Viejas amistades (lemon-privado)

Estaba en la recepción fumando como siempre, no le importaba lo que pensaran los demás, si le molestaba a alguien simplemente que se alejara de él, porque Abel no pensaba dejar el cigarro; Thor estaba a su lado con la mitad del cuerpo sobre sus piernas comiendo un dulce.

Todo iba normal por esa noche hasta que el dueño del hotel reconoció a un rubio y no porque fuera conocido mundialmente, sino porque habían pasado muchas cosas juntos, al principio casi fingió molestia con él mismo diciendo que cómo era posible que no le avisara que había llegado, pero después decidió jugarle una broma. Llamó a uno de sus empleados y le pidió que se acercara al rubio con la llave de su suite, además de decirle otras cosas.

El empleado se acercó y le dijo al cantante que una persona muy importante lo había visto y quería estar a solas con él en su habitación, le entregó la llave mientras que el alto se acercaba por atrás.

-En serio...¿crees que alguien en su sano juicio querría pasar una noche contigo? se rió mientras Thor saltaba a saludar al más bajo.

Había llegado al hotel sin una idea muy clara de qué hacer ahí. Tal vez almorzaría, o tal vez bebería algo...o tal vez llamaría a cierto amigo que hacía mucho tiempo no veía. Como fuere, estaba en el lobby pensando en que es lo que debía hacer cuando uno de los empleados se le acercó para entregarle las llaves de una habitación y decirle que alguien importante quería verlo ahí. Alec se quedó extrañado, mirando las llaves y al chico que se iba ¿Quién podría ser?...Ya iba a subir cuando escuchó una voz familiar que se brulaba de él...Alec sonrió de medio lado y dando la vuelta se encontró cara a cara con Abel.

-Y tú....como iba a sospechar que eras tú si me mandas a decir que eras alguien importante?


Se rió y luego sin más se colgó del otro como un niño chiquito.

-Abel Abel!! me has tenido abandonado!!

Se rió por lo que le decía su amigo.

-¡Claro que soy alguien importante! nada más y nada menos que el dueño del hotel, soy muy importante.- hizo un gesto gracioso mientras dejaba que el menor se colgara de su brazo y empezaban a caminar.

-No te he tenido abandonado, es que he tenido bastante trabajo y cada vez que te llamaba me mandaba a la casilla de voz…de todas maneras, siento no haber insistido demasiado.- le dijo con una suave sonrisa en el rostro, entraron al elevador especial que sólo usaba el dueño del hotel y algunos empleados, Thor entró con ellos y una vez cerradas las puertas Abel le revolvió un poco el cabello a Alec.- las cosas son algo aburridas sin ti sabes…no hay de quien burlarse.- prendió un cigarro y le dio otro al rubio, prendió ambos y las puertas del elevador se abrieron, dejando ver la suite del empresario, era un lugar realmente hermoso.

-Bienvenido a casa…por cierto, no creas que pasaré por alto que hayas olvidado decirme que venías.

Entraron al asensor. Luego de prender un par de cigarrillos Alec notó al fin a Thor haciendo aspamientos, y se arrodilló para acariciarlo un poco, sonriendo con las gracias del extraño animalito.

-Si ya sé que me hago extrañar, pero que quieres que haga...tengo que comer.-se rió y levantándose con Thor en los brazos entró junto con Abel a su suite privada.- y no olvidé avisarte, es que pasaba por aquí y entrar fue impulsivo

Soltó a Thor y el se tiró en la cama como si fuera suya, abrzando una almohada

-Me viste en televisión la semana pasada?...no te perdono si no me viste!!.-dió una calada al cigarro y botó algo de ceniza en el cenicero al lado de la cama.- verdad que estaba adorable?..ah! y como gritaba la gente!...- Alec tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras hablaba.- así dan ganas de trabajar

-Sí claro, mal agradecido…- sonrió.

Cuando Alec se tiró en la cama del mayor como si esta fuera suya, Abel no se molestó, estaba bastante acostumbrado además era muy cariñoso con sus amigos; él se sentó en un sofá de cuero negro que estaba en la habitación cerca de la cama. La suite era bastante grande y tenía cuarto de invitados.

