Ahora somos tres

Obed, Kudo y yo caminábamos en dirección a lo que era el centro comercial, ya que había dejado estacionado el auto ahí, el pequeño kudo no decía nada y Obed tampoco, al llegar al estacionamiento, abro la puerta trasera del auto, digo a obed que suba con Kudo atrás y cuide de el.
Conduzco directamente hasta la casa, me estaciono frente a ella y bajo primero, abro la puerta de atrás.

Obed abre la puerta, yo bajare a kudo, y prepara uno da las habitaciones, preferente la que esta junto a la tuya.

Me inclino para sacar a Kudo del auto, pareciera perdido, pero era obvio que estuviera así, después de aquella separación.
Pero me aseguraría que estuviera bien hasta que Jahi entrará en razón.

Todo le parecía tan irreal, era como si todo pasara en un horrible sueño. Se sentía extraño, quería hechar a correr hasta caer muerto de agotamiento, pero su cuerpo no reaccionaba. Había dejado de llorar de puro cansancio y ahora se movía como si no tuviera voluntad.

Subió al auto con ayuda de Odeb y en el tranyecto ni una palabra salío de su boca, ni siquera un suspiro o una lágrima. Su semblante era completamente serio y sus ojos tenían una mirada vidriosa y ausente.

No se percató de cuanto tiempo habían viajado en auto, ni tampoco le importaba. Sólo se dio cuenta de que se habían detenido cuando vió a el señor Frederich abrir la puerta tracera, le vio mover la boca como si hablara, pero los sonidos llegaban a sus oidos de forma incomprensible...como si hablaran en una lengua extrangera.

Al ver que Frederich se inclinaba sobre él para sacarle del vehículo el neko simplemente se dejó llevar.

Entro con Kudo a la casa, y empiezo a subir las escaleras, tenía su cuerpo en mis brazos, pero tal parecía que no estaba ahí, al menos no su mente, entro y Obed estaba de pie junto a ala cama esperando a Kudo. Lo pongo en la cama de manera gentil.

Obed cuida de el un momento, ayudalo a cambiarse de ropa y cuando termines ven a mi habitación por favor, necesito hablar contigo de esto.

Le digo antes de salir de la habitación con la mirada gacha, sabía que lo que hacia estaba masl, pero era por el bien del pequeño y de Jahi.

No hacía nada por ayudar, ni por entorpecer a los demás. Simplemente estaba ahí como un muñeco, las únicas palabras que oía eran las últimas de su amo "Te salvé porque quise y porque quiero te regalo" estas palabras le desgarraban el alma a cada instante. "Tiene razón...sólo soy una adquisición comprada en una tienda...es lógico que no quiera que se dañe y que lo regale cuando le de la gana" pensaba mientras nuevas lágrimas caían libremente por sus mejillas.

Cuando le dejaron en la habitación los miró como si no les conociera y luego desvió la mirada hacia la ventana. Ya no le importaba nada.

Le miró como si recien de diera cuenta de su presencia y le sonrió, pero aun con su mirada perdida.

-Tu lo dijiste "Era muy importante" ahora no soy nada...-Le dijo con voz ronca de tanto llorar.- Pero debí preveerlo... Si pasó en Hanori, porque no iba a pasar fuera?...tal vez estoy ciendo parte de un nuevo experimento.- Hablaba monotonamente mirando nuevamente hacia la ventana para sumirse nuevamente en el silencio.

Abrió los ojos de par en par ante esas palabras, en verdad quería creerle, pero despues de todo eran las palabras de otro esclavo. Suspiró hondamente viendo como Obed se retiraba.

Al verse sólo comenzó a caminar por la habitación vio la cama, los muebles y la ventana...se dirigió hacia allá abriendola de par en par y asomando la cabeza para mirar hacia abajo. Estaba en un segundo piso, sonrió un poco. Siempre le habían agradado los lugares altos, le hacían sentirse calmado, se inclinó un poco más mirando hacia arriba aun con esa sonrisa en los labios. De a poco se fue trepando al marco y se sentó con las piernas colgando hacia el vacío. "Si caigo desde aquí, moriré?" pensaba mirando hacia abajo y balanceando las piernas. "M...no, no hay suficiente altura, al menos que caiga de cabeza" este pensamiento le dio risa.

Decidió bajarse, de seguro que si alguien le veía sentado ahí se armaría un gran alboroto. se fue a la cama y se sentó mirando hacia el oscuro cielo que se veía a traves de la ventana abierta.

Se quedó mirando fijamente el cielo nocturno, pero miró a Obed cuando entró y le extendió el vaso de agua. Lo tomó con mano temblorosa y lo bebió tranquilamente mientras escuchaba atento lo que decía.

-Eso espero...- Dio un triste suspiro mientras le sonreía apesadumbrado dejando el vaso a un lado.- Ve tranquilo, no iré a ningún lado si eso es lo que te preocupa.- Se recostó en la cama dejando una pierna colgando, la otra ligeramente flectada y su cuerpo de medio costado. Cuando vio que su amigo se disponía a irse ,le dijo.- Obed...gracias.

Le sonrió con una dulce tristeza.

Le sonrió en silencio viendo como Obed abandonaba la habitación. Al verse sólo volvió a la ventana, al rato acercó una silla y se sentó mirando hacia afuera, sintiendo la fresca caricia del aire nocturno. Apoyó los brazos en el marco y la frente en ellos.

