¿Quién será el afortunado o desafortunado? [Libre]

La parte más oscura de aquella pequeña “jaula” de cuatro paredes, cual la del frente era de cristal, dando la oportunidad a los visitantes de poderle ver.
Se encontraba el joven de cabellos plateados, escondido entre un montón de sabanas azuladas y alguna que otra decoración blanca,

No quería que los demás le viesen, por mucho que esa era la única salida que tenía… Pero claro, él y su doble personalidad, hacía que se escondiera y no dejarse ver, algo que le complicaría las cosas, aun así parte de él no quería ser comprado, no quería llegar a ser el esclavo de alguien.

Se mantenía en distancia del cristal, en donde la gente observaba, pero al no ver “nada” se iban sin llegar hacerle caso.
Sabía que si seguía de aquella forma los de bata blanca le someterían a un castigo, ¿pero que importaba eso ahora?

Es más, solo hacía un día que se encontraba en aquellas cuatro paredes, aun no entendía la razón del por qué se encontraba en aquel lugar con tan solo una camisa blanca de botones que le iba como un camisón, haciendo que le llegara por las rodillas y unos shorts del mismo color.

Solo desde la a lejanía dejaba mostrar unos azulados ojos , que tan solo con mirarles se podía mostrar que estaba asustado, confuso, sin comprender nada… solo con deseos de salir de aquel lugar más bien de que aquella pesadilla se terminase de una vez por todas…

Pero claro, sus pensamientos decían; ¿Quién sería capaz de comprarme, qué tipo de persona sería, quién sería, por que me compraría…?
Todas aquellas dudas sin resolver surcaban su cabeza, haciendo que dejase de escapar un simple suspiro mientras que se aferraba más a las sabanas que habían, por mucho que se estuviera cubriendo con ellas sentía frio y parte de vergüenza ¿Por qué demonios tendría que enseñar parte de su cuerpo a los demás?

Todo aquello se lo habían explicado pero aun así…

Otra vez estaba ahí, pero ahora no había ido para hablar con Dantes, en realidad no estaba muy seguro de lo que hacía ahí, ni se había enterado en qué momento había entrado, sólo sabía que estaba parado en medio de la sala de exhibiciones de Rozen mirando a todos los esclavos. Algunos se escondían, otros trataban de llamar la atención de quien pasara.

Entonces una de las vitrinas llamó su atención, había un chiquillo en una de las esquinas que parecía no querer saber nada del mundo exterior; cuando buscó la mirada del menor y las dos se encontraron, Abel pudo notar lo asustado que estaba el chico, tal vez por eso no quería saber nada del mundo, tenía bastante miedo. El mayor se quedó mirando un rato al esclavo que seguro estaba confundido porque von Bremen no le quitaba la vista de encima.

Entonces posó una de sus manos en el cristal y sonrió un poco, Abel tenía una sonrisa bastante extraña…como él era una persona muy seria, cuando sonreía su expresión se suavizaba mucho más y lograba tranquilizar a las personas muchas veces, aunque él no siempre estaba conciente de eso, Alec era quien se lo decía.

Le hizo unas cuantas señas para que se acercara, aunque el menor parecía bastante cómodo ahí entre todas las sábanas.

Su mirada estaba fija en ningún punto concreto, mirando la “nada” manteniendo su cuerpo escondido entre las sábanas, acomodándose mejor en ellas, a la vez que intentaba buscar alguna que otra respuesta ente sus preguntas.

Parpadeó y sus ojos se iban fijando en vez en cuando a las personas que pasaban, pero como hace horas, las ignoraba por completo, no quería saber nada de allí, solo se mantenía ocupado pensando en el por qué.

Resopló y escondió su rostro durante unos breves minutos en la sabana, cogió aire y volvió alzar el rostro y una sorpresa se llevó, alguien se hallaba mirándole desde atrás del cristal, sus miradas se encontraron, cosa que parpadeó y agachó el rostro, pero sin dejar de clavar su mirada en el mayor.
Después deslizó su mirada hacía otra dirección, solo era una persona de aquellas que miraban por si le interesaba….

Entrecerró sus luceros mientras que se encogió sobre sí mismo, mientras que por el rabillo del ojo iba observando al otro, parecía que no se quería ir…
Pero ciertos gestos le llamaron la atención, le miró de nuevo, observando las señas que este hacía para que se acercase, ¿Le estaba llamando al igual que a un perro?