-Claro que te vi…- botó la colilla del cigarro en un cenicero que estaba en una mesita al lado del sofá.- pero tuve que ponerme orejeras…todo iba bien hasta que empezaste a cantar como siempre.- sonrisa burlona.- aún así compraré tres copias para que veas que te apoyo en tu forma de torturar a las masas.

-Espero que no hayas conseguido donde quedarte, mi casa es tu casa…lo sabes.

-Muy gracioso Abel...-dijo, mirando al otro amenazante, pero siempre en broma.- pero no compres nada no...te madaré las copias gratis..ah! y el Dvd del concierto también...-se rió.- así puedes quedarte sordo lo más rápido posible...

Alec apagó su cigarro mientras prendía la televisión. Tenía la mala manía de dispersar su atención en varias cosas a la vez, pero el otro sabía bien que por eso no dejaba de escucharlo.

-He comprado un pequeño departamento en la zona residencial.- dijo, mirando la caja boba mientras cambiaba de canales; cuando Alec decía pequeño el más alto podía imaginarse que era ridiculamente enorme.- claro que aún no está amueblado...y es un poco solitario sabes?

El rubio acababa de poner una expresión seria. Era algo que sólo adoptaba con Abel, pues él era la única persona que podía considerar un amigo de verdad. Después de todo, nadie más que él sabía sus secretos, los desastres de su vida, y sobretodo, el cómo había llegado a ser la persona que era en ese momento. Alec, apagando el televisor, le dedicó una sonrisa a su amigo.

-Puedes aceptar un perro sin dueño unos días?...Podemos divertirnos como en los viejos tiempos.-dijo, guiñando un ojo.

-No por favor…¡no me tortures así!- se echó a reír también, el regreso de Alec lo tenía de bastante buen humor; Thor se puso sobre las piernas de su dueño y este le dio un pequeño chocolate para que comiera.

Escuchó con atención lo que le decía Alec, él también se sentía algo solo ahí, si no fuera por su bichito tal vez se volvería loco.

-Claro…te entiendo.

Dejó a su mascota a un lado y se paró para acercarse a Alec, se sentó a su lado y también apagó su cigarro; le sorprendía algo la pregunta de su amigo, de él se esperaba algo como “espero que no te moleste que me quede aquí unos días” con una sonrisa burlona.

-Vaya…¿aprendiste modales? eso sí es una novedad.- prendió otro cigarro y se lo dio a su amigo, después prendió uno más y empezó a fumar.- ya sabes que mi casa es tu casa…aunque no abuses que mi cama no es tu cama.- se rió.- ¿te refieres a que quieres ir a que yo viole chicos lindos y que a ti te violen? bueno…hoy pensaba descansar pero si es lo que quieres por mi no hay problemas.- dijo burlón.

-Sí...algo cómo eso...-murmuró mientras miraba el cigarrillo y lo llevaba a sus labios como la cosa que más necesitaba en ese momento...- aunque no sé por que carajos le digo viejos tiempos si es lo que hacemos aún...

Soltó una carcajada algo triste. Aunque en ese mundo sin mujeres la libertad sexual era algo bastante bien desarrollado, los hombres procreadores habían heredado un cierto sentimiento de culpa femenino ante la promiscuidad, y Alec no era la excepción. Pero al menos estaba frente a alguien que no iba a juzgarlo.

-Hace unos días.- dijo de pronto, mirando al suelo mientras fumaba.- Eric llevó unos putos a una fiesta del estudio.- se refería al bajista de su banda.- sabes qué? me salí....-sonrío- creo que me identifiqué demasiado...

Luego de eso Alec calló un largo rato. Estaba recordando. Y era un buen momento para hacerlo, al estar al lado de uno de los personajes principales de sus recuerdos.

