Negociaciones...jugando al gato y al ratón [Privado con Gabriel]

Se sentó en la barra del bar, en el primer sitio libre que encontró, se había citado allí con el tal Gabriel Dantes para hablar de negocios, recordaba vagamente haberle enviado una carta a través de uno de sus subordinados cerca de Rozen, pero no demasiado bien su contenido, esperaba haber sido todo lo educado de lo que era capaz. Desde un primer momento, había pensado vender por su cuenta y olvidarse de todo lo demás, pero prefería hacer las cosas bien y había oído algo extraño relacionado con serpientes que no podía ordenar de manera coherente, lo que lo hacía el doble de interesante y peligroso al mismo tiempo.
Por una vez en su vida había decidido hacer las cosas bien: había dejado la ropa grande y extravagante de lado para vestir algo más normal , había empapelado "el laboratorio" con postit recordándole la fecha y había comprado un libro infumable de protocolo y trucos para demostrar autoconfianza y carisma del que casi había conseguido leer 20 páginas antes de quedarse frito, se había peinado y no se había metido nada desde esa mañana para poder seguir mejor las conversaciones. ¿Le habría dado algún dato que pudiera distinguirle?...no lo recordaba...aunque tampoco sabía como era él...sólo se imaginaba una serpiente gigante o alguna especie de cobra venenosa.
De haber tenido un poco más de conciencia de sí mismo o sentido común habría estado nervioso ante lo que se avecinaba. Pero su casi total falta de expresividad hacia lo que le rodeaba sólo le daba para permanecer tieso como un palo en su silla, bebiendo pequeños sorbos del vaso de leche fría y mirando de manera mecánica hacia delante, con la mirada ida y la mente en blanco.

Cuando le llegó aquella carta sólo la leyó porque en ese instante no tenía nada mejor que hacer, cuando terminó, la arrugó y la lanzó a un lado, ¿quién demonios era ese tipo que se atrevía a mandarle una carta así y encima a citarlo en el Bar Noir?, Dantes hacía las negociaciones en oficinas o en la habitación de un hotel, ¿cómo iba a ir a un bar a hacer tal cosa? Pero el narcotraficante no era ningún idiota y sobre todo era muy desconfiado, así que mandó a seguir a aquel tipo por precaución, era obvio que no iría con nadie a quien no conocía.

Cuando le llegó toda la información no sabía si el tipo era muy tonto o muy valiente, se estaba metiendo en agua plagada de tiburones y tal vez ni lo sabía, suspiró...no quería que eso se convirtiera en un problema, así que decidió que iría.

Aquel día llegó al bar y dejó a su princesa en el auto, porque jamás le dejarían entrar con semejante animal, entró con un cigarro en la boca como era normal en él y empezó a buscar con la mirada al tipo que lo había citado; sabía su aspecto, así que no tardó demasiado en dar con él, algunos de sus hombres estaban por ahí también, habían llegado antes y estaban tomando para pasar desapercibidos, no le gustaba ir con demasiada seguridad porque él se creía suficiente.

Se sentó al lado de la persona que lo había citado y le pidió un whisky al barman.

-Espero que me ofrezcas una conversación interesante...- dijo mientras dejaba escapar el humo de sus pulmones.

Se produjo un silencio incómodo. Lenny echó un vistazo al desconocido de pelo negro a través de un espejo con la publicidad de alguna marca de bebidas alcohólicas que había enfrente.
-...me olvidé...no estamos igual si haces trampas...no debí ponerlo - comentó mientras seguía mirando hierático como un gato hacia delante -es lo bueno de esto... el bar...así al menos...ya sabes...habrá testigos...en caso de que ...eso...entonces si que debes de ser una serpiente...traicionera y brutal.
Ahora estaba casi seguro de que no había puesto que fuera desarmado y solo,debía haber hecho una copia de la nota. Estaba demasiado tranquilo y confiado para ir solo y casi podía decir que había notado movimiento a sus espaldas, mejor ser precavidos, de todos modos él era el nuevo en ese ambiente.
Sacó un cigarrillo de un arrugado paquete y lo encendió en una de esas extrañas velas enanas que ponen en muchos bares mientras pensaba en silencio si habría puesto algo que le reconociera, si no era así lo más seguro es que estuviera vigilado...tenía que admitir que el tío se lo montaba de miedo, eso le ponía más sobrealerta y le daba a Gabriel otro punto de admiración.
Por fin lo miró directamente, pero no a él, sino al whisky:
-El alcohol baja la temperatura corporal, corta las conexiones neuronales y produce deficiencias sexuales...-recordó de repente, citando la frase de un libro de texto - pago yo...lo aprendí en la facultad...por eso bebo...-pensó durante un instante la frase pero desistió y dió otro trago al vaso de leche -...sabes siemre me ha gustado la química...operar es divertido, pero....la cuestión es...ya sabes...me gusta la zona 0...y quiero seguir...- se quedó en blanco un instante - ese tipo de "farmacia" o "clinica" - echó una larga calada de humo y se quedó mirando distraido el techo del local.

