Bienvenido (Colin)

Ninguno de los 2 se dirigió la palabra dentro del auto durante todo el camino a la mansión. Tenji había tomado una postura desenfadada mirando a la ventana con los ojos entrecerrados y la barbilla apoyada en su mano derecha. Había caído en un ensimismamiento casi hipnótico, hasta que el chofer detuvo el coche frente a la mansión, el golpe de la puerta del conductor cerrándose lo hizo despertar de su letargo. El chofer le abrió la puerta para que saliera, cuando estuvo fuera fue abordado enseguida por el mayordomo que abría las puertas y salía presuroso para atenderle e informarle sobre los acontecimientos del día, su mayordomo muchas veces también le servía como secretario, pues en la empresa nunca dejaban de molestarlo.

- Señor Chikara… - detuvo su frase al mirar dentro del coche y descubrir que había alguien más abordo, cuando miro bien que se trataba de un esclavo y que estaba atado se volteo a ver a Tenji con cara de asombro e incertidumbre, tenía muchas preguntas que hacer, pero no savia por cual empezar.

- Es mi nuevo esclavo. – aclaro y comenzó a avanzar dentro de la mansión siempre tirando de la correa. - Es un poco testarudo así que por eso decidí que sería mejor si llevaba grilletes, por lo menos durante el viaje a casa, todo depende de cómo sea su comportamiento. – tiro de la correa para hacer salir al rubio.

- Señor Chikara, donde debo instalar al jovencito…

- Colin, ese es su nombre.

Eso era lo que le gustaba de su mayordomo, de todos sus empleados en la mansión, ellos jamás lo cuestionaban, solo obedecían sus ordenes sin poner excusas estúpidas de por medio o juzgar su comportamiento, y sobretodo jamás intentaban buscar una salida alternativa a lo que él les decía. Podrían sonar como las palabras de un tirano, pero más bien estaba arto, nunca se equivocaba y si llegaba a tomar una decisión que le trajera consecuencias poco agradables estaba consciente de ello y afrontaba esas consecuencias sin rechistar. Por eso aun no alcanzaba a comprender porque seguía siendo cuestionado por cada uno de sus movimientos en la empresa, ¿Qué aun no confiaban en que un joven de su edad podía llevar una empresa como la suya? Así que estar entre sus empleados en la mansión lo hacía sentir bastante cómodo.

- Estara en la habitación contigua a la mía, necesito que mandes comprar ropa para él y lo que sea que haga falta para sus cuidados. Ahora háganlo tomar un baño, pero que los sirvientes tengan cuidado, muerde. – También golpeaba y pataleaba pero eso se lo podían imaginar. – La ropa esta aquí, tu elije si deseas que le quite los grilletes o se los dejo para el baño. Yo igual tomare uno, y…

- Si su comida esta lista, solo serviremos otro plato para el joven Colin. – otro punto a su favor, siempre savia lo que Tenji necesitaba. Se detuvieron frente a unas pertas de madera tallada. El rubio las abrió de par en par para mostrar una habitación amplia y finamente decorada en un estilo antiguo combinando la modernidad del siglo XXI en ella.

- Esta es mi habitación, la tuya está al lado. – se acerco un poco más a él. – ¿Qué sucede? ¿Creías que no descubriría tu nombre? El encargado me lo dijo. Muy creativo, decirlo al revés.

Durante todo el camino se mantuvo bien callado, si ni si quiera quejarse de nada, solo permaneció en silencio, eso sí, algo incomodo por los malditos agarres… Sus pupilas ya hacían sobre la ventanilla del auto, observando el paisaje que pasaba delante de sus ojos a gran velocidad, observando de vez en cuando a los demás en cuando el coche llegaba a detenerse a cada semáforo, visualizando como las personas pasaban, algunos acompañados, otros solos… Y así sucesivamente…
Normal… Las personas iban de un lado a otro sin llegar a detenerse… Se podría decir que siempre hacen lo mismo, algo aburrido, ¿no creen?

Resopló silenciosamente, parecía calmado, y no lo estaba, solo estaba pensando, pensando en cómo llegaría a irse de allí, finalmente… Fue comprado, algo que no quería por encima de todo, y siempre tenía la esperanza de nunca ser comprado, hasta que ese tipo llegó y todo cambió…
¿Qué sucederá a partir de ahora? Pues nada, lo de siempre, pero quizá más insoportable… Así se arrepentirá de haberle comprado.
Ante aquella idea no puedo evitar formular una pequeña sonrisa burlona en sus labios, sí, puede que se canse de él… Que será lo más seguro…

Pero en cuando menos se lo esperó el vehículo ya se había detenido delante de una gran mansión, parpadeó, aquello le recordaba donde antiguamente vivía… Se quedó con los labios un tanto abiertos, para después dejar escapar un suspiro, no tardó en sentir como la corre llega a tirarle del cuello, diciendo así que empezara a avanzar, gruñó por lo bajo mientras que se iba moviendo para llegar a la puerta del auto, cosa que salió de este.
Observando por encima al supuesto mayordomo, que al parecer se quedó completamente sorprendido.
Le miró con desdén para después volver a mirar hacía otra dirección, como si no quisiera saber nada de ellos, y eso hacía.

Ante aquella palabra “esclavo” frunció el entrecejo, no era el esclavo de nadie, aun que… En cierto modo lo vendían para ello, ¡pero no! No era como los demás esclavos y no lo sería… Chasqueó la lengua ligeramente ante aquella conversación, pero… Su nombre fue pronunciado, cosa que le miró sorprendido, ¿Cómo… Lo sabía?
Si, se llevó una gran sorpresa ante ello, parpadeó desconcertado para después imaginarse que algunos de aquellos empleados se lo habrá dicho…

Mientras iban caminando por la mansión mantuvo su mirar por el suelo, pero de vez en cuando iba mirando por el rabillo del ojo su alrededor, observando los pasillos, la cantidad de puertas que habían…
Pero… ¿Por qué diantres tenía que estar en una habitación al lado de aquel tipo? Si de seguro que abría más de una habitación… Bueno que más le da, total… No duraría mucho allí… Así que le daba igual a donde le pusiera…

Mientras que los otros dos iban hablando fue percatándose de que se iban acercando a una puerta de madera, se la quedó mirando para después mirar a los otros dos una vez que se detuvieron, miró por encima los grilletes que tenía en sus piernas, era molesto para caminar….
Pero no tardó en volver a mirar hacía aquella puerta, cual alzó una ceja al ver la decoración de la habitación, si todo era… Antiguo…
Sin embargo, miró por el rabillo del ojo al rubio, percatándose de que se le acercaba un poco, cosa que él se volvió a alejar.

Lo sabía… Un encargado llegó a decirle su nombre, tan solo mantuvo el ceño fruncido para después escuchar sus últimas palabras, cosa que dibujó una pequeña sonrisa en sus labios, pero claro está que burlona. –Y bien que… No te diste cuenta de ello…- Afirmó mirándole de nuevo sonriendo burlonamente, se podría decir que metiéndose con él, ya que no habría descubierto su nombre si el otro no se lo hubiera dicho.

No le dio mucha importancia a la burla de Colin, simplemente sonrió de lado con la boca cerrada y volvió a dirigirse al mayordomo que aun aguardaba a un lado.
- Llama al médico, no tengo ganas de ir a ningún hospital, además no es nada grave. – el mayordomo le miro sorprendido, hasta ahora no había visto ningún malestar en el joven rubio, no hasta que siguió la mirada de Tenji hasta su mano. Abrió y cerró la palma haciendo un gesto de desagrado. El mayordomo entendió para que quería al médico, pero se abstuvo de preguntar lo que había pasado.

- Entiendo Sr. Enseguida hare la llamada al doctor, en cuanto al joven Colin, me parece que se sentiría más cómodo si le diera la libertad de tomar el baño por sí mismo. – El mayordomo era un hombre mayor, había estado al servicio de su familia desde hacía bastante tiempo, aun cuando Tenji era solo un niño, era también un hombre sabio y considerado, uno de los pocos a los que Tenji respetaba y en quien confiaba, aunque fuera solo en sentido laboral. El rubio miro de reojo al esclavo con sus ojos bicolores, estaba de acuerdo, le daría solo esa consideración.

- Muy bien, llévalo al baño y prepáraselo, entrégale sus ropas y cierra la puerta con llave.- ordeno. - A me olvidaba, ten cuidado al quitarle los grilletes. – le entrego la llave que los abría con la mirada fija en los ojos de Colin, como una forma de advertirle que no toleraría ninguna agresión al mayordomo. Por supuesto que no esperaba que hiciera caso, probablemente golpearía al hombre con lo primero que tuviera en mano, así fuera el lavabo del baño, y correría para intentar escapar, eso no le preocupaba, era imposible que saliera de la mansión con toda la seguridad que había implementada.

Dejo a los 2 dando por terminada la charla y entro en su cuarto mientras dejaba el saco de su traje en una silla cercana y comenzaba a desabotonarse la camisa. “Un interesante día”. Pensó y repitió en voz alta para sí mismo. Encendió el televisor que prácticamente cubría la mitad de la pared frente a la cama, sintonizó un canal de música variada y se dirigió al armario para sacar la ropa limpia que se pondría. Algo cómodo, unos yeans y una camisa gris oscuro, de uno de sus cajones saco la ropa interior, todo lo puso sobre la cama. Se quito los zapatos y los dejo a un lado de la misma cambiándolos por sus pantuflas. Se saco la camisa y se desabrocho los pantalones antes de entrar a su baño privado, donde tomo una de las toallas del perchero. Se desnudo por completo dejando los pantalones tirados en medio del baño, su ropa estaba regada por la habitación, su saco en la silla, la camisa sobre la cama, sus medias en el piso a los pies de la cama y los pantalones y ropa interior en el piso del baño. Lo recogería después, ahora solo quería refrescarse un poco.

Entro a la ducha abriendo la llave del agua fría que le calo la piel apenas le toco, aun así era una sensación agradable. Dejo el agua caer sobre su rostro, mojándole el cabello que le cubrió parte de la cara con sus mechones vencido por el peso del agua. Los aparto con una pasada de su mano y tomo el jabón respirando su agradable aroma comenzó a frotarlo sobre los músculos tensos de sus brazos y abdomen.

