15 razones por las que tirar pan a patos de goma jamás funcionara *PRIVADO*

Finalmente se separó de él, observando con una ceja alzada la cosa trasparente, que habían resultado ser unas alas. Fue a recuperar su pato de plástico con cigarro en pico, y dió una última patada a uno de los cadáveres para llevarlo lago adentro. Llegó donde estaba el chico y puso una mano sobre su cabeza, revolviendo un poco su cabello:
-...vete a...casa...
Sin decir nada más, se dispuso a irse, otra vez entretenido con su maraña de pensamientos mentales.

En cuando por fin el otro le soltó se le quedó mirando con el entrecejo fruncido, pero no tanto como antiguamente.
Siguió al ajeno con la mirada, percatándose en cómo este mismo observaba sus alas, ¿qué, es que nunca había visto unas…? Bueno, en cierto modo era extraño que alguien como él tuviera ese tipo de cosas… Ya que había oído que ese tipo de “extremidades” solo las llevaba los “esclavos” o eso pensaba.
Curvó los labios en cuando el otro colocó su mano sobre su cabeza, observándole desde lo bajo para después resoplar en cuando escuchó sus palabras.
Irse a casa… Pero… ¿Qué pasaría con los cadáveres? … Entrecerró su parpado y volvió a soplar pesadamente.

Más tarde vio como el mayor se alejaba de allí, apretó un poco los dientes, estaba claro… En cierto modo no quería que el otro se fuera, de momento había sido el único que le había dicho semejantes palabras…
Chasqueó la lengua y se acercó al otro con paso acelerado, llegando a cogerle de la camisa con el dedo pulgar y el índice mientras que permanecía la mirada por lo bajo. -…- No dijo nada ya que ni él mismo sabía lo que quería del otro, solo se quedó quieto, sujetándole de la camisa mientras que tenía el entrecejo un poco fruncido, los labios en una pequeña mueca y su parpado entrecerrado.

Iba metido totalmente en su mundo, silbando una canción sin ritmo ninguno, que variaba continuamente al ser incapaz de recordar como seguía. Había dejado al chico allí plantado, si después de todo no iba a matarlo, le parecía estúpido continuar allí.
Algo paró su avance, creyendo que había sido una rama o algo parecido, se dió la vuelta. Allí estaba de nuevo el chico vestido como una momia, cogiéndole la camisa. Su gesto, y el acto en sí le hacían parecer aún más infantil a los ojos del narcotraficante:
-...¿...qué...? -preguntó, algo confuso por la actitud del otro.

Al poco rato escuchó aquellas secas palabras, un “¿Qué?”, dejó escapar un pequeño suspiro mientras que soltaba la vestimenta ajena, dejándole de nuevo el libertad. –Nada…- Susurró apenas mientras que dejaba caer su extremidad al lado de su cuerpo aun con la mirada por el suelo y el parpado entrecerrado.
Aun ni el mismo sabía lo que quería ante ese acto repentino que había realizado hace nada. Deslizó su pupila hacia otra dirección, sin embargo no se movió de donde estaba.
¿Por qué habría hecho semejante reacción? Chasqueó la lengua por lo bajo a la vez que apretaba un poco los dientes. Era idiota…

El viento empezó a soplar algo fuerte, haciendo que su cabellera se zarandeara de un lado a otro, se había producido un silencio sepulcral, sin embargo… Sabía a la perfección de que el otro seguirá con su transcurso y le dejará allí, así que… Ahora tendrá que pensar en hacer, ah, claro, ir a la mansión…
No tenía otro lugar en donde volver, es más, de seguro que tendrá trabajo pendiente…

Soltó un bufido, otro momento emotivo no!. Sabiendo lo que vendría a continuación, decidió intervenir:
-...de acuerdo...puedes...venir...conmigo...un rato...
Pasó un brazo por los hombros del chico y lo atrajo hacia él, arrastrándolo un poco para volver a echar a andar:
-..¿al...menos...tienes...nombre...?

