En Casa Con Un Nuevo Lobito (PRIVADO)

Habían llegado por fin a la casa de Talos. Por lo cual el propietario de la residencia no se encontraba curiosamente en el hogar. Imaginándose que tal vez había salido, se limitó a dejarse caer en el sillón donde lo acercaba el peliblanco. Procurando elevar el afectado tobillo en una de las bajas mesitas de la sala. Miró de reojo hacia Inu.

-Un poco de hielo, no estaría mal para el tobillo. A pesar de que no fue muy grave la torcedura, está inchado sólo un poco y con el hielo bastará-

En realidad se miraba curioso el peliblanco con su enorme cola blanca y las orejas. Eran sin duda lo que más resaltaba en el joven y por eso de su pensamiento en ello. Los chicos gatos de Hanori apenas lucian sus extrañas orejas y delgada cola de felinos. Pero en Inu provocaba tomar el esponjo pelaje para estrujarlo. O al menos esa era la sensación que despertaba en él. Siempre le habían gustado los lobos.

-...Parece que Talos tardará en llegar...-

Murmuró para sí soltando un suspiro y preguntándose en donde estaría Talos a esas horas, mientras miraba de reojo un pequeño reloj de pared sobre la puerta principal.

Se apresuró a levantarse e ir a la cocina ante la mención del hielo, sacó una buena cantidad del congelador y lo puso en una bolsa de plástica, cerrándola y volviendo con el moreno.
Colocó con cuidado la bolsa encima del tobillo herido, acariciando unos instantes la piel algo hinchada, volviendo a su lugar, sentado en el suelo con las piernas cruzadas y la cola moviéndose suavemente de un lado a otro.
Jounochi miraba el reloj, mientras el lobito pensaba bastante preocupado dónde podría haberse metido su amo, y si le hubiera sido útil en aquellos momentos. Aunque Talos era mayor y posiblemente más fuerte le inquietaba que andara por ahí solo.
Con timidez, gateó un poco hasta el pelinegro, mirándolo con duda e inquietud, antes de colocar suavemente su almohadillada cabecita en los muslos del mayor, mirando a su vez el reloj y con el resto del cuerpo arrodillado frente al sofá, en un gesto más bien perruno de compañía.

Apartó los ojos del rustico reloj de la puerta en cuanto había sentido la fría bolsa de hielos sobre su tobillo. Sonriéndole al peliblanco en cuanto acarició su piel, se acomodó mejor en el sillón recargando su espalda totalmente en el respaldo del mueble.

-....Gracias-

Cerrando un poco los ojos, relajó todo su cuerpo en unos instantes de silencio, pero sobresaltándose al momento de tener la cabeza del peliblanco en uno de sus muslos. En verdad se comportaba como un fiel lobo. No cambiaría gran parte de su carácter, siendo conciente de que así había sido creado el peliblanco. Pero crearía una unión especial con él.

Aparenciendo una pequeña sonrisa en sus labios, estiró su mano hasta posarla en la blanca cabeza de Inu. Acarició algunos cabellos para rozar curioso las suaves orejas de lobo. Enderezándose en el sillón decidió que sería bueno empezar con el 'Reforzamiento de Personalidad' con el lobito.

-Inu, ¿quieres sentarte junto a mi?...-

Haciendo lugar en el alargado sillón, no necesitaba necesariamente moverse debido al gran espacio del mueble, pero quería estar lo más cerca posible del curioso peliblanco.

Las orejas se echaron un poco para adelante cuando el otro acaricio su cabeza, y sin poder evitarlo, Inu también se inclinó hacia la misma dirección para ampliar la superficie de las caricias.
Asintió despacio ante la propuesta del otro, incorporándose y mirando algo desconfiado y tímido el espacio al lado de Jounochi, se sentó allí tranquilo y silencioso, incómodo por la poca movilidad de su cola y la cercanía del otro.
No pasó nada malo, y Jounochi no parecía querer hacerle daño ni nada por el estilo.
Volvió a apoyar la cabeza en la posición anterior, no sin antes sacar la rosada lenguecita y darle una pequeña lamida en la mano del moreno, como señal de agradecimiento..

