La llegada. {Privado}

Los gemidos de Colin se le clavaban en los oídos, eran extrañamente melodiosos, no se había podido percatar de lo armoniosa que era la voz de su esclavo, por supuesto el nunca hablaba con él y lo que le llegaba a decir parecía escupirlo a su cara en vez de hablarlo. Al mismo tiempo que hacia entrar y salir el miembro de su boca, acariciaba el estomago del otro rubio, quería hacerlo sentir más, quería que sintiera mas placer y llenarse con sus dulces gemidos de placer, hasta hacerlo llegar al éxtasis. Esas eran sus ambiciones, era todo lo que le preocupaba por el momento, no tenía nada más que hacer y no quería hacer nada más.

La vos de Colin se quebró mientras pronunciaba una sola palabra con notoria dificultad. Le pedía que parase, pero al mismo tiempo se impulsaba con sus caderas en busca de placer y habría sus piernas para permitirle mayor acceso al mayor. Tenji no desaprovechaba las facilidades que le daba el menor e incluso se acomodo de mejor manera para tener un buen acceso a su cuerpo. Podía sentir la tibieza de la semilla de su esclavo aunque fueran solo nimias cantidades. Así que eso era, estaba resistiendo, pues bien, era muy tierno. Hubiera sonreído i pudiera, el pensamiento de Colin siendo tierno le causaba gracia, más bien porque era algo que nunca imagino pensar de su esclavo, era precisamente lo que Colin trataba de evitar, ser tierno.

Ese afianzo de las piernas del menor y aumento la velocidad de los movimientos de su cabeza, de arriba hacia abajo una y otra vez en cada ocasión más rápido. Su propio corazón palpitaba con fuerza y Tenji lo podía sentir perfectamente golpeando contra su pecho, pero eso no era lo más frustrante, sino la presión que comenzaba a sentir dentro de su pantalón. No era extraño, si se sentía tan excitado que hasta sus mejillas habían enrojecido. Tenía calor, le quemaba el cuerpo y si e dejara llevar por su impulsos ya habría parado de hacer lo que hacía y olvidándose de todo se habría bajado los pantalones para satisfacer sus propias necesidades. No era así, no se dejaría llevar por sus deseos, podía tener el control, ahora se sentía algo estúpido por ser envuelto en su propia red, deseaba a su esclavo, anhelaba su cuerpo con desespero y por lo mismo ardía por dentro. Si él se sentía así entonces le pagaría Colin con la misma moneda, el oji-azul también lo desearía a él, se encargaría de eso, era lo que estaba haciendo aunque comenzara a caer en la trampa junto con el esclavo.

Aumento aun más la velocidad para hacer al otro llegar a su límite. Justo antes de que el otro rubio estallara se retiro aunque de igual manera el líquido alcanzo a mancharle el rostro. Se limpio con la muñeca los residuos de la boca y quito la mancha de su rosto, no era algo que le molestara, había pasado antes. Se sentó en la cama a los pies del su esclavo con la reparación algo agitada y las mejillas aun algo enrojecidas. Observo de reojo al menor, pero aparto la vista pues tenía otra cosas de las cuales ocuparse, tenía que hacer que la presión en su pantalón bajara y ver al otro rubio desnudo y de esa manera… no ayudaba en lo más mínimo. Apretó los dientes porque se sentía algo impotente, ¿Cómo podía verse así de ansioso por alguien? Otros se sentían ansiosos por su “atención”, a él no le pasaba, al menos hacia mucho que no.

Aquel vaivén de la cabeza del otro sobre su miembro le estaba volviendo loco, incluso su cabeza empezó a darle vueltas, gotas de sudor empezaron a descender desde su rostro, sus luceros ya humedecidos parecía que fueran a derramar las lágrimas del placer, mientras que sus labios ya se encontraban abiertos desde hace ya rato.
No podía retener sus gemidos, le era difícil, aun así iba cerrando sus labios para intentar retenerlo pero eran intentos inútiles.
Aun así, se sorprendía más de sí mismo, ya que sus caderas no decían de aquel vaivén, incluso llegaron a un punto de que esos movimientos fueron a cierta velocidad, pero poco a poco iba frenando por el cansancio a la vez que su límite estaba ya cercana.
Su respiración iba acelerada del mismo modo que su corazón que palpitaba con fuerza, incluso le costaba tragar saliva.
Pero mediante su esfuerzo ya no podía más, estaba llegando al límite… Hasta que al final no pudo más, llegó al éxtasis mientras que desde sus labios se le escapaba un largo gemido que recorrió por toda la habitación.
Desde su miembro expulsó aquel líquido blanco y espeso, no, no sabía so al final había dado al otro no, tan solo respiraba agitadamente, recostando sus brazos amarrados sobre su propio pecho mientras que mantenía su rostro a un lado, haciendo que su cabellera dorada le cubriera su mirar.

Jadeó cansadamente, quedándose inmóvil en donde estaba, intentando recuperar el aliento restante, aun sentía como su cuerpo prendía calor, ¿qué pasa no era suficiente? Claro que sí, lo que pasa es que aun su calentor no había bajado, de momento.
¿Dónde estaría el otro ahora? Que más le daba, ahora lo único que quería era relajarse y recuperar el aliento que le faltaba en aquellos momentos.
Sin embargo, su cuerpo sentía ciertos espasmos de placer, cosa que de vez en cuando los sacaba en forma de gemidos, aun que se mordía el labio inferior para que no le llegara a escuchar.
Removió un poco su cuerpo desnudo, moviendo un poco sus piernas aun abiertas, cual poco a poco fueron estirándose a la vez que se iba cerrando.
Sus labios los permaneció abiertos, jadeantes y en busca de aire, se podía decir que en el ambiente era algo… Agobiador.
Aun así, desde sus labios se podía distinguir un murmullo, para después escucharse con más claridad. -T-te…- Masculló apenas sin acabar lo que quería decir, sabía que el otro rubio se encontraba en la habitación e intentaba decirle ciertas palabras pero no podía, ante sus jadeos le era algo complicado, más, aquel “Te” parecía alguna otra cosa que en realidad no quería que mal interpretara.
¿Qué quería decirle? Muy simple, sabiendo cómo es él quería decirte que se arrepentirá por haber hecho semejante cosa y haberle avergonzado de aquella manera.
Pero al estar cansado sus palabras no surgían de su garganta.

