Día de compras. {Privado-Abel-Lemon.}

Ante la pregunta del otro se le quedó mirando, parpadeó y desde sus labios se dibujó una pequeña sonrisa juguetona. Sin más, acecó su cuerpo al del otro, sintiendo el calor corporal que el otro prendía, mientras que su rostro ya volvía a estar en escasos milimetros del suyo.
Lamió la comisura del labio inferior del más alto para después susrrarle. -Todo lo que tú quieras...- Murmuró haciendo que sus labios rozaran los ajenos.

Sus labios volvieron a ser sellados una vez más, haciendo que correspondiera sin dudarlo ningún segundo.
Incluso ahora su lengua, traviesamente se colaba en la cabvdad ajena, curioseando cada rincón de aquella cálida cavidad, mientras que sus manos se encontraban en cada lado del rostro contrario, haciendole un leve masaje en estos con los dedos pulgares, para después ir bajando, bagando por su cuello, en donde rozó con la yema de los dedos aquella piel y poco a poco fue dirigiendose hacia los hombros, en donde allí se sostuvo.

Pero no tardó en retirarlas en cuando sintió como quería quitarle la camisa, cosa que también participó. Poco a poco fue quitandose la camisa con la ayuda del otro, hasta que finalmente su torso quedó desnudo.
Echó la cabeza hacia atrás en cuando este mismo se posó por su cuello, entrecerrando levemente sus parpados.

Sin embargo, los cerró una vez que su pecho ya empezaba a ser atendido, cosa que ante ello su cuerpo se enterneció, dejando escapar un pequeño gemido.
Dejando sus labios entreabiertos, a la vez que sus manos se situaban encima de la cabeza del otro, llegando a entrelazar sus dedos con los mechones suaves de este mismo, acariciendole con la yema de los dedos en forma de que siguiera, que quería más...

Allen le respondió que sabía hacer todo lo que el mayor quisiera, eso le hizo sonreír un tanto pícaramente para después besarse mientras ambos lenguas exploraban la boca contraria. Los gemidos del pequeño le indicaron a von Bremen que no se equivocaba en lo que hacía, por lo cual no se detuvo y continuó atendiendo el blanco y suave pecho. Sintió las manos del peliplata enredarse en sus cabellos, y dejó un momento el pecho para ver a los ojos a su esclavo y sonreírle, le gustaba que enredaran los dedos en su lila cabello, aunque no sabía bien por qué.

Él mismo comenzó a quitarse el saco y la camisa, mientras había subido hasta los labios de Allen y lo besaba apasionadamente, no sabía si estaba bien hacer algo como eso en un estacionamiento público, pero no podía esperarse a llegar a otro lado, tenía que hacer suyo al más bajo en ese momento. Logró dejar desnudo su torso y en un movimiento rápido, el peliplata ya estaba solo en ropa interior; el dueño del Melia, hizo que su esclavo lo abrazara con las piernas y se abrió un poco el pantalón, haciendo que las nalgas del más pequeño rozaran con su creciente erección.

Llevó su mano hasta la entrepierna contraria y comenzó a acariciarle expertamente, mientras recordaba que no tenía ningún tipo de lubricante en el auto, tendrían que bastante sólo con la saliva. Sintió que el miembro del pequeño iba despertando gracias a sus caricias.

-Espero que puedas hacer entonces lo que voy a pedirte...- le dijo al oído y le lamió al oreja.

Mientras que su manos seguían entrelazada entre aquellos violetas mechones, la contraría se situaba por encima de su propia frente, dejando que el otro hiciera con él lo que gustara.
Sin embargo, sus labios volvieraon por una vez más a ser entrelazados con los del mayor, como si nunca antes lo hubieran echo, un beso apasionado, se podría decir que necesitado, y como siempre su lengua actuaba de igual manera, entrando en la cavidad contraria, explorando cada rincón de este mismo.

Es más, sin darse cuenta ya se encontraba en ropa interior, aquello lo que hizo fue que sonríera de manera picara.
Sin más, abrazó al otro con sus piernas, rodeandole sin dañarle mientras que sentía aquel roze que hizo que soltara un pequeño gemido provocador.
Pero aun así gimio de placer ante aquellas caricias en su entre pierna, haciendo que moviera un poco sus caderas para poder tener mayor contacto con aquella mano.

Su cuerpo ya reaccionaba, empezaba a escitarse por cada caricia que le hacía, mientras, sus manos las llevó a los hombros contrarios, echó la cabeza hacía atrás soltando numerosos gemidos placenteros.
Sin embargo al escucharle abrió un tanto sus parpados. -S-solo... Dilo.... Mmh...- Gimió nuevamente justamente al oído del otro, como si intentase provocarle más.
Sus caderas seguían moviendose un poco para encontrar más placer ante aquellas caricias, incluso su cuerpo ya empezaba a calentarse por momentos.