Miró con una sonrisa como el peliblanco parecía complacido por las suaves caricias. Dejándole que continuara apoyado en una de sus piernas dejó una mano en la cabeza de Inu sin dejar de acaricar sus orejas. En verdad que eran suaves.

-Neh, en el parque casi no presté atención a tus palabras. Pero por lo que recuerdo, eres una especie de 'chico lobo' ¿cierto?....-

En el repentino momento en cuanto se habían encontrando, había escuchado muy poco del proceder del peliblanco debido a la gran sorpresa inicial. Recordando algunas vagas palabras relacionandas con algún 'genetista' el cual el nombre no podía recordar del todo. Quería escuchar la historia del peliblanco de sus propios labios.

A pesar de ser un poco tarde, había olvidado su hambriento estómago. Concentrándose más en el pequeño lobito que se encontraba en su regazo. Jugó con un blanco mechon de cabello entre sus dedos, rozando inconcientemente la tersa mejilla de Inu.

Estaba tranquilo y adormilado en el regazo del otro, el cansancio del viaje de vuelta y las caricias en su cabeza estaban empezando a pasar factura:
-soy un modelo único y certificado de A.BlackHammer...tengo el...tatuaje...en la espalda..., mi mapa genético fue creado a...partir de un lobo, y los ojos, parte de la cola y las orejas son objetos "auténticos" para garantizar una movilidad y un aspecto físico más realista-susurró sobre la pierna del otro, tímido y relajado por el toque de la mano del pelinegro, mientras le daba sus especificaciones técnicas- ...pero...tengo un "fallo genético" e iba a ser "desconectado" en unas semanas.
Sin poder evitarlo, bostezó abriendo mucho la boca, tal cual lo haría un perro:
-lo siento, señor Jou, no pude evitarlo...-dijo, incorporándose y observando que había manchado los pantalones del otro con unas gotitas de sangre. Se tapó la herida con el pelo y se quedó mirándolo tranquilo, sentándose a su lado- debería comer algo e irse a la cama, puede que el amo tarde en volver

Había escuchado atentamente las descripciónes del peliblanco. Eso explicaba muchas cosas, a pesar de que no entendía en absoluto sobre el tema de ser 'desconectado'. Pero ya tendría el tiempo suficiente para preguntarle más adelante. Decidiendo con un suspiro, se percató de las pequeñas gotitas de sangre en sus ropas. La herida que se había hecho Inu en la frente la había olvidado por completo al momento de entrar a la casa.

-Deberíamos mejor curar la herida de tu frente, casi se me había olvidado...-

Tomando la fría bolsa de los hielos, hizó a un lado los cabellos del lobito para sostenerla en la lastimada piel, sonriéndole curioso al estar frente a frente con el peliblanco.

-No soy bueno cocinando, pero ya que somos como los 'huéspedes' de Talos, deberíamos asaltar su refrigerador a ver que encontramos ¿neh?, pero primero hay que lavar un poco tú herida...-

Guiñándole un ojo, retiró los hielos de la frente de Inu, haciendo ademán de levantarse y lográndolo con algo de esfuerzo. El dolor del tobillo había disminuido un poco y podía incluso apoyarlo con suavidad en el suelo. Sólo necesitaria un analgésico que después buscaría con ayuda del lobito.

-déjemelo a mí- salió corriendo hacia la cocina y volvió con un montón de grageas y un vaso de agua, dejándolo en la mesilla- sé algo de cocina, aprendí con los mercenarios, tenía que alimentarme solo - de nuevo salió corriendo, esta vez hacia la puerta de la casa, dejándola abierta y saliendo al jardín. Durante un minuto se escucharon ruidos de gruñidos fuera.
Inu volvió a entrar con algo colgando de la boca. Lo dejó caer al suelo con un movimiento de alegría de la cola, encantado con haber cazado una ardilla.
-ahora sólo falta quemar su cadaver y será comestible -dijo, contento por haber hecho algo bien - si le parece poco, puedo matar a un gato o un par de ardillas más y las quemamos.

