Amorea mortuus sum (Moses)

El departamento de Alec se ubicaba en un edificio lujoso de la zona sub urbana. Luego de la fila de casas de techos dos aguas, se habría la parte moderna del lugar, con estructuras de un máximo de 10 pisos, para no romper el encanto. El departamento de Alec era el pentohouse de uno de estos, con una maravillosa vista a un parque grande y verde, que de momento mostraba árboles cubiertos de escarcha.

Cuando llegaron, la nieve ya se había detenido. El rubio dejó el auto en el sótano y tomaron un elevador recubierto de madera, que al igual que en el hotel se abrió de frente en el hogar correspondiente.

Por dentro, el lugar no era tan encantador. Las paredes mostraban un blanco neutro y el piso de madera estaba opaco, como si hubiese sido limpiado mucho tiempo atrás. Y así era. El rubio no había puesto un pie en su propiedad desde que fue con los tipos de la mudanza a dejar las cajas con sus pertenencias. Ni siquiera tenía muebles. No se había tomado la molestia de nada de verdad. Estaba muy cómodo con Abel.

-Aquí es...-dijo, mientras abría las puertas corredizas de un gran balcón, para que al lugar entrase algo de aire, aunque fuese helado.- como verás, no tenía intenciones de vivir aquí realmente...

Pero, ¿las tendría ahora? Hasta el momento había tratado de ignorar que Moses había sugerido comprar una propiedad juntos ¿Eso significaba convivir? No estaba seguro de estar listo para algo como eso. Sólo había vivido con sus padres y con Abel, y dudaba que alguien fuese a aguantar su estilo...por lo cual quería decir, desorden total.

Moses quería aliviar a su miembro de la erección que lo atacaba debido a ver el cuerpo de su novio y darle sexo oral en el Ferrari, pero no sería capaz ni de tragarse el semen de nuevo ni ensuciar los asientos del hermoso auto, por lo que trató de controlarse hasta que llegaran al departamento de Alec y así poder dirigirse al baño.

Al médico le hubiera gustado sostener la mano del vocalista a penas se bajaron del carro, pero no quiso molestarlo con ese tipo de cursilerias luego de la experiencia incómoda que habían vivido momentos antes, además...tenía algo más en qué pensar en ese momento...Necesito un baño con urgencia...

No se percató de ningún detalle con respecto al departamento, lo único que notó era su poca excentricidad, ya que creía que el vocalista nunca hubiera pintado las paredes blancas y tampoco hubiera dejado el piso así de "normal" como se encontraba...¿le daría la oportunidad de contratar a alguien para que arreglara todo?, no es que realmente quisiera un departamento en el cual vivir, los encontraba demasiado pequeños, pero el lugar pedía a gritos una reestructuración.

-Alec...¿dónde queda el baño?, necesito...tragarme la erección...-Que asquerosas palabras había usado para describir lo que le estaba ocurriendo, pero en ese momento no tenía cabeza para pensar en nada más.

Luego de abrir el balcón, había empezado a pasearse entre las decenas de cajas de cartón que ocupaban el piso. Estaba buscando un edredón que recordaba haber empacado, y que les iba a servir de sofá por esa tarde. Entoces Moses le preguntó por el baño, y el rubio estaba a punto de responderle que no recordaba exactamente cuál era, cuando el más alto terminó su frase. El vocalista lo miró incrédulo. Mal, mal Alec, se había olvidado por completo de la erección de su novio. Pero sinceramente no se había imaginado que siguiera por tanto tiempo.

-Espera...-fue lo que le dijo, antes de revolver un par de cajas que se veían sospechosas y por fin dar con el edredón; luego lo estiró en el suelo y tomando al médico de la mano lo hizo sentarse con él. Una suave sonrisa se dibujó en los labios del cantante, que poco a poco iba acerándose más al otro hasta que llegó a tocar su pene erecto.- cariño, si me tienes a mí, dime, ¿por qué el baño, uh?