De nuevo sus palabras pasaron por su cabeza pero en este caso se sorprendió por ello, ¿le había dicho que podría ir con él? ¡Pero él no se refería a eso! Se le quedó mirando con su parpado abierto, hasta que no pudo evitar erizarse al sentir aquel brazo pasar por sus hombros, más la cercanía del cuerpo contrario. –Oye…- Masculló en un hilo de voz apenas que se escuchaba, y así era, incluso ni se escuchó así mismo.
No se refería a eso… No quería que hiciera eso… Pero… Tampoco hizo movimiento alguno de alejarse, solo miró a otro lado con el entrecejo fruncido.

-Soun…- Contestó secamente ante su pregunta sin dejar de mirar hacia otro lado, se notaba que estaba algo relajado, pero no deja de ser que era extraño esa sensación cerca del otro, hace nada que se estaban pegando y ahora… Caminaban juntos en intento de contener una “conversación” eso sí que era completamente extraño…
Solo resopló mientras seguía el paso del más mayor.

-..querías...que lo...hiciera...así que..no seas...más arisco...-murmuró divertido, viendo como el otro miraba para otro lado-...además...a mí los..hombres...me gustan...mayores...-murmuró, encogiéndose de hombros-...aunque..admito...que las alas...te hacen ver..mono...
Con la mano libre, sacó un teléfono móvil y marcó un número aparentemente al azar. Luego, volvió a esconderlo en los vaqueros:
-...a mí...me conocen como..."Lenny"...aunque no en...esta zona...de Zados...o eso...espero...

¿Qué quería que lo hiciera, pero qué…? No, no quería… ¿Cierto? Por mucho que se dirigiera que no así mismo… Pero rápidamente se quitó ese pensamiento de la cabeza, sacudiendo el rostro de un lado a otro con algo de brusquedad, haciendo que su cabello recogido en una coleta se zarandeara. –No, no quería…- Fue lo único que susurró mirándole por el rabillo del ojo por el único ojo visible, pero no tardó en volverla apartar de él.
Pero se extrañó ante sus palabras, ¿le importaba eso? ¡Claro que no! No le importaba que clase de hombres le gustaba…

Aun así… Ante el comentario de sus alas hizo que se sorprendiera, cosa que le miró por una vez más, ¿”mono”? Eso significaba… ¿Qué se veía bien con aquellas alas?
Solo curvó los labios y chasqueó la lengua, girando el rostro a otro lado, y en aquel preciso momento escuchó su supuesto nombre; Lenny.
Pero se extraño por la forma en la que le dijo, ¿cómo que “le conocen como Lenny”, acaso tenía otro nombre? Se quedó extrañado ante ello, sin embargo no dijo nada ante ello. -¿Eso esperas?- Comentó sin verle, ¿es qué acaso no quería ser reconocido por esos lares?

Lenin lo miró distraidamente:
-...es...mi mote...de trabajo...es más...sencillo así..., puedes...llamarme...Liam...Trent...si quieres...un nombre más...formal..., digamos...que un ex...celoso...ronda...por aquí..., una sabia lección....: nunca...dejes...a un...psicópata...plantado...en el ...altar..., luego...te persiguen...
Paró un momento, reflexionando:
-...necesito...un...vaso de leche..., vamos...a alguna...parte...

Escuchó los supuestos nombres que le decía, pero de todas maneras le llamará por el primer nombre que le entregó… Pero ante su “pequeña historia” se le quedó mirando de nuevo, observándole por el rabillo del ojo y observando sus expresiones y gestos.
Así que… ¿Se cambió el nombre por esa razón? Vale, nunca había experimentado nada de eso, nunca tuvo una relación y claro, no podía evitar, pero si ese supuesto “ex” le seguía… ¿No será más fácil decirle que le dejara en paz?

Solo se encogió de hombros y prosiguió escuchándole cosa que ante miró a su alrededor, señalando con el dedo índice fuera del parque. –Escuché que un bar, no muy lejos de aquí, preparaban de todo… Allí podrás coger tu vaso de leche.- Afirmo observándole y retirando la mano, puede que el otro tenga otro sitio en donde ir.

