Travesuras a media tarde ( privado )

Felizmente, Heimdall se decidió y pudieron entrar a su casa, ya que si no lo hacía Chris no dudaría ni un segundo en tocar la puerta hasta que les abrieran. Ese día para suerte de Heimdall o quizá para males del menor…. Chris no había dormido mucho y cuando eso sucedía, sólo era motivo para ocasionar problemas o meterse en otros.

Entraron al lugar, muy llamativo… y bonito, aunque difería y mucho con su casa, pero sabía que no todos tenían las mismas costumbres, quizá los padres de Heimdall gustaban de esas cosas.

-Genial!!.- dijo muy excitado, estaba más que feliz pues Heimdall sería su primer amigo, no tenía la suerte de conocer a más personas y eso le fastidiaba un poco.

Sonríe al pelipúrpura.

- Heim… ¿así puedo llamarte?... Bueno, qué más da…. Así te llamaré….- dijo sin dejar de sonreírle.- Te podría pedir un favor…..¿Podrías darme algo para beber?.- dice con una ligera sonrisa en sus labios. Lo que se escondía detrás de esa inocente sonrisa era que quería que lo dejara solo, así podría “explorar” el lugar. Tenía mucha curiosidad y si no la aplacaba de alguna manera, se aburriría… aunque podría molestar un rato al pequeño.

Le sonrió con gentileza y lo invitó a pasar, aún disimulando sus nervios.
Al parecer Christopher no tenía idea de dónde se estaba metiendo, ni mucho menos de cuál era el oficio de Heimdall.
Habían llegado algo temprano, así que Reaven’s aún estaba cerrado al público, por lo que el lugar se encontraba vacío.
Hubiese sido lo normal que Heimdall hubiese subido directo a su habitación a prepararse para cuando la noche “comience” pero no quería, aunque sabía que si Chris se quedaba más tiempo debería enterarse de la verdad, por lo cual Heimdall estaba algo incómodo.

- Sí, claro… llámame como tú quieras, Chris – en seguida te traigo algo de tomar – le dijo y desapareció del lugar por un momento, aprovecharía entonces, no solo para buscarle un refresco a Chris, si no también para saludar a su amo y avisarle que estaba con una visita, para que estuviese al tanto… su amo era un hombre muy ocupado así que raras veces salía de su oficina.

Con mucha suerte Heimdall aceptó invitarle algo para beber. Ni bien vio que el pelipúrpura se metió a lo que sería la cocina, Chris aprovechó para curiosear un poco aunque en donde se encontraba no había mucho para husmear así que subió al segundo piso de la casa.

Estaba tan curioso y más al ver las tantas puertas que tenía la planta alta. No sabía por donde empezar. ¿cuál de todas sería la habitación de su amigo?, se preguntó… además quería dejarle una cajita con chocolates como muestra de agradecimiento.

Qué más daba, empezó por la primera… abriendo la puerta muy despacio por si se encontraba quizás sus padres y lo tomarían por maleducado… y quién no creería eso al ver a un desconocido husmeando.

- Disculpen….- dijo antes de entrar; para su buena suerte no había nadie. Ni bien entró pudo ver lo cuan bonito era, muy decorado y la gran cama que tenía.. se parecía a la suya por lo grande que era.

Acercándose a la mesita de noche, abrió el cajón para encontrar una crema, la cual destapó para saber cual era su contenido, un gel sin olor y aún peor de sabor feo era lo que tenía el chisguete ese. Lo tiró a un lado pues no era de su agrado. Siguió hurgando, y encontró un patito… pero cuando apretaba un botoncito empezaba a vibrar.

- Ais!! No encuentro nada!!.- se quejó, para salir de la habitación y pasar a la otra. Igual, habían muchas para seguir jugando.

Regresó a donde estaba antes con Chris, sosteniendo un vaso con jugo de naranja, pero el ojiverde no se encontraba allí… “Dónde se habrá metido” pensó.
Se quedó quieto unos instantes conjeturando acerca de qué debería hacer… no quería gritar para no molestar a su amo, quien había accedido de buena manera a que Chris estuviese en el prostíbulo como invitado.
Se quedó inerte unos instantes hasta que escuchó un leve ruido proveniente de la primera planta… o sea, de las habitaciones para atender a los clientes.
En ese momento el corazón de Heimdall dio un vuelco abrupto, siendo invadido todo su ser por un nerviosismo incontrolable… si Chris estaba husmeando en esas habitaciones probablemente encontraría cosas que pondrían muy incómodo a Heimdall a la hora de dar explicaciones.
Subió por lo la escalera lo más rápido que pudo, procurando no derramar el jugo que tenía en la mano.
Ya en la planta alta se percató de que había dos puertas abiertas de las dos primeras habitaciones. Miró la primera y estaba vacía aunque había un cajón abierto y uno que otro juguete fuera de su lugar, por lo que Heimdall procedió a meter todo en su lugar y después cerrar la puerta.
Llegó entonces a la segunda habitación y ahí estaba Chris.
- Qué haces? - preguntó algo agitado y nervioso – aquí tienes jugo si aún tienes sed – dijo tratando de desviar la atención de Chris para que no siguiese hurgando en la habitación.

