Un almuerzo informal (privado)

Ya le habían advertido varias veces, tanto amigos como compañeros de trabajo, de los peligros de salir a la calle sin su comitiva de guardaespaldas, pero eso a Jun le importaba bien poco.
Vestido con una gabardina negra (a pesar del calor de los mil infiernos que hacía esa tarde) y usando unos lentes negros bastante inapropiados para interiores, el joven magnate pasó entre la gente de clase media que se reunía con sus familias o amigos a comer, y se sentó en una de las mesas del patio de comidas tranquilamente.
La verdad era que no le daba miedo estar solo ahí. A pesar de la ola de secuestros y crímenes que se rumoreaba crecía día con día en Zados, Jun Hanari no podía sentirse mas tranquilo; después de todo, pensaba mientras miraba su reloj, Tetsu no podía tardar, y no existía ser humano en el mundo que le diera más seguridad que el esclavo.

Primero se dejaría matar antes de que a él le tocaran un pelo...

Con este último pensamiento sonrío, y demostrando que estaba acostumbrado a hacer lo que le diera la gana encendió un cigarrillo.

Cuando vio la hora ya se le había hecho algo tarde, iba a tener que correr para encontrarse con Jun, pero no era problema…correría, porque no podía hacer esperar a su príncipe, los príncipes no esperan. Llegó algo agitado pero con una sonrisa para saludarlo y le dio un suave beso en la mejilla mientras también se sentaba.

-Perdón…¿tarde mucho?- le preguntó mientras le agarraba la mano con bastante amor.- es que no me di cuenta de la hora…trataré de que no vuelva a pasar.- le besó el dorso de la mano a través del guanto negro que su amo siempre usaba.- muero de hambre.- sonrió.

Le gustaba salir con Jun, era agradable pasear con él, lo único que no le gustaba era que miraran a su amo, lo ponía bastante celoso y le daban muchas ganas de arrancarles los ojos a todos, pero tenía que controlarse, su príncipe jamás les devolvería la mirada, él se encargaría de eso.

Vió llegar a Tetsu corriendo y algo agitado, lo cual no dejó de inflar su ego...así tenía que ser, y aunque no dijera una palabra le encantaba que así fuera. Dejó que Tetsu lo besara, mas no devolvió ninguna de sus caricias (las demostraciones de afecto en público no eran de su predilección), limitandose a asentir a las palabras de su esclavo.

-Si tienes hambre pues comamos de una vez.- fue lo primero que le dijo, sin reclamarle la tardanza, por la cual después de todo podía culparse a sí mismo, ya que continuaba postergando el momento de poner a disposición de Tetsu un auto.- yo quiero una de esas ensaldas de fondo...

Mientras hablaba miraba los carteles de los diferentes establecimientos de comida rápida, fumando ocasionalmente para malestar de los comensales que se habían sentado junto a él...bueno por ningún lado decía que estaba prohibído fumar.

-Y tú?

Escuchando la respuesta de Tetsu sacó dinero y lo puso sobre la mesa.

Era normal que Jun no le devolviera las caricias en público, así que en realidad no le sorprendía ni le molestaba ya; el menor le dijo que había que comer de una vez si tenía hambre y después de decirle lo que él quería para comer le preguntó a su esclavo qué querría él. Después de que Jun dejó el dinero en la mesa Tetsu se para ir a comprar, no sin antes mencionarle a su príncipe que debería de comer un poco más.

Al momento que iba se ató el cabello dejando caer una cola larga, hacía bastante calor para llevarlo suelto; al poco rato regresó con lo de Jun y con su propio pedido, le sonrió al más pequeño.

-Príncipe…si quieres come algo de lo mío…no quiero que tengas hambre.

Los minutos que Tetsu tardó en traer la comida fueron aprovechados por su amo para observarlo a gusto. Cabello suelto, cola de caballo....como quisiese...qué es lo que había en ese hombre que lo ponía de esa manera? Realmente los ingenieros de la empresa se habían lucido con ese ejemplar. Luego, aprovechando los lentes negros, empezó a observar tranquilamente a las familias y grupos de personas ahí reunidas; a veces se soprendía de que las personas pudieran vivir tan despreocupadamente...

Sus cavilaciones se cortaron de golpe con la llegada de Tetsu; recordando lo celoso que éste era devolvió la mirada a la mesa. El esclavo, sólo podía conocer el cariño especial que su amo le tenía a través de pequeños detalles como estos, mas nunca con palabras.

-La verdad es que no tengo hambre....-murmuró, apagando el cigarrillo en el suelo pulcro y quitándose los lentes.- tú deja de preocuparte tanto y mejor cuéntame como ha sido tu día.

En la empresa, Jun y Tetsu casi no se veían. Cada uno estaba ocupado en el suyo, y sólo tenían pequeños momentos del día como esos; las noches claro, eran totalmente diferentes.

Notó que Jun dejaba de ver a las demás personas para devolver la vista a la mesa, eso lo hizo sonreír y ponerse más feliz; por otra parte no le gustó que el pequeño le dijera que no tenía hambre, aunque le gustaba como era, tenía que admitir que su apariencia era muy frágil y se veía bastante débil.