Había visto con un gesto de duda como el peliblanco se dirigía a la cocina y dejaba el medicamento en la mesita de la sala con un poco de agua. Siguiéndolo con la mirada al ver que salía hacia el patio y regresaba con una ardilla muerta, dejando el ensangrentado animal en el piso, y por supuesto, la alegría de Inu por haber 'traído' la cena a casa.

-...¡I-Inu!-

No pudo reprimir una exclamación al ver el pobre animalito muerto. Dejándose caer en el sillón de nuevo para sentarse mientras se acercaba una mano hacia los cabellos sorprendido. En verdad se comportaba como un lobo.

-Inu, no podemos cenar eso, bueno tal vez tú si estés acostumbrado, pero...- Miró por unos momentos a la descuartizada ardilla en el piso-...Creo que; yo paso~...-

El movimiento de la cola paró de inmediato, y se le quedó mirando con sus ojos eternamente tranquilos, pero las orejas algo gachas.
Había fallado de nuevo, y no acababa de entender por qué. Con una elegante reverncia a la japonesa, cogió el destrozado cuerpo y lo volvió a sacar al jardín, dejándolo encima de un árbol bajo, como si no hubiera pasado nada. A continuación estrelló la cabeza contra el árbol, y volvió a entrar, de nuevo normal, haciendo otra elegante reverencia:
-yo...esperaré al amo en el punto habitual hasta nueva orden -susurró, sabiendo que si los civiles no comían cosas muertas no tenía ni idea de cocina, y por lo tanto, no tenía prestaciones para esas situaciones, por lo que creía que el señor Jou, al ser ex-civil se las apañaría él solo.
Otra vez silencioso, y temeroso de volver a meter la pata, subió rápidamente las escaleras y se ovilló a los pies de la cama de Talos, a esperar su vuelta.

Se había percatado del repentino desánimo en el lobito al negarse con su 'silvestre' cena. Mordiéndose inconcientemente uno de sus labios miró como salía de la casa para regresar y encaminarse hacia las escaleras. Tal vez sería más difícil de lo que se imaginaba su nuevo plan con el peliblanco. Pero aún así no significaría que no desistiera en ello.

Así que tomándose rápidamente las medicinas que había dejado anteriormente el peliblanco en la mesa, pasó de largo el que no hubiera cenado nada. Teniendo el estómago vacío y un molesto tobillo que le complicaría caminar con libertad; por lo que con pequeños y algo ridículos saltitos se acercó hacia las escaleras para sostener al inicio de estás.

-"Es una suerte que nadie me vea en este estado...."-

Con un gesto de circunstancia se asomó hacia los lados, terminando en posar sus peculiares orbes en la segunda planta. Ese lobo por muy servicial que pareciera se había olvidado completamente de él. Alzando un poco la voz, entrecerró los ojos procurando estabilizarse con un sólo pie.

-¡Oe! ¿Acaso piensas dejarme dormir en la sala? Cenaremos las ardillas, gatos y todo lo que tú quieras Inu, pero ayudame a subir....Uh-

Se desperezó y bajó rápido como una flecha, llegando hasta el moreno antes de que a éste le hubiera dado tiempo a acabar la frase. Se quedó un momento mirándolo, con la cola moviéndose curiosa de un lado para otro, fijándose en el tobillo hinchado, que pronto se vió olvidado ante un gruñido de la tripa del moreno. Sin decir ninguna palabra, se decidió a echárselo al hombro...pero para llevarlo a la cocina. Lo dejó con cuidado sobre una silla, poniendo delante suya una fuente con ensalada del frigorífico y un tenedor.
Se sentó en la silla de al lado y lo miró fijamente, de manera tranquila, esperaría a que Jounochi comiera algo antes de llevarlo a la cama, para la desgracia del otro, esa sobreprotección no acabaría hasta que cumpliera su misión.

