Resignación (Libre - Hombres libres)

Como era habitual, había llegado la hora de salir a los escaparates de los laboratorios para exhibirse ante los innumerables contingentes de posibles clientes.
Llevaba puestas ropas muy ajustadas y algo transparentes, las cuales dejaban ver un poco su cuerpo y sus aniñados rasgos.
Fue entonces cuando ingresó al cubículo que constaba de tres paredes blancas y un vidrio. El techo era bajo y obligaba a Heimdall a permanecer sentado o moverse a gatas si era necesario, sobre un piso acolchado y confortable.
Del otro lado del vidrio había un largo pasillo por el cual transitaban posibles clientes, todo en grupos de a diez, guiados por uno de los profesionales del laboratorio, dando una breve descripción de cada uno de los esclavos exhibidos. Estos también se encontraban en cubículos semejantes al de Heimdall, uno al lado del otro, en ambas paredes del gigantesco pasillo.
La única diferencia entre el escaparate de Heimdall y los otros era que en este había un pequeño cartel que decía “Oferta $35000 (estéril)”
Heimdall ya estaba habituado a esto de salir a determinado horario, para quedar a la vista de los libres… si bien había sido educado toda su vida dentro de los laboratorios para servir, estaba resignado a que nunca vería el mundo exterior, ya que nadie querría comprarlo por estar defectuoso.
Repentinamente se dio cuenta que alguien del otro lado se estaba interesando en él, pues hablaba con el guía y señalaba hacia su cubículo. Fue en ese momento en el que a Heimdall comenzó a fluirle adrenalina por todo el cuerpo. Por fin alguien se percataba de su existencia dentro de aquél recinto, si bien no era segura la compra, él, muy ilusionado, ya comenzaba a imaginarse comos sería la vida fuera de Hanori…

Recién se había decidido, buscaba nuevas "adquisiciones" para el prostibulo a los clientes les venia bien lo -nuevo-.

Tenia negocios mas que claros con la empresa "líder" en la venta de esclavos, en esa ocasión preguntaba por uno en particular, el letrero debajo de su vitrina decía Estéril y eso ya era una ganancia además de todo el encargado le había indicado que era un inversión segura por ser virgen.

Aun no negociaba la compra y la cifra no se le hacia demasiado alta. Necesitaba de menos hombres fértiles para su negocio, se perdía bastante en pagar abortos y periodos de descansos para los "progenitores".

Se acerco un poco a la vitrina examinando como un buen Amo hacia con alguna mascota que quisiese obtener.

Las "compras" de esa índole las hacia en persona, debía verificar que fuesen chicos de calidad y al parecer aquel lo era. Dio unos golpecitos en el cristal haciendo la seña al chico para que se girara y así ver todos los planos de su cuerpo.

Vio al interesado acercarse y su corazón se llenó de espectativas, como cada vez que alguien se acercaba a observarle, aunque siempre terminaba por decepcionarse ya que al fin y al cabo terminaba quedándose en el escaparate. Sin embargo el hombre mostraba más interés que los demás.
Al tenerlo enfrente, Heimdall le dedicó una cordial sonrisa, como apreciando el gesto que significaba interesarse por él, para luego mostrarse como podía en aquél estrecho cubículo, a pedido del posible comprador, terminando con una incómoda reverencia en señal de sometimiento ante su posible nuevo amo.

Deducía que la educación era magnifica por las acciones del chico detrás de la vitrina, había algunos esclavos que no tomaban bien la idea de ser vendidos este no era como los otros.

Le observo con detenimiento mientras pedía al encargado que le dejase mirar, un poco mas de cerca claro estaba sin afectar la integridad de la mercancía.

El encargado abrió la vitrina he hizo descender al joven para que fuese examinado por el comprador.

Joven..pero atractivo, de buen carácter al parecer..

-Tu nombre ¿cual es?.- pregunto.

