De compras y un poco de humillación (Colin)

La patada de Colin no le hizo la mas mínima gracia a Tenji, probablemente se lo merecía por su actitud de patán, pero de cualquier forma las cosas no se quedarían así. Prácticamente le salto encima al esclavo tirando de sus piernas abriéndoselas para que quedara recostado en el asiento trasero con el rubio mayor encima de él, en una posición poco agradable para el menor, apoyándole todo el peso de su cuerpo. Ya se estaba acostumbrando a tener que acosar al menor de esta manera para que se quedara quieto. Apoyó su codo a un lado de la cabeza del esclavo sosteniéndose con la mano su cabeza, se quedo mirando al otro.

- Tranquilo cachorro de lobo, yo se que estas ansioso pero debes comportarte. – sin más le dio un beso mas como el de antes en los labios, rápidamente para que el otro no tuviera oportunidad de hacer ninguna de sus jugadas peligrosas. El chofer les aviso a Tenji por el interlocutor del auto que ya habían llegado al centro comercial. El muchacho se levanto ligeramente después de escuchar al conductor. – ¿Ya oíste? Hemos llegado, dejaremos para después nuestros juegos. – le levanto por completo y jalo la cadena de Colin. El chofer no tardo en abrir la puerta para que su amo saliera, y eso hizo, salió por completo del auto y debió tirar de la correa para hacer salir al pequeño esclavo. Disfrutaría de esto sin duda.

- Estaciona el auto y espera a que te llame. – fueron las indicaciones que le dio al chofer, a lo que el hombre asintió formalmente. El muchacho fue seguido por los guaruras de antes, aunque no le gustara en lo más mínimo la idea. – Vayan atrás, no quiero que los vean. – fue lo único que se le ocurrió para alejarlos de él, sabría que estaban ahí, pero si no los veía mejor. Entonces su mirada se dirigió hacia la persona que estaba en el otro extremo de la correa. Colin no se veía nada contento. Tenji llevo una de sus manos hasta atrapar unos cuantos mechones dorados del cabello del esclavo y ponerse a jugar con ellos entre sus dedos. El centro comercial estaba lleno de gente de todo tipo. – Espero disfrutes del paseo. – su sonrisa decía todo lo contrario. Soltó la rubia cabellera y se dispuso a entrar en alguna tienda cercana de ropa, un lugar que vendiera ropa del tamaño de Colin. Dentro de la tienda fueron abordados inmediatamente por uno de los vendedores que atendían el lugar, comúnmente preguntando si les podía ayudar en algo. - Necesito ropa para él. – dijo señalando con la mirada al esclavo. El vendedor llevo su mano a la barbilla, pensando.

- ¿Ropa para esclavo? Tenemos modelos muy sensuales, y disfraces de todo tipo. Estoy seguro que le complacerían, si me acompaña por aquí… - el joven empresario no se movió un centímetro.

- No busco ropa de ese tipo, solo quiero algo más convencional, no tan descarado. – el encargado asintió amablemente y dirigió al par por otro pasillo de la tienda. En el lugar había muchos modelos diferentes y de todos colores. Playeras, pantalones, shorts, era la ropa que se usaría esa temporada.

- Esto es lo que tenemos. Vera que la variedad es grande, no estoy seguro de que le interesaría ver. – el hombre espero la respuesta del rubio.

- Es él quien escogerá. – refiriéndose al menor. - Dele lo que le pida, el precio no importa. – la cara del encargado se ilumino al escuchar estas maravillosas palabras, maravillosas para cualquier vendedor. Entonces el rubio se acerco a su esclavo susurrándole al oído. – Todo lo que desees comprar deberás modelármelo con una linda sonrisa. – sinceramente no esperaba que el chico hiciera aquello, pero siempre disfrutaba molestarlo con esa clase de comentarios. El empleado le ofreció su ayuda al menor con toda la amabilidad posible, le convenía si quería vender algo. Tenji solo miraría sosteniendo la correa de su mascota.

Después de su pequeña “venganza” sonrió satisfecho, aun que no del todo… Miró al otro para ver su reacción, de iba disimulándolo mirando hacia otro lado, como si él no hubiera sido, aun que estaba claro, solo estaban ellos dos ahí.
Pero en una de las veces que le miró se fijo en como el mayor se abalanzaba encima, sin mucho que hacer quedó recostado en el sillón, frunciendo ligeramente el entrecejo mientras gruñía por lo bajo.
Sintiendo el peso contrario sobre el suyo, estaba claro que intentaba sacárselo de encima, pero le era algo difícil con las manos amarradas y las piernas algo inmovilizadas.

De nuevo, fugazmente, los labios del otro se posaron sobre los propios, pero tan solo fue cuestión de segundos, ya que se retiró sin poder reaccionar como él quería, pero… Después de aquella vez… Estaba claro que el otro no se atrevía a tocarle de igual manera, así que poco a poco iba teniendo ventaja, no mucho, pero se notaba que iba ganando “terreno”
El chofer ya hizo aviso de la llegada al centro… No, no quería salir tal y como estaba… Maldita sea… El otro lo más probable es que se burle de él… Aquello lo que hizo fue apretar los dientes al mismo tiempo que arrugaba la nariz.
Ahora le tocaría soportar los murmullos ajenos, bueno, no, si podía impedirlo, por ejemplo, quedarse en donde estaba, por muchos tirones que diera.
En cuando el otro se apartó y dio un pequeño tirón a la cadena hizo que se levantara más o menos de donde estaba.

Se quedó sentado en el asiento, observando como el otro rubiales iba saliendo del vehículo, pero el permaneció allí, y a los segundos sintió aquellos tirones, resistió, pero más tarde salió, ante la pequeña fuerza que el otro ponía le estaba haciendo daño…
Una vez fuera lo primero que hizo fue mirar al mayor que sostenía la correa para después mirar por el rabillo del ojo a su alrededor.
Había gente, sin dudar alguna… Chasqueó la lengua mientras bajaba la mirada, ahora que estaba en la calle quizá pueda huir, pero algo difícil, ya que hay guardias de seguridad…
Gruñó sin poderlo evitar, pero no tardó en ver de nuevo al mayor, mirándole retadoramente, sintiendo como algún que otro mechón de cabello que poseía. Hizo un pequeño ademán con la cabeza para apartarse de este, pero la maldita correa le impedía.

¿”Disfrutar”? Aquella insignificante palabra hizo que se enfadara más, “disfrutar…” ¿quién disfrutaría de esa forma? Sabía que el otro lo dijo en plan sarcástico.
Caminó lentamente en cuando el otro lo hizo, pero de vez en cuando se iba parando, para “fastidiar” al otro, estaba claro que la gente se les quedaba mirando, algunos incluso les señalaba, riéndose por lo bajito, como si de un espectáculo estuvieran viendo.
No les hizo caso… Tan solo continuó con lo que hacía, aun que en el fondo se moría de…. La vergüenza, su orgullo herido por algo semejante…
Siguió el paso del otro hasta llegar a una tienda, de nuevo, la gente de allí se les quedaba mirando discretamente, o simplemente disimulaban mirando algo pero observándoles por el rabillo del ojo, no suelen acostumbrase a ver ese tipo de “escenas”

Lo que dijo el vendedor no le hizo mucha gracia, ¿qué pasa que por que sea él un esclavo significa que tenga que llevar siempre ese tipo de ropa? Apartó la mirada de inmediato, mientras que permanecía el entrecejo fruncido más de la cuenta, intentando como si no hubiera escuchado esas palabras del vendedor.
De nuevo caminaron por una vez más, sin remedio alguna les siguió con la mirada clavaba en el suelo, le odiaba…
Pero en cuando levantó la mirada observó que la ropa era ya algo más normal, se podría decir que mucho mejor que lo quería enseñar el otro.
Miró la ropa por encima para después escuchar el susurro del otro, ¿estaba de broma? Retiró la cabeza de al lado del otro, dedicándole una mirada “asesina” para después “concentrarse” en la ropa que había.

Sí, aun seguía amarrado del cuello y manos… Maldición... Si le soltara al menos una vez…. Pero… ¿No tendría que probarse la ropa?
Sonrió maliciosamente, escondiéndolo agachando un tanto su rostro, al poco rato desapareció y miró al vendedor, intentándole convencer de comprar una prenda, no, no le gustaba, así que no hizo caso omiso de las palabras del tipo y miró otras cosas, decidiéndose por una camisa blanca, mangas hasta el antebrazo, decorada con una corbata amarilla, conjunto de un pantalón negro de cinturón amarillo, acompañado de nos “calcetines” al igual para los brazos.

Había tenido que responder las llamadas que venían desde los teléfonos de su oficina. Habían estado insistiendo desde muy temprano, incluso Charles tuvo muchos mensajes que entregarle apenas termino de cambiarse en la mañana. Es día no se encontraba de humor, era algo obvio. Si no contestaba las llamadas era porque no quería. ¿No podían entender eso? Y los recados eran estúpidos, por motivos absurdos que fácilmente podrían solucionarse sin su presencia, a menos que estuviera trabajando rodeado de idiotas… sin palabras. Después de tener el teléfono apagado durante 2 horas al fin tuvo la consideración de contestarle a su secretario. Aunque lo mejor para el trabajador hubiera sido que no lo hiciera, pues se llevó un muy largo y bien detallado regaño de cómo debía aprender a darle su espacio a su jefe y de lo muy molesto que resultaba el sonido de un teléfono si se tenía una contusión en la cabeza, por razones que obviamente no menciono.

- Conocen perfectamente el protocolo, pueden hacerlo ellos mismos, no tienen porque contactarme cada vez que el cliente respire… Si el nuevo diseño no funciona entonces cámbienlo… No te conviene que lo vuelva repetir… No iré a la compañía el día de hoy, me lo tomare libre, así que no insistan. Una llamada más y volaran cabezas. – el rubio cerro el teléfono con brusquedad y lo arrojo hacia atrás suyo, mas tarde compraría otro.

Observo la prenda que Colin había escogido con notorio desinterés. Realmente no le importaba lo que se pusiera, o lo que comprara, siempre y cuando no fuera una ametralladora, granadas o veneno. Pensaba que tendría que soltarle las manos para que pudiera vestirse. No habría problema, aun tenía el collar y por más que forcejeara no podría quitárselo, tenía llave y la llave se había quedado encima de su mesilla en la habitación. Aun así Colin era capaz de muchas cosas. Sonrió entonces, de alguna forma le bajaría ese carácter tan agresivo que tenia.

Miro de reojo a sus espaldas, ahí estaban sus supuestos protectores. No podía molestarse con ellos pues solo cumplían con su trabajo y si algunas veces le habían sido útiles. Dio un profundo suspiro mirando al techo, las luces blancas que le daban una amplia iluminación a la tienda le molestaron en los ojos así que por un instante lo cerro y después bajo la vista hacia otro lado. Aun le dolía la cabeza, y no paraba de pensar en su sueño, en su hermano… incluso la presencia de Colin se lo recordaba. Eran muy distintos, Tsumi era completamente débil, sumiso, al menos así lo recordaba y era la razón de que su padre lo rechazara. Colin por otro lado era una bestia feroz enojada con todo el mundo por razones desconocidas. Entonces ese pensamiento desvió sus ideas. ¿Por qué el pequeño esclavo rubio estaba tan enojado con el mundo entero? Muy poco era lo que conocía del rubio. Entonces se dio cuenta que lo único que savia de él era su nombre. Entonces el cachorro era un misterio… más interesante aun. Lentamente comenzó a tensar la cadena de la correa hasta llamar la atención de Colin.

