Nulla amoris...nulla salvus

Todo estuvo tranquilo hasta que llegaron al estacionamiento del hotel, el auto de Alec había quedado horrendo, aunque Moses se sentía aliviado de que el mayor golpe lo hubiera recibido el vehículo y no el vocalista, aún así el otro debería mandarlo a arreglar o comprarse uno nuevo, porque definitivamente no iba a ser estilo lo que los demás pensaran cuando vieran al rubio famoso bajarse de esa...cosa.

Se subió al auto en silencio y rezó porque no arrancara y decidieran ir a buscar su jeep al otro lado del estacionamiento. Dios realmente debe odiarme… pensó cuando salieron disparados con rumbo desconocido.

-No sé…escoge tú, sinceramente no tengo demasiada hambre, pero me inquietaba estar en la habitación, aún cuando limpiaste todo el aire estaba tóxico.-Distraerse le iba a hacer bien a los dos, además, Moses podría percatarse de la manera en la que Alec actuaba en público y como se desenvolvía en otros ambientes que no fueran el hospital o el Hotel Melía.

El rubio más bajo prendió la radio en una emisora que tocaba canciones antiguas, por lo que iban a poder escuchar a bandas como Queen y Journey a gusto; estaban a la mitad de Bohemian Rhapsody, al médico siempre le había llamado la atención la voz de Freddie Mercury, aunque lo más probable era que Alec cantara mucho mejor que él.

Moses posó su mano en la pierna de Alec, tratando de no molestar mientras el otro conducía y calmándose un poco. Dijo que tendría cuidado…sólo vamos a 80 km/h.

-Ya sé!!!!!!!!!.-Alec dó un grio inesperado y varios autos que venían atrás le tocaron la bocina enfurecidos, a lo que el rubio respondía tocando la propia en un tono divertido, burlándose de todos esos idiotas.- vamos a comprarme un auto!!

Una sonrisa amplia se dibujó en el rostro del vocalista. Aunque prefería los regalos (era bastante tacaño) de vez en cuandod decidía soltar la billetera y comprarse algo realmente caro, y eso lo hacía sentirse bastante bien. Después de todo, bastante esfuerzo y lágrimas le había costado llegar a un presente en que simplemente podía decidir comprarse un carro de un momento a otro.

Salieron por la carretera hasta llegar a una consecionaria en la zona comercial. El vendedor se emocionó bastante al ver un auto tan caro hecho pedazos, pues estaba seguro de que aquello no podía salir menos que una venta, y se emocionó aún más al reconocer a Alec, que se había olvidado los lentes de sol. Esos rockeros sí que sabía gastar. El rubio no le hizo mucho caso y luego de deshacerse de él empezó a caminar mirando la cantidad de máquinas que estaban disponibles, sin que nada le llamara realmente la atención.

-QCuál de todos dice Alec??.-le preguntó a Moses