Si lo pensaba un poco, quizás Colin estaría dejando inconsciente al mayordomo justo ahora y correteando por la mansión en busca de alguna salida. No se preocupo mucho por el asunto pese a que posiblemente había un hombre inconsciente en el baño, más bien sus pensamientos volaron hasta la comida que se había preparado, intento imaginar que seria, estaba algo hambriento, después se preocuparía por los desperfectos que ocasionara su nuevo esclavo. Ahora deseaba quedarse un poco más en la ducha bajo el agua fresca.

No obtuvo contestación alguna ante su comentario, aquello hizo que su sonrisa se anchara más, había “ganado” este asalto, se podría decir que le “dejó” sin habla.
Satisfecho de ello miró la mano dañado del otro, llegando a alzar una ceja, cierto… Que un poco más y llegaba a romperle… Bueno… en cierto modo…. Se lo merecía, se lo merecía como le había tratado antes… Así que no sentía remordimientos algunos…
Tan solo le miró como llegaba hacerlo siempre; Con el ceño fruncido.
Al poco rato, ante la conversación de “dueño y mayordomo” se los quedó mirando, hasta que… La grandes palabras del mayordomo hicieron que le mirase.

Soltarle…. ¡Eso sería estupendo! Más posibilidades de irse y más sobretodo que el único que estaría con él sería el mayordomo, aun que… Le miró determinadamente, era un hombre ya mayor, ya tenía sus años y realmente llegar a … Hacer lo que tenía que hacer para escaparse… Pues no estaría muy bien…
Pero…. Lo tenía que hacer para su propia libertad… Si no… ¿Quién lo haría? Tan solo resopló, pero al escuchar las palabras del otro rubio le miró fulminante… ¿Qué tenga cuidado? Como si fuera un animal…
Aquello hizo que chasqueara la lengua y deslizara su mirada hacia otro lado, pensativo, eso de golpear a un hombre mayor…

Curvó un poco los labios… ¿Qué podía hacer…? Realmente aquello no le gustaba mucho… Al poco rato… En cuando Tenji les dejó solos miró al mayordomo, cual este le pidió con un “por favor” que le siguiera, cosa que no tardó en hacerlo…
Primero le seguiría mientras, por el camino podría ir pensando en que podría hacer… No tardaron mucho en llegar al supuesto baño, cual esperó a que el mayordomo le abriera la puerta y entrar.
Miró a su alrededor asombrado, era grande… Pero no tardó en mirar al otro, cual le dio la espalda mientras que movía sus manos, señal de que quería que le quitara los grilletes de una vez.

El baño estuvo glorioso, para un cuerpo cansado el agua fría era lo mejor, sobre todo en un día tan cálido como ese. No tenía ganas de salir de la comodidad de su habitación, se había vestido con el pantalón de mezclilla y la camisa gris oscuro que había dejado abierta de un modo incitante, dejando ver su pecho desnudo, para después tumbarse en la cama con las manos entrelazadas debajo de la cabeza. Su cabello aun estaba húmedo, lo cual lo refrescaba, la sensación era agradable. Por un instante cerró los ojos y giro para quedar boca abajo. Las alas en su espalda que sobresalían por dos agujeros en la camisa se estiraron encrespando cada una de sus finas plumas blancas, estáticas por unos segundos y después dando un aleteo violento para encogerse en su espalda nuevamente. Si eran un adorno hermoso, pero también delicado y estar bajo la ropa todo el día encogidas las llegaba a entumecer.

Enseguida llamaron a la puerta antes de que un sirviente de rudo aspecto entrara con la bandeja de comida para Tenji y la colocara en la mesilla. Se retiro enseguida, no sin antes preguntarle al rubio si le apetecía algo mas, el se negó y le permitió salir. S levanto de la cama pesadamente y retiro la tapa de la charola para descubrir sus alimentos. Se veían deliciosos. Provo un poco antes de sentarse en el suelo para estar a la altura de la mesilla y comenzar a comer.

Después de su comida ahora se sentía completamente revitalizado, a excepción por el dolor en su mano cada vez que la movía se sentía de maravilla. Ahora tenía algo importante que hacer, asegurarse de que su leal mayordomo seguía vivo o consiente y ver que estaba haciendo su nuevo y testarudo esclavo. Así que salió del cuarto caminando con las manos en los bolsillos y se quedo parado frente a la puerta del baño.

Mantuvo aquel gesto, quería que le quitase de una vez aquellos malditos grilletes, cosa que el mayordomo, al verlo no dudó en agarrar las llaves dadas por su amo y quitarle los grilletes y después el de los pies, ya quedaba libre de nuevo…
El mayordomo, con aires educativos le dijo al menor que el baño ya hacía listo, si quería algo que llegara avisarle y después de ello se dispuso a marcharse.
¿Qué hacer? Era una oportunidad única para salir de allí corriendo… Se mordió el labio inferior sin saber qué hacer, golpear a un señor mayor… No sabía pero… Después se sentiría mal, aparte, que aquel mayordomo no tenía la culpa de que su amo le hubiera cogido a él.

Chasqueó la lengua ligeramente mientras que bajaba la cabeza, a la vez que escuchaba como la puerta se cerraba de nuevo, quedando solo allí… Apretó los dientes inevitablemente a la vez que sus puños, había dejado escapar su oportunidad… Pero no era la única ni última… Después de darse aquel “su dicho” baño podría irse… Claro, supuestamente nadie le observaba, es más, ya no tenía los grilletes puestos… Oh, pero se le olvidó de uno, el collar y correa, cosa que lo sujetó con ambas manos y llegó a quitárselo para después lanzarlo bien lejos de él.
Mira que tratarle como un animal… Eso no quedaría de esa manera…
Al poco rato miró a su alrededor, para después conducir su diestra hacia la coleta que llegaba a recoger su cabello, cual se la quitó, haciendo que esta misma cayera sobre sus hombros.

Al poco rato se desvistió, dejando su ropa a un lado para después entrar en el baño, y no con buena cara, una vez dentro, abrió la llave de agua, dejando que recorriera el agua sobre su cuerpo mientras que mantenía sus parpados cerrados.
Eso sí que era algo relajante, se podría decir que lo único… Resopló y prosiguió con la limpieza de su cuerpo.
Al rato ya terminó llegando a salir de allí si no antes cubrirse con una toalla que ya poseía en su cintura al mismo tiempo que en su cabeza, cual ya empezaba a secarse lentamente, haciendo que alguna que otra gota recorriera su pálido rostro.
Sin embargo escuchó ciertos murmullos fuera del baño, no será… Aquel estúpido rubio…. Seguro… Solo más pensarlo ya empezó a fruncir el ceño, como ose entrar estaba claro que le arrojaría todo lo que viera sin dudarlo.

El mayordomo, por obra de algún milagro seguía consiente, de eso se pudo dar cuenta cuando lo llamo desde el pasillo para decirle que había hecho el encargo a una tienda de ropa para conseguir el nuevo guardarropa de Colin y que el médico estaba por llegar. Muy bien, como siempre su fiel mayordomo había cumplido con todos los encargos que le había hecho.

- El joven Colin sigue dentro alistándose. – dijo el hombre al ver que Tenji dirigía su mirada discretamente a la puerta. El rubio sonrió mostrando sus blancos dientes y se recargo en la puerta pensando en lo divertido que sería abrirla y encontrar al esclavo recién saliendo de la tina. También pensando en cuál sería su reacción, una muy violenta sin duda. – ¿Piensa entrar joven Chikara? Sería bueno que llamara a la puerta. – Disimuladamente aquel hombre siempre trataba de aconsejarle para que actuara correctamente, desde siempre, como un padre, más bien un consejero, aunque siempre con sugerencias de ese tipo, después de todo era un simple empleado, sin embargo el rubio lo tomaba muy en cuenta.

Tenji se despego de la puerta, si, como el mayordomo decía podía tocar antes de entrar, podía darle esa consideración al pequeño rubio, pero sinceramente no quería tenerle consideración, era un mocoso rebelde y le mostraría que a él no le podía ganar, simplemente porque Tenji era el amo y él el esclavo. Solucionar su problema de actitud seria un buen pasatiempo para el mayor, al menos tendría algo que le distrajera por un rato, lo vería como un reto y Tenji amaba los retos, amaba ganarlos. Tomo la perilla con su mano alcanzando a escuchar como su mayordomo se aclaraba la garganta, sin duda eso era un aviso, pero no le hizo caso, solo sonrió por la actitud sobre protectora del sirviente; ya no era un niño.

Una barra de jabón, el frasco de los cepillos de dientes, la pasta dental, el rollo de papel higiénico, una toalla, los adornos de porcelana… Tenji trataba de adivinar con que objetos le aventaría Colin, quizás con todos, sería buena práctica para probar que tan bueno era esquivando. Sin más giro la perilla y empujo la puerta para que se abriera. Que sorpresa, ahí estaba su esclavo con solo una toalla atada en la cintura y una más en su cabeza cubriendo sus húmedos cabellos dorados.

- La desnudes te favorece. – le dijo con una sonrisa maliciosa en los labios, una forma muy estúpida de firmar su sentencia de muerte, igual ya lo había hecho entrando así sin permiso, pero que va, el no necesitaba el permiso de nadie para hacer lo que quisiera, mucho menos de un esclavo. – Aunque si no fueras tan delgado y pequeño me sentiría aunque sea un poco atraído hacia ti. – dijo mirando hacia otro extremo del cuarto de baño de forma desinteresada, casi decepcionado. Si que le gustaba tentar a la suerte, no había duda de ello.

De momento no entraba… Eso era bueno, quizá sabía lo que pasaría si entraba, bien, que vaya aprendiendo… Incluso una sonrisa burlona apareció en sus labios, todo estaría bien si aquel decidía no entrar, pero… No podía fiarse, ¡claro que no! ¿De ese, fiarse? ¡Já! Se reiría pero no estaba de humor para ello.
Tan solo permaneció sus manos en la blanca toalla de su cabeza, frotándose esta misma con suavidad, como si de un masaje se tratase, pero no deja de ser que de vez en cuando iba mirando en dirección a la puerta.