Miró en la direccióin que indicaba Soun y asintió, por una vez que acabara en un sitio respetable tampoco moriría. De repente, algo se movió a sus espaldas
-...sshhh...calla...un momento...- había visto algo raro entre unos arbustos , por lo que precavidamente, agarró con fuerza al chico y se escondió detrás de un árbol, sepultando a Soun contra su pecho para evitar que se moviera e hiciera un gesto que llamase la atención de la sombra.
-...creo...que tenemos...compañía..., espera...a ver..si se acerca...un poco...y ponte...detrás...¿comprendido...? -susurró, para no ser escuchado por quien quiera que estuviese por allí. Algo metálico brilló en su mano izquierda, el émbolo de lo que parecía una inyección.

No pudo evitar fruncir el ceño al escuchar que se callara, ¿por qué razón lo iba hacer, por qué ese se lo decía? Pues no será así, abrió sus labios para reclamar ante ello pero antes de decir nada el otro ya se lo llevaba a un lado con fuerza, cosa que apretó un poco los dientes y arrugó la nariz ¿pero qué hacía?
Sin embargo se sorprendió en cuando el otro lo sostuvo contra su pecho, cosa que se quedó extrañado para después removerse. –Oye…- Pero se calló de repente ante las palabras formuladas del otro, ¿compañía?
Ladeó la cabeza para después intentar ver por los costados.

¿De quién se trataba, era cierto lo que el otro decía o simplemente era una broma, cómo podía demostrar que era cierto? Frunció el entrecejo por una vez más, no sabía si creer o no…
Aun que por su última pregunta no asintió ni negó, solo se le quedó mirando, resopló y finalmente asintió.
Permaneció callada y quieto, como si aquello fuera un simple juego de acción, aun que… Al ver como el otro sacaba algo brillante, pensó que quizá el otro no esté de bromas…

Los brillantes ojos violetas miraban atentamente como la sombra se iba acercando. Cuando más se acercaba, Lenin se agazapaba un poco mas entre los árboles, con el cuerpo del chico agarrado y la inyección en otra mano. Después de lo que pareció un siglo, finalmente quien quiera que fuese se alejó, y el narcotraficante soltó el agarre.
-...parece...que volvemos...a estar...solos....-soltó repentinamente el cuerpo del chico, mirando desconfiado los árboles-...¿te...persigue o...intenta...matarte alguien...?, si no es...así...es de los mios...

No tardó en escuchar ciertos sonidos que le llamaron la atención, ¿de verdad que había alguien allí? Parpadeó mientras que dirigió su mirada hacia donde el ruido sonaba, parecía que se acercaba más a ellos, pero después se alejó como si nada.
En cuando el otro le soltó se colocó mejor las ropas y miró al otro, llegando a ladear la cabeza y fruncir un poco el entrecejo, ¿alguien iba a por él? Que el mismo sepa nadie, de momento, nadie ha querido que su corazón siga latiendo, así que no pasa nada… ¿No?
Resopló y negó con el rostro.- No… Nadie quiera ir a por mí.-

Pero se extrañó ante las palabras del otro. -¿De los tuyos?- Preguntó alzando una ceja en espera de su respuesta, observándole curiosamente mientras que le miraba fijamente. -¿Alguien va a por ti?- Preguntó de nuevo sin deslizar por ninguna vez su mirada de él.

-...si, claro...soy una persona...sociable...-murmuró, encogiéndose de hombros, como si fuera lógico-...sólo quieren...mi cabeza...los habitantes...de la Zona 0,...la familia...del cartero..., la de la...gente...que...he..matado,..la mafia...rusa..., ...un terapeuta...psicótico...y obsesivo...-siguió enumerando durante un par de minutos-...creo que...son...todos...aunque...puede...que...haya olvdado la...mayoría...
Volvió a dirigirse al bar como si nada hubiera pasado, haciendo un gesto con la mano al otro para que lo siguiera.ç

Se quedó escuchando la cantidad de “conocidos” que tenía y realmente eran bastantes… Sin embargo se dio cuenta de sus palabras, “gente que había matado”, había matado gente y aun así iba con él… Aun que… No sabía muy bien pero, el otro tampoco parecía tan… Tan “malo” como suele aparentar, al menos en un principio sí que lo pensó, pero ante los “tratos” realizados no le pareció como pensaba desde que lo vio.
Rápidamente negó con el rostro, ¿en qué estupideces pensaba? Frunció un poco el entrecejo y al ver la señal del otro no tardó en ir tras él.

