Limpieza de primavera (lemon)

Simplemente no entendía. Jun no sólo nunca se había enamorado, sino que incluso antes de hacerse cargo de la empresa había sido de las personas que no creían en el amor a primera vista. ¿Cómo entonces Tetsu podía decirle eso?...aunque, tenía que reconocer que al verlo por primera vez, el también se había sentido algo...extraño...como movido. Sabía que ese esclavo iba a ser importante en su vida. ¿Era eso amor?

No le respondió. Cuando Tetsu fijó sus ojos en los de Hanori Jun volvió a ver la verdad en ellos. Pero aún así no respondió. Ni siquiera podía mostrar sus dudas ante aquel hombre, o éste podría usaralas para dañarlo. No podía confiarse en nadie. No lo haría...

-Basta por favor...-se sentía un poco mal por herir los sentimientos del más alto, pero no podía hacer nada por remediarlo.- ya no hables Tetsu...sólo...sólo...

Y como último recurso atrajo al otro hacia sí para besar sus labios.

De verdad no le importaba que Jun no pudiera responderle aún, él mismo sabía que lo que le decía era algo muy apresurado, pero no veía por qué esperar si estaba completamente seguro de lo que sentía; por otro lado, Hanori aún no sabía que pasarían el resto de sus vidas juntos, así que era normal que no supiera qué decir ante algo como eso…Tetsu esperaría.

Le pedía que se detuviera, al principio pensó que se refería a la penetración y estuvo a punto de salir del más bajo, pero después éste le aclaró que se refería a lo que estaba diciendo, y antes de que el mercenario pudiera decir algo más, su dueño lo calló con un beso. El alto le sonrió y le acarició el cabello mientras poco a poco sus embestidas cogían velocidad nuevamente.

-Me gusta cuando tú me besas, me hace sentir feliz- lo besó. Aunque Jun lo hubiera callado, los pensamientos del esclavo seguían volando…sí, siempre estaría a su lado, y Hanori no podría evitarlo.

Jun respondió volviendo a besar a Tetsu, al tiempo que éste incrementaba su velocidad. Estaba el más bajo medio sentado en la cama, colgando su peso del esclavo para poder llegar a aquellos labios que de pronto se habían vuelto irresistibles. Eran 20 años de líbido acumulado, y Jun estaba sacando provecho de estos. Ya no le importaban las cosas que le decía el otro; que dijera lo que quisiese, mientras siguiera haciéndolo sentir así hasta lo llevaría a su casa...

Luego de un rato, el más bajo ya estaba respirando entrecprtadamente; su erección había sido descuidada, pero la posisión en la que se encontraban hacía posible que ésta se rozara con el abdomen de Tetsu de vez en cuando, mandando olas de placer al cerebro de Jun; pero ya no era suficiente...ya sin remilgos tomó la mano de Tetsu y la lelvó hasta su pene, para que siguiera acaricándolo...quería tener un orgasmo, y al mismo tiempo quería que todo durara para siempre; pero su cuerpo no pudo resistirlo más y al poco rato Jun terminó en las manos del más alto, mordiendo el hombro de éste con cierta fuerza para evitar soltar gritos que pudiesen asustar al resto del hotel...

-Oh...Tetsu...-murmuró entre dientes, cuando finalmente soltó el hombro del más alto...

En medio de todo lo que había dicho, había olvidado el miembro del menor, quien al parecer ya no le estaba haciendo demasiado caso; Jun cogió la mano de Tetsu y la llevó hasta su entrepierna para que continuara masturbándolo, el alto no dudo en hacerlo y comenzó a mover su mano como lo quería Hanori. Poco después de haber empezado nuevamente con la masturbación, el de cabellos largos sintió los dientes del menor en su hombro, tuvo que admitir que eso sí dolió un poco, más que nada porque lo había cogido de sorpresa.

-Aah…- soltó apenas ese gemido al sentir los dientes enterrándose en su piel, pero al mismo tiempo ese fue el mecanismo para que Tetsu terminara dentro de su dueño, soltando un fuerte gemido al mismo tiempo -¡¡aaaaaaah!! aaah…-

Cuando Jun también se vino, Tetsu salió con cuidado de él y se echó a su lado dejándolo descansar, cogió las sábanas y lo tapó para después darle y un suave beso, realmente era la primera vez que hacía el amor.

-Gracias Jun-

Era la primera vez que Jun sentía el semen de Tetsu en su cuerpo. En ese momento no se preocupó si quedaría embarazado o no...no podía tener tan mala suerte, y de todas formas, tenía tantas cosas en la mente que esa era la última que podía venir a arruinar el momento.

Tetsu le había encantado...se sentía como la primera vez que había puesto un cigarrillo en sus labios...simplemente sabía que ese vicio iba a acompañarlo de ahí en adelante...lo mismo pasaba con el más alto...

-uhn...-murmuró aún medio amodorrado por el orgasmo; sin querer se pegó más a Tetsu, casi rozándolo.- así que quieres venirte conmigo?...bueno...supongo que podré arreglar eso...

Pues todos sus conocidos tenían un esclavo para la cama...el por qué no?...además, algo dentro de él le decía que Tetsu se convertería en mucho más que eso...sólo que si Jun hubiese hecho caso a esa voz, seguramente habría desistido de la idea...

Jun se pegó más a él y le dijo que podría hacer algo para que se fueran juntos, el ex soldado sonrió, había logrado su cometido, se iba a ir con su príncipe y entonces ya Hanori no iba a poder deshacerse de él.

Simplemente no podía contener la sonrisa que se había dibujado involuntariamente en su rostro, usualmente era de tener mucho autocontrol hasta con sus gestos, pero por alguna razón con Jun no podía predecir ni controlar todo lo que pasaba con él y con su cuerpo.

-No te vas a arrepentir- abrazó un poco más fuerte al más bajo pero sin hacerle daño ni incomodarlo -no necesitarás de nadie más que yo, porque puedo hacerlo todo; y lo que no sepa lo aprenderé- dijo convencido, además le parecía útil siempre aprender cosas nuevas.

-Estaré siempre a tu lado y te cuidaré con mi vida. Ahora duerme hermoso príncipe...yo velaré tu sueño-

El príncipe no tardó demasiado en caer dormido, y el ex soldado se quedó bastante rato vigilando su sueño, hasta que por fin el cansancio le gano, recordándole una vez más que seguía siendo humano.

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Estaba bastante aburrido ya, había esperado por horas a Jun pero parecía que éste no quería salir pronto, no quería tocar por no incomodar, tendría que esperar más tiempo; cuando estaba pensando en todas esas cosas, la puerta sobre la cual estaba apoyado se abrió pero sin hacerle perder el equilibrio, levantó la mirada para encontrarse con su dueño y sonreírle.

-No sé, casi desde que entraste creo- respondió la verdad -te extrañé- era verdad, aunque sólo habían pasado unas cuentas horas de que no se habían visto.