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No hacía mucho frío esa noche, pero estar vistiendo pantalones de cuero super pegados y una remera ultradelgada no le sentaba bien a nadie. Alec llevaba media hora parado en el mismo lugar, dando algunas vueltas y fumando algo vulgarmente, mientras buscaba con la mirada posibles clientes. De pronto un auto deportivo bastante llamativo se detuvo cerca de él. Alec sonrió y se acercó rápido, frotándose los brazos con las manos por el frío, pero sin dejar de verse sexy por eso.

-¿Algo de compañía para la noche, guapo?

De pronto supo que tal vez había hablado demasiado, se había dejado llevar por el momento y había hecho una broma sin pensarlo; se quedó escuchando lo que le decía Alec, su amigo se había puesto bastante serio, Abel sabía que tenía que estar a su lado y darle su apoyo. Se sentó al lado del rubio y le acarició el cabello cariñosamente.

-Me parece que fue una buena decisión.- de pronto el dueño del hotel supo lo que el menor estaba pensando, o mejor dicho estaba recordando, así que sin quererlo y casi automáticamente él también empezó a recordar.

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Era una bonita noche, como siempre estaba dando vueltas por la ciudad en su deportivo negro, conducir era algo que lo relajaba bastante aunque fuera extraño. Pasó por una zona donde habían bastantes putos, no era el barrio más bonito de la ciudad pero a veces se veían chicos bastante hermosos; esa noche un rubio le llamó la atención, se estacionó frente a él. El más bajo se acercó mientras se sobaba los brazos, Abel lo miró y después de escuchar lo que el puto le había dicho abrió las puertas para que este entrara. Una vez ahí arrancó para llevarlo a su departamento, como un gesto de bondad activo la calefacción del auto para que no tuviera tanto frío.

-¿Cómo te llamas?- le preguntó sin despegar la mirada del camino.

Subió al auto de un salto y sonriendo. Estaba bastante contento de haber encontrado un cliente rápidamente, y a juzgar por el auto era uno al que podría cobrarle bastante bien. Apenas dentro el otro prendió la calefacción, y Alec instintivamente llevó las manos hacia ésta para que el calor llegara más rápido a su cuerpo.

-Alec.- respondió a la pregunta del otro; estaba sentado de medio lado, con las piernas cruzadas y una mirada despierta, que auguraba buenos servicios.- pero si no te gusta, puedes decirme cómo quieras guapo, está en la tarifa.

Sonrió mientras se colocaba el cinturón de seguridad, pero casi mágicamente fue capaz de permanecer en la misma posición que antes.

-¿Puedo preguntar a dónde es que vamos esta noche?

No estaba demás enterarse de los detalles de una vez, a pesar de lo bien vestido y guapo que era el desconocido uno nunca sabía cuando estaba en presencia de algún demente.

El rubio dijo que se llamaba Alec, al mismo tiempo que tenía las manos cerca de la calefacción para calentarse más rápido, sonrió cuando el chico le dijo que si no le gustaba podía llamarlo como quisiera, aunque por ese momento no se le ocurría nada, la simple idea de dominación le llamaba la atención al heredero.

-Mucho gusto…mi nombre es Abel y vamos a mi departamento, no está muy lejos en auto…no te impacientes.- le sonrió y después aceleró un poco para llegar más rápido, a esas horas habían menos carros que en la mañana y en la tarde.

Finalmente llegaron al departamento de Abel, era un lugar bastante grande y lujoso, se notaba todo el dinero que tenía; lo hizo pasar y lo llevó de inmediato a la recámara, no le gustaba demasiado que desconocidos miraran sus cosas.

-Bueno…y…¿qué implica el servicio completo?- preguntó mientras hacía que el rubio se echara en la cama y empezaba a besarle el abdomen, su piel era exquisita pero él estaba pagando para que le dieran placer y no para darlo, así que apenas Alec le respondió Abel se sentó en su cama e hizo que el más bajo quedara de rodillas en el suelo.

-Espero que seas tan profesional como pareces.