- Veo que te estás divirtiendo. Aunque estés encadenado a mí y vestido de esa manera. Realmente pensé que estarías más enojado. Me decepcionas lobito. Tal vez deba jugar un poco mas contigo mmm… más tarde iremos a una tienda especial. – perversas ideas se acumulaban en la mente del rubio y sus ojos bicolores brillaron de una forma malévola mientras sus finos labios se curvaban por un solo lado.

Después de señalar el supuesto traje que escogería, el vendedor no tardó en coger la prenda y dárselo, pero al ver que tenía las manos amarradas por los grilletes se lo pensó mejor y se lo sostuvo el mismo.
Al poco rato escuchó el sonido del móvil del mayor varias veces, se notaba que estaba enfadado… No pudo evitar sonreír con cierta malicia, sí, le “gustaba” hacerle enfadar, o mejor dicho, fastidiarle, hacer que el otro se empañe de rabia, pero siempre, por alguna razón, el mayor solía “contraatacar” con “peores” cosas, por ejemplo, la humillación que estaba teniendo en aquella tienda, eso no se lo perdonaría, pese a que es aun bastante joven, tenía cierta mente algo “desarrollada” para ciertas cosas, y precisamente planear huidas, retos… Se le daba bien.

Más tarde, ignorando al rubiales fue mirando otras prendas, que fue escogiendo, señalando una de chaqueta grisácea, conjunto a una capucha, de mangas cortas, seguida de camisa blanca y pantalones de un color marrón, pero casi al gris.
De nuevo, el vendedor la cogió, en espera que el otro siguiera pidiendo, y no tardó mucho en volver a coger una prenda, una de chaqueta amarillenta y de camisa negra.
Y así sucesivamente, ¿por qué cogía tanto? Por el mero hecho de fastidiarle escogiendo ropas sin par, haciendo que el dinero se vaya acumulando, y al final… Será una gran suma de dinero.

Cierto, este “plan” no era nada, “especialista” pero solo era por eso, por “fastidiar” al otro, así que fue escogiendo ropa por doquier, hasta que el vendedor ya no podía cargar con tanto, es más, ahora le tocaba a ir a cambiar, cosa que sonrió de nuevo, formulando una pequeña sonrisa de lado, decorando su rostro, e incluso parecía que se iluminara ante ello, era su oportunidad, ir al vestidor, que el otro le soltara y… ¡Libertad! Era rápido corriendo, podría ir a esconderse en algún sitio…
Con ello no tendría problemas, o puede… No pensó en la corre hasta que el otro le llamó la atención dándole un pequeño tirón.
Cierto, la correa… Bueno, podría hacer que el otro la suelte y ya, no habría mucha problema con ella, al principio intentara quitársela, se veía que no podría con ella entonces la utilizaría a su favor.

Pero al escucharle le sacó de inmediato de sus pensamientos, ¿así que… Quería que se enfadara para divertirse? Es eso lo que siempre quería el otro… Que él se enfadara para el poder reírse de sus “berrinches”
Aquello le hizo que se enfadara, pero quizá si no se enfadara… ¡Pero no! Le era imposible con ese, siempre le hacía o decía algo que acababa por “subirse por las paredes” era insoportable y odioso, ¿Cómo pretendía no enfadarse con algo semejante?
Es más, ante sus palabras frunció el ceño hasta no poder, enseñando sus blancos dientes y sin evitarlo, con sus manos dio un empujón al otro, retirándole de él mientras que le miraba con desdén, ¿de qué iba, una tienda especial? Eso si habría que verlo, ya que poco podría ir, estaba decidido, en cuando le suelte los grilletes aprovecharía para escapar, así que poco podrá ir a ese tienda “especial” pobre… Se quedará sin nada…
Más tarde miró a su alrededor, pero no tardó en volver a mirar al rubiales, de seguro que el vendedor estaba sorprendido por la reacción del esclavo, ya que antes no había visto semejante comportamiento en un esclavo contra su amo…

Poco le importaba lo que pensaran los demás de él, solo extendió sus manos hacia el otro. –Tengo que irme a cambiar, ¿no crees?- Preguntó sonriendo de lado, esperando a que el otro le soltara, o que simplemente le lleve hacía los vestidores, en donde allí sería mucho mejor.
Mantuvo sus brazos estirados, señal de que le quitara los grilletes de una vez mientras que su sonrisa no se borraba de sus labios, permaneciendo allí, decorando sus finos rasgos con aquella extraña sonrisa.

Le desagradaba ver esa sonrisa en Colin. Era obviamente falso y significaba que tramaba algo. Solo la ponía cuando creía tener el control sobre la situación. Era tan ingenuo, el único que podía tener control sobre todo era él. Se la había pasado escogiendo ropa, ropa y mas ropa, pero si creía que eso le molestaba estaba muy equivocado. Colin no se había gastado ni la cuarta parte de lo que Tenji y sus caprichos lograban gastar. “Sigue así Colin, puedo comprar la tienda entera.” Pensaba en sus adentros. Y ahora el pequeño rubio le pedía que le soltara. Tal vez no con palabras pero era exactamente lo que quería. Está bien, se veía que tenía algo planeado y que moría por mostrárselo, así que no podía hacerlo esperar.

- ¿Quieres que te suelte? – le dijo arqueando una ceja, ya savia la respuesta, pero igualmente se tomaría su tiempo. – ¿Estás seguro de que no puedes ponerte la ropa así? Me parece que eres capaz. – había llevado su mano a la mejilla de Colin y agachado para ponerse a su altura y verlo de frente. – ¿O es que tu determinación solo funciona cuando estas enojado? – lo miraba tiernamente, aunque mirando en sus pupilas azul y gris se podía ver claramente la verdadera naturaleza de sus acciones. – Quizás para motivarte deberías pensar: Malvada ropa, me la pondré aunque no quiera. Si, de seguro la ropa se intimidaría mucho y prácticamente se pondría sola. – sonrió casi cerrando los ojos. Había cierto brillo en su expresión, que obviamente no era sincero o puro.

Agarro la unión de las esposas y la jalo para poder llevarse a Colin tras de el aunque aun sostenía la correa con la otra mano. Hizo una seña al encargado para que los siguiera con la montana de ropa hasta los vestidores. Apoyó al esclavo contra la puerta de uno de los vestidores y le sonrió aunque ahora de una forma malvada y lujuriosa. Algo muy malo se tramaba y sin duda era algo que molestaría al esclavo. Lo tomo de la barbilla nuevamente acortando la distancia entre los 2, alzándole el rostro como si fuera a darle un beso, pero no lo hizo, en cambio comenzó a hablar.

- ¿En verdad quieres que te suelte? ¿Qué tanto deseas eso? O más bien… ¿Qué estarías dispuesto a hacer para que lo hiciera? – el encargado los miraba sin entender nada, realmente esta era la relación amo-esclavo más extraña y poco convencional que había visto. Primero el amo no quería ropa de esclavo para su esclavo, lo cual ya había visto antes aunque pocas veces, bueno no era tan raro eso. Luego el esclavo tenía una actitud altanera poco respetuosa con su amo y le mostraba nada de obediencia. Y ahora el amo acosaba al esclavo y por la expresión de este, se le notaba que no le gustaba, más bien se veía peligroso. Podría decir que se odiaban, pero era ridículo, ¿Por qué un hombre conservaría a un esclavo así? Tenía el culo e oro seguramente…

Tenji no entendió porque el encargado comenzó a reír silenciosamente, tampoco le importo mucho, solo siguió en lo suyo, fastidiar a Colin. Y creía que esta vez le saldría mucho mejor que las otras. Si le salía bien tendría algo para reírse durante toda la semana y con lo cual molestar al esclavo.

- Entonces Colin… ¿Qué serias capaz de hacer? – era una pregunta sin respuesta, y aunque hubiera alguna respuesta Tenji ya había elegido lo que quería del rubio. – Si quieres que te suelte entonces debes darme un beso. - sí, el empresario tenía una mente muy retorcida. – Hazlo como quieras, pero te digo que entre más satisfactoria sea tu actuación, mejores recompensas tendrás. - ¿Qué había querido decir con eso? ¿Que lo trataría mejor, con mas amabilidad, o simplemente fanfarroneaba para divertirse un poco más? Fuera como fuera Tenji ya había elegido las reglas del juego, que como siempre ponían en desventaja a Colin.

¿Qué clase de pregunta era esa? Claro que quería que le quitara los grilletes, pero se sabía a la de primera que quería fastidiarle… Y eso se notaba solo más ver el semblante del mayor, aquella estúpida sonrisa que el otro poesía en sus labios, signos de creerse “superior” ante él.
Arrugó la nariz al mismo tiempo que se encogía un tanto, como solía hacer en cuando empezaba a enfadarse y mucho, como si fuera a saltarle encima en cualquier momento menos esperado.
Sintiendo aquella mano sobre su mejilla, ¡no, no quería que le tocara! Gruñó notablemente mientras que le miraba fijamente, escuchando cada palabrería del otro, haciendo que se enfadara más, hasta que cierto punto que quizá “explotaría”

No contestó a ninguna de las preguntas o palabras ajenas, se quedó callado, ya que si decía algo explotaría de la rabia, cosa que se contuvo.
Pero en cuando menos se lo esperó ya fue jalado de las esposas, haciendo que caminase obligatoriamente detrás del rubio, caminando un tanto torpe por la manera en la que iba sujeto.
Pero en cuando se detuvo, se vio contra una de las puertas de los vestidores, observando al otro con rabia en su mirar.
Su mentón fue agarrado, haciendo que elevara su mirar hacia él al mismo tiempo que su rostro, sintiendo el tibio aliento del otro sobre sus labios, se notaba que las distancias eran cortas.

Ante sus preguntas bajó un tanto el rostro, ¿qué estaría dispuesto para que le soltara, ah, qué tendría que hacerle algo? Estaba bien claro… No hará nada, ¿qué se creía? Tenía sus propios medios para ello, no era tonto, o puede que sí…
Mientras que el otro fue hablando condujo sus manos, aun con las esposas, hacia el pomo de la puerta, estaba claro que se notaba como se iba girando un tanto el cuerpo, cosa que antes de que el mayor pudiera reaccionar, abrió la puerta rápidamente, y al estar apoyado en la puerta hizo que se cayera hacia atrás.
Dándose contra el frío suelo en la cabeza, haciendo que aquel dolor punzante recorriera de nuevo su cuerpo, se encogió ante el dolor que sintió mientras que cerraba sus parpados con fuerza, quejándose por lo bajo.

