Noche de trabajo (lemon - kaname)

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Sentado donde estaba Heimdall aguardó paciente la respuesta de su cliente, quien aparentemente estaba juzgando la habitación a ver si era de su agrado.
Mientras el pelipúrpura procedió a desatarse el listón que mantenía cerrada su bata blanca y una vez hecho eso la desizó un poco por sus hombros hasta la altura del codo, dejándole al mayor una vista muy atractiva.

Al ver por donde el menor se lo llevaba se sorprendió, pero al entrar a una habitación, que solo era iluminada por unas velas rojas, y se contrastaban con las paredes…pero le llamo bastante la atención la cama donde Heimdall, estaba sentado mostrando parte de su cuerpo, estaba cubierta de una piel suave, y el respaldo tenia una bonita figura….-te felicito Heimdall, es una habitación excepcional- despojándose de su chaqueta, y abriéndose un poco la camisa, se
Acerco al menor como un lobo despiadado lo empujo, para que se estirara en la cama, se puso encima y le dio un beso sensual y corto…por que el cuello de Heimdall se veía apetitoso se lanzo hacia el, le deslizo la lengua de abajo hacia arriba lentamente… después con sus labios le beso, y no se pudo contener de morderlo…una mordida suave pero lujuriosa.

Esperó sin quitarle la vista de encima a su cliente, mientras es juzgaba con la vista la habitación que el prostituto había elegido para continuar con la velada.
Finalmente escuchó la aprobación, por lo que una sonrisa se le dibujó en el rostro, mas fue por poco tiempo ya que Kaname se acercó y le besó apasionadamente al tiempo que lo empujaba para que quedase tendido en la cama con su bata a medio salir de sus brazos y exhibiendo su hermoso pecho sin bellos, propio de un niño.
El beso se prolongó por su cuello, el cual era acariciado por la lengua contraria y por momentos mordido suavemente.
Todo esto estremecía a Heimdall ya que no podía negar que las acciones del mayor le producían cierto placer.
Siguiendo con su trabajo, se dispuso a evaluar al cliente, quería cerciorarse de cómo le gustaría a Kaname que actuase, si inocente y sumiso o más bien lanzado, extrovertido y travieso… Para averiguarlo, el menor comenzó por adelantársele al cliente, estirando su mano hasta su entrepierna y frotándola… quería ver la reacción ajena.

Al sentir la mano de Heimdall en su entrepierna, Kaname se extraño, pero a la vez le gusto de que el chico se viera atrevido demostrando que ya no era un niño sino un completo semental, y como era su trabajo dar placer, Kaname si sintió ese fuego ardiente que desprendía ese gigoló. Y para hacérselo notar lo miro a los ojos con un brillo resplandeciente, y dijo -esta bien, hace lo que a ti te plazca- y beso sus labios dulcemente, ya se había apaciguado un poco la fiera que llevaba por dentro, y prosiguió por sacarle la bata, y aun encima de el, se saco el cinturón y se bajo la cremallera del pantalón, miro a Heimdall para que este le ayudara a sacárselos.