{ ¿Por fin un hogar? } [Libre]

De nuevo se encontraba delante de aquellos gruesos cristales, siendo exhibido una vez más, para ver si está vez es comprado por un hombre cual tendría que considerar su “amo”.
Resopló.
Se encontraba encerrado ante cuatro paredes, pero muy bien decoradas, con cortinas blancas, edredones, sabanas… Todo del mismo color, significado de la gran pureza que tenía.

Allí se encontraba, sentado en un rincón de la pequeña “habitación” de cristal, encogido entre sus propias piernas.
En intento de ocultar su ropa tan a vergonzosa, cual era unos shorts color caqui, y una camisa blanca [abierta], ajustada, mostrando así parte de su cuerpo blanquizco.

De vez en cuando mirada hacia el cristal, observando cómo algunos se lo quedaban mirando, pero tampoco mostraba expresión alguna de interés, pero si quería salir de allí tendría que mostrarse.
Pero siguió como estaba, no se movió de allí, solo mostraba su rostro y parte de su torso desnudo, en espera de que alguien le llevara a su casa, en donde allí podría vivir y dejar aquella jaula de una vez por todas.

Por unos segundos escondió su rostro entre sus piernas, cerrando con dulzura sus ojos para así intentar calmar los nervios que tenía.
Después alzó sus orbes, mirando de nuevo hacía el cristal, pasó del cristal a su alrededor.
Si no se mostraba bien no le querrían mostrar lo más seguro, cosa que después lo más probable es que le castigaran severamente.
Suspiró y se levantó, fue hacia un lado, agarró su guitarra, la desenfundó, volvió al sitio de antes para así poder empezar a rozar las cuerdas de la guitarra con la gema de los dedos, fabricando una pequeña y suave melodía…

Nuevamente se encontraba en ese lugar; recordaba perfectamente aquella conversación que había tenido con aquel otro chico, sonrío al recordarlo para después hablar con los mismos socios que lo llevaron la primera vez; nuevamente su rostro de hipocresía aparecía cuando hablaba con ellos.

Mientras que aquellas personas seguían imaginándose cosas lujuriosas con los chicos que estaban ahí, Richard decidió dar una vuelta, mirando que chicos habían cambiado y que chicos aun permanecían ahí; ya tenia mucho tiempo desde que había pasado y no había cambiado en nada.

Su vista fue cautivada por un chico tímido que se encontraba sumamente enrollado con sigo mismo. Lo observo de reojo mientras disimulaba observar por otros lados. Después de unos segundos, toda su vista fue capturada por ese chico, se había levantado y tomado una guitarra de la cual había comenzado a tocar una tonada muy suave y sencilla. Sus pasos se dirigieron al cubículo del pequeño. Sonriéndole y con las manos en el bolsillo, echando para atrás el saco negro que traía puesto y con su cabello un poco sobre su rostro.

"Hola pequeño" le sonrió esperando la reacción del menor. Esta vez había sido otra persona y lo sabia perfectamente.

Sus dedos siguieron recorriendo las finas cuerdas de la guitarra, siguiendo con el sonido, suave y un tanto… Melancólica.
No se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor, solo se concentraba en lo que estaba haciendo, sin fijarse en que uno se le estaba acercando al cristal.

Parpadeó y escuchó una voz, cual hizo que le llamara la atención y alzara su mirada hacía aquel hombre. Le miró y ladeo la cabeza, deteniéndose en tocar su guitarra.
Había llamado la atención de alguien… ¿Por su música o por qué sería…? No lo sabía, solo sabías que tenía que corresponderle con claridad y respeto, tal y como le habían “enseñado” –Buenos días.- Le saludó con una simple reverencia de cabeza hacia el hombre.

Este era el supuesto momento para poder salir de aquel sitio, sabía que era la primera vez que le hablaban que no sea un hombre de la bata blanca, así que tendría que hacerlo lo mejor que podía si no se quedaría allí para toda su vida.

No sabia que mas decirle, ya había pasado una vez por ahí y no tenia ganas de regresar, pero nuevamente estaba ahí, enfrente de uno de los cubículos observando a otra criatura sufrir por esa gente, por una parte le era indiferente pero por la otra no podía no hacerle caso.