De nuevo su cuerpo se movió un poco, intentando al menos ponerse sentado, pero prefería quedarse tumbado para ver si el aire le viene con más facilidad.
Siguió jadeando a la vez que movía su cabeza hacia el otro lado, en donde abrió sus parpados suavemente y los dirigió hacia el rubio, observándole desde las espaldas ¿qué le sucedía? Ni modo, es más, no le importaba, para nada… Sea lo que le pase se lo merecía, no sabía lo que era pero puede que se lo merezca.

Al fin pudo calmarse un poco, simplemente hecho la cabeza hacia atrás respirando lentamente, aunque aun sentía aquel ardor en su cuerpo la presión dentro de su pantalones se había ido aunque no estuviera muy convencido de que no fuera a volver, le había costado trabajo bajarla. Esperaría un poco más, cuestión de minuto para observar a su esclavo, el cual se encontraba demasiado tranquilo, posiblemente aun algo aturdido o exhausto por la explosión de placer. Se había dado cuenta de que Colin podía ser algo irresistible, sin embargo el no le daría ese beneficio, esa especie de poder oculto dentro de su esclavo, en ese caso lo preferiría mil veces agresivo antes que de la manera en que ahora lo tenía, i se portaba mal era sencillo negarle lo que pidiera. Eso decía su cabeza, su cuerpo quería otra cosa, pero ya que en esos momentos el cuerpo no estaba como para opinar no lo tomaría en cuenta, decía solo idioteces guiado por el calor y el éxtasis.

En esos momentos un sonido lo alejo de sus pensamientos, un sonido conocido, era la voz del otro, pero lo que acababa de pronunciar difícilmente podría parecer una palabra, más bien era un monosílabo y algo tartamudeado, además no parecía tener congruencia o significado, era un simple “Te”. ¿Que podía significar eso? Soltó un resoplido al pensar en lo que seguramente y conociendo el carácter del menor podía significar esa “Te”. “Te matare.” “Te destrozaré.” “Te arrepentirás.” “Te, te, te.” No podía ser siempre tan testarudo, a quien engañaba, claro que podía, ese era su “encanto”. La idea era cómica pero no tenia ánimos de reírse, más bien le fastidiaba un poco. Lo comprobó cuando lo volteo a ver y vio en su rostro levemente marcada esa expresión amenazante. Aunque por el agotamiento parecía ser algo forzado. Lo miro algo molesto, así que eso pensaba… ¿Cómo podía ser tan, tan… infantil? El había sido el único satisfecho con todo esto, Tenji aun tenía esa molestia, ese impulso que le decía que aun no se había saciado y se esforzaba por reprimirlo. Pero ahí estaba Colin, agotado, con el cuerpo aun caliente, desnudo y débil frente a él, ¿Qué no sería de lo mas senillo aprovecharse? Pero no quería hacerlo si el esclavo se negaba… ¿Negarse? Hacia unos momentos había estado gimiendo, ahogándose en el placer, se negaba por puro orgullo y el orgullo no era un motivo absolutamente nada importante por el cual frenarse. Desquítate, úsalo, es tuyo. Extrañamente la voz de su conciencia; si tenia conciencia aunque pareciera algo poco probable; había dejado de hablarle, y la idea presentada por la otra parte de su consiente no le parecía en absoluto desechable, de hecho la estaba considerando.

Se deslizo en la cama para quedar a un lado de Colin aunque prácticamente estaba arriba de él pues lo envolvía con su presencia. Se apoyaba en el codo y con la otra mano limpió algunas cuantas gotas de sudor en la frente del otro y le tomo el rostro para voltearlo y que le mirase. Se miraba exquisito de esa forma, podría cumplirle todos sus deseos si… ¿En qué demonios estaba pensando? Ya había quedado bien claro que no sucumbiría a esos impulsos absurdos. Colin era lo que era y punto, un esclavo, su esclavo.

- Te ves algo cansado Colin. – sonrió descaradamente al decir aquello. - ¿Te cansas tan rápido? Aun no hemos terminado. – hablo muy cerca de su rostro, de tal forma que hasta sus labios rosaron los del menor al moverse con cada palabra. Aun estaba considerándolo, lo haría o no lo haría, no parecía desagradarle mucho al cuerpo del menor inclusive aun tenia ciertos espasmos, pudo notarlo una vez estando lo suficientemente cerca de él. Quería una respuesta y mientras la buscaba comenzó a entretenerse jugando con uno de los pezones del menor de una forma desinteresada mientras le miraba a los ojos. Le gustaba, era suave y mientras se desidia se distraería con eso un poco. – ¿Te gusto Colin? Parecías muy complacido mientras lo hacía.

Más tarde, deslizó la mirada hacia otro lado, no quería volverle haber, así que cerró sus parpados, soltando así un pequeño suspiro, llegando a relajarse un tanto, ya el cansancio desaparecía, cosa que iba cogiendo fuerzas y así podría quitarse ese maldito agarre de manos que tanto le molestaba.
Pero no deja de ser que lo intentó, haciendo presión en sus manos, intentando abrirlas. Se cansó. No podía, sin embargo no quería rendirse tan rápido, así que lo llevó hacia sus labios en donde allí lo agarró entre sus dientes y empezó hacer fuerza hacia atrás.
Puede que así sí que funcione, sin embargo, al soltarlo de manera brusca se hizo daño en la mandíbula, se quejó sin remediarlo, dejando la prenda en donde estaba; alrededor de sus muñecas.
Resopló y cerró de nuevo sus parpados, no estaría mal dormir un rato, ni si quiera se acordaba de que el otro rubio estaba allí, claro, le ignoraba por completo que incluso se olvidaba de su existencia.