Se ve que el comportamiento del pelipúrpura fue acertado, pues el posible comprador le pidió al guía de observar más de cerca, de modo que este abrió la vitrina y le permitió salir del claustrofóbico cubíbulo.
Continuaba mostrándole aquella educada y modesta sonrisa, disimulando su emoción por ser comprado. Su corazón latía muy acelerado. Era la primera vez en 16 años que transpasaba los límites del escaparate.
El comprador caminaba en círculos observando desde todos los ángulos al esclavo, quien lo seguía con la mirada, más sin moverse, permitiéndole observar a sus anchas.
Cuando le preguntó su nombre, Heimdall, casi automáticamente, inclinó la cabeza hacia abajo en forma de reverencia.
- Mi nombre es Heimdall, señor, para servirle - lo dijo empleando aquel tono angelical que tanto lo caracterizaba.

Registraba las reacciones de su futura compra después de todo era su deber ver como podría desenvolverse frente a las personas, normalmente aquella manera tímida de actuar estaba en todos los esclavos.

La educación salió a flote cuando esa reverencia llego, el contesto con una leve inclinación en su cuerpo, no hacia distinciones entre clases después de todo eran la misma raza.

-Mucho gusto Heimdall mi nombre es Zeth.- contesto de lo mas amable cuando se acerco a el para levantar su mentón con una mano y ver mas de cerca las finas facciones del pequeño.

- Es un nombre muy bonito - le contestó gentilmente.
Zeth lo tomó del mentón y acercó su cara a la contigua, para observar más de cerca las facciones del menor, quien se dejaba manipular docilmente.
Lo disimulaba muy bien, pero sus nervios lo estaba agobiando, estaba muy emocionado por lo que le estaba sucediendo: había muchísimas probabilidades de que viera el mundo exterior, al fin saldría de Hanori si e que se concretaba la venta, de modo que le estaría eternamente agradecido a Zeth... ya staba decidido, si él lo compraba, Heimdall dedicaría el resto de su vida a complacer todos sus caprichos, sean cual sea, con tal de verlo feliz. Jamás nadie lo había mirado con mucho interés, ni mucho menos lo habái tratado con cortecía como el mayor, salvo sus viejos amigo a quienes ya hacía muchísimo que no veía.
- Disculpe mi atrevimiento, señor - un leve sonrojo apaeció en sus mejillas, mientras Zeth continuaba mirándolo a los ojos, ya que se supone que no debe dirigirse a los demás a menos que se le indique - pero es usted muy amable al tratarme con tanta cortecía. Será un placer servirle si me elige. - Otra vez soonrió amablemente

-Agradezco el halago.- hablo con voz segura mientras dejaba un leve toque en la mejilla del menor, retirando despues su mano para quedar ambos de frente.

Le gustaba ese semblante de entusiasmo en la cara del chico, aunque cuando le dijiese el porque de la compra quizas este fuese a cambiar.

-Me agrada tu iniciativa ahora bien he de indicarte antes de la compra que no sere tu dueño directo eso te causa algun incoveniente.- no estaba en el obigar una compra eso lo dejaba para los tratos en el prostibulo ahi su caracter era distinto.

Lo que le dijo Zeth lo dejó algo anonadado, pues no entendía bien a qué se refería. Sin embargo estaba dispuesto a complacerle, pues, el hecho de que su futuro amo le estubiera dando pautas en vez de órdenes lo hacía sentirse seguro. Se sentía acogido por él, aunque Zeth estubiera insinuando que alguien más le daría órdenes, obviamente teniendo Heimdall que acatarlas como si viniesen de su amo legítimo, Zeth estaba dispuesto a comprarlo y eso era suficiente.
De todos modos algo no le cerraba, y aprovechando que el mayor le estaba consultando acerca de la conformidad con la compra, se tomó el atrevimiento de responder con otra pregunta-
- Discúlpeme señor pero no lo entiendo muy bien - se dirigía a él aún demostrando el mismo semblante amable y jovial - si me permite preguntarle, cómo dispondrá de mí si me compra?, es decir, para qué me quiere?

Esa era la parte dificil de la contratacion, si bien el prostibulo se manejaba de una manera semi recta por el, tampoco estaba libre de manejar tratos un poco truculentos ello se debia a su aficion por las apuestas; habia tenido que perder "acompañantes" que aportaban buenas ganancias por apuestas fallidas claro nada nunca que pudiese resentir su bolsillo.

