar mientras tomaba nota del pedido, sin poder evitar el volver a mirar la pelotita de vez en cuando.

-Para picar tenemos tablas de quesos, o le puedo traer frutos secos como almendras o nueces....lo que guste.- Le ofresió con una amable sonrisa, aunque al escuchar el último comentario se sonrojó violentamente al verse descubierto bajando sus orejas.- Lo...lo siento!

Se apresuró a disculparse, pero sin poder evitar sonreir. No podía evitar mirar la pelotita, se le hacía terriblemente tentadora. Sólo esperaba no haber incomodado al cliente.

- No te preocupes por eso... - se apresuró en decir al verle tan avergonzado por la situación - Es mucho mejor que te sientas atarído por la pelotita que por el juego.

Miró hacia la gente que apsotraba casi con locura, como si de eso dependieran sus vidas. Suspiró con tristeza. Realmente le avergonzaba ese tipo de gente.

Se volvió hacia el neko, con una amigable sonrisa. No sabía porqué, pero el muchacho le hacía sentirse de buen humor.

- Bueno... entonces...¿Podrías traerme un poco de queso?

Le sonrió más tranquilo al ver que no se había molestado.

-Bueno, esque aun no le veo el chiste a apostar....muchos no hacen que perder dinero.- Opinó voliéndo a sonreir.-Ah...claro, le taeré una tabla de quesos...no me tardo.- Dijo mientras se alejaba raudamente por entre la gente hasta desaparecer tras una puerta lateral.

A los pocos minutos el neko apareció con una bandeja plateada con la orden del cliente, casi no se veía entre tanta gente y sólo se adivinada su presencia por la bandeja que se movía por sobre las cabezas de los demás clientes del casino. Cuando llegó a donde estaba Alessandro depositó la tabla que estaba finamente decorada con cuatro tipos de quesos, una servilleta de género con un bordado con el emblema del casino en una de sus puntas y la copa con la bevida escogida por el cliente.

-Lamento la demora...aquí tiene.- Le dijo dando un suspiro, pero sonriéndo.- Espero que sea de su agrado, cualquier cosa que necesite no tiene más que llamar, con su permiso...- Hizo una ligera y respetuosa inclinación de cabeza y se dispuso a retirar.

- Muchas gracias - dijo recibiendo el pedido con una grata sonrisa, sin quitarle la vista de encima - Oye! Si no estás muy ocupado... te apetecería hacerme un poco de compañía? - preguntó con suavidad, antes de llevarse un sorbo de licor a los labios, esbozando una agradable sonrisa.

En realidad estaba solo y comer así no era para nada entretenido. Tampoco iba a perder su tiempo en las apuestas coo el resto de la gente y esperaba que el neko le hiciera una pequeña compañía.

-Quiere que le acompañe...?.- Preguntó entre sonprendido e incrédulo, pero luego se acercó ubicándose del otro lado de la barra para simular que había algo más que conversar- Claro, será un placer para mi hacerle compañía.- Le contestó con formalidad que contrastaba con su alegre sonrisa.

Tomó un paño blanco y se quedó limpiándo copas mientras seguía mirándo al cliente con una sonrisa a la espera que iniciara una conversación.

Sonrió ante eso. No esperaba que aceptara tan fácilmente. Realmente era un chico poco común.

- Soy nuevo en la isla... - dijo para empezar una conversación - Me preguntaba si conocías el lugar y si tenías algunos sitios para recomendarme, ya sea para pasear o para divertirme. Luces muy joven, pero creo que sabes más que yo sobre esta isla tan peculiar...

Y bebió un poco de su licor, mientras una de sus manos jugaba con un trozo de queso.

-Ya veo...es recién llegado...- Comentó sin perder su sonrisa.- Pero lamento decirle que tampoco conozco mucho de esta ciudad.- Sonrió algo avergonzado al no poder ayudarle.- Hace poco tiempo que he podido salir sólo y conocer algo de la ciudad...no conozco muchos lugares, pero el parque es bellísimo al igual que la playa.

Comentó sonriéndo al recordar los momentos que había vivido en esos lugares. El parque fue donde había hecho a su primer amigo Obed, con el cual vivió un tiempo y la playa fue donde vio su primer atardecer en vivo y en directo en los brazos de su amo y ahora novio Jahi. Sacudió la cabeza como despertándo de un dulce sueño.

-Lamento no poder serle de mucha ayuda...llevo apenas unos meses fuera de Hanori.- Comentó de forma casual.- Pero si gusta puedo pedir algunas recomendaciones de lugares a mis compañeros....ellos son muy amables y de seguro de que conocen algún lugar de su interés.- Dijo con una sonrisa entusiasta.

Le miraba atentamente mientras hablaba, sin perder detalle de sus orejas, que por alguna extraña razón, no podía dejar de contemplar:

- ¿Hanori, eh? - dijo con una sonrisa, mientras bebía un poco de su vaso - Es primera vez que escuchó que un esclavo habla tan a la ligera de su procedencia, aún cuando se está trabajando. Tu actitud honesta y fresca es algo poco común en estos días, inclusive entre los libres. Supongo que debes tener un buen amo, para estar tan tranquilo y relajado al hablar con extraños.