El menor comenzó a moverse para poder disfrutar mejor de las caricias, ya no podría detenerse, habían hecho demasiado; sonrió complacido cuando el peliplata le dijo que sólo tenía que pedirle y él lo haría.- de acuerdo...- le respondió antes de darle un suave beso y meter la mano dentro de la tela de la ropa interior del más bajo para poder acariciar el miembro directamente.

-Quiero que hagas lo que yo te hago...- le dijo al oído sin dejar de mover la mano que estaba atendiendo a la entrepierna del menor.- pero quiero que también uses tu boca.- lo último lo dijo en un susurro y después mordió y jaló suavemente el lóbulo de la oreja a la que le había estado hablando. Dejó el miembro del esclavo para comenzar a sacarse su pantalón el mismo, ya un poco impaciente por sentir los labios del menor.

-¿Sabes hacerlo?- le preguntó con una sonrisa en los labios mientras lograba abrir el pantalón y bajarlo un poco, para después bajar también la ropa interior y dejar ver su miembro que apenas estaba comenzando a despertar.

-Ahhh…- Gimió suavemente en cuando notó la mano del mayor directamente en su miembro, llegó a morderse el labio inferior por tal placer que sentía, incluso sus caderas se movieron a cierta velocidad, como si se tratase de un vaivén.
Gimió por una vez más, se sentía bien con aquellas caricias en su miembro y realmente gemía complacido por ello.

Pero al escucharle abrió un poco sus luceros, dejándolos entrecerrados al mismo tiempo que sus labios, mientras, sus mejillas hacían sonrojadas por completo, sin embargo ante sus últimas palabras no le dio tiempo ni a contestar ya que este mismo llegó a jalar de la oreja, cosa que dejó escapar un suspiro seguido de una pequeño y sensible gemido.
En cuando el mayor dejó de atender su miembro, observó al otro, mirando como llegaba a quitarse los pantalones.

Ante su pregunta sonrió picadamente. –Nada… Es imposible…- Susurró mientras que se encontraba a un lado de él, a cuatro patas, susurrándole sensualmente al oído para después lamer el óvulo de este mismo, sin embargo su mano derecha la condujo hacía el miembro del mayor, en donde lo agarró con suavidad y al mismo tiempo masajeó, haciendo las caricias en círculos y de arriba abajo.

Al principio fue un masaje casi tortuoso, sin embargo no tardó en llevar sus labios al miembro contrario, pasó estos mismo por esta, rozándolo, para después llegar a sacar la punta de la lengua, en donde lamió aquella parte, fue tan solo por un milésimo de segundo pero no tardó en sacar definitivamente la lengua y pasarlo por el miembro, en donde lamió de arriba abajo, como si no quisiera perderse nada.

Al poco rato abrió su boca y decidió meterse la punta del sexo del mayor, cual succionó poco a poco e hizo un poco de presión con sus labios, pero no dejaba de ser que su mano derecha seguía acariciando a la misma, sin llegar a detenerse.

Cuando sintió la mano del pepliplata acariciándole gimió suavemente, pero el gemido fue más que nada por el placer de tener al menos haciendo eso, se sentía bien que Allen accediera a algo así; gimió con más fuerza al mismo tiempo que tiraba su cabeza para atarás al sentir la boca y la lengua del menor dándole placer ahora.

Tenía que admitir que minutos después de haber comprado a Allen, no se había imaginado que él estaría haciendo algo así, hasta le daban un poco de ganas de darle licor siempre, aunque en la mente del mayor eso no estaba bien.

-¡Qué...bueno...que nada...lo sea...!- dijo entre gemidos mientras la boca y las manos del peliplata continuaban haciendo su trabajo. Mientras el esclavo masturbaba al dueño del Melia, éste aprovechaba para llevara sus manos hasta la cadera del de figura más pequeña y terminar de quitarle lo que le quedaba de ropa, ahora Allen se encontraba totalmente desnudo y von Bremen sólo tenía el pantalón y la ropa interior un poco quitados.

Llevó sus propios dedos hasta su boca y los lamió un rato, mientras de paso evitaba gemir; no tardó demasiado en llevar los dedos que acababa de tener en su boca hasta la entrada del menor, la acarició un par de segundos y metió un dedo, el cual rápidamente fue acompañado por un segundo dedo y los dos comenzaron a moverse dentro del esclavo.