Sin embargo, empezó a sentir ciertos movimientos en la cama, haciendo que abriese sus parpados y mirar lo que ocurría.
Y solo más abrirlos se encontró con el rubio encima suyo, ¿qué demonios pretendía? Arrugó la nariz al mismo tiempo que fruncía el ceño, estaba claro, cada vez que observaba el rostro contrario era para enfadarse.
Notando aquel dedo del otro pasar por su piel, llevándose con él algunas gotas de sudor que recorría su frente.
Hizo un movimiento brusco, no, no quería que le tocase más, así que apartó el rostro de su trayectoria para que no le mirase, pero notó aquella mano cual le sujetó e hizo que se girase a mirarle de nuevo. Mantuvo el ceño fruncido, sin embargo, sus mejillas aun sonrojadas ante la excitación de antes.
¿De qué iba diciendo eso, qué pasa, es que no había terminado? Es más, ¿a él que le importa? Cierto, no quería que le tocara, cosa que lo único que conseguía era que se enfadara más y más… Gruñó por lo bajo al escuchar su pregunta, pero seguido de aquella frase, ¿no habían terminado?
Se le quedó mirando, quizá impactado por sus palabras, ¿cómo que no habían acabado? ¡No! De todas formas el sí que había terminado, no quería que le tocase de esa manera… No… Porque era a vergonzante, se ponía extraño en cuando le hacia esas cosas y no quería que le viera de esa manera, pero no podía negar que no le había gustado… Aun así, como es e costumbre en el, no dirá nada de que le ha gustado.

Sintió aquel roce de sus labios, incluso sentía el aliento ajeno sobre sus labios sonrosados, incluso ambos alientos se mezclaban –ya que tenía sus labios entreabiertos- sin embargo reaccionó y retiró como pudo el rostro del alcance ajeno.
¡Que no quería que le tocara! ¿Cómo demonios se lo tenía que decir?
Aun así, su cuerpo se enternecía ante aquel cálido aliento del otro, aun su cuerpo estaba caliente ante lo otro, así que estaba algo “sensible”
Y entonces volvió a sentir aquel dedo pasar por su pecho, o mejor dicho por aquel punto sensible del pecho; el pezón. Notando como jugueteaba con este, obligándole a cerrar sus parpados y soltar un pequeño suspiro a la vez que se encogía lo suficiente, dejando, como de costumbre, sus labios entreabiertos, en donde de allí se le escapaba algún que otro suspiro seguido de un gemido, como bien dijo antes, estaba algo “sensible” así que ante alguna caricia de esas volvería a estar como antes.
Sin embargo al escuchar la pregunta del otro giró un poco el rostro, aun con sus parpados cerrados con algo de fuerza a la vez que se retorcía un poco ante aquel dedo por su pezón. –Ca-calla…- Masculló apenas, intentando resistir, ¡maldita sea! Notaba como su cuerpo volvía a aumentar de temperatura, ¿por qué? Si solo estaba…
Maldijo a todo o más bien al otro, sin embargo, su mente volvió a quedar en blanco, solo concentrándose en aquel “juguetón” dedo.

Y de nuevo el rechazo, Colin le rechazaba conscientemente pero apenas comenzaba a tocarle no podía decir no. Esa sanación delicada en la yema de sus dedos era todo lo que necesitaba para que u cuerpo comenzara a calentarse de nuevo, y es que la piel del menor era tan suave y hermosa que… a… así que era eso. Era innegable también para él. En ese aspecto era igual que Colin, tanto como él no podía resistirse a tocarlo y una vez iniciaba le era sumamente difícil parar. Su mente decía algo, su voluntad, pero u cuerpo necesitaba el tacto con el cuerpo del esclavo, no podía negarlo, era la verdad, era lo que sentía y como lo odiaba. El otro rubio no era más que una molestia, quizá no habría sido tan buena idea comprarle si se iba a convertir en su pequeña debilidad. Así era y no había nada más que hacer, solo que Colin no se enterara de que lo volvía loco entonces todo etaria bien. Sonrió, se reía de i mismo, pero bueno, ya que estaba, entonces disfrutaría de su debilidad y la convertiría en un juego. Ha pero no estaba siendo justo en este juego, entonces no sería divertido ganar, así que e subió encima de su esclavo, ahora él quien lo rodeaba con sus piernas sin dejar caer por completo su peso pues al ser más grande y más pesado podría hacerle daño. Tomo los brazos de Colin y acercó las manos anudadas a su boca, dando un lengüetazo en las yemas de los dedos pero con eso solo estaba jugando, en realidad su objetivo era el nudo, el cual agarro con sus dientes y tiro de él. Tenía los ojos entrecerrados muy concentrado en lo que hacía, de hecho lo había anudado demasiado bien y le era algo difícil desatarlo. Finalmente lo consiguió e hizo deslizar la tela de la camisa rosando la piel nívea del esclavo. La camisa estaba arruinada por supuesto, pero ya se compraría otra. Ahora las manos de Colin estaban libres, aunque Tenji lo mantenía sujeto de las muñecas pero sin hacer mucha presión.

- Resístete. – lo dijo mirándolo directo a los ojos con los labios ligeramente curvados a manera de sonrisa. - Resístete. – le repitió llevando una de las manos del esclavo hasta sus labios y volteándola para comenzar a mordisquear el comienzo de la palma y la muñeca. – Resiste Colin haz tu voluntad, ¿O es que ya no puede hacerlo? – dejo lo que estaba haciendo para poder inclinarse y tener acceso al rostro del menor. Lo tomo entre sus manos dejando de sujetar las del otro y acercó su boca pero no lo beso, solo lo reto con sus labios que pronto se alejaron de los suyos y descendieron hasta su cuello en donde comenzó con besos cortos y suaves y continuo con chupetones y de vez en cuando uno que otro mordisco ligero.

- Sigo esperando. – le susurro al oído. – Si te resistes me detendré, solo debes hacerlo. – por una parte no quería que se resistiera, quería hacerlo su cuerpo se lo pedía, pero por otro lado… si el esclavo se negaba tendría que parar, entonces no se sentiría tan manipulable y débil como ahora, si bien era cierto que el aun tenía el control de la situación realmente sentía como si estuviera siendo dominado por sus instintos, era algo degradante y no entendía como podía sentirse tan bajo y a la vez sentirse tan bien. Su interior era una completa confusión de sensaciones e ideas, quería olvidarlas todas, olvidarlo y simplemente disfrutar. ¿Por qué demonio era tan difícil? Era solo sexo, no era la primera vez, no para él.