Sus chicos gozaban de "cierta" libertad, podian vivir en las instalaciones u solos claro el ingreso monetario que ellos podrian obtener se basaba en propinas de los clientes a quienes atendian, de parte suya no recibian un sueldo pero si buen trato al vivir en el mismo prostibulo.

-Te quiero para atender a Caballeros que gusten de ti, no comulgo con la palabra prostituto para mi son "acompañantes" hay gente que busca clase y buen trato no solo sexo y placer para eso estaras tu, es para eso que te quiero.

Se le formó un nudo en el estómago. Sin duda el sexo era algo que le aterraba, pues aún era virgen y no había tenido experiencia alguna de esa índole. Ahora entendía perfectamente por qué Zeth se había interesado en él... el hecho de que fuera estéril le venía como anillo al dedo, y más aún con su avlor devaluado.
Un leve dejo de decepción le recorrío el cuerpo en forma de escalofrío, aunque continuaba sonriendo, mostrándose siempre como un buen esclavo. Después de todo eso era: un esclavo, y no iba a desaprovechar la oportunidad de ver el mundo exterior, por más que la idea de prostituirse no le fuera mucho de su agrado.
Aún así había algo especial en Zeth, lo cual se contradecía mucho con los sentimientos de Heimdall: Zeth no habló de "prostitutos" si no de "acompañantes". Nadie le garantizaba que recibiría siempre buen trato por parte de aquellos caballeros a quienes iba a complacer, pero valoraba muchísimo que su comprador le fuera con la verdad y no lo tratase como un simple objeto.
- Entonces daré lo mejor de mí para complacer a quienes me requieran, si eso lo hace feliz a usted, señor.

Buscaba chicos apuestos interesante y dulces para moldearlos en la que seria su nueva labor, a veces el "acompañamiento" no implicaba sexo en el mejor de los casos habia clientes a los que les gustaba hablar de las cosas mas vanales con sus muchachos.

Claro que sabia que a nadie le causaba alegria ser un prostituto de clase pero era una mejor vida que esa de encierro que tenia a su parecer.

-Me hace feliz que aceptes la que sera tu nueva forma de vida y se que la noticia no te cayo del todo bien, no te preocupes tampoco quiere decir que te lleve desde hoy y estes en tres horas aceptando invitaciones de mis clientes tendras tu periodo de acoplamiento y si alguien se sobrepasa con algo que tu no quieras hacer sera detenido los que trabajan para mi reciben mi proteccion.

Las palabras de Zeth le eran un gran alibio y le inspiraban mucha confianza. Por alguna razón hacía ver a la prostitución como la labor más sana y hermosa del planeta.
- Aprecio mucho su reocupación... amo - le encantó como sonó esa palabra. Ya ansiaba hace muchísimo poder usarla con alguien más.
- Entonces... cuando nos vamos? - estaba muy ansioso por poder salir de ese lugar.

-Bien falta hacer el molesto papeleo para que sea del todo legal la compra.- sonrio un poco al parecer el pelivioleta ya casi tenia asumido que lo que el le ofrecia no era del todo malo.

Se giro para hablar unas palabras con el encargado mismo que le indico que tan solo haria falta una forma electronica y que en el transcurso de la semana los papeles de propiedad serian enviados al prostibulo.

Les dejo un momento para buscar los aditamentos necesarios para la compra.

-Siempre hago esto en persona ¿dime te sientes un algo emocionado por ser comprado?.

- En realidad sí... verá, amo, me han educado aquí desde que nací para servir, y siempre tube curiosidad por lo que pasa en el mundo exterior ya que nunca antes había salido más allá de esta vitrina - señaló el escaparte donde acostumbraba mostrarse - Por eso siempre tube como objetivo encontrar un amo a quien servirle... - su expresion cambia durante un breve instante por una más apagada y triste - lo cual se ha hecho muy difícil a causa de mi defecto... - ahora su habitual sonrisa vuevele a mostrarse - pero ahora que lo he conocido a usted me emocioné mucho porque, si bien usted ve mi defecto como una ventaja, se ha acercado a mí y me ha tratado de maravilla... como... como... a un ser humano de verdad y... - su voz comenzaba a quebrarse -esos tratos no abundan aquí en la corporación... - dos lágrimas rodaron una por cada mejilla de Heimdall - además valoro mucho que usted haya venido a mí con la verdad y que me consulte acerca de la conformidad con respecto a mi labor bajo su sometimiento, y que además de ello me garantize protección... - se limpió las lágrimas con su mano y dio un sollozo - así que sí, me siento emocionado - le regalo una mirada amable y sincera a Zeth - Solo quiero advertirle que... -se sonrojó un poco - que no tengo experiencia en cuanto a relaciones sexuales, así que... - hablaba con pesar, se sentía muy averonzado - tal vez mi desempeño sea algo medicre al principio, pero le juro que hare todo lo posible por mejorar.

