No hay mejor sexo que el pagado (Yuki-Lemon)

(Viene de aquí)

Yuki le había comentado que la casa era muy hermosa, pero Dantes no hizo demasiado caso a aquello porque siempre se lo decían, aunque él estaba tan acostumbrado a su mansión que ya no le llamaba tanto la atención.

Sonrió divertido cuando notó la reacción del de cabello largo y morado, al parecer sí le daban miedo las serpientes; estiró la mano para recuperar a su mascota, la cual empezó a pasarse hacia su dueño.

-¿Por qué eres así...? le has agradado.- dijo burlonamente.- además no tienes que preocuparte, ya comió este año.- y no volvería a comer hasta el próximo, aunque claro que sí mordía. El animal terminó por pasarse por completo a Gabriel y éste la acarició un poco.- ¿debo entender que no la quieres en la cama?- dijo aún son la sonrisa, no entendía por qué tanta cosa...era un animal bastante fiel y maravilloso, además de astuto. La dejó en el suelo y con una señal le indicó que se alejara.

-Sólo por curiosidad...¿cuánto cobras?- le preguntó mientras lo miraba y él mismo se quitaba la chaqueta para estar más cómodo, esperando que su invitado también se pusiera más cómodo.

Lanzó un suspiro de alivio cuando vió como la serpiente se pasaba al cuerpo de Gabriel y observó como el otro la manejaba sin problemas.
-Uhm… -articula cuando le dice que le había agradado, no estaba él muy seguro de eso.-Soy así porque no acostumbro a tener serpientes como esa en el cuerpo a menudo .-responde y se acerca un poco más al mayor, justo cuando la serpiente se alejaba de ellos.-Aunque si tú la quieres en la cama no me opondré .-finalizó con una leve sonrisa, cambiándola por una más coqueta. Al igual que Gabriel, se quitó el la fina chaqueta que llevaba, quedándose tan solo en una ajustada camiseta negra de tirantes.-Cobro 1500$. -dijo para después acercarse más a donde estaba el más alto, admirando ahora su cuerpo que aunque llevaba aún otra prenda sobre su torso, al quitarse la chaqueta éste se podía contemplar más detalladamente. Posó una mano sobre su pecho y la fue subiendo en una ligera caricia hasta el cuello.

No acostumbraba tener serpiente como esa en el cuerpo, ¿debía de entender que tal vez otra clase de serpiente sí sería bienvenida?, después el de cabello largo le dijo que si él quería la serpiente podría estar en la cama, pero su mascota ya se alejaba, aunque no se iría demasiado lejos.

Él también observó mejor el cuerpo del menor, y ya lo quería tener en la cama...Yuki se acercó a él y posó su mano sobre el pecho del más alto y éste bajó la mirada para encontrarse con la de su acompañante.

-Espero que lo valgas.- le dijo al oído y lo cargó hasta la cama, ahí lo recostó y se quitó el polo de mangas largas, dejando ver su tatuaje y su cuerpo algo musculoso; sus labios viajaron hasta el cuello de Yuki y empezó a besarlo y morderlo suavemente.

Cuando llegó con su mano hasta el cuello, volvió a bajarla haciendo el mismo recorrido de antes, sintiendo los músculos marcados de su torso y encontrándose con la mirada del mayor. Detuvo la caricia cuando lo cargó hasta la cama y sonrío de forma sensual al oirle. Acercó sus labios a los del mayor y le susurró sobre estos.-Lo valgo... -fue lo único que dijo, observando como se quitaba su polo y el musculoso torso que había acariciado antes por encima de la ropa, pero ahora podía ver el tatuaje que tenía. Se mordió el labio inferior al sentir los labios del mayor en su cuello y no pudo evitar jadear por lo bajo, el cuello era uno de sus puntos débiles. Subió después las dos manos por su pecho, rozando sus pezones y se pegó a él.

El más bajo le respondió que sí lo valía, y por la mente de Gabriel pasó que si no lo valía igual él lo haría valer; le empezó a quitar la camiseta, y mientras iba levantando la prenda para sacársela, iba besando la piel que quedaba descubierta.