El dolor no parecía que se fuera pero tenía que aprovechar la situación, ya que estaba en el suelo, golpeó la pierna del rubio con la propia, dándole una patada algo más fuerte que antiguamente para poder hacer que el otro soltara la correa, no solo eso sino que las manos participaron, por mucho que estuviera amarradas podría moverlas un poco, cosa que las llevó hacia la corre y tiró de ella para que se soltara de las manos ajenas.
Sabía que el vendedor les estaba mirando pero poco le importaba, tendría que aprovechar ahora, ahora era el momento adecuado…
Con fuerza siguió tirando de la correa mientas que pateaba un tanto para que la soltara de una vez, después, si la suelta, podría utilizar la correa a su favor…

De repente la cercanía entre Colin y el fue desecha bruscamente. Dio un parpadeo confundido. Tenji siempre estaba alerta, siempre savia lo que pasaría, pero con su esclavo era diferente, siempre hacia algo fuera de rango, algo que no pudiera imaginarse, aun en contra de su propio bienestar, Colin era capaz de cualquier cosa y eso lo pudo comprobar en ese mismo instante que lo vio tirado dentro del vestidor encogido por el dolor que el golpe en la cabeza le había ocasionado. Era un tonto de eso no había duda, la contusión en su cabeza aun era resiente y se había atrevido a eso. Colin era más peligroso para sí mismo que para nadie más.

Entonces sintió el golpe en las piernas que lo hizo flaquear levemente, pero aun así se mantuvo en pie, cerrando un solo ojo por el dolor del golpe. Apenas noto el tirón que el esclavo daba en la correa la tomo con mayor fuerza, si lo que quería era escapar no le seria para nada fácil. Sin embargo el menor siguió pateando y tirando de la correa que lo ataba. Tenji finalmente cayó al suelo dándose en la espalda y la cabeza con la puerta que tenia tras de él, aunque no soltó la correa pese al dolor intenso que sintió traspasarle el cráneo, sino que la jalo consigo, producto de la caída. Hizo una mueca con la boca y cerró los ojos por el golpe. Colin seguía tirando para soltarse, pero el encargado ya había arrojado las cosas y llamado a seguridad. Sin contar que los guarda espaldas del rubio se habían dado cuenta del alboroto y venían portando sus macanas que por supuesto iban a ser dirigidas al esclavo con la fuerza suficiente para que “aprendiera la lección”. Tenji trato de levantarse pero se sintió mareado y volvió a caer. El dolor en la cabeza se convertía en una jaqueca rápidamente. Si no se levantaba no podría detener a los hombres y Colin terminaría muy mal, las demás personas no eran tan consecuentes con un esclavo así y sus guarda espaldas no tendrían consideración para con quien lastimara a su jefe, estaban entrenados así. Miro a Colin desesperado por huir, aun con la contusión que había logrado revivir, seguía insistiendo. Era un salvaje sin duda, pero… nadie más que él le iba a dar su lección después de esto.

Soltó la correa con la clara intención de liberar a Colin y que huyera de los guardias y sus monigotes que estaban a solo unos pasos más de ellos. Llevo una mano a su cabeza para detener el aturdimiento, cerrando los ojos con fuerza, estuviera o no estuviera Colin libre no podía ni ir por él ni refrenar a los guardias de que le dieran su muy merecida paliza si seguía aturdido. Fue entonces que sintió la cercanía de uno de sus guardaespaldas, apoyando la mano en su hombre y preguntándole si estaba bien. No, no estaba bien, pero esta Colin se la pagaría y ya vería cuando llegaran a casa… por cierto, ¿Donde estaba Colin? Abrió los ojos de par en par una vez se le paso el aturdimiento para ver lo que había pasado.

Siguió tirando de la correa, no se rendiría con facilidad, era ahora o nunca… Y precisamente era una oportunidad única, cierto que le dolía la cabeza, pero quizá podría soportarlo.
Pero en cuando el mayor cayó de espaldas, sintió aquel tirón del cuello, de por poco que no se lo parte… Se quejó de nuevo, pero sin dejar de tirar de la correa, estaba bien claro… Saldría de allí de inmediato, miró a su alrededor, al parecer el vendedor se había ido a avisar a los guardias… Ahora tendría que liberarse mucho más rápido que antes… Así que mejor darse prisa ¡y ya!
No solo eso, si no que los guardaespaldas del rubio iban hacia él, tenía que darse prisa.

Casi desesperado dio por definitiva una última patada a la pierna ajena, mientras que tiraba fuertemente de la corre, y…. Sintió como ya no la tenía sostenía incluso casi se cae de espaldas, se quedó sorprendido, observando que la correa ahora estaba a su merced, ¡lo había… Lo había conseguido!
Pero no era momento de celebrarlo, se levantó como pudo, agarrando la correa para que nadie más la cogiera mientras que cerraba su parpado derecho por el dolor de la cabeza, y sin más aprovechó que el rubio estaba en el suelo con los ojos cerrados para correr, le saltó y corrió hacia la salida de la tienda, la gente se le quedaba mirando, alarmadas por el escándalo que había cometido, pero no le importaba… Ahora era la mejor oportunidad para salir corriendo de allí.

Corrió tanto como sus piernas le ofrecía, incluso alguna que vez casi se cae, pero resistía, se alejó lo suficiente de aquella tienda, se dirigió hacia la derecha, observó que varios guardias se dirigían hacia la tienda de donde había huido, pero para no ser visto se escondió entre unos arbusto que habían de decoración.
Se encogió sobre sí mismo mientras que mantenía el dolor en secreto, al poco rato se asomó, bien, nadie a la costa…
Salió de su escondite y se dirigió hacia los baños, mejor no salir del centro ya que podrían pillarle con facilidad, pero al estar entre tanta gente como en el centro puede que no, es más, de seguro que en el baño no mirarían, ya que pensarían que se fue de allí.

Se adentró en este, no había nadie… Mejor, acelerado se dirigió hacia uno de los baños y se encerró allí.
Jadeando recostó la espalda en la puerta, cerrando sus parpados con algo de fuerza mientras que se dejaba deslizar poco a poco, hasta caer al limpio suelo, quedando allí recostado, encogiéndose sobre sí mismo, dejando de agarrar la correa para conducir sus manos temblorosas hacia su cabeza.
Estaba temblando…. Había… Había conseguido la libertad… Pero no podía estar tan seguro… Dejó que su cuerpo descansara lo necesario, mientras que intentaba que desapareciera el dolor de cabeza que sentía, encogiéndose hasta no poder, manteniendo los parpados cerrados con fuerza y quejándose por lo bajo pero con cautela para no ser escuchado.

Colin se había ido, había conseguido escapar, aunque Tenji savia bien que esta libertad solo seria momentánea, y él se encargaría de eso. Se levanto de golpe, sintió un poco el mareo de nuevo pero nada que no pudiera controlar. Su guardaespaldas intento detenerlo, su profesión dictaba que se preocupara por el bienestar de su jefe. Pero Tenji lo hizo apartarse, tenía la mirada llena de furia, estaba más que molesto, ahora la bestia irascible era él, y el cachorrito de lobo aprendería a obedecer. Tal vez debió dejar que los guardias y sus empleados se encargaran de él, posiblemente Colin aprendería a golpes, pues con los golpes lo solucionaba todo. No era más que un pequeño salvaje y no merecía consideración.

- Señor Chikara debería atenderse. – sugirió el hombre a su jefe. Tenía toda la razón, pero Tenji ya se estaba preparando para salir corriendo y atrapar el mismo a Colin. No era del todo necesario pues los guardias del centro comercial ya lo buscaban. En un momento Tenji pensó que lo mejor sería liberar a Colin para que los guardias no lo atraparan y le hicieran mucho daño, pero ahora pensaba que si era él quien lo encontraba le haría más daño de lo que los guardias podrían hacerle. Estúpido, se repetía para sí mismo. Había sido un estúpido al tener consideración con aquel mocoso salvaje. Después de lo que le había hecho… fue el en primer lugar el que le causo la contusión en la cabeza y aun así había decidido considerarlo humano… no lo era, era un esclavo y punto final. Intentaba apartar la verdadera razón por lo que lo había hecho. Charles le había comentado, entre tantos recados, que Colin había sido quien le dijo que su amo estaba tirado en el pasillo inconsciente. En esos momentos no le dio muchas vueltas al comentario del mayordomo, pero estando tan aturdido y en una situación como la anterior… eso fue lo que lo impulso a hacerlo, llámenlo “estar a mano”. Estúpido. Sentencio, no había otro modo de describir lo tonto que había sido. ¿De cuando acá el tenia esos remordimientos? Sin duda ese día no era suyo.

Corrió sin hacer caso de las advertencias o consejos de salud del encargado y sus guaruras. Lo único que le interesaba era encontrar a Colin y despedazarlo con sus propias manos. En su mente había ríos de sangre. Sangre… fue lo primero que pensó cuando sintió como algo cálido se deslizaba por su frente. Se toco el área con la mano y descubrió la tinta roja manchando sus dedos. Demonios… había comenzado a sangrar de nuevo.

Entro a los baños más cercanos que pudo encontrar. Miro en el espejo el vendaje manchado de sangre. Lo quito y lavó su rostro con agua fría para detener la hemorragia. Cerró la llave del agua y se quedo ahí un instante, con las manos apoyadas en el lavamanos, sin mover un musculo, sin hacer un solo ruido, solo se escuchaba su respiración y esos molestos quejidos. ¿Molestos quejidos? En otras circunstancias no le habría importado, era sufrimiento ajeno, nada que ver con él y no le gustaba ser un entrometido, pero ese tono de voz podía reconocerlo. Se alejo del lavamanos hasta la puerta y la cerro con llave. Ya antes había comprobado que hacer eso era como meterse a la jaula del león, cerrar con llave y arrojarla. Pero en este caso Tenji también era un león, y uno muy enojado.

- Deja de llorar y quejarte. – dijo con rudeza y frialdad, savia que el chico escondido en el baño podía escucharlo. - Fuiste tú el que hizo esto y te duele por tu propia decisión. ¿Estuviste libre no? ¿Qué se sintió? ¿Y qué se siente ahora saber que eso terminó? – sus palabras eran amargas, ya no quería divertirse, ahora deseaba hacerle daño. Se dirigió hasta el origen de los sonidos anteriores y abrió la puerta de un solo golpe. Si, ahí estaba Colin. La mirada de Tenji era fulminante, probablemente podía matar con ella. Fuera como fuera Colin sería su primera víctima.

Siguió escondido, encogido sobre sí mismo, mientras que intentaba retener su dolor, un dolor punzante que recorría toda su cabeza incluso pasaba por su columna vertebral, tenía que haber esperado, ya que si hubiera esperado quizá le hubiera soltando y no haber montado aquel numerito, que por culpa de eso ahora le dolía la cabeza, intentando que este desvaneciera, pero le era inútil, rozaba con la yema de sus dedos la venda, tocándolo suavemente, haciendo pequeños roces para que no le doliera tanto, intentando que desapareciera, pero poco conseguía.
Mejor sería irse de allí en cuando pueda… Si no, quizá podrían pillarle allí.
Se levantó de donde estaba, ayudándose de la puerta pero en aquel preciso momento escuchó el sonido de alguien entrar, escuchando como abría el grifo del agua…

Sorprendido e intentando no hacer ruido se llevó las manos sus labios, intentando retener su respiración, retrocedió sin evitarlo, topándose contra la pared de la derecha, de algún modo pretendía esconderse, algo que le resultaba imposible.
Tragó saliva con cierta dificultad, ¿por qué…. Por qué se sentía así? Ni lo sabía, solo presentía algo que no le acababa de gustar, es que en realidad… ¿El qué estaba fuera no será…? No, no podía ser… Sería demasiada casualidad… Eso o sabría donde se escondería…
No podía retroceder más, pero si no llega a ser por la pared ya estaría retrocediendo de nuevo.

