Miku-chan espera a su amo

Llevaba un short muy pequeño y apretado, de color blanco, medias largas hasta las rodillas rosa fiush y un enorme moño en el cuello del mismo color que las medias. Su escenario de debut había sido decorado con colores pasteles, muy suaves que daban la sensación de un sitio calido y agradable, aunque no fuera así para el pequeño neko que se sentía muy incomodo con su conjunto y aunque tenia muchos deseos de quitarse el moño que le picaba en el cuello, había recibido ordenes muy estrictas de no hacerlo o seria severamente castigado. El lugar había sido recubierto con cortinas elegantes y en el centro había un enorme cojín muy acolchado, en el que Miku se sentaba y acurrucaba como un gatito. Ay estaba El, esperando que algún “amo” se interesara lo suficiente como para comprarlo. Mientras tanto rodaba y rodaba en su almohadón y de ves en cuando echaba un vistazo curioso a quienes lo admiraban. No habia tenido mucha suerte, ya que se habian arrepentido de comprarlo en ultimo instante.

Habia ido nuevamente a busca informacion a Hanori, solo tenia que ir a la oficina del director algo que deberia ser muy sencillo pero no lo era en realidad ya que Arthur estaba casi seguro si desviaba un poco la mirada no llegaria a su objetivo ya que antes de llegar a la oficina tenia que pasar por donde estaban expuestos los esclavos.

Arthur habia planeado con anterioridad aquella "dificil" mision, solo tenia que caminar en linea recta por aquel pasillo con los ojos cerrados, nada podia salir mal o al menos eso creia.

Empezo a ejecutar su "ingenioso" plan pero casi a la mitad del camino desvio un poco la direccion y dejo de un en linea recta como esperaba y termino chocando un una de las vitrinas.

- auchh...- se toco la frente en el lugar que se acaba de golpear y abrio los ojos con fin de ver con que se habia golpeado, dandose cuenta que lo habia hecho con una vitrina y sin poder evitar observar atentamente al gatito que se encontraba en ella.

Estaba acurrucado en ese tan confortable cojín, pero sin previo aviso un golpe lo saco de sus pensamientos. Levanto la cabeza y paro las orejas para ver de que se trataba; no pudo evitar que una risita traviesa se le escapara de los labios.

Jijiji. – se rió con una manita en la boca tratando de disimular su risa, aunque le era casi imposible con lo gracioso que se veía el muchacho que había chocado contra su vitrina y ahora le miraba un tanto confundido. No amantando la curiosidad corrió hasta quedar cerca del cristal y puso sus manos sobre el dedicándole una enorme sonrisa al recién llegado. – Te dolió? – pregunto sin temor.

Miro serio por unos segundos a Miku al ver que reia pero luego empezo a reir tambien ya que el neko tenia una risita bastante contagiosa.

- no dolio mucho- le dijo levantando un poco su cerquillo mostrando su frente, la cual estaba roja por el glope que se acababa de dar.

- pequeño...¿como te llamas?-pregunto mirandole sonriente, el gatito se le hacia algo muy lindo, tan lindo que al solo verlo el dolor del golpe parecia haber desaparecido.

Miku-chan. – respondió sin vacilar. El chico parado frente a su exhibidor le paresia muy “bonito” y le inspiraba confianza. – Tu frente esta roja, roja como mis cabellos. – le dijo sorprendido y se agarro un mechoncito de pelo. Después se puso en cuclillas y comenzó a lamer la marca de luna de su mano mirando a su acompañante para ver que más hacia o decía, era una persona muy interesante y Miku no tenía intenciones de quitarle la vista de enzima. – Tu eres uno de los libres? – pregunto, pero no dio tiempo para contestar cuando ya soltaba la siguiente pregunta. – Y como te llamas? – dejo caer por completo sus posaderas sobre el suelo y cruzó las piernas acercando su rostro al cristal, apoyándolo sobre sus manitas.

- Miku-chan...- repitio el nombre dicho, le sonaba bonito, casi tan bonito como el poseedor de aquel nombre.

- ¿de verdad esta roja?- pregunto tocandose la frente con la punta de los dedos, con algo de incredulidad despues porque el dolor casi habia desaparecido.

- si soy libre, me llamo Arthur- respondio con una sonrisa colocando su mano sobre el cristal.

- ¿te gustaria venir conmigo?- pregunto casi instintivamente, le parecia una crueldad que un ser tan lindo estuviese encerrado alli.

No pudo evitarlo y soltó una risita traviesa de nuevo, que esta vez no trato de ocultar.

- Arthur-chan se ve lindo con la frente roja. – dijo entre risitas.

Miro a Arthur a través del cristal y como colocaba sus manos contra el mismo, para después imitar sus acciones y ponerse a medir sus manitas con las del chico.

Si. – respondió de la manera mas ligera que se podía imaginar, mostrando su sonrisa tierna y sincera cuando el ojiguinda le pregunto si quería irse con el. – Etto… - dudo ahora repentinamente más tímido. – Me puedo divertir jugando con Arthur-chan?

- ¿Arthur-chan?- rio un poco al escuchar como Miku lo llamaba era raro ser llamado asi a su edad, era gracioso pero no desagradable.