Abel... Repitió el rubio en su cabeza varias veces mientras viajaban en el auto, para no olvidarlo en el momento oportuno. Y resultó que el más alto tenía razón, pues a los pocos minutos estaban en un departamento increiblemente lujoso (al menos para los ojos de Alec, quién no estaba aún acostumbrado a los lujos), pero el más bajo no pudo observar las cosas como hubiese querido, pues el otro lo llevó rápidamente a la habitación. Ahí lo dejó caer en la cama y luego de darle lo que Alec llamaba "una probada" preguntó por los servicios que éste daba.

-El servicio completo...-dijo, pensándolo en ese momento, ya que el servicio completo cambiaba según a como el futuro vocalista percibía a su cliente de la noche.- incluye todo lo que desees cariño...mientras no me golpees y uses condón estaremos bien....-sonrió.- aunque el último detalle es negociable...

Luego de eso Abel lo puso de rodillas en el suelo, y Alec empezó a jugar con su cinturón, creando un poco de espectativa.

-si con profesional te refieres a saber hacer las cosas...no te preocupes...-lo miró a los ojos.- y no soy un niño llorón, pero si me lo pides lloraré...

Al final se decidió por desabrochar el pantalón y dejar el miembro del otro libre. En su mente, el rubio tragó saliva, pues el pene de Abel estaba muy acorde con su imponente estatura, pero eso no podía detenerlo. Lo tomó con ambas manos (eso, era de ley, pues hacía sentir al cliente enorme, auqnue en ese caso no era necesario) y empezó a masturbarlo mientras le daba algunas lamidas, respondiendo con sus actos a la última pregunta. Por un demonio que era profesional...que no le vinieran con tonterías...

El prostituto le dijo que el servicio completo incluía todo lo que deseara, con excepción de golpearlo y además tenía que usar condón, Abel sonrió apenas mientras pensaba que aquel chico le acababa de prohibir algo de diversión pero aún podían pasarla bien.

-No será necesario que te lo pida…- le dijo un tanto burlón y esperó a que Alec dejara salir su miembro que pedía a gritos un poco de atención; aunque el rubio trataba de disimularlo, el heredero se dio cuenta de lo que estaba pensando.- y eso que no está del todo erecto…además pienso usar condón, no voy a arriesgarme.

Alec finalmente empezó a hacer su trabajo, y Abel tenía que admitir que lo estaba haciendo bien; llevó su mano derecha hasta los mechones rubios del menor y enredó sus dedos en estos mientras arqueaba apenas la espalda, sin hacer demasiada fuerza empezó a hacer que Alec se tragara cada vez más su pene, hasta que hubo un momento en el que ya no pudo respirar y tuvo que soltarlo.

-Parece que al amigote te has gustado.- agarró a Alec que aún recuperaba aire y lo hizo subir a la cama.- ¿por qué no te preparas tú solo y me dejas ver?- dijo esto mientras le lanzaba un envase de lubricante a Alec, seguro lo iba a necesitar.- abre bien las piernas para poder ver bien.- ordenó. Se sentó en la cama y empezó a acariciarse él mismo mientras veía al rubito.

Pronto fue Abel el que tomó el mando y al rubio casi sólo le tocó recibir las embestidas en su boca, aunque gracias a Dios éstas aún no eran demasiado fuertes, o se hubiese ahogado. Sin embargo, luego de un rato el aire empezó a faltarle, lo que fue captado rápidamente por su cliente, quien retiró su miembro de la boca de Alec y lo hizo subir a la cama, pidiéndole que se preparara para él.

-Oh...que interesante.-dijo, con una sonrisa pervertida, pues le había gustado la idea del otro, después de todo, implicaba mostrar su propio cuerpo, y esa era la herramienta favorita del chico.- abre bien los ojos guapo, para que lo disfrutes como se debe...

Dicho lo cual se puso de pie en la cama (sus botas ya habían volado de sus pies a penas entró al departamento) y empezó a desnudarse. Hubiese querido hacer de eso todo un espectáculo, pero el más alto había pedido algo diferente y a eso iba a abocarse.