-Bueno.- comentó mientras seguía besando y lamiendo.- yo sería capaz de pagarte eso sólo por verte hacer cochinadas desnudo.- le sonrió y empezó a besar los pezones de Yuki, para después concentrarse sólo en uno y morderlo suavemente. Mientras tanto, sus manos acariciaban las caderas del menor y empezaba a quitarle ya el pantalón; ahora que veía el cuerpo tan fino, se preguntaba qué edad tendría aquel chico, se veía realmente bastante joven.

Logró bajarle un poco el pantalón y lo dejó mas o menos a la altura de sus rodillas, sin llegara quitar por completo, se preocupó más en hacer que su abdomen acariciara la entrepierna del más bajo por sobre la ropa.

Se mordió el labio inferior de forma sensual, levantando un poco los brazos para facilitar al mayor a la hora de quitarle la prenda que solo llevaba sobre su torso. Soltó leves jadeo antes los besos que recibía sobre su pecho de parte de los labios de Gabriel y pasó una mano por la nuca del mayor, en una suave caricia.
-Eso...está bien saberlo. -dijo nada más, en verdad en esos mismos momentos no podía pensar con claridad. Un gemido más audible salió de sus labios cuando sintiendo el leve mordisco que el hombre prodigó en su pezón, cncretamente el izquierdo y en el que llevaba el piercing ensartado.
Se dejó quitar el pantalón y mientras él acariciaba la fuerte espalda que se encontraba marcada con el tatuaje que la recorría. Luego, se pegó aún más si se podía al cuerpo del más alto y empezó a frotar su entrepierna con el abdomen de él, gimiendo suavemente.

Ya dejó de hablar y se concentró más en el placer, siguiendo los pasos del chico que tenía abajo suyo, jugueteó un rato con el piercing, jalándolo suavemente con su lengua, sin hacerle doler; pasó al otro pezón, este lo mordió con un poco más de fuerza y después lo lamió como para tratar de hacer pasar un poco el suave dolor que acababa de provocar.

Seguía moviéndose suavemente haciendo que abdomen y entrepierna se disfrutaran mutuamente, hasta que decidió empezar a deshacerse de su propio pantalón, en un movimiento rápido su cinturón quedó a un lado y empezó a quitarse el pantalón; bajó el cierre suavemente y a los pocos segundos la prenda estaba a un lado de los dos. Sonrió complacido al ver la expresión de Yuki, seguro que siendo un prostituto usualmente no se preocupaban por darle placer, y él tenía que hacer casi todo el trabajo o en otros casos no hacer nada.

Con una mano empezó a quitarle la ropa interior al de cabello largo, deslizándola hasta donde se encontraba el pantalón que aún no había quitad, pensando en si darles esa libertad a las piernas del menor.

Suaves gemidos siguieron saliendo de sus labios, al sentir la leguna del mayor sobre su pezón izquierdo, que jugueteaba con el piercing que llevaba. Hizó un ruidito de queja al sentir el mordisco en su otro pezón, aunque el dolor provocado disminuó gracias a Gabriel.
Bajó sus manos hasta llegar al final de la espalda, metiendo después sus pulgares por la ropa interior del mayor, haciendo invisibles círculos sobre su piel. Sin dejar de frotase contra el abdomen del más alto, acercó sus labios al cuello del mayor, participando más ahora. Se encargó de recorrerlo desde su base hasta el lóbulo de su oreja con suaves besos y esporádicas lamidas, disfrutando del sabor de su piel.
Al igual que antes, se deja quitar la ropa interior, aunque esta se queda a mitad de sus rodillas, impidiéndole mover las piernas con libertad. Se removió un poco para intentar bajar los pantalones y la ropa y dehacerse de las prendas.

Sintió los besos y las lamidas que el más bajo le proporcionaba a su cuello, así que se echó un poco la cabeza para atrás para darle un poco más de espacio para saborear. Sonrió divertido cuando notó que Yuki se removía debajo de él tratando de deshacerse de su pantalón y ropa interior para poder tener más libertad, pero Dantes lo agarró para que no se moviera tanto.

-Eh...quietecito ahí.- llevó su mano hasta el miembro del menor y empezó a acariciarlo suavemente, sus manos eran grandes y fuertes, así que no tenía demasiado problema con rodearlo y masturbarlo.- eres muy inquieto.- comentó divertido mientras volvía a jugar con el piercing del más bajo. Agarró ambas manos del de cabello largo con una suya para que no intentara nada y dejando por unos momentos la erección del menor se empezó a quitar la ropa interior, la cual quedó a un lado en la cama al igual que sus pantalones.

