Con la droga adecuada todo se olvida (lemon-priv)

(Viene de aquí)

Entraron a la propiedad de Dantes, primero pasaron una reja y luego recorrieron un trecho algo largo que era de puros jardines, la propiedad era enorme y al ver la mansión de lejos cualquiera lo podía notar. Ahí Alec podía gritar todo lo que quisiera, nadie iba a ayudarlo, todos los sirvientes de Gabriel le tenían miedo y si trabajaban ahí era porque pagaba demasiado bien; los esclavos sólo veían asustados cómo su amo bajaba al rubio del auto a jalones y junto con la serpiente entraban los tres en la casa.

-¿Te gusta mi casa? atrás hay más jardín…- empezaron a subir las escaleras mientras el más le lamía el cuello al rubio.- y ni los mires.- dijo refiriéndose a todos los sirvientes.- no se atreverán a ayudarte.

La respuesta de Gabriel no le gustó nada. Estaba a la merced de un enfermo sexual. No le preocupaba exactamente qué le hiciera en la cama...lo que le tenía preocupado era que las cosas llegaran a más. El indíce de delincuencia, los asesinatos, los secuestros...los asesinatos.... Alec estaba seguro de que eran los últimos momentos de su vida. Y llegar y ver que su agresor era dueño de una casa tan grande y de tantos sirvientes y esclavos no lo animó más. Era un hombre poderoso, y si salía vivo del encuentro...que podía hacer en su contra?...

Al menos, al llegar a la propiedad, la serpiente dejó de molestarlo. Pero aún así no había salvación. Gabriel le dijo que ni siquiera se imaginara que alguna de las personas que estaban ahí iban a ayudarle...y por qué lo harían? Seguro que no era la primera vez que el moreno aparecía haciendo ese tipo de cosas...

Sólo un pensamiento lo animaba. Tenía su celular en el bolsillo. Sólo necesitaba un momento de distracción del otro...había visto el camino con atención, y podía decir exactamente cómo llegar hasta el lugar...no estaban alejados de su propio departamento...pero tenía que ser cuidadoso...e inteligente...

Lo lanzó a la cama y él se puso sobre el rubio, le besó el cuello y empezó a destrozarle la ropa; la serpiente se metió a la cama con los otros dos y empezó a dar vueltas por ahí y a la orden del narcotraficante sirvió de soga para atarle las manos al cantante, ahora no iba a poder defenderse de ninguna manera, el agarre de la serpiente era bastante fuerte.

Le empezó a bajar el pantalón mientras le besaba el hermoso abdomen que tenía, Gabriel había estado en lo correcto…el cantante tenía un cuerpo simplemente exquisito, algo que no se hubiera perdonado dejar pasar.

-No te preocupes hermoso…si te portas bien…trataré de no hacerte tanto daño…¿de acuerdo?- dijo burlón mientras llevaba su mano hasta la entrada del más bajo y lo penetraba con un dedo pero bruscamente; movió el dedo un rato y después metió otro.

-Tienes un cuerpo hermoso…- dejó el pantalón de Alec abajo, no se lo quitó para que este no pudiera moverse demasiado.

Al llegar al cuarto Gabriel lo lanzño a la cama con fuerza; el rubio no tuvo tiempo ni de recuperarse del golpe cuando el otro ya estaba encima sobre él lamiendole el cuello...Alec trataba de alejarlo con sus brazos, mientras gritaba que lo soltara...pero no sólo el más alto no parecía interesado en oírlo, sino que para colmo la maldita serpiente se metió a la cama con ellos y se enrolló en sus brazos, dejándolo inmovilizado...ese tipo tenía que ser un maldito encantador de serpientes.

Su casaca y camisa de marca quedaron hechas añicos en el suelo en un abrir y cerrar de ojos. Luego el otro le bajó el pantalón apretado hasta las rodillas, y de esa manera dejó al vocalista totalmente inútil. Sólo podía arquear la espalda tratando de empujar al otro, pero su peso no era el suficiente para cumplir con ese fin.

Alec había vivido mucho, pero jamás algo como eso...quería llorar, pero se aguantaba, pues algo le decía que eso sólo iba a complacer más al hombre que tenía encima...no gritó cuando los dedos de éste invadieron su entrada, pero si abrió la boca para dejar escapar una especie de ronquido...le había dolido, y como el mismo decía, hacía falta bastante para que le doliera...