Se le quedó mirando desde aquel pequeño rincón, sin llegar a mover ningún musculo de su cuerpo, tampoco estaba dispuesto a hacerlo, pero después se quedó pensativo…. Quizá… Sí aquel le compraba podría salir… Y puede que huir para poder ser libre como hacía tiempo.

Así que quizá sí que sea una buena idea exponerse….
Y así hizo, se acercó ágatas hasta el cristal, pero manteniendo la sabana por alrededor de su cuerpo, cubriéndole la mayor parte.
Una vez que se puso delante le observó sin expresar nada en su rostro.

Pero seguía teniendo cierto miedo, temor por lo que le depararía el futuro.

El chico parecía no querer acercarse al principio, pero al final decidió pararse y hacerlo, aunque aún estaba envuelto en todas esas sábanas, era extraño notar que un chico ahí tuviera esa actitud, se supone que los querían vender rápido…y si los encargados lo notaban así seguro tendría problemas.

El menor no parecía demasiado cómodo frente a Abel, lo cual le desconcertó un poco porque no solía llevarse mal con la gente; viendo ahora al menor más cerca de él y parado se daba cuenta de que era mucho más bajo que él, parecía que le llevaba casi por medio metro, de verdad ese chico debía de ser bastante joven. Pero no sólo le había llamado la atención la edad y estatura del menor, si no la cicatriz que tenía en uno de los ojos, ¿quién podría haberle hecho algo así a ese pequeño?

-Me llamo Abel.- se presentó muy educadamente como solía hacerlo.- ¿cuál es tu nombre?- trataba de buscarle conversación al menor, le dieron ganas de preguntar por la cicatriz pero eso era algo de mala educación considerando que eran desconocidos; aunque el chico fuera un esclavo, Abel no iba a dejar de lado años de educación y buenas costumbres.

-¿Quieres salir de ese pequeño lugar? creo que es fácil volverse claustrofóbico en un lugar así.- o al menos Alec sí lo haría, pensó inmediatamente mientras recordaba a su amigo. Con la mirada empezó a buscar a uno de los encargados para llamarlo y que dejaran salir al menor de su “jaula”.

Al acercarse se mantuvo sentado con las sabanas a su alrededor, hasta que finalmente decidió a ponerse en pie, pero manteniendo aquella sabanas por su cuerpo, mientras que la camisa blanca llegaba a hacerle de camisón por lo grande que le venía.

Se quedó mirando a aquel hombre, era la primera vez desde que vino a aquel lugar que no se había acercado a nadie ni si quiera a hablar,,,

Pero si se acercaba al otro quizá sea por su propio interés…. Puede que sí… Aun así… ¿Cuál sería la otra opción? ¿Querer salir de allí? Claro, era obvió desde que entró quería de una vez salir de allí, no querer volver a haber a pisar a aquel lugar…

Deslizó su mirada hacía un lado, fijándose en las jaulas de los demás, observando como estos intentaban llamar la atención, cosa que era la mayoría…. No había visto nada semejante en su vida…

Ver aquello le hacia sentir mal, por mucho que el, ahora, fura uno más de ellos.

Resopló y de nuevo clavó sus luceros azulados en los del ajeno, observándole concierta determinación pero a la vez sin importancia.
Por el aspecto se notaba que era más grande… ¿Pero y qué le importaba? Solo quería salir de allí…

Mantuvo su mirada de él hasta que escuchó su voz, observando como representaba con cierta cortesía.
¿Sería algo que a él le importase?

¿Cómo podía pensar en ello? Negó para sí mismo, no tenía que pensar en eso, encima que el otro se presentaba….

Deslizó por unos segundos su mirada hacía cierto lugar inconcreto para después mirarle por una vez más, a la vez que hacía que la sabana llegase a cubrirle, sentía frío….

