-Bienvenido Jun- alcanzó a decir con una sonrisa en los labios antes de que su ex amo le quitara la mirada, lo cual no le molestó, de hecho le divirtió que siguiera enfadado, sabía que seguro su príncipe estaba muerto de celos y eso le hacía sentirse tan bien, que hasta casi entendía por qué Jun le habían engañado la primera vez.
-¡Príncipe! ¿dónde está tu espíritu de juego?- preguntó aún divertido.- no puedes pedirle a la otra parte que se retire...¿qué mérito hay en una victoria así?- sabía que sus palabras sólo alteraban al de ojos rojizos, pero estaba haciéndolo sufrir, alterándolo hasta el límite, quería que Jun le dijera que parara, que no lo volvería a hacer, que serían sólo ellos dos; quería que se lo dijera sí...pero las cosas iban a cambiar, el ex militar había entendido algo cuando había estado esos días fuera, no podía tener encerrado a Jun siempre, porque eso sería horrible para alguien como él, alguien acostumbrado a los lujos y a la buena vida. De ahora en adelante tendría que cambiar y ser más permisivo, jamás tanto claro...pero darle más espacio era lo que Hanori necesitaba.
Vio al de cabello morado, ¿le parecía o estaba suplicándole algo?, no entendía qué podía ser; sólo negó suavemente con la cabeza para indicarle que no se fuera.