Nuestro Hogar (Tsumi)

Aun no sabia porque lo habia comprado, ¿habia sido un impulso o que? y si habia sido un impulso ¿desde cuando se habia vuelto tan impulsivo?, aquello era confuso pero lo que era claro es que desde ese dia ese pequeño era su responsabilidad.

Abrio la puerta de la residencia con cuidado de no maltratar su regalo, dejandole ver al pequeño la casa que si bien no era grande era muy elegante a pesar de no aparentarlo por la fachada.

- pasa y dime que te parece te nuevo hogar- le hablo al chico sonriente mientras aun teniendo su "tesoro" entre sus manos.

Cuando el joven abrió las puerta de su nueva casa, Tsumi se aferro al abrigo de Arthur, respirando su suave aroma, se sentía cohibido y dio un paso atrás, ocultándose detrás de Arthur. Tímidamente se asomo para ver lo que había dentro. Todo le pareció hermoso apenas lo miro, el nunca había estado en un lugar así, lo más elegante que había visto eran los escaparates que arreglaban para su exhibición; aunque… había otro lugar elegante en que había estado. Rápidamente alejo sus pensamientos de ello, recordando las palabras de su verdugo en Hanori:

- “No te aferres a esos absurdos pensamientos, ya son historia, jamás volverás a ello”.

Se giro a ver a su amo y con sus ojos azules brillando de entusiasmo le dijo:

- Amo, tiene una hermosa casa, me gusta tanto. No debe preocuparse por mi, cualquier lugar que mi amo me de para dormir estará bien.

Sonrio ante las palabras de Tsumi, por alguna razon al verlo le parecia que el chico lo habia pasado mal alli y pensaba en su propio pasado ¿acaso la persona que lo trajo al mundo habria sido como Tsumi?¿acaso su padre le habria lastimado?

- dormiras en mi cama hasta que compre una para ti y no me llames amo, puedes llamarme Arthur- le hablo tranquilamente tratando de inspirarle tranquilidad no queria que el pequeño le tenga miedo.

- creo que necesitaras algo de ropa, la mia te quedara algo grande pero creo que la podras usar algunos dias- hablo y luego dio un ligero vistaso a sus alas, sintiendo por unos momentos como imagenes algo confusas de una noche de copas pasaban por su mente y luego movio ligeramente como tratando alejar aquellos recuerdos.

- tus alas...¿no hay algun problema con la ropa?- pregunto no estaba seguro de su necesitaba hacer algun agujero para la alas ni mucho menos como hacerlo.

Dormir en la cama de su amo, eso lo ponía un poco nervioso, pero si debía el cumpliría con sus tareas.

- Esta bien Arthur…

No le convencía mucho la idea de llamarlo de ese modo, pero era lo que su amo le pedía, y el no podía negarse.

Aleteo ligeramente para deshacerse del listón que aun llevaba atado cuando Arthur menciono sus alas, aunque no consiguió quitarlo por completo.

- Discúlpeme am… Arthur, si mis alas le causan problemas.

Continúo aleteando hasta liberarse.

- Pero no se preocupe yo me encargo de eso; me temo que las camisas que use si deben tener unos agujeros, pero los abrigos están bien así, me ayudan a protegerlas.

Le explico sonriendo, además de que se sentía feliz de poder aletear con libertad, cosa que hacia, se sentía muy feliz por la confianza que su amo le permitía tener, su voz y el tono que utilizaba para dirigirse a él lo tranquilizaban mucho.

Nego con la cabeza al escuchar los de los problemas, Arthur no era de los que se hacia problema facilmente asi que aquello no era algo que le molestase.

- no causan problemas, en realidad son muy lindas- sonrio amablemente mientras veia el suave aletear de las alas de sus esclavo, sintiendo el suave viento que causaban al agitarse.

- entonces esta bien te ayudare a hacerle los agujeros, no importa si son 1 o 2 o camisas puedo comprar mas- le dijo amablemente mirando lo hermosa que era la sonrisa del chico, casi le parecia como si tuviese un angel ante sus ojos, un hermoso angel.