"que linda melodía, ¿es propia o de alguien mas?" pregunto, no quería tocar el tema sobre la esclavitud pero tal vez al chico si le interesaba hacerlo.

"¿como te llamas, pequeño?" tenia que saber el nombre del chico, parecía triste pero a la vez avergonzado, pero como no, estar ahí semidesnudo esperando que alguien pudiera comprarlo, que denigrante era esa vida; suspiro al solo pensar que eso pudo haberle pasado si su abuelo no hubiese estado ahí para cuidarlo.

Observo al chico de pies a cabeza, delineando con la vista aquellas piernas y brazos que se miraban tan sensibles y débiles, como a punto de quebrarse.

Le estuvo mirando todo el rato aún que se haya producido unos pocos segundos de silencio, algo que le era incomodo, pero tampoco sabría que decirle o que hacer, se estaba poniendo nervioso a cada segundo que pasaba, pero finalmente decidió acercarse un poco más al cristal, solo un poco más…

Con su guitarra en mano avanzó unos dos pasos más con cierta timidez, quizá estaría haciendo bien en acercarse, pero a lo mejor aquel hombre no quería. Se lo planteó mejor y se quedó donde estaba.
Resopló.
Su comportamiento seguramente estaría poniendo nervioso a aquel hombre, cosa que si lo consigue seguramente no se lo llevaría, así que sería un día más estar encerrado en aquel lugar…

El silencio se rompió en cuando habló de nuevo, aquella severa pero gentil voz del hombre.
De sus finos labios se dibujó una gran sonrisa ante el comentario del mayor. –Sí es mía, yo compongo las música.- Le explicó con tranquilidad, hablar de aquello le gustaba. Pero había cogido demasiadas confianzas, suspiró.

Ante su segunda pregunta volvió a responderle con su misma sonrisa en sus labios, como si su rostro se iluminara. –Mi nombre es Carlise…- De nuevo a lo mejor iba a cometer un grave error, iba a preguntarle el nombre de aquel que se encontraba delante suyo, pero quizá no sea de su incumbencia.

Odiaba su comportamiento, una vez más suspiró, bajó durante unos breves segundos la mirada, para después volverlo a alzar y mirar a aquel joven, finalmente se dignó a hablar. -¿Sería mucha molestia… Preguntarle el nombre…?- Se lo había dicho, ya no podía retroceder…

"claro que no es ningun problema" le sonrio amablemente.

"Richard, mucho gusto Carlise" le sonrio nuevamente observando sus movimientos muy entretenido.

"es muy lindo que compongas musica" aun permanecia su sonrisa en su rostro; el chico era lindo y parecia muy tierno; si era muy diferente a mucho de los jovenes que habia conocido y sobre todo con quienes habia estado; pero era obvio que esas relaciones solamente eran por conveniencia, suspiro al recordar una que otra experiencia.

"¿como te ha ido por aquie? pequeño" pregunto curioso, aun que no sabia si era correcto preguntarselo; ademas quien iba estar feliz estando ahi encerrado, siendo exibido como si fueran simples objetos sin sentimientos, suspiro nuevamente ante este pensamiento...

"discupla... es una pregunta estupida... a quien le va a gustar estar aqui encerrado" cerro los ojos al recordar ciertos consejos de parte de su abuelo.

"¿quien te ha enseñado a tocar la guitarra?" esa era una pregunta mas fuera de ese lugar, aun que para el chico tal vez no tanto.

Su corazón palpitaba con cierta fuerza, parecía que fuera a irse de su pecho, debido a la pregunta que le había dicho.
Tragó saliva con cierta dificultar, observando en espera de que tipo de respuesta le aria.

La respuesta de este no se lo esperaba y ante su pregunta le había contestado amablemente más le sonrió.
Parpadeó sorprendido para después sonreírle con amabilidad, ya con más confianza.
-El gusto es mío.- Le contestó amablemente, aun manteniendo su sonrisa en sus labios.