-Bueno…- cuando su príncipe empezó a comer, él también empezó a hacerlo -me ha ido bien...ya sabes, lo mismo de siempre- ese había sido un día normal y bastante aburrido, aunque tenía que admitir que casi siempre se aburría trabajando, sólo lo ponía feliz ver a su amo; eso era lo único malo de su nueva vida, no podía matar gente a su gusto y estaba bastante lejos de las guerras, al menos Jun le permitía conservar sus armas y podía practicar con ellas cuando quisiera, de todas maneras tenía que cargar un arma, para proteger a su amo.

-¿Y a ti cómo te ha ido? seguro que has tenido que hacer muchas transacciones-

-Bien, pues...la verdad es que ha surgido algo interesante esta mañana

Eso "interesante" era la razón por la cual Jun había citado a Tetsu en un lugar de clase media como aquél; no sabía como iba a reaccionar el esclavo y por experiencias anteriores prefería estar en público cuando le hiciese su anuncio. Dejó los cubiertos a un lado y apoyó el mentón en una de sus manos.

-Hay un congreso sobre los "derechos de los esclavos".- esto último lo dijo con un tono irónico, pues cuando se trataba de esos temas no tenía consideración con la condición de Tetsu.- así que tendré que viajar unos días...no voy a dejar que esos liberales digan lo que les de la gana...

Luego de hacer su anuncio clavó la mirada en el otro; con suerte el esclavo entendería la situación y no pondría peros al viaje de su amo.

-Obviamente tú no puedes ir

Jun le dijo que había surgido algo interesante, eso llamó la atención de Tetsu y aunque seguía comiendo, se aseguró de escuchar bien lo que le decía su amo. Había un congreso sobre los derechos de los esclavos, pero eso le importaba poco del chico de cabello largo, él no se sentía un esclavo y los demás le importaban muy poco, si él quisiera irse lo haría, pero no quería…jamás iba a abandonar a su príncipe.

Lo que sí le importaba era que Jun tendría que viajar unos días y lo que le molestó fue que el menor le dijera que él no podía ir, claro que iría…así lo quisiera su dueño o no, no iba a dejarlo solo entre tanto lobo hambriento que podía hacerle algo, él tenía que cuidarlo con su vida.

-Claro que iré y es está fuera de discusión- le acarició el rostro y le sonrió.

-¿no lo entiendes príncipe? necesitas que yo te proteja de todos esos sucios…de sólo mirarte te ensucian y eso es algo que no puedo permitir…así que…¿Cuándo nos vamos?-

A veces, cuando Tetsu era demasiado amable con él, Jun se ponía nervioso. Particularmente en situaciones como esa, en las que de mil amores el esclavo le decía que iban a hacer lo que el dijera y punto. La reacción de Jun en esos casos era saltar a la defensiva, aún sabiendo que llevaba todas las de perder. Pero parecía que el chico nunca acababa de aprender esa lección.

-No Tetsu, parece que no nos estamos entendiendo...-empezó a hablar con aplomo, pero luego se agachó un poco hacia la mesa para quedar más cerca del otro.- no ves que...es que...¿cómo esperas que me aparezca en una cumbre como esa con un esclavo de la mano..?.-suspiró y se mordió los labios.- la prensa me va a hacer pedazos...si los antiesclavistas no lo hacen con piedras primero...

Volvió a su posición inicial y miró a un lado, golpeando los dedos contra la mesa involuntariamente por los nervios.

-No sería mejor...¿que me esperes en casa?...Te prometo que de regreso iremos a donde tu quieras..¿Por favor?

Sabía bien que lo que Jun le decía eran excusas, si no quería que se enteraran de que llegaba con un esclavo simplemente que no se lo dijera a nadie…total él era más un guardaespaldas y un amante que un esclavo. Claro que se entendían, sólo que el menor se negaba a aceptar lo que iba a suceder.

-Iré…y no te tomaré de la mano si no lo deseas…-

Miró a un lado ya que eso claramente le molestaba, pero qué más podía hacer, ese el trabajo de su dueño y él había nacido sólo parta protegerlo en todo sentido. No le importaba lo que Jun le prometiera, no importaba cuanto le rogara, no lo dejaría ir solo y no iba a cambiar de opinión.

-Ya te lo dije príncipe…eso está fuera de discusión- terminó de comer y le sonrió -pero si no has comido casi nada…si vamos a viajar debes de comer bien, no quiero que te resfríes o algo, no sabemos cómo está el clima por allá-

-Lo de la mano fue una expresión...no te ofendas...-murmuró mientras sorbía algo infantilmente su bebida con una pajita, luego vió como Tetsu le quitaba la mirada y se sintió algo culpable por haber empezado siquiera a hablar del asunto; escuchó lo que el otro tenía que decir sin interrumpirlo

-Ya comeré más tarde...no te has molestado en serio, verdad?.-le dijo mirandolo a los ojos, casi rogando; a veces no sabía como expresarse, pues las palabras directas como "te amo" se negaban a escapar de su boca.- no es que no quiera ir contigo...sólo pensé que sería más apropiado...