En un momento no pudo resistirlo mas y devoró los labios del otro rubio oji-azul, los beso con pasión, sin freno, no, no se detendría, lo haría y esperaba que el otro lo disfrutara pero si no era así daba igual, el si lo disfrutaría, era u esclavo y estaba entrenado para esto esa era la garantía de todo esclavo en Hanori, tenía que dejar de comportarse tan indeciso de una buena vez, no era un mocoso estúpido aunque últimamente se comportara como uno.

Soltó un cálido suspiro en cuando aquel dedo dejó de acariciar aquella área, por fin estaba “libre” de aquello, cosa que suspiró aliviado y volvió abrir sus parpados, entonces lo vio allí, encima suyo, haciendo que su cuerpo no pudiera moverse, gruñó por lo bajo pero no deja de ser que se sentía… Excitado por lo de antes, sin embargo quería pensar en otra cosa para no caer como un idiota como antes.
Sí, se arrepentía por lo pasado, y estaba claro que no volverá a pasar, pero sorpresa la que se llevó en cuando observó como el otro cogía sus manos y lo llevaba hacia los labios contrarios, notando es húmeda lengua pasar por la yema de los dedos, haciendo que entrecerrara sus parpados y apretara un poco los dientes, ¿qué pretendía? Se dio cuenta de ello… el nudo, ¿quería deshacer el nudo? Parpadeó mientras que le observaba fijamente y sin decir nada, estaba claro que ante ello se dejaba, claro, ¿quién querría estar siempre con las manos atadas? Precisamente el no quería eso, le era completamente incómodo, ya que no podía moverse como quería.
Y al final… Entre los dientes del otro rubio el nudo se deshizo, notando como la presión de sus manos eran liberadas, pudiendo moverlas con libertad, ah, pero si no llega a ser porque el mayor le tenía preso entre sus manos podrían moverlas mucho mejor, sentía que no hacía fuerza alguna para mantenerle sujeto, pero en la parte de sus muñecas se podía distinguir un color carmesí que hacía en forma de brazalete, era por la presión que había hecho el para soltarse del amarre, ¿doler? Bueno, sí, un poco, pero de seguro que eso pasará.

¿”Resístete”? Aquella palabra del ajeno resonó por su cabeza, ¿cómo que se resistiera a qué? Pero en cuando le volvió a escuchar diciendo lo mismo ladeó un poco la cabeza algo confuso, resistir… ¿a qué…?
Entonces lo comprendió, es decir ¿quería que se resistiera al agarre? Si era eso no había problema, sin embargo… ¿eso era una orden? Porque si lo era no quería cumplirla, aun que… Claro, quería resistirse ya que no quería nada eso, o puede que sí pero no quería aceptarlo, era… raro… Su cuerpo decía que sí pero su mente decía que no… Como de costumbre su mente y cuerpo no llegaban a estar de acuerdo.
Curvó un poco los labios, era la primera vez que estaba indeciso por algo, es más, no tenía que pensarse las cosas… Sobre todo ante “ese” tema… No sabía cómo eran las cosas, pero de igual modo… no quería, aun que su cuerpo se lo pedía a gritos, o al menos a primera vista no se notaba, sin embargo, en su cuerpo recorría esa extraña sensación de excitación cual le iba diciendo que continuase con lo que estaba haciendo.
Pero volvió en sí rápidamente al sentir como esas dos manos se dirigían a su rostro, cual ahora sus manos estaban libres, pero ni se dio cuenta de ello, solo se quedó mirando al otro, notando aquel aliento del otro sobre sus labios pero sin rozar.
Se quedó bien atónito ante semejante acción, parpadeó y sacudió un poco la cabeza en cuando esas manos ya no le sujetaban, pero sí que notó como esos labios se posaban por su cuello, sintiendo al principio, besos cortos, ligeros, pero después fueron aumentando con chupetones, cosa que cerró sus parpados, dejando escapar un ligero suspiro, notando como los dientes ajenos se apoderaban de su piel, cual mordía ágilmente.

Y le escuchó de nuevo, resistirse… Claro, era fácil decirlo y puede que hacerlo, pero… en su situación… le costaba.
Entonces elevó sus manos para poder frenar al otro, bien, se resistiría, no porque lo haya dicho el otro, si no porque no quería que le tocase… Mentira, quería, pero no lo aceptaría.
Colocó sus manos encima de los hombros ajenos, pero daba la casualidad que en ese mismo momento sus labios fueron “devorados” por los ajenos, haciendo que abriera sus parpados más de la cuenta de la sorpresa, eso sí que no se lo esperaba, ¿a qué venía tal cosa? De todos modos, mantuvo sus manos en los hombros del otro, cerrando con fuerza sus parpados a la vez que sus dígitos se hundiendo en la suave piel del mayor.
Notaba como esos labios iban devorando los propios, quiso retirar el rostro, pero algo se lo impedía, más aquellas manos en los hombros del mayor no se apartaron, como si en cualquier momento fuera a darle un empujón, que lo más seguro es lo que haría…

Pudo sentir como los dígitos del menor se hundían en sus hombros pero no lo apartaba, ¿Por qué? Esa orden anterior “Resístete” había tenido otra parte que el mayor decidió no pronunciar, no era necesario que el otro la supiera. “Resístete, porque yo no lo hare”. El se había dado por vencido ante el deseo y la pasión que en esos momentos inundaban su cuerpo casi desbordándose, y lo había hecho por voluntad propia, si no se resistía era porque ya no quería mas, no tenía sentido, de ninguna manera lo haría una cosa desagradable para Colin, así que al igual que las otras cosas lo haría disfrutar. Tenji le había dado la opción, podía resistirse pero no lo hizo, ahora, ¿Por qué no pataleaba si ya estaba libre? No le daría más vueltas al asunto, ¿Ya qué más daba? Incluso ya había olvidado la vergüenza que le causaba su debilidad, no había vergüenza en ello, era algo normal si el esclavo era tan… solo pensaba en sentir, sentir el cuerpo del otro rubio y sentir el placer, las incitantes emociones que se acumulaban en su pecho.

