Accípe quod tuum... (Alec)

-What the fuck?...-Dijo mientras su cara se contorsionaba y trataba de ponerse el cinturón de seguridad antes de salir volando por el parabrisas del auto, lo peor era que el rubio más bajo se burlaba de los demás conductores que al parecer tenían muchas más neuronas que él, bueno…al menos eran bastante más prudentes (valoraban sus vidas) y no apretaban el acelerador ni movían el manubrio como si fueran dementes o depravados sexuales corriendo tras unas piernas bonitas.

Cuando por fin llegaron a la consecionaria, Moses se sintió a salvo, pero no pudo evitar que su rostro se tornara duro, ¿Acaso intentaba matarlos?, el vocalista necesitaba ciertos límites a la hora de tomar el volante, claro…sólo si quería vivir al menos unos años más. Lo peor de todo era ese vendedor pegote que no quería apartarse de ellos, seguramente tendría que aprender a lidiar con ese tipo de gente que trataba de acercarse a su novio, aunque a más de alguno le rompería los dientes si se acercaba demasiado.

-No sé…a mi no me gustan demasiado los autos, prefiero las motos, camionetas y jeeps. Pero si realmente deseas uno, me gusta más ese.-Dijo señalando un volvo plateado que se encontraba en una de las esquinas.-Oye…no te preocupes por el dinero, ya sé que es estúpido decirlo pero puedo pagarlo por ti.-

-Estas loco Moses, a todos les gustan los autos.- murmuró el más bajo, quien pensaba que sus gustos tenían que ser los estándares para toda la humanidad. Se acercó un poco al volvo que le había mencionado su novio. No podía negar que se veía bastante elegante, y sonrió al escuchar que podría conseguirlo de regalo.- en serio me harás un regalo tan caro?..jeje..esto se pone bueno...

Iba a llamar al vendedor cuando de pronto sus ojos se posaron sobre un ferrarrri rojo. El aparato parecía una nave espacial. Totalmente aerodinámico, el capot terminaba casi en punta. Era de techo convertible y sus puertas se abrían hacia arriba. Los asientos estaban tapizados de lo que parecía ser cuero negro, y el volante brillaba de silicona casi tanto como la pintura carmesí. ESE auto sí que decía ALEC.

-El auto de mis sueños...-el rubio corrió practicamente hasta la máquina, dando vueltas al rededor de ésta y sin dejar de admirarlo.- oh dios...tendré un orgasmo visual!!

Parecía un niño chiquito frente a un juguete nuevo. Y caro. Cuando el vendedor se les unió y les dijo el precio el vocalista se puso verde. No era que no pudiera pagarlo, pero ese sería el lujo más grande que iba a darse en toda su vida.

-Te diré algo, me lo dejas por 200 mil menos y te hago un comerial.- el vendedor se rió sin darse cuenta de que el otro hablaba muy en serio.- que grosero...ya que...firmemos esos papeles...

-No es tan caro…Bueno, si…un poco.-Dijo al percatarse del precio del volvo.-Pero el dinero no importa, ni siquiera sé qué haré con él ya que no me falta nada y no podría comprar a alguien de la manera en la que seguramente me gustaría.-Sonrió ante tal afirmación, lo único que la plata no podía obtener era el amor de las personas, porque esas cosas simplemente no se controlaban, era como si el corazón tuviera vida propia y no se rigiera por tus pensamientos, se mandaba sólo como un niño rebelde que se negaba a seguir órdenes.

Se sorprendió un poco al ver la faceta infantil de Alec, corriendo tras ese Ferrari rojo, pero a la vez le pareció tierno, ¿por qué el más bajo nunca mostraba ese rostro cuando lo miraba a él?. Si Moses estaba creyéndose patético, cursi y posesivo, ahora lo parecía aún más, ya que estaba sintiendo celos de que ese auto tuviera toda la atención de su novio. Lo peor de todo era escuchar la proposición que le estaba haciendo al vendedor, ¿qué mierda pasaba por la cabeza de ese niñito?.

Cuando el vendedor se alejó para ver lo de la transacción comercial, el médico agarró la mano de Alec.-¿Qué estas diciendo? ¡Ni siquiera notas como te ha estado mirando todo el tiempo!.-Soltó al menor bruscamente y fue a pasearse por entremedio de los demás autos, mientras contaba hasta diez para no golpear al vendedor.