Tienes un cuerpo hermoso…-

Ni siquiera el halago pudo animarlo. Sí, había sido un puto y sí, actualmente era un maldito promiscuo...pero no se merecía eso...no estaba seguro de poder soportar luego un recuerdo como ese...

-Suéltame...eres un bastardo!! suéltame!!!.-ahora sí que gritaba y no dejaba de arquear la espalda; con esto sólo conseguía más dolor para el mismo, pero no podía quedarse ahí sin hacer nada..

El rubio trataba de zafarse como fuera del más grande, pero no era nada fácil…con la fuerza del mayor, la serpiente atándole los brazos y el pantalón en las rodillas dejándolo casi inmóvil, en esos momentos parecía que todo estaba en contra del cantante.

Finalmente Alec empezó a insultarlo y decirle que lo soltara, pero Gabriel no estaba escuchando lo que decía el cantante, para él sólo eran gritos desesperados de auxilio, lo cual lo excitaba más.

-¿Sabes? no te estás portando bien…¿quieres que mi hermosa te muerda para que te quedes tranquilo?- porque podía hacerlo, no le costaba nada. Sacó los dedos y escupió en la entrada de Alec, después los dedos volvieron a donde estaban y continuaron con su trabajo.

Se separó de Alec unos segundos y gritó un nombre, inmediatamente un chiquillo entró y se arrodilló frente a Gabriel, este se bajó el pantalón y la ropa interior y metió su pene en la boca del chico, que a penas podía con semejante trozo de carne; de solo violarle la boca le hizo sangrar la comisura de los labios, y después lo botó con un golpe cuando su miembro ya estaba erecto. Regresó con Alec y se metió a la cama.

-Como te has portado mal…ahora te va a ir mal.- lo cogió con fuerza y lo dejó boca abajo en la cama, después se puso un condón, buscó su entrada y trató de penetrar, pero no era tan fácil.

-No...no porfavor...-susurró; el reptil era lo que más lo tocaba de los nervios...si el maldito animal lo mordía iba a morirse del pánico; como respuesta, sintió la saliva de Gabriel escurrirse entre sus piernas...pensaba que no podía haber nada más repugnante que eso, pues a pesar de que el tipo era muy atractivo, las circunstancias no favorecían el encuentro;cuando el más alto gritó y un chico hizo su aparición. Seguro que no tenía ni 16 años...

Fue humillante, incluso más para él que para el pobre, seguramente, esclavo. Pero al menos, se había salvado de tener el pene del más alto en su boca...y a buena hora, pues el rubio no hubiese podido contenerse y le hubiese mordido...de seguro con resultados nefastos.

Gabriel volvió con él, y poniendolo de espaldas trató de penetrarlo. Alec seguía resistiendose y gritando, pero al recordar el golpe que el chico de hacía un rato se había llevado se tranquilizó un poco...ya estaba llorando...

-Condón, por favor...condón.-rogaba, porque el vocaliste no se cuidaba con nada; demás claro, estaba el hecho de que no quería contraer ninguna enfermedad; Alec no sabía que el otro había pensado en el asunto antes que él

Alec le pidió que por favor no le ordenara a la serpiente que lo mordiera, y no lo iba a hacer, al menos no aún…pero eso el rubio no lo sabía. Cuando el narcotraficante estaba tratando de penetrarlo, el cantante le pidió que usara condón, el mayor sólo se rió un poco y empezó a penetrarlo sin piedad mientras se acercaba a su oído para hablar y escuchar mejor el llanto.

-¿Qué pasa? ¿no quisieras un hijito mío?- dio una fuerte embestida para entrar por completo y hacer sangrar al rubio.- prometo ser un buen padre.- después de decir eso empezó a moverse dentro del más bajo sin importarle sus súplicas, tal vez Alec se había dado cuenta de que Gabriel estaba usando condón, pero no podía decir nada porque no sabía qué tanto era el shock mental.

Llevó su mano hasta la pierna de Alec y cogió un poco de sangre, después se la puso en frente para que el más bajo pudiera verla bien mientras se reía de él.

-Tienes un bonito color.

No tenía idea de si Gabriel habìa oído sus súplicas, pero sus palabras no lo alentaron en demasía. Sin embargo, el más alto había logrado entrar en él y estaba con eso, causándole demasiado dolor como para seguir pensando en el asunto. Ya no forcejeaba, pues al fin había entendido que moverse sólo estaba ocasionándole más dolor del necesario. De todas formas, no podía dejar de llorar; muy aparte de lo físico, en su cabeza pasaban mil imágenes que lo aterraban: la muerte, una enfermedad, un maldito hijo...todas aglomeradas de tal manera que no podía fijar ninguna...