Su sonrisa se ensanchó mucho más ante el comentario, era la primera vez que alguien decía que le gustaba lo que hacía. –Gracias.- Le agradeció por el comentario, sonriéndole con cierta ternura en su mirada.

-¿Cómo me fue por aquí?...- Repitió en un susurro, deslizó la mirada por el suelo. –Pues…- Murmuró. –La verdad…- No le dio tiempo a decir nada más ya que el mayor empezó a disculparse por su pregunta.
Negó con el rostro. –No se preocupe, no es nada.- Le volvió a sonreír.

Su segunda pregunta le alegró mucho más. -Pues… Me enseñó mi abuelo.- Su voz se tornó más alegre, como si hablar de su abuelo fuera algo maravilloso.

El hecho de observar al pequeño ahi sentadito en ese cubiculo, mostrando su delicado cuerpo, le entraban unas ganas de romper ese cristal y sacarlo de ahi.

Le recordaba los tiempos en el que aun vivian sus padres y todo era tranquilo sin preocupaciones, solamente pensaba que que ubiese pasado si lo que paso nunca se ubiera realizado, suspiro y le sonrio al chico amablemente.

"es una pregunta muy insensible... pero contestara por favor y lo que menos quiero es que te molestes por tal pregunta" aun permanecia su sonrisa en sus labios, tomando un poco de aire para proseguir hablando.

"¿cuanto tiempo llevas aqui?" pregunto un poco molesto consigo mismo, suspiro despacio esperando la respuesta del menor.

Difinitivamente ya estaba 100% seguro en que lo iba a adquirir, parecia un niño muy dulce y cariñoso, algo que en cierta forma le hacia falta.

Ladeó un poco la cabeza al ver la expresiones y movimientos de este, pero aún así con su sonrisa en sus labios, parecía que con aquel hombre tenía una cierta “confianza”, pero seguía diciéndose a sí mismo que esperaba no meter la pata en cualquier movimiento o quizá depende de las contestaciones o como las conteste, todo podía llegar a ser muy delicado si no correspondía con delicadeza.

Tomó aire y luego la expulsó, tranquilizándose a sí mismo, miró por unos breves segundos a su alrededor, lo que pasaba por al lado de aquel hombre amable, había gente, y parecía que bastante, pero no dejaba de ser que aquel hombre le hacía sentir bien…

Le miró de nuevo, sonriéndole de la misma forma, para después escucharle con atención, ante su pregunta se pasó su brazo diestro por detrás de su cabeza. –Pues…- Susurró en intento de recordarlo. –Pues ya hace muchísimo tiempo.- Afirmó moviendo su cabeza de arriba abajo.
Llevaba allí mucho tiempo, incluso perdió la cuenta, hacía tiempo que no observaba la luz del sol… Cosa que añoraba y mucho.

Cuanto tiempo es que el pequeño habia estado ahi?, tendria que ser mucho como para no poderlo recordar, suspiro con un poco de enojo pero se tranquilizo.

"¿deseas salir de aqui?" era una pregunta estupida pero quien no deseaba salir de ese lugar.

"si tu respuesta es si, te llevare conmigo.. solamente que no soy una persona que le gusta tensarse con mucho trabajo... puedo llegar hacer fastidioso... pero si a ti te incomoda... intentare no hacerlo..." dijo suspirando, observando frente a sus ojos su vida rutinaria y aburrida.

"Si tu respuesta es no... lo comprendere" le sonrio amablemente esperando aquella respuesta, que inconsientemente deseaba que dijera.

El chico era lindo y al parecer era inocente algo que por una parte le seducia pero por otra mejor se contenia a pensar en cosas sucias, suspiro al pensar que si el chico conocia aquella parte de él se asustara, pero iba a correr el riesgo de hacerlo y sobre todo de contenerse a hacer cosas que luego pudiese arrepentirse.

