Habitación 32

Entraron a una espaciosa y bonita habitación. Bastante lujosa. Lo que más resaltaba de ella era su amplia cama.
Al entrar, Kurt soltó la mano del menor.

-¿Qué te parece?- preguntó- No es la más cara, pero si una de las más caras... creo que será un buen lugar para nuestra primera noche.

Apartó su vista de Dimitri. Aún no era capaz de asimilar todo lo que estaba ocurriendo. Hace unos cuantos minutos atras estaba totalmente solo, y ahora poseía a una criatura que le obedecía en todo.

-Tal vez me estoy cuestionando demasiado- pensó, para luego dirigirse a uno de los muebles en donde había una botella de ron. Se sirvió un poco.

-¿Bebes?- preguntó al pequeño, señalándole la botella.

-Si me lo permites, si. Dijo con una sonrisa luego de servirse y beber de a pequeños tragos un poco de ron.

-Soy todo suyo- Exclamó mientras lo abrazaba y sentía el calor de su piel, lo cuál solo lograba exitarlo aún más. -Hagame suyo... tomeme con total confianza y como mas le plazca por favor. Le dijo casi en una suplica, ese hombre hacía que su cuerpo vibrase de la emoción.

Se sorprendió al sentir el abrazo del menor. Su cuerpo reaccionó tirando bruscamente al pequeño, colocándose sobre él.

-Dimitri... si lo que deseas es ser mio, cumpliré tu deseo, pero no de la mejor forma- sus labios se juntaron con los del menor, mientras que su lengua revoloteaba por cada rincón de aquella dulce boca con sabor a ron. Sin separarse del beso, una de sus manos se dirigió a la entrepierna de su amante, para acariciarla, en un comienzo de manera suave, pero adquiriendo cierta violencia con el pasar de las caricias.

Las sensaciones que le provocaban a Kurt estar cometiendo esos actos eran contradictorias; por un lado le gustaba el sexo, pero por otro lo odiaba, y para matar ese odio debía ver sufrir a su compañero, porque de esa forma compartiría aquel dolor interior con alguien.

El miembro de Dimitri se ereccionó a los pocos segundos de sentir la mano de Kurt.

-Me encanta el sabor de tus labios y lengua- Le dijo antes de besarlo con pasión, mientras le quitaba la camisa. Entonces alejó su rostro unos pocos centímetros del de el, y lo lamió en línea recta desde el cuello hasta el pantalón, gozando con cada segundo que transcurría.
Para entonces Dimitri sentía que iba a explotar de la exitación, por lo que no aguanto mas y con un brusco movimiento se sacó de encima la pobre camisa blanca que vestía.

-No se contenga conmigo en ningún momento... por favor- Le dijo antes de volver a besarlo.

Kurt estaba fascinado con la actitud del menor; era justo lo que necesitaba para olvidarse de todoa, para alejarse del mundo e incluso de si mismo.

-De acuerdo... no me voy a contener- dijo, en tono pervertido y juguetón.

Rapidamente, quitó los pantalones del menor, para luego quitarse los suyos. De manera violenta lo tiró a la cama boca abajo y comenzó a meter sus dedos en el agujero del pequeño, moviéndolos por dentro sin contenerse.

-Ahhh!- Gritó de placer al sentir los dedos de Kurt dentro suyo. Y los continuos movimientos de estos le provocaban un estado de placer enorme.

Entonces Dimitri, con su mano derecha, tomó por la muñeca a la mano de Kurt, apretandola mas fuerte aún.

-Amo... es el mejor- Le dijo con una exitación completa, su pene estaba duro como una piedra.

A Kurt imncreiblemente, aquellas palabras le molestaban. Concideraba que aún era muy pronto como para que lo estubiese tratando de "el mejor".

-Cuando nos conozcamos mejor no vas a seguir pensando lo mismo- dijo, a la vez que quitaba sus dedos- Yo sólo doy problemas- luego de aquellas palabras adentró violentamente su sexo en el menor, comenzando a dar fuertes embestidas- ¡Vamos, diviérteme!-

-Ahhhhh!- Gimió Dimitri con un dolor intenso, la penetración violenta de Kurt verdaderamente le provocó dolor, y quizas hasta daño, pero estaba demasiado exitado para pararse a pensar en cuanto le dolía, por lo que empezó a mover su cadera para acompañar el movimiento de su amo, primero lentamente y después con mayor velocidad. Dimitri podía sentir como el sexo de Kurt penetraba y salía con una violencia que nunca había visto, y pronto empezó a gozarlo, le provocaba la fantasía de que lo estaban violando.