El vendedor se fue para tarer los papeles y el rubio iba a segurilo cuando sintió que lo tomaban de la mano con algo de fuerza...¿Pero qué demonios? Pensó, mientras se daba la vuelta para encontrarse con Moses que le gritaba. Se quedó tan sorprendido que no acertó a decirle nada hasta que el otro lo soltó con igual brusquedad y se alejó...

-Pero que...-él no se había dado cuenta de nada, y la verdad era que la actitud del médico no le gustaba..¿Le había gritado? ¿A él? ¿Y por nada?!...el vocalista caminó hasta pararse eenfrente de su novio, cerrándole el paso. Se cruzó de brazos y lo miró directamente a los ojos, con las cejas levantadas.

-¿Qué te pasa?!.-dijo algo alto, encarándolo directamente.- lo único que veo es un vendedor codicioso...!.-respiró hondo.- no me grites Moses...no sin razón...

Trataba de calmarse porque quería creer que el otro aún tenía los nervios revueltos por todos los problemas que traía encima. Pero tampoco iba a dejarse tratar de esa manera. Las cosas claras desde el principio, o al menos eso pensaba él.

-Voy a firmar los papeles de una vez...-dijo, y se dio media vuelta

-No te estoy gritando Alec…cálmate.-De repente sintió todas las miradas posándose encima de ellos, así que trató de contar hasta diez y relajarse para que los demás vendedores no se dieran cuenta de que estaban discutiendo porque, ¿qué mierda debía importarles a ellos la vida de los demás?, claro que si los estaban observando no era precisamente por Moses, sino por el famoso niñito vocalista de Luzbel.-Entonces…¿le harás un comercial con toques AV?, quizás si te desnudas en frente de él, el auto te va a salir gratis.- El médico creía que sino todos, al menos la mayoría de la gente deseaba a Alec de una manera…poco honesta.

Entonces el rubio más bajo se dio media vuelta con la clara intención de dirigirse hacia donde se encontraba el vendedor para firmar los papeles de su nuevo carro.-Espera…-Dijo sosteniendo su mano ahora delicadamente, ¿por qué era tan celoso?, tendría que controlarse desde ahora, sino, las cosas se irían al traste.

-Disculpa…si vieras las cosas como yo, sería un poco diferente, bueno…al menos me entenderías, ¿o es que ves pureza en los ojos de todos los hombres?. El mundo no es así y la gente quiere estar contigo, eso me enferma…-Porque creía que a la más mínima provocación, Alec se arrojaría a los brazos de otro hombre dejándolo con la mitad del corazón, lo único que realmente era de él.

Soltó su mano lentamente y, caminó rápido hasta donde estaba el vendedor, firmando los papeles y pagando con su tarjeta de crédito.

¡Pero que demonios se creía Moses! Si Alec en ese momento se había dado la vuelta para irse fue sólo para evitar darle una buena cachetada. ¿¡ Un comercial AV?!...¡pero qué demonios creía qe era?...ah...probablemente lo que ERA...pero eso Moses no lo sabía, así que el rubio podía tomarlo muy bien como un insulto.

Entonces el otro rubio le tomó la mano, y el más bajo estuvo a punto de soltarse brusco, pero al darse cuenta de que su novio lo había hecho delicadamente sobre paró en su carrera para escuchar lo que el otro tenía que decir, pero sin dignarse a darse la vuelta para verlo. Lo rpóximoq eu supo es que el vendedor que tantos problemas les había traído le estaba dando las llaves de su auto nuevo, y le ofrecía enviarle el antiguo gratuitamente a la dirección del Meliá. El vocalista sólo asintió. No sabía que decirle a Moses...era demasiado...cambiante. Primero le gritaba por nada y luego le compraba un auto de casi medio millón...

-Gracias...-dijo; se sentía en compromiso ahora por el obsequio y sin autoridad para seguir molesto.- no quiero discutir contigo...-le dio un beso.- vamos a estrenarlo?...

Y sin decir más le guió un ojo y subió al auto, del lado del copiloto. Le hizo una seña a Moses para que subiera frente al volante y cuando ya estaban en la máquina le entregó las llaves.

-Supongo que ahora yo invitaré el almuerzo amor...jeje...