De nuevo aquellos murmullos hasta que cesaron.. ¿Se habrían ido? No… No estaba seguro… No podía fiarse.
Llegó a acercarse un poco más a la puerta, escuchando o intentando escuchar lo que había allí a fuera…
Sí, seguían allí, no había duda, es más, escuchó los ruidos de la puerta, ¿no osaría…. No osaría entrar de verdad? Gruñó para sí mismo para después retroceder mientras que mantenía el ceño fruncido, no, no quería que entrase, y como bien dijo antes… Miró a su alrededor, ¿Qué…? Sus pupilas azuladas iban de un lado a otro en busca de algo por que arrojar… Le daba igual quien era…

Retrocedió por una vez más, teniendo a su disposición, al lado derecho, un par de toallas, esperó a que aquel abriera la puerta, y poco tardó en hacerlo, observando quien llegaba a ser, cosa que apretó los dientes con fuerza, él, el rubiales… Frunció más el ceño hasta que no pudo más a la vez que su mano derecha se dirigió hacia las toallas, agarró una entre sus dedos, escuchando lo que el otro decía, haciendo que se llegara a enfadar más.
Chasqueó la lengua ligeramente para después lanzarle la toalla con todas sus fuerzas. -¡Quién te dijo de entrar!- Exclama observándole con furia y no dudó en lanzarle otra toalla, realmente le daba igual si llegaba a desordenar todo el baño de tal de echarle…

Es más, esos comentarios del otro… Hicieron que otra toalla volase en dirección al rubio. –¡Cállate!- Ordenó a la vez que retrocedía un paso más, realmente odiaba aquel tipo… Después de ello llegó a colocarse mejor la toalla de la cintura, ¿de qué iba diciendo esas estupideces? Es más… Aquel “pequeño y delgado” no le había gustado nada… Gruñó por lo bajo, sin llegar a deslizar su mirada de él, como si estuviera observando cualquier movimiento ajeno, es más, esperaba la reacción de aquellas toallas que habían volado hace nada.
Quería irse de allí… No podría soportar estar más rato en aquel lugar… Es más, nunca se había pensado que al final alguien llegaría a comprarle, eso era nuevo… Siempre ha tenido la esperanza de estar allí, en Hanori, sin embargo… Ahora, ahora estaba bajo techo de alguien insoportable, alguien que creía que realmente podría con él…

Toallas, eran bastante suaves y ligeras para él, esperaba que después de sus comentarios al pequeño rubio le saliera fuerza sobre humana y arrancara la tasa de baño para arrojársela encima, aunque se decepcionó un poco por su contraataque tan simple. Atrapo las 3 toallas sin ningún problema, abultándolas para que quedaran acomodadas bajo su brazo izquierdo. Suspiro cansadamente avanzando algunos pasos para acortar la distancia que el esclavo había puesto entre ellos 2.

- Colin. – dijo su nombre con un tono de voz que hasta ahora no había utilizado, un tono serio y amenazante. – Entiende esto… Yo no te tengo miedo, ni le temo a tus berrinches de mocoso malcriado. Soy tu amo y tu mi esclavo te guste o no. Y la verdad es que no me importa en lo mas mínimo si te gusta o te desagrada, no me interesa tu opinión. Si yo digo no, será no, si digo si, será sí y si digo salta tu saltaras. – antes de que el oji-azul pudiera reaccionar u objetar de alguna manera Tenji comenzó a arrojarle las toallas al rostro de regreso y con fuerza, una tras otra. Las toallas se enredaron en su cabeza y el rubio aprovecho para acercarse y tomarlo de la cintura, levantándolo como si fuera una maleta y cargándolo bajo el brazo empezó a caminar dirigiéndose a la puerta. Mientras el otro, obviamente nada pacifico ni contento con lo que el mayor había hecho el mayor pataleaba y hacia su berrinche.

- Joven Chikara. – el mayordomo se refirió a él algo apenado por el comportamiento de su jefe. Pues si Colin se portaba como mocoso berrinchudo lo que Tenji hacia no era del todo maduro, más bien como un monigote mostrando su fuerza.

- ¿Qué sucede? – dijo deteniéndose pues su mayordomo se había parado frente a él.

- Le informo que la ropa del joven Colin… - hizo una corta pausa mirando al esclavo. - …ya ha llegado y la han puesto en su habitación. Tenji sonrió maliciosamente como solo el savia hacerlo y le agradeció a su sirviente la información.

- Si te sigues moviendo así vas a hacer que la toalla de tu cintura se caiga. – le advirtió al menor sin intenciones de soltarle, no después de que le dieran esa información tan importante, ahora tenía con que jugar.

Llevó a Colin hasta la habitación que se le había asignado como suya, y lo soltó dejándolo en la cama. Y ahí estaban, montones de cajas apiladas en el suelo, un sirviente, algo sorprendido por la forma en que el mayor había entrado con el esclavo había comenzado a sacar la ropa de las cajas y ponerla en el armario, pero Tenji le ordeno que se marchara, que eso lo haría después. Una vez que el esclavo estuvo fuera comenzó a rebuscar entre las cajas hasta encontrar lo que buscaba, arrojo la ropa en la cama a un lado de Colin.

- Ponte eso. – ordeno. Lo que el rubio había elegido era un pantalón corto y ajustado color negro, una blusa lila que solo cubriría el pecho del menor dejando al descubierto su abdomen, manga larga con un agujero al final de cada manga para que el chico introdujera sus pulgares, el corte del cuello iba en los hombros, y la tela de la blusa era muy delgada. Había unas medias largas que combinaban con la blusa y como toque final una diadema con orejas de conejo del mismo color. Espero la objeción del esclavo que obviamente vendría.

Estaba claro que aquello de lanzar las toallas no iba a ser de gran ayuda, normal, no hacían precisamente “daño” para lograr sus objetivos… Sin embargo, pese a ello rebuscó con la mirada algo más, no sería lo único que lanzaría, ¡claro que no! Después de lo que le dijo….
Chasqueó la lengua ligeramente, por allí no había mucho de utilidad… Aun que… Se fijó en el pote de champú, claro, podría funcionar, un golpe bien dado con ello podría dejar aturdido a cualquiera…
Pero no pudo evitar retroceder un paso en cuando el otro se acercó más a él.

Pero se le quedó mirando al escuchar su nombre… ¡No y no! No quería que digiera su nombre, ¿cómo podía pronunciar su nombre un tipo igual? Apretó los dientes al mismo tiempo que mantenía el ceño fruncido, pero al escucharle se sorprendió, pero… ¿De qué iba? Eso ya se vería, estaba claro que no dejaría “dominar” ni ahora ni nunca.
Le daba igual como se pondría el otro, pero estaba bien claro, no se dejaría y eso estaba bien decidido, es más, poco duraría en aquel lugar…
En cuando el otro acabó abrió sus labios para contestarle, pero fue “agredido” por las mismas toallas que tiempo atrás le había arrojado.

Llevó sus dos manos a su rostro para poder quitarse los objetos de su rostro, cual le hacía imposible poder visualizar a la perfección, pero en cuando logró quitarse todas, incluso que tenía antes para secarse el cabello, notó como le elevaban como si nada. -¿Qué haces? ¡Suéltame ya!- Exclamó mientras que empezó a patalear al aire, llevando sus manos hacía el brazo contrario, intentando que le soltara de una vez, pero en cuando escuchó al mayordomo le miró fugazmente, si lo llega a saber… No habría dejado que el otro se marchara…
Observó al mayordomo como si este mismo le defiera la vida, para después seguir con lo suyo, quejándose y pataleando al aire.

A pesar de su advertencia hizo caso omiso de ello, aun que… Se lo pensó mejor y llevó su diestra, como podía, encima de la toalla para que no cayera, mientras que seguía quejándose por lo bajo, como si de un murmullo se tratase.
Pero en cuando le soltó, por fin, encima de la cama se quedó sentado allí, colocándose mejor la toalla de su cintura, quizá sería mejor salir ahora… Cosa que no tardó en dirigirse hacia el borde de la cama, haciendo que sus piernas colgaran sobre el extremo, pero en cuando el otro dijo que aquel mayordomo saliera se los quedó mirando.

Hasta que cierto traja apareció a un lado de él, se lo quedó mirando, abriendo sus parpados de la sorpresa, pero en cuando escuchó al otro le miró por el rabillo del ojo para después agarrar la vestimenta con fuerza, como si estuviera a punto de romperla a pedazos. -¡Póntelo tú!- Exclamó mientras que no dudaba en lanzarle primero la diadema con las orejas de conejo, estaba claro que no pensaba ponerse eso, y no tardó en lanzar el resto de la ropa hacia el rubio. -¡No pienso ponerme eso!- Dijo señalando la ropa con furia.
Realmente estaba loco si pensaba que se pondría eso…

Es que, solo más pensarlo se enfurecía solo, ¿cómo… Cómo osaba “comprarle” cosas de esas? Después de arrojarle aquello miró a su alrededor, ¿qué sería lo siguiente para arrojarle? Lo primero que estuviera cerca suyo…

Así como atrapo las toallas en el baño igualmente atrapo la ropa que además era mucho más ligera, lo único que le paso volando por encima de la cabeza fue la diadema con orejas de conejo, una suerte que el pequeño no tuviera tan buena puntería. Exactamente como pensaba, el chico jamás accedería a ponerse esa clase de ropa, solo había un pequeño problema, no había nada mas, todo lo que se le había comprado constaba de pantaloncillos apretados con tops y accesorios de ese tipo. Cuando entro y vio la ropa que el sirviente había alcanzado a colocar en el armario se dio cuenta, lo comprobó al rebuscar entre las cajas. Típica vestimenta de un esclavo. Pero su esclavo no era un “típico esclavo”. Ni siquiera a Tenji le gustaban esa clase de esclavos, demasiado simples para su gusto, aunque por supuesto no puedo evitar darse el lujo de molestar al oji-azul mostrándole una de las prendas.