¿Había oído bien? ¿Le había preguntado si quería salir de allí? Sus luceros se abrieron de par en par ante su pregunta, era obvio que quería salir de allí, pero después de mucho tiempo por fin alguien se lo decía.
De sus labios se dibujó una gran sonrisa, acercándose más al cristal hasta que solo aquel muro cristalino les separaba. -¿E-en serio?- Tartamudeó incluso de la felicidad, sus ojos brillaban, era su gran día, se podía decir que era el día más feliz de su vida.

Al escucharle negó con rapidez el rostro. –No será ninguna molestia, ni pensarlo.- Lo afirmó mirando al otro mientras que parpadeaba, pero aún así se notaba muchísimo la emoción de este.
Se detuvo y después prosiguió. –Quiero ir con usted, por favor.- Dijo amablemente, colocando su mano diestra en el cristal, por fin saldría de aquella jaula.

Después se quedó un rato pensativo. –Por cierto…- Murmuró un tanto tímido. -¿Cómo quiere que le llame?- Le preguntó mientras que ladeaba la cabeza, supuestamente le tenía que llamar “amo” pero quien sabe, puede que aquello le molestase y prefirió preguntarle.

Le sonrío amablemente, era agradable ver una linda sonrisa en su rostro y no poder observar un semblante triste y de dolor.

"solamente llámame Richard" le sonrío nuevamente.

"espérame tantito" se retiro del lugar y fue rumbo donde se encontraba uno de los encargados de ese lugar, hablo unos minutos con el joven y después regreso, junto con el encargado, al cubículo del más joven.

"¿donde quieres ir como primer día?" pregunto despacio esperando la respuesta del jovencito, no tenia nada planeado, es que en realidad no se lo había esperado de el mismo, solía hacer cosas impulsivamente, pero esta era una de esas en las que no se arrepentiría de su elección al igual que le había pasado a su abuelo con el rubio Ezequiel.

Asintió con el rostro alegremente. –Está bien, Richard.- Susurró su nombre con suma dulzura, como si de una melodía se tratase.
Después volvió a asentí con el rostro ante la espera de él.
¿Sería su última vez que estaría allí? Se preguntó mientras que miraba el techo blanco, al igual que las otras cosas de esta.

Lo miró todo de nuevo, por fin podría salir de aquel sitio, pero ahora tenía una misión, obedecer las órdenes de Richard, cual aún no sabía cómo tratar.
Se llevó sus dedo índice a sus labios, haciendo que la yema del dedo le rozara estos con delicadeza, estaba feliz y mucho.
Sin evitarlo de sus labios se dibujó una gran sonrisa.

Después escuchó como habrían el cristal, cual una gran sensación le invadió por completo, poniendo oler el aroma a libertad…
Giró lentamente sobre sus talones, quedando frete la puerta de salida.
Su primer paso hacia la “libertad”, cogió aire y dio un paso hacia delante, después el otro y así sucesivamente hasta quedar fuera.
No miró detrás suyo, aquello quedaría atrás, solo le limito a mirar a Richard, cual su sonrisa se dibujó en sus labios.

Se quedo sorprendido por su pregunta, ¿Dónde quería ir? Llevó su mano por detrás de su cabeza con una expresión un tanto tímida. –Pues…- Murmuró suavemente. -¿Dónde me recomiendas?- Le preguntó, en sí no sabía muy bien las cosas de allí afuera, quizá haya cambiado todo…

"dejame pensar, sale?" le sonrio mientras observava a aquel pequeño estar feliz por que ahora no estaria comoun animal enserrado en una jaula blanca, siendo observado con ojos de lujuria, ahora seria solamente de una persona, una que lo cuidaria para no lastimarlo, claro en lo que pudiera, ya que para Richard no tenia mucha practica en eso, no es que fuera practica si no experiencia en ese campo.

"Ve con el joven, aqui nos vemos en un rato" el encargado que habia ido junto con Richard tomo del hombro del chico para que lo siguera, era hora de salir de ese lugar.

"te espero" le sonreia aun, observo como el chico desaparecia del lugar, esperando a su llegada; se quedo ahi observando un solo punto de todo el lugar no estaba seguro si lo que estaba diciendole al chic estaba correcto, pero deseaba que asi fuera, suspiro esperando a la llegada de su ahora esclavo.

