A la espera de ser comprado

Nuevamente esa fuerza desconocida tan molesta y frustrante lo había llevado a Hanori, esperando encontrarse con el rostro familiar de su hermano, solo así calmaba su remordimiento, regalándole su presencia que bien savia a su hermanito le encantaba verle, como limosna a los pobres. La sorpresa fue que no lo encontró mas, al parecer lo habían vendido. No dijo nada, ni siquiera se preocupo, incluso era liberador el no tenerlo tan cerca.

Estaba dando media vuelta para irse cuando miro a un chico de apariencia tranquila en una de las vitrinas. Entonces por la mente le paso la idea de que sería bueno tener algo de entretenimiento en casa. Con esto en mente se acercó un poco más a la vitrina, sin apartar los ojos del curioso espécimen.

- Dime cuál es tu nombre.

Ordeno al chico, después de todo podía hacerlo, el era libre y el otro un simple esclavo, además de que quería tantear que tan obediente y sumiso podía ser.

Bosteso de una manera casi graciosa, despues de un tiempo. Al hacer esto fue que pudo notar a la persona que se le acercaba, le miro con curiosidad ajena teníendo igualmente como reaccion el bajar sus orejas en un acto sumiso pero tratando de esconderlas a la vez.

-Ethair... es mi nombre... -Contesto a la petición que se le hacía mientras lo hacía sonrio a aquel joven que le hablaba. Su sonrisa no cambio en ese momento pues se mostro alegre y a la ves algo despreocupada.

Le pareció cómica la forma en que el esclavo dio un largo bostezo antes de acercarse y contestarle su pregunta, tal vez no sería un esclavo muy hacendoso en casa, pero tampoco estaba buscando un sirviente, el ya tenía gente que hiciera el quehacer. Algo le gustaba de ese chico, con su actitud transmitía tranquilidad, algo perfecto para una persona tan ocupada como el que siempre se veía rodeado de neuróticos irritantes en su trabajo.

Puso su mano sobre la boca como un gesto pensativo.

- Quiero verte, da una vuelta para mí.

Dijo poniendo su mano en la cintura y con la otra le indico girar. Sin duda el esclavo era lindo como todos los de Hanori, especialmente diseñados para ser agradables, es solo que esperaba que su compra pudiera ser versátil, lindo en ocasiones y sensual en otras, dependiendo de su antojo.

Asintio levemente como respuesta antes de levantarse. Dio una vuelta lenta sobre sus talones tal y como se le pedia, dejando ver el cuerpo delgado pero sin exagerar y algo delicado que resaltaba con la ropa que traia puesta.

-¿Algo más? -Pregunto tranquilo y sin llegar a borrar la sonrisa de su rostro. No preguntaba por acosar solamente lo hacía para saber si debía volver a sentarse o quedarse de pie.

El lento giro le permitió observar plenamente el cuerpo esbelto del chico, algo delicado y bello, sin duda no sería dinero desperdiciado el comprarlo.

- En realidad sí, quiero que te acerques un poco más al cristal, necesito verte de cerca.

Algo había notado entre su cabello cuando dio ese giro, pero no estaba muy seguro.

- Mejor espera.

Le dijo haciendo una seña a uno de los guardias para que abriera la vitrina y le dejara entrar.

- Acércate a mí.

Le dijo ya estando dentro de la vitrina y extendiendo su mano para que se acercara.

Asintio de nuevo y como acto reflejo volvio a esconder las orejas entre el cabello manteniendolas gachas de modo que se confundieran facilmente sin ser notadas.

En el momento en el que el joven estuvo dentro de la vitrina se acerco a este, notando la diferencia de alturas, siendo el pelirrojo algo mas bajo que el otro.

-¿Que desea? -Pregunto de manera sumisa, mirandole con calma, asegurandose de tener ocultas sus orejasde gato.

Estando dentro espero a que el chico se acercara un poco para poder tomarlo por los hombros y acercarlo un poco mas a el, aprovecho entonces la cercanía para poner una de sus manos sobre la cabeza del chico y acariciar sus mechones pelirrojos, jugándolos entre sus dedos largos.

- Tienes un hermoso cabello, eres un juguete muy suave.

Dijo con una sonrisa satisfecha en sus labios y mirando a los ojos del muchacho, intentaba penetrar en el con su mirada, para indagar un poco en su forma de ser, las personas generalmente siempre se ponen nerviosas si las miras a los ojos.

Al introducir su mano entre sus cabellos se topo con algo igualmente suave pero de forma distinta.

- Tienes orejas e. En Hanori les gusta adornar a sus creaciones.

Por un momento cerro los ojos ante la caricia, sintiendo esta hasta escuchar la voz contraria, habriendo su verdosa mirada sosteniendo la del otro.

-Gracias... -Contesto ante el cumplido, aunque no estaba muy acostumbrado a que le llamaran juguete, se imagino que tendría que comenzar a acostumbrarse.

Sostuvo la mirada con calma a diferencia de otros el nunca encontraba motivo para ponerse nervioso ante otra persona, pero al sentir el toque en sus orejas se tenso un poco pues se había olvidado completamente de ellas por un momento.

-No es que me gusten mucho... -Bajo un poco la voz al decir esto, sus orejas le incomodaban tal vez por que fue el producto de un experimento fallido o por lo que fuera no podía acostumbrarse a ellas.

- Eres un chico muy lindo, entonces…

Hizo una seña llamando nuevamente al empleado que allí se encontraba observándolo, quizás cuidando que no maltratara la mercancía. Enseguida el empleado estuvo con el ara recibir su tarjeta de crédito.

- Acompáñeme por aquí caballero.

Indico el empleado.

- Ahora regreso precioso, solo debo firmar algunos papeles, pero tú ya eres mío.

Sonrió pasando su mano por la suave mejilla del esclavo y salio de la vitrina para hacerse cargo de lo demás. Algunos minutos después, regreso en compañía del mismo empleado quien abrió nuevamente laceada de cristal.

- Ven aquí Ethair.

Le indico para que se acercará a su lado, fuera de su vitrina.

Asintió con un corto rubor en su rostro y en cuanto su nuevo dueño se marcho dejo salir un pequeño suspiro, revolviendose un poco el cabello para ocultar las orejas como era su costrumbre.

Se había quedado un poco distraido, asustandose un poco ante el llamado de su dueño pero al ver la vitrina habierta salio rápido de esta acercandose al joven.

-¿Podría decirme su nombre... amo? -Pregunto con su infaltable sonrisa, crusando las manos en la espalda, en una pose casi despreocupada como el lo era.

Observo satisfecho al joven esclavo acercarse. Pasó una mano por entre sus cabellos rubios y no vaciló en responder la pregunta de Ethair con naturalidad.

- Tenji, ese es mi nombre y ahora soy tu amo. Se un buen esclavo y seré un amo complaciente contigo.

Dijo acercándose y acariciando su rostro. Después de que le entregaron su cambio de ropa al esclavo, Tenji lo condujo hasta la limusina y le indico al chofer que regresaran a casa.

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