Sangre y bilis (privado Moses)

-Qué eres tú??

El pobre residente de medicina tragó saliva al ver la cara que Alec le ponía. Parecía que iba a comerse a alguien vivo en cualquier momento. Las manos le temblaron un poco cuando las levantó en alto, alejando la aguja que había estado a punto de tocar la piel del rubio.

-Residente?!!! aleja eso de mi cara inconsciente! ¿Qué no hay un doctor de verdad?!...

Un enfermero trató de decir que los doctores de verdad no estaban para suturar heridas menores, pero antes de terminar su frase el cojín que sostenía la espalda del vocalista había volado hacia su rostro.

-He dicho un doctor de verdad!

Hacía tan solo dos horas, la vida se pintaba mucho mejor para Alec. Luego de una semana terrible, había decidido salir con sus compañeros de banda. Se la habían pasado en el auto del vocalista, tomando y parrandeando toda la noche. Pronto iba a volver al trabajo, así que según ellos tenían que reconectarse, lo que significaba poner la ciudad de cabeza. Habían sobrevivido a policías, otros autos y peatones hasta la 4 de la mañana, cuando cada uno de ellos enrumbó hacia su propio nido. Y eso era lo que más sacaba de quicio al chico. Todo lo que había hecho esa noche y venía a estrellarse con un sardinel! ¿Exactamente cuan imbécil podía llegar a ser?...Al parecer, no tanto como para matarse, pero si lo suficiente como para traer un corte en la mejilla que pedía a gritos cirugía plástica, si se soñaba con alguna vez posar en frente de una cámara.

Alec volteó a ver al ejército de enfermeros que le observaba y se irritó aún más…¿Quién daba un carajo por una resonancia cuando podía quedarse con una cicatriz? Volvió a gritar por un médico para su sutura y al fin alguien salió en busca de alguno que estuviese de acuerdo en perder su tiempo de esa manera.

Si había algo que Moses realmente amaba y deseaba hacer toda su vida, era ejercer su profesión. Ser médico fue todo lo que soñó desde pequeño y, aunque las cosas no habían sido del todo favorables, ahora por fin era libre de hacer lo que quisiera con su vida, sin necesidad de depender de las misas cada día o los devotos extremistas que anhelaran una confesión. El conocer su cuerpo y el placer que podía sacar de él, había sido su salvación.

Se encontraba sentado en su oficina, esa semana le tocaba el turno de la noche, pero no se movía ni una mosca en todo el hospital, por lo que se sentía obligado a jugar solitario en el computador, cuando un enfermero llegó un tanto alarmado, diciendo que había un paciente que necesitaba urgentemente atención. Moses se preocupó y emocionó al mismo tiempo, por fin habría algo que hacer.

Se dejó guiar por el enfermero y rápidamente llegaron al lugar en el que se encontraba el enfermo, pero el ex monje quiso morirse al verlo...era el famoso vocalista de Luzbel, el hombre que no deseaba verlo nunca más en su vida, por el embarazo de su esclavo. Estuvo unos segundos contemplando a Alec, para luego ordenarle a los demás enfermeros que se retiraran, desde ahora él se encargaría de la situación.

Moses se acercó despacio y con sigilo, tratando de evadir la vista del vocalista sin mucho éxito, mientras observaba el corte que se había hecho en el rostro. Quería ser indiferente, comportarse amablemente como si fuera un paciente común...pero no podía, ¿aún se sentía atraído por él?.

"Carajo...me morí y me fui al infierno sin escalas..."

Ese fue el primer pensamiento de Alec al ver aparecerse por la puerta al doctor que tanto había pedido. Era Moses. El tipo por el cual había estado en muy malas condiciones una semana entera. Alec no estaba acotumbrado al rechazo ni al engaño...o al menos no hacia él. Por eso le había dolido bastante cuando supo que el ex monje sólo había estado jugando. Se suponía que él era el malo de la película, el que le arrancaba el corazón a los hombres y luego bailaba encima de estos...y no al revez...