- creo que primero debemos buscar algo de ropa y luego preparar algo de cenar, pero antes de todo buscare un florero y para mi regalo- tomo su amo con cuidado, lo condujo la pasillo de la casa.

- mi habitacion es la puerta de la derecha, puedes escoger las camisas que quieras mientras busco un lugar adecuado para esta pequeña - le señalo la puerta y al tomo empezo a caminar hacia la cocina en busca de algun florero para el regalo de su angel.

Su amo era realmente gentil y considerado, lo hacía sentir cómodo y le brindaba hermosas sonrisas que a Tsumi le encantaban.

Cuando Arthur tomo la mano del pequeño este no pudo evitar sonrojarse, la mano de su amo era tan suave y lo sostenía gentilmente, sin tirones a como estaba acostumbrado.

La alcoba de Arthur era igual de elegante que el resto de la casa, estaba decorada con colores azules y grises, y por la ventana entraba mucha luz que la hacía parecer más amplia. Tsumi quedo parado frente al armario con las puertas abiertas; a su parecer la ropa de su amo era de lo más bonita, aunque le daba algo de pena escoger algo, quizás se equivocaría y tomaría algo valioso para su amo… finalmente se decidió por una camisa blanca que no se veía muy especial pero igual era bonita como toda la ropa de su amo. La saco con cuidado para evitar arrugarla y se la probó para ver cómo le quedaba. Sin duda era algo más grande que su talla, pero no le quedaba mal y era un regalo de su amo, no podía despreciar su ropa. Un pequeño bulto sobresalía en su espalda, eran sus alas ocultas bajo la tela, necesitaría unas tijeras para cortar los agujeros, no quería molestar a su amo así que intento buscar en los cajones de los muebles al lado de la cama. No pudo encontrarlas y no se arriesgaría a buscar donde no debía. La cama se veía tan suave que no pudo evitar recostarse un omento, solo para probarla. Recordó los momentos en que se metía a la cama de su hermano mayor porque no podía dormir, su hermano nunca mostro desagrado por eso, aunque tampoco le demostraba gran afecto, pero no era su culpa, era solo su forma de ser, tan reservada.

Acomodo fue a la cocina y busco por todos lados un florero encontrando uno despues de varios minutos de busqueda.

- al parecer el anterior dueño dejo este- se dijo a si mismo mientras lo limpiaba y llenaba de agua para poner el regalo de Tsumi en ella.

- quizas deba plantar algunas flores parece que le gustan- concluyo viendo el jardin desde la ventana y recordando la sonrisa de su pequeño angel.

Su al cuarto y ni bien entro en la habitacion vi al pequeño recostado sobre su cama, definitivamente era como un angel, un lindo angelito. Se acerco silencioso creyendolo dormido y sin querer despertarlo.
- duerme un rato si estas cansado- le dijo con voz suave acariciando suavemente sus suaves cabellos


Su amo era realmente gentil y considerado, lo hacía sentir cómodo y le brindaba hermosas sonrisas que a Tsumi le encantaban.

Cuando Arthur tomo la mano del pequeño este no pudo evitar sonrojarse, la mano de su amo era tan suave y lo sostenía gentilmente, sin tirones a como estaba acostumbrado.

No pudo evitar despertar al escuchar la dulce voz de su amo.

- Discúlpeme amo, me quede dormido, pero ya me he medido la camisa, puede ver cómo me queda.

Se levanto sentándose en la cama para que Arthur pudiese apreciar mucho mejor su vestimenta.

- Le parece bien a mi amo, quiero decir a Arthur? Solo necesito hacerle los agujeros, por supuesto que eso si a usted no le molesta la camisa que elegí.

Meneo sus dedos entre sí diciendo esto con algo de pena tratando de cubrir su sonrojo con los cabellos sobre su rostro.

Sonrio al verle despertar sin poder evitar sentirse un poco culpable por haber molestado su sueño.

