Habían llegado a un gran edificio exclusivo de ropa. El escritor estacionó su moto frente al lugar, se bajó y le tendió una mano al neko para que se bajara.
- Acostumbro a comprar aqui- explicó, relajado- venden todo tipo de ropa, desde elegante a lo más extravagante que te puedas imaginar- rió levemente- además de que cada modelo de ropa también esta para personas que tiene colita, como tú- aclaró, ya que estaba seguro de que el chico pensaba que no iba a encpontrar ropa para él- no mires los precios; si te gusta lo llevamos y punto- su voz sonó segura; no deseaba que le menor se fijara en ese tipo de cosas o que eligiese algo barato sólo por precio- ¿te parece bien entrar?- preguntó, con una sonrisita en su rostro.