- ¿Entonces andarás desnudo por la casa? Por mi no hay problema. – se encogió de hombros. -Nunca creí que fueras tan exhibicionista Colin. – lo ultimo lo dijo con sarcasmo fingiendo asombro y avanzando hasta la cama, aunque claro debió esquivar algunas cosas que el chico le arrojaba, almohadas y cojines, por suerte estaba en la cama y no en la cocina. Tocaron la puerta, desde fuera el sirviente le informo a Tenji que el médico había llegado, pero este no se detuvo y siguió avanzando para acorralar al chico en la cama, alcanzando a detener su mano que iba cargada con un nuevo “misil” de plumas. Sostenía su brazo con la mano sana y con la lastimada lo tomaba de la barbilla. El otro brazo del esclavo estaba libre, lo que le daba la libertad de manotear a Tenji, aunque al rubio no le molestaba demasiado. Acerco su rostro peligrosamente al del menor, aun sosteniendo su mandíbula, lo miro directamente, como si quisiera penetrarlo con sus ojos bicolor.

- ¿Piensas que yo fui el que escogió todas estas prendas? Jm, te equivocas. Te diré esto para que entiendas el puesto que tienes tú en esta sociedad. Yo no les pedí que te trajeran este tipo de ropa, lo único que tuvieron que hacer mis empleados ingenuamente fue pedir un guardarropa para el esclavo de su jefe. – se aparto de el soltándole la mandíbula y dirigiendo la mirada a donde estaban todas las cajas. - Esto fue lo que les dieron. Busca entre ellas si quieres, no encontraras nada diferente. – le dio la espalda para salir de la habitación y dirigirse a la sala donde ya lo esperaba el médico, al fin se le quitaría ese molesto dolor. – Si quieres que te compre algo diferente tendrás que pedírmelo tu mismo y que sea por favor. – dijo sin voltearse antes de salir y cerrar la puerta tras de él.

Efectivamente ahí estaba el médico esperándolo, un poco impaciente, era uno de los muchos a los que les molestaba la actitud despreocupada del rubio. Tenji lo saludo cortésmente tomando asiento a su lado. El médico no perdió tiempo y enseguida se levanto para poder examinarlo mejor.

- ¿Le duele si presiono aquí? – la queja suprimida del muchacho le dio la razón. – Intente doblarla de esta forma. – Tenji lo hico, pero aun sentía las punzadas lo cual se rebeló en su rostro con la meuca que hizo. – Bien entonces… - saco una inyección de gilocaina para que le calmara el dolor y bajara la infamación. Después la vendo de manera que los vendajes le pudieran proteger la mano. – Si bien no se rompió la mano caballero, debe tener más cuidado, procure no hacer esfuerzo con esa mano para que pueda sanar completamente. – le entrego 1 frasco de píldoras para el dolor y se despidió, Tenji le agradeció y firmo el cheque por la consulta. Después de eso el doctor fue dirigido a la salida por el mayordomo, en cuanto al rubio, el se quedo sentado en la sala revisando la receta médica y el diagnostico, solo por distracción.

Ante su pregunta chasqueó la lengua, estaba claro que no, pero tampoco se pondría esos… Trajes, ni loco… ¿Pero cómo podría pensar en que él se pondría algo igual? Oh, vamos, que tenga un poco del sentido común.
Giró su rostro para no verle mientras que mantenía el ceño completamente fruncido, pero ante sus seguidas palabras hicieron que le mirase de reojo, llegando a apretar su diestra contra las sabanas de la cama, aun así, en cuando vio que se le acercaba, con la izquierda agarró lo que tenía más cercano; la almohada.
Lanzándosela con todas sus fuerzas, pero no solo eso sino que algún que otro cojín, escuchó la puerta sonar, pero hizo caso omiso de ello, sin embargo, a medida que el otro iba avanzando iba retrocediendo para intentar que no llegue a acercarse lo suficiente.

Ya harto de ello agarró un par de plumas que sacaban los cojines a punto de tirárselo al otro, pero antes de hacer nada ya su muñeca fuera presa de la mano contraria, gruñó por lo bajo mientras que agachaba un poco la cabeza, antes de que este también le agarrara del mentón y le obligara a alzarlo.
Su otra mano… Ya hacía libre… Así que… Pero en cuando vio que se le acercaba no pudo evitar intentar retroceder su rostro, cosa que poco consiguió.
Su mano libre ya estaba preparada para poderle golpear, pero antes de ello escuchó lo que le decía, ¿qué no escogió el la ropa?

Igualmente… ¿¡Cómo podía decir algo igual!? En cuando le soltó dejó caer su brazo que antiguamente estaba aferrada, haciendo que las plumas que sostenía se deslizaran de sus dedos, hasta que finalmente se dejaban caer suavemente, con un pequeño “bailar” antes de tocar el suelo.
“El puesto que tenía en la sociedad…”
Apretó los dientes agachando un poco el rostro, haciendo que su cabello, aun suelto, le cubriera la mirada, ¡ya lo sabía! No era necesario que se lo recordara cada dos por tres… Eso le daba rabia… Es más, él mismo no decidió serlo…

Por una vez más escuchó las palabras de este, pero que las ignoró, estaba claro que no le pediría nada y ni por favor… Tan solo se quedó como estaba, hasta escuchar la puerta cerrarse, cosa que apretó sus manos lo máximo que podía a las sabanas, maldiciendo a aquel tipo que acababa de irse, llegando a encogerse sobre sí mismo, llegando a tocar la frente sobre las suaves sabanas del lugar.
Pero poco duró la posición, rápidamente alzó la cabeza y salió de la cama, dirigiéndose hacia las numerosas cajas que habían, tenía que haber algo… Algo que sea “normal”…
Desesperado rebuscó, tirando la ropa por el suelo e incluso volcando las cajas, haciendo un pequeño desastre en la habitación, pero que más le daba.
Aun así no encontraba nada, absolutamente nada…. Enfadado se levantó de donde estaba y golpeó una de las cajas de allí, como si esta tuviera la culpa de lo sucedido.
Observó a su alrededor, para después acercarse a la cama y agarrar la primera sabana que había, quitándola bruscamente de la cama para poder rodearse con ella el cuerpo, claro está, que sin quitarse la toalla de la cintura, cual ajustó mejor.

Antes se pondría esa sabana por alrededor del cuerpo que llevar algo semejante a eso, o decirle al otro que le comprara… Miró hacía la puerta, parpadeó para después sonreír de manera algo extraña, cosa que se acercó a este, conduciendo su mano derecha hacia el pomo mientras que la otra se sostenía las sabanas para que no cayeran.
Sin más la abrió, se había olvidado de cerrar la puerta… Ingenuo…. Sonrió más y no dudó en asomar la cabeza, observando su alrededor por si había alguien, después al comprobarlo salió, cerrando la puerta poco a poco.
Bien, ahora podría salir de allí, cosa que miró a sus lados para después avanzar sigilosamente hacía la derecha, a pasos acelerados pero sigilosos, no quería que le descubrieran…. Ahora tendría la oportunidad de irse…

Algo suave golpeo su pecho mientras caminaba por el corredor de regreso a su habitación, por instinto lo agarro con sus manos para evitar que callera. Miro hacia abajo para descubrir de qué se trataba, más bien de quien. Y ahí estaba Colin, envuelto en una sabana que sujetaba con sus pequeñas manos. Tenji lo había agarrado por los brazos casi a la altura de sus hombros debido a la estatura del menor comparada con la del rubio. El momento de silencio y confusión fue rápidamente profanado por las risas del rubio mayor. Al parecer la testarudez de su esclavo tomaba niveles mucho más grandes de los que el conocía o pudiera imaginarse, mientras él no podía parar de reír, entre mas miraba al menor mas cómica le parecía la situación. Finalmente logro contenerse, cerró los ojos aun con una sonrisa en el rostro, pero con un aire más bien comprensivo. El chico tenía coraje, eso podía reconocérselo.

- ¿Quién dijo que podías tomar las sabanas como ropa? – su tono de voz no era represivo, sino que mantenía su tranquilidad y un ligero toque de la risa que antes le había atacado. Eso mismo le dio una idea. Empujo a Colin hacia la pared más cercana, acorralándolo con las piernas separadas por las suyas. Hacía algún tiempo había aprendido que esta es la mejor manera de evitar que el otro aproveche y lo golpee en su “área más sensible”, y no precisamente podría llamársele a eso una lección agradable. En fin, alejando de su mente los recuerdos aquellos levanto un poco más una de sus piernas y con una sola mano, la mano buena por supuesto, detuvo las 2 muñecas del chico por encima de su cabeza, en contra de la pared de madera pulida. Acerco su cabeza, lo suficiente para pegar la frente con la del otro rubio, mirándolo directamente a los ojos no había escapatoria, esta vez debía mirarlo él también.

- Esta bien, me has hecho reír, y dios sabe cuánto lo he disfrutado, por eso seré bueno contigo y te comprare algo de ropa a tu gusto. – las cosas parecían favorecer al menor, pero Tenji no tenía intenciones de premiarlo por su terquedad, después de todo era lo que quería doblegar así que continuo. – Pero deber solo hacer una pequeña cosa para mi Colin. – guardo silencio unos segundos para poder observar la expresión del otro ante sus palabras. - Pídelo por favor. – continuo. – Es todo lo que debes hacer y sin ninguna objeción te comprare la ropa que más te guste, ni siquiera me importa que te vistas con un costal de patatas, te lo comprare si es lo que quieres, pero debes pedírmelo por favor. – en realidad disfrutaba pronunciar la frase: “Por favor”. Era tan sencillo, pero para Colin seguramente casi imposible. Sonrió agudamente mientras esperaba su dichoso “por favor”.

- ¿Qué sucede Colin, es demasiado difícil para ti? Son solo 2 palabras. Dilo. – desenfadadamente y para aumentar la tortura del otro, comenzó a deslizar su otra mano, la que se encontraba vendada, acariciando la rodilla del pequeño, deslizándola seguidamente por lo largo de su muslo sintiendo con sus nudillos la suavidad que tenia, puesto que los dedos eran lo único que el médico le había dejado libre de vendajes. – Dilo Colin, o tampoco te soltare. – si lo estaba disfrutando, no, no se detendría. La sabana se deslizó empujada por los movimientos de Tenji, dejando al descubierto la piel blanca del menor. Entre tanto el rubio deslizo la mano hacia arriba, aunque se encontró con la tela de la toalla, que nuevamente lo hizo reír. – Recuérdame también comprante algo de ropa interior. A, pero eso cuando me lo pidas por favor.