- no te disculpes, hiciste lo que te pedi asi que no has hecho nada malo- corrigió amablemente al chico.

- esta bien, podias elegir cualquiera si elegiste esa esta bien aunque creo que necesitaras otra mas- cogio una camisa de color de celeste que era una de las mas elegantes y se la acerco.

- esta tambien sera tuya, el combina bien con el color de tus ojos…supongo hay que hacer unos agujeros pero ¿donde abre puesto las tijeras?- hablo y luego se quedo pensativo mientras trataba de recordar donde habia puesto aquel objeto, finalmente recordo y busco en su armario encontrando las tijeras.

- aquí esta…puedes hacerme los agujeros para que no tengas que esconder tus hermosas alas-

Enrojeció un poco cuando su amo se refirió a sus alas como “hermosas”. Comenzando a quitarse la camisa nuevamente desabotonándosela. Tomo las tijeras que le ofrecía su amo, savia donde cortar así que no seria problema, eso ya lo había hecho antes, con toda su ropa. Con cuidado cortó la tela de las 2 camisas y se dispuso a medírselas nuevamente. Por los agujeros de las camisas salio el par de alas que se agitaron para acomodarse.

- ¿Le gustan Arthur?

Pregunto jugando con sus dedos, apenas sobresalientes de las mangas.

Dio una ligera ojeada al cuerpo del pequeño cuando este se quito la camisa concentrandose en lo blanco de su piel asi como en lo suave que se veia esta para luego desviar la mirada al darse cuenta que oscuros deseos empezaban a surcar su mente.

Volvio a mirarlo solo cuando escucho su suave voz dirigiense a el, sonriendo entre maravillado y divertido ante la hermosa y a la vez curiosa figura de Tsumi su camisa.
- me gustan mucho- respondio mientras casi reflejamente estiraba su mano en busca de conocer su aquellas alas eran tan suave como parecian.

Poso su mano sobre las alas del esclavo pasando suavemente su mano por ellas acariciandolas suavemente.
- son lindas y suaves-

La voz quebrada de Tsumi culmino en un suspiro después de la queja que involuntariamente salió de su boca. Mordió sus labios con fuerza por la impertinencia que había cometido, la no tenia derecho de quejarse, su cuerpo por completo le pertenecía a su amo, pero no pudo evitarlo, no le gustaba que nadie tocara sus alas, eran muy sensibles al tacto.

- Disculpe amo Arthur… Gracias por el cumplido, es solo que necesito acostumbrarme a sus caricias.

Sonreía con un lindo rubor en sus mejillas, el solo quería que su amo se sintiera satisfecho. Con movimientos suaves se subió sobre las piernas de Arthur, colocando sus manos sobre los hombros del muchacho y reclinándose un poco hacia su pecho.

- Puede tocarlas ahora.

Sus alas se extendieron lo más que se podía, ofreciéndose de esta forma para su amo.

Alejo casi inmediatamente su mano al ver la reaccion del menor, no queria asustarlo y que le tuviera miedo pero no habia podido resistir el impulso que le hizo querer tocar sus alas.

Estuvo a punto de disculparse por su accion cuando escucho las dulces disculpas de Tsumi y antes que le pudiera decir que disculparse no era necesario el chico ya estaba sentado sobre sus piernas.

Miro como estiraba sus alas dispuesto a ser tocado, dudo unos segundo en su tocar o no pero al final poso sus manos sobre Tsumi acariciando suavemente sus alas sintiendo lo suaves que eran mientras que sus ojos miraban atentamente al menor el cual a cada instante que pasaba le parecia mas hermoso.