Pero abrió sus parpados más de la cuenta al escuchar la reconocida voz, ¿!No puede ser!? Estaba allí… En el mismo lugar…
Un momento… ¿Llorar? ¡No estaba llorando! Pero rápidamente se quitó esos pensamientos al escucharle, frunciendo el ceño ante ello, le había descubierto y su libertad había… ¿Cesado? Puede, pero quizá que el otro tampoco cante victoria… Puede que planee algo, pero que en este caso no vuelva a salir perjudicado… Si no, al final la cabeza le reventará…
Apretó los dientes inevitablemente, pero en cuando el otro abrió la puerta se sobresaltó, eso sí que no se lo esperaba, además que abrió la puerta de tal forma que dio contra la pared, casi dándole a él.
Mantuvo sus parpados abiertos más de la cuenta, observando la madera de la puerta para después, poco a poco ir deslizando su mirar hacia el otro.

Cierto escalofrío recorrió su columna vertebral al ver esa mirada, pero no tardó en devolvérsela, ¿qué pasa, es que el rubio estaba enfadado? Pues claro que lo estaría… Pero el que más lo tenía que estar era el mismo, siempre se contuvo la rabia, pero el mayor siempre acababa por fastidiarle, y eso le daba rabia, ¿por qué le compró entonces, por qué le llevó con él? Sí quizá sabría lo que pasaría…
No entendía al otro… Pero de todas formas tenía que hacer algo…
Se le quedó mirando mientras que se removía un tanto de donde estaba, no tardó en echar a correr hacía la salida, aprovechando que el otro se quedaba inmóvil de donde estaba, lo malo es que no sabía dado cuenta de que el otro había cerrado la puerta, pero no tardó en descubrirlo.
Una vez delante de la puerta, con sus manos esposadas intentó abrir la puerta, agarrando el pomo casi en desesperación haciendo fuerza en esta pero le era inútil.

Lo supo, había cerrado con llave, ¡maldición! Desesperado observó a su alrededor, tenía que haber algo para abrir la puerta ¡algo!
Miró a su alrededor, conduciendo sus pupilas de un lado a otro, intentando buscar algo miserable, útil para abrirla.
Pero no tardó en mirar al responsable de su encierro, observándole con desdén y suma ira, como si el otro le estuviera debiendo la vida propia.
Frunció el ceño hasta no poder, arrugó la nariz y enseñó un tanto los dientes…
¿Qué prendía el otro con aquella mirada? Le daba igual el que… Solo que intentaría coger las supuestas llaves del otro que se supone que las tendría que tener.
Se quieto donde estaba, sin mover ningún musculo, solo mirando al otro rubio, en espera de la reacción que el otro tendría y poder actuar con claridad… Ah e intentar planear su “huida” o al menos algún intento, estaba claro que no se rendiría tan ponto…
Es más… La cabeza le dolía, sí, pero no significaba que se mostraría “débil” delante del otro.

Al principio Colin parecía un animalito asustado, y su apariencia infantil lo hacía ver débil y frágil. Sin embargo el rubio conocía bien la verdad y este chico definitivamente no era lo que aparentaba y Tenji no estaba como para tener compasión en estos momentos. Y en efecto, enseguida arrugo su nariz y mostro sus dientes como la fiera salvaje que verdaderamente era, mostrándole su desagrado y repudio al mayor. Esa mirada que ahora conocía tan bien poco le afectaba, de hecho lo hacía enojar mas. ¿Que se creía ese pequeño? Con golpes y pataletas no iba a lograr que Tenji le tuviera miedo, otros golpes más fuertes había soportado como para que este esclavo malcriado le intimidara.

Lo miro correr hacia la puerta de salida. Savia perfectamente que esa sería su primera reacción, intentar huir, fue por eso que cerró la puerta. Frio y calculador, era de mostrarse en su verdadera naturaleza con el esclavo, hasta ahora solo le había ensenado su lado de mocoso malcriado rico que puede hacer lo que quiera y humillar a quien sea. Pero era ese dolor punzante en su cabeza o quizás el de su corazón el que lo hizo colmar la paciencia. Como fuera, ya estaba bastante acostumbrado a sentir esas punzadas en su pecho, solo que en días como ese se aumentaban y eran casi insoportables.

Paso una mano por entre sus rubios cabellos, no tenía prisa, se tardara lo que se tardara Colin no iba a ir a ningún lado, de hecho no podía hacerlo. Se volteo mirando al otro con una pose firme, la de un depredador feroz que te observa con sus relucientes ojos que brillan en la noche. Había 2 brillantes ojos de distintos colores mirando al esclavo, uno era tan claro como el cielo, un azul profundo e intenso, y el otro de un color gris oscuro, turbio como las nubes de una tormenta, quizás era simbólico, pues dentro del rubio empresario había una tormenta desatada.

Avanzo a paso firme y decidido, sin quitar su mirada hostil e intimidadora del otro rubio. Sus manos iban tensas a cada lado, se comprimían en 2 puños que hacían palidecer sus nudillos por la fuerza con la que los apretaba. Llego hasta estar frente del otro, podía leer sus intenciones, iba a contraatacar, por la mirada agresiva que mantenía el menor, ya savia que era una amenaza silenciosa. Pero no le dio tiempo de eso, no le daría tiempo de nada. Lo tomo de los brazos por debajo de las esposas tan fuertemente que le marco, alzándolo de un jalón lo hizo pararse derecho, forzándolo a levantarse en puntas. Lo miro directo a los ojos, como si lo golpeara con su mirar. Apretó los dientes tensando la quijada, con el seno fruncido. Pocas personas lograban hacer que el muchacho llegara a este nivel de furia y quienes lo hacían no quedaban bien después de eso. Lo azotó contra la pared, sin importarle los daños o el dolor que le pudiera infligir. No espero a que el esclavo se levantara, simplemente se dirigió hacia el jalándolo de un brazo para poder levantarlo lo suficiente y le dio una sonora bofetada que lo tumbo de vuelta al piso y seguro le provoco un hematoma en su blanca y delicada piel.

- ¿Es suficiente con eso o debo golpearte hasta romperte más de 2 huesos? – por supuesto que lo haría, si el esclavo le daba motivos lo haría, y esta vez nadie podría decirle nada, estaba en todo su derecho como dueño, algo muy distinto a sus peleas callejeras que en más de una ocasión le habían provocado demandas.

El otro ya empezaba acercarse, su cuerpo se tensaba por momentos, la rabia acumulada quizá saldría. Estaba claro que por mucho que fuera un esclavo no dejaría que otros le “dominaran”, no comentaría el mismo error que hace tiempo… No lo volvería hacer… Por esa razón, decidió cambiar de personalidad, a una mucho más fuerte para evitar a la gente, y lo conseguía, pero en cuando el otro apareció… Todo cambió, dando un completo giro a su vida, siendo ahora “esclavo” un tipo rico y que se creía superior, aparte que siempre le dejaba en ridículo, da igual como…
Apretó los dientes inconscientemente y más de la cuenta incluso haciéndose daño en la mandíbula, poco le importó, solo miraba fijamente los ojos del otro, que ni si quiera se percató que eran de cada color, unos curiosos ojos que ahora le miraban fijamente con plena ira.

Poco duró mirándole, ya que observó su alrededor, buscando algo por lo que defenderse o simplemente para ayudarse a escapar de allí.
Miró den nuevo hacia delante, sobresaltándose un tanto, ya que el otro se situaba frente de él, se le quedó mirando con sus parpados abiertos más de la cuenta, para después deslizar su mirada hacia las manos contrarias, observando los puños que el ajeno había formado, notándose los nudillos de este.
¿Por qué razón se sentía de esa manera…? Cierto, era la primera vez que veía al mayor tan enfadado, pero tampoco es para ponerse… Nervioso.
Chasqueó la lengua y le miró por una vez más, pero antes de hacer o decir nada, sintió como le alzaba, haciendo fuerza en sus brazos, de seguro que dejaría la marca de sus dedos en su piel.

Sin embargo, no tardó en estar contra la pared, de un fuerte golpe dando contra ella, dejándose caer al suelo dolorido, manteniendo sus parpados cerrados con fuerza mientras que intentaba levantarse de nuevo, aun que poco le dio tiempo, ya que el otro le volvió alzar, sintiendo aquella bofetada en su mejilla, tal grande fue el golpe que llegó a tumbarle de nuevo.
Dolorido llevó como pudo sus manos en su rostro, mientras que el cabello ocultaba su mirada.
Le dolía la cabeza por semejantes golpes, cosa que se encogió sobre sí mismo, casi temblando, aun que no lo parecía, estaba, estaba temblando, el dolor era insoportable, punzadas atravesaban el cráneo como nunca antes, pero aun así, intentó levantarse, no quería mostrar al otro lo débil que podía llegar a ser, cosa que con mucho esfuerzo se removió un tanto del suelo, escuchando su pregunta que ignoró por completo.

Cierto, antes nadie le había golpeado de esa manera, pero no deja de ser que es un verdadero cabezota, y eso, a veces, le lleva a grandes problemas…
Así que, con la ayuda de la pared se fue levantando, aun ocultando su mirada en su cabellera dorada.
Aturdido jadeó un tanto para después apretar los dientes de la rabia, no quería rendirse… Pero poco podía hacer en su estado, aun así… Sin previo aviso alguno se abalanzó sobre el otro, queriéndole empujar para que el ajeno cayera al suelo, cosa que logró y él cayó encima suyo, dejando todo su peso en él, no podía hacer mucho, pero de momento, mientras que podría hacer algo… Con eso ya bastaba.

Estaba temblando, Colin estaba temblando. Tenji no savia si lo hacía por miedo o por dolor, tal vez al estar tan aturdido. Cual fuera la razón nunca lo había visto tan desvalido. De igual manera no tendría piedad con él, estaba demasiado furioso como para pensar en compasión o tratos amistosos. Lo observo sufrir, intentando levantarse apoyado en la pared de azulejos del baño. Seguía luchando entonces. No podía ver su rostro por el cabello que lo cubría, pero se imaginaba aquella expresión furiosa de nariz fruncida y mirada asesina. Lo hacía molestarse más y más. En algún otro tiempo quizás su determinación lo habría interesado, incluso podría haberle tenido cierto respeto, pero ahora lo quería débil, quería doblegarlo y si a los golpes debía remitirse pues lo haría.