Su mano se deslizo por el muslo del menor, palpando la suave carne, ahuecando la mano en torno a sus glúteos y terminando aferrándose a ellos, dando un pequeño apretón. Deslizó los dedos hasta llegar a tocar la abertura del menor, se sentía cálida, como si le llamara, atrayéndolo a su interior. No sería una invitación que el rubio quisiera rechazar, pero por el momento solo la acaricio suavemente sin intentar entrar en él. Posiciono su rostro a la altura de la entrepierna del otro y comenzó a mordisquear los muslos interiores, era una zona sensible de la cual haría uso. Sujeto a Colin de las Caderas y lo jalo elevándolo un poco, lo suficiente como para tener alcance a su abertura en esa posición. Sus propósitos fueron claros cuando su lengua se deslizo sutilmente en torno a aquel lugar tan sensible y especial, lamiendo delicadamente sin hacer pausa en su labor. La excitación comenzaba a acrecentarse de nuevo en él y la presión que hacía unos momentos le había sido tan difícil eliminar ahora estaba de nuevo presente, y se sentía como una tortura.

Una vez que hubo humedecido perfectamente el lugar, aparto su rostro. Sus dedos lo sustituyeron, comenzando a hacer presión, hasta que finalmente uno de ellos entro. Pudo sentir entonces el interior ardiente de su esclavo, y lentamente para que el otro pudiera acostumbrarse, deslizó dentro y fuera el índice. El otro rubio era virgen, no podía simplemente hacer con él lo que le viniera en gana, o bueno, podía pero no quería lastimarlo de esa manera. Introdujo un dedo mas, continuando con aquellos movimientos preparatorios que aunque le causaran dolor eran necesarios, sin contar que el mayor lo estaba disfrutando perversamente y mantenía aquella mirada socarrona. Un tercer dedo entro con dificultad en el cuerpo del otro rubio, permaneció dentro por unos momentos, hasta que Tenji los retiro y se levanto de forma que pudiera ver el rostro del menor y su cuerpo en su totalidad.

Descendió las manos hasta el botón de su propio pantalón, debía liberarse de la incomodidad que le causaba la ropa al frotarse en su excitada entrepierna. Bajo la cremallera y después los pantalones junto con la ropa interior, muy bien, ahora estaban igual, sus cuerpos tan indefensos y desprotegidos, no había ninguna ventaja en uno u otro que no fuera proporcionada por la misma naturaleza. De cualquier manera el mayor tenía ventaja, pero su más reciente debilidad era el pequeño rubio desnudo delante de él. ¿Vergonzoso? Si ¿Y qué? Nadie más lo savia.

Esos dedos siguieron en la piel ajena, hundiéndose suavemente pero sin llegar a apretar, no por ahora, sin embargo, se podía notar que su cuerpo temblaba, un ligero temblor que hacia que su propio cuerpo temblase bajo el del otro, no, no podía parar, ¿a qué venía semejante temblor? ¿por qué estaba temblando? ¿Por miedo?
Miedo.
¿Miedo de qué? Se podría decir que miedo era la palabra adecuada, era su primera vez no sabía como actuar o que hacer, aun así, su primera vez con alguien que realmente no esperaba, para nada, ¿quien iba a pensar que al final...? Bueno, ahora no estaba mucho por que pensar, pero de seguro que su su cuerpo no correspondía como el quería, es más su cuerpo reaccionaba de manera extrañan ante esas caricias que le producía, incluso su piel se erizaba al tacto. Era una sensación nueva, pero le gustaba, era extraño como el placer podía envolver a uno y hacer que cambiase totalmente... Y eso le ocurría a él, de un principio no quería, pero en cuando esas caricias le envolvieron empezó a sentir que su cuerpo actuaba extraño e incluso su mente se volvía en blanco y no le dejaba pensar.
Y ahora se encontraba en esa situación, rodeado de placer y ser incapaz de decir “basta”

Se le escapó otro gemido en cuando la carne de parte del muslo empezó a ser ·acariciada”, se notaba que en esos momentos estaba algo “sensible” a cualquier contacto.
Pero en cuando sintió ese pequeño pero frágil apretón en sus glúteos no pudo evitar encogerse por completo, cual escalofrío recorrió su espalda, volviendo hacer que su piel se erizara por completo, continuando temblando de manera frágil, apoderado del placer que le condecía.
Por mucho que quisiera negarse, esa sensación nueva le gustaba, pero no irá a decir nada, ¿para qué, para avergonzarse más y satisfacer al otro? no... Bueno, de momento al estar su mente y cuerpo de acuerdo no dirá ni actuará de manera contraria, ahora, en cuando eso acabe... a saber que podría pasar...
Abrió un poco sus luceros, observando en un principio el techo para después deslizarlo hacia el otro rubio, del cual le observó con sus parpados entrecerrados, sus labios entreabiertos y sus mejillas completamente sonrojadas, más alguna que otra gota de sudor que recorría su rostro.
Aun así, en cuando sintió ese “curioso” dedo ajeno pasar por su abertura no puedo evitar encogerse de nuevo, cerrando por una vez más sus parpados a la vez que desde sus labios se le escapaba un débil gemido.
Aquel dedo por alrededor de su entrada le era... incómodo, tanto que se removió un poco como si quisiera apartarle de allí, pero poco consiguió, aun así se des concentró de aquel dedo para poder sentir una nueva sensación, aquellos innumerables mordiscos en su muslo, del cual hizo que sus propios dígitos se aferraran más a la piel del otro.
Pero poco duró aquello, ya que en cuando el otro le elevó de sus caderas, hizo que sus manos se apartaran de los hombros ajenos, apartándolas débilmente y situándolas por encima de la cama.