Kurt no podía parar. Estaba comenzando a sentir esa extraña exitación que siempre comenzaba a brotar cuando hacía sentir dolor a alguien al tener sexo. Aún así no dejaba de sorprenderlo el hecho de que Dimitri lo disfrutara, como si fuera algo "divertido" o simplemente "emocionante".
Sus caderas se movían con mayor intensidad, con la intención de causar un placentero dolor.

-¿¡Qué es lo qué sientes!?- preguntó en un grito con tono de orden, sin dejar de moverse.

-Dolor... y placer... mucho dolor y mucho placer... creo que empezare a sangrar si sigue asi- Respondió con su tono de voz neutral, ese que le brotaba inconcientemente cuando era tratado como lo que era, un esclavo. Y a pesar de la respuesta de Dimitri, este continuo acelerando el movimiento de sus caderas.

La cabeza de Kurt ser nubló con la respuesta. Se comenzó a sentir terrible por sus actos. "Esto no era lo que yo estaba buscando..." pensaba, mientras bajaba la fuerza con la que movía sus caderas. "Al final, soy igual que aquel hombre..." se repetía una y otra vez, de tal forma que no se daba cuenta de lo que estaba haciendo. Sus movimientos eran cada vez más débiles y desganados. Estar haciendo aquello sólo lo estaba desesperando.

Dimitri sintió que Kurt dejaba de penetrarlo con fuerza, y que poco a poco iba debilitandose la velocidad con la que entraba en el.

-Que le sucede amo? es que no lo puedo satisfacer lo suficiente?- Le preguntó un poco preocupado.

Terminó por separarse del menor. Miró a Dimitri, y pudo darse cuenta de que emanaba de él un poco de sangre. Enseguida, sin decir absolutamente nada, lo abrazó fuertemente.

-Lo siento... - dijo sinceramente, con un tono lleno de tristeza.

Sentía unas tremendas ganas de llorar, pero no deseaba verse más vulnerable de lo que ya se veía. No era capaz de mirar a la cara a su compañero, se sentía un tremendo idota por haberlo tratado de esa manera tan baja. Por muy esclavo que fuera Dimitri, era tan humano como él, sufría y sentía tanto como él.

-Amo...- Fueron las unicas palabras que pudo decir Dimitri, nunca antes habia visto a una persona libre llorar frente a el, y por supuesto, menos aún había escuchado la palabra "perdon" de parte de alguna persona de la alta sociedad.

-El amo no tiene por que pedirme perdon, realmente disfrute que me penetre así, y si me lastimo no se ponga mal, pronto sanara, y el dolor no se compara con el placer que sentí. Le dijo con una sonrisa. -No llore por favor- le dijo tiernamente mientras le secaba las lagrimas y luego le besaba en los labios.

-Ademas lo peor que usted podria hacerme apenas si se compararía con lo menor que me han hecho en el pasado... - dijo intentando no pensar en su anterior vida. -Y si no le gusta verme sangrar almenos dejeme complacerlo de otra manera-

Se secó las lágrimas. Le parecía tan extraño escuchar que alguien valorara tan poco su propia vida. Lo besó dulcemente y luego lo miró tranquilo.

-Lo único que puedes hacer por mí es quererte- dijo, para luego coger uno de sus cigarrilllos del velador y ponerse a fumar, como acostumbraba luego de hacer cualquier cosa- Si aprendes a quererte, significa que por primera vez he sido de ayuda para alguien...- con una de sus manos acaricó la mejilla del menor- ¿Qué cosas terribles te han hecho, Dimitri?- pregunto, sin dejar de acariciarlo y mirándolo de la manera más transparente que podía.

-Mmm... me han hecho de todo, no quisiera decirtelo para que no te afecte... pero como tambien estaría faltando a mi deber como esclavo si no le respondiera dejeme decirle lo peor que me han hecho, me golpearon hasta casi matarme... es curioso... hasta pense que moriria después de lo golpiza- Dijo sin inmutarse en lo mas minimo, mientras sentia con agrado las caricias de Kurt.

A Kurt no dejaba de parecerle extraño la manera desinteresada con la que el menor hablaba de su propia vida. Él no podría hablar así de la suya.
Dejó su cigarrillo en el cenicero del velador, para así poder abrazarlo y acariciarle el cabello. Pudo sentir aquel aroma que emanaba de Dimitri, un aroma que no sabía si era afrodisiaco o dulce, pero que era agradable.

-¿Tienes algún deseo?- preguntó repentinamente- Sé que les prohiben tener deseos, pero eso no quiere decir que no los tengan... ¿cuál es el tuyo?