Aún seguía fijándose en cada lugar de la habitación… cada espacio escondía una que otra cosa que llamaba mucho su atención, en especial.. esos juguetes que eran… ¿extraños?, sin dejar de seguir husmeando, escuchó que cerraron la puerta del lado. Un escalofrío recorrió su espalda pues sentía que estaba a punto de que lo pillaran con las manos en la masa…

Tragó saliva… estaba muy ansioso, cuando ve a Heimdall asomarse para preguntarle qué era lo que estaba haciendo. Chris no sabía que hacer… sin dudas, cualquiera que hubiese entrado y visto de esa manera pensaría que estaba fisgoneando… y es que eso era en parte… pero también quería saber cuál de todas era su habitación para dejarle una cajita con los chocolates que tanto le habían gustado.

- Lo siento.- agacha su mirada.- Sé que no debí entrar de esta manera… pero quería dejarte esto….- comenta, sacando de su bolsillo una cajita con chocolates.- era una sorpresa…. Lo siento mucho.- suspira con cierto sonrojo en sus mejillas sin hacer caso a lo que le había dicho el otro y es que estaba apenado por haber sido sorprendido de esa manera.
El menor quería seguir manoseando un rato más… le había llamado mucho la curiosidad por saber qué era esa casa en realidad; es que en las habitaciones a las que había entrado … tenían algo en común; amplias camas y muchos de esos juguetes tan raros y temblorosos. Quería preguntarle mas sabía que aún no era el momento.

Escuchó las palabras de Chris… se lo notaba apenado y como si se sintiese culpable por la intromisión. Tal vez el tono de Heimdall fue muy cortante… pero no es algo que hizo a propósito, si no que por los nervios y la incomodidad del momento sus palabras salieron cortantes…
Al rato que Chris le mostró la caja de chocolates, el ojirojo le sonrió amablemente. Se le notaba al otro que no se había entrometido por ser malo si no que fue simple curiosidad la cual lo llevó a examinar el prostíbulo.
-Oh… es muy amable de tu parte – le dijo mientras caminaba hacia él, aún sosteniendo el vaso de jugo en su mano.
- Ya sé, por qué no bajamos y comemos juntos los chocolates y tomamos algo rico, si? – propuso Heimdall, por un lado queriendo ser buen anfitrión con Chris, y por otro queriendo también alejarlo de las habitaciones para clientes.

Ni bien el menor le explicó por qué se encontraba husmeando en las habitaciones, el rostro de Heimdall cambió por completo, tanto así que una pequeña y aún tanto tímida sonrisa se empezaba a dibujar en sus labios.

- Somos amigos, no? … suelo hacer eso con mis amigos.- sonríe.- me gusta darle detalles… así sienten lo cuán especiales son para mi.- extendiéndole la cajita para tomar luego el vaso con jugo que llevaba el pelipúrpura y tomárselo de un solo trago.

Suspira. -Uffff!!!...... Moría de sed!... eso de estar buscando tu habitación me ha cansado un poco….- comenta para aceptar la proposición del menor.

- Por favor… pase usted.- sonríe muy divertido, haciéndole un ademán para que fuera él quien saliera primero de la habitación.

Heimdall le dedicó a Chris una sonrisa al tomar la caja de chocolates, luego de escucharlo que el ojiverde tenía para decir.
A continuación salió por la puerta y ambos bajaron por las escaleras hasta encontrarse en donde habían estado anteriormente… sin embargo Heimdall no se detuvo ahí y le indicó con la mano a Chris que lo siguiese, atravesando una puerta donde normalmente los clientes no tiene acceso.
Se encontraban ahora en la casa real, donde su amo se alojaba cuando no estaba trabajando en su oficina, era un lugar muy agradable a la vista y muy amplio.
Se acercó hasta la mesa y separó de la misma una silla.
-Siéntate por favor – le dijo a Chris mientras colocaba los chocolates sobre la mesa, par luego sentarse el esclavo en otra silla, habiendo traído previamente una jarra con jugo del que le había servido a Chris y un vaso extra.