Sin poderlo evitar soltó un gemido algo más fuerte que los demás en cuando aquella lengua empezó a lubricar aquella zona, del cual, ahora, sus manos ya hacían aferradas a las pocas sabanas que habían ante su antiguo destrozo.
Jadeó pesadamente pero con velocidad, sentía que su cuerpo ardía por momentos, más esa lengua en aquella zona... Le estaba volviendo loco completamente.
Apretó un poco los dientes mientras que echaba la cabeza hacia atrás, intentando resistir aquel pequeño placer que le concedía en esos momentos, pero pronto desaparecieron en cuando sin más sintió cierta presión en esa zona, ¿Quería entrar? Alarmado por ello abrió sus parpados de golpe e intentó deslizarlos hacia el otro rubio, pero antes de hacer nada ya notó como aquel dedo estaba en su interior, del tal forma que hizo que soltara otro largo gemido, más ese pequeño vaivén del dedo hacia que se retorciera a la vez que intentaba sacarse el dedo de allí, le era incómodo incluso algo doloroso, pero más aun en cuando otro dedo le invadió, haciendo que su cuerpo se tensara por completo, intentando rechazar a aquello que tenía dentro de él en aquellos momentos.
Un tercero... eso fue el límite.. Era en cierto modo algo doloroso, del cual se retorció e intentó que aquello desapareciera, mantuvo sus parpados apretados con fuerza, como sí así pudiera hacer que el pequeño dolor e incomodidad desapareciera de el.
El alivio apareció en cuando aquellos tres dedos desaparecieron, haciendo que su cuerpo se “relajara”.
Echando la cabeza hacia un lado, jadeando notablemente, aun asentía como su cuerpo estaba ardiendo, como si le era necesidad de algo más, mientras, su corazón latía con prisas, tantas que incluso pensó que quizá se le escaparía del pecho.
Escuchó cierto ruido, como el de un cierre, y con cierta curiosidad abrió sus parpados y los llevó hacia aquel sonido, del cual se encontró al otro rubio en el mismo estado que el, mostrando su piel desnuda...

Su mirada vagaba por el cuerpo estético del otro, le observaba interesado en su belleza, sin duda disfrutaba de la vista, el otro rubio se veía perfecto tal y como estaba. Tenji se sintió tentado por uno segundos en tirarle toda la ropa fuera y obligarlo a pasear así por la casa, pero era una tontería, además no solo el podría verlo de esa forma, todos los sirvientes podrían, y Colin seguro haría una rabieta después de eso y… no era momento de pensar esa clase de cosas. Fue consciente de que el menor también le observaba, la sangre le hirvió con esa mirada fija obre él. Estaba bien, si él hacía lo mismo no había razón para que el esclavo no pudiera hacerlo, la idea le parecía excitante.

El rubio se inclino hasta quedar recostado sobre el cuerpo de su esclavo, ahora podía verle el rostro de cerca, pues estaba apoyándose con las manos a los lados de los hombros del menor. Le asechaba como un tigre, respirando cerca de él, acercándose sin alcanzar a tocarle, solo roses provocativos de sus labios a los del otro. Le gustaba la cercanía, podía sentir el cálido cuerpo de Colin y aun más, le podía sentir temblando. Está bien, temblaba porque estaba nervioso, tal vez tenía miedo, seguramente aunque se lo preguntara no lo admitiría, mucho menos delante de él, no se tomaría la molestia, seguramente las palabras arruinarían el momento. Entonces comenzó a frotar su miembro erecto con el de su esclavo. Era una sensación extasiarte, provocadora. Su cuerpo se encontraba sensible, perceptivo, pero esa parte intima lo estaba aun mas y el roce con el pene del otro le provocaba una sensación increíble. Termino con ello y tomo una de las manos de Colin, llevándola hasta su entrepierna y haciendo que le tocara. El solo sentir la suavidad delicada de su mano le produjo un escalofrió que le recorrió la columna y lo hizo jadear. Agacho la cabeza en el hombro del esclavo mientras guiaba su mano en aquel lugar de su cuerpo. Ya que lo había pateado antes ahí, ahora esperaba que lo compensara, más bien estaba provocando el mismo la compensación, de vez en cuando soltando jadeos y suspiros en el hombro del menor.

Ahora estaba completamente erecto y excitado, era tiempo de continuar. Acerco la punta de su miembro a la abertura que antes hubieran explorado sus dedos. Comenzó a ejercer un poco de presión, lo hizo con cuidado y paciencia, hasta que finalmente entro, al menos la punta, dando un empujón consiguió que entrara aun más en aquel lugar cálido y estrecho. El cuerpo de Colin comprimiéndose a él le produjo una sensación placentera e increíble. Apretó los dientes ante aquella descarga y después comenzó a degustar la piel del pecho del menor, sus pezones, su cuello, probándolo con la intención de que pudiera sentir su contacto y disfrutarlo. Lentamente comenzó a moverse dentro del otro, entrando y saliendo impulsado por el vaivén de sus caderas. Paulatinamente fue aumentando el ritmo de las embestidas. Se levando levemente para poder pasar sus brazos por debajo de las piernas del otro y le hizo abrirlas, de forma que pudiera penetrarlo más profundamente. Podía escucharlo, escuchar su dulce y armoniosa voz que se perdía en sus oídos una y otra vez, con cada gemido, con cada exclamación. Aumento aun más el ritmo de los envites, no podía parar, la adrenalina llenaba su cuerpo y su cuerpo mismo demandaba tener al esclavo, poseerlo por completo, que fuera suyo, suyo y de nadie más, ese era su deseo egoísta e infantil.

Sus jadeos inundaban la estancia, su respiración era agitada se podría decir que desde un buen principio, pero intentaba hacer que se calmara, aun así... ¿Quién se calmaría con algo igual? Cierto que en Hanori le hablaron de algo de eso -no lo recuerda mucho ya que como siempre ignoraba a los demás- pero en cierto modo recordaba de que era eso lo que tenía que hacer y estar preparado para cuando llegue el momento, y ese era el momento pero no quería, que eso era totalmente diferente.
Sabía muy bien a lo que se referían, aun así, nunca llegó a imaginar que al final acabarían de esa forma, ambos cuerpos abrazados por el placer, cegados y manipulados, deseando el deseo carnal que se apodere de ambos. Hasta el mismo se sorprendía de sí mismo, ¿cómo demonios quería desear algo igual? Pero ahora no era momento de enfadarse consigo mismo o simplemente enfadarse con el otro rubio, puede, que luego tenga tiempo de pensar, pero ahora, quizá sea mejor estar concentrado en aquello que estaban haciendo...

