Un día de Sucesos inesperados. (privado, Gabriel)

La exhibición recién iniciaba, ese día parecía ser lo bastante tránquilo, se acomodó con aquellas ropas que no le agradaba mucho llevar, notandosele solo el vientre, y las piernas desnudas, sus brazos como siempre, se veia en cierta instancia, presentable y a la vez, atractivo a la vista, su cabello sujeto en una colita pequeña que apenas lograba sujetarse, sus brazos igualmente desnudos abrazando unos cojines ahi acomodados. Cerró sus ojos abrazandose una vez se sento, acomodando su cabeza sobre aquel cojín aterciopelado. Suspirando al momento de mirar a trávez del cristal como comenzaban a llegar clientes al lugar.

Siempre que comienza, me da mucho miedo, a nadie conozco y ni siquiera se que pensaran ellos de mí, pero... esto lo hago por mi hermano que se merece salir adelante, solo por él y por nadie más, mi pequeño hermanito, verás como con esto podre lograr ayudarte mucho

Pensó solo para el, alzando su verdoza ahora mirada, que parecia verde azulada de pronto, pues era cambiante a la luz presente, sus labios entreabiertos solo dejaban en claro que su curiosidad era inminente, mirando cada vez más por aquellas puertas, a travez de ese grueso cristal, que a pesar de todo resultaba dificil ello mismo, mirar por este, y no pensar que alguien se acercaría oh no de repente, bajo la mirada, y se reacomodo doblando sus piernas un instante, abrazandolas sentia el frio de la refrigeracion erizarle la piel, suspirando una vez más solamente, levantando su vista al techo y sonreír tránquilo, tal vez no sería malo, y solo tenía que dejar pasar las cosas.

" Algún día saldré de aquí "

Se dijó, antes de mirar de nuevo a aquellas puertas, recargandose de nuevo en aquel aterciopelado cojín.

Estaba ahí haciendo algunos trámites, tenía que llevarse a los esclavos creados que estuvieran fallados para Rozen, tenía que estar él mismo ahí para ver que sus empleados los llevaran a todos y firmar un par de cosas; no se podía quejar de su trabajo, de vez en cuando veía algunas “cosas” que eran bastante llamativas a la vista y podía hacer con ellos lo que quisiera…era un buen trabajo el suyo.

Tal vez comprara un esclavo ahí ese día y después de desvirginarlo lo dejara para la venta en Rozen, a veces hacía eso...otro de los beneficios de su “encantador” trabajo; pasaba mirando tosas las vitrinas fumando, de todas maneras tenía que matar el tiempo hasta que se tuviera que ir de ahí, su pequeña lo esperaba en el auto así que esperaba que no hubieran contratiempos. Un encargado se le acercó y le pidió que no fumara ahí dentro, entonces Dantes le lanzó una mirada asesina y apagó el cigarro en el suelo.

-Límpialo.- le dijo pedante, después notó que se encontraba frente a un esclavo que había mirado todo eso.- y ábrele a él…quiero verlo de cerca.- el empleado hizo las dos cosas de inmediato, ahí todos lo conocían y sabían que lo más sensato era no meterse con él.

Cuando tuvo al menor fuera de su ambiente inicial, lo empezó a mirar para estar seguro de si debía comprarlo, era selectivo; el chico no se veía nada mal…lo desvirginaría y después lo pondría en venta en Rozen.

-Eres nuevo ¿verdad?- preguntó mientras le agarraba suavemente la mano y lo hacía voltearse un poco para cada lado para verlo mejor.

Desde aquella vitrina, empañada un poco al estar jugando a ello con su calido aliento, miraba igualmente a las personas que llevaban y traian esclavos, pero un grupo de personas en especial llamo la atencion del pelinegro, manteniendo su azulina mirada en ellos, ver a varias personas llevar y traer a esclavos que llegaban nuevos y otros que ya antes habian estado ahi como compañeros.

Prontó parecó que uno de ellos se separaba de los demás, caminando y admirando a los chicos que se veian tras las vitrinas, comenzandó a sentirsé un poquito nervioso, solamente por el hecho de que se encontraba más cerca y no estaba muy seguro de que esperar con todo ello. Más justo frente a su vitrina, un alto hombre le habia llamado la atención apenas por estar fumando, el otro reaccionando de una manera un poco demandante ante ellos, imaginandose entonces el joven esclavo que debia de ser alguien importante, para hacer reaccionar asi al gran hombre, no supusó más que ello.

Solo pudó observar con mucha sorpresa al ver como ordenaba limpiar al otro la ceniza de cigarro, pero más, era el hecho de que habia pedido que le abriesen la puertilla, saliendo Yasill entonces simplemente para estar cerca como se le habia dicho al momento de salir de aquella estadia. No estabá seguro de que pensaría el pelinegro, pero se notaba de inmediato que tenia un gran poder en ese lugar, viendo como facilmente hacia temblar hasta a los mismos empleados, no podía dejar de sorprenderle.

