Bien, entonces vámonos –rápidamente pidió la cuenta y cuando hubo pagado se levanto y le extendió la mano a su esclavo –Te llevare a casa….- dijo con una sonrisa un tanto pervertida
Le tomo y jalo un poco hacia el, abrazándolo.
-Ne, Luisant, eres muy suave- susurro mordiendo una de las orejitas de gato –Y tu cuerpo esta calentito- agrego acariciando su espalda en círculos.
Beso su frente y con una mano en su hombro lo encamino hasta el auto.