El primer paseo (Daisetsu)

Una vez llegaron a la tienda, Kurt se bajó de su moto para luego ayudar al menor a bajarse. Lo hizo con delicadesa, ya que pensó que estaba algo aturdido por el viaje. "Hace mucho que no sale fuera de el laboratorio" se dijo a si mismo.

- Entraremos en esta tienda- dijo, señalando un lugar vastante refinado- aqui vas a elegir lo que desees. No mires el precio. Da igual cuanto cueste, mientras te guste.

Se quedó mirando al menor para esperar su reacción. Era extraño pero lo hacía sentir tranquilo, como si nada malo pasara o como si pudiera olvidar sus penas.

Bajo algo aturdido de la motocicleta pero después al reaccionar vio la tienda que su amo le señalaba mientras lo escuchaba
-no será una molestia para usted amo?-

Arqueó una ceja al escuchar la pregunta del menor. Con sus ojos volvió a recorrer la vestimenta que estaba llevando su esclavo. Se dijo que era inaceptable dejarlo con aquellas ropas provocativas. Cosas como esas se dejaban para la intimidad.

- No es ninguna molestia, en absoluto- sacudió levemente la cabeza- no puedo permitir que sigas vestido de esa manera.

Tomó al menor de la mano y lo guió hasta la entrada.
Una vez dentro se podía apreciar un lugar repleto de trajes de todos los tipos. Parecia una explosión de colores. Todo estaba en orden, era un lugar tranquilo.

- Normalmente me visto aqui- aclaró, sonriendo- es un buen lugar para elegir ropa casual, elegante, deportiva... lo que gustes- lo miró y le guiñó un ojo- eres libre de elegir lo que desees.

Escucho todo lo que le dijo su amo para después entrar a la tienda con el
-Esta bien amo-
Dijo sonriéndole para empezar a caminar por la tienda viendo sorprendido toda la ropa a su alrededor

Observó la menera en la que el pequeño miraba la ropa. Era curioso que le faltara tanto poder de desición. Kurt comenzó a buscar algo para el menor por su propia cuenta. Había tantas cosas que le podrían quedar bien. Volvió a mirarlo.

- ¿Hay algo que te guste o llame la atención?- le preguntó, a cierta distancia- si no te agrada nada de este piso, podemos ir al de arriba que esta plagado de trajes largos bastante bonitos- hizo una pausa- o podemos ir al de abajo que contiene ropa más erótica... aunque no estoy muy seguro de si sea bueno que andes con ropa como esa en la calle- bromeó.

Escucho todo lo dicho por su amo aunque tuvo un leve rubor por lo último que dijo
-no es que no me guste nada amo, es que no se si me vería bien en la ropa que me gusta -
Dijo sonriéndole

Daisetsu era indeciso e inseguro. Increiblemente aquellas dos cualidades fusionadas creaban a un ser de lo más dulce que podía haber.
Kurt posó sus manos en los hombros del pequeño, mirámdolo de manera cálida.

- Eres un ser hermoso, cualquier cosa se te puede ver bien- su voz sonaba segura y decidida, en total contraste con la del menor- toma las cosas que te gustan, ve al probador y me avisas cuando te hayas probado los trajes para poder verte. También me llamas si necesitas que te ayude a probar algo. Te estaré esperando fuera del probador- suspiró- y has las cosas con calma porque no tenemos ningún apuro.

Se ruborizo un poco más al escuchar a su amo
-Gracias amo-
Vio algunas prendas
-amo cual prenda opina usted se me vería bien?-

A Kurt le entraron ganas de tocar al menor. Cada vez que se ruborizaba se veía provocativo.

- Esa me gusta- señaló un abrigo largo, de color plomizo, bastante elegante y algo sexy- creo que se te vería bastante bien, al igual que esa polera- mostraba una polera blanca, sin mangas que no era demasiado ajustada, pero tampoco olgada- supongo que esas prendas van contigo, pero sería bueno que eligieses la que a ti te gusta- hizo una pausa- respecto a pantalones- seleccionó unos pantalones de cuero negro, bastante finos- ¿qué tal?- preguntó- si te decides por algo, vamos a los probadores...

Observo las prendas que su amo señalo al tiempo que lo escuchaba
-me gustan, me los voy a probar amo-
Dijo sonriendo dulcemente mientras entraba al probador con todas las prendas para después de una rato salir usándolas
-me veo bien amo?-

Para Kurt había sido un gran cambio. Ahora si que se veía como una persona, y no como un ser cualquiera. Lo observó unos instantes. Finlmente se acercó, para tocarle los brazos, y luego inclinarse para tocarle las caderas, como si estuviese inspeccionando. Miró al menor hacia arriba, sin dejar de tener sus manos apoyadas en sus caderas.

- Se te ve realmente bien- aseguró, sonriendo alegre- las llevaremos siempre y cuando te sientas cómodo con ellas. De lo contrario déjalas alli- hizo una pausa para terminar agregando- aún así me gustaría que te compraras algo más para que no estes tan pobre de ropa. Supongo que con uno o dos trajes más estaremos bien. También debes elegir zapatos.