Pero no estaba dispuesto a demostrarlo. De ninguna manera iba a dejarle ver al otro que había merecido varias borracheras...y alguna que otra idiotez más. Iba a mantenerse calmado. Eso. Tan sólo tratarlo como si fuera un estúpido doctor del montón...

-De todos los matasanos que podían estar de guardia...-dijo, cuando los enfermeros se fueron, incumpliendo su propia determinación de parecer indiferente.-bueno que demonios...espero que seas cirujano plástico o tampoco te dejaré acercarte a esto...

Tenía que admitir que no le gustaba en lo más mínimo que el otro lo viese así...tenía la camisa llena de sangre, algunos moretones en la cara. y por supuesto, ese horrible corte que le hacía ver como un presidiario.

Dios no juega a los dados...

Moses siempre había creído que el amor era un juego de niños, que las personas siempre acababan heridas sin remedio y no había medicina posible para curar un corazón roto, por lo que siempre se mantenía inmune a todo tipo de sentimiento que le provocara involucrarse un poco más allá con alguien. Claro...esto le había durado 24 años, pero ahora las cosas eran diferentes...iba a tener un hijo y, lo que debió haber sido fruto del amor y la unión entre dos personas, lo había separado sin remedio de Alec, él único que había logrado despertarlo a los sentimientos.

-Tranquilízate...sé hacer bien mi trabajo.-Dijo mientras agarraba la ficha del ingreso al hospital que se encontraba en un velador de la habitación. Había sido un accidente automovilístico...-¿Estabas ebrio o algo?, deberías tener más cuidado Alec, hay gente que se preocupa por tí y te quiere ver bien...entero.-Incluso él, que se sentía aliviado de que sólo hubieran un par de contusiones y un corte en la mejilla.

Se acercó al vocalista para observar con mayor claridad su herida, que afortunadamente ya no sangraba, pero pedía a gritos ser cerrada.

Mientras Moses le hablaba y leía su historia, Alec le había volteado el rostro en señal de completo desprecio...aún así, con el rabillo del ojos, no dejaba de mirarlo...al parecer le había extrañado, pues ya no se sentía tan furioso con él...claro que eso no era algo que iba a demostrar fácilmente...

-Si! Y también hay hadas de los dientes, santa clauses, chanchos voladores y ah!...no olvidemos a nuestro amigo el conejo de la suerte...

Creía firmemente que Moses se estaba burlando de él. A penas había compartido un día de sus vidas, pero había sido tiempo suficiente para que el rubio se expusiera por completo al médico. Sabía perfectamente que nadie nada un carajo por él...lo sabía y se lo sacaba en cara...

El más alto se acercó para ver mejor la herida. El vocalista simplemente le quitó la mirada, rabioso por estar a la merced del otro. Seguro que le haría doler...seguro que le iba a dejar puntos mal hechos...

-Quiero un cirujano plástico...-insititó, aunque los enfermeros ya le habían dicho que Moses era el único de guardia esa noche.- estamos hablando de mi cara...

A Moses le dolía la mirada de desprecio que había adoptado Alec, pero al fin y al cabo, todo había sido su culpa. ¿Cómo un médico que ha estudiado toda su vida podía ser tan estúpido y no usar condón o darle pastillas anticonceptivas a su esclavo?, seguramente era el idiota más grande de todos.

-Alec...para. Lo digo enserio, ¿cómo podría burlarme de tí?, si la única vez que lo hice decidiste alejarte por completo...Pero ¿Qué importa?, da lo mismo lo que diga, las cosas no cambiarán por más que quiera.-Dijo y se paró de la cama, evitando la mirada del vocalista.-Espera un poco, voy a ir a buscar los implementos necesarios para cerrar tu herida.-

Desapareció rápidamente de la habitación, para dirigirse a su oficina, de la que sacó una tela con un orificio, por el cual debía asomarse la herida en cuestión; anestesia local y aguja e hilo especial para suturar. En pocos minutos estuvo de vuelta al lado de Alec.