Se colocó a un lado de él mirando los alrededores, pero en vez en cuando su único ojo visible se dirigía al otro, observándole con ciertos aires de superioridad.-¿Qué eres? es decir, ¿en qué trabajas?- Acabó por preguntar, quería saber en que “trabajaba” ¿en la mafia, tal vez?

Sonrió ante los aires de superioridad del otro, era el típico crio caprichoso y un poco idiota:
-...te faltan...las palabras mágicas...por favor...-murmuró socarrón-...pero..ya que...insistes en...saberlo...me llamo Liam...y soy pastelero..., ¿te vale...o me invento otra...profesión...?...-alcanzó a abrir la puerta del bar, y entró, parecía un sitio bastante más limpio y acogedor de los tugurios a los que estaba acostumbrado, por lo que soltó otro bufido de frustración, mientras observaba las paredes color pastel y pensaba que aquello era otro picadero para que enamorados idiotas se dieran el lote y dijeran cursilerías-...¿no...te parece...demasiado...forzado...preguntar mi...profesión...en nuestra...primera...cita...? -se volvió hacia el otro en un falso tono meloso e irónico, posiblemente contagiado por el (para él) odioso ambiente del bar -...¿si...te digo...que...soy un gigoló...profesional...dejarás...de...quererme...?...crio...

¿”Por favor”, él? No, el otro estaba bien equivocado si pensaba que diría semejantes palabras, solo lo diría en cuando realmente era de “importancia” pero a alguien como aquel... No.
¿”Pastelero”, qué se creía, qué era idiota? No le podrá engañar tan fácilmente. Arrugó la nariz mientras que miraba con cierto desdén al mayor, e incluso con ciertos aires de repugnancia. De nuevo, empezaba a enfadarse con aquel tipo, pero no… Mejor no.
Resopló intentando calmarse, cosa que poco conseguía.

Aun así, no tardó en fijarse que ya habían llegado al supuesto bar, sin embargo, hizo caso omiso de la pregunta del ajeno, entró después del otro, cosa que aquello no le había gustado…
Le miró de soslayo para después fijarse en su alrededor, no estaba tan mal al fin y al cabo, pero claro, el no le hacía falta ir a bares para tomar lo que él deseaba.
Pero aquella irreconocible voz del mayor hizo que le mirase de nuevo, escuchando su “estúpida” pregunta, haciendo que frunciera el entrecejo hasta no poder. -¿”Ci…ta”?- Repitió como si no se creyera lo que había escuchado, más tarde chasqueó la lengua. –No digas idioteces, idiota…- Susurró lo último mientras que se iba hacia una de las mesas para dejar al mayor allí.

Se encogió de hombros, y se sentó enfrente del menor, volviendo tranquilamente a su mundo tras pedir un vaso de leche fría al aparentemente amable y joven camarero del local. Empezó a sacar papeles aparentemente manchados de sangre ajena, y empezó a frotarlos con una servilleta, quitando parte de las manchas, y extrendiendo el doble el resto.
El boli no parecía en mucho mejor estado, y empezó a rebuscar con fruición el estuche de sus gafas plegables en el bolsillo trasero de sus vaqueros. El narcotraficante tenía que tomarse su tiempo antes de readaptarse a un nuevo entorno.
Finalmente, ante la curiosa mirada del camarero se puso unas gafas de montura ancha y negra y empezó a escribir más números y cuentas que sólo él parecía entender en la muy emborronada hoja:
-...Soun...pide lo que...quieras...-murmuró, metido en sus cosas.

Aun seguía dándole vueltas a las palabras que había dicho, ¿pero qué estupideces decía, por qué decía semejantes cosas? Era un completo… Idiota…
Frunció el entrecejo solo más pensarlo, manteniendo su mirada alejada de él, observando cualquier otro lado que no sea el que tenía frente de él, e incluso infló sus mofletes un tanto infantil, pero en cuando el camarero vino a decir que querían, miró a quien tenía al frente, no sabía lo que hacía pero daba igual.
Miró al camarero y pidió después de que el otro le digiera, que de igual manera iba a coger algo por mucho que no se lo digiera…

Pidió que le trajeran un refresco de piña, no hay nada mejor que eso…
Más tarde volvió a mirar al otro, en este caso curioso por lo que estaba escribiendo este, ¿qué estaría haciendo, trabajo ,algún “código secreto”…?
Ladeó un poco la cabeza, como si fuera a leer lo que el otro ponía, realmente era alguien curioso. -¿Qué haces?- Preguntó finalmente sin poderlo evitar.