Moses no entendía a Alec, es decir, claro que comprendía que se sintiera molesto, si mal que mal le había dicho actor y cantante porno, lo extraño del asunto era que el más bajo había cambiado la cara casi inmediatamente, debido a que el vendedor le entregaba las llaves de su nuevo carro. El médico sabía que si estaban juntos no era por el interés, ya que si había alguien con dinero entre ellos, ese obviamente era Alec, ¿entonces?...Moses no quería creer en que los sentimientos se compraban con billetes verdes.

-Claro…-Dijo cambiando el semblante, ya no estaba molesto, sólo un tanto confundido por la nueva situación que le golpeaba la cara como las olas en el viento.

Moses se subió al auto en el lado del conductor tal como Alec quería, sólo faltaba que el vendedor les abriera el portón para salir a comer o cualquier otro lugar en el que los ánimos pudieran calmarse un poco. No quería tener problemas con su novio, era su maldito carácter lo que lo hacía descontrolarse rápidamente, pero eso sólo ocurría cuando la gente afectada era muy importante para él.

-Dime adonde tengo que ir, qué calles tomar…Deberías haberte sentado tu aquí, es tu auto, con mi jeep es más que suficiente…-No podía fingir comodidad, pero al menos lo intentaba.-Rayos…realmente no conozco Zados..-Dijo y deslizó una mano hasta encontrar el brazo de Alec.-Toma el volante, cuando logres posicionarte bien, sacaré los pies del acelerador y el embriague.-

Subieron al auto en silencio. Al parecer los ánimos de Moses aún estaban revueltos, y Alec tenía que aceptar que los suyos también. Hubiera preferido que el otro no le comprara el auto y seguir molesto, pero las cosas ya estaba hechas...y no podía. A veces era bastante tonto...tal vez aún a veces se dejaba comprar...

Moses lo sacó de sus pensamientos tomándole el brazo. El más bajo levantó la mirada y una sonrisa traviiesa se dibujó en sus labios al oír tal proposición. Sí que sería divertido y riesgoso! Le encantaba que algo así naciese del otro rubio.

-Luego te quejas de cómo conduzco.-dijo, mientras tomaba el volante firmemente y se pasaba sobre Moses. Atrás de ellos empezaron a tocar las bocinas y fue una suerte que no hubiese un policía en el lugar. Como la nieve estaba fuertetenían el capot puesto, lo cual hacía que todo fuese un tanto más incómodo.

-Suéltalos!.-dijo riéndose, pero el carro entonces dio un par de tumbos y el rubio tuvo que aferrar el timón y dar un buen giro para no salirse del carril y provocar un choque. Alec se rió a carcajadas mientras se sentaba sobre su novio, con las piernas levantadas para dejarlo mover los pedales, pero con total control del volante.- ya sé a donde vamos!

Les fue bastante difícil, pero al final el vocalista había logrado guiarlos hasta la zona industrial, cerca de un descampado. Cuando Moses detuvó el auto el pequeño volteó el rostro y le sonrió.

-Me llamaste puta.- le dijo, pero más parecía diverrtido que otra cosa.- he decido mostrarte cuanta razón tenías...

Y antes de que el otro pudiese reaccionar el rubio bajó el asiento hasta atrás y recostándose sobre el médico le dio un beso apasionado en los labios.

Había sido una mala idea…pero en realidad no lo había pensado demasiado y se había dejado llevar por la inestabilidad de su ánimo, si salían sin ningún rasguño de esto, estaría agradecido de Dios toda la vida e incluso se atrevería a ir a misa cada domingo y rezar todas las noches como cuando era pequeño, aunque a su señor le diera asco la relación que estaba teniendo con otro hombre, ¿Cómo su Dios uno y trino podría aceptar tal blasfemia?, si a más de alguno lo habían mandado a la hoguera en tiempos anteriores por ser un sodomita.

Cuando estuvieron en un lugar relativamente seguro, Moses paró el carro y antes de que pudiera gesticular palabra en contra de la locura que acababan de cometer, el otro lo había besado fogosamente, ¿cómo en los viejos tiempos?, claro…

Moses trató de separarse un poco para poner sobre la mesa sus puntos, aunque era complicado ya que Alec estaba encima de él.-No te llamé puta y…tampoco quiero que me muestres nada, ¿Tengo cara de querer jugar sobre cuatro ruedas?.-No podía evitar recordar una canción muy antigua que hablaba del sexo en un coche, por lo que sonrió para sus adentros.