-He estudiado toda la vida para hacer cosas mucho mayores que tu corte, así que tranquilízate que cuando Abelito venga a buscarte no va a notar nada.-Había forzado la voz al pronunciar el nombre del dueño del Hotel, no lo soportaba, aún sentía celos de él y toda la atención que le entregaba Alec.-

Su mirada se suavizó un poco al escuchar al otro. Habia dicho, indirectamente, que le gustaría cambiar las cosas. Al rubio también. Le gustaría no haber salido corriendo al oír la noticia de Moses...le gustaría ser un poco mas madurado y poder hablar del asunto con tranquilidad...pero el más alto tenía razón. Las cosas ya no podían cambiarse...

-Moses...-llegó a decir al fin, pero sus palabras quedaron en el aire cuando el otro salió en busca de sus herramientas...

¿Qué hacer? Tenía que admitir que estaba siendo un poco irracional. No se conocían casi nada. Tan sólo se habían acostado...¿Por qué el otro habría tenido que decirle que estaba esperando un hijo? Tal vez lo que realmente le había molestado es que la confesión había nacido simplemente para herirlo...pero, por otro lado, él había sido un idiota esa tarde...tal vezz hasta se lo tenía merecido...

Pero todos las buenas intenciones de Alec se esfumaron al esuchar al médico hablarle de Abel en ese tono. Volvió a quitarle el rostro...

-A sí...seguro estará encantado de verte.- sonrió algo cínicamente, mientras se entretenía mirándose las uñas, como quien dice algo de poca importancia.- nos acostamos luego de ese día en los tatuajes...sólo para darte el gusto...

Espera...¿Había escuchado bien?. Siempre lo había sabido, ¡era obvio que esa amistad era sólo una fachada!, dos hombres guapos viviendo juntos. Era imposible que no se sientieran atraídos el uno por el otro, pero lo peor era que Moses quería volver a acercarse a Alec, quería estar a su lado al menos como un amigo en el que pudiera confiar.

-Genial...debe follarte placenteramente, ¿no?.-Dijo con rabia, mientras tragaba saliva y tomaba la inyección con anestesia, para luego aplicarla en el cuello de Alec.-Esto será lo único que duela...luego no sentirás nada, incluso podrás volver a tener sexo cuantas veces quieras....Ah!, por favor, no usen esta habitación, que no quiero recibir reclamos del hombre encargado de limpiar.-

Retiró lentamente la aguja de la piel de vocalista y la dejó a un lado, junto con los demás implementos, ahora había que esperar a que la anestesia hiciera efecto.

Moses se daba vueltas por toda la habitación, desesperado por prender un cigarro, lástima que en el hospital no estaba permitido fumar, porque sino hubiera gastado la cajetilla entera en un santiamén.

Quería vomitar...la relación de Abel y Alec le daba asco, no entendía y suponía jamás iba a hacerlo, ¿Cómo dos amigos pueden tener sexo?, la amistad con los no pobres es algo genuino, algo real...nunca podría mancharla con otro tipo de relación, porque todo se muere luego de abrir las piernas y esperar a que te penetren...todo.

-¿Por qué me preguntas sobre eso?...ya no tiene importancia.-Dijo acercándose a la cama en la que se encontraba el rubio más bajo, para luego sentarse cerca de él. Ahora no importaba ni Aruan, ni su hijo ni nadie...sólo él, sólo el maldito que tenía el corte en su mejilla.

Mil preguntas invadían a Moses en ese instante, pero lo único que tenía claro era que el famoso vocalista de Luzbel había jugado con sus sentimentos todo este tiempo, ¿No hubiera sido más fácil meterse con Abel desde un comienzo en vez de engañarlo diciendo que le gustaba?, las cosas hubieran sido mucho más sencillas, se habrían acostado y después cada uno donde pertenecía....¿POr qué mierda todo era tan complicado?.

-No sabes...cuánto tiempo...quise verte, aunque dijeras cosas como lo de los conejos.-

-Tiene importancia para mí....-dijo casi en susurros, mientras Moses se sentaba a su lado. - quiero saber que me despreciaste por algo que fuese mucho mejor que yo...

