Departamento de Ryusei [lemon-Paul]

Solo pudo sonreír por lo que su esclavo había dicho, y más aun por la expresión con la que lo dijo. Le dio una sonrisa tranquilizadora y beso sus labios tiernamente.

- Si. – estiro la mano para alcanzar el cajón de uno de los muebles a los lados de su cama y saco un pequeño frasquito que después le presento a Paul. Le gustaba que el se preocupara por no lastimarlo, el era una persona verdaderamente gentil.

Miraba el bello rostro sonrojado de su esclavo y le provocaba besarlo y abrazarlo durante horas. Aquellos hermosos ojos azules no se apartaban de su mente un solo instante. El rose de sus manos le causaba una gran satisfacción. Estando sobre el comenzó a besarle el pecho, chupando sus pezones para darle un poco de la satisfacción que el le había dado antes. Los dedos húmedos de Paul tocaron su entrada, lo cual lo hizo gemir y apoyar su cabeza sobre el pecho de mayor. Nuevamente sus mejillas se encendieron y sintió escalofríos que le recorrieron su espina dorsal. Sentía enormes los dedos de su esclavo, pero aun así le gustaba, el recorría su intimidad mientras el muchacho jadeaba sobre su pecho.

El muchacho se aferro a su esclavo cuando sintió como le penetraba con su dedo y soltó un quejido; su interior se comprimió al recibirlo, el dolor era delicioso, jadeaba sobre la piel de Paul con un gesto sumiso.

El mayor introdujo el resto de sus dedos, con lo que provoco los movimientos inquietos de su amo y más quejidos de parte del menor.

Haaa… ha… haa… duele… - jadeo. Igual no quería que se detuviera, no era eso lo que le pediría. – … sigue… - pareció casi suplicante por el tono que el dolor le daba a su vos.

El dolor fue disminuyendo; su cuerpo se acostumbro a tener los dedos de Paul dentro de él que ahora no hacían más que provocarle placer. Se revolvía gimiendo de placer apegado al cuerpo del mayor.

Se sentía caliente, tan excitado, deseaba que Paul tomara el lugar de esa mano con su miembro, lo recibiría con todo su calor.

La vos entre cortada de su esclavo se oía tan bellamente seductora. El chico esbozó una sonrisa secreta antes de contestarle al mayor.

- Si… yo quiero Paul. – le dio un tierno beso en los labios.

Los dedos de Paul abandonaron su interior, lo cual fue seguido por el intenso beso que recibió de parte del mayor, el cual siguió con toda pasión, moviendo su lengua junto con la del peliplateado, saboreándolo con insistencia.

Pudo sentir el miembro erecto de su esclavo rozando su entrada, el deseo se apodero de el, envolviéndolo en su seno y consumiendo su razón, ahora solo actuaba por placer.

Paul lo levando posicionándolo sobre su erección. Presiono la entrada para comenzar a abrirse camino dentro del muchacho. Un quejido de placer emano de los labios húmedos de Ryusei. Su cuerpo se deleito en movimientos ascendentes y descendientes que le penetraban cada vez mas profundo mientras gemía excitado.

Los gemidos de placer de Paul se escuchaban como música para sus oídos; su rostro enrojecido que demostraba el placer que le provocaba el poder poseerlo con cada gesto y expresión, le daba algo mas que placer al muchacho, la satisfacción de saberse deseado por aquel joven tan atractivo digamos que elevaba su ego en proporciones sanas.

El pene firme de Paul seguía introduciéndose en el, mientras movía sus caderas tratando de obtener el placer máximo. Le brindaba sus gemidos dulces a los oídos de su esclavo, viéndose imposibilitado para apagarlos por las muchas sensaciones que ahora recorrían su cuerpo. El tacto de las manos y la boca de Paul sobre sus pezones, pecho y piernas le consumían por dentro. Detuvo las manos del esclavo tomándolas entre las suyas y las guío hasta su excitado miembro, pidiéndole de esta forma indirecta que le masturbara.

Su miembro era consentido por la palma del esclavo que jugueteaba rozando su intimidad con deleite. El menor se mordía el labio hasta casi sangrarlo, tratando de ahogar sus gemidos con muy poco éxito. Sus ojos tenían pequeñas lágrimas tratando de brotar.

El miembro de Paul entro por completo en el, e instantáneamente sintió sus mandíbulas en su hombro. Dio un gemido sonoro por la excitación y se corrió en la mano de su esclavo.

Ha… lo siento… - respiraba agitadamente.

La mano temblorosa del chico acaricio el cuello del mayor con un rose tremulante y subió hasta alcanzar el rostro de su esclavo para posarse sobre su mejilla delineando sus labios tiernamente con el pulgar, volviendo a ser inmerso en un ligero vaivén de caderas impulsado por el mismo esclavo; se deleita en la mirada abrasadora de Paul.