Ladeo la cabeza aun observándolo intentar ponerse de pie, si, con dificultad pero lo consiguió. Entonces se arrojo contra Tenji, quien lo atrapo en su pecho poniendo una mano en la espalda del esclavo, pero igual se tambaleo y callo debido al empujón. Colin había puesto todo su peso sobre él, pero la realidad era que el pequeño no pesaba casi nada, su cuerpo delgado e infantil apenas se sentía sobre el cuerpo del mayor.

Entonces esa era la respuesta… seguiría luchando hasta que el ultimo hueso de su cuerpo estuviera hecho añicos. Por supuesto eso pensaba ahora, pero no savia lo que le esperaba o lo que verdaderamente se sentiría. Sin ninguna dificultad volteo a Colin haciendo que quedara debajo de él. Con una mano le mantuvo las manos esposabas sobre su estomago para que no interfirieran, y con la otra le dio unas 2 bofetadas mas, tan fuertes como las anteriores. En esa posición el cabello se le desparramo a los lados del rostro, permitiéndole al joven rubio ver su bello rostro amoratado. Y se lo merecía, mas tarde podría llamar al doctor para que le curara los golpes, pero ahora Colin aprendería que si desobedecía tendría sus consecuencias. Se levanto del piso trayendo consigo al pequeño esclavo, para terminar apoyándolo contra la barra de los lavamanos, recargando su peso contra el delgado cuerpo. Con las manos esposadas al frente no le podía alcanzar. El espejo del baño quedo de frente a Colin, él podía verse perfectamente, con el rostro sádico de su amo sobresaliendo por sobre su cabeza. La mirada de Tenji podía helar los huesos.

- Ahora recibirás tu castigo por ser un desobediente y pequeño salvaje. – su vos furiosa hacía notar la forma en que se apretaban sus dientes conteniendo su ira. Sin más, introdujo su mano en los pantaloncillos cortos del menor, alcanzó a tocar aquella parte privada y sensible de su cuerpo. Lo envolvió en su palma y comenzó a frotarlo de arriba hacia abajo lentamente. Pero no tardo en acelerar sus movimientos, presionando al rubio con su cuerpo para que no pudiera escapar. No había mejor castigo que una humillación como esa, algo que realmente le desagradaría y heriría su orgullo en lo más profundo. Colin podría ver su rostro mientras era masturbado por su amo, la persona que mas despreciaba en el mundo. Era esa la verdadera venganza del mayor, con lo que realmente pretendía lastimar al pequeño en un punto muy difícil de tocar, su orgullo, su conciencia, hasta ahora ninguna de sus humillaciones lo había logrado, Colin permanecía firme ante cualquier ridículo.

Comenzó a acariciar la punta del pene del menor, prestando más atención en esta, deslizaba una y otra vez el escroto desvistiendo la cabeza para provocarle placer al otro. Observando sobre su hombro sin que la frialdad de antes desapareciera, era más bien como una estatua, una estatua de expresión arisca, sin mostrar ningún tipo de lujuria o placer, pese a lo que estaba haciendo ahora.

Mantuvo su peso encima del mayor, intentando al menos dañarle con eso… Pero no lo conseguía, e incluso hizo algo de presión en el pecho contrario con su codo, pero le resultaba inútil, más el dolor de cabeza hacia que sus pequeñas fuerzas cesaran por momentos.
Sostuvo la cabeza agachada, aun con el cabello por su rostro, aquellos mechones rebeldes que ocultaban su mirada, una mirada de frustración, odio y rabia, todo acumulado, haciendo que fuera una extraña mueca que ocultaba para sí mismo.
Su respiración era algo agitada por los nervios, nunca esperaba que eso acabara de tal manera… Una “pelea” entre ambos, intentando saber quién ganará esta batalla para saber quién era el que en realidad “mandaba”
Eso estaba claro, el que supuestamente “mandaba” era Tenji, pero el orgullo del menor hacía que se lo impidiera, quería demostrar que no era como los demás, que no era alguien similar a los otros esclavos porque… ¡Porque él no era uno de ellos!

Pero en cuando menos se lo esperó sintió que su cuerpo se removía hacia un lado, haciendo que en este caso quedara debajo del ajeno, ciertos mechones de su cabello aun seguían interponiéndose en su mirada hasta que aquellas dos bofetadas hizo que girase la cabeza hacia la diestra, despejándose de su cabellera, mostrando así su rostro ya dañado. Sus parpados estaban entrecerrados pero no tardó en cambiar de expresión, llegando a fruncir el entrecejo, mezclado con una pequeña mueca de dolor, pero conteniéndose al mismo tiempo que apretaba sus manos ya encima de su vientre para dejar de temblar, aun así no comprendía el por qué de esos temblores, puede que sea de la rabia, o… Puede que este “asustado” y no quiera asumirlo…
Poco duró en el suelo, ya que el otro le elevó de nuevo, pensó que le volvería arrojar contra una de las paredes, como antiguamente lo había realizado, pero no, no hizo eso, si no que en este caso se quedó contra la barra del lavamanos, observando esta misma sin comprender el por qué de eso…

Alzó sus pupilas azuladas, encontrándose su propio reflejo, observando el rostro que tenía, aquellos golpes que poseía en su piel, esas marcas rojas grabadas en allí… ¿Qué pasa, es qué quería ver como estaba después de recibir esa “paliza”?
Chasqueó la lengua para después bajar la mirada, perdiéndose entre el marfil blanco del lavamanos, sin embargo, volvió a mirar, pero en este caso más arriba, percatándose de la mirada del mayor, de nuevo un escalofrío recorrió su espalda, haciendo incluso que se inmovilizara, ¿y… esa mirada…? Se quedó sorprendido, incluso mantuvo sus parpados bien abiertos, en esta ocasión no sabría qué haría el otro, ninguna idea se le pasaba por su cabeza y eso era realmente frustrante…
Sentía como el propio peso del mayor presionaba el propio, haciendo que su respiración se entrecortara un poco.

Frunció de nuevo el entrecejo ante sus palabras, ¿un castigo… No era suficiente con lo que había hecho?
Sorpresa la que se llevó al sentir esa mano vagar por su pantalón, introduciéndose en esta como si nada, sin dar previo aviso siquiera, cerró sus parpados con fuerza una vez que esa mano traviesa se cerró sobre su propi hombría, dejando escapar un pequeño suspiro ante aquel frote.
Sintiendo más aquella presión sobre su cuerpo, impidiendo que se moviera o escapar, cosa que pretendía, se removió algo brusco para soltarse de él, mientras que sentía como los dedos del mayor pasaban por su sexo como si fuera lo más normal.

Siguió con sus parpados cerrados con fuerza, manteniendo el ceño fruncido a la vez que su cuerpo hizo un leve temblor.
Abrió un poco su ojo derecho, observando su propio reflejo, observando un rostro, que antes no había tenido…. De mejillas un tanto sonrojadas, con ciertos golpes en este a la vez que su cuerpo temblaba.
… No, no podía ver más… Era… Era a vergonzante, era claramente algo que le hacía hundir, quedar en ridículo ante algo similar… Le daba rabia… Y mucha.
Intentó moverse de nuevo pero no podía… Sin embargo se mordió el labio inferior para no emitir cierto sonido, intento ocultarlo mientras que bajaba la mirada para no verse reflejado, ocultando su rostro en su cabellera.

Observo el reflejo del rostro del menor, pero al instante bajo la mirada clavándola en los azulejos brillantes y pulidos. Así que intentaba escapar de su reflejo. Pues no se lo permitiría. Con su mano libre agarro el cabello que pudo atrapar, lo suficiente para que se viera su rostro, formándole una coleta con su propia mano. Colin se veía indefenso, frágil, tan pequeño. Era justo lo que él quería, aunque en realidad no había ni un poco de goce en sus acciones, no lo estaba disfrutando al igual que las anteriores humillaciones que le hubiera hecho, ese día no disfrutaba nada. Aunque tuviera el control, aunque pudiera tener lo que deseaba, aun si Colin estaba en sus manos, se sentía vacio, tan falto de… todo. Absolutamente nada lo complacía, era por eso que buscaba cualquier cosa que pudiera entretenerlo, aunque se tratara de arriesgar su propia vida, buscando algo que lo llenara.

Seguía resistiéndose, aun mostrando su carácter, frunciendo el seño como acostumbraba. Pero el contacto que hizo Tenji con su miembro lo hizo cerrar los ojos y soltar un suspiro obviamente involuntario. Su frágil cuerpo se estremeció, el joven mayor podía ver su rostro claramente en el espejo, lo miro entreabrir un ojo, rechazando al instante la imagen que tenia.

- ¿Por qué apartas la vista Colin? – no solo se conformaría con humillarlo de esa forma, también se lo echaría en cara, le haría ser consciente de lo que hacía, lo que estaba mirando o más bien lo que se rehusaba a mirar.

El esclavo se resistía, incluso mordía su labio para no dejar escapar los suspiros o cualquier sonido placentero, producto de las acciones del rubio. Pero Tenji quería oírlo, no le permitiría nada en absoluto, ni siquiera eso. Lo haría morderse el labio hasta que se lo cortara si era necesario pero tarde o temprano el pequeño esclavo no aguantaría más. Solo que el mayor se encargaría de acelerar el proceso. Manteniéndole el cabello apartado del rostro sostenía su cabeza en alto, para que no pudiera agachar la mirada, aunque Colin aun podía cerrar los ojos y eso era exactamente lo que hacía. Tenji entonces acelero sus movimientos, frotando intensamente la virilidad del esclavo. Pero no era suficiente. Aun siguiendo con sus movimientos acelerados dio un lengüetazo en la oreja del menor. Lo hizo un par de veces más, concentrándose entonces en su cuello, aunque ahora los chupetones eran más bruscos que en ocasiones anteriores y las mordidas dejaban marcas muy notorias.

- No finjas que no te gusta. Puedo ver como retienes los gemidos con dificultad. – le susurro al oído en un tono desagradable que denotaba autosuficiencia, presunción y malicia. Aun así lo dijo de una forma golpeada, aun estaba furioso, no podía detenerse, tampoco quería hacerlo, se desquitaría con Colin, por lo que había hecho, por haberlo lastimado y porque era suyo y podía hacer lo que quisiera con él. Si, solo porque podía. La sensación de pertenencia de alguien era algo que reconfortaba a cualquiera, incluso a Tenji aunque solo de forma efímera.


- Porque no abres los ojos Colin. ¿No te gusta lo que ves? Eres tú, es tu verdadera naturaleza. – seguía oprimiendo su cuerpo contra el del menor, apabullándolo con su cercanía. – Existes para dar placer y también para recibirlo. ¿Por qué te resistes? Seria todo mucho mejor si disfrutaras de lo que sientes ahora. ¿No lo crees? Deja de sufrir por algo que te hace sentir bien. – acelero frenéticamente los movimientos de su mano sobre el pene del menor, frotándolo entre sus dedos, a lo largo, sintiendo su textura suave, incluso posicionando una pierna entre las del menor, que tocaba su trasero forzándolo a quedar pegado contra la barra. Su lengua era tan afilada como una espada, savia que decir, que era lo que más torturaría a su esclavo. No esperaba que lo aceptara, que aceptara ese placer involuntario que recorría su cuerpo, pero igual lo sentía y se lo haría notar.