Miraba intrigado a aquel tipo mientras trataba de adivinar de qué estaba hablando, ¿a qué se refería con hacer trampa?, no debía estarse refiriendo a lo que el narcotraficante pensaba seguramente. Sonrió un poco cuando dijo que habrían testigos...¿pero qué estaba pensando ese tipo? Si quisiera matarlo, Tenembaum ya estaría bajo tierra.

-¿Una serpiente traicionera y brutal...?- repitió a modo de pregunta, ya que no sabía a qué venía eso, ese chico debía cuidar más sus palabras si no quería molestar a Dantes, porque con los desconocidos solía ser más arisco. A través de sus lentes miró de reojo al otro que prendía un cigarro, un punto extra por fumar también.

Escuchó lo que le dijo sobre el alcohol, y a modo de respuesta se lo terminó de un solo trago, detestaba que le dijeran esas cosas.

-Las cosas que te metes te van a dejar peor.- le respondió casi de mala gana, sí...claro que lo había investigado, y ya que ese tipo lo había molestado con el alcohol, él también aprovechaba las debilidades. No dijo más porque parecía que empezaban a hablar de negocios ya, zona 0 era su territorio, al igual que todo Zados, y había que estar con Gabriel para poder estar a salvo ahí, o estaban con él o estaban contra él, y todos querían estar con él.

-Zona 0 es un lugar problemático...si quieres hacer tus negocios ahí y poner una farmacia por mí no hay problema, pero debes de vender mis drogas también.- así era Dantes, claro y conciso, aunque también se podía llegar a un acuerdo con él, al menos no podía otro tipo de contribución.

Se encogió de hombros, imitó su gesto de acabarse la copa, mientras pedía otra ronda o lo que suponía para él la acción, mirar al camarero:
-Mi cabeza ya no funciona...pero sigue funcionando...el pensamiento es claro...pero a veces hace plim y se apaga...como una pantalla oscura y blanca...hizo crack hace tiempo... -comentó pensativo, dando un largo sorbo a la bebida -...las drogas no son un problema...están ahí, y siguen ahí...se lo que me digo...soy médico cirujano...creo...al menos tengo titulos que dicen eso...y muchos bisturis... también órganos...pero no son mios.
Por primera vez, lo miró a la cara, mientras murmuraba la frase serpiente traicionera y brutal, intrigado por una intepretación que el daba por sentado:
- una serpiente es...una serpiente -se encogió de hombros- ya sabes...son... -dió una calada a un cigarrillo- ...una ve vi a una zampándose a un buey...dejó los cuernos...¿a qué venía ésto? -frunció el ceño, algo molesto, por qué estaba hablandole de bueyes al narcotraficante, se le había ido de la cabeza.
Oyó hablar con interés sobre la Zona 0, asintiendo a sus palabras:
-sí...no me importa...pero ese no es sólo el problema...también tengo algun problema con ...necesito ir al baño...si me disculpas volveré en...ya sabes...-se levantó de un salto, listo para ir al baño - dile a tus ..., me gusta la intimidad cuando meo - su hígado y órganos le estaban pasando factura y requerían una visita urgente al lavabo y por ahora Gabriel estaba mostrando bastante clase como para meter cualquier sustancia rara en su vaso, podría fiarse por un rato.