Su lengua iba haciendo de las suyas, iba acariciando la punta del miembro con esta, para más tarde ir metiéndose más el sexo del otro, casi a la garganta.
Iba haciéndolo así todo el rato, llegando a masturbarle con la boca al mismo tiempo que con su mano.
Es más, al escuchar los gemidos de su amo no podía parar de llegar hacer lo que estaba haciendo, y lo único que hizo fue acelerar más el ritmo que llevaba.

Pero no mucho después sintió como el mayor llegaba a quitarle la única prenda que le quedaba… ¿Importarle? Para nada, solo siguió con el pequeño trabajo que tenía que hacer… Sin embargo, dejó por unos instantes de hacer aquello al notar como un invasor llegaba a estar dentro de él, cosa que se quitó el miembro de la boca, dejando escapar un gemido.
Ante el segundo invasor dejó escapar otro, pero eran más bien gemidos de placer que otra cosa, así que mientras sentía como se movían dentro fue continuando masturbando al mayor.

Volvió a ponerse el sexo del mayor dentro de su boca, lamiendo cada parte de este con la lengua, mientras que gemía poco a poco por los movimientos del mayor, cerrando de vez en cuando los parpados soltando un que otro gemido, pero pese a ello no dejaba de masturbarle, como si quisiera escuchar al mayor gemir más.

Su miembro ya estaba completamente erecto por el trabajo de la boca y las manos del menor, sonrió al notar todos los esfuerzos que hacía su esclavo, y más aún porque parecía disfrutarlo todo, no sería divertido si sólo el alto se divertía. Hizo suavemente que Allen dejara su miembro y de nuevo lo ubicó encima de él; llevó la otra mano hasta la boca del peliplata estiró los tres dedos del medio.

-Lámelos...- el pequeño no tardó demasiado en seguir la orden y entonces el dueño del Melia llevó los tres dedos hasta a entrada del pepliplata y los metió uno por uno para cada uno sólo un instante después del otro. Estuvo moviendo los tres dedos un buen rato, mientras también se dedicaba a besar y morder suavemente el cuelo y pecho de Allen.

-¿Estás listo ya?- sacó los dedos suavemente del menor y lo medio sentó sobre su miembro erecto, sin penetrarlo, rozó un rato su sexo con la entrada del menor, casi como quien quería jugar, y después comenzó a penetrarlo suavemente.

En cuando sintió que el mayor le retiraba de su propio miembro, sacó el sexo del mismo de su boca, a la vez que su mano se apartaba de esta, mirando al otro con sus luceros azulados entrecerrados, mientras que observaba como los dedos del contrario llegaban a sus labios, más al escucharle, tan solo asintió para poder cumplir el deseo de él.

Abrió por una vez más sus labios, haciendo paso a aquellos tres dedos, lamiéndolos suavemente pero a la vez un tanto desesperado, haciendo que estos tres se pringaran de su propia saliva, sin embargo, en cuando llegó a apartar los dedos, les unió un pequeño hilo de saliva, cual rápidamente se rompió con facilidad.

Echó la cabeza hacía atrás una vez que sintió como volvía aquellos invasores en su interior, retorciéndose encima del mayor mientras que gemía con suavidad, pero no dejaba de ser que llegaba a moverse en intento de buscar algo más de placer.
Aun así, ni le dio tiempo a contestar a su pregunta, ya que el miembro del mayor empezó a penetrarse dentro de su entrada.

-¡Ahhh!- Soltó ante el dolor que sentía, se encogió un poco, haciendo que sus brazos rodearan el cuello del mayor, mientras que jadeaba al lado del oído de este, sin embargo, poco a poco aquella penetración iba cada vez a más, haciendo que apretara los dientes y sus parpados, no era su primera vez, pero no dejaba de ser que llegaba a doler.

Se aferró más al mayor mientras que aquel miembro iba penetrando más, hasta tal punto de tenerlo por completo dentro de él. Sin evitarlo soltó un lago gemido, a la vez que sus luceros iban humedeciéndose, quizá por el dolor o tal vez por el placer concedido…

Trataba de ir lento para no lastimar demasiado al más pequeño, pero tampoco podía alargar el momento por siempre, el dueño del hotel tenía sus necesidades como cualquier otro hombre, y el cuerpo del peliplata de verdad le despertaba los instintos. Una vez que Allen estuvo totalmente sentado sobre su miembro y penetrado por este, von Bremen se quedó unos instantes prácticamente estático y pudo ver que los ojos del más bajo se humedecían; lo primero que se le vino a la mente al de cabello lila, era que había lastimado al menos por su apuro, y se sintió un poco mal, pero ya era tarde como para remediar algo así. Besó suavemente las lágrimas que ya caían por el hermoso rostro del esclavo y después le dio un beso en los labios.