-¿Te gusta mi amigote?- dijo refiriéndose a su miembro.- tiene un nombre especial pero no se lo digo a cualquiera.

Siguió besando y dando pequeños mordiscos por su cuello, sin dejar marca cuando el mayor echa la cabeza hacia tras para darle más espacio. Se quedó quieto cuando lo sujetó para que parase de remorverse, pero aún se sentía incómodo con las prendas en sus rodillas, le molestaba para poder moverse más libremente en la cama.
Dejó el cuello cuando sintió la fuerte y grande mano de Gabriel sobre su miembro y se dejó caer hacia atrás, sujetando las sábanas para agarrar algo. Emitió audibles gemidos ante las caricias sobre su sexo y cuando vuelve a jugar con el pezón.-Uhm...No me gusta estar mucho rato quieto. -admite en un susurro, cegado por el placer. Se dejó hacer como siempre, dejando que sujetase sus manos sobre su cabeza, sin hacer ningún tipo de resistencia, pues etaba acostumbrado que otros clientes hicieran eso.
Abrió los ojos al oir la pregunta de su acompañante y río suavemente, asintiendo al observar el tamaño de su miembro.-Me gusta mucho .-dijo, mirándolo a los ojos con lujuria.- ¿Y a mi me lo dirás? .-inquirió curioso.

El de cabello largo le dijo que no le gustaba estar mucho rato quieto, y Gabriel se imaginaba que a nadie le gustaría eso, pero por algo iba a pagar ¿no?; continuó acariciando hábilmente el miembro del más bajo.

-¿Qué no se trata de lo que el cliente desee?- preguntó divertido, lo dejaría así un rato más, primero se divertiría un poco. Yuki miró el pene de su acompañante y parecía estar satisfecho con lo que estaba frente a él.

-A todos les gusta.- respondió con una sonrisa triunfante, y al que no le gustara, hacía que le gustara a la fuerza; se rió un rato por la pregunta del de cabello morado y apretó suavemente el miembro pero sin hacer doler. Le habló al oído.- sólo a partir de la tercera cita.- bromeó, pero al mismo tiempo le dio a entender que no lo haría. Por fin soltó la erección y se sentó en la cama haciendo que el más bajo quedara ahora sobre él.

-Haz lo que sabes hacer...a ver si vales todo ese dinero.

Asintió con la cabeza ante la pregunta del mayor, sin decir nada más. El mayor tenía razón, y aunque Yuki tenía eso muy presente a veces no podía mantenerse quieto. Sonrió divertido al oir la contestación de Gabriel, se notaba lo orgulloso que estaba de estar tan bien dotado, pero como para no estarlo. Jadeó por lo bajo, al sentir su miembro presionado un poco más, pero no se quejó y sonrió después de lado cuando dijo que sólo decía el nombre a la tercera cita, aunque el omprendió lo que quería decir.
-A tus órdenes... -susurró en su oido con voz sensual y lasciba. Después de decir esas palabras bajó sus labios por su cuello, repartiendo esporádicos besos y suaves mordiscos, intercalándolas con lamidas desde el lóbulo de la oreja hasta la base del cuello. Bajó el recorrido de besos hasta sus clavículas, recreándose en ellas un poco mas de tiempo que ocn el cuello. Pasó sus manos hasta ahora inactivas, a acariciar su vientre con las yemas de los dedos y acercó de nuevo los labios a la piel del mayor, más concretamente a su pecho. Succionó primero uno de los pezones, dándole un pequeño mordisco y después pasó a hacer lo mismo al otro pezón.
Mientras seguía besando y acariciando el pecho del mayor, pegó sus caderas a la pelvis del mayor e inició un suave vaivén, frotándose contra la erección del mayor. Cada vez más excitado con el jueguecito que estaba haciendo, acarició con una de sus manos el miembro del mayor, moviendo la mano suavemente de arriba a abajo.

-Adoro esas palabras.- respondió suavemente, sí...le gustaba mucho que las cosas se hicieran a su manera y cuando él lo dijera. Había estado disfrutando de aquellas caricias y gimió suavemente cuando sintió que su pezón era atrapado por la deliciosa boca del más bajo; cuando Yuki pasó al siguiente pezón, Gabriel ya estaba más prevenido y sólo sonrió complacido.

