Por más que simple curiosidad...(Gabriel)

Antes de entrar a la tienda, se había asegurado de que en ella hubiera suficiente gente y empleados como para que fuera imposible sufrir cualquier tipo de agresión. A su parecer, las cosas estaban bien planeadas, y si todo salía como lo había calculado en esos días...pues no, no tenía idea de como deberían salir las cosas, pues aún no sabía porqué conocer el rostro de Gabriel Dantes se había vuelto tan importante para él; pero ya lo descubriría en el proceso.

Apenas, y con toda el disimulo del mundo, había soltado el dichoso nombre frente a sus compañeros de banda cuando uno de estos lo reconoció inmediatamente como el administrador de la tienda Rozen. Así que Alec, no podía hacer menos que presentarse. Probablemente estaba loco, pero no le importaba. Tenía que sacarse al tipo de la cabeza, y si esa era la manera, pues bienvenida sea.

Con sus lentes negros y una gorra, había pasado varios minutos dentro de la tienda, haciéndose el que inspeccionaba a los esclavos que se vendían en ella; al fin dió con uno que era creíble que él quisiese adquirir, y dando un gran suspiro preguntó si podía hablar con el administrador. Le dijeron que podía comprar sin necesidad de esto, pero Alec, dijo, insistía. Así que uno de los dependientes fue a buscar a su jefe, dejando que el rubio esperara en una salita minúscula en la tarstienda.

Estaba fumando en su oficina y mirando a su serpiente pasearse por esta cuando llamó su atención un rubio que logró ver por uno de los monitores; cualquiera hubiera pensado que el cantante iba sólo a comprar un esclavo, pero Gabriel no…él sabía que Alec estaba ahí por otra cosa, sonrió y mientras apagaba el cigarro apretó un botón para esconder los monitores mientras esperaba.

No fue mucho, cuando le avisaron que el rubio quería verlo sonrió para si mismo, dijo que lo hicieran pasar a su oficina mientras él prendía un nuevo cigarro. La serpiente estaba por un lado de la oficina, no se estaba moviendo pero sí estaba atenta a quien entrara; cuando vio al cantante le sonrió y decidió hacerse el que no sabía nada.

-Buenas tardes, me comunicaron que quería hablar conmigo…dígame ¿hay algún problema? ¿quiere algo especial para su esclavo?- preguntó mientras botaba la colilla del cigarro en un cenicero que tenía a la mano.

Cuando entró, lo primero que llamó su atención no fue Gabriel, sino un animalucho que estaba en un rincón de la lujosa oficina, como al acecho. Alec sintió que un aire frío le recorría el espinazo, pero aún así nada de lo que había pasado días antes pudo abrirse paso en su mente. No trató tampoco, de ocultar su consternación al ver a la serpiente, pues en primer lugar no era una mascota común; y en segundo lugar, se suponía que algo debía quedar en su subconsciente. Si quería actuar bien, tenía que considerar todos esos detalles.

Aunque dudaba mucho que un tipo como ese se comiera la farza durante mucho tiempo...

Sus ojos se posaron en Gabriel. Era un tipo por donde se viera guapo, y Alec empezó a sospechar que probablemente el mismo había deseado acostarse con él en algún momento; pero las cosas habían salido mal...

-Buenos tardes.-dijo, sin quitarse los lentes para que su mirada no lo traicionara; lo que más le preocupaba es que si algo malo le pasaba Abel iba a poner el grito en cielo.- quisiera si puedo comprar un esclavo..sin dejar registros en la tienda...

Mientras hablaba se acercó al escritorio lo más tranquilamente posible

-Tengo el problema de ser una persona pública, y aunque los esclavos son legales, la prensa no suele verlo muy bien.- eso era verdad, y también era un razón por la cual Alec jamás había cedido a la inclinación de poseer a alguien.- no me gustaría que hayan comentarios...puedo sentarme?

La serpiente no pasó desapercibida para el rubio, y el más alto notó esto pero no dijo nada, la dejaba estar ahí porque muy poca gente entraba a su oficina en realidad. El cantante devolvió al saludo y mientras se acercaba le decía lo que quería, Gabriel sonrió. Hizo un gesto con la mano para invitarlo a sentarse cuando el menor le preguntó si podía.

-Yo entiendo su problema.- le dijo con su voz tranquila y serena.- pero lo que usted me pide es algo ilegal.- dijo divertido para después darle una calada al cigarro.- nuestra tienda tiene nombre y respetamos la privacidad de todos nuestros clientes, de mi base de datos jamás saldrá información acerca de las personas que vienen a comprar aquí…pero supongo, que eso usted ya lo sabía.

La idea del músico estaba bien, pero había cometido un error con la pregunta; le parecía sumamente divertido que el más bajo tratara de timarlo así…¿qué tan tonto creía que era?