Ahí estaba. Una confesión de debilidad absoluta e irrevocable. ¿Tendría algo que ver la anestecia?? ¿Tal vez le había dormido el cerebro también? Alec sintió como la sangre le subía al rostro y volvía a sonrojarse frente a aquel hombre...estaba claro que los sentimientos entre ellos eran extrañamnete fuertes, pues sólo eso podía explicar que estuviesen en la situación presente...

-Entonces debiste llamarme...-aún no era capaz de mirarlo...- lamento haberme ido ese día de esa manera...pero admítelo Moses...me usaste...¿Por qué tenías que decirme todas esas cosas? Yo me hubiese acostado contigo de todas formas...no tenías que hacerme ilusiones créeme...

Se llevó una mano a la mejilla herida. Con la anestecia ya no sentía la cara para nada, pero aún así le preocupaba la marca...

-Cóseme de una vez quieres?...si se infecta te denuncio por negligencia...

¿Por qué el vocalista se comportaba de esa manera?, le decía todas esas cosas que de alguna manera hacían que el vulnerable ante la situación fuera Moses...porque en realidad quería abrazarlo y besarlo como antes, estos días habían sido agónicos y sólo el trabajo había logrado calmarlo un poco. Lo más irónico de todo era que el mismo trabajo que amaba le traía de vuelta a quien quería.

-No te desprecié Alec...nunca lo hice.-Dijo ahora concentrando su mirada en el vocalista, esa mirada que había evadido por tanto tiempo y que había extrañado mucho más.-Mierda...¡Nunca te usé!, ni siquiera sabía que Aruan estaba embarazado cuando te conocí, me enteré después. Pero, ¿Qué querías que hiciera?, podría haberte mentido con eso, pero al final te ibas a enterar igual e incluso pudo haber sido peor...-

Moses le puso la tela en la cara al vocalista, dejando expuesto su corte, para luego comenzar a suturar con puntadas finas, permitiendo así que la cicatriz se hiciera menos notoria con el paso del tiempo.

-Deberás venir al hospital una vez más para sacarte los puntos.-Dijo al tiempo que terminaba y le ponía un parche pequeño encima de la herida ahora completamente suturada, para luego sacarle la tela y poder contemplar su rostro.

-Qué idiota eres Alec...-Dijo acercándose al rostro de su acompañante para sostenerlo en sus manos.

-Simplemente pudiste haberlo dicho de otra manera...

Pero ya nada tenía importancia. Aruan estaba embarazado ¿Quién iba a cambiar eso? El esclavo esperaba un hijo que Moses tendría qui cuidar hasta la muerte. Ahí no había espacio para un rubio loco, que buscaba divertirse y sacarle el máximo provecho a la vida.

No importaba sus recientemente descubiertos sentimientos. Simplemente tendría que enterrarlos de nuevo.

Moses empezó a coserlo. El vocalista no podía ni mirar...y...era sorpendente que lo que más le preocupaba en ese momento no era su cara, si no el doctor que trataba de arreglarla.

-Tendrás que darme sedantes o algo...porque mañana me va a doler...uhn...sí, tendré que estar bien drogado...-le dijo al otro mientras éste terminaba de curarlo.- y ya luego vendré a ver cómo quedó tu obra de arte...te advierto que de todas formas quiero mi ciugía...

Alec ya había empezado a balbucear cuando el más alto le tomó el rostro. Esperaba tal vez alguna palabra cariñosa, pero el insulto que recibió en cambio lo hizo reír...

-Tú lo eres más....¿Y por qué me llamas asÍ?...idiota Moses...-le respondió, mientras se controlaba para no besarlo.