El narcotraficante experto estaba algo sorprendido de verdad, le creía en eso de que su cabeza había hecho “crack” porque no había otra explicación para todas las cosas que decía ese tipo, ¿qué estaba pasando?, eso hasta le parecía un sueño bastante raro. “Vaya...yo no dejaría que este hombre operara un bisturí, en sus manos debe de ser muy peligroso” pensó mientras apagaba su cigarro en un cenicero que tenía a la mano.

Casi no podía creer lo que el otro le decía...¿por qué hablaba ahora de serpientes y de bueyes?, eso tenía que ser una maldita broma, el tipo tenía que estar tratando de hacerlo enfurecer, y estaba a punto de ponerle un alto a todas esas reflexiones sin sentido cuando el otro le dijo que tenía que ir al baño; frunció el ceño, le costaba creer que ese tipo fuera tan confianzudo y mal educado. Cuando vio que Lenin se alejaba y se metía en el baño, le pidió al barman otro trago mientras maldecía para sus adentros.

Esperó pacientemente a que el otro regresara de los servicios higiénicos y antes de que el de cabello largo pudiera seguir torturándole con sus reflexiones, Dantes habló.

-Mira crío.- dijo bastante serio ya con un nuevo cigarro en la boca.- si me has contactado debes de saber bien quién soy...no me gustan los juegos ni me gusta que me hagan perder el tiempo, así será mejor que empieces a ser más claro y conciso.- ya se le había ido cualquier buen humor que pudo haber tenido minutos antes, su tono era frío y serio, también con un dejo de amargura, para que el otro supiera que estaba claramente incómodo por todo eso, tal vez si estuvieran en su oficina sería un poco más tolerante.

Se encerró en el primer urinario que encontró, hizo lo que había ido a hacer, y sacó unas cuantas pastillas del pantalón, tragándoselas de inmediato...en un par de minutos tendría las ideas más despejadas...le estaba empezando a doler la cabeza intentando mantener una conversación de negocios con ese maldito manual...se prometió quemarlo en cuanto consiguiera recordar dónde lo había perdido.
Decidió pasar al plan B.
Gabriel estaba hecho una fiera cuando volvió, aguantó lsus palabras con mirada perdida y empezó a hablar de manera bastante más coherente, producto de las pastillas de que había tomado, recordaba algo sobre la estructura del discurso en el capítulo "triunfe en el trabajo" del maldito libro de autoestima:
-De acuerdo, entonces...acepto sus condiciones y pido que me disculpe por mis circunloquios...vendo tus drogas, y te doy un 30% bruto de mis ganancias....con las nuevas drogas que estoy desarrollando...viene explicado todo aquí - sacó una tarjeta del bolsillo y se la entregó- ...a cambio...quiero que hagas la vista gorda de las desapariciones...vagabundos...de Rozen y la Zona 0...necesito ratas de laboratorio...a cambio...si tienes algún prostituto o sicario reventado lo volveré a coser para ti...creo que eso es todo - se encogió de hombros, mirando a ningún lado fijo, aunque tuviera las ideas más despejadas, eso no quitaba que empezará a estar colocado.

El mayor tenía que admitir que estaba sorprendido con el cambio, aunque no sabía si lo que había logrado ese cambio había sido su amenaza o alguna otra cosa; iba a hablar, pero la primera parte de la propuesta del otro le pareció interesante, ¿30% del ingreso bruto?, eso no lo había pedido porque le bastaba con vender sus drogas, pero tener una presión más sobre los demás siempre era bien recibido.

-...- tomó la tarjeta en silencio mientras levantaba suavemente una ceja, ¿todo explicado en una tarjeta?, eso sí debía de ser nuevo. Rió un poco con lo que el de cabello rojo seguía diciendo, ¿estaba pensando acaso en secuestrar gente para experimentar con ellos?, ese chico sí que quería meterse en problemas con las autoridades...pero mientras que no lo vincularan a él, Gabriel hasta estaba gustoso de sentarse a ver en primera fila aquel espectáculo.