Sus labios entonces se pegaron a los del mayor, mientras que su mano libre empezaba a jugar con el rubio cabello. Luego de unos segundos Alec rompió la unión que él mismo había creado para poder susurrar al oído de Moses.

-Tengamos sexo de reconciliación...

Alec estaba buscando algo entre las cajas que se encontraban dispersas por la habitación, por lo que Moses se quedó mirándolo hasta que su novio deslizó un edredón en el suelo para luego tomar su mano y conducirlo hasta allí, mientras se sentaban, el médico pensaba en todas las cosas que habían pasado durante el día, desde el momento en que abrió la puerta de su habitación en el hotel hasta llegar al departamento de Alec. Lo que más llamaba su atención eran los estados de ánimo que cambiaban constantemente y hacían el aire tóxico y con aroma a rosas, deseo, lujuria, e incluso presunción.

Las manos del vocalista se deslizaron por su cabello y erección, sus labios lo acariciaban y luego hacían una propuesta que Moses no hubiera esperado, por lo que tosió un poco tratando de ocultar su impresión.

-¿Estas seguro…?...¿No es mejor hacer el amor?.-Dijo ahora más repuesto, mientras rodeaba a su novio por la cintura y hacia que este apoyara su espalda en el suelo, quedando el médico encima, luego dejó en libertad sus brazos, uno se dedicó a servir de apoyo para la cabeza de Alec al tiempo que su par acariciaba su rostro con ternura, como si estuviese tocando una delicada pieza de cristal que jamás debía tener ni siquiera un agujero…aunque inconsientemente, Moses ya había hecho unos cuantos en su alma.

Sus ojos demostraban tristeza, amor, confusión, deseo...Emociones que no podía controlar, por lo que sólo lo habían gobernado sin remedio.-Lo siento...Te quiero, te quiero, te quiero...-

-Yo también te quiero..Moses, mírame.- Alec tomó la mano que le acariciaba y la besó suavemente, con ternura, adoptando de nuevo el tono paternal que simplemente le nacía cuando el médico empezaba a comportarse así.- yo también lo siento...

Sin duda esa iba a ser una relación turbulenta. Desde que se conocieron se pasaban peleando, pero luego de declararse su amor, una escena de celos, grtios en un auto y sexo de reconciliación en un día ya no podía esperarse otra cosa. Y es que aunque lo negasen, ambos eran niños, y ambos les gustaba salirse con la suya. Pero el rubio estaba dispuesto a perder algunas veces, si con eso retenía al mayor asu lado...

-Bésame, por favor...-rogó, y una vez que los labios del más alto se unieron a los suyos las manos de Alec se abocaron a acariciar la piel blanca por debajo de la polera, sus piernas se alzaban un poco, de modo que Moses quedó encerrado entre ellas. Un viento helado entraba desde el balcón, pero a ninguno de los dos pareció preocuparle en lo más mínimo...tenían que preocuparse por ellos, ellos como uno sólo, y a lo que podían llegar a construir si se esforzaban.

Moses se dejó hacer y miró a Alec, tal como había pedido, pero no lograba encontrar nada en sus ojos, ninguna evidencia tanto de sinceridad como de engaño, simplemente no podía ver quimera en ellos, no había al menos un brillo especial que lo hiciera mantener seguro ni inquieto.

No podía creer que el vocalista antes engreído y don “soy el dueño del mundo” estuviera pidiéndole que lo besara, lo más probable es que Moses también se lo hubiera solicitado en algún minuto (aunque en este momento no recordaba) pero aún así encontraba que era una degradación, lo peor era que al otro no le importaba verse de esa forma, ¿era ese el amor del que hablaban los libros de teología que le obligaban a leer en el seminario?, quería creer que en realidad era así.

Aún así, unió sus labios con los de su novio, necesitaba ese contacto para volver a sentirse seguro, aunque todo estuviera cayéndose, aunque el mundo estuviera en llamas, a Moses no le importaba…con tal de tener esos labios al menos una vez más.