Una vez desnudo se arrodilló en la cama, y tirando el cuerpo hacia adelante, abriendo bien las piernas, tomó un poco de lubricante y empezó a preparar su entrada, primero con un sólo dedo, despacio, hasta llegar a los tres, con el ritmo ya acelerado. Mientras lo hacía su rostro, de costado sobre la cama, clavaba sus ojos en Abel, y su boca dejaba escapar leves gemiditos que esperaba fueran del agrado del hombre detrás de él.

Alec no se dejaba ganar, por más que Abel intentaba dominarlo y hasta humillarlo, el rubio salía con algo, haciéndole ver al mayor que él podía tomar las riendas sin ningún problema; la actitud le llamó la atención, aunque claro no tanto como el delicioso cuerpo del prostituto, simplemente hermoso a la vista…

La posición en la que estaba el otro le permitía ver todo, cómo entraba dedo por dedo hasta que estuvieron los tres, y estos entraban y salían del cuerpecito del rubio, los gemidos sólo hacían más erótico el momento y pronto Abel sintió que ya tenía que entrar en él porque si no se estaría torturando él mismo. Cogió un condón que tenía a la mano y lo abrió, se lo puso en cuestión de segundos y le dijo al más pequeño que se detuviera.

-Ven aquí.- lo cogió del brazo que había estado trabajando e hizo que se acercara a él, cuando se encontraron frente a frente sonrió e hizo que Alec se pusiera sobre él.

-Siéntate…- el otro lo hacía algo despacio, tratando de no lastimarse; Abel posó una de sus manos sobre el hombro del menor y la otra en su cadera, haciendo un poco de fuerza lo hizo bajar un poco más rápido.

Luego de un rato Abel le pidió que se detuviera, cosa que Alec no hubiese querido hacer del todo, pues hasta ya lo estaba disfrutando, pero se detuvo. El otro lo acercó y le pidió que se sentara sobre él, cosa que el rubio hizo sin perder la expresión juguetona.

Empezó a dejarse prenetrar despacio, pues no tenía ánimos de dañarse, pero al parecer esas no eran las intenciones del otro hombre. De pronto puso sus manos sobre el cuerpo del más bajo y lo obligó a moverse más rápido. Alec soltó un gemido algo mas fuerte que los anteriores, pues era bastante lo que estaba recibiendo en ese momento. Pero luego de unos segundos de quedarse quieto su entrada se acostumbró a la intromisión, y con la ayuda del lubricante que amablemente Abel le había proporcionado empezó a saltar sobre su cliente, tirando el cuerpo hacia atrás para hacer la penetración más profunda y también más sencillo el movimiento.

Para no perder el equilibrio rodó uno de sus brazos en el cuello de Abel. Con el otro, empezó a acariciar su pecho sobre la camisa aún puesta, mientras no dejaba de gemir.

-Oh...Abel...guapo, me vas a matar...-generalmente decía ese tipo de cosas porque eran del agrado de los clientes, pero esta vez tenían mucho de verdad...y sin embargo, no podía quejarse del otro...si lo mataba iba a ser una buena muerte...

El rubio gimió un poco más fuerte, eso era como música para los oídos de Abel, por fin le demostraba que quien tenía el control de todo eso era él. Llevó ambas manos hasta la cadera del más pequeño al mismo tiempo que le besaba el cuello, después una de sus manos viajó hasta la espalada de Alec y empezó a acariciarle.

Cuando el futuro vocalista dijo lo último, el heredero se dio cuenta de que no le gustaba mucho que lo llamara guapo, pero no dijo nada porque después de todo sólo sería una noche, y ni eso…cuando terminaran seguro lo iba a largar de su casa.

-¿En serio?- empezó a embestir con más fuerza.- porque yo creo que aún voy algo lento, ¿o es que te voy a matar de aburrimiento y lo quieres más fuerte?- sonrió.- eso debe ser…- prácticamente lo cargó y salió de él, después puso a Alec en la mismo posición que había estado minutos antes, con la diferencia que esta vez el alto estaba detrás y pegado a él, además de que le agarraba las manos para poder jalarlo con más fuerza hacia él. Lo penetró de nuevo, esta vez más rápido y empezó a moverse con fuerza, el rostro de Alec estaba pegado a la cama.