La mirada la sentia completamente a si mismo, tenia que admitir, que no era del todo una comoda sensación, pero tenia que ser paciente y esperar a ver que sucedía en esos momentos, no podría catalogar nada sin conocer, asi nada mas. Se sonrojo con cierta suavidad, cada momento que sentia que miraba su piel expuesta entre aquellas prendas, ¿ Comó podía tener puesto solamente aquellos atuendos?, no estaba del todo acostumbrado, para ser sinceros. Y entonces, aquella cuestión proveniente del mayor.

" S-sí, hace poco, he llegado"

Contestó con un tono muy sútil en su hablar, apenas alzando su mirada para mirar aquel rostro, pensativo, tal vez. Cuando el tacto a su mano llegó solo pudo abrir mas sus ojos, mostrandose absorto, sobre todo al ver como hacia que le "modelara" de una u otra manera, pues de cualquier forma, su cuerpo no era del todo oculto con solo aquellas prendas.

" Yasill, Yasill es mi nombre"

Añadió en un suave susurro, sin perder de vista el rostro de aquel mas alto.

El chico le respondió que sí había llegado hacía poco, se veía tímido pero eso no era algo que le importara demasiado a Gabriel; Yasill se dejaba manejar sin refutar, era callado y parecía obediente, aunque no sabía bien por qué analizaba la personalidad del chico, iba a estar con él máximo un par de días, si no era sólo una noche.

-No te lo pregunté.- respondió luego de haberse reído un poco por lo que el esclavo le había dicho. Era obvio que Yasill era un esclavo hacía poco, aunque se le notaba sumiso, no sabía todas las reglas de los esclavos…no importaba, él iba a enseñarle.

Soltó el brazo del chico y lo miró un rato más, bonita cara…buen cuerpo, bonita voz; le cogió el mentón con suavidad y con la misma suavidad le hizo mover la cara de un lado a otro al igual que lo había hecho con su cuerpo…supongo que está bien, pensó. Le habló al tipo que había dejado salir a Yasill.

-Me llevaré a este, dile a Tetsu que luego arreglo con él, estoy apurado.- miró al menor.- camina.- después de decirle eso empezó a caminar esperando que Yasill lo siguiera inmediatamente; había sido una compra poco convencional…pero así usualmente los compraba Gabriel.

Se acercaron a los otros esclavos que ya se iban, Gabriel les dio unas últimas instrucciones a sus hombres y después se dirigió a su auto seguido de Yasill; su serpiente estaba adentro.

-Ten cuidado con mi princesa.- hablaba como si todos tuvieran el deber de conocerla.- si le haces algo te va a morder.- abrió la puerta del auto.

Ante su respuesta solo se quedo callado esperando alguná palabra ajena, no sabia si sería apto pues aun ninguna palabra escuchaba de aquella persona, que le confirmará si quiera si había hecho algo que erá correcto o incorrecto, además, si le miraba fijamente, aquel hombre tendió a ponerle un poco nervioso ante solo ver sus ojos violaceos, eran bonitos, pero... ¿porqué causaban esa sensación en el esclavo?.

Entonces aquella risa que fué lo único que escuchó de aquel pelinegro, antes de aquellas palabras que causaron bajara un poco la mirada, sabiendo que había cometido un grave error al no pedirlé él otro aquella información. Entonces como debía de comportarse en esos casos, no lo sabía, solo podía esperar no fallar en ese instante.

Su brazo sueltó, libre al parecer, aquella mirada de nuevo sobre su cuerpo vilmente descubierto ante aquellos ojos, intentando ocultarse un poco aparentando un nerviosismo igualmente existente, su mentón de nuevo tomado por aquellas calidas manos, moviendo su rostro entonces de lado a lado, con esa suavidad con la que parecía ser necesario el ejercicio. Entonces su voz demandante se dejó escuchar de nuevo, aquel gran hombre volvía, tal como si no atender al pelinegro resultará más peligroso que nada en ese momento. Entonces escuchó, atentó a aquellas palabras, le llevaría a pesar de su error, eso no se lo habia esperado en absoluto y la órden siguiente solo le hizó moverse, caminando tras aquella persona sin cuestionamientos, ni siquiera una respuesta si no, simplemente actuando como debía en esos instantes.

Asi fue como continuó su camino hasta llegar con Gabriel a donde parecian estar mas hombres, haciendo lo que les ordenaba, que , ¿que clase de hombre erá?. Se cuestiono muy reconditamente en su pensamiento. Antes de seguirle de nuevo hasta el coche, donde aquel reptil se encontraba, sin saber como pasar sin hacer daño, ingeniandoselas, y lograndolo, sentandose y manteniendose calmado, aunque aquella serpiente le ponia algo nervioso, tal vez mas de lo que habia pensado. Y aun asi, su mirada parecia desviarse algunas veces a donde el pelinegro estaba, sin atreverse aun a decir una palabra.