Miró hacia abajo unos segundos, luego cogiendo sus lentes que estaba sobre la mesa volvió a colocárselos

-Nos vamos mañana entonces...

Jun le aclaró que lo de la mano había sido sólo una expresión, pero eso el mayor ya lo sabía; su dueño dijo que comería más tarde, lo que le preocupaba a Tetsu porque sabía que luego no encontraba tiempo para hacerlo, así que ahora iba a tener que llegar más tarde y obligarlo a comer. Miró al más pequeño cuando le preguntó preocupado si no se había molestado de verdad, claro que no se había molestado, no podía estar molesto con Jun, eso era algo imposible.

-Bien, empacaré apenas regresemos a casa- miró al más bajo a los ojos -claro que no me he molestado, sabes que jamás podría molestarme contigo…porque no te puedes molestar con un ser perfecto-

Ya que Jun no pensaba comer más, se paró y ayudó el otro a hacerlo también, después caminaron juntos por el lugar hasta llegar al estacionamiento, donde Tetsu subió al auto de su amo para manejar; era normal que él hiciera desde mayordomo hasta chofer para el otro.

-Creo que aún tenemos tiempo…¿deseas dar una vuelta?

Jun sonrió con el comentario de Tetsu y ambos se levantaron para ir hasta el auto del más bajo, que era parecido a lo que antes eran los lamborghinis, negro y cuidado con un esmero único. Era un alivio dejar al fin el centro comercial, que después de todo no era el ambiente en el que ambos estaban acostumbrados a desenvolverse.

Tetsu ocupó el lado del chofer y Jun se sentó a su lado, abrochándose el cinturón de seguridad prioritariamente, pues a veces al otro le gustaba correr, y con el auto que traían era difícil no caer en la tentación. Escuchó como le ofrecía dar un paseo y se rasco el rostro demostrando que lo pensaba.

-sí...muy al diablo lo demás por hoy, nos esperan días cansados si vamos a viajar.- sonrió y estirándose en el asiento le dió un beso en los labios a Tetsu.- escoge tu a dónde quieres ir Tetsu, ya sabes, sólo asegurate de que pueda fumar ahí y seré feliz...

Cuando Jun le dio un beso en los labios, Tetsu miró a su amo y le sonrió; se estiró y le dio otro beso, después regresó a su asiento y se puso el cinturón de seguridad, encendió el auto y salieron de ahí. A Tetsu le gustaba conducir, y estaba acostumbrado a siempre conducir, porque él era desde el amante hasta el mayordomo de Jun, pero eso estaba bien, le gustaba que él fuera el único a quien su dueño necesitaba.

-Pensé que eras feliz cuando estabas a mi lado- lo miró de reojo y le sonrió, era gracioso ver la cara del menor cuando le decía esas cosas.

-Veamos...hace mucho calor para llevarte a la playa, más aún si te rehúsas a quitarte toda esa ropa...¿por qué no vamos a casa y la pasamos bien ahí?-

Jun se sonrojó con el comentario y miró a otro lado fingiendo que abría la ventana, pues no sabía que decir en esas ocasiones...tenía miedo de que un te amo o un te quiero se le escapara alguna vez, y tenía que pelear con su propia lengua para que esta no echara por la borda el límite que el mismo se obstinaba en ponerse con el esclavo.

-A casa entonces...-respondió al fin, más relajado de que el momento incómodo hubiese pasado.- avísame cuando estemos ahí...

Dicho lo cual Jun se reclinó en el asiento y cerró los ojos para dormitar un rato, mientras acomodaba algunas cosas de trabajo en su cabeza y pasaba lista mental de lo que tendría que llevar a su viaje. Mientras lo hacía sus labios se entreabrieron para respirar mejor y una leve sonrisa se dibujó en ellos, al momento de recordar como Tetsu había vuelto a vencerlo y como no le importaba en lo absoluto, aunque se encargara de no hacerlo notar.

Luego de un rato sintió que Tetsu estacionaba el auto, pero no se dignó a abrir los ojos y esperó que el otro cumpliera la orden de despertarlo.

Se estacionó frente a la gran mansión del heredero de Hanori, era un lugar bastante grande y lo que más le gustaba de la propiedad era que había un gran lugar en donde podía practicar sus tiros sin que nadie lo molestara. Se quitó el cinturón de seguridad y se inclinó hacía el más bajo para darle un suave beso en los labios para que este se despertara.

-Despierta príncipe, ya llegamos- cuando Jun abrió los ojos, Tetsu le sonrió como si fuera un niño y después bajó rápidamente para abrirle la puerta a su amo y que este bajara, sólo lo mejor para los príncipes pesaba.

-Es un bello día…- sonrió mientras había la puerta y dejaba pasar a su dueño -¿lo hacemos en el jardín o prefieres tu cama?- algo que muy pocas veces hacía era tratar de usted a Jun, a pesar de que estaba conciente de que él era un esclavo, también sabía que con su amo la relación no era ordinaria.