Sin duda la candides de los prospectos para trabajar en el negocio siempre lograba afectarle, a veces pensaba que era un mal hombre por sacar provecho de esos cuerpos, aunque la prostitucion fuese legal no era una tarea que a muchos les gustara.

Busco en su bolsillo un pañuelo para tenderselo al chico.

-Las lagrimas opacan tu rostro, que no sea yo el causante de ellas, se que no es un modo de vida de lo mas lindo el que te ofrezco pero puedes disfrutar de mas cosas trabajando conmigo, mas libertad.

Se autoconvencia que lo que el ofrecia era mejor quelo que tenia actualmente.

-En cuanto al sexo no te angusties, recibiras guia de mi parte o de gente que esta para ello, claro que tu condicion como esteril es una ventaja pero creeme no querrias llenarte de hijos, no debes angustiarte por ello.

Heimdall tomó el pañuelo ofrecido por Zeth y se secó las lágrimas.
- Bueno señor, a partir de hoy cuenta conmigo para lo que necesite... independientemente de l prostíbulo claro. Y me alegro mucho que alguie pueda enseñarme, ya que no quiero defraudarlo.
Ya verá que no se arrepentirá de su compra, pondré mi mayor empeño en servrile de maravilla, ah y por cierto, gracias. - su sonrisa angelical pudo conmover hasta al más tirano.

-No hay nada que agradecer.- confirmo con una voz comprensiva.

El encargado se acerco a ambos para facilitarle a Zeth una pluma, insinuando que su firma era lo ultimo para llevar acabo la compra.

Su firma finalizo la compra para dar despues un leve gesto con su cabeza para que el encargado se despidiera.

-Eres oficialmente mio.

Aquella última frase lo llenó de felicidad, tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas. Al fin acabaría ese tormento de vivr encerrado en la corporación.
En un acto impulsivo, Heimdall se lanzó a Zeth y lo abrazó con todas sus fuerzas. Lloraba de emoción.
- Gracias, muchas gracias... le juro que no se arrepentirá.
Mientras Zeth miraba perplejo, dos miembros de la corporación llegaron con una muda de ropa para Heimdall, esta era muchísimo más discreta que la que llevaba ahora. Los encargados se llevaron a Heimdall por unos minutos, y para cuando regresó, ya se encontraba vestido con ropa informal pero no exibicionista.
- Cuando quiera podemos retirarnos, amo.

Despues del breve momento de entusiasmo del pequeño la gente de la corporacion se dedico a prepararlo para su futura salida.

Espero paciente mientras veia como aparecia totalmente cambiado por la otra vestimenta que tenia sobre su cuerpo.

-Pues vamonos, espero que no te le temas a los lugares abiertos porque, alla afuera es demasiado grande.

Estaba muy emocionado, su corazón latía con fuerza y casi no podía disimular sus nervios. Había anciado este momento desde que tenía memoria y ahora, gracias a Zeth estaba por conocer el mundo exterior. ya no se preocupaba por las morbosas tareas que posiblemente le tocaría llevar a cabo, simplemente estaba agradecido por poder salir de esa horrible corporación.
Emprendieron camino hasta la salida y fue entonces cuando Heimdall respiró aire de verdad y se vio rodeado de un montón de cosas que jamás había visto. Su vida acababa de comenzar, y tenía un excelente amo a su lado...


---------------------

CERRADO

U: listo, ahora dale órdenes que te obedece como un perrito XD