El médico se dedicó a besarlo con ternura y amor…no uno que se basaba en las mentiras y engaños, no uno que hablaba de los juegos de seducción, sino un sentimiento real y poderoso, que crecía cada segundo al menos un milímetro en su descuartizado corazón. Sus manos bajaron hasta la entrepierna del menor, acariciando su pene por sobre la fibra de la ropa, para luego desabrochar su pantalón y dejarlo expuesto.

Se sintió feliz al ver que el otro lo besaba. La verdad era que le tenía preocupado el rechazo del auto, pues, si no enamoraba a alguien con su cuerpo ¿Qué màs le quedaba? No era inteligente, ni sensible, ni profundo...sólo era bello, y si no podía confiar en que esa belleza funcionara, pues estaba perdido. Pronto Moses había vuelto a deshacer su pantalón, pero el rubio tomó su amno y lo detuvo de seguir tocando, sonriéndole sensualmente, pues ese leve tacto había bastado para que volviera a excitarse.

-No seas goloso, es mi turno ahora...

Se deslizó despacio en la tela, hasta que su cabeza estaba a la altura de la erección del más alto. Y delicadamente abrió el pantalón, para luego bajarlo junto con la ropa interior. Casi inmediatmente después sus manos jugueteaban en aquella zona...una subía y bajaba por el falo duro del mayor, la otra masajeaba sus testículos. Esperó hasta ver salir un poco del líquido preseminal del otro, y una vez logrado su cometido empezó a lamerlo como si fuese miel...y era miel, la miel de Moses. Su lengua luego acarició suavemente aquel glande ya húmedo, y sus manos se movieron algo más rápido y firme.

¿Goloso?...Moses no pudo más que reír ante tal afirmación, ya que si había deslizado su mano hacia la entrepierna de Alec era para que el se sintiera bien, deseado…De un tiempo a esta parte el médico había notado que su novio no era tan seguro como parecía, esa imagen sólo era una fachada para que los demás no lo dañaran. Igual que él…que parecía serio y hasta amargado para evitar que quemaran sus entrañas con los sentimientos, pero en un momento de descuido, apareció él…el vocalista de Luzbel, el niño rico y famoso de la voz privilegiada, ¿Y cómo había quedado Moses?...a sus pies, rendido a sus pies.

El médico tuvo que acomodarse para no reventar al otro al cargar su peso encima mientras se deslizaba con dirección a su miembro, por lo que apoyó sus codos y rodillas en el suelo, abriendo las piernas mientras recordaba a las putas en esa posición, claro que nunca se había metido con una, su religión no lo permitía.

Ante el contacto, Moses irguió un poco su espalda mientras la corriente de placer que ahora lo inundaba amenazaba con culminar en la boca de su novio, claro que si estuviera a su alcance, trataría de moverse lo más posible antes de que eso pasara.

-Ah…-Gimió mientras trataba de ocultar su voz poniéndose las manos en la boca, ¡qué vergonzosa era esa situación!, en otra situación, jamás hubiera permitido que lo lamieran de esa manera. Pero tenía que agachar la cabeza y aceptar…porque lo quería y deseaba complacer sus caprichos.-Alec…te quiero por como eres…no me importa…si eres alto…o bajo…delgado o gordo…-Murmuró con dificultad mientras se rendía ante él.

Se rió un poco al oír el comentario del otro. Era como si Moses estuviera en su cabeza. Y tal vez sin querer el más alto le estaba diciendo exactamente lo que quería oír. Que lo amaba por lo que era. Y aunque el rubio no estaba muy seguro de quién era, si el otro lo sabía y le gustaba estaba bien.

Dejó de atender el miembro del rubio para volver a poner rostro con rostro, sonriendo.

-A qué viene eso?.-le dijo sin perder la mirada juguetona,mientras sus manos acariciaban el rostro de la persona que había hecho aflorar en él tantas cosas en tan poco tiempo.- no importa...gracias...