Estaba sangrando, y Gabriel no demoró en hacérselo notar. Alec retiró la mirada, asustado y asqueado al mismo tiempo. Lo que tuviera que pasar, quería que pasara de una vez por todas. Lo que fuera, con tal de terminar con eso de una vez...aún seguía pensando en su teléfono, pero con las manos atadas y el bolsillo del pantalón bastante fuera de su alcanze esa esperanza se desvanecía a cada segundo.

-Ya basta...ya basta por favor...-el rubio sabía que ninguno de sus ruegos iba a surtir efecto, pero no estaba en posesión de sus cinco sentidos...sabía que no era una persona sana mentalmente la que tenía en frente, pero áun así, rogaba..

Alec no se cansaba de rogar, seguro el pequeño sabía que Gabriel no le iba a hacer caso, pero era normal que suplicara en un momento así, él lo sabía muy bien porque no era la primera vez que se le ocurría hacer una de esas cosas, aunque no lo hacía con todos… muy lejos de que Alec fuera tan hermoso, había sentido la necesidad de darle una lección a ese niño mimado que se creía intocable.

-Cuando eyacule…entonces saldré de ti y todo habrá terminado.- le dijo al oído mientras se limpiaba la mano en las sábanas blancas. Pero no pensaba hacerlo tan rápido, estuvo moviéndose dentro del menor por bastante rato hasta que por fin pensó que era suficiente y después de terminar salió de él; dejó que Alec cayera en la cama y la serpiente le liberó los brazos, pero aún seguía dando vueltas sobre el cuerpo del menor.

-Le gustas…- digo mientras lo hacía quedar boca arriba sin importarle el dolor que pudiera sentir el otro.- creo que quiere morderte.- comentó con una sonrisa casi sádica en los labios.

Para cuando Gabriel terminó, Alec había dejado de gritar hacía rato. No era la clase de persona que dejaba de luchar, pero bajo esas circunstancias era difícil comportarse de otra manera. El más alto lo puso de espaldas, pero la queja del rubio fue más una reacción física...su mente estaba lejos de ese lugar y ni siquiera la amenaza de ser mordido por el animal fue capaz de sacarlo de su abstracción...

Sabía que todo el cuerpo debía dolerle, pero no sentía nada....tal vez el dolor vendría luego, si es que había luego claro...porque, logró pensar con mucho esfuerzo, de lo que debía preocuparse ahora era de lo que iba a pasar...

-Déjame irme....

Dijo, esperanzado en que luego de haber conseguido su objetivo, el otro tendría compasión y lo dejaría libre

Alec le pidió que lo dejara ir, entonces Gabriel se estiró para prender un cigarro mientras se acomodaba bien el pantalón, qué aburrido que quisiera irse tan pronto pensaba, pero seguro si lo tenía más tiempo así iba a empezar a llorar como un niño pequeño de nuevo…y no tenía ganas de aguantar lágrimas de nadie.

-Oh…bueno…pero ya deja de llorar.- dijo burlón mientras le daba la orden a su serpiente de que lo mordiera.- la número tres hermosa…y asegúrate de que no le duela.- el animal tenía la capacidad, además, de usar un anestésico junto con sus drogas (que no afectaba en nada a estas), para que sus mordidas no dolieran.

Después de morderlo y soportar los quejidos del rubio, Gabriel lo empezó a tranquilizar mientras le acariciaba la mejillas y le decía que pronto todo iba a acabar; esa droga causaba un poco de malestar, pero su función primordial era hacer que la persona olvidara las últimas horas de su vida, así que el narcotraficante no tendría que preocuparse porque el cantante recordara su casa.

Le puso ropa que tenía de la talla de Alec y después lo cargó para llevarlo al auto. Lo dejó en la playa dentro de su auto y después se fue, aunque las marcas de la mordida de serpiente no se irían tan rápido.

Ya no estaba muy consciente de lo que pasaba. De pronto la serpiente, que no había dejado de dar vueltas en su cuerpo se detuvo cerca de su brazo y sin más lo mordió. La mordedura en sí había sido totalmente indolora, pero pronto el rubio empezó a sentir un poco de mareos y naúseas. No estaba seguro de que significaba la tres, ni lo que le estaba pasando en el cuerpo, pero al menos Gabriel le aseguraba que todo pasaría pronto.

Lo último que supo y vió, fue que el más alto se acercaba con algo de ropa que había aparecido, según él, de la nada...

(CERRADO)