-ahhh!

Abel lo había sorprendido esta vez. Practicamente lo sostuvo en el aire para salir de él, y antes de darse cuenta Alec estaba en la misma posición que antes, sólo que en esa ocasión no eran sus dedos los que acariciaban su entrada, sino el miembo del otro, que no tenía comparación con lo anterior. Con el rostro contra la cama empezó a gemir, incapaz de hacer otra cosa pues el más alto tenía sus brazos aprisionadas y apenas si el rubio podía mantener el equilibrio en esa posición.

Ese tipo era diferente a todos los hombres a los cuales había vendido su cuerpo antes. Generalmente estos eran inseguros, normalmente feos y en todas las ocasiones torpes en la cama, pero éste no era el caso. Alec se preguntó porqué alguien como él necesitaba contratar a un puto, cuando sentándose en un bar, hasta el mismo iría con él a la cama muy gustosamente. Esa persona escondía algo, y al ser consciente de ese detalle fue que por primera vez el rubio empezó a interesarse realmente en su cliente.

Y bastó ese pensamiento para que el chico perdiera su profesionalismo. Había estado ya algo excitado, pero de pronto se dió cuenta de que tenía una verdadera erección entre las piernas, y que el hombre detrás de él estaba causándole placer. Si no hubiese tenido las manos inmóviles, hasta hubiese intentado tocarse...pero no pudo. Sólo le quedó tratar de buscar el placer en los golpes que recibía en la próstata, mientras el cuerpo se le perlaba de sudor y Alec colocaba la cabeza de costado, para que sus gemidos dejasen de ser ahogados y adémás, para poder ver a Abel.

Se estaba divirtiendo bastante con el chico, aunque tal vez este no estuviera haciéndolo…no era algo que le interesara mucho al alto, para eso estaba pagando por último, pero no pudo evitar sonreír al notar la erección de Alec, ¿entonces sí le estaba gustando lo que Abel le hacía?

Soltó una de sus manos dejando que esta cayera a la cama y usó la mano libre para agarrar al rubio del cabello y jalarlo hacia atrás pero sin lastimarlo.

-Me hubieras dicho desde el principio que te gustaba así, me hubiera dejado de rodeos y te lo hacía en el auto.- lo soltó y lo dejó regresar a la posición anterior, de todas maneras aún no le soltaba la otra mano. Empezó a embestir más fuerte jalando ahora un solo brazo mientras que con la otra mano acariciaba la suave piel de la espalda del rubio; de pronto vio que este trataba de tocarse para darse un poco más de placer, seguro lo hacía casi inconcientemente, Abel le hizo retirar la mano.

-Oye, no te he dado permiso para eso…ahora tus dos manos se quedan aquí conmigo.- de nuevo lo tenía como antes y embestía más fuerte. Después de bastante rato las embestidas ya eran descontroladas, signo de que seguro ya estaba por terminar.

La situación estaba convirtiéndose en una tortura. Alec se sentía cada vez mas excitado, y las palabras del otro no ayudaban a disminuir la sensación. El rubio sabía por institnto que Abel sólo estaba tratando de humillarlo, pero a comparacíón de lo que había vivido en los últimos dos años estaba en una fiesta. El carácter dominante del otro era obvio, y aunque el más bajo tenía la tendencia de no dejarse vencer fácilmente esa noche era de trabajo y no diversión.

El otro le soltó el brazo, y Alec hizo serios esfuerzos para no usar esta ventaja para autocomplacerse, pero poco a poco su mano iba perdiéndole el respeto, y se acercaba más y más hasta su erección, con claros deseos de tocarse. Apenas el otro lo notó volvió a apricionarle los brazos, a lo que el rubio respondió con un gruñido entre gimoteo y queja, pero se calló a penas fue consciente, pues no estaba ahí para exigir nada.