¿Su nombre? Claro… Se quedó pensativo durante unos pocos segundos hasta que finalmente abrió sus labios para llegar a contestarle. –Allen Walker.- Musito su nombre como si nada, pero su voz era suave, sin llegar a ofender a nadie, se podría decir que su voz era dulce…

Pero en aquel momento cayó en la conclusión que tenía que “comportarse” bien, cosa que deslizó su mirada hacía otro lado. –Lo siento, quiero decir…. Mi nombre es Allen Walker.- Quiso corregir con cierta torpeza…
Se maldijo así mismo por tal torpeza que tenía…

Pero ante su segunda pregunta se le quedó mirando, se podría decir que sorprendido, ¿lo estaba diciendo en serio…? Parpadeó con ciertos nervios, era simple la contestación, solo tenía que decir un “sí, quiero salir de aquí” pero ni de sus labios salía nada… Aquello parecía que le había impactado.

Allen al principio le dijo su nombre secamente, lo cual no le molestó para nada a Abel, aunque tal vez a otra persona sí le habría molestado; el esclavo trató de corregir su “error” rápidamente, primero disculpándose y después contestando más propiamente. Pero con la segunda pregunta parecía haberse quedado mudo, pero al parecer von Bremen no lo había notado.

Llamó a uno de los encargados y le pidió que abriera la vitrina para que el menor pudiera salir de ahí; el tipo abrió la puerta e hizo salir al menor de aquel lugar tan pequeño para que el cliente pudiera verlo mejor. Aquel hombre le arrebató la sábana para que von Bremen pudiera ver mejor el cuerpo del Allen, al más alto de los tres le molestó un poco la actitud del encargado pero no dijo nada, sólo le pidió que se retirara.

Ahora Abel pudo mirar mejor la ropa que traía puesta el pequeño, apenas una camisa blanca que le iba bastante grande y unos shorts también blancos; incluso adentro corría un poco de viento, ya casi era el cambio de estación y entraban a invierno, la nieve seguro ya empezaría a caer.

-Hace frío…- comentó viéndole tan desabrigado, pero esa era la estrategia de venta, le hubiera gustado darle su abrigo pero no estaba seguro de si le permitirían hacer eso. Por otro lado, le preocupaba un poco que el chico no hablara demasiado, ¿tal vez Abel había logrado caerle mal? tenía que preguntarlo…aunque sea sutilmente.- ¿te gustaría que yo te comprara?- no quería llevarse a alguien que simplemente no quería estar con él.

Se mantuvo en silencio durante aquel rato, no sabía cómo llegar a reaccionar, claro está que era obvio que quería salir de allí, que quería salir de una vez de aquellas cuatro paredes… Algo agobiador….

Pero sin ninguna razón llegó a salir ninguna palabrería de sus labios, cosa que quizá haya dado mal ejemplo al mayor, quizá lo habría hecho mal… No tenía que haberse callado, pero aquello le había pillado por imprevisto.

Aun así al darse cuenta había un hombre abriendo la puerta que había de salida, se lo quedó mirando hasta que este mismo le dijo que saliera, cosa que al principio dudó pero después salió de allí, notando el frio que hacía.

Se tapó más con las sabanas pero aquel tipo le había arrebatado lo que llegaba a protegerle, cosa que ahora se podría mostrar su pálido cuerpo, y ante el frio se abrazó así mismo, dándole algún que otro escalofrió que llegó a recorrerle la espalda.

Observó al mayor y asintió ante aquella simple palabra; Hacía frio, y bastante….

Pero ante su segunda pregunta se le quedó mirando de nuevo sorprendido, quizá sin llegárselo a creer, bueno… En sí claro que quería salir….
Así que….

Miró al otro y volvió a sentir. –Sí, por favor.- Afirmó con cierta amabilidad en su voz y rostro, queriendo ganas de salir de allí, pero en su mirada se podría demostrar que tenía cierto miedo, temor…

El pequeño de verdad tenía bastante frío, incluso se abrazó a sí mismo y Abel se sintió un poco mal por no ofrecerle su abrigo. Con la pregunta del mayor, el chico lo miró un rato y finalmente le respondió que sí quería ir con él, incluso agregó un por favor, pero al verlo el mayor a los ojos, pudo notar de nuevo el miedo en estos.

-Está bien…- dijo suavemente mientras se quitaba el abrigo; le intrigaba aquel chico, quería saber su historia, cómo había llegado ahí, porque era bastante obvio que recientemente se había convertido en esclavo. Pensó por unos momentos que tal vez estaba tomando una decisión algo arrebatada, lo pesó porque justamente él era de las personas que pensaban dos veces las cosas antes de hacer algo, pero extrañamente Allen le había caído bien, y Abel pensaba que el menor hablaba poco porque estaba asustado.