Bueno, tenía que admitir que hasta ese momento el de cabello morado estaba valiendo ese dinero, su miembro no tardó en ponerse erecto por las caricias y atenciones del prostituto; miró de reojo a su serpiente que estaba en un rincón de la habitación, cuando la usaba, usualmente ellos dos hacían todo el trabajo, y era un placentero cambio ese del dejar al otro hacer un poco más.

-En el cajón de hasta abajo hay condones y lubricante.- le dijo al otro mientras señalaba un mueble al lado de la cama que tenía tres cajones; no era que estuviera apurado, pero era mejor tenerlos a la mano. Acarició el rostro de Yuki mientras le sonreía suavemente, de verdad era un chico bastante bonito, lástima que una de sus reglas era no besar a putos.

Siguió acariciando el miembro del mayor, ahora con un ritmo menos pausado y sonrió complacido al ver que el mayor parecía disfrutar de lo que le estaba haciendo. Dió una última caricia al miembro del más alto antes de estirarse un poco hacia el mueble que había al lado de la cama y abrir el último cajón para cojer los condones y el lubricante. Los dejó a un lado de la cama y después volvió a posicionarse en las piernas encima del mayor.
Agarró suavamente el miembro de Gabriel y acercó su rostro a este, respirando primero sobre la punta y después pasó la nariz por él hasta la base.
Deslizó seguidamente la lengua por él, dando algunas lamidas por el tronco hasta llegar a la punta y lamer esta con pasión. Alzó después la cabeza y volvió a posicionarse encima del mayor, para frotar su trasero contra el miembro, simulando una penetración y mientras le besaba de nuevo el cuello.

Siguió con la mirada al menor cuando se estiró para sacar las cosas que le había dicho; cuando sintió la respiración de Yuki sobre su erección se estremeció un poco, pero de placer, y al sentir la pequeña nariz dándole esas caricias gimió apenas. No había duda de que el prostituto sabía lo que hacía, porque Gabriel ya estaba con ganas de hacerlo suyo.

Cuando empezó a frotar su trasero contra el miembro del mayor, el narcotraficante perdió la poca cordura que le quedaba; dejó por unos momentos que el de cabello morado besara y saboreara su cuello y después cambiaron nuevamente de posiciones, el pantalón aún no había sido retirado así que el más bajo podía separar las piernas muy poco.

Lo dejó boca abajo debajo de él y empezó a besarle la espalda mientras abría el lubricante y lo aplastaba descuidadamente para que cayera entre las nalgas del menor; llevó su mano ahí y empezó a penetrarlo suavemente con la ayuda del lubricante, sus labios seguían besando y lamiendo la espalda de Yuki. Pronto un segundo dedo entró en el prostituto.

Se movió un poco más sobre la erección del mayor y siguiódando pequeños mordiscos a la piel del cuello y de las clavículas de Gabriel. Ante el movimiento del mayor, quedando de nuevo debajo de él pero ahora boca abajo. Curvó la espalda hacia delante un poco al sentir los labios del mayor sobre su espalda y soltó un jadeo de anticipación cuando el lubricante cayó sobre su trasero.
Se mordió el labio inferior, deseoso de que llegara la situación a un paso más y gimió largamente al sentir un dedo del mayor en su interior. Curvó de nuevo la espalda para después dejarse caer en la cama hasta tocar el pecho con las sábanas. Cerró los ojos para disfrutar de las sensaciones que prodigiaba ese dedo dentro de él y apretó además las sábanas entre sus manos.
Varios gemidos siguieron saliendo de su garganta cuando un segundo dedo se internó en él.

Cogió de nuevo el lubricante y volvió a aplastarlo para que el contenido del tubo cayera entre las nalgas del menor, después de eso metió un dedo e inmediatamente lo acompañaron un segundo y tercero; empezó a mover los dedos rápidamente mientras veía cómo Yuki se aferraba a las sábanas. Los gemidos del menor eran como música para sus oídos.

