Ahora somos tres

Volvía a sentir esa sensación de somnolencia al estar tan tranquilo y con los ojos cerrados, pero se sintió algo nervioso al sentir la cercanía de la cara de su amigo. "Que va a hacer?...lo siento cerca, pero que hará?" se preguntaba al sentirle cada vez más cerca.

Cuando sintió ese beso abrió los ojos de golpe tan sorprendido que no atinó a hacer movimiento alguno, se sentó lentamente con una mano cubriendose los labios.

No le dijo nada, sólo lo miró alos ojos con una expresión mezcla de rabia mal contenida y de terriblemente ofendido. Se pudo de pie sin quitarle la mirada de encima.

- ... no puedo creer que hicieras eso...- Le susurró con voz preñada de pena y hechó a correr hacia su cuarto.

Se hechó a correr lo más rápido que pudo, pero al llegar a la escalera animoró el paso confundido con lo grande de la casa. Aminoró el paso pero no se detuvo, cuando sintió pasos tras él hechó a correr nuevamente. "Todos me ven como esclavo y tratan de tomar ventaja de eso!!!..." Pensaba mientras subía la escalones de dos en dos.

-...!!!.- Ahogó una exclamación cuando sintió que le abrazaban.- Suentame!!!.- Gritó furioso tratando de soltarse, pero le fue imposible.- Que me sueltes!!!.

Exclamaba dándole empujones, pero aun así Obed no le soltaba.

-Como me haces esto!...sabes que sólo permito a mi amo besarme!... y...tu eres mi amigo... y...y...- Se hechó a llorar por la rabia y la pena que lo agobiaban.- Si mi amo no me quiere...nadie más lo hará.- susurró con voz quebrada.

Ya había dejado de forcejear y ocultaba el rostro entre sus manos sin querer mirar a Obed.

- No...no quise...eto...ah! no me entendiste, pero no quise decir que no me importaras...- Se apresuró a decir casi disculpándose.- Eres mi primer amigo, entiendeme, no sé nada acerca de ser amigo...Ni siquiera sé lo que es tener familia de verdad....- Intentaba explicarse lo mejor posible, no quería que Obed mal interpretaba sus palabras.- El único concepto de querer es cuando uno "quiere algo de una tienda" es lo más cercano al querer que conocemos los esclavos desde que tenemos conciencia...

No quería mirar a Obed, de alguna manera se sentía avergonzado y sentía como su cara estaba roja, tal vez, por el llanto.

Al escuchar el comentario de las personas sádicas sonrió.

-Créeme que lo sé...no tienes idea de cuanta gente intentó comprarme creyendo que sólo por ser esclavo sería fácil de dominar...pero se fueron comiéndose sus palabras...- Se limpió las lágrimas con la orilla de la manga del sweter.- Intentaron comprarme hasta del prostíbulo, pero no quise, yo quería un amo especial...

Se le quedó mirando ante el segundo comentario que hizo meditando las palabras.

- Eto...bueno, lo sé...no sé muy bien como, pero al mirarle a los ojos siento un agradable calidez aquí.- Le decía llevándose una mano al pecho a la altura del corazón.- y esta calidez me dice que no me equivoqué al dejarme comprar por él...pero hasta ahora él a sido el único...eto...- Levantó su mirada hasta fijarla en los ojos de Obed.-...tu...tu también me...me quieres, verdad? o me engañan tus ojos?

Le preguntó con sencilla inocencia miranto atentamente a los ojos de Obed, qué sería ese brillo que le llamaba la atención? que sería esa pequeña calidez que le reconfortaba en estos difíciles momentos?

Al escuchar que Obed le quería sintió como se sonrojaba de golpe y bajó la miraba avergonzado.

-T..tus ojos no tienen nada...- Dijo con voz suave mientras buscaba pelusitas en sueter.- ...

No sabía que hacer o decir. Era primera vez que alguien le decía que lo querían de forma tan sencilla y abierta. Él sabía que Jahi le quería, pero había que sacarle una palabra de afecto casi con tirabuzón. Pero Obed fue muy sencillo y tan directo que no supo que decir.

Cuando sintió el abrazo lo miró en silencio con ojos enrojecidos y vidriosos.

Había escuchado el ruido en las escaleras, salgo de la oficina de manera abrupta, me imaginaba lo peor.
Pero mi sorpresa fue al ver a Obed y a Kudo abrazados. Suspiro de manera aliviada. y subo las escaleras para llegar a donde se encontraban ellos.