-No necesito que te ocupes de mi gente.- porque obviamente ya habían muchas personas contratadas para eso.- y no puede desaparecer ni un solo esclavo de Rozen...si quieres llevarte a alguno primero tienes que hablarlo conmigo.- en parte porque tenía que responder por esos esclavos con Hanori y en parte porque él era la autoridad máxima en Rozen, y nada podía pasar sin que él lo supiera.- sobre los de zona 0...puedo hacer que las autoridades miren a otro lado, pero debes de ser cuidadoso...si se te pasa la mano yo mismo me encargaré de detenerte.- le advirtió, ese mundo tenía otras reglas y otros jefes, y había que saber cómo moverse ahí.

-Quisiera saber también, dónde estará tu farmacia.

La verdad es que no entendía demasiado bien que estuviera impresionado por todo eso, pero le da igual:
-ni me notaras...compraré uno de tus esclavos... si me apetece jugar con ellos - un deje malicioso asomó en su tono hasta entonces neutro -sacó un par de pastillas más y las echó en el vaso de leche a medias, donde se disolvieron, tragó el líquido sin pestañear - la conozco...la legislación...no de memoria, pero tengo una idea general...
Encendió un cigarrillo, aparentemente más tranquilo y normal, en una posición no tan tensa...aunque seguramente debería vomitar gran parte de las pastillas nada más salir de allí para evitar problemas graves.
-...Zona 0...te lo comunicaré...aunque puede que te enteres antes...visto lo visto...tienes un buen servicio de información

Siempre que los compraran, a él no le importaba lo que hicieran con esos pobres animales, como él a veces les llamaba a los esclavos, así que el tono del menor no le incomodó en lo más mínimo; vio cómo Lenin echaba un par de pastillas a su vaso de leche, hasta le costaba creer que hiciera esas cosas frente a él, pero lo dejó pasar.

-Bueno, no es muy distinta a otras.- era normal que muchas de las legislaciones se parecieran, y Zados no era la excepción, salvo por ciertos cambios, las bases eran las mismas en todos lados. Le agradaba que el de cabello rojo entendiera que no podía hacer y deshacer a sus anchas, ni siquiera en Zona 0.

-Nada pasa en Zados sin que nos enteremos...mucho menos en Zona 0.- le explicó, así eran las cosas ahí, él, sus amigos y su gente, tenían información de todo y de todos en la isla.- entonces, ¿supongo que tenemos un trato...?

Evaluaba todas los posibles pros y contras a gran velocidad, parecía que el mayor se sentía muy cómodo en su posición de dominio de la situación, le daba absolutamente lo mismo lo que pensase, eso supondría un manto de protección sobre su persona y parte de inmunidad diplomática, y un 30% de su negocio sólo era la punta del iceberg.
Independientemente de su rudeza o su interés por hacerse respetar, parecía una persona legal...dentro de lo que puede ser el tipo de negocio al que se dedicaban y daba pie a una confianza ciega por parte de sus subordinados, que habían aguantado toda la conversación sin moverse de sus posiciones.
-Tenemos un trato -dijo simplemente, sin duda en su voz , ahora casi habría podido pasar por una persona normal - aunque no lo creas puedes confiar en mí...pero no como en la historia del buey y la serpiente que dejó los cuernos del buey -acabó simplemente, la droga ayuaba a centrar su mente y darle coherencia, pero no hacía milgros; dejando disimuladamente sobre el regazo del otro para que el resto del local no pudiera verlas, un par de inyecciones hasta arriba de lejía, su as en la manga si definitivamente en la carta que le había enviado se le había olvidado poner que no fuera armado; un truco bastante bajo y poco glamuroso, pero ideal en reuniones o distancias cortas, y una prueba de la buena voluntad de sus intenciones.

A Gabriel no le importaba si podía o no confiar en él, si Lenin no pagaba, Dantes simplemente mandaría a su gente a cobrar, eso era normal en ese mundo; levantó una ceja confundido cuando el de cabello rojo volvió a hablar de la serpiente y del buey...seguía sin entender a qué venía eso, pero una vez más lo dejó pasar.

Miró aquellas inyecciones, ¿a eso le llamaba poder confiar en él?, ese tipo definitivamente tenía algo mal en la cabeza, ahora le era obvio que el de cabello largo no sabía con quién se estaba metiendo.