Seguía a pasos ligeros, mientras que iba mirando a su alrededor por si alguien se encontraba por allí, pero parecía que tenía suerte… Sonrió ampliamente ante ello, podía saborear el momento de gloria, ahora solo faltaba llegar hasta la salida, si la encontraba, y poder irse de allí, conseguir su propia libertad… Por fin podría irse bien lejos de aquel tipejo.
Su sonrisa se mantuvo en sus labios, hasta que cierto sujeto apareció y sin darle tiempo a nada se fijó de quien se trataba… El rubio….
Se le quedó mirando, ¿Por qué es él que siempre le fastidia en todos los sentidos? Apretó los dientes mientras que llegaba a erizarse, como si de un gato se tratara.

Al escuchar sus carcajadas se enfadó más, ¿de qué reía, qué le causaba tanta gracia, su aspecto, la razón que le impidió su libertad? Numerosas preguntas se pasaron por su mente en aquel preciso instante, a la vez que como era de esperar, se iba enfadando, incluso se removió bruscamente, para que le soltara, pero claro, no podía utilizar sus manos, ya que si no la sabana podría llegar a descender.
Aun así, ante su pregunta apretó los dientes, estaba claro que le iba a contestar, pero no muy agradable.
Aun así, en cuando menos se lo esperó se topó contra la pared, haciendo que sus piernas se quedaran “inmovilizadas” por el contrario.

No solo sus piernas, si no sus muñecas también, haciendo el ademán de intentar soltarse con brusquedad, pero en cuando el ajeno colocó su frente contra la de él se le quedó mirando con el ceño fruncido, a pesar de ello no se quedaba quieto, ya que se removía con algo de brusquedad sin par.
Pero ante sus palabras llegó a dejar de removerse un poco, escuchándole aun que parecía que no le interesaba mucho…
¿Un favor, qué favor? ¿Se pensaría que se favor se lo haría? Estaba equivocado… Cosa que entrecerró su mirar, mirándole en espera de que continuase.

Se quedó sorprendido ante el pedido ¿decirle por favor? ¡No, no se rebajaría así! ¿Decirle por favor? No, no lo haría, pero no dijo nada, tan solo chasqueó la lengua observándole don desdén, enfurecido más bien.
Pero en cuando sintió aquellos dedos pasar por sus piernas, seguidos del muslo se removió. ¡No quería que le tocara! Apretó los dientes con cierta fuerza mientras que se removía violentamente, pero en aquel acto hizo que la sabana que hacía a su alrededor se vaya cayendo.

Pero la sabana no tardó en caer ante los movimientos del otro, sintiendo aquella mano subir ligeramente, causándole un leve escalofrío que recorrió su espalda, pero a pesar de ello… Sonrió de manera maliciosa, aun, aquella frente del otro seguía apegada a la suya… Cosa que retiró un poco la cabeza y le golpeó con la misma.
De seguro que le había dejado algo adolorido, al igual que a él mismo, pero qué más daba, de seguro que le soltaría después de ello….

Ok, con Colin no se permitían las distracciones por más mínimas que fueran. Nueva lección aprendida después del golpe le diera con la cabeza y solo por distraerse un poco, casi nada, por dejar esa nimia distancia entre ellos dos. Pues bien, no solo por eso se le quitaría de encima, si era lo que él quería no se lo daría, no hasta que se lo ganara, no hasta que se lo pidiera por favor. Hasta entonces no le concedería nada, y si quería que lo dejara, si quería que se alejara y le diera su espacio pues entonces le quedaba un largo camino por recorrer, porque el rubio no le daría un solo consentimiento hasta que no hiciera lo que él quería.

Jadeo irritado, el golpe tampoco había sido muy fuerte pero igual tampoco había sido una caricia, el pequeño sabía bien como defenderse. La suerte era que Tenji tenía dura la cabeza. Sonrió al pensar en eso y se rio por lo bajo.

- Eres malo, malo niño. Y creo que haremos rico al doctor si sigues tratando de romperme algo, pero te digo que te romperás tú la cabeza antes de poder rompérmela a mí. Yo ya te lo he dicho, no te soltare hasta que me lo pidas por favor, esa será tu primera lección y está decidido. Y mientras te decides a hacerlo me entretendré un poco con tu cuerpo. – abarco la piel que pudo con la palma completa mientras la deslizaba nuevamente por la pierna del rubio, rosando el vendaje contra la misma. Desearía no haberlo tenido, le permitía sentir muy poco, pero bueno, Colin si sentía y eso era lo bueno de este juego, no, más bien el hecho de que no le gustaba. Introdujo la mano hasta poder palpar el glúteo suave de Colin. – Sabes, pensándolo bien no estás tan mal. Aunque te veas como un mocoso delgado. Pídemelo, solo dilo si quieres que te suelte. – al ver que no obtendría respuesta alguna descendió su boca hasta el cuello del rubio. Dio un toque ligero con su lengua, para después comenzar a chupar la piel y mordisquearla. No le sería difícil dejar una que otra marca en aquella piel tan delicada y blanca.

Era difícil saber si lo disfrutaba o no, realmente no creía que Colin le dejara seguir con esto, de una u otra forma esperaba que lo detuviera. Fue desde la clavícula hasta su manzana de Adán, haciéndolo levantar el rostro. Siguió su camino hasta tocar la barbilla del menor, se vio tentado en besarlo, ya que estaba ahí… pero recordó la mordida de la vez pasada y se lo pensó mejor. Ba, era increíble que se preocupara por eso. Pero sin duda en aquella ocasión había sido una victoria para el pequeño, la mordida le había dolido. Dio un lengüetazo a los labios del menor simplemente por no dejar que sus labios pasaran por alto, si no lo besaría al menos lo molestaría de esa forma.

- Tengo una duda Colin. – comenzó aunque manteniendo ahora sus distancia, quería evitar otro choque de cabezas. – ¿Quién te beso por primera vez? – pregunto con un tono inocente, como si los 2 estuvieran sentados platicando como amigos y no en esa posición tan hostil. Pero pronto su rostro cambio a uno más bien pervertido. – Se dice que los esclavos hacen cosas sucias entre ellos. ¿Y tú? – obviamente no espero respuesta, de hecho el menor no le dirigía la palabra más que para decirle cosas como: “Cállate”, “aléjate”, “no me pondré eso”… Tal vez ese era el motivo de que Tenji estuviera tan interesado en su nuevo juguete. Se estaba cansando de sus pataleos y de que se moviera tanto, así que subió aun mas su pierna de modo que pudiera alzarlo para que apenas tocara el suelo. – ¿Entonces no me hablaras? Bien, si sigues con esa actitud no me dejas más remedio. – la mano que descansaba en el glúteo del menor se abrió paso hasta llegar a tocar su entrada, rosándola con sus dedos peligrosamente. – Tú dime si me detengo, pero sabes a que me refiero y la forma en que quiero que me lo pidas.

Realmente le había dejado por completo aturdido semejante golpe, es más, la cabeza del otro estaba completamente dura, así que el que más daño recibió fue él, haciendo que cerrara sus parpados ante aquel dolor de cabeza. Sacudió un poco la misma para ver si conseguía que no le doliera tanto, pero ante ello se olvidó por completo del otro, cosa que intentó moverse, pero la sorpresa que se llevó es que ni si quiera había aflojado el agarre. Frunció de nuevo el ceño mientras que apretaba un poco los dientes, maldición… No sería fácil de soltarse… Pero a pesar de ello no se rendiría tan fácilmente.

Ante sus palabras se negó, no pediría por favor… Eso sí que no, pero ante lo último que dijo abrió sus parpados más de la cuenta ¿cómo que entretenerse con su cuerpo? Aquello hizo que se volviera a remover bruscamente en intento de buscar alguna salida que poco consiguió, sintiendo aquella mano vendaba por su pierna, haciendo que le entrase algún que otro escalofrío que recorriera su espalda.
Pero ante aquel agarre en sus glúteos hizo que se sobresaltara, pero a la vez dejando escapar un pequeño suspiro.
¿Cómo se atrevía a tocarle de esa manera…? Eso estaba claro que no quedaría allí.

Gruñó por lo bajo para después sentir como los labios contrarios vagan por su cuello, sintiendo aquellos chupetones al mismo tiempo que pequeños mordiscos por este mismo, haciendo que su propio cuerpo se enterneciera por completo, deseando que le soltara de una vez.
Entrecerró sus parpados sigilosamente ante ello, pero removiéndose sin cesar intentando que no llegara a hacer un contacto mayor, intentando que su cabeza vaya para el lado contrario en que se encontraba.
Fue notando como los labios ajenos iban su viendo, hasta que los mismos sintió el aliento de este sobre los suyos…

¿De nuevo intentaba besarle? Ingenuo… Realizaría lo mismo que la última vez, cosa que formuló una pequeña sonrisa burlona sobre sus labios, en espera de ello, pero nada, el otro no hizo nada, aquello le decepcionó, pero sintió aquella lengua pasar por sus labios, haciendo que cerrara sus parpados con algo de fuerza para después abrirlos, visualizando al culpable de todo aquello.
Pero al escucharle se le quedó mirando aun con el ceño fruncido por completo, ¿no duda, qué duda sería? Se quedó callado en espera de ello, pero no deja de ser que se removía para quitárselo de allí.
Aun así, sorprendido por su pregunta chasqueó la lengua ligeramente, ¿de qué iba preguntando esas cosas?

Era realmente alguien despreciable, sin embargo, sintió como el otro llegaba a alzarlo un poco más, haciendo que sus pies colgaran un poco, llegando a rozar el suelo.
No dijo nada, estaba claro que no le contestaría, así que ya podría el otro estar esperando allí que no dirá nada..
Solo deslizó su mirada hacia otro lado, como si le estuviera ignorando, pero poco duró en cuando aquel dedo iba por sus glúteos y se introducía hasta llegar a su entrada, haciendo que aquel simple roce de este soltara un pequeño gemido que se le escapó.