Sus palabras lo tranquilizaban enormemente; pronunciadas por esa voz seductora y varonil. Le gustaba, claro que le encantaba recibir aquel trato del mayor; le gustaban sus manos en su piel, su gesto varonilmente excitado y la forma en que pese a todo trataba de agradarlo, siempre considerándolo única y exclusivamente a el.

La provocación de aquellas grandes manos en su miembro lograba su cometido, endureciéndolo nuevamente; el sucumbía ante las caricias del ojiazul sin pensarlo, poco a poco incrementaba la velocidad de los movimientos de sus caderas jadeando y entre gemidos repitiendo su nombre.


Off: Gomenasai por la tardanza, pero la escuela me tiene muerta X_x

En esos momentos lo que mas disfrutaba era el placer tan notorio en el rostro de su esclavo, cuya pasión se acrecentaba con las muestras de satisfacción que el mismo emitía. Y sentirse tan cerca así de otro cuerpo le hacia experimentar sensaciones desconocidas pero sumamente deliciosas.

Se dejo acomodar por Paul y siguiendo sus movimientos con relajación continúo susurrándole al oído.

- Con más fuerza Paul, quiero ser solo tuyo ahora.

Las renovadas y ahora mucho más enérgicas embestidas de su esclavo hicieron estremecer su cuerpo nuevamente. Paul era suyo, de eso no cabía duda, un contrato lo avalaba, pero ahora se le estaba entregando en cuerpo y alma; solo que el era ahora igual de suyo.

Los labios de Paul se sintieron como ambrosía al unirse con los suyos, en ese punto del clímax, con ese beso, el mayor le transmitía la intensa gama de emociones que se desataban en el.

Degusto su lengua febrilmente, asiéndose a su espalda, tocando aquella piel tan suave, no pudo evitar finalizar el beso tirando del labio inferior de su esclavo con sus dientes en un gesto sensual.

- Eres mío, pero puedes estar satisfecho porque yo igual te pertenezco ahora, aunque sea solo en estos instantes… Haz conmigo lo que quieras. – le susurro lo ultimo al oído, aun jadeante.

El esclavo rozó sus piernas mientras las posesionaba alrededor de el mismo, Ryusei no dudo en aferrarse de el con las mismas.

Las palabras de Paul penetraron en sus oídos. Suyo, suyo…

- Si… si… haaa – gemía envuelto en placer apretando las sabanas blancas de la cama entre sus dedos. Un estremecimiento y arqueo su columna al sentir como Paul llegaba a ese punto señalado en su interior – Haa… aaa… haaa – gimió con mas anhelo y el calor recorrió su cuerpo intensamente mientras era el objeto de deseo de su esclavo. Aquellas embestidas que estocaban su punto le brindaban un placer que jamás antes había tenido.

Sintiendo la presión que Paul ejercía apegando su cuerpo contra el suyo, las manos del esclavo sobre su cuerpo lo llenaban de goce, por lo que no pudo evitar estremecerse y aun mas cuando su esclavo incremento nuevamente la intensidad de sus embestidas su interior se contrajo abrasando aquel miembro que le brindaba tanto placer soltando de su boca algunos alaridos suplicantes. Esperaba ansioso el momento en que su hermoso esclavo alcanzara ese punto máximo de placer, deleitando sus jóvenes oídos con su dulce voz alterada por el goce.

Permanecía abrigado por las carisias de su esclavo, permitiéndole gozar del momento. Extasiado y su pecho a punto de explotar, mientras luchaba por estabilizar su respiración levanto su mano pasándola por sobre el costado de su esclavo hasta llegar a su cuello y avanzar por su mejilla apenas con un roce termino enterrando sus frágiles dedos entre los azulados cabellos del mayor. Gimió con placer aunque cansado, al sentir la boca del muchacho en su pecho y su lengua delineando su pezón; sus dientes presionaban ligeramente el botón endurecido haciendo que los gemidos continuaran rítmicamente.

La mano del esclavo se aventuro en su entrepierna, masturbándola de nueva cuenta, elevando el ritmo de sus gemidos con los movimientos de su mano sobre el pene erecto del menor y las repetidas envestidas. Aquellas emociones volvieron a agolparse en su pecho que solo subía y bajaba con su respiración agitada. Rápidamente sus gemidos se tornaron en alaridos de pasión y su mano que había descansado en la suavidad de los cabellos de su esclavo descendió hasta llegar a su espalda, aferrándose a ella mientras alcanzaba al clímax y se corría concediendo los deseos de su bello esclavo.