-Vaya...y yo pensé que me citabas en buen plan, que tomaríamos un poco, nos acariciaríamos y nos besaríamos un rato...tal vez llegando a algo más.- dijo en broma como él siempre lo hacía, era su forma de ser y era imposible cambiarla; tomó las inyecciones y las guardó en su ropa, lejos de aquel tipo que parecía peligroso, y pasara lo que pasa...tenía a su serpiente afuera para que le salvara la vida. Él sólo llevaba sus armas, pero siempre las llevaba y eso no significaba que fuera a sacarlas. Pidió otro trago más.

-Supongo que esto amerita un brindis.

Soltó algo entre un gruñido y una carcajada apagada, lo más cercano que podía estar Lenin de reirse, y le siguió el juego. El tío podía parecer un imbecil petulante, y posiblemente en muchos sentidos lo fuera, pero al menos parecía seguir teniendo estilo. Decidió imitar su tono, ya que la segunda opción, de su parte irracional del coco era estamparle el taburete en la cabeza, con su casi segura muerte o al menos placaje por parte de sus guardaespaldas. Así que la parte racional de las pastillitas blancas que le decían que tuviera cuidado y en último extremo desapareciera urgentemente de la isla en el primer barco llevaba razón:
-Mis padres siempre me han dicho...que de ir con hombres...viejos...al menos...me asegurase...de que fueran atractivos...y supiera de ante mano que les funcionaba todo..el equipamiento...-alzó una ceja, mirando al otro de arriba a abajo.
Ante la petición de Gabriel el camarero sirvió un par de tragos de la bebida solicitada, pero la apartó con un gesto que a todas luces revelaba incomodidad:
-...alcohol...bébete los dos...y finge que hemos brindado...el alcohol también afecta a la duración...de las relaciones sexuales...-murmuró en su mundo, intentando recordar de dónde habría sacado eso- ...por eso la serpiente se comió al buey...¿entiendes? -negó con la cabeza,más para sí mismo que para el otro, ya que evidentemente ponía cara de no tener ni idea de lo que le estaba diciendo-...no, no puedes entenderlo... algunos podemos...otros no- se encogió de hombros- puedes enviar a alguno de tus sicarios por el local...en un par de semanas...tengo que alicatar todo el local...la sangre tiene una capacidad de oxidación...del metal de las vigas maestras...de un 30% a 40%...dependiendo de la época y festividad del año...al ser arrojada contra las mismas en grandes cantidades...técnicamente de un 33´6941 %...pero no quiero problemas en el futuro...hasta que alguien realice un estudio sobre el tema - finalizó con una confianza bastante inquietante en sus palabras

Gabriel hubiera querido apostar a que eso era una risa, pero no quiso arriesgarse; escuchó lo que decía el otro, ¿le había llamado viejo?, eso de verdad le sonó divertido, no se ofendía cuando le ponían más edad, más bien le parecía sumamente divertido, él mismo había decidido malograrse la vida con cigarros y alcohol después de todo.

-Estás de suerte...estoy bien equipado.- bromeó, aunque la afirmación era cierta.

Se encogió de hombros y brindó él solo para después tomarse los dos tragos uno tras el otro. Rió un poco con lo que le dijo Lenin, no sabía si quería convencerlo de que dejara de tomar, o si quería molestarlo o si sólo hablaba así por hablar.

-¿En serio? hasta ahora no lo he notado...- comentó tranquilo mientras terminaba de secar el segundo vaso. Miró extrañado al de cabello largo con todo lo que había dicho...realmente tenía ideas muy dispersas, no sabía si el otro sabía lo que decía o no, pero creía que si ordenaba un poco más sus ideas, podrían entenderse mejor, aún así no dijo nada.

-Mandaré a uno de mis lacayos...espero que lo trates muy bien.- no pudo más, la curiosidad le ganaba, tenía que preguntar.- sólo necesito saber algo...¿por qué me citaste en un bar si no tomas alcohol?