Se quedó largo rato en silencio, su mente estaba tan confusa que aun no asimilaba que ya tenía a su amo a su lado y que, en una semana, pasaría a ser propiedad de Frederich. El neko estaba seguro de que en cuenquier momento despertaría en la cama del hospital encontrando a su amo junto a él diciendole que estaría bien con esa tierna sonrisa que en ocaciones veía, que nada de esto no es mas que un sueño causado por el accidente del cual aun no despertaba.

- ... ... ... - Se quedó dormido sentado en la ventana, entre el silencio y el agotamiento del día habían terminado por abatir la resistencia del neko.

Me encontraba en mi habitación, sentado en la cama, pensando el como explicarle a Obed lo que había pasado ese día, le había echado a perder su día finalizandolo con aquella situación, me levanto y camino hasta la ventana y recargarme en el marco viendo hacia afuera, todo parecía tan tranquilo, ya había obscurecido, solo esperar a que terminara a que Obed atendiera a Kudo. Solo esperaba que por lo menos Kudo no saliera corriendo de la casa, sino que explicación le daría a Jahi si eso sucediera.
Solo miro hacia afuera cuando escucho que tocan a la puerta.

Pasa Obed

Obed entra a la habitación, se había molestado en traerme algo. Tomo una de las tazas.

- Muchas gracias Obed, toma asiento por favor, necesito hablarte de esta situación, pero antes que nada, perdóname por el hecho de que arruine tu día, y también por darte ordenes, no era mi intención hacerlo, como te había dicho no quiero tratarte de esa manera.

Me siento en el sillón frente a la ventana. Y bebo del te que Obed había preparado.

- Esta muy rico gracias, creo que lo necesitaba para relajarme un poco. Bueno quiero empezar a decirte de que trata todo esto. Lo hice por el bien de Kudo y de Jahi, Jahi tiene unos cuantos problemas de carácter financiero, pero al mismo tiempo y el mas importante, no quiere aceptar que esta enamorado de Kudo. Solo acepte el cuidado de Kudo mientras Jahi piensa las cosas, solo espero que de verdad no piense dejarlo aquí con nosotros, ya que el Kudo no podrá pensar en otra cosa mas que en su amo, ya que queriendo o no el lo ve así, por que así le enseñaron, pero el también quiero mucho a Jahi. Solo espero encontrar la solución correcta a esta situación, y pido tu sincera comprensión y cooperación ante esto, no creo poder manejarlo solo. Solo pido que cuides muy bien de Kudo hasta que regrese Jahi por el.

Gracias Obed. Ahora se que puedo contar contigo siempre. Bueno tomemos el te juntos y vayamos a dormir, pero antes iré a ver a Kudo, se que por el momento, no me hablara por lo que hice, pero, quiero ver como esta. Para mi es doloroso, y aun que no me crea que lo hago como un favor y por su bien, será mejor que no le vea seguido, no quiero perturbarle.

Me tomo con mas calma el te y me relajo un poco, llego a suspirar un poco.

Ven Obed, acércate, siéntate junto a mi.

Obed se sienta a una determinada distancia de mi, termino de beber mi te y dejo la taza en la mesa. Estaba decidido a decirle de una vez por todas, no quería terminar como Jahi.

Obed, debo decirte algo, es importante para mi, ya que no quiero terminar como Jahi, con inseguridades, así que lo diré claro. Se que tan solo llevamos horas de tratarnos, pero en esas pocas horas me he dado cuenta que contigo he reído y he hecho cosas que jamas pensé que volvería hacer. Para facilitar las coas, y me entiendas mejor, lo mas sencillo es decirte que me gustas. No pensé que de nueva cuenta volvería hacer feliz, y tu me has regresado eso que me hacía falta, cuando llegue su momento, quiero platicarte de alguien que fue muy importante para mi, pero ahora solo quiero que estés junto ami.

Me acerco mas a el, le retiro la taza de sus manos y le abrazo con fuerza, me acerco a su rostro, demasiado cerca como para que cualquiera de los dos besará al otro.

La cercanía fue rota por un beso de mi parte, de verdad deseaba hacerlo, desde aquella vez en el centro comercial.
A pesar de ser un beso ligero, en el llevaba muchos sentimientos que había dejado de sentir hace años. Quería que Obed se quedara junto ami para siempre, no dejarlo ir me había devuelto esa felicidad de nuevo, pero ese beso tierno se fue tornando un poco mas pasional, tanto que termino acostandolo en el sillón. Dejo por un momento sus labios para mirarlo a los ojos y ver aquel sonrojo en sus mejillas.

Creo que he exagerado un poco. Pero esto es lo que siento. Obed, solo no me dejes.

Las lagrimas de Obed me asustan un poco, ya que pensé que le había lastimado, pero después todo fue aclarado. Era normal que el pensara aquello, claro después de ver lo que había pasado con Kudo, sería natural pensar en esas situaciones de abandono, pero estaba mas seguro que jamas le dejaría, nunca lo dejaría su suerte, no solo, yo estaría con el, siempre. No volvería a cometer el mismo error y mucho menos dejarlo solo. Los brazos de Obed se aferraron a un mas a mi cuello, solo pude acurrucar mi cabeza en su pecho.

No te dejare Obed, no lo haré, no te quedaras solo, siempre estaré a tu lado y me asegurare que tu jamas vuelvas a Hanori, todo estará bien a partir de ahora.

Vuelvo a besar los labios de Obed para afirmar lo que ya le había dicho, pasando mi mano sobre su cabello.