Poco a poco las embestidas de Abel empezaron a salirse de control, hasta que Alec supo que iba a correrse pronto dentro de él. Y así ocurrió. El más alto lo cogió de las caderas y haciéndolo ver estrellas con los últimos movimiento terminó de venirse. Alec se apoyó en los codos y empezó a respirar agitado, para recuperar el aire perdido, mientras esperaba que el otro saliera fuera de él.

-Vaya...yo debería pagarte a ti.-se rió.- pero no tengo dinero...te das por satisfecho, cariño?

Salió del menor y por fin lo dejó descansar, entonces lo miró un rato e hizo que se volteara para poderlo ver a la cara, ambos estaban bastante agitados y al menos Abel ya había terminado, pero sentía un poco de culpa dejando así al rubio, jamás le habían hecho algo así y el que lo intentara no la iba a pasar bien.

Su manó viajó traviesamente desde el muslo del más pequeño hasta su entrepierna y empezó a acariciarla suavemente mientras miraba a Alec a los ojos y disfrutaba de las expresiones que este hacía. No dijo nada, no iba a darle explicaciones al prostituto y si este las pedía iba a dejarlo con su erección, además iba a prohibirle correrse. Se ayudó con su otra mano para acariciarle los testículos que aunque a Alec no le servían para embarazar a otro hombre, aún le servían para sentir placer.

Cuando por fin el prostituto se vino, Abel miró su mano llena del seme del menor y se paró alejándose de él, entró a su baño y se lavó las manos, después cogió su billetera y sacó bastante dinero.

-Espero que esto sea suficiente…- de verdad era una buena cantidad y el chico no podía cobrar más.- pero si no lo es entonces me dices.- le entregó el dinero tranquilamente.

Abel no le respondió. Hizo que diera media vuelta y ambos quedarónse mirando a los ojos y respirando agitadamente. Alec iba a decir algo, pero antes de que pudiera abrir la bocota sintió como el otro empezaba a juguetear con sus muslos, para luego masturbarlo. El rubio estaba sorprendido, pero no iba a arruinar el momento con preguntas idiotas; si además de dinero iba a pasarla bien, había que ser un completo tarado para cuestionar al provedor de tan buena noche.

Casi no tardó nada en venirse, síntoma indiscutible que hacía ya buen tiempo que no lo hacía. Se quedo luego respirando, con los ojos cerrados, mientras en medio de su trance sentía al otro desaparecer, agua correr y luego su hasta ahora cliente estrella que regresaba a su lado y le daba una buena cantidad de dinero, mucho más de lo que el solía cobrar, pero decidió tomar el detalle como una buena propina y sonrío.

-Está muy bien...gracias.- dijo mientras se levantaba algo difícilmente pues aún le temblaban las piernas por el orgasmo; recogió su ropa cuidadosamente y miró al otro.- me dejas un momento el baño?

Abel le dijo que sí y el rubio entró a la habitación rápidamente. Sabía que después de terminado su trabajo los clientes no apreciaban mucho su presencia, sobretodo si se trataba de sus hogares. Trató de lavarse con rapidez, pero antes de que pudiera vestirse escuchó sonar su celular. Cogió el aparato y suspirando resignado contestó, sin darse cuenta de que Abel estaba cerca y escuchando, seguramente con la intención de asegurarse de que no le robase nada.

-Hola papá...que pasa, tienes insomnio de nuevo?.- Alec se apoyó en el lavatorio, iba a coger uno de sus cigarros pero no sabía si al otro iba a molestars el humo, así que se conformó con prender y apagar el encendedor.- no, no estaba durmiendo...trabajando en algunas canciones....-se dio media vuelta para verse en el espejo.- por supuesto que saldrá a la venta pronto! Te he dicho que tengas paciencia...no es fácil sacar un disco sabes??....-hizo silencio mientras su padre decía algo por el teléfono.- más dinero papá?...no! no me falta...tampoco soy un tacaño...-se dió media vuelta y se apoyó en el espejo, cansado.- está bien, mañana te enviaré algo...-dirgiendo su mirada hacia el dinero que le había dado Abel.- acaban de pagarme en la disquera...