- ¿divertir jugando?...- penso un momento su respuesta no recostaba muchos juegos, hacia mucho que no jugaba nada, miro la emocion del gatito, quizas podria ser divertido jugar aunque ya no fuera pequeño.

- si podremos jugar- respondio con una sonrisa, el gatito al parecer tenia el don especial de hacerlo sonreir.

Decir Arthur-chan al Sr. Arthur es malo? – dudo por la expresión del joven al repetir su frase. – Si el Sr. Arthur me quiere llevar a casa, eso significa que seria mi amo, entonces debo llamarlo Amo? – lo miro con angustia por haber podido cometer algún error mientras se metía el dedo índice en la boca. – Yo quiero jugar con el Sr. Arthur de veras, de veras, y si me pide que lo llame amo esta bien, con tal de que juegue conmigo.

- no, no es malo que me llames Arthur-chan, y no tienes que decirme amo...- nego moviendo ligeramente su cabeza de un lado a otro en un acto reflejo.

- puedes decirme Sr.Arthur o Arthur-chan, a mi no me molesta ninguno de los dos- le respondio sonriendo ya que en realidad ser llamado amo podria ser lo raro y hasta lago incomodo para el.

- entonces esta decidido, vendras conmigo- le dijo esperando la aceptacion del pequeño.

- Mmm… - se quedo pensando unos segundos. – Amo-chan! – sonrío feliz por haber logrado encontrar un punto medio en la formalidad y su ser infantil para llamar a su nuevo dueño. – Si Amo-chan, yo quiero ir con usted. – ahora lo único que podía pensar el nekito era en darle una enorme lamida a las mejillas de Arthur, no savia porque, pero así era. – Pero Amo-chan, necesito pedirle un favor… me quita mi moño? Me pica mucho y me deja la piel roja. – hizo un puchero y se estremeció apretando los ojos para aguantar la comenzó en su cuello.

Casi se cae para atras cuando escucho como le llamo Miku, pero luego rio al drse cuenta del ingenio del pequeño, el nombre era raro, raro y a la vez adorable. Arthur decidio que dejaria al menos por ahora que lo llamara asi quizas luego lograria que dejase eso de amo de lado.

- esta bien, te lo quitare en un momento- le dijo sonriendo al ver el puchero que hizo Miku y desaparecio durante unos instantes mientras arreglaba los detalles de la compra, volviendo despues de un momento para ordenar entrar a donde estaba Miku.

- ahora si te puedo quitar el el lazo que te molesta tanto y podemos ir a casa- se acerco a Miku para desatar aquel lazo que le fastidiaba dejandolo caer al suelo.

El moño callo al suelo y el nekito le brinco encima a Arthur para terminar colgándose de su cuello abrasándolo con cariño.

- Gracias Amo-chan! – le dio un beso sonoro succionando su mejilla. – Ese moño me molestaba mucho. – dijo mirando con el seño fruncido el listón en el suelo y enseguida oculto su cabeza en el cuello de su nuevo amo ronroneando.

Se sorprendio cuando Miku le salto encima y tuvo que hacer esfuerzos para no caerse a pesar de la sorpresa inicial abrazandolo suavemente cuando sintio aquel abrazo.

Sonrio al ver como Miku hablaba del moño aunque no podia negar que el neko se habia visto lindo con el.
- entonces vamos a tu nuevo hogar, puedes llevar lo que quieras si es que hay algo que quieras llevar, si quieres tambien el moño- bromeo un poco, no sab ia si Miku querria llevar algo de alli pero estaba casi seguro que el moño no era una de ellas.

Miro a su amo y cuando dijo eso del moño solo pudo recordar lo incomodo que había sido permanecer horas y horas con esa cosa que picaba en el cuello.

- Amo-chan quiere que lo lleve? – pregunto dubitativo; el por voluntad propia no lo llevaría pero si su amo se lo pedía tal ves debía hacerlo. Pensó un poco antes de continuar con su respuesta. Se bajo de los brazos de Arthur y tomo el listón rosado regresando con su amo y subiéndose de nuevo en sus brazos. – Me lo llevo, pero yo no lo usare… que lo haga mi Amo-chan. – Le ato el moño al cuello y después lo abrazo y beso sonriendo al ver lo simpático que se vería Arthur con ese moño rosa y enorme en el cuello. – Pero yo no tengo algo más que quiera llevar. – dijo como palabra final y se acurruco en los brazos del chico.

Miro sorprendido como Miku cogio el moño, al parecer le habia entendido mal. No tuvo tiempo para explicar nada cuando sintio como Miku le ponia aquel liston en el cuello a el.

El encargado del lugar rio la ver lo que pasaba, en realidad Arthur se veia ridiculo pero igual decidio no quitarse el liston. Suspiro, resignado ante aquella situacion al menos tenia de consuelo que casi nadie en aquella ciudad lo conocia ya que de seguro si su padre se enteraba de aquello minimo lo desheredaba.

- vamos a casa- Lo abrazo mientras lo cargaba sintiendo tibio calor de su cuerpo, saliendo del lugar para ir a lo que desde ese dia seria el nuevo hogar del gatito.

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