Se quedó un buen rato procesando la información, mirando de nuevo al vacio, casi se podían eschuchar la maquinaria de su cerebro procesando la información. Finalmente se encogió de hombros:

-...creo que me apuñalaron cerca de aquí el otro día...competencia sin escrupulos...me lo cargue... llevaba...una tarjeta del bar...se la robe...no soy de Zados, no nací aquí...sólo hace semanas...y no podía arriesgarme a que me montases una ratonera...en un hotel...o tu oficina...-se encogió de hombros, de nuevo en blanco -...por todo lo de la serpiente y el búfalo,..me sonaba el sitio,...también me gustan los bares...el ruido de las conversaciones y los vasos...se pone por encima del de mi cabeza...solía pasarme casi todo el día encerrado en un bar... antes y sobretodo después...cada vez que tenían que hacerme...una operación seria...la mayoría no salían demasiado bien...(así que...el médico finalmente apareció con una mañana con demasiada lejía en las venas)...también hacía lo mismo justo antes de la graduación de la universidad, ...y de la otra universidad, ...y de la otra...y en la otra...la única vez que no pasó fue cuando me licencié con honores en Arreglo Floral...aunque no recuerdo qué demonios hacía allí...-se encogió de hombros- ..además...lo decía en el maldito libro de protocolo...tengo que quemarlo en cuanto...recuerde donde está...demasiados circunloquios...estoy divagando de nuevo...

Volvió a encogerse de hombros,la verdad es que no tenía ni idea de por qué lo había citado allí, siguiendo su lógica también podía haberlo hecho en un estanque con patos,lo único que no quería era hablar en un terreno en el de pelo negro se sintiera totalmente cómodo.
Algo de ceniza del cigarrillo cayó sobre su pantalón, pero no pareció enterarse, estaba de nuevo haciendo un esfuerzo en procesar la información.
-¿Tienes curiosidad...sobre algo..más?

Otra vez miraba casi incrédulo al tipo que tenía en frente, ¿qué no le había dicho que se dejara de tonterías?; lo pensó un rato mientras el otro le hablaba, tratando de ordenar aquellas ideas, parecía que le quería decir que había tenido muchas operaciones y que algunas no habían salido muy bien, no entendía cómo era que no estaba muerto pero se iba haciendo una idea de lo que pasaba. Pero no sabría decirle, eso le parecía una broma de mal gusto, estaba empezando a desear que de pronto saliera Mikael, un amigo suyo, y se burlara de él diciéndole que todo eso era simplemente una broma y que quitara esa cara de idiota.

“Sí, ¿de qué mierda estás hablando?” fue la respuesta que se le vino a la mente con la última pregunta de Lenin, pero no le diría eso, al ver que su amigo no aparecía por ningún lado, decidió hacer lo más cuerdo, simplemente decirle que nada más y retirarse.

-Yo...bueno...eh...- trataba de encontrar las palabras, hasta a él mismo le costaba creer que el de cabello largo lo hubiera dejado mudo, eso era algo bastante difícil de lograr, ya que Dantes era una persona muy perspicaz y tenía un sentido del humor que muchos llamaban único.

-No...nada más.- sacó dinero de su billetera y lo dejó sobre la barra.- supongo que te estaré mandando a uno de mis subalternos pronto.- se paró.

Sujetó la muñeca de la de la mano que sostenía la billetera de Gabriel, no con fuerza ni violencia, pero con una fría autoconfianza, y la puso encima de los billetes que había dejado en el mostrador segundos antes. Negó conla cabeza, mirando al hombre con la cabeza levemente ladeada, totalmente confuso:

-Te dije ...que invitaba yo...según el libro de protocolo...quien pide el trato paga -murmuró, mientras alcanzaba unos cuantos billetes a la mano de un confuso camarero, que no sabía muy bien de que iba todo aquello.

Volvía a estar de mucho mejor humor, después de todo, había dejado cortado y por lo tanto, reafirmado su postura ante el administrador de Rozen, aunque no de la mejor manera, estaba seguro de que no le había gustado nada la referencia a las operaciones. Pero al diablo, mejor que creyese que estaba totalmente loco o zumbado, eso le daría un encantador barniz de peligrosidad ante sus ojos y serviría como advertencia.