-Dime...- le dijo al oído después de haber estado besando su cuello.- ¿quién es el mejor?- no podía evitar ser tan vanidoso, estaba acostumbrado a ser adulado, pero el que lo conocía bien sabía que en gran parte lo hacía sólo de broma. Sacó los dedos de golpe y se echó lubricante al miembro, se masturbó un poco, sólo lo suficiente para untar todo su pene con aquella pomada.

Entonces Yuki pudo sentir la punta del miembro de Gabriel presionando suavemente en su entrada; el narcotraficante esperaba la respuesta del de cabello largo para empezar a actuar. Subió un poco el pantalón del menor al ver que se había bajado un poco, aún no quería que se lo quitara.

Apretó lo más que podía las sábanas entre sus manos al sentir los tres dedos del más alto en su interior y volvió a gemir de placer. Al principio apenas había sentido una pequeña molestia al sentir los tres dedos en su entrada, pero pasados unos instantes el placer le cegó de nuevo.
Río levemente sin poder evitarlo al oir la pregunta de Gabriel, le había hecho gracia aunque en verdad hasta ahora se veía o eperto que era y sabía justo donde tocar.
-Uhm... -jadeó mordiéndose el labio inferior.-Tú eres el mejor... -respondió con voz lujuriosa, moviendo su trasero hacia atrás para sentir los dedos más profundamente.
Sintió la punta del miembro del mayor en su entrada y gimió de anticipación. No se le había pasado que no había visto al mayor ponerse el condón, pero aún no dijo nada, esperaría a ver si él se lo ponía o ya actuaría él, no le apetecía quedarse embarazado por un descuido.

-Claro que sí...soy el mejor.- respondió totalmente orgulloso de habérselo podido demostrar a alguien más.- que no se te olvide.- le dijo eso último mientras le mordía el lóbulo de la oreja. Sus ojos viajaron hasta el condón que casi había olvidado y lo tomó, lo llevó hasta la boca del más bajo y le dijo que lo abriera, pero quería que lo abriera con los dientes.

Cuando ya lo sacó de su paquete, se lo puso y volvió a besar la espalda de Yuki, entonces volvió a presionar pero esta vez con un poco más de fuerza, el lubricante ayudó a que entrara en el menor aunque la penetración era algo lenta. Tenía ganas de empujar con fuerza pero ya se le habían quitado las ganas de lastimarlo, así que siguió entrando de a pocos, siendo muy considerado con el chico que le había proporcionado un buen rato, aunque un tanto caro.

Metió sus manos por debajo del de cabello morado y empezó a acariciar su pecho, después jugó nuevamente con el pezón que tenía el piercing, jalándolo suavemente; las embestidas no se hicieron esperar.

-No se me olvidará. -dijo solamente, sonriendo levemente después. Abrió con cuidado el envoltorio del condón con los dientes cuando Gabriel lo acercó a su boca, ahora si se avecinaba el verdadero placer.
La penetración fue lenta, pero no por ello le dolió un poco al principio pero él ya estaba acostumbrado a esas intromisiones. Curvó la espalda como antes cuando sintió por completo la erección del mayor en su interior y gimió roncamente, estaba extasiado. Pegó la espalda al pecho de mayor y aunque no podía mover del todo bien sus piernas a causa del pantalón que aún llevaba por las rodillas, movió su trasero hacia atrás, para que las embestidas fueran más profundas.
Movió después un brazo hacia atrás, para posar la mano en la nuca del más alto para acariciar los cabellos, sin dejar de gemir de placer.

Mejor era que no se le olvidara, sonrió mientras pensaba que él también debería de cobrar por sexo, aunque luego seguro que lo denunciarían por los daños ocasionados al cuerpo del cliente. A pensar de no tener total libertad de sus piernas, Yuki no perdía el tiempo y sabía moverse, entonces Gabriel decidió darle su libertad al mismo tiempo que el de cabello morado acariciaba el cabello negro del alto.

Con un rápido y suave movimiento, el pantalón y la ropa interior estaban a un lado, y las piernas del menor tenían su tan ansiada libertad para moverse a su gusto.

-¿Mejor?- preguntó mientras acariciaba los suaves muslos y seguía embistiendo más fuerte gradualmente; su mano viajó hasta la entrepierna del más bajo y empezó a acariciarle, como recompensado por el buen momento que le hacía pasar, mientras también gemía suavemente al oído del prostituto.