Sus parpados seguían cerrados con fuerza, incapaz de abrirlos y observar su propio reflejo, algo tan humillante… Mantuvo la cabeza agachada, intentando que el otro no le llegara a observar, no quería que el ajeno se quedara “satisfecho” observándole de ese modo, intentaría resistir… Lo intentaría…
Siguió mordiéndose el labio inferior, y cada vez más, hasta tal punto de dejar de apretar ya que empezaba hacerse daño, pero de igual modo, siguió con los labios cerrados, evitando que se le escapara algún sonido que le diera a entender al otro que no estaba mal lo que le hacía…
Pero no tardó mucho en sentir como le elevaba la cabeza con cierta brutalidad, sintiendo tirar de su cabello hacía arriba, para ver de nuevo su reflejo, ese reflejo que no parecía él, mostrando el lado contrario de su ser.

Su cuerpo se enterneció sin evitarlo, incluso pensó que en cualquier momento sus rodillas iban a fallarle, pero ante la presión de su cuerpo contra la barra del lavamanos le hacía un poco imposible poder descenderse.
Mientras, sus manos aun amarradas, se cerraban formando puños, pero algo débiles, incluso temblorosas, no solo sus manos, si no su cuerpo entero.
Aquella mano en su sexo hacía que temblara y actuara de manera “extraña”, de una manera que antes no había sentido, una experiencia nueva.
¿Gustarle…? Bueno… No dirá que sí, pero tampoco dirá que no, su pequeño orgullo que aún conservaba le decía que siguiera en silencio, no quería complacer al mayor con esas cosas, así que volvió a morderse el labio inferior, pero en este caso algo más débil, como si fuera a rendirse en cualquier momento, pero no lo hizo.

Pero no dejaba de ser que le daba rabia al escuchar al otro, era un bastardo… Intentó mover su cabeza, intentando tirar hacia abajo, logrando así que tirase de su propio cabello, impidiéndole el acto que quería hacer.
Los dedos ajenos aceleraron más, haciendo que abriera sus parpados, para después cerrarlos de nuevo, sintiendo aquella húmeda lengua por su oreja, dándole un pequeño escalofrío que recorrió toda su espalda, dejándolo escapar en forma de suspiro.
Al final había soltado un suspiro, pero era mejor eso que no otras cosas que se aguardaba…. Aun que… Sentía como su cuerpo ya no podría más, si el otro continuaba de esa manera….

Siguió escuchando sus palabras y preguntas, esas preguntas llenas de sarcasmos y burlas, no le contestó, solo luchaba para no llegar a soltar pequeños sonidos, efecto de las caricias que sentía en su miembro, haciendo que temblara por esos dedos largos sobre aquella zona.
¿Dejar de sufrir por algo que le sentaba bien…? Aquello lo que hizo fue que se encogiera un tanto, intentando evitar abrir sus parpados, no quería verse reflejado a saber que expresión tendría en ese momento, en ese momento tan vergonzoso y humillante…. Un momento de un tensión grande en el ambiente.
De nuevo, el otro aceleró más aquel ritmo y sin evitarlo soltó un ligero gemido, que recorrió desde su garganta hasta sus labios. –Aaaaah….- Masculló suavemente, dejando sus labios entreabiertos, sintiendo sus mejillas ya cálidas al mismo tiempo que su cuerpo… ¿Su cuerpo? Sí, al parecer el mismo empezaba a expender calor.
-Pa-paraah…- Ya esta… Demasiado tarde… Ya había dicho lo que no quería, aquello parecía más bien en vez de una orden una súplica, pero no deja de ser que desde sus labios salían pequeños gemidos.

Su cuerpo llegaba a su límite, cosa que se encogió como podía, forzando sus manos en las esposas como si quisiera liberarse de ello, rebuscando entre esta algo en donde agarrarse, un intento desesperado, cosa que lo que hizo fue agarrarse al filo del costado del lavamanos, sujetándose con fuerza a esta mientras que se retorcía un tanto…
¿Por qué sentía eso en su interior….? Quería que parase por una parte de él decía que continuase… Por mucho que negara… Dentro de él llegaba a… ¿Gustarle? Pero no, no lo disfrutaba… ¿Cierto? Eso, o que simplemente no quería asumirlo….

Colin había intentado mover su cabeza para liberarse del agarre del mayor, la forma en que su rostro permanecía alzado frente al espejo era un peligro inminente, una tentación latente de abrir los ojos para observar su posición, aunque se resistiera, la amenaza estaba ahí, tan solo debía abrir sus parpados y se encontraría con su débil reflejo, lo que expulsaba de él constantemente, la debilidad, mostrándose fuerte y peleando hasta el final, ahora se cernía sobre su cuerpo destrozando su orgullo lentamente. No consiguió mas tirar el mismo de su rubia cabellera, pues Tenji no aflojo el agarre, no tenía intenciones de soltarlo, no ahora que había conseguido controlarlo.

Colin dejo escapar el aliento formando un delicioso suspiro, música en los oídos del mayor, cedía un poco más, cada vez un poco más. Reaccionaba a su contacto, aun en contra de su voluntad. Solo seria paciente, el pequeño esclavo no resistiría mucho más, no mientras el continuara masturbándolo de aquella forma. Su cuerpo se había vuelto una estructura temblorosa retenida fieramente por las manos del mayor. Entonces el sonido dulce de la voz del esclavo se hizo presente, un gemido de los tantos que reprimía había conseguido escapar, llegando a oídos del rubio mayor. Sus delicados labios permanecieron levemente abiertos y sus mejillas enrojecidas tenían su rostro, marcándose aun por sobre los golpes de su piel. Tenji sonrió por lo bajo, después de todo el esclavo tenía una apariencia seductora, el tipo de seducción inocente que se muestra con la debilidad. Nuevamente la voz del menor resonó contra las paredes del baño, pero ahora formando una palabra, palabra que hizo que Tenji mostrara sus blancos dientes formando una sonrisa ponzoñosa. Con esa palabra Colin se había rendido y los gemidos que antes retenía ahora salían libremente de su boca entreabierta.

- Te escuchas muy bien cuando suplicas. – le susurro al oído terminando por dar un soplido detrás de la oreja del menor. Finalmente libero los mechones rubios, haciendo que cayeran a los lados del rostro, algunos más sobre este mismo. La mano libre se abrió paso por debajo de la camisa de Colin, acariciando su estomago, tenía la piel tan suave, aun podía recordarla de la última vez que pudo tocarle tan íntimamente. Deslizo sus dedos a y través del estomago hasta llegar a su pecho, usando su fuerza apego al menor al suyo, aunque no quito la presión que ejercía sobre él, simplemente lo hizo apegársele. Seguía temblando, estremeciéndose cada vez que Tenji cambiaba de ritmo. El mayor comenzó a hacer pequeños círculos alrededor de uno de sus pezones, con las claras intenciones de provocar aun mas placer en el cuerpo del esclavo. Jugaba con la punta endurecida de los botones rosados entre sus dedos, torturando un poco aquella sensitiva área.

Nuevamente cambio el ritmo de los movimientos de su mano, lo hizo bajar lentamente, sus caricias eran suaves, pretendía hacer que el rubio se relajara, que apartara la tención de su cuerpo hasta dejarse apoyado en el mayor. Lo frotaba con gentileza, parecía haber contestado a la suplica de su esclavo, pero sus intenciones eran otras muy distintas a las que ahora demostraba, así que estando en un punto placentero y calmado de la excitación se inclino al frente, y volvió a acelerar sus movimientos, más y más, mientras continuaba atendiendo los pezones del menor. No importaba cuanto le suplicara Colin, no se detendría hasta terminar, hasta verlo terminar a él. Empezó a chupetear de nuevo su cuello, llevando su mano de arriba hacia abajo con frenesí.

Siguió con sus labios entreabiertos, soltando ligeros gemidos un tanto tímidos, que se desplazaban por todo el baño, perdiéndose en la sala, pero a la vez intentaba retenerlos, cerrando de vez en cuando sus finos labios, poco conseguía con ello, ya que seguían escuchándose, es como si ahora le fuera “imposible” poder detenerse, poder detener aquellos sonidos que salían de su garganta, siendo forzados a no salir pero que de todos modos llegaban a escapar.
Mantenía sus parpados cerrados con fuerza, no quería abrirlos, si los abría ya sabría lo que vería y precisamente no quería… Así que resistió todo lo que podía.

Aun sentía aquellos largos dedos sobre su hombría, aquella veloz masturbación que hacía que todo su cuerpo se enterneciera por completo, casi haciendo que sus propias rodillas le fallaran, temblando por semejantes caricias entregadas.
Intentando de algún modo liberarse del agarre de sus cabellos, pero ya no tanto como antes, es como si ahora, ante semejantes caricias, hicieran que sea mejor “domarlo”, ya no se resistía como antes, no pataleaba o simplemente no gritaba como tenía la costumbre de hacer. Ahora, es como si fuera un chico sumiso por las caricias, aun que no del todo, ya que dentro de él sentía una gran rabia, rabia por no poder hacer nada, su cuerpo estaba presionado, sus manos amarradas y sus piernas no le correspondían….
Le era inútil realizar cualquier ademán de liberarse.

Pero al escuchar las palabras del otro, apretó un poco los dientes, ¡no había suplicado!... ¿No?, lo había parecido, pero no quería que lo tomara así, ahora había quedado peor… Su orgullo se iba destrozando poco a poco, sin embargo, la rabia seguía acumulándose, aun que tampoco tanto, es como si ahora estuviera concentrado en las caricias.
Dejó escapar otro pequeño gemido, que no pudo controlar, una vez que el mayor sopló por detrás de su oreja, llegando a coger un pequeño escalofrío que recorrió todo su cuerpo, dejando que este mismo descendiera un poco, como si fuera a caer en cualquier momento, por suerte el mismo estaba sujeto, más aquel agarre de cabello, que de cierto modo le hacía daño en algún que otro tirón.
Sorpresa la que se llevó en cuando el ajeno le soltó el cabello, haciendo que su rostro se dejase “caer”, haciendo que su cabellera dorada le cubriera la mirada.
Su respiración ya era agitada desde hace rato, le costaba coger aire, incluso su pulso iba mucho más acelerado de lo normal, podría aportar que su corazón, en cualquier momento, saldría de su pecho, la sangre bombeaba con rapidez, una experiencia jamás dada.

Poco duró estando allí en la barra del lavamanos, ya que el ajeno le “obligó” a estar apegado al cuerpo contrario, no hizo resistencia alguna, tan solo mantuvo sus parpados cerrados y sus labios entreabiertos, gimiendo sin descanso alguno, como si la vergüenza se hubiera ido de él.
Se encogió como podía, aun sintiendo su presión en su cuerpo, ante aquel curioso dedo por su pezón rosado, dejando que se le escapara otro gemido más largo, quejándose en sigilo por aquella pequeña tortura en esta misma.
Curiosa fue la reacción que tuvo su cuerpo, ante semejantes caricias su cuerpo se inundaba de placer, incluso sus propias caderas se movieron en busca de más placer en su sexo, ya que el otro había ido frenando aquel ritmo.