Apretó los dientas para después removerse bruscamente. -¡Suéltame!- Exclama o más bien gritó mientras que se movía pero con cierta dificultad por aquel alzar de antes, cerró sus parpados con fuerza mientras que movía un poco sus muñecas, intentando soltarse de él.

No era extraño que Colin se resistiera a cualquier movimiento de parte del mayor sobre su cuerpo, cada contacto lo hacía removerse con desespero. Era obvio que no le agradaba para nada la situación, aunque para el rubio de ojos azul y gris esto era una lección, o al menos en eso se escudaba para no decir que lo hacía por mero aburrimiento. Tonterías el no tenia porque dar ninguna excusa, el pequeño era suyo.

Y aun el rubio se hacia el fuerte intentando ignorarlo. En una situación así Tenji era imposible de ignorar, no mientras estuviera vagando con su lengua y sus dedos en el cuerpo del menor. Colin tenia la piel suave, demasiado delicada y lo pudo comprobar al ver como sus chupetes y mordiscos se habían marcado en su piel con un dulce tono rosado. Jugaría un poco mas con el…

Detuvo el rose de sus dedos al escuchar el grito del otro. Sin duda aquel contacto intimo lo había exaltado mucho mas, Tenji debió apretar el agarre de sus muñecas o de lo contrario se le escaparía. Acerco su boca al oído de Colin, obviamente con las peores intenciones de humillarlo.

- Ese gemido estuvo bien, quisiera escuchar más. Ahora. – lo ultimo lo pronuncio como una orden y comenzó a mover su dedo acariciando la entrada del menor con movimientos circulares. El se veía frio, como siempre calculador, parecía no importarle lo que hacía, como si no se lo tomara en serio, simplemente lo hacía, sin mostrar excitación o algún deleite. Su satisfacción era interna, pero no por el contacto con el chico, sino por su dominio sobre la situación, inclusive su rebelde esclavo no podía escapar de su control. Pudiera llegar a parecer una obsesión enfermiza, pero más que nada era una costumbre muy arraigada. Desde pequeño siempre había sido así, era el consejo de su padre, hombre que en verdad estaba enfermo por el poder: “Mantén todo bajo tu control Tenji. Así obtendrás todo lo que quieras.” La primera vez que el pequeño tubo el control, se sintió bien y por supuesto su padre fomento esa emoción. Por ello ahora lo único que le interesaba era lo que no pudiera controlar. Todos los deportes extremos que practicaba y la forma en que constantemente ponía su vida en peligro tenía sentido bajo esta ley suya de vida.

- ¿No es estúpido ser violado solo por 2 palabras? – su voz fue profunda y tranquila, para él no había problema, en realidad estaba bastante feliz con la tortura que le infringía a su esclavo. El único que perdía era Colin, Tenji tendría la ventaja pasara lo que pasara y por supuesto no se detuvo en decirlo en voz alta. Sus dedos comenzaron a hacer presión en la entrada del menor. – ¿Deseas que suceda? Nada me priva de hacerlo. Y si tu callas lo hare. – todo esto lo susurraba en su oído mientras aplicaba presión en la entrada del rubio. Sonrió por lo bajo con un siseo, después se alejo de su cuello y con los dientes estiro la sabana para descubrir parte del pecho del esclavo. Con sus labios rodeo la aureola del pezón y comenzó a succionar. Hacia círculos con su lengua alrededor, acariciando la punta.

Seguiría así hasta que se cansara o hasta que Colin dijera esas 2 palabras que se negaba a pronunciar. ¿Cansarse Tenji? Eso no sucedería. Entonces a Colin le esperaba una muy desagradable lección después de todo. Casi sentía pena por el… no, en realidad no lo hacía, disfrutaba doblegarlo.

Odio… Una simple palabra que lo definía todo. Odiaba a ese hombre… ¿Cómo es posible que le estuviera haciendo algo igual, a él? No sabe con quién se está metiendo… Pero realmente no le conocía del todo así que más le vale que le deje de hacer esas cosas.
Apretó los dientes, pero se “tranquilizó” un tanto al no notar esos dedos sobre su entrada, costándole recuperar el aliento por algo tan insignificante, pero que para él había sido algo impactante…
Estaba claro que no quedaría así… Frunció el ceño más no poder, sin embargo intentó apartarse en cuando el otro se le acercó al oído.

Abrió sus parpados de la sorpresa que se llevó al escucharle, ¿cómo que quería escuchar más? Es más… ¡No quería! No le causaría tal “placer” al otro, así que no.
Giró la cabeza hacía otro lado, como si no quisiera escucharle, pero no tardó en volver a sentir aquellos dedos vagar por su entrada, sintiendo aquellos roces que hacía que más de un escalofrío surcara por su espalda y acabara en forma de suspiro.
Apretó sus parpados, tensando por completo su cuerpo mientras que seguía con el intento de liberarse, moviendo sus manos un tanto, pero le era algo imposible.

Gruñó, maldito sea aquel tipo… Espera… ¿Quién dijo de violar, se pensaría que…? ¡Eso si que no! Frunció más el ceño incluso arrugando la nariz. –¡Eres….!- Pero se calló de una sentada en cuando notó que los dedos del otro empezaron hacer presión, llegando a bajar un poco la cabeza ante tal presión, más aquel susurrar del otro…
Le estaba poniendo nervioso, ¿qué podía hacer…? Estaba claro que su orgullo le impedía poder decir esas palabras, aparte que en verdad no se las diría, no le diría a un ser como ese o mejor dicho, no sé las merecía, alguien como él no se merecía que le digiera eso, no como le había tratado….

Se quejó sin evitarlo una vez que el otro empezó a atender uno de sus pezones, encogiéndose sobre sí mismo mientras que mantenía sus parpados cerrados con cierta fuerza. –¡Para!- Le gritó de nuevo, casi en desesperación en su voz, mordiéndose el labio inferior para no soltar ciertos sonidos y no complacer al otro…
Se removía bruscamente, intentando soltarse, pero entonces se le ocurrió una idea… -¡E-está bien, lo diré!- Mencionó, ahora esperaría a que el otro se detuviera de hacer lo que estaba haciendo, mientras se iba retorciendo un tanto, intentando ahogar aquellos quejidos que intentaban salir a la luz.

Ahora solo esperaba a que su supuesto plan funcionara… ¿Por qué no? Bueno… Antiguamente sus planes… Desde que el otro apareció ninguno de sus planes había funcionado, y eso le daba rabia… Mucha… Aun que... Puede que en este caso funcione, pero el otro tendría que prestarle atención… Es decir, dejar de hacer lo que estaba haciendo… Sería un riesgo, pero al menos lo probaría…

Su sabor era suave, al igual que su cuerpo. Era muy notorio como el rubio se forzaba a retener los gemidos, en especial cuando se le llegaban a escapar uno que otro suspiro. Seguía removiéndose rebeldemente, intentando escapar, pero ya se había comprobado que sus intentos eran en vano; Tenji era más grande, mas fuerte y no tenía intenciones de dejarle ir, su delgado cuerpo no tenia las fuerzas suficientes como para soltarse el mismo.

Lo escucho gritar, pero no eran las palabras correctas, al menos no lo que el rubio quería escuchar. Sin siquiera detener siguió con su labor en el tierno pezón de Colin, por más que le gritara no conseguiría nada, no si no pronunciaba un “por favor”. Aunque fuera bajo, esas palabras serian lo único que le detendrían. Pero el oji-azul dijo algo que anunciaba la pronta victoria del joven empresario. Tenji separo su boca del Rosado y endurecido pezón del rubio, provocando que un hilillo de saliva corto se formara. Dio un último lametón, sonriendo con malicia, se sentía el vencedor. Aunque con un chico como el “suyo” no se podía cantar victoria tan rápido, además no era muy propio de él tomar el premio antes de ganar.

- No lo estoy escuchando Colin… - aparto su mano de la entrada del menor, rosando sus piernas para evitar perder la tención tan bien lograda. No dejaría de tocarlo y acariciarlo hasta que dijera lo debido. Levanto su rostro del pecho del chico y nuevamente se posiciono tan cercano a su rostro que sus frentes se tocaron de nuevo. La expresión en su rostro era desinteresada y con su mirada le transmitía un: “Estoy esperando”. – Aun no te he escuchado decirlo Colin, lo que significa que puedo seguir jugando contigo. – mientras hablaba su mano se había deslizado desde el estomago del esclavo hasta su pecho desnudo, extendiendo la mano para frotarlo, sus dedos índice y medio habían capturado el mismo pezón antes torturado y comenzaban a jugar con él.

- Sigues tardando, eso me hace pensar que te gusta lo que hago. – ladeo su rostro como si fuera a besarle, provocando el rose de sus labios, por supuesto no lo hizo, no se arriesgaría ahora que estaba tan cerca de obtener lo que quería, pero se dio el lujo de torturar un poco al esclavo con la idea de que podría hacerlo, una simple amenaza sin fundamentos. Entre tanto sus manos pellizcaban y jaloneaban el rosado botón, que ahora tenía un tono más subido pues los maltratos del mayor lo habían irritado.

Lo tenía todo fríamente calculado, las muñecas del oji-azul estaban bien sostenidas por sus manos, su cabeza apoyada en la pared acosada por la suya, sus pies apenas alcanzaban a tocar el suelo, no había forma de que hiciera algo, sin embargo, dentro de Tenji él mismo esperaba estar equivocado, ahora con su mirada repetía: “Sorpréndeme Colin, sorpréndeme, no me hagas perder el interés en ti también.” Era más bien un desafío, tanto para el chico como para él. Se preguntaba si podría superar lo hasta ahora logrado, tanta violencia de su parte, quizás ya se estaba volviendo masoquista… como sea, no importaba, ahora solo esperaba sus tan ansiadas y a la vez rechazadas palabras. Era extraño, no savia si quería oírlas o no, sería interesante ver que sucedía y cuál sería el desenlace de su pequeña batalla.