Las manos de su joven amo se deslizaban suavemente, delineando sus blancas alas como si quisiera gravar su textura en las yemas de sus dedos. Al principio fue un poco incomodo, más bien embarazoso, pero poco a poco se fue acostumbrando a las caricias, hasta llegar a tener la confianza de reclinarse contra el pecho de su amo. Mantenía los ojos cerrados, entonces comenzó a soñar despierto, a recordar… hacia no mucho tiempo alguien mas había tocado sus alas de esa forma, cuando su nombre aun era Chisai. Tsumi era mucho más pequeño, aun era un ser libre y tenía el amor de su madre. Su hermano en quien se apoyaba siempre, era la única persona a la que el permitía tocar sus alas. El tenia unas también, quizás eso le daba más confianza, aunque bien sabia que ellos 2 no eran iguales, Tenji era mejor… pero Tsumi no lo quería por su inteligencia como lo hacía su padre, el lo amaba por que Tenji era una persona de mirada triste, la mirada de un niño solitario que rogaba un abrazo, y Tsumi se lo daba todo el tiempo, aunque Tenji pareciera fastidiado él conocía lo que había en el corazón de su hermano y nunca dejaría de brindarle su calor. De pronto unas imágenes violentas interrumpieron sus dulces recuerdos, el día en que lo llevaron a Hanori de vuelta. Entonces recordó lo que le decían en ese lugar, que debía olvidarse de todo lo que había conocido, ahora era un esclavo y nada más.

Levanto el rostro para observar de cerca el rostro de Arthur. En un impulso bastante atrevido para la personalidad de Tsumi, levanto sus manos tomando el rostro de Arthur entre ellas. Delineo sus labios, acarició sus mejillas, siguió con el dedo la línea recta de su nariz y sin poder evitarlo estrecho al muchacho en un fuerte abrazo, como si con ello le suplicara que no lo dejara.

Sus manos pasaban suavemente por las del pequeños cuidadosamente sintiendo la suavidad de estas, sonrio al ver como Tsumi cerraba los ojos pensado que hacia aquello solo por cansancio y se mantuvo acariciandole a pesar de creerle dormido porque parecia estar muy tranquilo con lo que hacia y no podia negar que a el tambien le agradaba sentir la suavidad de sus alas y el calor que desprendia el cuerpo del pequeño, era una sensacion agrabable que no sabia interpretar simplemente el estar con el parecia hacerle de alguna forma sentirse bien.

Al ver el rostro del mas pequeño levantarse, detuvo por unos momentos las caricias suponiendo que quizas querria separarse de el, pero se sorprendio al sentir como Tsumi recorria su rostro con sus dedos de una forma casi tan suave como habia el habia acariciado sus alas. Sonrio ligeramente dejando que realizara sus dedos siguieran aquel recorrido hasta que finalmente pararon sin previo aviso, sonprendienlo ahora con un fuerte abrazo al cual por unos segundos no supo como reaccionar pero finalmente devolviendo el abrazo casi como de alguna forma respodiera a aquel pedido no realizado o quizas pidiendo tambien no ser dejado.

Acaricio suavemente sus cabellos con una mano aun manteniendolo sujeto
- no dejare que nadie te lastime nunca...- prometio sin estar seguro del porque pero sintio que debia hacerlo.

Las gentiles palabras de Arthur lo llenaron de emoción y su provocaron el latir acelerado de su corazón. Se lo había dicho, el no permitiría que nadie le hiciera daño, y esa intención calmaba la atormentada alma del pequeño Tsumi.

- Yo de verdad se lo agradezco mucho Arthur.

No había separado el abrazo mientras decía esto, permanecía como pegado al cuerpo del mayor, se sentía bien así y no quería apartarse aunque savia que en algún momento tendría que hacerlo. Apreciaba la fragancia de su amo, la que antes había podido oler en su chaqueta, como brisa fresca, olor a limpio, para Tsumi Arthur olía a flores frescas. Sin darse cuenta aspiro profundamente en el pecho del muchacho, apoyando después su mejilla. Estaba feliz de estar allí y no más en una vitrina siendo exhibido día con día, como la diversión de los viejos que solo pasaban para recrearse con los hermosos y descubiertos cuerpos de los esclavos. Por supuesto Tsumi no lo veía así, el había sido reeducado con los pensamientos que un esclavo debe tener. El solo estaba feliz de que su amo fuera alguien tan gentil como Arthur, aunque si no hubiera sido ese su destino, igual lo habría aceptado y jugado su papel.