Llamó al encargado nuevamente y le dijo que iba a llevarse a Allen así que quería que empezara con el papeleo; el tipo le dijo que pasara a las oficinas para esperar mientras él se llevaba al esclavo para que lo alistaran, pero antes de que pudiera llevarse al menor, von Bremen le dio su abrigo al pequeño y le dijo fríamente al encargado que quería su prenda de regreso.

-Iré a hacer el papeleo, nos vemos en un rato.- le dijo al más pequeño antes de que se lo llevaran.

Allen y el encargado se fueron por un lado mientras a Abel lo guiaban por otro, mientras esperaba a que lo atendieran prendió un cigarro, cuando le pusieron el contrato sobre la mesa le dio una ojeada y firmó sin pensarlo demasiado, ya había lo había leído antes y dudaba mucho que hubieran cambiado las cosas. Le dieron el código del chip del esclavo y cuando se hubo concretado la compra salió a una pequeña recepción para esperar a Allen.

Nuevamente se sentó a fumar mientras miraba tranquilamente la hora y esperaba, ahora sin su abrigo sentía más el frío que hacía.

¿Había dicho que sí, por fin podría ser libre… Libre? No… Ahora tampoco podría ser libre… ¿Ahora tendría que obedecer al mayor, era eso lo que significaba ser un esclavo?

Deslizó la mirada hacía otros lados, observando por una vez más las supuestas “jualas2 de los demás, en donde algunos le miraba con incordio, como si le estuvieran fulminando con la mirada, tan solo por el hecho que ahora podría irse de allí, en cambio los demás…

Entrecerró su mirar y la deslizó hacía otra dirección, a la vez que dejaba escapar un pequeño y ligero suspiro.
Al los segundos al escuchar como el mayor llamaba al encargado volvió a la realidad, dejando sus simples pensamientos para poder fijarse en lo que pasaba a su alrededor.

Observando cómo cierto hombre se le acercaba, incluso retrocedió un paso, dando a entender que no quería ir… Pero al ver como el mayor le ofrecía su chaqueta se quedó sorprendido, incluso se le quedó mirando con sus luceros azulados, abiertos hasta no poder.

La cogió con suavidad y la observó, deslizando la mirada hacía el mayor, escuchando y observando cómo se acercaba a la vez que notaba como el encargado le decía que le siguiera, no correspondió, se quedó mirando al otro para después seguir al encargado, ¿Por qué este comportamiento…?

Resopló, no lo entendía.

Después, a los minutos salió hacía la salida, en donde supuestamente se encontraba ahora su… ¿Amo, le tendría que llamar de esa manera?
De nuevo, una duda más pasó por sus pensamientos.

Cerró por unos simples segundos sus luceros para después abrirlos y visualizar al ajeno, cosa que le estaba esperando, se acercó con lentitud a él; ahora tenía ropa diferente, ropa sencilla pero algo abrigador.

Llegó el momento… Era el momento de comportarse con el otro… De irse… ¿Con él? Ahora caía en ello, ¿tenía que ir a casa de un desconocido?
¿Era eso ser un esclavo…?

Resopló y llamó la atención del mayor; agarrándole con su mano la camisa de este, estirándola levemente con suavidad. Y en cuando consiguió su objetivo extendió su otra mano en donde se encontraba la chaqueta. –Gracias.- Le agradeció por habérselo prestado.

Fumaba tranquilo mientras esperaba a que llegara Allen, estaba pensando en varias cosas, por Thor no se hacía demasiados problemas porque el pequeño era muy amistoso, pero le preocupaba un poco Alec, él era algo especial y Abel lo último que quería eran discusiones y problemas, le gustaba vivir tranquilo sin discutir con nadie.

Sintió que alguien le jalaba la camisa suavemente, volteó a ver qué pasaba y cuando vio al pequeño sonrió un poco, al fondo pudo ver a uno de los encargados que se aseguraba de que el chico hubiera llegado con su amo, pero no le prestó demasiada atención. Allen le devolvía su abrigo, pero Abel con un gesto le dijo que se lo quedara.