Dejó escapar otro pequeño suspiro en cuando al último lametazo en su pezón, haciendo que su cuerpo se estremezca por completo, pero de igual manera no bajará la guardia… Tenía que funcionar… Su plan tendría que funcionar, si no… Se habría quedado sin ideas…
Pero por lo visto funcionaba, su plan funcionaba, el otro dejó de hacer lo que estaba haciendo y justamente alzó la cabeza, tal y como él quería…. Estupendo… Cierto que su cabeza estaba un tanto presionada contra la pared, podría moverla, ¿quién dijo que no?
Hubiera sonreído por el cierto tacto de la mano del otro encima de su pezón hizo que hiciera cierta mueca.

Se quejó sin evitarlo, no quería que le tocara… Gruñó de nuevo, como si de un perro se tratara, gruñendo a las personas que no le gusta, y siendo “mimoso” para las que sí, pero en este caso es un perro que no le gusta la gente, o mejor dicho un pequeño lobo solitario.
Ante esos tratos en la parte sensible de su pecho le hacía casi imposible realizar lo que quería, pero tenía que hacerlo y ya, si no la oportunidad se irá y no podrá hacerlo….
Pero ante el roce de labios enseñó los dientes, como si le estuviera advirtiendo con cierta amenaza.

En cuando el otro se separó de sus labios pensó que ya era la oportunidad que esperaba. Miró a su alrededor, bien nadie…. Presionó por sí solo su cabeza más de la cuenta contra la pared, teniendo cierta distancia entre ambas frentes, era poca la distancia que había pero suficiente, suficiente para realizar el acto que iba hacer, quizá sea un poco “vestía” pero era al menos para “ganar” la batalla.
Así que rápidamente, sin darle tiempo a que el otro reaccionara le golpeo la cabeza lo fuerte que le permitía estando de esa postura, pero no solo una vez si no más de una seguida.

Dándole cabezazos por doquier, hasta tal punto que pensó que se iba a partir el cráneo, pero poco importó, antes se había hecho daño, pero ahora de seguro que también el otro se estaría haciendo daño por los incontables golpes de cabeza.
Es más, ante tal presión que hacía ante los cabezazos la cabeza contraria perecía ser que iba retrocediendo, dándole más espacio para aumentar los golpes.
Aun que empezaba a cansarse, o más bien el dolor recorría todo su ser, haciendo que los golpes fueran siendo más débiles hasta finalizar por completo.

Sí, se cansó, ahora de seguro que no podría pensar de aquí algo de tiempo, la cabeza le daba vueltas, mientras que la agachaba, intentando que el otro no le viera.
Mantuvo sus parpados entrecerrados, adolorido casi por cerrarlos del todo, por dejarse vencer pero no, no lo haría, cosa que alzó de nuevo la cabeza a mirarle, para poder contemplar la expresión que el otro tendría ante semejantes golpes… Eso no se lo perdería por nada del mundo….

El rubio continuaba negándose, los gestos en su rostro eran algo por lo que Tenji pagaría para ver. Estaba jugando con una fiera, una bestia peligrosa que no quería ser domada, quien solo esperaba la oportunidad perfecta para morderle la mano, destrozarla y salir huyendo lejos de él, si se podía creo que Colin preferiría no solo destrozarle la mano si no hacerlo pedacitos por completo.

El mayor sintió como el otro se apartaba, al principio lo vio como un intento de alejarse de él, algo natural después de todo no era para nada de su agrado, pero cuando se percato de que venía de regreso entendió su verdadero fin, solo que ya era demasiado tarde parta hacer algo, no lo soltaría, podría resistir un golpe más, no era nada.

No savia si estaba molesto o le agradaba ver que Colin no se entregaría tan fácil, seguía siendo un reto, y ahora le interesaba más que antes. El primer golpe lo había avisado, permaneció con su posición pensando que podría volver a contenerlo, pero el chico continuo embistiéndolo como si de un animal se tratara, casi era gracioso pensar en él como un toro enfurecido. Lo seguía golpeando, no paraba, Tenji comenzaba a marearse con tanto golpe de cabeza pero no soltaba a Colin, no podía, no debía hacerlo, era en lo único que pensaba, lo único en lo que su mente estaba fija.

Los golpes se detuvieron, entonces pudo sentir algo caliente que descendía desde su frente manchando su mirada. Estaba mareado, y la forma como aquella sustancia roja tenía su visión no ayudaba mucho. Lu único que pudo distinguir claramente fueron los azulados ojos del menor, lo estaba mirando directamente, quizás querría saber qué efecto había tenido su ataque, que tanto daño había logrado hacerle al despreciable rubio. Bien, pues podía estar contento, a Tenji le dolía la cabeza como nunca, y había conseguido hacerlo sangrar. Si bien la cabeza una de la partes de cuerpo que mas sangra, el daño podía verse mucho peor de lo que en realidad era.

Deslizo con pesadez la mano que mantenía atrapadas las muñecas del esclavo, hasta apoyarla sobre la pared, más o menos a la altura de los hombros del menor, por consiguiente dejándolo libre. Pero no por completo, Tenji se apoyaba con ambas manos a los lados, encerrándolo aunque fuera un acto reflejo más que nada. Había apoyado su cabeza en el pecho de Colin, con los ojos entrecerrados mirando a la nada, su respiración estaba algo más acelerada, solo una mueca, una pequeña sonrisa se asomo en sus labios antes de sujetas al menor por los hombros y hacerlo caer junto con el hacia adelante.

Colin quedo sobre Tenji quien estaba muy aturdido, se sentía mareado y no había podido mantener el equilibrio por mucho tiempo. Sin embargo se había llevado al rubio consigo. Aun aturdido lo volteo con brusquedad haciendo que cambiaran de posición. No tenía tiempo de ser amable, de hecho no quería serlo, le dolía mucho la cabeza. Quedo a cuatro patas arriba del menor, mirándolo directamente a la cara.

- ¿Eres un estúpido lo savias? – sí que lo era, un estúpido con agallas. ¿Qué ganaba con eso? Dejarlo aturdidos a los 2, así no podría escapar. Aunque Tenji por supuesto lo dijo porque estaba molesto y no tenía la conciencia suficiente como para pensar en algo más inteligente o revelador. Después de esas “inspiradoras” palabras perdió la conciencia y se dejo caer encima de Colin.

Un pequeño hilo de sangre recorrió su frente, deslizándose lentamente por su el medio de los ojos, abriéndose camino por el rostro, si se había hecho daño, y nunca mejor dicho, era la primera vez que recurría a una violencia tan alta… Pero se lo merecía, le había advertido aquella vez… un… “¡Te arrepentirás de esto!” Y ahora, había cumplido… Lo malo es que se sentía cansado, con ganas de cerrar los parpados, no lo haría, querría ver al otro, y aprovechar para huir a la mínima que podía, aun que con ese dolor punzante se le hacía difícil poder irse corriendo de allí…
No pudo evitar cerrar los parpados con fuerza ante el dolor punzante que recorrió toda su cabeza, haciendo que incluso se quejara.

Pero al abrirlos miró al otro, al parecer había conseguido hacerle daño, ¡pero no era suficiente! Quería que le soltara… Pero al fin sus deseos se vieron concedidos, sus muñecas fueron liberadas, cosa que sonrió por lo bajo con cierta malicia, pero con cierto toque de cansancio y dolor. ¿Se arrepentiría por los golpes dados? Puede… Ya que a él mismo le afectó pero en cierta parte se alegraba por que funcionó.
Ahora aprovecharía, aun que… Su cuerpo no reaccionaba como quería, es como si no se moviera ante sus deseos, ¿se quedó paralizado? Puede… Ya que es peligroso golpear en la cabeza, puede traer ciertos problemas, pero no había pensado en ello, solo actuaba de manera inconsciente, sin saber lo que está bien o mal.

Demasiado tarde, el mayor ya le había cerrado el paso, ni si quiera pudo quejarse de ello, solo que se dejó caer en cuando el otro le arrastró con él, dejándose caer encima del otro, pero que claro está que se apoyó en el suelo con las manos ya temblorosas, mirándole desde arriba y dedicándole una sonrisa ganadora, triunfante por que le había ganado en este asalto y quizá gane más veces…
Pero poco duró de esa posición ya que en un momento se encontró debajo del otro, haciendo que la sangra propia recorriera su rostro pero en este caso por los lados, dejándole un camino carmesí.
No solo eso, si no que al escucharle no tuvo ni fuerzas para decirle nada, ni sonreír orgullosamente.

“Estúpido…” Esa palabra resonó por su débil cabeza, por su mente que estaba a punto de desvanecer, pero antes lo hizo el otro… Notó como el peso del otro se apoyaba en su cuerpo, se removió como podía hasta salir de debajo de este, gateó como pudo hasta llegar a la sabana volviéndose a rodear, pero en esta caso torpemente, miró al otro que ya hacía en el suelo.
Mantenía sus parpados entrecerrados, resistiendo para no caer como el otro, que débil que era…
Se levantó de donde estaba, dispuesto a largarse de allí y dejar al otro, y así hizo, se fue ayudando de la pared, de vez en cuando casi cayendo, peor miró hacia atrás, observando al otro inconsciente en el suelo.

Frunció el entrecejo un poco, pero aquello lo único que consiguió fue causarle un punzante dolor en la cabeza, mientras que esta seguía sangrando poco a poco.
Llegó hacia donde estaba el supuesto mayordomo fiel de Tenji, apoyándose en la pared como podía. -… Tu… Señor… Esta… Inconsciente… Allí…- Le indicó al mayordomo donde se situaba el supuesto señor o amo del mayordomo.
El mayordomo alarmado por semejante visualización llamó a otros sirvientes mientras que él iba hacia su joven amo.

En cuando aquel mayordomo le dejó sonrió apenas incrédulo. –Sí... Estúpido…- Dicho esto se dejó caer en silencio, rindiéndose por completo ante el dolor punzante de la cabeza, desmayándose en plena sala con la sabana alrededor de su cuerpo.