Se mantuvo abrazado de el por un tiempo, sintiendo como el calor del pequeño inundaba tambien su cuerpo, lo mantenia abrazado casi sin querer separarse de el como si temiera inconcientemente que el pequeño le fuese o algo parecido pero finalmente fue el quien rompio el abrazo. Sostuvo el rostro de Tsumi ligeramente mirandolo a los ojos sin saber exactamente que decir en el momento en que se cruzo su mirada con la del menor, sus ojos recorrieron las finas facciones del menor y como en un acto reflejo su rostro se fue acercando al de el, lentamente...casi sin pensar o como si la cercania de los labios del chico hubiere atraido los suyos como con una especie de iman invisible.

Los labios del chico eran dulces una vez que los sintio supo que no podia dejar que ese roce fuese solo un roce y lo transformo en un beso; un beso suave, dulce y calido.

Los labios de Arthur se unieron a los suyos, provocando que el latir de su corazón se acelerara frenéticamente, agolpándose contra su pecho. Un beso tan gentil, tan hermoso y lleno de calidez como el que le daba ahora su amo, nunca antes lo había sentido. Entreabrió la boca dejando pasar la lengua tibia de Arthur, acariciándola tímidamente con la suya. Sus mejillas enrojecieron y fue entonces que esa punzada en su abdomen lo ataco, una sensación ardiente que pronto invadía su cuerpo provocándole una excitación instantánea, mas allá de lo que pudiera controlar. Lo odiaba desde que lo conoció por primera vez, después que los científicos de Hanori utilizaran su cuerpo como campo de investigaciones y le administraran esas drogas experimentales, ahora no podía controlar esos impulsos sexuales que se avivaban tan fácilmente, aunque para los de la compañía fuera una maravilla.

No podía resistirse, no estaba en el, necesitaba tener más cerca a su amo, sentir su cuerpo contra el suyo. Alzó los brazos para rodear el cuello de Arthur y profundizar el beso.

Recorrió la boca del menor sintiendo las suaves caricias que el chico le brindaba en un intento de responder a su beso, continuo con el beso de manera lenta enseñándole a aquella boca inexperta lentamente casi con una ligera culpa al hacerlo ya que no podía evitar que de alguna forma se estaba aprovechando de la inocencia del menor pero aun Asia le fue imposible detenerse cuando el menos paso sus manos por su cuello. Aquella acción hizo que Arthur intensificara el beso en respuesta a la acción del pequeño, poso sus manos en la espalda de Tsumi mientras acariciaba sus suaves alas y lo acercaba a su cuerpo sintiendo el calor que este despedía haciendo que el quisiera aumentar la cercanía de sus cuerpos.

“debo parar…esto no puedo seguir así” le decía su conciencia y Arthur hacia esfuerzos por hacerle caso a pero con pocos resultados, el cuerpo del menor parecía decirle que no quería un simple beso y su cuerpo parecía estar dispuesto complacer al cuerpo del pequeño.

Su amo fue paciente, mostrándole la ternura y pasión con la que se podía dar un beso. El tacto de sus manos sobre su espalda, recorriendo sus alas tiernamente, con cuidado y benevolencia hacia estremecer a Tsumi. El calor en el pequeño crecía, aumentaba con cada caricia de su amo y el no estaba en condiciones de resistirse, además, ¿Por qué lo haría? Le habían mostrado que no era algo malo, que era su propósito y con Arthur el estaba más que dispuesto a cumplirlo.

Debió separar el beso por unos segundos para respirar con libertad, observo de cerca a su amo tiernamente, esperaba que no se molestara por haber terminado el beso, pero no tardo en buscar otro más, acercando sus labios y frotándolos ligeramente con los de Arthur. Quería seguir sintiendo aquella suavidad, además de que el ardon en su cuerpo no había disminuido.