Y el quedó mirando, mientras su rostro dibujaba otra sonrisa amable.

Se dio cuenta de la atención que el mayor ponía en sus orejas las movió con rapides riendo con suavidad.

-Le gustan mis orejas?.- Preguntó mirándole con una sonrisa alegre.- A mucha gente les llama la atención a de ser que suelo moverlas mucho, porque presto atención a casi todos los ruidos a mi alrededor.- Mientras hablaba se tomaba una oreja izquierda tirándo de ella con suavidad antes de dejarla ir.

-Mi forma de hablar es poco común?.- Preguntó sonrojándose ligeramente antre la sonrisa del mayor.- Bueno....la verdad es que, no me molesta decir que soy de Hanori ya que, creo que queda en evidencia no?.- Le miró sonriéndo y volviendo a mover sus orejas hacia adelante y hacia atrás mientras sus cola no cesaba de moverse con suavidad de un lado a otro.- No encuentro malo el decir de donde provengo, pero no suelo hablar mucho más, además la gente viene a este lugar a divertirse y a tener pláticas agradables....no creo prudente hablar de cosas así a la primera pregunta, no lo cree señor?.

El neko hablada con tono amable, sin perder nunca si simpática y tierna sonrisa. Pero se notaba en el extraño brillo de sus expresivos ojos que el tema era algo delicado para el gatito.

- Si, tienes toda la razón - le dijo con una sonrisa, comprendiendo a la perfección lo que le sucedía al gatito - Y, por supuesto que me llaman la atención tus orejas - comentó despúes de un sorbo - Ya que es primera vez que veo un especimen gatuno como tu.

Dió un suspiro, mientras dejaba el vaso sobre la mesa. Algo parecía molestarle un poco.... o algo le había echo recordar algunas cosas.

- ¿Sabes? - comentó con una triste sonrisa - Muchas personas piensan que por ser esclavo, uno no tiene derecho a nada, pero cuando encuentras el valor para seguir, eres más eficiente que ellos mismos. Al contrario de tí, que eres un limpio esclavo de Hanori, ahora feliz con tu amo... yo provengo de rozen... así que te comprendo...

Al escuchar el término "Especimen" bajó los ojos de inmediato, le ofendía esa clase de expresiones para referirse a él. Pero no podía molestarse con el mayor ya que no lo había hecho con mala intención. Así que volvió a mrarle con la misma amable sonrisa.

-Oh...así que nunca había visto un neko antes?.- Preguntó, pero se quedó sorprendido al escuchar de que él venía de Rozen.- Wow...nunca imaginé que usted hubiera estado en Rozen, aunque yo hubiera preferido ser un esclavo normal a ser lo que.....ñya, no importa...-Dijo ampliando su sonrisa.- Lo bueno es que no se le nota que fue esclavo.- Comentó desviando el tema.- En cambio a mi...se me hace un poco complicado ocultar mi condición de neko....la cola es la que más líos da....molesta mucho cuando la oculto en los pantalones.- Le dijo en tono confidencial antes de reir divertido.-Y sip, tengo un amo muy bueno al cual quiero mucho.

Le volvió a cambiar a tabla de quesos mientras se ocupaba de servir otros tragos y aunque se veía un más pequeño tras la enorme barra del bar, aun así se movía con confianza y agilidad, sacando más de alguna sonrisa de los clientes que le miraban mientars esperaban sus tragos.

-Lamento la demora.- Se disculpó cuando volvió junto a Alessandro.- Y digame, a que se dedica ahora? parece una persona importante.- Le dijo con una linda sonrisa.

- ¿Ahora? - preguntó un poco desconcertado, pues la verdad no esperaba que el simpatico neko se la hiciese - Bueno... Soy Secretario. Me contrató un buen hombre que no le importó mi pasado... aunque "buen hombre" sea irónico para su caracter...

A su mente llegaron imagenes de cuando conoció c su actual jefe y no pudo evitar sonreir. Había sido tan chistoso y vergonzoso a la vez, que jamás le contaría a nadie la manera en la que se conocieron. Era su secreto y lo guardaría hasta la tumba.

- Tú lo conoces, muchacho - sonrió - Soy secretario del dueño del casino... y me mandó a vigilarte - confesó al fin divertido solo para ver la reacción de neko.

- A si?.- Ladeó un poco su cabeza curioso y algo contrariado.- eto...Una buena persona que no es "tan" buena?.- Alzó una ceja aun pensando en como se podría ser bueno sin serlo, pero sin llegar a una respuesta clara.

Pero la respuesta llegó clara al escuchar de quien era secretario, al escuchar quien era sus orejas le movieron rapitamente al frente y su cola se levantó haciéndo una linea diagonal.

-Del señor Sebastian!?.- Exclamó mirándole sorprendido, aunque sus orejas pasaron de estar atentas a estar medio bajas al escuchar que le estaba vigilándo.- y porque me vigila?....hice algo mal?...- Preguntó tratando de recordar que había hecho mal para molestar al dueño, pero tampoco encontró una respuesta clara.