Apretó un poco sus dientes en cuando el ritmo del otro volvió acelerarse, apretando sus puños hasta clavar sus propias uñas en su piel, mientras que de sus labios volvían a salir largos gemidos, gemidos de placer que se mezclaban con ciertas palabras formuladas. –Pa-paraaah… Vo-voy… aaaahhhh… no… no aguantaré… aaaaaaahhhh…- Intentó decir entre gemidos, una situación vergonzosa.
Su cuerpo iba al límite, no podría aguantar más, cosa que se encogió como pudo y soltó un gemido más largo y a la vez que se escuchaba más, resonando por todo el baño. Desde su miembro se disparó el líquido blanco cálido que llegó a manchar la mano del otro que justamente se situaba allí.
Jadeó cansadamente, dejando que su cuerpo se recostara en el cuerpo del otro mientras intentaba coger aire, intentando recuperarse de lo sucedido.

Fue consciente de los movimientos de las caderas de Colin, no había duda, estaba disfrutando de esto, aunque el artífice de todo fuera él. Sus gemidos ya no eran frenados de ninguna forma, incluso se habían hecho más largos y sonoros. Escucho la débil articulación de palabras por parte del esclavo, estaba llegando a su límite y Tenji estaría gustoso de conducirlo hacia él. Justo entonces el cuerpo del menor se tenso y emitió un gemido largo y sonoro que golpeo contra los oídos del mayor y se perdió junto al eco del baño. Tenji sintió el néctar cálido humedecer su mano y el cuerpo de Colin liberarse de la tención antes producida. Apoyándose en el rubio aun con la respiración acelerada. Lo observo en el espejo, agotado y con unas cuantas gotas de sudor humedeciendo su rostro. También pudo ver de nueva cuenta su mismo reflejo, después de todo en ese tiempo se había concentrado en la imagen del menor y había dejado por un lado su presencia. La mirada reflejada estaba vacía, como siempre, parecía como si fueran dos agujeros negros en los que perderse, por los cuales ser succionado, aun en contra de tu voluntad. Colin había sido tragado por ellos en esos momentos, aunque después de todo era el destino de cualquiera que permaneciera a su lado. Finalmente saco su mano de los pantalones del chico, lamiendo su esencia pecaminosamente, observando al menor con arrogancia renovada.

- Tienes un sabor delicioso Colin. – parecía que en ningún momento pudiera decir algo bueno realmente, si que podía, pero hacía tiempo que no lo hacía y no quería comenzar ahora, además no tenia porque decir nada reconfortante, después de todo había sido un castigo y uno muy bien merecido.

Tomo al esclavo y lo recargo contra la pared más cercana, solo entonces aprovechándose de su debilidad apresó sus labios con los suyos, introduciendo la lengua a través de ellos para poder recibir el calor de su boca, explorando la dulce cavidad precozmente, frotando su lengua contra la del otro rubio, forzándolo a responder a su ardor. Se separo del menor en busca de algo de aire y con los dedos se toco el labio inferior limpiando algo de la saliva.

– Puedes mirarte al espejo, te vez de maravilla en ese estado, realmente nunca te vi mejor. – aunque sus intenciones al ponerlo frente al espejo fueran las de que pudiera ver cómo era doblegado, en ningún momento el pequeño esclavo había abierto los ojos, apenas se vio rechazó por completo la idea de volver a mirar. A pesar de todo había ganado, Tenji había logrado dominar a su rebelde esclavo, su fiera salvaje. Suspiro cansadamente, ni siquiera eso podía cambiar su estado de ánimo. Entonces pensó en que quizás su pequeño hermano podría estar en una situación parecida, siendo doblegado por un infeliz degenerado, quien se aprovecharía de su debilidad. La sola idea le causo nauseas. Lo único que deseaba era encerrarse en su habitación, hundirse en la cama y enterrarse con las cobijas para no salir en todo el día. – ¿No piensas mirar? ¿Tanto asco te da tu reflejo? – ahí iba de nuevo, desquitando su ira con el primer ser viviente que tuviera la desdicha de ponerse frente a él. Era Colin quien estaba ahí, y era quien para Tenji merecía ese maltrato y más. Solo excusas, tenía otros motivos para torturarlo de esa forma, savia bien cuales eran pero jamás lo admitiría. En ese momento escucho la voz de su padre quien aplaudía su comportamiento. “Muy bien Tenji, eres hijo mío”. Le era repulsivo. Ladeo la cabeza aun observando en dirección al otro rubio. – Te comprare lo que escogiste te lo hayas medido o no. Y nos iremos ahora.

Pequeñas gotas de sudor surcaron su sien, mientras que el mismo luchaba para conseguir un poco de aire, ¿Exagerado? No lo creo, había sido una experiencia nueva, algo que… Por mucho que le costara asumirlo, le había gustado, eso o simplemente le había gustado a su cuerpo, ya que cuerpo y mente no parecía que pensaran igual.
Cerró por unos breves segundos sus labios para tragar saliva a los segundos los volvió abrir, entreabriendo también sus parpados, y allí se encontraba, reflejado en el espejo del frente, observando su faceta, aquel rostro cansado, de mejillas sonrojadas, labios entreabiertos al mismo tiempo que sus parpados, más alguna que otra gota de sudor que recorría su rostro. Una imagen lamentable y ridícula, frustrado cerró de nuevo sus parpados e incluso giró la cabeza hacia otra dirección.
Se dejó aun recostado sobre el pecho del otro, descansando un rato mientras que poco a poco iba recuperando el aire perdido.
En allí… El único testigo de aquel castigo fueron sus propios reflejos, cual quedaran sellados para siempre… Siendo un pequeño secreto entre ellos…

Se removió un poco en cuando el otro sacó la mano de su pantalón, escuchando lo que dijo, cosa que se extrañó… ¿No habría probado…. Cómo podía hacer algo igual? Ahora no estaba precisamente para preguntas estúpidas, es más… Tampoco querría dirigirle la palabra… ¿Enfadado? Sí, pero lo que más era frustrado, había hecho que su orgullo se hundiera, que se vaya a pique, ahora, de seguro que el otro no pararía de restregárselo en la cara, recordando lo que acababa de hacer hace unos segundos.
Abrió de nuevo sus parpados, pero en este caso permaneciéndolos alejados de su reflejo, no quería verse más… Ya había sido suficiente la humillación.
Pero en cuando menos se los esperó se vio contra la pared, siendo sus labios presos de los del otro.
Estaba débil para poder negarse a ello, cosa que cerró sus parpados con fuerza, notando aquella lengua pasar por dentro de su cavidad, intentando que la propia se alejara del ajeno, pero le era imposible, sentía aquel frotar de ambas lenguas, siendo forzado a corresponder.
En cuando el mayor se separó mantuvo la punta de la lengua fuera de su cavidad, mientras que un pequeño hilo de saliva unía ambos labios, hasta que se rompió y fue aparar hacia la comisura de estos.

Abrió un poco sus parpados, fijándose a quien tenía delante de él, aquella persona que le humillo y “pateó” su orgullo.
Cerró de nuevo sus parpados, dándole una respuesta en silencio al otro ante sus palabras, humillación y más humillación… Cada vez que lo pensaba se hundía… El otro rubio había ganado la batalla de esa guerra… Pero que no cantara victoria de momento…. Estaba cansado, dolorido, claro, aun el dolor de la cabeza no se marchó, y ahora poseía ciertos dolores “extras”, tanto en su cuerpo como en el rostro.
Agachó el rostro ante su pregunta, no le contestaría ni si quiera le miraría, no estaba de “humor” para eso, así que prefirió ignorarle.
¿Irse? ¡No, no podía irse, tenía que escapar! Pero… Después de aquello más ahora su débil cuerpo dudaba que pudiera correr como antes, así que solo se encogió frunciendo un tanto el entrecejo, solo tenía que esperar a que se recuperase, después, puede que vuelva a ser el mismo, como antiguamente, pero claro está que sentirá mucha más rabia hacia el otro rubio.

Poco le importaba ahora si le compraba o no la ropa, total, ahora, en cuando regresaran a aquella mansión no saldría del cuarto… Allí se quedaría, no se movería para nada del mundo, se quedaría pensando en algún plan o simplemente algo para fastidiar al otro… Aun que ahora no estaba para eso, así que hizo que esos pensamientos se fueran para más tarde.
Abrió de nuevo sus parpados, manteniéndolos alejados, tanto del mayor como del espejo, haciendo caso omiso de su propio reflejo de las dichosas palabras del otro rubio.

El seño fruncido que antes había irritado tanto al rubio, ahora le producía una extraña satisfacción, un tanto distinta a la de antes. Aun podía percibir en la expresión del menor, dejes de la postura en la que momentos antes se habría encontrado. Sus mejillas mantenían el color carmín, su rostro brillaba por el sudor húmedo en el que se reflejaba la luz blanca de la iluminación en el baño, y aunque disminuía, la respiración aun estaba agitada y hacia subir y bajar en un ritmo acelerado el pecho por el que antes hubieran vagado sus manos precozmente. Lo observo con detenimiento. Aunque lo quisiera, el esclavo no podría resistirse en esos momentos, tanto su cuerpo estaba fatigado como su orgullo quebrantado, a pesar de que en sus pupilas azuladas Tenji pudiera percibir aun ardiendo el coraje que prevalecía en el carácter del esclavo.

Deslizó su mirada, atravesando los labios rojos, ligeramente hinchados por el reciente beso, vagando por debajo de la mandíbula de Colin. Observo el collar que antes represento un molesto obstáculo en su camino de mordiscos y chupetones en el blanco y delicado cuello, aunque no uno muy grande, pues aun así pudo disfrutar del sabor de la piel; sin contar que en esos momentos de hecho no pensaba en su propio disfrute, mas solo se concentraba en torturar al otro, ahora el recordar al sabor de aquella piel se sentía satisfecho.

Del purpureo collar, por delante y ligeramente recostada en el pecho del menor, pendía la cadena plata brillante. Aunque no representara un gran peso, era de metal resistente, especial para los esclavos que gustaran de intentar escapes temerarios, justo como el suyo. Alzó entonces la mano para atrapar nuevamente los mechones rubios sueltos, que colgaban un tanto enredados por el lado izquierdo del joven rostro contrario. Aun enredados y un tanto húmedos eran suaves y bastante agradables al tacto. Realmente nunca había tenido la oportunidad de tocarlos con tanta parsimonia, Colin jamás se quedaba quieto como para darle oportunidad de hacerlo.