-Afuera hace frío, creo que lo vas a necesitar.- aunque el menor ya estaba mejor abrigado, aún así su ropa no ayudaba demasiado con el viento que hacía, y al menos el abrigo le iba a cubrir bien la garganta. Le ayudó a ponerse nuevamente la prenda y después con un suave gesto le indicó que salieran; afuera corría viento y se notaba el cambio de temperatura, dentro de Rozen era mucho más cálido.

-Mi auto está cerca.- puso cuidadosamente su mano sobre el hombro del menor para guiarlo, pocos metros más allá de la salida se encontraba el auto de von Bremen, por la ventana se podía ver a Thor mirando a la calle y esperando a que regresara su dueño; el animalito se veía muy emocionado a ver a las dos personas acercarse.

-Él es Thor.- le comentó a Allen mientras abría la puerta, conciente de que el chico y el animalito ya se habían visto.- es muy inteligente…y aunque no sabe hablar, entiende todo lo que decimos.- le explicó porque había mucha gente que creía que Thor no entendía el idioma al igual que no lo hablaba. El bichito saltó a los brazos de su dueño y este lo recibió cariñosamente.

-Thor…él es Allen.- le señaló al pequeño.- va a venir con nosotros.- el pequeño animalito no esperó demasiado y voló hasta los brazos del esclavo, Abel sonrió…de verdad era una ventaja que un ser como Thor fuera tan amistoso y gozara de tan buen humor.

Ayudó a Allen a entrar al auto y le dijo que se pusiera el cinturón de seguridad, después él mismo entró al auto y después de ponerse el cinturón lo encendió, prendió nuevamente un cigarro y abrió la ventana para que el humor no incomodara demasiado al menor. Abel pensaba en si lo mejor sería comprarle algo de ropa…que iba a necesitar.

-¿Tienes hambre?

Esperó con su mano extendida, cual sujetaba la prenda del mayor, cosa que cuando este se giró a mirarle la alzó un poco, señal de que se lo devolvía de nuevo, si no antes dándole las gracias.
Pero se sorprendido en cuando este se lo volvía a entregar. ¿Es que acaso él no tenía frio…?

Se le quedó mirando a la vez que parpadeaba, notando como le volvía a colocar bien la chaqueta, cosa que mantuvo su mirada en él.
No lo entendía… ¿Por qué le trataba tan bien, no se supone que los esclavos eran como…. Objetos?

Le siguió mirando hasta que escuchó de nuevo su voz, cosa que hizo que volviera en sí, de aquel peño trance en el que se había encontrado.
Al salir a la calle un gran frio le recorrió todo el cuerpo, haciendo que temblara por momentos.

Pero… Se quedó sorprendido, por fin podía ver de nuevo la calle, aun así… Seguía… ¿Prisionero?
Resopló entrecerrando su mirar para después notar la mano del mayor sobre su hombro, cosa que por una vez más le miró con sus azulados luceros.

Solo asintió y le siguió, hasta llegar a ver el auto de este, observando cierto animal dentro, un ser un tanto curioso, algo que nunca llegó a ver, algo que nunca lo hubiera imaginado…
Algo negro de pequeñas patas al igual que alas pequeñas… ¿Alas, tenía alas?

Se lo quedó mirando sin llegar a creérselo hasta que el otro llegó a presentarle, observando como aquel pequeño animal daba la bienvenida a su dueño, cosa que después se percató que los ojos de aquel animal estaban en él.

Parpadeó para después observar cómo se posaba en sus brazos, cosa que hizo que alzara sus brazos y se le quedara mirando, era extraño pero… Adorable…

Una pequeña sonrisa se formuló en sus labios, acariciando al pequeño animal con el pulgar, dándole leves caricias suaves.
Era un ser verdaderamente amigable…

Después enteró dentro del auto conjunto al pequeño animal en brazos, para después dejarlo a un lado y colocarse bien el cinturón de seguridad, seguidamente miró al pequeño animal, dándole una pequeña señal para que se pusiera en sus piernas mientras que le sonreía; Le había gustado aquel pequeño ser…

Ante la pregunta del ajeno, le miró y ladeó la cabeza, la verdad es que tenía mucha hambre…. Así que asintió con el rostro. –Sí…- Susurró suavemente.

[Sigue aquí]