Lo miró como si estuviera loco, para él era evidente lo que estaba haciendo, así que termino sus cuentas, y lo miró curioso:
-...fórmulas...matemáticas..., estoy...calculando...cuanta...dinamita hace...falta...para...explotar...un lago...entero...BOOOM - haciendo una demostración práctica, golpeó con fuerza la mesa, lanzando por los aires el palillero, tras lo cual todo quedó lleno de pequeños palitos de madera-...genial...
Se quitó un par de palillos del pelo con cara de circunstancias, como si no hubiera pasado nada:
-...entonces...a parte de ser...un crio...malumorado...¿a qué...te dedicas...tú...?...a pesar...de tu herida...y aspecto de momia...no creo que...seas...un puto...ni nada...por el...estilo..

¿Explotar un lago… Pero con qué clase de gente se acababa de ajuntar? Alzó una ceja para después mantener la cabeza ladeada, observándole como si no se lo creyera, para nada.
Resopló pesadamente y negó con la cabeza a la vez que se encogía de hombros, como si estuviera diciendo que aquel tipo no tenía remedio…
Pero no pudo evitar sobresaltarse una vez que el otro hizo aquel gesto encima de la mesa, haciendo que aquellos palillos se parecieran.
Aun así no le dio a él, por suerte… Así que lo dejó como estaba, total, no había sido él, el causante de eso, así que no tenía por qué recógelo.

Frunció el entrecejo ante tal grosería, ¿pero cómo se atrevía a decir semejantes cosas a él? Arrugó la nariz y enseñó un poco los dientes, maldiciéndole por lo bajo para después cruzarse de brazos con aires de superioridad. –Soy dueño de una fabrica.- Dijo con orgullo, orgulloso de su trabajo que salía a la perfección, cierto que en ciertos momentos es complicado mantener todo eso, y que las demás empresas intentan comprarle la fabrica, pero no hay problema con esas cosas… Siempre se las apañaba solo.

Se lo tomó como aquel crío definitivamente estuviera jugando:
-...y yo...soy farmacéutico...no te...jode...-murmuró, divertido por la actitud del crío-...así que...tu "papá"...tiene una...fábrica...pues vale...
Observó cómo el camarero traía los encargos, y se contuvo de hacerle la zancadilla, echándole una mirada de reproche, como si aquel tío fuera el causante de aquella vorágine de palillos de madera, y dandoi una buena mirada de repaso a su trasero cuando se alejó:
-...muy...interesante...-comentó, con los ojos puestos aún en aquella parte de la anatomía del camarero, luego volvió hacia Soun-...de todos...modos...no deberías...ir solo...por ahí...-se quedó en blanco unos instantes-...tu familia...debe estar..preocupada...aunque por...tu falta de ojo...dudo...que sean...encantadores..

Se le quedó mirando sorprendido por sus primera palabras, ¿no se l creía, y ese tono sarcástico? Lo único que consiguió el otro ante ello fue que frunciera el entrecejo mientras que se mantenía cruzado de brazos, ¿de verdad que no se creía lo que le dijo?
Resopló pesadamente mientras que observaba como el camarero traía las cosas y las dejaba encima de la mesa.
Miró su pedido para después agarrarlo y conducirlo a sus labios mientras que escuchaba al otro, dio un sorbo de su refresco a la vez que mantenía el entrecejo fruncido.

Dejó el vaso encima de la mesa con cierto enfado, mirando fijamente al que tenía delante. –Calla de una vez.- Ordenó mientras que le fulminaba con la mirada. –No sabes nada de mí para que vayas diciendo esas estupideces.- Afirmó arrugando la nariz, no, no le gustaba que hablaran así de sus familiares o simplemente de él, esa actitud que tenía el otro… No le gustaba. –Nadie me espera en casa.- Dijo encogiéndose de hombros como si no le importase nada todo aquello. –Y no vuelvas hablar de esa manera de mi familia.- Le maldijo de nuevo por lo bajo.