Parpadeó un par de veces al verse sentando en la cocina con la cena lista enfrente suyo. No dándole tiempo de actuar cuando fue llevado tan precipitadamente por el peliblanco, lo miro por un momento sorprendido por la fuerza y velocidad que había demostrado Inu. Era consiente del aspecto que demostraba el peliblanco. Sus orejas y cola no lo diferenciaban mucho del aspecto "lindo" que tenían los chicos gatos de Hanori. Pero en Inu su apariencia sin duda engañaba…

-…No era necesario que hicieras eso, pero gracias.-

Sonriéndole al peliblanco empezó a comer un poco de la ensalada. Se había sentido como una carga al ver la acción de Inu por lo que mirándolo de reojo, tomó una considerable porción de la comida para llevarla hacia los labios del peliblanco.

-Ora, come….-

Sabía que Inu no había probado alimento alguno desde que habían salido del parque, por lo que al menos lo obligaría a comer un poco a pesar de no ser muy consiente de sus gustos alimenticios…

Se quedó mirando algo descolocado el tenedor con ensalada frente a su boca. Aquel era un gesto íntimo que lo confudía. Ni siquiera su creador le había dado nunca de comer de su propio tenedor.
Asintiendo despacio, sacó la lenguecita rosada para lamer con la punta las hojas de ensalada. No parecía tener mal sabor, y dudando un par de veces más, como si el simple gesto le costara, se decidió a abrir finalmente la boca y aceptar el alimento, mordiendo suavemente el metal para quedarse con el contenido, mostrando su aparente inexperiencia en el uso de cubiertos. Cualquier espectador ajeno a que el lobito era un poco especial en su comportamiento habría considerado ese gesto como algo sensual, pero para Inu era sólo el cumplimiento de la orden anteriormente dado por Jounochi.

Sonrió al ver el aparente agrado de la comida en Inu. Partiendo la mitad de la ensalada le acerco el mismo plato al peliblanco para recargar su rostro sobre una mano y tener una excelente vista del menor…

-Ya termine, por qué no comes un poco más…-

Soltando un imperceptible suspiro, mira hacia la solitaria casa entrecerrando los ojos por unos momentos. Era una situación extraña al no estar el propietario de la misma y deberle las explicaciones por el nuevo "huésped" de la residencia. A pesar de no ser el dueño de absolutamente nada y no tenía prácticamente derecho en reclamar claras explicaciones. Sentía que le debían una gran explicación por la situación que pasaba.

-Neh, Inu, cuando acabes de comer, creo que deberíamos irnos a dormir…-Volvió su atención en el peliblanco señalándolo acusadoramente en broma- …Pero no me vuelvas a cargar como costal de papas, estaré cansado y jodido de un pie, pero no soy un inútil……Bueno, hay dos habitaciones. La de Talos y me imagino que la otra era de invitados pero me la cedió a mi. ¿En donde te dijo que durmieras?......-

Tenía muchas dudas rondando por su cabeza, pero lo mejor sería consultarlo con el causante de ellas. A pesar de que no había rastros del culpable de sus preguntas internas.

Aceptó el plato, y cogiendo el tenedor con una mirada no muy convencida, empezaó a comer en silencio y de manera mecánica.
Escuchó con atención las palabras de Jounochi, asintiendo tranquilo ante la negativa del moreno de ser cargado, pero sin pillar el tono de broma.
Dejó el tenedor sobre el plato, estaba lleno, y aunque la ensalada estaba bien, no cubría sus "necesidades alimentarias". Se encogió de hombros:
-duermo con el amo cuando éste lo quiere...puedo hacer lo mismo con usted, señor Jou, si eso le hace sentir más cómodo...no me hace falta dormir sobre una superficie blanda y puedo estar en el pasillo hasta que el amo vuelva o se haga de día.
Hizo una inclinación de cabeza, como agradecimiento por la comida compartida, y empezó a fregar el plato.

Miró como se había retirado el peliblanco a lavar los platos, siguiéndolo con la mirada por unos instantes para soltar un suspiro mientras meditaba un poco en sus palabras. No le parecía buena idea que él lobito esperara a Talos en el pasillo. Al igual que tampoco por una extraña y nueva sensación, de que durmiera con el castaño.