-Quiero irme de aquí…-Dijo sintiendo el cuerpo de Alec cada vez más cerca suyo, si seguían en esa posición no iba a tardar demasiado en arroparse dentro de sus labios y no quería hacerlo…sentía que el rubio más bajo se comportaba así sólo por el compromiso de que él le hubiera comprado el Ferrari. Claro que su mente ya se estaba congelando y le daba paso a su corazón que se encontraba loco...¿de amor?.

-No me dejaré guiar por tu cara...- Alec sonrió y agachándose un poco levantó la camiseta que antes le había lanzado a Moses y la alzó un poco para luego depositar suaves besos en su abdomen.- has gastado tanto dinero Moses...tienes que recibir algo a cambio...

Ya caía en cuenta él mismo. Le había dolido bastante que el otro le hablara así. Y se estaba vengando. Eso era. Si Moses lo llamaba puta entonces le daría la razón.

-Nadie se va...-volvió a subir, esta vez clavando sus ojos en los del otro; para el médico era imposible descifrar esa mirada, pues desconocía por complero el pasado de Alec y lo que podían llegar a herirle al chico sus palabras.- si estás tan seguro de que soy una puta entonces lo seré Moses, tu puta, maldita sea...

Y luego lo besó. Lo besó con rabia, con fuerza, poniendo todo su peso en el otro. Lo que consiguió fue que el más alto lo empujara. El vocalista se dio en la espalda contra el volante. Tenía la cara roja de ira...

-No confías en mí!! ¿Sabes hace cuanto tiempo que no digo te quiero, idiota?!...¿Sabes...tienes la más mínima idea de lo que significas para mí...?...¿Crees que te beso por tu auto? ¿Crees que me hubiese acostado con ese tipo por él?! Yo no necesito el maldito dinero de nadie!!!

-¿De qué mierda estas hablando Alec?, nunca te dije que eras una puta, jamás desde que nos conocimos mencioné esa palabra y tampoco pensé que lo fueras…Tenía rabia maldita sea, porque todo el mundo siempre está pendiente de ti y quiere estar a tu lado, entonces pienso que tu también deseas eso…ser del público, de tus fans que te aman. Entonces, ¿dónde quedaría yo en todo ese juego?, ah ya sé…utilizaría mi lindo cilicio y luego me tiraría de un barranco.-

Ahora si se había molestado, ¿por qué el vocalista estaba actuando así?, obviamente los besos que depositaba en su cuerpo eran geniales porque se los daba la persona que amaba, pero su corazón estaba molesto y herido, al igual que su mente. En tan poco tiempo Alec había ocupado todo el mundo de Moses y no sabía qué hacer para estar menos vulnerable, menos a la defensiva.

El médico no resistió más y empujó a su novio, aunque rápidamente se arrepintió de sus actos.

-Lo siento…mierda…Lo siento.-Dijo mientras sostenía la espalda del otro para luego acercarla hacia si mismo.-Sé que no necesitas el dinero de nadie, pero entonces…¿por qué maldita sea cambiaste tu rostro de molestia cuando obtuviste el auto?, era como si tuvieras que hacerlo por obligación o ¿es que acaso se te pasó la rabia por un montón de lata?...Realmente no te entiendo Alec…-

Lo besó con la misma rabia que el otro, aunque ocultaba tristeza…tristeza porque pensaba que en una de estas discusiones idiotas las cosas se irían al traste y eso era lo que menos deseaba en la vida. Deslizó sus manos por la espalda de Alec, introduciéndola bajo su ropa, mientras le daba suaves caricias.

-Porque...porque...-Alec se dejó llevar hacia Moses de nuevo; en ese momento no se daba cuenta, pero estaba temblando. Realmente tenía los nervios alterados. Y es que eran demasiadas cosas a la vez. No sólo se trataba de la discusión, sino que descubrir, que Moses era capaz de ponerlo así sólo con una frase, le daba miedo...no le gustaba ser vulnerable.- porque...fuiste tan amable...sólo quería...quería ignorar la pelea...

Porque así era más fácil. Dar la vuelta a la página, evitar la confrontación. Y tratar en el proceso de no guardar resentimientos.

-Moses...no...-Alec hablaba entre los labios del otro...podía sentir su cólera, y también aquellas caricias en su espalda tullida. Todo era muy, muy confuso. Podía ir con las dos personalidaes del médico una por una, pero esa combinación...lo volvía loco, porque no sabía ya que pensar. Al final se rindió a los besos del otro, cerrando los ojos, y esperando que todo estuviera bien al abrirlos.