-Perdóname si te he lastimado...- le dijo en un susurro sin separar mucho sus labios de los ajenos.- pronto va a pasar...- volvió a besarlo y entonces comenzó a moverse suavemente, sabiendo que así llegaría más pronto el placer al cuerpo de Allen. Sus movimientos eran suaves y lentos, dedicados a no lastimar al pequeño cuerpo que tenía sentado encima de él en esos momentos, tanta delicadeza no era fácil de conseguir de von Bremen.

Una de sus manos llegó hasta la cadera del menor para poder controlar con más facilidad las embestidas, mientras que la otra mano fue hasta la entrepierna del peliplata para hacerle saber que no se había olvidado de eso.

Se quejó de nuevo ante aquella penetración, sí le dolía, pero se mentalizaba que después aquel dolo se desvanecería y se podrá compensar, eso… Eso era bueno…
Pero sin más, sintió aquel cálido beso sobre sus labios, cosa que hizo que abriera un poco sus parpados y observaba al mayor.
Le miró con sus luceros entrecerrados, ¿Se… Se estaba disculpando? Pero… No tenía por que… Es más, estaba desesperado para que comenzara de una vez… Realmente, en cuando bebía era alguien completamente diferente de lo que es…

Sin embargo, no tardó en cumplir sus deseos, el otro ya empezaba a moverse, bien, ahora tocaba disfrutar de la situación, cosa que se aferró un poco más al mayor, a la vez que gemidos salían desde su garganta pero que pronto se ahogaban por aquel beso del otro.
Sus caderas se movieron al mismo tiempo, el mayor no sería el único que se movería, claro, que no.
Así que sus caderas se movieron un poco más velozmente que el ritmo habitual, como si estuviera completamente desesperado para poder sentir placer.

Pero, así, poco a poco, fue cogiendo placer, más aun en cuando el otro volvió a atender su sexo, cosa que soltó otro largo gemido, arqueando un poco la espalda mientras que llegaba a moverse un poco más rápido. –Ahhhhh… M-más… Aahhh- Susurró al lado de oído del mayor, casi en suplica para que llegara acelerar el ritmo.

No pasó demasiado tiempo antes de que el mismo Allen comenzara a moverse en sentido contrario a él para aumentar el ritmo y fuerza de las embestidas; cuando von Bremen acarició el miembro del más pequeño, éste dio un largo gemido y después le pidió más, aunque eso sonaba casi a una súplica; le rogaba que acelerara el ritmo, que le diera más placer. Abel no se hizo de rogar y de un momento a otro empezó con embestidas más fuertes y rápidas, al mismo tiempo que su mano no perdía oportunidad y apuraba también el ritmo de la masturbación.

El más alto gemía y arqueaba su espalda para atarás lo más que podía, ya que el asiento trasero del auto no le dejaba demasiado espacio para moverse, pero los gemidos sí salían libres, parecía que el hombres había olvidado que estaban en el estacionamiento del centro comercial; cuando recordó el lugar en el que estaban, se preocupó un poco, pero con una simple orden de voz, prendió la radio del auto y la música opacó la mayoría de gemidos de los don individuos que se encontraban haciendo el amor.

-Aaahh...Allen, no sé cuánto más vaya a aguantar.- le dijo al oído mientras usaba su otra mano para atraer un poco más el pequeño cuerpo de su esclavo; hacia un buen rato que las embestidas ya simplemente eran imparables y el dueño del hotel sentía que en cualquier momento todo acabaría. Sólo en ese momento se acordó que no tenía las pastillas para Allen.

-¡Ahhhhhh!- Exclamó en cuando el otro empezó a acelerar más el ritmo de las embestidas, haciendo que llegara a retorcerse del puro placer concedido más aquella masturbación que el otro no dejaba de lado.
Sabía que no le quedaba mucho, por esa razón había que disfrutar de aquel momento, cosa que hizo.
Sus caderas seguían moviéndose lo más rápido que podía, mientras que sus brazos ya se situaban en el cuello del otro, aferrándose a este como podía.

Sin embargo, en cuando menos se lo esperó la radio empezó a sonar con una canción, pero que más daba eso… Ahora estaba concentrado en otra cosa, es más, tampoco le importaba los demás… No en aquel momento.
Así que prosiguió lo suyo.
Soltó otro largo gemido, acompañado de un suspiro, mientras que jadeaba ligeramente, notando su corazón palpitar con rapidez.