Al parecer el bello durmiente despertó no es así?

Le Digo a Kudo moviendo sus cabellos y dirigiendo una sonrisa a Obed.

Bueno como ya los veo un poco animados, saldremos a comer, y no acepto un no como respuesta, entendiste kudo?
Así que vayan a ponerse algo mas elegante que saldremos a un lugar bastante lujoso. Kudo, mañana saldremos de compras, tu Obed y yo.
Bueno... iré a cambiarme.

Obed escribió:

- Es que no me crees? son mis ojos?

-Si te creo...y eso es lo que me confunde.- Le dijo en tono bajo mientras le abrazaba con tímidez.- Los ojos no mienten...son las ventanas del alma.- Susurró para si.

Estaba tranquilo, pero su cuerpo se tensó al escuchar la vos de Frederich que se dirigía a él.

Frederich escribió:

Al parecer el bello durmiente despertó no es así?

-L...lo siento...- No sabía el porque se disculpaba, pero lo hizo.

Miraba al suelo cuando frederich apareció, se sentía en verdad avergonzado y asustado ante la precencia del amo de su amigo. No dijo nada sólo se tomó de la mano de Obed, casi ocultándose detrás, cuando escuchó que Frederich los mandaba a cambiarse de ropa.

Entiendo las señas de Obed, de cierta forma era verdad, incomodaría a Kudo, pero ... bueno. probar la comida de Obed no me parecía mala idea.

Bueno nos quedaremos en casa, por cierto , Kudo no debes disculparte, no has hecho nada malo. Por el momento es ta es tu casa y puedes ir y venir cuanto quieras. A eso si las compras se harán mañana y no quiero escusas o pretextos para no salir.

En ese momento suena el móvil y contesto bajando las escaleras de nueva cuenta.

Por que no van a la cocina para que vayan preparando algo, yo atenderé algunos asuntos de trabajo mientras tanto.

En todo el momento en que Frederich hablaba el neko no se movía de su lugar, refugiado en la espalda de Obed, con la mirada tan baja que sólo le veía los zapatos al amo de su amigo.

"Porque te comportas como un diota frente a quien ha sido tan amable de cuidar de ti?" se preguntaba algo molesto consigo mismo, pero la respuesta era muy simple...Le tenía miedo, lo sintió desde que le vió en el parque la tarde de ayer. Tan grande y con cara de pocos amigos, aunque se había comportado muy amable con el neko, pero aun así su sola presencia le asustaba.

Las palabras de Obed le sacaron de sus pensamientos.

-Hai...Te ayudo a prepararle algo al Señor Frederich...- Le dijo mientras le soltaba la mano ya más tranquilo.

- Como gustes...- Le dijo miranto atentamente lo que sacaba.- Eto...podríamos hacer una salsa de champiñones con crema y mantequilla para acompañar la carne...- Sugirió desde la esquina del mesón de cocina.

Le encantaba cocinar y cuando estaba en una cocina su mente no podía dejar de imaginar recetas o tratar de imaginar como combinarían mejor ciertos sabores. Definitivamente la cocina era el territorio del neko.

-Dejame la carne a mi y tu encargate de la verdura...así trabajamos los dos por igual.- Le propuso el neko sonriendole un poco.- La salsa es fácil de preparar es sólo cortar los champiñones, saltearlos en mantequilla y finalmente se le agrega la crema y algunas especias.

Explicaba mientras se acercaba a Obed por la espalda y exáminaba los ingredientes minuciosamente como si fuera un chef.

Mientras Obed se encargaba de las verduras, el neko buscó un cuchillo adecuado para preparar carne cuando lo encontró verificó el filo pasando suavemente el pulgar por el filo.

Sacó la carne del empaque y haciendo girar el cuchillo con gran hábilidad en su mano se puso a cortar los champiñones, sus movimientos eran rápidos y certeros. Una vez dejó los champiñones en la sartén con mantequilla se puso a preparar la carne con igual hábilidad.

-Ya casi está....- Le decía a Obed mientras terminaba de preparar la carne.

-Claro, yo me ocupo del resto.- Contestó muy concentrado colocando la carne con mucho cuidado en una sartén caliente.- Yo creo que estaremos listos en cinco minutos como mucho.- Dijo mientras se ocupaba de la sartén con las papas.

Se veía concentrado aun que con una ligera sonrisa en los labios. Cocinar le hacía sentirse relajado y, hasta cierto punto, contento. Amaba la cocina.