Sonrío ligeramente cuando sintió la libertad en sus piernas y volvió a acariciar el cabello de Gabriel con suavidad. Estiró las piernas sin dejar de moverse hacia atrás, sintiendo las embestidas más profundas. A causa de tanto placer no podía dejar de gemir, en verdad era uno de los pocos clientes que le había causado tanto placer y sin pensar solamente en el placer propio.
-Mucho mejor, gracias. -dijo entre jadeos. Abrió los ojos, pues en todo ese tiempo los había cerrado por el placer, y observó el techo de la habitación, gimiendo profundamente por el placer y también por escuchar los suaves gemidos del mayor en su oido, lo que le encendía aún más si cabía.
Sentía que dentro de poco se vendría, aunque aún podría aguantar un poco más si se lo proponía, ya estaba acostumbrado a venirse sólo cuando se lo pedían.

Yuki agradeció por libertad y Gabriel sólo le respondió con una sonrisa y con una suave mordida a su cuello; los dos estaban muy calientes y algo sudados, y en la habitación sólo se oían los gemidos de los dos hombres que estaban disfrutándose mutuamente en la cama. Cerró los ojos por las caricias a su cabello, eso se sentía bien, era hasta casi un gesto cariñoso según el administrador de Rozen.

Se detuvo de repente y salió del menor, lo hizo quedar en la cama de nuevo pero esta vez boca arriba; lo volvió a penetrar con más rapidez que hacía un rato y siguió moviéndose al ritmo en el que se había quedado. Una de sus manos no dejó su tarea de acariciar la entrepierna de Yuki, mientras que la otra ahora servía de soporte. Sus labios habían regresado al pezón con el piercing del cual parecían haberse enamorado y empezó a lamerlo y mordisquearlo suavemente, jalando el piercing con la lengua pero con cuidado de no hacer daño.

Después de un rato sus embestidas se hicieron aún más rápidas y fuertes, todo indicaba que estaba a punto de terminar.

Se dejó hacer cuando le volteó dejándolo boca arriba, gimiendo roncamente al sentir la profunda estocada con la que le penetró de nuevo. Clavó la mirada en el techo como hacía unos segundos, cegado con el placer que le producía las embestidas con las que Gabriel le penetraba.

Entrelazó sus piernas ya libres en la cadera de Gabriel para hacer más profundas y rápidas las embestidas, además de mover su cuerpo hacia adelante. Pasó por otra parte sus manos por la fuerte y ancha espalda del mayor, jadeando y gimiendo sin parar en su oido, mordisqueando después el lóbulo de la oreja y esa zona del cuello, sin dejar como siempre ninguna marca visible.

En el punto en el que sus embestidas se volvían más rápidas y fuertes, Yuki empezó a respirar erráticamente y gemir más fuerte, escuchando él sus propios gemidos salir de sus labios. Con un último gemido, más fuerte que los anteriores, se vino en la mano y entre su cuerpo y el del mayor, contrayendo también sus músculos interior y apretando placenteramente el miembro del mayor.

Finalmente Yuki terminó en la mano de Gabriel y además el semen cayó en su abdomen, pero no se fijó demasiado en eso porque estaba preocupado corriéndose, no lo había podido retrasar más tiempo al sentir los músculos del más pequeño tensarse y apretar su miembro muy placenteramente. Dantes soltó un fuerte gemido y después se dejó caer sobre el cuerpo del menor; reaccionó un par de segundos después y se hizo a un lado, quedando echado boca arriba al lado de Yuki, respirando muy agitado y aún luchando por volver a la realidad.

Sus manos viajaron hasta una cajetilla de cigarros que había en el mueble del al lado y tomó uno para llevárselo a la boca, inmediatamente lo prendió y comenzó a fumar mientras se limpiaba el semen que había quedado en su cuerpo y se ponía su ropa interior. Miró al de cabello largo y le sonrió algo coqueto.

-¿Cansado?- preguntó con una voz un poco más dulce de lo normal mientras la mano que no tenía el cigarro jugaba con el piercing del pezón, de verdad que le había gustado esa cosa porque estaba pensando en llevársela a la boca de nuevo.- puedes descansar un poco si gustas...mientras yo te consigo el efectivo.- echó las cenizas en su cenicero.