Pero en cuando escuchó al mayor soltó otro gemido. –Ahhhhh… A-acaba…- Murmuró al mismo tiempo que arqueaba la espalda y llegaba a encogerse, sin poderlo evitar, llegó finalmente al climax, soltando un largo gemido, cosa que se corrió en la mano del otro, haciendo que ahora sus movimientos fueran mucho más lentos y cansados.

El menor le dijo que terminara, entonces Abel continuó con aquellas imparables embestidas y poco tiempo después, sintió cómo su esclavo se corría en su mano; él se movió sólo un poco más, mientras llevaba aquella mano hasta su boca y probaba la esencia de su esclavo, después de eso, no pasaron casi ni 5 segundos antes de que von Bremen terminara dentro del peliplata.

-¡Aaaaah...!- gritó mientras descargaba toda su esencia dentro del menor y arqueaba la espalda hacia atrás; aún sufría suaves espasmos de placer cuando salió lentamente del menor y lo dejó sentado sobre él, para que ambos pudieran recobrar el aliento, abrazó al pequeño y jadeó suavemente casi a su oído.

Comenzó a acariciar la blanca espalda del más pequeño y después tomó la ropa de este y trató de cubrirlo un poco con eso, para que pudiera vestirse, tenían que salir, a menos que Allen decidiera ya irse a casa por el cansancio. Le hizo levantar la mirada y le dio un suave beso en los labios.

-¿Quieres ir a casa ya?

Por una vez más y última, soltó un largo gemido en cuando el otro llegó a correrse dentro de él, notando como aquel líquido ya hacía en su interior por completo.
Satisfecho por lo hecho se dejó caer suavemente encima del mayor, quedando su rostro con el pecho de este, jadeando suavemente, intentando recuperar el aliento restante.
Una vez que el mayor le abrazó entrecerró sus parpados, casi cerrándolos por completo, era extraño pero la cabeza le daba vueltas por momentos….

Sin embargo, en cuando el mayor hizo que ademán de cubrirle con sus propias ropas se quedó donde estaba, como si no fuera nada de importancia, pero por una vez más, sus labios se ajuntaron cariñosamente conjunto a los otros, escuchando más tarde su pregunta.
Asintió con el rostro, sí, quería irse a casa, se podría decir que ya no le apetecía estar más por los alrededores, o más bien, que estaba cansado y quería descansar aun que solo fuera un rato.
Así que sin más, se volvió apoyar en este, cerrando finalmente sus luceros, dejándose vencer fácilmente por el cansancio.

Allen asintió suavemente y después pareció quedarse dormido por el cansancio, Abel suspiró y sólo se dedicó a tratar de cubrir bien con la ropa al más pequeño, lo dejó recostado en el asiento del copiloto y después llamó a Thor con un silbato extraño. El animalito apareció poco después y entró al auto, entonces el dueño del Melia encendió al auto y salieron de ahí, mientras iba por el camino miraba de reojo al peliplata y se aseguraba de que estuviera bien tapado con la ropa; abrió apenas un poco la ventana, no lo suficiente como para que se pudiera ver algo, y prendió un cigarro porque claramente ya lo necesitaba.

No tardaron mucho en llegar a casa y entonces Abel miró al más pequeño, indeciso de si despertarlo o no, decidió cargarlo para meterlo al hotel, pero primero tenía que vestirlo.

-Allen...ayúdame.- le dijo mientras intentaba ponerle tu ropa interior y su pantalón.

Mantuvo su cabeza recargada en el asiento mientras que su cuerpo ya hacia cubierto con sus ropas, no sabía lo que sucedía a su alrededor pero no tardó en escuchar una voz a la lejanía, ante cierto movimiento le incomodó de su sueño, cosa que llegó a quejarse para después abrir poco a poco sus parpados.
Dejándolos entrecerrados mientras que miraba a su alrededor y después al mayor, se le quedó mirando y observó como este intentaba colocarle la ropa.

Se quedó unos pocos segundos mirándolo para después decidir ayudar un tanto cansado, llegó a colocarse la ropa interior, seguido del pantalón y por último la camisa, bien ya estaba vestido, dejando escapar un suspiro volvió a recargar la cabeza mientras que volvía a cerrar sus parpados, intentando volver a congeniar el sueño de antes.
Cosa que no tardó en ello, llegó a dormirse más rápido que antes, es como si el ponerse la ropa lo hubiera hecho en sonámbulo.
Lo único que quería era descansar un rato… Solo un poco… Pero lo que será curioso será en cuando se despierte, ¿qué sucederá?

(Sigue aquí)