-Mejor dime Alec…¿a qué viniste?...¿es que extrañabas a mi pequeña?- preguntó burlón.

Alec había decidido llevar la cuenta de los puntos que cada uno de ellos haría en esa entrevista. Uno para Dantes, pensó, cuando éste fue el primero en mostrar las cartas. El rubio había pensado ganarse esa primera jugada, creyendo tener algo de ventaja al confiarse en la conciencia del otro. Pero había sido un imbécil al confiarse en la verguenza de un violador...

Se quitó los lentes, como un jugador de pócker derrotado y miró al más alto a los ojos,tratando de perderle el miedo, cosa que por un lado resultaba sencilla, ya que no podía ni por asomo, recordar el daño que le había hecho.

-La verdad es que quería tu cara....-si era bueno ser sincero o no no le preocupaba, pues ni el mismo sabía lo que había venido a buscar.- no sé...por qué no puedo recordarte...y quiero saberlo

Porque no iba a morirse con esa duda...

Gabriel rió por dentro al ver al otro, tenía suerte pensó…tenía suerte de ser amigo de von Bremen; el tipo había ido unos días atrás a hablarle y le había dicho cómo estaban las cosas, al músico no se le tocaba…el narcotraficante entendió, al rubio, por muy bueno que estuviera, no se le podía tocar.

Escuchó lo que le decía Alec, el más alto supuso que por algo así lo estaba visitando el cantante, quería respuestas…la droga que había usado era muy efectiva y por eso el rubio no recordaba nada, ni aunque Gabriel le contara paso por paso las cosas podría recordar…o al menos eso pensaba el mayor.

-Mi pequeña te mordió y te drogó…por eso no recuerdas nada.- dijo tranquilamente mientras apagaba el cigarro.- tu cara de terror hacía juego con la hermosa noche…pero ya no tengas miedo, no te haremos nada.

Por pequeña, Alec concluyó que el tipo estaba refiriéndose al réptil horroroso que no dejaba de mirarlo, como si fuera un centinela. No quizo dirigirle ni una mirada más a la serpiente, pues de verdad que le desagradaba sobremanera, así que siguió con la mirada clavada en Gabriel...

Droga, ya lo sospechaba...con razón se había estado sintiendo algo alterado ultimamente; no sabía si la droga que el moreno había usado era adictiva, pero en un cuerpo como el suyo el más leve estímulo causaba esa sensación de deseo...sacudió la cabeza...

-No te tengo miedo...ja!.-rió orgulloso, y en parte era verdad, pues aunque tenía cierta aprehensión, el olvido era una gran ventaja.- yo soy...la horma de tu zapato...Gabriel Dantes...

Se levantó de la silla y sacó unos recibos, para dejarlos en el escritorio

-Estás, son la facturas de lo que me costó tu "gracia"

Alec le dijo que no le tenía miedo y se burló, después se paró y sacó unos recibos mientras le decía que eso era lo que le había costado su gracia, pero hacía falta mucho más que eso para ganarle a Gabriel Dantes; se paró sonriendo y fue hasta donde se encontraba el músico, su serpiente fue al lado de él y entre los dos lo abrazaron.

-Y si no me tienes miedo…- le habló al oído.- ¿por qué tiemblas…?- se empezó a reír, ese niño no iba a ganarle ni aunque lo intentara mil veces.- no sabía que otra vez tenías problemas de dinero Alec.- sí, lo sabía…sabía del pasado de Alec, porque si Abel von Bremen había ido a hablar con él, tenía que saber en qué se había metido, pero lo que descubrió, lejos de hacerlo recapacitar…lo divirtió. Sacó su billetera.- ¿efectivo o hacemos la transferencia ahora mismo?...por cierto, aún no me has agradecido haber usado condón.

Retrocedió un par de pasos, pero "la pequeña" le cerró el paso por atrás, mientras Gabriel lo hacía por delante y entre los dos lo abrazaban...o más bien lo acorralaban. Trató de ocultar que estaba poniéndose nervioso, pero un pequeño temblor de cuerpo lo traicionaba. Sin embargo, no tuvo tiempo de negarlo cuando Gabriel se lo hizo notar, porque inmediatamente éste le había hecho un comentario que llamó mucho más la atención del vocalista...

no sabía que otra vez tenías problemas de dinero Alec.

¿Qué sabía ese tipo de sus problemas económicos?...Podría ser que supiera...Alec se puso rojo y mientras el otro abría su billeterea se alejó de él mirándolo con sospresa. No por favor, que no supiera...no ese tipo...

-Dame efectivo...-murmuró ya sin su habitual seguridad...su intención había sido sí, salirse con dinero, lo cuál según él, resultaba una forma de ganarle a Dantes...pero...si el dueño de Rozen sabía que el rubio era un ex prostituto...no tenía nada de gracia...