Sentia que el calor del cuerpo aumentaba asi como aumentaba el suyo, se sorprendio un poco cuando el chico separo sus labios de los suyos y penso que le alejaria debido a lo mas que atrevida que habia sido su actitud pero contrario a eso los labios del pequeño volvieron a unirse con los suyos en un beso que poco a poco se fue tornando mas demandante, mientras una de sus manos dejo su espalda para empezar encargarse de los botones de la camisa del chico hasta dejar su pecho completamente al descubierto y a la merced de las caricias de su mano que no dudo en pasar su mano y juguetear ligeramente con su pezones mientras que sentia como estos se endurecian a su tacto.

No opuso ninguna resistencia cuando su amo comenzó a encargase de quitarle la camisa, más bien se sentía ansioso de sentir el tacto de Arthur en su piel alejada de la protección de la ropa. Sintió su cuerpo arder cuando las manos del muchacho comenzaron a recorrer su pecho, cada parte de Arthur tocaba parecía palpitar dejándole la sensación del contacto aun latente. Se retorcía emitiendo leves quejidos contra la boca de Arthur que no podía acallar debido a la sensación que las caricias en sus pezones sensibles le causaban. Aferrándose a su amo en busca de algún tipo de control sobre su cuerpo, pero era inútil estaba completamente perdido en la excitación.

Al tener su cuerpo tan cerca del suyo sentía claramente cada una de sus reacciones, el aumento de temperatura, el estremecimiento de su cuerpo ante cada caricia dada. Separo sus labios para besar su cuello lentamente disfrutando de la sensación que le brindaba aquella suave piel que rozaba sus labios para luego posar sus labios en aquello rozados pezones que parecían rogar el ser atendidos cosas que hizo sin vacilar tomando entre sus labios lamiéndolos y luego mordiéndolos suavemente mientras sus oídos se deleitaban con los gemidos del menor que parecía perder el control de su ser en cada acto pero Arthur parecía tener el mismo problema que es ya que no quería alejar sus manos de aquella suave piel olvidando completamente aquel parte de su mente que le decía que iba demasiado rápido.

Su cuerpo se estremecía con cada caricia, con cada rose, la sola insinuación de contacto le erizaba los bellos. Cubrió sus ojos con una de sus manos, no podía mirarle, no en este estado, que no era él, ¿O sí lo era? Estaba muy confundido, lo único que se aclaraba en su mente era que no se detuviera, no quería que parara, estaba dispuesto a complacer a su amo en lo que fuera, y si su cuerpo era lo que el ahora deseaba entonces se lo entregaría. Más que eso, el también lo deseaba, pero en su inocencia era incapaz de reconocerlo como un deseo suyo, lo veía más como un deseo de satisfacer a su amo. El mordisqueo en sus pezones lo hizo quejarse con un poco mas de fuerza, en tanto su hermosa vocecilla se rompía entre suspiros y jadeos.

Aquellos suspiros y jadeos eran casi como musica para sus oidos, era como una especie de musica celestial que aquel bello angel le brindaba, deseaba su cuerpo lo sabias, lo deseaba de una manera que nunca habia deseado antes sin control sin reparo como si su cuerpo demandara el cuerpo demandara hacer suyo el cuerpo del suyo, suyo, su propiedad. Siempre la idea de amo y esclavo le habia parecido algo hasta inaceptaba pero en aquel momento no podia negar que lo que mas deseaba en el mundo era cumplir con su principal derecho de amo, hacerlo suyo, marcarlo como suyo mas alla del papel, ser su primer hombre esa noche.

Su cuerpo se sentia mas que caliente y sentia que la ropa le estorbaba asi que se saco la camisa quedando con el pecho desnudo en igual condicion que el pequeño, saco la mano que tapaba los ojos de Tsumi y la coloco sobre uno de sus hombros, queria verlo, cada reaccion de su cuerpo, queria ver cada una de ellas.

Lo volvio a besar mientras su mano se desplazaban por sus piernas delineando aquella contorneadas extreminades que aun eran cubiertas por el pantalon imaginando la suavidad de aquella piel para luego desabrochar este y palparla sin reparo.