De nuevo giró su rostro en dirección al otro, cual se le quedó mirando con sus parpados entrecerrados y sus labios entreabiertos, sintiendo el aliento del otro pasar por su piel ya erizada, esos roces que hacia contra sus propios labios, tentándole a que el mismo vaya a por él, incluso un roce de parte de el se hizo presente, rozando por encima la comisura de los labios ajenos, dándole un simple toque, mientras que su aliento daba contra sus labios.
Pero aquel roce pronto terminó en cuando el miembro del otro empezó a frotarse contra el propio, era una sensación completamente diferente, era totalmente placentera, incluso sus caderas se movieron para buscar más de esa contacto, haciendo que ambos miembros se frotasen de manera intensiva.
Ante ello más de un gemido se deslizó de su garganta y desapareció de sus labios, gemidos de placer que hacia que toda la habitación se llenara de ellos.
Pero lo sabía, si continuaba así no tardaría de nuevo en correrse, pero de momento aguantaría lo que sería necesario, aun que ese frotar le estaba causando que su cabeza le diera vueltas...
En cuando menos se lo esperó se detuvo, ya no sentía aquel placer como antes, ahora podría descansar un poco, pero aun así ciertos hespamos de placer recorrían su cuerpo, haciendo que se estremeciera por completo.

Sin más y sin pensárselo su mano fue guiada por el otro hacia el miembro contrario, en donde le “obligó” que le tocara, cual no se lo pensó mucho, con la yema de sus dedos acarició su piel de aquella zona, haciendo al principio leves roces para después ir siendo caricias que iban aumentando, cual recorría todo el tronco de este y acababa hasta la punta o hasta donde llegaba.
Sentía aquel cálido aliento sobre su hombro, cual hacia que soltara leves suspiros.
Y ya en cuando creyó que era suficiente retiró la mano, colocándola encima de su propio vientre, jadeando sin par, pero fue entonces que sintió cierta presión en su entrada, la presión iba a más, como si intentase entrar en él, que era lo que pretendía.
Al principio se quedó inmóvil, hasta que la punta del otro llegó a entrar en el, cual dejó escapar un largo gemido de dolor, eso era doloroso...
Se quejó a duras penas que el otro empujaba más adentro. -¡Nghh... aaahh!- Gimió sin poderlo evitar, e incluso sus manos se aferraron al colchón pero poco duraron allí, ya que las llevó alrededor del cuello del otro rubio, cual allí se aferró como podía mientras que gemía de dolor y pequeñas lágrimas cristalinas descendían de su luceros, pasando por sus sonrojadas mejillas.

-¡Aaaahh... Mmhh... Du-duele!- Se quejó de nuevo mientras que apretaba sus dientes y escondía su rostro en el hombro del otro, aun rodándole con sus brazos por el cuello ajeno, como si no quisiera separarse de él y eso pretendía, tanto era el dolor que no quería separarse al menos hasta que no se calmara un poco.
Mientras, fue gimiendo y jadeando al lado del oído del otro, pero aumentó inconscientemente en cuando el otro también aceleró sus embestidas. -¡M-me ha-haces... daño... mmh...- Se iba quejando a medida que las embestidas iban creciendo.
Pero a medida que iban creciendo el dolor parecía ser que iba desapareciendo, cosa que era extraño ya que el dolor desaparecía y se convertía en placer.
Ahora, sus gemidos y jadeos eran placenteros, incluso sus caderas se volvieron a mover, haciendo de aquel vaivén más rápido y profundo.
-Aaah...Te-Tenji...Aaahhh...- La primera vez que pronunció su nombre, ¿y cómo lo sabía? muy simple, lo había escuchado de por ahí, pero lo que más escuchaba siempre era "señor" Chikara... Ahora se podía decir que estaba totalmente rodeado de placer, tanto que la cabeza le daba vueltas, sus lágrimas descendían por sus mejillas a la vez que se mezclaban con el sudor, mientras, olisqueaba suavemente el aroma del otro al tenerle de tan cerca, aferrándose más a él mientras que gemía al lado de su oído.

Su corazón latía tan rápidamente, solo compitiendo con la velocidad de su respiración agitada, sin poder controlar el aire que se le escapaba entre jadeos. Cuando Colin llevo sus brazos para prensarse de su cuello lo tomo por sorpresa, nunca hubiera imaginado tal proximidad provocada por el esclavo y no por él, aunque bueno, en cierto modo era por lo que estaba haciendo, sin embargo, la sensación de tenerlo tan cerca le causo un gran placer, podía sentir incluso la respiración del otro sobre su piel humedecida por el sudor. Dudo el detenerse cuando escucho las suplicas de dolor del otro rubio, no quería que sufriera, no quería que le fuera algo desagradable, pero estaba tan envuelto en el deseo que no pudo hacerlo, no pudo detenerse, su cuerpo se sentía caliente y le pedía más, más de Colin su esclavo. Pronto los gemidos de dolor se convirtieron en gritos de placer, la preocupación de poder hacerle daño a su esclavo se desvaneció y se perdió entre el calor de los 2 cuerpos. Estaban tan cerca que simplemente podía deleitarse con el olor del otro, pero no era solo eso, incluso sus esencias se habían mesclado en el aire que reparaban. Eran uno solo en ese momento, uno solo de mucha formas, ni siquiera importaba todo lo ante ocurrido, simplemente no pensaba en eso, no pensaba en lo pasado, su mente estaba perdida en el presente y en lo que hacía en ese momento, no existía nada mas en ese espacio.

Sus parpados se abrieron de repente de par en par. Tenji… ¿Había escuchado bien? Si, había escuchado bien, su nombre pronunciado de labios de Colin. Nunca antes lo había dicho, pero resonaba en sus tímpanos de una manera increíble, tan bien… sus ojos se volvieron a entrecerrar. Ni siquiera tenía idea si Colin sabía su nombre, recordaba habérselo dicho, pero dudaba en que al esclavo le interesara esa información, así que también el que lo recordara era una sorpresa. El movimiento de caderas del mismo Colin lo impulsaba en sus embestidas, seguían un mismo ritmo, pero él era quien dirigía y en esos momentos decidió cambiarlo. Con más fuera Tenji entraba y salía una y otra vez del cuerpo del esclavo, mientras el sonido de su voz le seducía, mientras la suavidad de su piel lo atraía y la desosidad de sus cabellos cosquilleándole el lugar donde alcanzaban a tocarlo era una dulce droga. Tenía que tocarlo, sentirlo, probarlo llevando su boca hasta la blanca piel hasta ahora virgen.