-¡Tu me molestaste todo el camino hasta llegar a la zona 0 y no te preocupaste en parar incluso aunque estaba ese dueño del local escuchando!....pero, mierda...lo siento, por escupir todo eso en un momento inoportuno.-No sentía rabia exactamente, más bien se sacaba un peso de encima al hablar de esa manera con Alec, pensaba que jamás volvería a verlo de nuevo (obviamente siempre salían revistas con su nombre en la portada y programas de TV que lo invitaban, pero más allá de eso, nada...cero contacto).

A pesar de todo, Moses aún albergaba la posibilidad de volver a compartir con Alec, quizás no en las mismas condiciones porque lo más probable era que el otro no quisiera estar con él, pero al menos podría conformarse con ser su amigo, con ver como rehace su vida desde lejos y, tratar de ayudarlo en lo que pudiera...¿tan altruista se sentía a su lado?.

-Sedantes...claro, corren por mi cuenta.-Dijo ahora esbozando una sonrisa que se acentuó mucho más al ver que lo hacía reir. Estaba tan cerca...

Moses aminoró la corta distancia que existía entre ellos y lo besó, había olvidado lo cálido que eran los labios del vocalista, aunque a simple vista pareciera frío. Ese contacto era diferente a los que habían tenido antes, creía que significaba todo lo que no podía materializar en palabras, como que lo quería de vuelta, aunque fuera por un momento, que se sentía celoso de Abel y quizás nunca podría soportarlo...

-Te quiero...-Pronunció levemente, arrastrando las palabras como un niño torpe, es que en realidad...nunca había puesto en evidencia sus sentimientos tan claramente.-Debes pensar que soy patético...pero con la anestesia, tus movimientos son torpes.-Esbozó una sonrisa para luego alejar sus manos del rostro de Alec.

Alec ya no sentía sus labios. Su rostro estaba totalmente adormecido, y en ese momento podrían haberlo agarrado a cachetadas y ni siquiera se hubiese inmutado. Pero extrañamente llegó a sentir el beso de Moses...no como el contacto de un par de labios, no. Su respiración agitada y su pulso acelerándose no venían de algo que produjese los sentidos. Cerró los ojos y dejó que el más alto le besara a gusto. Era tan raro. Sabía que no podía hacerlo...pero lo sentía.

Moses se separó de él demasiado pronto. Y el rubio se quedó mirándolo a los ojos, sins aber que decir como muy pocas veces le pasaba. Ya había olvidado lo vulnerable que los sentimientos te dejan...

-Pues ahora estamos en las mismas condiciones...idiota...-balbuceó de nuevo, con la forma de hablar de alguien que acaba de salir del dentista cuando Moses le dijo que era torpe...luego miró a otro lado, algo nervioso...

-Me quieres...como para hacer qué?

Porque ahí el que tenía que tomar una desición era Moses. él tenía que decidir qué era lo más importante para él. Y sólo si el vocalista se llegaba a sentir el seguro ganador de la contienda, se atrevería a decirle al doctor lo que él sentía por él...

Tenía miedo de expresarse...tenía miedo de que sus sentimientos fuesen rechazados.

-No entiendo a qué te refieres con eso…-Era verdad, no sabía a qué punto quería llegar Alec con esa pregunta y que era lo que esperaba que Moses le respondiera para así sentirse un poco más seguro de los sentimientos que el rubio más alto estaba expresándole.

Lo que sí entendía a la perfección era que no podía abandonar a su esclavo con un hijo en el vientre ni menos mentirle a Alec con respecto a eso…no sería justo para ninguno de los dos basarse en mentiras para consolidar una relación que en teoría no existía, porque ningún rubio le había pedido al otro una especie de compromiso y, Moses creía que el hecho de que estaban “saliendo” no significaba nada.

-Te quiero…pero no puedo abandonar a Aruan mientras está embarazado, es una vida lo que está en juego.-Ahora vendrían los enredos del ex monje con respecto a la religión, si bien ahora se sentía libre de escoger creer en divinidades o ser un ateo sin remedio, aún le quedaban antiguos “valores” arraigados que no le permitían aceptar el aborto, en ninguna circunstancia.