- Aun soy de la opinión de que te sienta bien ese rostro enrojecido y húmedo. – sus dedos aun vagaban entre la suavidad dorada del pelo del menor, pero su vista se mantenía por encima de él, mirándolo hacia abajo, además de por la obvia diferencia de alturas, también como una manera arrogante de demostrar su superioridad. – Es curioso como aun mantienes esa expresión. – fueron las últimas palabras que sellaron el mal comentario. Aunque lo dijera para molestarlo, no mentía, para Tenji, Colin se veía hermoso, quizás porque precisamente debido a la renuencia del esclavo nunca había tenido la oportunidad de admirarlo detenidamente, ni siquiera en el escaparate pues había tratado por todos los medios de que no mirase el rostro. Tampoco se había preocupado por ello. Sin embargo, esta era la forma muy personal del rubio de ojos bicolor para decirlo. Ni siquiera a si mismo aceptaría que el irritante esclavo podía tener cierto encanto que le fascinara o le agradara mínimamente. Colin no se lo merecía, no parecer bello a sus ojos, eso jamás, porque aunque se viera como un dulce ángel en realidad era una bestia, un animal salvaje completamente despreciable.

La mano del mayor se deslizó por el pómulo marcado en un tono purpura, hasta descender por su quijada, delineando la misma llegando a la barbilla y allí deslizarse grácilmente por el cuello para alcanzar a tomar la cadena de la correa. Esta batalla ganada se sentía maravillosamente como la guerra en victoria, pese a que solo eso aparentara, al menos había encontrado un arma catastrófica que sin duda acababa con toda defensa del esclavo. Los deseos de su propio cuerpo, deseos que había demostrado con sus movimientos que en cierto punto no podía negarse el complacerlos. De eso se percato cuando las propias caderas del otro comenzaron a moverse animándolo a seguir de forma más rápida apenas disminuyó la velocidad de sus manos.

Su mano se deslizó a través de la longitud de la cadena, hasta alcanzar a tomar el extremo con el aro de cuero del que podía sujetarse. Entonces tiro de la misma enrollándola en su propio puño para hacer que Colin se inclinara hacia él. Sus labios atraparon los del menor en un gesto rápido y travieso. Un beso pequeño en los labios aunque un poco más duradero que los otros que le hubiese robado con anterioridad. Se aparto entonces y abrió la puerta. Entonces tiro de la correa para hacer que el otro se moviera y lo siguiera.

Tenji se encontró con sus custodios a unos cuantos pasos más adelante, después de todo no lo habían perdido. Los hombres estuvieron algo sorprendidos de ver como el rubio regresaba en compañía de su esclavo. Aun el rostro del mayor mostraba severidad, y por las marcas en el otro rostro joven, se dieron cuenta de que al fin el esclavo había logrado colmar la poca paciencia de su amo. Ninguno de los 2 hombres hizo algún comentario al respecto cuando su jefe llego a su lado y les ordeno que avisaran al chofer que viniese por ellos, puesto que anteriormente el mismo había tirado su celular. El otro de los custodios se separo de ellos para cumplir con el pedido de su amo, que constaba de hacer llegar la tarjeta de crédito a las manos del vendedor de la tienda para pagar la ropa que Colin había alcanzado a escoger. El hombre no tenía idea de porque aun después de lo sucedido, el joven empresario le compraría las prendas al esclavo. No objeto ni dio su opinión al respecto, solo se alejo en dirección a la tienda.

¿Débil? No, su cuerpo no estaba débil si no cansado, ¿quién iba a decir que algo como “eso” podría hacer que uno dejara que sus fuerzas desaparecieran? Era realmente increíble… Sin embargo, no le perdonaría, no perdonaría al otro por algo igual… Había hecho que su orgullo que hundiera, todo se fue a pique… Mostró cierta parte de él que no mostraba, o mejor dicho, que nunca había mostrado, una débil y algo “sensible” ante esas caricias que había recibido.
Curiosa fue la experiencia, pero al ser su personalidad de aquella manera no dirá que fue algo… Que le había gustado; una especie de placer que envolvía todo su cuerpo, cual que había hecho gemir como nunca antes, e incluso aquel líquido que había surcado de su miembro, resultado de la “satisfactoria” acción del mayor.
¿Aceptarlo? Claro que no, pero no dejaba de ser que había sido a la fuerza, una acción que se había empleado a la fuerza, ya que desde un principio él no quería, y en un futuro puede que tampoco lo desee.

Su pecho subía y bajaba de manera incontrolable, intentando recuperar el aliento restante, mientras que sus manos se situaban inmóviles frente de su cuerpo, aun amarradas a la vez que su cabeza hacía elevada pero con la mirada en otro lado, sintiendo como el pequeño hilo de saliva de antes recorría la comisura de sus labios.
Pero en aquel momento sintió los dígitos del mayor por su cabellera, haciendo que su cabello algo húmedo se zarandeara y fuese “acariciada”, en cierto modo ya hacían algo enredados, seguramente por aquel agarre del otro, en cuando le había sujetado antiguamente el cabello con algo de brusquedad.
Aquella sensación de hace unos pocos minutos no se le olvidaría con facilidad, por mucho que quisiera borrar recuerdos “malos” nunca lo lograba, por esa razón, este no será una excepción…
Su cabeza le daba vueltas y eso que solo fue “aquello” tampoco se podía imaginar que otras cosas se podría hacer, pero más bien le dolía la cabeza por el fuerte golpe que se dio en cuando cayó al suelo, después en cuando el rubio le estampó contra la pared…
Así que habían sido golpes muy seguidos en la cabeza.

Sin embargo, escuchó las palabras del otro, cosa que ignoró, pero las últimas palabras de él… Sonaron lejanas, como si se estuviera alejando de él y no era así, ya que le tenía delante.
Parpadeó intentando no cerrar sus parpados, luchando para no desvanecer, tenía que ser fuerte, no podía rendirse con tanta facilidad… Era una promesa… Una promesa que no olvidará en su vida, así que tenía que cumplirla, pero en aquellos momentos le era difícil, cosa que intentaba resistir lo máximo que podía a pesar de su cuerpo parecía que le fallara.
No tardó mucho en notar como aquellos dedos se iban deslizando por sus pómulos, ¿le estaba “investigando” de nuevo, no había tenido suficiente?
Miró por el rabillo del ojo al mayor, manteniendo tanto sus parpados como sus labios entreabiertos, aun que supo perfectamente hacia donde quería dirigirse, hacía la cadena, de nuevo seguirá yendo con aquel ridículo objeto que hacía que le humillara aun más.
Cierto, la guerra había ganado el mayor, pero en otras había ganado él, se podría decir que estaban en pate, y por supuesto que esa guerra no acababa allí… Parecía ser que duraría mucho y a saber cuándo terminará…

Ante aquel tirón de corre hizo que se moviera un tanto brusco hacía el otro, deslizó su mirar hacia él y fue entonces que sus sonrojados labios fueran presos por los labios contrarios. Pero no hizo ademán de alejarse o de rechazarle, estaba tan hundido que poco le importaba ya, eso sí, en cuando se recupere de nuevo será él quien comience la guerra y que la acabará…
Siguió con sus parpados entrecerrados, aun con los labios ajuntados a los del mayor, fue corto pero largo a la vez.
En cuando se separó sintió en el mismo momento como le volvía a tirar de la correa, obligándole a caminar, cosa que hizo, pero a un paso lento, como si temiera a que se cayera.
No tardaron mucho en encontrarse con los dos hombres, “guardaespaldas” del otro rubio, pero ni si quiera les dirigió la mirada, solo mantuvo el rostro agachado con la mirada perdida.

Inconscientemente dio un paso hacia delante, quedando justamente detrás del mayor, pero sin previo aviso se dejó caer hacia delante, haciendo que su cuerpo quedase recostado en el cuerpo contrario, ya no podía más… Se había dejado vencer, haciendo que al final todo su ser se desvaneciera y dejara que su cuerpo se diera por rendido.
Estaba claro que si el rubio se moviera el otro acabaría por caer al suelo, aun que… Más doloroso será que el otro, al mantener la correr sostenida, es cuando se caiga, ya que en cierto punto la correa se tensará y podría romperle el cuello de una manera brusca pero seca.
Sin embargo, ante su propio peso su cuerpo se iba deslizando poco a poco, sin mostrar su rostro, ya que este, estaba hundido en la espalda del contrario, sin ser consciente de que lo que estaba pasando.
Solo se dejó vencer, quedando desmayado en la espalda del otro, es más, ni el mismo sabía que en realidad se había dejado vencer desde hace tiempo…

El ligero golpe en la espalda lo distrajo de la conversación que había iniciado con su guardaespaldas. El impacto no fue duro, más bien se sintió como un empujón. Enseguida vino a su dolorida cabeza la imagen de su esclavo. Dudaba que se tratara de un ataque, una venganza por haberlo hecho pasar por todo aquello en el baño, después de todo, si se trataba de Colin furioso de ese empujón seguro vendrían otros, y ese no fue el caso, aunque siempre estaba la posibilidad. Sin embargo, al girarse levemente para averiguar que sucedía, se dio cuenta de que el menor había caído inconsciente a sus espaldas y como lentamente se deslizaba para terminar cayendo al suelo. Antes de que eso sucediera, Tenji giró el cuerpo para sostenerlo pasando sus brazos por debajo de los de su esclavo. “Mira que desmayarse de esa forma después de todo”. Fueron los pensamientos del rubio.

- Finalmente colapso entonces… me parecía demasiado pequeño como para tener tantas energías y provocar todo ese escándalo. – fue una forma prudente la que utilizo el guardaespaldas para referirse al daño físico que le había hecho a su jefe. – Puedo cargarlo hasta el coche por usted Sr. Chikara. – el hombre hizo ademan para tomar al esclavo pero fue detenido por el rubio quien le negó con la cabeza.

- Esta bien, puedo hacerlo yo mismo. – y quería hacerlo, aunque Colin estuviera exhausto, que al parecer fue el motivo de su desmayo, no quería perderlo de vista, no le permitiría escapar de nuevo. Técnicamente había sido pura suerte el encontrarlo en el baño y aun no había terminado de jugar con él como para darle oportunidad de escapar. Después de haber desobedecido de esa forma, sería más severo.

Se enredo la correa en la muñeca para que no estorbara y levanto el cuerpo inerte del esclavo en sus brazos. No era nada pesado, así que no le seria gran problema cargarlo por el tiempo que debieran esperar al auto y al otro guarura a que regresara de su encargo que no era la gran cosa. Y así fue, el custodio regreso sin problemas y cargado con cajas y bolsas que contenían la enorme variedad de prendas que Colin se había puesto a escoger, suficiente para un guardarropa nuevo, el resto de ropa que había en casa la devolvería a la tienda. Enseguida el chofer llamo por celular al guardaespaldas avisando que ya estaba en la entrada y los 3 hombres se encaminaron hacia allá.

Si la gente los miraba de forma extraña no era algo de que admirarse, sería raro que no lo hicieran, después de todo, la visión de un muchacho sosteniendo a otro desmayado, seguido por 2 hombres enormes que cargaban lo que debían ser las compras del día era un tanto extraño, tal vez hasta gracioso si uno se imaginaba que el motivo del desmayo del menor había sido una extensa tarde de compras. Ignorando cualquiera de los pensamientos y miradas de las personas en el centro comercial salieron del lugar y se subieron al coche. Tenji se puso a pensar que nunca antes había llamado tanto la atención, al menos no de esa forma, desde que se topo con Colin, esta clase de escenas parecía ser algo muy normal en su compañía. A él le daba igual, los pensamientos de la gente le eran ciertamente indiferentes.

[cerrar]