No había preocupación por el momento, su mente estaba en blanco, era solo ocupada por pensamientos nada puros pero al fin y al cabo acordes al momento. Su8s manos vagaban explorando el cuerpo ajeno, grabándolo en su memoria centímetro a centímetro. La adrenalina recorriendo su cuerpo, su deleite mas preciado, le encantaba esa sensación. De alguna forma sentía estar haciendo algo prohibido, lo que alimentaba la emoción en su pecho. Tal vez se debía a lo extraño de todo esto, después de todo lo pasado, nunca se imagino que el sexo con Colin seria de esta forma, lo veía como algo más violento y obligado, cosa que de ninguna forma le gustaba, así que tampoco consideraba mucho al eslavo como un compañero en la cama. Además no es que lo tuviera planeado, como siempre solo quería molestarlo, hostigarlo un poco y hacerlo escarmentar por haber desordenado su cuarto, corrección, haber provocado un ciclón en la habitación. Y ahora estaban juntos, estaba dentro de Colin y de alguna forma el esclavo estaba dentro de él, provocando el mismo ciclón en su interior que hizo en el lugar.

La mirada de Tenji estaba fija en la blancura de las sabanas des tendidas, con los ojos entrecerrados y las mejillas en un tono carmín. Una gota de sudor se deslizo desde su frente por el tabique de la nariz hasta llegar a caer sobre la cama y perderse entre las fibras de la tela. No podía mirar el rostro hermoso de Colin pues este se encontraba hundido entre su cuello y su hombro, pero podía sentir su respiración. Era una lástima, pero no le negaría eso al menor, simplemente lo dejaría hacer lo que quisiera en esos momento, moverse como él quisiera, como se lo dictara su instinto, era lo justo y lo correcto si deseaba que lo disfrutara.

Lo pudo sentir... Sentía como las embestidas del otro iban creciendo por momentos, haciendo que sus gemidos sonaran cada vez más fuerte, sin dejar de gemir al lado del oído contrario, haciendo que su aliento pasase por la piel ajena, cual contacto de ambos cuerpos era totalmente envuelto en un deseo carnal, cual sus deseos le decían de más, que tuvieran un contacto mucho mayor...
Eso era lo que su cuerpo le pedía a gritos, que sintiera más placer, que se envuelva con la locura que a uno le conlleva, pero no era consciente de lo que hacía, se podría decir que había perdido completamente la razón, ahora era alguien que ni el mismo se conocía; un desconocido totalmente.
Siguió con sus parpados cerrados con fuerza, sin quererlos abrir, mientras que sus brazos seguían rodeando el cuello del mayor, atrayendole a él mismo, hundiendo su rostro en la curva del cuello del otro rubio, apretando los dientes y soltando más de algún gemido.

Olisqueó con suavidad el aroma que el otro tenía, como si la quisiera memorizar por completo. Mientras, sus caderas se movían al mismo ritmo que las embestidas, haciendo que sus jadeos y gemidos vayan subiendo de tono, se removió un tanto, como si quisiera que el miembro del otro saliera de su interior, sabía que ya no le dolía pero no dejaba de ser que era algo incómodo, pero tampoco quería detenerse, aun que... su límite estaba ya cerca, notaba como su cuerpo iba llegando hasta donde podía.
Desde sus labios se podía distinguir un pequeño hilo de saliva que iba surcando por su piel, dejando a su camino un sendero húmedo, cual iba descendiendo poco a poco, llegando hasta el mentón, cual iba bajando cada vez más...
Era increíble que al final ambos estuvieran así, ¿no se supone que se odiaban? ¿por qué estaban en esos momento... en vueltos de placer y de deseos “prohibidos”? Curioso era... O mejor dicho no se lo podía creer, era algo tan... extraño, que nadie podría creérselo, es más, ¿cómo acabaron así? Supuestamente estaban discutiendo -como de costumbre- y de un momento a otro se encontraban unidos del uno a otro, respirando agitadamente mientras que el sudor les empapaba.
Bueno, que se le iba hacer, es algo que ya estaba sucediendo y ya no se podía volver atrás...

Apretó los dientes a la vez que movía la cabeza, hundiéndose más en el cuello del otro, no podía más, ya no podía aguantar, esas embestidas le estaba volviendo loco al mismo tiempo que el placer.
Jadeó débilmente, intentando decir alguna palabra pero lo único que le salían eran gemidos en donde se perdían por la habitación.
Y ya sin poderlo aguantar más echó la cabeza hacia atrás, despegándose de la piel del otro, arqueando su espalda por completo y colocando sus manos en los hombros del cual.
Soltó un largo gemido de placer, había llegado claramente al orgasmo.
Hundió sus dedos en la piel del hombro del otro rubio, notando como desde su miembro salía de nuevo aquel líquido espeso, haciendo que tanto el abdomen del otro como si vientre llegaran a mancharse de aquella sustancia.
En cuando terminó, dejó de apretar los dedos en la suave piel ajena, soltándole poco a poco, haciendo que sus brazos cayeran débilmente, dejando sus labios abiertos, en donde respiraba con algo de dificultad, mientras que sus parpados los mantenía cerrados, pero cubiertos por su cabellera dorada.

Dejó su cuerpo recostado en la cama, en donde el sudor iba deslizándose por su cuerpo, notando como todo su ser tenía aun ciertos espasmos de placer, “obligándole” a gemir un tanto.
Su pecho subía y bajaba de manera incontrolable, intentaba recuperar el aliento perdido, aparte que se sentía cansado, había sido su primera vez, y era... era raro... Al final acabó con un tipo como el otro rubio, aun que nunca pensó que perdería realmente su virginidad, pero ya esta, ya la había perdido...
Aun que... ahora se encontraba exhausto, incapaz de moverse aun que sea solo un centímetro, pero en cuando vuelva en sí... ¿Qué pasará? ¿Qué manera tendrá de actuar después de eso...?
En esos momentos no pensaba en nada, solo respiraba agitado, sin ni siquiera abrir sus parpados, solo dejándose vencer por el cansancio, hundiéndose en un dulce sueño.