Moses de repente se sintió confuso y esto aumentó en la medida que Alec subía y tomaba su rostro entre las manos, con lo que le pareció una delicadeza y ternura pocas veces experimentada por la persona que quería. Quizás antes no lo hubiera entendido, pero ahora estaba completamente seguro...de que ese era el hombre con el que le gustaría pasar mucho tiempo más, que necesitaba cuidar y proteger de todo lo que pudiera dañarlo, aunque eso sería complicado. ¿Cómo podría protegerlo de sí mismo?, eso le impediría tocarlo y no quería...no, no podía hacer eso.

-No sé ...sólo salió, pero necesitaba decirlo...aunque sea complicado expresar mis sentimientos, ¿sabes todo lo que te quiero?, enserio...no sé que me hiciste, nunca me había sentido de esta forma antes.-Una suave sonrisa se acomodó en sus labios, con miedo y pasión en un extraño gesto que se dibujaba en su cara lentamente, y de la misma forma cobraba sentido para él.

-No, no se´...pero me gustaría saber.- le dijo con una sonrisa en los labios, pues Moses realmente sabía cómo halagarlo. Todo era muy extraño, muy rápido entre ellos, pero al rubio bajo no le interesaba ponerse a analizar las cosas...sólo quería vivir el momento al máximo, pues sabía que la felicidad no solía durar mucho antes de esfumarze y dejarte destrozado.- claro que...entiendo que es algo que no puede decirse con palabras...

Suavemente se dejó care al lado de Moses, y luego le tomó el brazo para que éste se acercara y ahora quedsa encima. Alec le sonrió desde su nueva posición, expectnte, curioso...amante. Quería volver a sentirse feliz, protegido y amado...sólo una vezmás en la vida...

-Quieres hacerme el amor?

Alec tenía razón, lo que Moses sentía no podía llegar a expresarse con palabras, porque incluso estas quedaban chicas, quizás esta emoción extraña que lo rodeaba desde que el vocalista se acercó y tocó su corazón se debía a que era su primer amor, a que nunca antes había sentido algo parecido. No...eso no es así, no tiene nada que ver... hablaba consigo mismo, ya que estaba seguro de que Alec era algo así como el hombre que amaría toda la vida, aunque para siempre era demasiado tiempo...

Moses ahora estaba encima del rubio más bajo, y le preguntaba si quería hacerle el amor...Hacia un tiempo que el ex monje había establecido los límites entre el sexo con o sin sentimiento, pero aún así nunca había sentido una necesidad real por la satisfacción sexual debido a las reprimendas a las que había sido expuesto en el seminario, pero ahora las cosas eran diferentes.

Se sonrojó un poco, mientras deslizaba sus manos hasta las piernas de Alec, acariciándolas con cariño mientras las abría un poco más, para luego deshacerse completamente de su pantalón que molestaba e impedía el contacto.

-Te quiero...-Susurró mientras lo besaba y sus manos ahora bajaban a la entrada de su pareja, masajeándola al principio para luego introducir un dedo en su boca... no había lubricante así que era la única alternativa que les quedaba.

(perdón por demorar...no lo había visto! TOT!)

Sonrió al sentir el contaco de la piel de Moses sobre sus piernas. Y es que, le gustaba demasiado sentirse deseado. Por un momento se había preocupado, y es que tal vez el ex monje tendría muchos tabués sobre el sexo. Pero el rubio pensaba que poco a poco lo iría liberando de ellos.

Así que no puso nada de resistencia cuando el otro le desvistió. Y abrió las piernas gustoso, invitándolo a hacerlo suyo. En realidad, era la primera vez que el cantante sentía ganas de ser sólo de una persona. Pensó que tenía que cuidar ese amor. Entre ellos había algo especial, y lucharía con uñas y dientes para mantenerlo.

Aunque fuese su pasado y no una tercera persona, lo que realmente le daba miedo que los separara.

Chupó los dedos de Moses mirándolo travieso, mientras elevaba las caderas para que todo fuese más fácil.

-Tengo tus pastillas ahora...así que no te preocupes por nada.