-No...no envíes a tus subalternos...ni a nadie al que tengas un especial aprecio...envía a cualquier peón al que le quede...al que consideres...que le queda poco...en el caso que quieras hacerlo y enviarme...a alguien...de confianza o al que aprecies...ven con él y preséntamelo, entonces sabré que no es peligroso...y que debo respetarlo como se merece, en principio...no haré daño a nadie...pero aunque ahora esté bien, no puedes saber que pasará dentro de unas horas...¿comprendes?. Aunque te parezca mentira...respeto tus dotes de lider con esa gente...y me gusta bastante tu nivel intelectual..., pero...en este...estado...no puedo garantizarte que no acabe perdiendo los estribos si...uno de tus subalternos y yo...no nos entendemos - finalizó, estaba cansado de esa conversación y encuentro, y empezaba a tener el estómago revuelto de tomar tantas pastillas en tan poco lapso de tiempo - en caso ...de que tenga que comunicarte algo urgente...enviaré a mi ayudante... a Rozen.

Le lanzó una mirada asesina al de cabello rojo cuando éste le agarró de esa manera, aquel tipo sin duda tenía que estar loco; en realidad, Gabriel había llegado con todas las intenciones de aceptarle un trago, pero después de lo que le había hecho sufrir Lenin, no había querido aceptar nada.

Se soltó la mano con fuerza sin agarrar el dinero, por más que Lenin pareciera una persona peligrosa, lo que había hecho era casi una humillación para Dantes, y no dejaría que las cosas quedaran así, él podía actuar tontamente y ser muy temerario cuando sabían hacerlo enojar.

-Escúchame bien.- lo miró a los ojos y le sostuvo la mirada.- a mí no me gusta perder gente y mucho menos me gusta perder mi tiempo en tonterías, así que voy a mandar a quien me dé la maldita gana; si te atreves a tocarlo te va a ir muy mal...y no vas a tener que estar adivinando, porque si usan mi nombre puedes tener la seguridad que vienen de parte mía.- nadie que quisiera vivir se atrevería a usar su nombre y mucho menos a dejarlo mal.- manda a ut ayudante cuando quieras, sólo espero que él sea más experimentado.

Definitivamente el de cabello largo lo tenía molesto, si no fuera porque estaban en un lugar público ya habría hecho otras cosas, pero ahora sólo quería irse y dispararle muchas veces a un blanco imaginando que era Lenin.

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[Perdona la tardanza]

Aquellas palabras eran para Lenny como no decir nada. "Si van en mi nombre...", eso también lo había dicho el hombre al que compró el ruinoso tanatorio, el que lo había amenazado con denunciar a la policía los gritos, el que lo había intentado intimidar para quedarse con su negocio...todos habían acabado en el sangriento sótano. Así que no se cortó de soltar otra "carcajada":
-...si tú lo dices...-murmuró, dejando sinceramente claro que la frase de "en mi nombre" no le resultaba demasiado fiable-...y yo...que creía que aún pensarías...en querer acariciarme...besarme y ....llegar a algo más...
Se levantó definitivamente del taburete, dispuesto a largarse de allí:
-...estoy deseando conocer...a tu mensajero...gracias por tu compañía...esta noche...creo que dejaremos lo ....de acariciarme...para otro día...un placer conocerte - con un guiño de ojo y un leve gesto para atrás dirigido a los que él suponía por descarte que estarían sus escoltas, se dirigió hacia la puerta. Había hecho su primera salida de negocios con éxito relativo, y cuando uno estaba enfrascado en un estado mental tan deplorable, aquello era algo de lo que sentirse más que orgulloso.

En esos momentos sólo pensaba en matarlo, agarrarlo a golpes o torturarlo, quería lanzársele encima y hacerle pedir perdón, pero Lenin había sido inteligente eligiendo el lugar; en la expresión del más alto se podía ver lo furioso que estaba, tenía ganas de mandarle un batallón y no a uno de sus peones, pero lamentablemente ya había dado su palabra y él siempre cumplía su palabra.

-¡Maldito bastardo...!- murmuró para él mismo y les hizo suaves señas a sus guardaespaldas para que salieran junto con él; no tardó en salir del lugar seguido de aquellos tipos, se montó en su auto mientras los demás se iban a sus respectivos vehículos. Sacó un cigarro y comenzó a fumar mientras encendía su auto.

-Lamento no haberte llevado mi amor...había demasiada gente.- dijo mientras acariciaba a su serpiente y la verdad sí lo lamentaba, porque ella le habría sido de mucha ayuda para poner en su lugar a Lenin.

CERRADO