-Vale.- Asintió colocando sus manos por detrás de su espalda, ajuntándolas mientras que se inclinaba un poco hacia delante con una gran sonrisa en su rostro, decorándola con alegría.
Ya era “libre” de aquella jaula, pero ahora su misión era obedecer a su supuesto amo, Richard, un hombre amable y honrado.
Estaba contento de que le hubiera cogido a él, ya que temía que se hubiera quedado allí para siempre.

Parpadeó en cuando sintió la palma de la mano del otro joven en su hombro, llevándoselo de allí, alejándole de Richard, miró hacia atrás, solo serían durante unos pocos minutos, ya que tenía que cambiarse y recoger lo suyo para ya no volver nunca más.
Le llevaron a las habitaciones en donde allí tenía su ropa, solo le dejaron coger dos prendas, y cogió sus favoritas, una que se la puso y la otra la aguardó dentro de una maleta, conjunto a un peluche de un pequeño conejito blanco de suave pelaje y de una mirada dulce.
Y claro esta que cogió su más preciado objeto, la guitarra.

Ya había terminado, miró por última vez su alrededor… Quizá sería la última pero no la primera. Quien sabe… Puede que algún día Richard acabe vendiéndole de nuevo debido a que se canse de él.
Por aquel pensamiento suspiró.
Y de nuevo, conjunto al hombre volvió junto a Richard con su maleta en mano. –Ya estoy aquí.- Le llamó sacudiendo su mano de lado a lado.
Su ropa era de un tejano azulado de camisa manga-corta color blanca y una rayas purpura y en sus espaldas tenía el dibujo de unas blancas alas.

-Ya nos podemos ir.- Aquello le ilusionó, de sus labios siguió su sonrisa de felicidad.

Le sonrio amablemente cuando vio salir al chico que parecia feliz. Por fin aria algo bueno de su vida, bueno aria algo bueno en la vida de otra persona, eso le alegraba el corazon mucho en realidad que le alegraba el corazon, suspiro al ver como el pequeño estaba entusiasmado por todo.

"que guapo..." le sonrio mientras tomaba la maleta del pequeño y caminaban rumbo a la salida.

"espero que te acostumbres rapido a la vida de la ciudad y sobre todo a lo rapido que transcurren los dias ahí afuera" le sonreia aun que por una parte sentia nostalgia en su corazon, no sabia por que, tal vez por segunda vez en su vida abria sonrisas en su hogar, regresaria a cuando su abuelo vivia, aun que esta vez el estaria en el lugar de aquel anciano, bueno eso es lo que pensaba el peliverde.

"entonces vamonos" comenzo a caminar llevando el paso del menor.

Ansioso por salir ya a la calle se acercó al mayor, dando unos pequeños pero ligeros saltos.
Por fin fuera.
Los rayos de sol le cegaron por unos breves segundos, hacía tiempo que no sentía el sol contra su piel, y la brisa zarandear su cabello, aquello le hacía feliz, muy feliz.

Se percató de que el mayor le cogía las cosas sin darse cuenta del comentario de este. –Eh… ¡Ah! No, no es necesario, ya lo llevaré yo.- Dijo acercándose a este con paso algo acelerado, pero… Si era él quien tenía que llevar las maletas no Richard… Sonrió, era muy amable, no había duda.
Miró a su alrededor, había gente y mucha, solo tenía tiempo de ver a gente de fuera solo cuando lo ponían en esas cuatro paredes de cristal, pero ahora… Los podía ver sin necesidad de una barrera.

Estaba tan ilusionado que tampoco sedaba cuenta de por donde caminaba, solo seguía al mayor mientras que miraba a su alrededor con mucha ilusión.
Ahora… ¿Qué le esperara más adelante?

No le regreso la maleta, solamente la siguio cargando y al llegar a su automovil las subio para despues habrirle la puerta al jovencito.

"anda" solamente se limito a decir, cuando ya estuvieron acomodados arranco, dirigiendose al centro comercial, ahi podria comenzar a acostumbrarse a todo lo que habia en esa enorme ciudad.


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Cerrado