Yasill lo siguió, estuvo callado todo el rato hasta que lo hizo entrar en el auto, tal vez el chico estaba tan callado por lo que el alto le había dicho momentos antes sobre que no le había preguntado su nombre. Sonrió apenas porque sabía que el menor ya estaba entendiendo en manos de quién había caído; le hizo señales a su mascota para que se pasara al asiento de atrás y el menor pudiera sentarse sin que ninguno de los dos se lastimara.

Gabriel subió a su auto por fin y empezó a manejar, miró de reojo al menor y le ordenó que se pusiera el cinturón de seguridad, él ya lo había hecho; no pensaba llevarlo a conocer la ciudad, tampoco pensaba invitarle algo de comer como lo hacía la mayoría, ese chico sólo iba a ser diversión de una noche o tal vez dos y después estaría en venta, así que no tenía que socializar con él.

-Me llamo Gabriel.- de todas maneras, Yasill ya le había dicho su nombre y por educación aunque el otro fuera un esclavo, Gabriel le respondía.- Gabriel Dantes y soy el administrador de Rozen…¿sabes qué es Rozen?- preguntó tranquilo mientras manejaba y prendía un cigarro, Rozen estaba bastante cerca de Hanori, así que no tardarían nada en llegar y meterse al estacionamiento, el mayor tenía que terminar de hacer unos trámites ahí para poder irse.

Yasill se quedó sentado ahi donde le habia tocado, sin molestar a la princesa, que al parecer ese era el nombre de la serpiente, que una vez se habia ido para atrás al ser ordenada por su dueño, Yasill parecio suspirar con tránquilidad, acomodandose mejor en aquel asiento, colocandose el cinturon de seguridad antes de que se le mencionara hacerlo. Su mirada de nuevo parecio ver a aquellos ojos violaceos ajenos, simplemente parecia querer indagar un poco más.

Entonces Gabriel tomaba su lugar en el auto, comenzando a avanzar despues de haberse este colocado el cinturón de seguridad, con esa persona, por mas que se le pusiera enfrente no entendia que pasaba por su mente, a donde le llevaria de ser el caso de, o si quiera, donde terminaria Yasill siendo el esclavo de una persona tan importante como parecia serlo Gabriel.


"¿Gabriel?"

Repitió para él mismo, sonriendo despues apenas perceptible en su rostro, al saber el nombre de quien ahora sería su dueño, eso realmente le subia el animo por mucho. Después de eso, se enteró de donde se encargaba, Rozen, habia escuchado de el en el poco tiempo que llevaba en ese lugar, habian dicho que eran sitios donde los esclavos con menos "lujos" por asi decirle, eran llevados.

"he, he escuchado algo"

Escuchó el que menor repetía su nombre en manera de pregunta, pero no le dijo nada porque no pensaba hablarle más de él. Cuando le habló de Rozen, el chico le dijo que había escuchado algo, entonces el alto pensó que no tendría que explicarle mucho las cosas al otro; la mayoría de los que se había llevado no entendía por qué de repente volvían a estar en exhibición.

-Qué bien, entonces no tendré que explicarte las cosas como a los otros.- dijo más para él que para el esclavo.- se metió al estacionamiento de Rozen y dejó el auto ahí, no sabía si bajar con el nuevo esclavo o dejarlo ahí esperando; al final decidió hacerlo bajar con él, para que vaya conociendo donde estaría luego. Abrió la puerta del auto.

-Baja.- dijo serio y después de que el menor bajó le dijo a su serpiente que lo esperara ahí, que no iba a tardar; cerró la puerta e hizo que el menor avanzara delante de él poniendo su mano en la espalda de Yasill y haciéndolo avanzar sin llegar a empujarlo.

Adentro se encargó de todos los trámites mientras dejó al menor sentado en sofá de su oficina; Gabriel hablaba con sus empleados y les daba instrucciones sobre algunos esclavos, además de precios y otras cosas. Cuando terminó guardó algunas cosas y apagó él último cigarro que había prendido mientras estaba en su oficina.

-Vamos.- se paró y rápidamente salió del lugar seguido de su nuevo esclavo, en el camino pudieron ver algunos esclavos que eran llevados a exhibirse. Salieron rápido y regresaron al auto, nuevamente subieron y esta vez Gabriel manejó a su casa. La propiedad era grande…más bien enorme, tal vez demasiado para Gabriel solo, pero adentro habían bastantes sirvientes y esclavos que se encargaban de llenar la casa además de tenerla limpia y ordenada, algunos de sus guardaespaldas también dormían ahí, aunque el narcotraficante pensara que no los necesitaba.

Cuando entraron seguidos de la serpiente, todos los sirvientes y esclavos recibieron a Gabriel muy educadamente, después unos tipos se les acercaron y el administrador de Rozen les mandó que bañaran bien a Yasill y después que lo dejaran en su habitación. Después se eso se retiró a esperar.

(Sigue aquí)