La serpiente daba vueltas a sus pies, y Alec trató de ignorarla...esuchó que Gabriel había usado condón...al menos eso era un alivio...

-Mejor para ti...no querrías ni quiero yo...un bastardito que se te parezca...

Pudo notar en la expresión del chico que le había afectado su pequeño comentario, pero no hizo preguntas, en vez de eso le dijo que lo que quería era efectivo. El administrador de Rozen regresó para sentarse tras su escritorio una vez más mientras revisaba los recibos para ver cuánto dinero iba a necesitar.

-Ohh…Alec, si es tuyo…sí me gustaría el hijo.- dijo sonriente mientras sacaba dinero de su billetera.- así que las costumbres no se quitan.- dijo bromeando, el músico no había hecho preguntas pero Dantes aún no había terminado de jugar con la mente del rubio. Puso el dinero sobre la mesa y miró al músico a los ojos; aún no decidía si mencionar a von Bremen, no sabía si esa sería una buena jugada o no.

-Aquí tienes el dinero.- dijo acercándolo junto con los recibos a la parte de la mesa que estaba más cercana al rubio. Prendió un cigarro mientras la serpiente seguía rodeando al más bajo, en caso de que quisiera escapar, de pronto el animal se subió al rubio y lo aprisionó pero sin hacerle daño.- mira…le caes bien. Dime Alec, ¿siempre cobras así?- sabía que eso el ex prostituto lo iba a entender.

Se acercó al escritorio de Dantes para tomar el dinero con la sana intención de salir corriendo luego de eso; pero el animalejo, que parecía empecinado en no dejarlo en paz se le trepó, por lo que Alec decidió que lo más prudente era no moverse, no fuera a ser que la serpiente lo mordiera de nuevo. Era imposible decir si el reptil del infierno y Gabriel tenían un código con el que se entendían, o simplemente el animal le tenía ojeriza al rubio.

Las palabras de Gabriel terminaron de convencer al vocalista. Lo sabía. El hombre que odiaba tanto tenía en su poder el secreto que podría traer toda su carrera abajo. Y además, lo humillaba con eso. Por un instante Alec bajó la cabeza, incluso olvidándose de la serpiente, sintiéndose avergonzado de su pasado. Tan sólo para evitar ese momento tan incómodo, desharía todo lo hecho en sus épocas más oscuras: nunca lo habían humillado así y dolía...

-Te diviertes??...-dijo de pronto, mirándolo a los ojos.- búrlate de mí si quieres...yo seré un puto pero tú eres un bastardo...malnacido, hijo de puta...no sé como lo sabes...eres un maldito demonio....

Lo había logrado, había logrado humillar al rubio, a ese insolente chiquillo que había llegado con aires de grandeza y que ahora estaba deshecho frente a él; desde que lo había visto entrar Dantes supo que tenía las de ganar, aunque Abel habló con él, eso sólo hacía que el narcotraficante fuera más precavido, pero no que se detuviera.

Seguía divertido hasta que el músico se metió con su papá, pero claro que lo disimuló muy bien porque continuó riendo, aunque para sus adentros pensaba que nadie se metía con la persona que le había dado la vida a él ya s u hermano.

-Sí me divertido lindo.- se paró y se acercó al rubio parándose detrás de él, Alec no podría hacer nada ya que la serpiente servía de soga; posó sus manos sobre los hombros del más pequeño y se acercó a él para oler su cuello.- tú entenderás…que me gusta saber con quién lo hago, además…si viniste hasta aquí quiere decir que tú también te tomaste la molestia de averiguar sobre mi, así que estamos a mano hermoso.

Tienes suerte de que ese tipo te proteja con su vida pensaba, porque si no fuera así…ya estaría llorando de dolor bajo mi cuerpo una vez más; a su señal la serpiente dejó libre a Alec.

-Es tu momento de huir.- le dijo burlón.

No sabía que tan a mano podían estar. Sintiendo a Gabriel tan cerca, Alec temió que había ido a meterse a la boca del lobo, pero esa tarde una mano misteriosa lo estaba protegiendo. O tal vez fuese simplemente que luego de haberlo violado, el rubio ya no era de interés para el más alto. Como fuese, no iba a preguntarse de donde venía la suerte, sino a aprovecharla. Serpiente y hombre lo dejaron libre, y Alec se alejó varios pasos hasta llegar a la puerta.

Puso la mano en la perilla y le dió vuelta, pero aún con la puerta semiabierta se quedó un instante. Gabriel Dantes, pensó, no has ganado la guerra, y trató de decírselo con una última mirada de odio. Luego, salió del sitio, sin hacer caso del dependiente que se acercaba a él, ni del hecho de que tenía el rostro descubierto. Si algún idiota se le acercaba en ese momento, tendría que pagar por su mal rato. Estaba de un humor del infierno.

(CERRADO)