En lo profundo de mis sueños:
Todo esta tan oscuro… pero siempre es así, en mis sueños siempre hay sombras y oscuridad. La luz de vez en cuando llega como si se tratara de neblina. Nunca es clara, nunca me muestra lo que hay a mi alrededor. Pero yo sé lo que hay en ese lugar… escucho sus voces, escucho sus risas. Ellos dudan de mí, ellos critican mi forma de ser pero es lo que me da fuerza, lo que alimenta mi ego. Finalmente sus risas y murmullos desaparecen… pero es entonces que regresa su voz, la más fuerte y estruendosa de todas. No lo tolero, deseo que se largue, que deje de molestar, es como una abeja zumbando en mis tímpanos. Es algo de hace tiempo, ahora mi voz es más fuerte y termino alejando la suya. Solo para encontrarme con otro sonido, un sonido armónico, lleno de vitalidad y pureza. Las risas, las risas inocentes de… mi hermano. Es el único sonido puro entre tanta oscuridad, pero para mí son aguijones directo al corazón, mi conciencia me tortura al recordar su rostro. Yo lo fuerzo a alejarse, como siempre escucho su llanto, su vocecita repitiendo mi nombre porque quiere estar conmigo, ¿Por qué? Es un tonto nada mas…

El rubio se levanto de de golpe de la cama, se sintió algo mareado pero enseguida se ubico. Estaba en su cuarto y tenía un parche en su frente, de seguro por el golpe. No savia lo que había pasado después de perder el conocimiento. ¿Estaría su esclavo libre? No… muy poco probable, sobre todo después de golpearse tanto la cabeza. En ese momento la puerta se abrió y el mayordomo entro.

- Sr. Chikara, está despierto, durmió toda la noche. Se ve muy bien. – el mayordomo dudo un instante pero después hizo la pregunta. – ¿Si me permite comentarle algo? – Tenji solo asintió asiendo un ademan con la mano para que continuara. – Me pregunto joven amo, ¿Cuándo dejara de comprar cosas que lo lastimen? La motocicleta, la moto acuática, el equipo de escalar, los guates de box… - el mayordomo comenzó a hacer una larga lista recordando todas las compras peligrosas de su amo.

- Charles, ya entendí lo que quieres decir. – interrumpió al anciano. – Ahora querrías gastar tu saliva diciéndome…

- El joven Colin está en su cuarto aun inconsciente, al menos lo estaba la última vez que lo vi. – ahora fue el hombre quien interrumpió al rubio. – Después de que se desmallara en medio de la sala y lo encontráramos inconsciente a usted en el pasillo, llamamos inmediatamente al médico. El problema no fue grave, una contusión leve según entendí del doctor, pero no estaba muy contento de tener que devolverse justo después de haber llegado al hospital.

- Si le diste el cheque de seguro le cambio el genio. – el rubio no estaba de muy buen humor y Charles savia cuando retirarse. Así que hizo una reverencia y se disculpo excusándose de tener mucho que hacer en la casa. Tenji se levanto entonces de la cama, se puso apenas unos pantalones y salió. No tuvo que dar más que unos pasos fuera de su cuarto para llegar a la habitación del esclavo.

- Colin. – su voz sonó fuerte y autoritaria. - Mas tarde iremos de compras así que por ahora ponte lo que encuentres, no me importa. – le dijo al chico desde la puerta, no le interesaba si le había escuchado o no. Después salió cerrando con llave.

Al final, una oportunidad única… Una oportunidad que tuvo para ser libre la desperdició, algo que cuando recobrara el conocimiento se arrepentiría, se arrepentiría por completo, mira que… Después de lo que el otro le hizo ir avisar al mayordomo… Por esa razón era un estúpido, sí que lo era y no lo negaría.
Se movió un poco de donde estaba, un lugar cálido, suave y blandito, mucho mejor de donde antiguamente estaba…
¿Un seño? No, el no solía soñar, el paisaje siempre y seguirá siendo el mismo, un oscuro lugar, el al medio, rodeado de eterna oscuridad, esperando allí al medio, como si estuviera esperando algo, algo que nunca llegaría a pasar, una espera inútil….

Pero ciertos murmullos hizo que empezara abrir los parpados poco a poco, ¿qué pasaba ahora?... Abrió un poco sus parpados, cerrándolos cansadamente para después volverlos abrir, manteniéndolos entrecerrados, sintiendo un pequeño dolor de cabeza ante movimiento brusco que hizo.
Curvó los labios ante ello, elevando su diestra hacía su cabeza, rozando por encima la venda que le rodeaba esta misma, rozándola con la yema de los dedos, recordando ahora lo sucedido anterior.
Al final se había desmayado… Idiota…

Se dio la vuelta, quedando de perfil, o mejor dicho, quedando de espaldas a la puerta de salida, cubriéndose con las sabanas casi el rostro entero, manteniéndolo por un poco más del hombro.
Cerró de nuevo sus parpados, dispuesto a dormirse otra vez, pero al escuchar la voz conocida hizo que se encogiera por completo, ¿aun seguía allí, por qué no le dejaba si sabía que con él pasarían cosas de estas?
Gruñó por lo bajo, sin contestar al otro en ningún momento.

No, no quería… Es más, ¿Qué demonios se pondría? … Frunció el entrecejo mientras que se ocultaba entre las sabanas blancas, no saldría de allí, y menos con ese, pero se fijó en un pequeño detalle… Ahora se encontraba con ropa interior… Eso significa, que los otros le habían puesto la ropa…
Aquello hizo que volviera a gruñir por lo bajo, ¿cómo se atrevían hacerle eso…? Bueno, ahora no estaba para discutir de nuevo.
Resopló pesadamente, quería dormir más, es más, ¿de compras, por qué no se lo hacen sus sirvientes y ya?

Suspiró y acabó por quitarse las sabanas de encima, miró a su alrededor, observando que ya la “ropa” de antes estaba ya en su sitio, estaba claro que no se pondría eso… Pero… Puede que si hace una mezcla de cada ropa diferente pueda crear algo de ropa decente…
Ante su idea se levantó de la cama con cuidado, dirigiéndose hacia el armario, observando las distintas clases de “ropas horteras” que había.
Parpadeó desconcertado por tal cosa, para después fruncir de nuevo el entrecejo. Fue pasando la ropa una y otra vez, no encontraba nada… Todo era “extraño” y estaba claro que no se pondría algo semejante.

Infló sus mejillas infantilmente al no encontrar lo que quería, hasta que se percató de cierto pantalón “normal” de un color azulado.
Lo cogió y se lo quedó mirando, pero después se dio cuenta de que poseía una cola de gato, se le quedó mirando para después tirarlo al suelo y volver a la cama, en donde se tumbó y volvió a cubrirse con las sabanas, estaba decidido no se irá de allí con esas ropas….

Se miro en el espejo del baño, no tenía muy buena pinta. Supuso que después de haber estado inconsciente y de recibir tanto golpe era algo normal. Con la mano izquierda se levando el cabello apartándolo de su frente. El parche que tenia era enorme, aunque su cabello lo podía cubrir. Comenzó a levantarlo por una de las esquinas, descubriendo la pequeña herida en su frente. Le dolía un poco pero más porque estaba amoratado alrededor. Arrojo la venda en el cesto de la basura y se acerco a la tina para cerrar la llave de agua caliente. Una de sus manos se sumergió hasta el fondo y en la otra apoyó su cabeza en el borde de la tina. No se sentía bien, el dolor físico no importaba mucho, pero nuevamente había soñado con su hermano. Eso era lo único que podía dejarlo intranquilo.

Introdujo un pie en la tina, luego el otro y terminó recostándose en ella. Aun en esa posición el agua tibia le llegaba hasta el pecho, así que para mojarse por completo tomo la regadera de su lugar y abrió un poco la llave. El agua se derramo sobre su cabeza. Por unos momentos se quedo inmóvil en tanto el líquido cristalino rodaba por su rostro hasta llegar a los hombros desnudos y recorrerle el pecho. Era una sensación agradable. Le quedaba un largo día por recorrer, por supuesto su lucha con Colin seguiría, el pequeño se había pasado con lo que hizo, así que para él tampoco lo haría fácil. Además el campo de batalla sería diferente esta vez, ya no estarían en su casa o en la celda de Hanori donde Colin tenía desventaja. Irían a la ciudad. Igualmente el esclavo tenia desventaja en ese lugar por ser esclavo, pero podía escapar entonces Tenji tendría que hacer uso de otros métodos…

El rubio estuvo en el baño unos 15 minutos, no había prisa. Salió vistiéndose con una camisa azul claro, fresca de manga corta con algunos botones abiertos. Un pantalón de mezclilla, azul marino, algo casual. Debió ponerse un nuevo parche sobre su herida para que esta no se infectara. Ahora solo debía ir por su salvaje “mascota”. Ordeno a Charles que preparara el coche para salir y el mismo mayordomo aviso a los guaruras. A Tenji no le gustaba andar siendo perseguido por monigotes aunque de vez en cuando Charles los mandaba con él, ahora estaba preocupado por lo sucedido así que no le extraño que en esta ocasión los enviara.

Entro en la habitación del menor, solo para encontrárselo enroscado en la cama aun sin vestirse. Ladeo la cabeza con una expresión poco amistosa en ella. Enseguida tomo las sabanas de la cama y tiro de ellas para descubrir al pequeño rubio.

- Te dije que te cambiaras. – con un tono de voz más elevado de lo normal, aunque sin llegar a ser un grito. – No tengo tiempo para esto, si no lo haces por las buenas entonces será por las malas. – Tenji salió apenas unos segundos de la habitación, pero venía acompañado de 2 enormes hombres con la masa muscular realmente desarrollada. El rubio mayor les dio la orden y esto en instantes atraparon al menor entre tanto el joven empresario escogía algo de ropa para él. – vístanlo con esto. - Dijo entregando un diminuto short negro muy ajustado al cuerpo y una blusa azul suelta pero con un gran escote en la espalda. Los guaruras no perdieron tiempo y obedecieron a su amo, pese a los pataleos y la resistencia del esclavo. Finalmente le pusieron un collar con una cadena en el otro extremo y unas esposas solo en las manos. – Te queda bien. – dijo arrogantemente el rubio y tiro de la cadena para sacarlo de la habitación.