Moses se sentía entre la espada y la pared.-Todo esto es estúpido...pero, ¿qué más puedo hacer?, quiero pedirte que te quedes conmigo, que aceptaré que te acuestes con otros hombres…incluso con Abel, pero no quiero que te alejes nuevamente. Aruan no me gusta…es un buen chico pero el único que me importa eres tú…pero no entiendes…-

Sí. Ya se esperaba esa respuesta. A penas Moses dijo "pero" Alec perdió todo el interés y se dejó caer en la cama, echado de costado y dándole la espalda. En ese momento le hubiese gustado haber estado embarazado del otro rubio, sólo para verlo desesperado y sin saber qué hacer...pero lo más raro ahí era que Alec comprendía. Comprendía que en esa ocasión la responsabilidad que el mayor sentía era más importante que el experimento de relación que podrían llegar a realizar...lo sabía en lo más profundo de sí...pero se quedaría callado.

El rubio era egoísta, insensible. Había que mantener esa fama.

-Ya sé que no puedes abandonar a tú estúpido esclavo Moses...eres un buenito...idiota...-dijo resentido, tratando de ocultar que habría deseado que el más alto hiciese eso justamente con todas sus fuerzas...aunque al final el mismo no le habría permitido hacerlo.- y deja de decir tonterías...me hablas como si fuera un puto...

Se rio amargamente. Sí que lo era. Pero por algún motivo no quería esa clase de relación con Moses. Quería serle...fiel...

-Dame algo para dormir quieres?...

Alec no entendía…o no quería entender, al menos no conscientemente, porque Moses creía que debido a que él perdió un hijo y a la persona que amaba al mismo tiempo, sabía perfectamente lo que el otro rubio trataba de explicarle, pero las cosas eran más fáciles luego de la negación de todo sentimiento, o al menos, era el camino más corto.

No quería hablarle como si fuera una prostituta barata recién estrenada en Reaven’s, de hecho, trataba de hacerle entender al vocalista que ya no importaba lo que hiciera de su vida o con quien tuviera sexo, ya que los sentimientos del médico no cambiarían, no era como si fuera a cambiarlo por Aruan y su “familia feliz”.

-Haré lo que desees...-Dijo un tanto confuso y se dirigió a su oficina, para sacar una tira con pastillas llamadas Myolastan, que si bien no eran directamente un inductor del sueño sino un relajante muscular, provocaban rápidamente la pérdida del sentido. También sacó un jarro con agua y un vaso de vidrio que se encontraban en su escritorio y volvió a la habitación, para luego acercarse lentamente a Alec, sacando de la tira una pastilla y entregándosela, para luego servirle un poco de agua.

-Toma esto…te hará dormir en aproximadamente media hora.-Balbuceó y se sentó en una esquina de la cama.-Yo me quedaré aquí un rato más.-

Ya no tenía caso. Todo estaba dicho. Alec quería a Moses sólo para él y no iba a tenerlo; y en el mundo del rubio todo era blanco o negro. Jamás podría aceptar la presencia de alguién más en la vida de...de alguien importante para él...ya se imaginaba sí mismo acompañando a Moses durante la cesárea...ni hablar...prefería seguirse emborrachando y con suerte, la próxima vez se iría con su auto por un barranco.

-Moses...-le dijo, luego de tragar la pastilla y volver a recostarse, esta vez boca arriba.- no sé que me has hecho...yo no soy así...es sorprendente pero...realmente me importas...

No podía decir te quiero...simplemente se le atoraban las palabras en la boca...

Y entonces se oyó algo de ruido afuera y Abel entró a la habitación, al parecer bastante agitado. El rubio recordó que se había prometido nunca más juntar a esos dos en un cuarto, peor eso estaba fuera de todas sus posibilidades en ese momento. Le sonrió a su amigo y luego a Thor, que no tardó un segundo en estar a su lado en la cama. El vocalista abrazó al animalito y empézó a acariciarlo.

-Qué haces aquí perdido?? deberías estar en la cama...eres un animal malo...-luego volteó a ver al más alto de los tres.- hey! que crees...me estrellé con un sardinel...no es lo más estúpido que he hehco en toda mi vida?

