Simple encuentro [Libre]

Había entrado en tan gran librería que le pertenecía, preocupado por llevar poco más de una semana en Zados y no haberla visto en ningún instante. Se sintió algo irresponsable, cosa que casi no sentía respecto a su trabajo.

Manejar la mejor librería de Zados es diferente a ser tenista... tendré que aprender eso por complicado que sea...

Comenzó a ver que todo estuviese en orden, a revisar los libros con cuidado. Parecía que todo estaba bien dentro de lo posible. Se dirigió al pasillo, buscando un libro que deseaba leer hace tiempo, pero interrumpió su búsqueda al ver a un individuo a su lado.

¿Buscará algo específico? ¿Estará mirando? Lo noto confundido...

- Disculpe- dijo, con amabilidad- ¿busca algo en especial?

Ser profesor se trataba de mejoramiento constante y eso Alexander ya lo sabía bien. Llevaba poco de ser profesor, pero se había dado cuenta de que necesitaba un poco más de conocimientos, sobretodo generales. La competencia parecía ser bastante y él no quería quedarse muy abajo en las lista de mejores profesores. Tampoco aspiraba a mucho, ciertamente, pero sí que le gustaba la idea de tener un lugar privilegiado y reconocido que alimentase su vanidad.

Por eso, esa tarde al terminar las clases matutinas y teniendo algo de tiempo libre, se decidió a ir a la librería de Zados, la más famosa y la que tenía la mayor cantidad de libros. Realmente le gustaba el lugar, muy eficiente, pues siempre había encontrado ahí las lecturas que necesitaba. Entró al lugar donde le recibió el suave aroma a limpieza y a libro nuevo. Diferente a una biblioteca que olía por lo general a libro viejo y apolillado, en la librería olía a renovación y constancia, a tapas duras y hoja blanca. Sonrió, comenzando a avanzar entre los estantes. Buscaba libros de Derecho, ejemplares nuevos y lo que llamase su atención, pronto tomando un libro.

Había dictaminado que su compra había acabado, pero antes de dirigirse a caja y pagar, pasó frente a algunos estantes que contenían literatura clásica y no tan clásica y a su mente llegó de inmediato la imagen del profesor Demian, su calma eterna y su frialdad, algo que lo hacía ver como una persona severa. Pero Demian no lo era, no siempre. "Demian es como el café oscuro" sentenció mentalmente, asociándolo como siempre con esa bebida. No estaría de más llevarle algo, pensó, comenzando a leer los títulos de los libros grabados en sus lomos.

Pero no sabía qué llevarle, qué le gustaba. Frunció el ceño, pasando los dedos por los lomos de los libros, como si de esa forma aquellos le informaran si iban a ser o no un buen regalo. ¿Qué podría gustarle a alguien como Demian? Ni idea, quizá algo de misterio o algo que hablase de dolor. ¿Le gustaría la poesía? ¿Qué tipo de poesía? ¿O no? En eso estaba cuando de pronto una voz a su lado le sacó de cavilaciones y giró el rostro para observar a quien le había hablado. Tal vez era algún empleado, aunque no le parecía familiar. Asintió.

- Uh... algo así. Busco un libro qué regalar, pero conozco poco de literatura, así que es difícil - Comenzó a exponer su situación. No creía que esa persona pudiese ayudarle mucho, pero cualquier ayuda se agradecía infinitamente.

Puso total atención a las palabras del hombre, sin distraerse, pero a la vez, pensando que clase de libro serviría para regalo.

Regalar algo a alguien especial... un acto encantador.

- Creo que puedo ayudarte- soltó, con seguridad- pero necesito saber para que clase de persona es el libro- desvió su mirada a los estantes llenos de libros- cada libro cuenta una historia en donde se reflejan los sentimientos del autor. Cada libro va en dedicación a personas particulares, aunque el lector, muy pocas veces, se percata de ese detalle- cerró los ojos por breves segundo y sonrió, volviendo su mirada al cliente- ¿un amigo? ¿Un familiar? ¿Amante?- preguntó, sin querer entrometerse en la vida del joven.

Cuando Axl comenzaba a hablar de literatura sus ojos parecían brillar entusiasmados, como si se tratase de lo más importante en su vida. Ahora, que observaba al hombre, se percataba del motivo por el que su sueño siempre fue el de poseer una libreria.

Los libros son los obsequios perfectos para reflejar emociones... darse el tiempo de buscar el libro correcto para alguien es intentar indagar en el interior de la persona... No hay nada más perfecto que un libro...

Se sintió aliviado, podía decirlo, porque la seguridad transmitida en las palabras de aquel hombre le transmitió esa misma seguridad y algo de confianza. Como imaginaba que era un empelado, imaginaba que también debía ser bueno y saber bastante de libros para ayudarle a hacer la elección, aunque ésta finalmente estaba sólo en sus manos y era responsabilidad de él encontrar el libro adecuado para Demian.

Escuchó atentamente aquellas palabras, encontrando en ellas un suave sentimiento de aprecio, de un cariño hacia los libros propio de algún escritor o poeta, algo así como imaginaba que podría sentir Demian, pues debía amar la lectura como para ser profesor de Literatura en la Universidad en la que ambos eran profesores. Sonrió ligeramente, asintiendo suavemente, desdibujando la sonrisa al escuchar aquella pregunta. ¿Qué eran Demian y él?

Era cierto que él le pretendía, que le quería, que realmente deseaba una relación a futuro, pero aún así, no estaba para nada seguro de lo que Demian podría querer de la relación o si acaso ésta existía para el literato. Dudó unos momentos, pensando en la respuesta, sin saber definirla por completo. Habían sucedido cosas, había ocurrido aquello, pero... ¿era él el único que deseaba que las cosas continuaran y fuesen más allá?

- Es... es para mi amante.- Se decidió al fin.- Aunque apenas estamos empezando y no sé si se le pueda llamar así.- Se sinceró, pensativo a momentos, aunque después volvió a sonreír, bastante más seguro.- Err, por eso es que tengo algunos problemas al escoger.

Su mirada se paseó por los distintos títulos marcados en los lomos de aquellos libros de tapas duras y letra fina. ¿Cuál podría gustarle a Demian? No esperaba que algo romántico y cursi, nada de ese tipo de amor. Al contrario, dudaba que Demian quisiese leer eso, buscando algo más interesante, algo que produjese emociones más vívidas y potentes. Pero, ¿cuál sería aquel libro que estaba buscando?