Cuando el rubio se paró para ir al baño, Abel notó que el menor estaba algo adolorido además de cansado, no le dijo nada pero sí observó sus movimientos y se quedó cerca; se sentó en la cama mientras prendía un cigarro y escuchaba el agua correr, después el celular del prostituto sonó, “seguro lo llaman por trabajo” pensó, pero al escuchar que el chico hablaba con su papá se interesó un poco más.

No había entendido del todo pero al parecer Alec fingía que trabajaba para una disquera y que estaba a punto de sacar un disco, hasta ahí las cosas no le sonaban a mentira al heredero, pero cuando escuchó que la disquera acababa de pagarle supo lo que en realidad pasaba. Cuando el futuro vocalista terminó de hablar con su progenitor y salió del baño, el mayor lo miró a los ojos.

-¿Así que soy la disquera?...olvídalo, no pienso juzgarte.- detuvo a Alec antes de que este empezara con las explicaciones y botó la colilla de su cigarro en un cenicero que tenía a la mano.- es tarde ya…¿por qué no te quedas esta noche? te pagaré como si trabajaras…- en esos tiempos Abel aún tenía algo de fe en la gente y aún le importaban algo los problemas de los demás, pero más que nada fue porque en Alec vio algo especial, de pronto tenía ganas de saber más del chico, además así como estaba no iba a poder trabajar bien.

No esperaba que el otro hubiese escuchado su conversación telefónica. Abrió la boca para hablar, pero el otro lo cortó en el acto diciendo que no esperaba ninguna clase de explicación. Alec se cruzó de brazos y le devolvió la mirada a Abel, algo arrogante para alguien en su posición, pero no podía evitarlo.

-No iba a darte explicaciones.-dijo.- iba a decirte que no es de buena educación oír conversaciones privadas...

Y si era un poco rudo que más daba? De todas formas estaba a minutos de irse y jamás iba a volver a ver a ese tipo. Sin embargo estaba algo avergonzado de que un completo extraño se enterara de sus problemas. La impresión de "pobre puto" no era la que le gustaba dejar en sus clientes.

Por eso se sorprendió cuando a pesar de todo el otro le pidió que se quedara. Levantó una ceja, extrañado ante la actitud. Quiso responder algo sensual, pero la verdad era que las ganas de actuar como prostituto se le habían pasado luego de hablar con su padre. Pero claro, la cuestión del dinero estaba por delante. Seguro de que Abel sólo quería cogérselo de nuevo sonrió; ganaría un poco más de lo planeado esa noche, y no tendría que gastar nada en el hotelucho donde por esas épocas se quedaba.

-Bien, tengamos una fiesta de piyamas.-terminó por decir, arriesgándose a que el otro lo largara de su casa por atrevido.- pero no he traido la mía...-se río.- nada que no pueda arreglrase verdad?

Se recostó en la pared mientras prendía un cigarro.

-Supongo que no te molesta si fumo.

El rubio le aclaró que no pensaba darle explicaciones, pero sí le dijo que era de mala educación escuchar conversaciones privadas. Otra personalidad había aflorado en el más pequeño, y esta parecía la verdadera; después el prostituto le dijo que sí se quedaría a la fiesta de pijamas. Todas esas cosas, lejos de molestar al heredero, le hicieron sonreír, aunque el prostituto sumiso le gustaba; Alec engreído y algo malcriado le gustaba más, le parecía una persona mucho más interesante.

-No, no me molesta.- pagó su cigarro y riéndose un poco le lanzó una de sus pijamas a Alec, seguro iba a quedarle grande pero eso sólo hacía que el momento fuera más cómico para el mayor.- tú puedes dormir en el sofá, pero te recomiendo que te des una ducha antes, creo que vi algo de sangre cuando salí de ti.- tono de burla.

Prendió otro cigarro y esperó el siguiente movimiento de Alec, este estaba desconcertado, y su expresión…aunque al mayor le daba risa, le interesaba más saber qué haría a continuación o qué le diría, esa prometía ser una noche divertida, y no…no se trataba de sexo esta vez.