Se ruborizo bastante ante la acción de su amo pero al escucharlo no dudo en responder
-es bastante cómodo amo, pero me gustaría por favor que me dijera mas trajes le gustan a usted-
Dijo sin que desapareciera su rubor

Kurt se sintió un poco como un padre, otro poco como un profesor y otro tanto como un amante. No sabía que decir ante el comportamiento del pequeño. Le parecía tan extraño que no fuera capaz de elegir sus cosas.

- De acuerdo, espera aqui- se fue a buscar unas prendas y volvió a los pocos minutos, como si ya hubiese tenido todo elegido. Repentinamente entró en el probador con el menor y le comenzó a desabrochar el abrigo para poder quitárselo- creo que es justo que si fui yo quien eligió la ropa sea yo quien te la pruebe- dicho esto le quitó suavemente la polera blanca al menor.

Escucho a su amo para después entrar al probador con el a lo cual se ruborizo mucho mas mientras escuchaba todo lo que le decían
-s-si amo-

Terminó por sacarle la polera blanca y enseguida le puso otra. Esta era roja con negro, más ajustada y de manga larga. Se agachó, ahora con la intención se sacarle los pantalones al pequeño.

- En verdad que eres un encanto al ruborizarte tan facilmente- su voz sonaba entusiasta y pervertida- veamos que haces ahora- su mirada brillaba de manera candente. Con los dientes comenzó a bajarle el cierre del paltalón, lentamente, sólo para disfrutar de la reacción de Daisetsu.

Escucho atentamente hasta que su rubor creció de sobre manera ante la acción de su amo a lo cual se llevo una mano a su rostro intentando esconderlo
-a-amo no haga eso por favor-
Dijo tratando de cubrir su cada vez más notable sonrojo

Kurt terminó por quitarle los pantalones. Su mirada se posó en la del menor. Se estremeció un poco al pensar que Daisetsu podía ser suyo en cualquier minuto, el que él eligiera. Intentó reprimir sus deseos. Sabía que ese no era lugar para tener sexo con un primerizo. Le pasó los pantalos y se dio vuelta dándole la espalda.

- Lo mejor será que seas tú quien se los ponga- su voz sonaba seria- si comienzas a gemir sería todo un problema- suspiró- así que no te preocupes, no haré nada en este lugar.

Su rubor empezó a disminuir pero no desapareció
-esta bien amo-
Dijo tomando el pantalón para después ponérselo
-me veo bien amo?-

Lo cambios del pequeño eran extraños. Hace un instante le pedía que no hicera algo, y ahora le preguntaba como se veía. Realmente era un chico o demasiado o muy raro.

- Te ves muy lindo- contestó Kurt, luego de voltearse para mirarlo- llevaremos eso por ahora. Luego podrás comprar más cosas- tomó las prendas que se había probado el menor anteriormente- ¿deseas dejarte esa puesta?- preguntó, amablemente.

Pensó un momento después de haber escuchado a su amo
-si supongo, pero si usted prefiere puedo usarlo otro día e irme con lo que traía puesto amo-
Dijo sonriéndole dulcemente

Negó con la cabeza. Iba a ser complicado "enseñarle" al menor que tenía que ser capaz de tomar sus propias desiciones.

- Si deseas quedarte con aquella ropa, te quedas con esa ropa- dicho esto se dirigió hacia el joven que estaba atendiendo. A simple vista se podía ver que lo conocía, porque enseguida se vieron se saludaron y comenzaron a hablar, hasta que finalmente se dirigeron a una caja para pagar.
Finalizada la conversación, Kurt se volvió hacia donde estaba Daisetsu. Traía los paquetes con la ropa. Sonrió.

- Listo- dijo, alzando las compras- ya tienes algo por ahora- hizo una pausa para bostezar- ha sido un día agotador y estoy cansado, ¿te gustaría ir a casa?- preguntó, cariñosamente- si deseas ir a otro sitio antes me lo puede decir.

Observo todas las acciones de su amo mientras lo escuchaba para después responderle
-amo si usted prefiere podemos irnos a casa ya, yo también estoy cansado-
Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro

Me parece bien ir a casa- dijo, y pareció reflexionar algo- mmmh... casi se me olvida!- repentinamente dejó los paquetes en el suelo. Se metió una mano en le bolsillo de su pantalón y sacó una pequeña cajita. De ella salió un aro pequeño y caro. Brilla por las bellas encrustaciones de piedras que tenía- esto es para ti- enseguida le quitó el aro de la oreja al menor para ponerle el nuevo- lo vi en la vitrina y creí que quedaría perfecto en tu oreja- le acarició el rostro- veo que no estaba equivocado.

Escucho atentamente mientras observaba todas sus acciones para que después en su rostro apareciera un leve rubor por la última acción de su amo
-gracias amo-
Dijo sonriendo mientras recibía aquella caricia en su rostro

Aquel menor era increiblemente simple y cortés, aunque lo que llamaba mayormente la atención de Kurt era que se sonrojara por todo. Aquella característica lo hacían ver una presa muy, pero muy deseable para el escritor, a quien le encantaban los chicos ingenuos y dulces.

- Entonces nos vamos a casa- habló en tono autoritario y tomó la mano del menor para salir de la tienda- mi casa es todo un desastre, así que no te sorprendas- explicó, de manera cariñosa.