No. No lo era.

No tuvo tiempo para responderle a Alec, ya que el dueño del hotel irrumpió en la habitación un tanto escandalosamente. Y Moses pensaba no volver a verlo en su vida…si la situación ya era incómoda estando los dos rubios en la misma estancia, seguramente las cosas ahora iban a ponerse peores.

-Buenas noches.-El ex monje lo miró unos segundos para luego dirigir su vista hacia Thor, quien había despertado lo más insólitos pensamientos en él la primera vez que se vieron. Su campo sólo se restringía a la medicina, por lo que le resultaba fascinante ese bichito con alas modificado genéticamente, aunque también creía que experimentar era bastante cruel y prehistórico, pero claro, sin el empirismo no hay evolución.

La mirada del médico se perdió en una ventana de la habitación, recordando las palabras que Alec había pronunciado momentos antes, sentía que la rabia se agolpaba en su cabeza sin remedio ya que los imaginaba teniendo sexo y dudaba…dudaba del vocalista y sus sentimientos. Quizás el nunca había dejado a su corazón latir, pero a menos tenía una idea del amor y no era precisamente el meterse con tus amigos para pasar las “penas”.

Moses se levantó para dirigirse a una esquina de la estancia, apoyándo su espalda contra la pared y, dejando que Abel y el vocalista hablarán más tranquilos, aunque no pensaba irse antes de que Alec se durmiera.

-Ah...si...-dijo Alec mientras se llevaba una mano a la mejilla; ya casi había olvidado que estaba (al menos bajo su concepto) prácticamente desfigurado...y era que cosas más importantes estaban pasando por su cabeza en ese momento...aún le sorprendía.- si quieres golpearme o algo aprovecha que no siento nada...

Se rió mientras abrazaba a Thor de nuevo, aunque realmente tenía que hacer un esfuerzo, ya que los medicamentos estaba haciéndole efecto más rápido de lo qe se había imaginado. Una cierta somnolencia estaba apoderándose de él y aún así...no podía dormirse en ese momento...

Le asustaba un poco la idea de despertar y ya no ver a Moses cerca...

-No te preocupes...Moses es buen matasanos y ya me cosió.- hablaba mirando al otro rubio de reojo, buscando que él también le regalara una mirada.- pensé que iba a hacerlo con hilo corriente pero ya ves que se toma en serio su trabajo...no Moses?

Se sentía mal. Ya conocía a su amigo y sabía que éste iba a culparse. No tenía por qué claro, pero iba a hacerlo. Y Moses...se arrepentía de haberle dicho lo que había pasado con Abel...todo era un desastre.

Es como si estuviera tocando el violín…en una escena de amor que no me corresponde.

Sentía rabia al verlos de esa manera…contemplar como Abel se comportaba de la manera en la que a él le gustaría hacerlo, lo acariciaba, se mostraba protector y sumamente afectado por las magulladoras del vocalista, aún cuando no había sido nada demasiado grave. ¿Así eran los amigos?... No lo entendía y por lo mismo se sentía confundido, para él que no tenía a nadie, resultaba complicado comprender ese tipo de relación, tan cercana, tan ¿Real?.

-Es mi trabajo…aunque el quería un cirujano plástico tuvo que conformarse conmigo, ya que a esta hora sólo hay enfermeros y un médico de turno.-Dijo respondiéndole a Abel pero sin mirarlo a la cara, no quería dejar en evidencia la rabia que sentía por él, ya que el vocalista se sentiría incómodo y lo que menos deseaba era desagradarlo en un momento así.

Moses sonrió al escuchar a Alec y se sentía extrañamente feliz, ya que pensó que lo ignoraría hasta que se quedara dormido, ahora tenía a Abel a su lado, ¿qué importaba él?

-Sí…-No sabía que más decir, quería largarse de ese lugar enseguida, pero había algo que se lo impedía a toda costa, ¿Era eso lo que la gente llamaba amor?...