Al escuchar las palabras de Alec, Moses no pudo hacer más que continuar deslizando sus manos por su espalda, hasta que decidió bajar un poco, tocando sus nalgas con una delicada furia que amenazaba con desbordarse desde sus entrañas y golpearlos, dejándolos atados en un precipio hasta que sin más...cayeran, hasta el fondo, porque sólo desde allí alguien es realmente capaz de pararse y seguir adelante con la suficiente fuerza y enteresa.

Ahora...su boca jugaba con el cuello de su novio, mezclando el roce de sus labios con mordidas que luego eran selladas con su lengua. Era extraño, ya que estaba comportándose de la misma manera que tanto había odiado en Alec, por más que su cuerpo reaccionara a los estímulos.

-¿Me temes?...Estás temblando...-Estaba molesto y confuso, ¿por qué la gente llegaba a tener miedo de una persona como él?, si bien no se encontraba normal, al menos no era un bicho raro que anduviera amenazando a la gente por la calle, al menos no en su estado común.

No era miedo de Moses exactamente. Era miedo de esa situación. Miedo de estar en ese auto, golpeado primero, aunque lo mereciera, y luego acariciado. Pa´nico más bien. Panico porque no le importaba en realidad. Pánico de descubrir que acababa de encontrar a alguien que podía hacerle todo eso y aún así no ser rechazado...

Para Alec el amor siempre había sido así. Simplemente tóxico. Se trataba de dominar y dejarse dominar. Y lamentablemente para él, cuando su corazón mandaba él asumía el segundo rol. Había sido así con Heiji y sería así también con Moses. El rubio ponía en bandeja su cuerpo y su corazón para lo que quisieran, para que lo usaran...siempre y cuando estuvieran a su lado. Su autoestima, no era tan alta después de todo...

Y ahora, después de tantos años, llegaba a la conclusión que si había cerrado su corazón al amor, no había sido solamente por el miedo de perderlo de nuevo. También lo había hecho porque sabía que era así...sabía que el amor le hacía perder sus fuerzas, y lo reducía a un niñito que sólo deseaba que jamás lo dejaran...

Y por eso temblaba...porque sabía que Moses podía lastimarlo si quería, y el no diría nada.

-ah...-soltó un leve quejido al sentir al médico chupar su cuello con algo de fuerza...sus brazos entonces calleron, lánguidos y rendidos a los lados de su cuerpo, mientras éste perdía estabilidad y se apoyaba en los brazos que ahora le acariciaban posesivamente.

El silencio otorga…la indolencia embriaga y la cercanía impulsa a huir.

Estaba comportándose como un cerdo…pero así pasaría cada vez que por algún motivo se sintiera inestable, recordaba que en el seminario le tenían cierto respeto, por sus constantes cambios de personalidad. Incluso hasta le habían puesto nombre…”Doctor Moses y Mister Hyde”, cosa que le causaba risa, porque no llegaba a entender a cabalidad a qué se referían.

Entonces…Moses era el típico niño bueno, que agradaba a todo el mundo y quería que los demás fueran felices incluso a costa de su propia vida, no le importaba ni una pisca con tal de salvar a los no-pobres de cualquier desgracia tanto física como psicológicas. En cambio Hyde era una bestia que sólo deseaba ver como los infecciosos humanos se retorcían a sus pies y él, reía pidiendo cada vez más lágrimas.

-A pesar de que tu rostro demuestra ira y tristeza…tu cuerpo reacciona a mis caricias.-Dijo posando sus manos en el pantalón de Alec, que desabrochó sin problemas, para luego trasladarlo hasta sus rodillas. Ahora se encargaba de acariciar el miembro de su novio por entre la fibra de la ropa.

Su boca comenzó a dar besos desde el cuello de Alec hasta llegar a sus labios, que se unieron lascivamente, dando paso casi al instante a su lengua, que buscaba limpiar cada resquicio que fuera tocado por otro hombre.

Estaba rendido. Sabía, muy dentro de él, que no debía dejarse, que estaba mal...que era humillante...pero Moses tenía razón en una cosa. Su cuerpo respondía. Y no porque el pecado más grande de Alec era la lujuría. Respondía porque era ÉL. Era la persona que había decidido amar. Y por eso, la deseaba, la deseaba enfermizamente, siendo capaz de caer en lo más bajo e importarle un comino. Y ese lado de Alec, era algo que ni el Abel que tanto odiaba el médico conocía. Era el Alec sumiso, enamorado, perro...el Alec que necesitaba que su amor lo dominara y lo rindiera...como estaba ahora...

Moses logró abrirle el pantalón, y luego también bajárselo hasta las rodillas. Ahora ni se podía mover, pero estaba bien. Su erección era acariciada por encima de la ropa interior, y sus labios se unían a los del otro en una danza triste de derrota...pero una derrota aceptada...y hasta deseada...

Abrió los ojos, y le costó algo enfocar la mirada...estaba llorando??..No...sólo tenía la vista algo humedecida...a punto, pero no...no iba a darse ese lujo. Moses se había enamorado de un hombre seguro, divertido...qué pensaría si se ponía a llorar como un estúpido? Cerró los ojos de nuevo, mientras su cuerpo caía hasta el volante despacio, pero aún así clavándose el aparato entre las costillas...

-El...el..otro asiento...por favor...duele...

En lo más profundo de su corazón, Moses sabía que estaba actuando mal, pero había algo más allá de la razón que lo obligaba a continuar con eso…al final no solamente tendrían sexo, sino que los dos acabarían dañados y ¿por qué?, todo por los celos enfermizos que sentía el ex médico y lo peor, es que cualquier cosa que Alec hiciera para tratar de apaciguarlos, sólo haría que aumentaran progresivamente y con una violencia jamás descrita, jamás entendida por los viles bichos que nadaban entre este mundo y el otro.

Entonces…lo único que restaba era continuar y así lo hizo, abrazando a Alec con fuerza para luego deslizarse por entre el asiento echado hacia atrás y quedar acostado en la parte trasera del vehículo.

-Qué lástima que debamos ensuciar este auto…tanto que te gustaba.-Dijo dando un suspiro, para luego continuar.-Pero no te preocupes mi amor, luego lo mandaremos a lavar.-Concluyó dándole unas lamidas a los labios de Alec.

Moses no sabía amar, claro que esto era algo que no se aprendía en el colegio sino en la escuela de la vida, por lo mismo no se daba cuenta de la inmensidad de los errores que estaba cometiendo con quien decía querer tanto que no podía soportarlo.

Ahora se dedicó a bajar la ropa interior de su novio, hasta dejarla a la altura en que se encontraban sus pantalones, acarició su miembro con agilidad y luego sus manos se deslizaron hasta sus nalgas, para que el otro se moviera más adelante y poder sostener el pene con su boca.

Alec sintió las manos de Moses tomarlo por la cintura y entonces estiró los brazos hasta rodear el cuello del otro, como un niño lo haría de su padre. Se aferró fuerte, mucho más de lo necesario, y pronto el médico había cumplido sus deseos y estaban en el asiento de atrás. El rubio bajo había quedado sobre el alto, y lo miraba a los ojos con cierto agradecimiento por preocuparse por él...aún así, la tristeza no se iba, ni se iría esa tarde...había quedado ya grabada. Les era necesaria.

-No importa...

Murmuró el vocalista, tratando de sonreír mientras acercaba su rostro al de su novio para sentir como la lengua de éste recorría sus labios. Tocó las mejillas del más alto con las propias, acariciándose a sí mismo, algo engreído mientras sentía al otro apoderarse de erección, y luego de sus nalgas, que apretó y empujó hasta que Alec quedó un poco más arriba. Era una poicón casi imposible, pero el menor supo arreglárselas. Se aferró de uno de los colgantes de mano arriba de la ventanilla, de modo que su cuerpo quedó estirado y su pene ya erecto pudo llegar con mayor facilidad a la boca de Moses. Tenía las mejillas sonrosadas de deseo, y mientras su amante empezaba a chuparlo, su respiración se hacía más cargada y su aliento espeso de fumador iba empañando las lunas desde dentro...

La vista que Moses tenía desde su posición era realmente hermosa, podía ver y escudriñar cada milímetro del cuerpo de su novio sin necesidad de moverse demasiado, aunque claro…prefería admirar su humanidad en silencio que otorgarle una mirada a Alec, no porque no quisiera hacerle saber cuán extasiado estaba, sino porque creía que su rostro demostraría una tristeza superior a las palabras que pudiera expresar en ese momento. Entonces la culpa se apoderaría de él sin remedio, embargándolo de dudas y temores con respecto a la relación, porque… ¿qué tan sano podía ser su comportamiento?, ¿cuánto daño podría ocasionar con sus celos y actos impulsivos?...

Trató de alejar esos pensamientos de su cabeza, mientras se apoyaba en sus codos para poder introducir mejor el pene en su boca, cuando por fin lo hizo, fue lo más ágil que pudo en sus movimientos, tanto las lamidas que daba como la manera y velocidad con que lo hacía.

Esta mierda acabaría pronto…ya que no estaba dispuesto a penetrarlo en el Ferrari ni en esas circunstancias, entendía que a pesar que el cuerpo de su novio reaccionara frente a los estímulos, no lo deseaba…al menos no de esta forma.

Era increíble que aunque afuera estuviese nevando, el rubio hubiese empezado a a sudar. No había duda de que el sexo era el mejor de los ejercicios. Sus manos se aferraban cada vez más fuerte a su soporte, y sus ojos se iban apretando con más fuerza, al igual que sus labios. En ese momento todos sus pensamientos se había bloqueado, y sólo tenía lugar para las sensaciones.

Porque su piel, su olfato, gusto, vista y oído, todos estaban concentrados en el momento, en tratar de disfrutarlo, en apreciar ese contacto que era lo único que tenía y seguramente lo único que tendría jamás. El deseo que podía provocar con su cuerpo era lo mejor que tenía, y si no lo usase, seguramente estaría sólo...

Moses realmente estaba esforzándoe en ese oral, y el vocalista no tardó en ponerlo en evidencia. Cuando todo estaba por terminar no pudo evitar moverse un poco en la boca del otro, mientras una especie de gruñido salía de su garganta y acababa en la boca de su amante. En la posición en que estaban seguramente al otro no le quedaría más remedio que tragar.

Poco a poco su cuerpo se fue destensando, y luego de unos segundos Alec se soltó y bajó hasta su novio, para besarlo mientras una de sus manos se colaba en el pantalón de éste y empezaba a masajear la erección que estos estaban conteniendo.

Era obvio que Alec no iba a salir de su boca al terminar, pero tragar el semen de alguien más era suculento por decirlo de alguna manera, aún así tuvo que hacerlo…sabía asqueroso, no entendía como existían fetiches ligados a los fluidos de otra persona, incluso llegaba a recordar la coprofagia, aunque claro…haría lo que fuera necesario para mantener a su novio a su lado por mucho tiempo más, estaba dispuesto a todo con tal de ser el único hombre al que Alec mirara, al que quisiera mantener…quería ganarle con todas sus fuerzas a Heiji y Abel en la guerra por su corazón.

Cuando sintió la mano del vocalista posarse en su miembro erecto, se tensó un poco, llegando a moverse y quedar medianamente sentado con la espalda apoyada en la puerta del auto.

-No hagas eso…no quiero…mejor vámonos a casa.-Pero…ellos no tenían un hogar al cual llegar, cada uno vivía por su lado, ¿Sería muy rápido pensar en convivir?.-Deberíamos comprar un departamento, me es incómodo vivir en el hotel con tu Abelito rondando, claro que si prefieres quedarte a su lado no me importa.-Mentira…le daba rabia porque pensaba que entre ellos podía pasar cualquier cosa, ya había sido así una vez, no había nada que impidiera una segunda.-Maneja tú, mientras yo me hago cargo de mi erección.

Levantó la mirada hasta Moses, que había escapado de él en el asiento trasero. Lo miró sorprendido unos segundos, mientras sus ojos azules brillaban como siempre que no entendía algo.

-¿Qué pasó?.- dijo bajito, sin entender porqué alguien dejaría las cosas a la mitad cuando estaba excitado.- estás actuando muy extraño...

Entonces Moses tuvo que traer a Abel a colación y el rubio rodó los ojos con fastidio ¿Que siempre iban a hablar de él?...mientras el médico seguía hablando se pasó al asiento de adelante y luego de acomodarse la ropa encendió su auto nuevo por primera vez el mismo.

-Tengo un departamento.- le dijo mientras retrocedía la máquina. sorprendentemente lento.- podemos ir ahí si quieres...aunque todo sigue en cajas...

Una vez en la carretera se detuvo a mirar al médico por el espejo. Le sonrió un poco; ya estaba más tranquilo y le sacó la lengua divertido...

-Moses..no te la vayas a correr...espera a que lleguemos...