Frunciendo un poco el ceño a esos pensamientos, se levantó de la silla con cuidado, llamando al peliblanco en voz alta…-¡He! Deja ahí Inu, mañana haremos la limpieza…o le diremos a Talos que contrate alguien para eso, si, eso suena mejor. Así que mejor ven y ayúdame a subir las escaleras…-

Recargando uno de sus costados en la orilla de la mesa, dejo su brazo derecho como soporte para no sostenerse mucho de su pie lastimado. No era muy grave la torcedura de su tobillo, pero seria mejor no esforzarse y más aun teniendo a un peculiar peliblanco como enfermero. Empezando a sonreír por ese pensamiento.

Acabó de fregar rápido, para no contradecir a Jounochi, y mostrar alguna habilidad práctica, acercándose hasta donde se encontraba el otro, para pasar la cabeza por debajo de su hombro y agarrar con cuidado uno de los brazos del moreno, recargando la gran mayoría del peso sobre él, para que a Jounochi le resultara más cómodo andar. El ascenso por las escaleras le costó más de lo previsto, se había forzado demasiado por aquel día.
Al pasar frente a la puerta de la vacia habitación de Talos, su cola se movió de manera dubitativa, pero siguió hacia delante, mirando al frente. Abrió suavemente la puerta del cuarto de invitados.
-ya hemos llegado...
Ayudó al moreno a sentarse en la cama, y se lo quedó mirando con sus eternos ojos tranquilos, pero algo entrecerrados, no sabía que debía hacer, ¿le gustaría a Jounochi que durmiera con él...o tal vez debería esperar a Talos...o simplemente dormir en el pasillo?

En el ascenso a las habitaciones no había abierto la boca para nada. Al menos si lo hubiera cargado como la primera vez le habría dado motivos para quejarse. Pero el peliblanco lo había entendido. Deteniéndose en unos breves momentos para mirar como Inu miraba la vacía habitación del dueño de la casa. Enarco una ceja no muy tolerante a esa acción, recargando intencionalmente casi todo su cuerpo en el del peliblanco para distraerlo o seguir avanzado. Llegando conforme por fin a lo que era su supuesta habitación, sentándose pesadamente en la cama con ayuda del chico lobo.

Soltó un suspiro al momento de ver toda la habitación que los rodeaba. No tenía ninguna pertenencia suya, así que no mostraba ningún interés. Haciendo memoria de la extraña situación de su encuentro, comenzaba a meditar bien las cosas. Estaba incomodo y esa sensación aumentaba al estar cada segundo más en la casa. Una casa que no era suya. Debía cambiar todo y cambiarlo de inmediato.

-….Inu. ¿Te gustaría tener un solo dueño?-

Antes de dirigirse hacia el peliblanco sus ojos ya estaban clavados en él de manera seria. Lo había decidido. En el rápido recorrido de ver lo que era "su habitación", había decidido tener algo más que eso de su propiedad. Y más importante, tener algo que fuera luchado por él mismo. Abandonarían la casa de Talos, trabajaría en su titulo de libertad y se quedaría con Inu. Todos esos planes en su cabeza serian mejor realizarlos lo antes posible a volver ser mercancía de venta.

Las pupilas de Inu se agradaron unos instantes, y por primera vez lo miró verdaderamente confuso e inquieto, sin entender del todo aquel aura incómoda que parecía haberse formado alrededor de la habitación.
Se arrodilló frente a la cama, cogiendo una de las manos del moreno, y poniéndola sobre su corazón por debajo de la ropa, creyendo entender a que se referia Jounochi:
-aunque pudiera hacerlo, te cansarías de mí: no puedo ser como los esclavos de Hanori, Talos empieza a hacerlo...; soy de tercera mano, un objeto "usado" y una herramienta inútil -lo miró intensamente, entrecerrando los ojos de manera cansada, había sido un día largo para el lobito. Agarró la otra mano de Jounochi con cuidado y la guió a lo largo de su espalda, dejándola sobre su trasero, por debajo de su cola -...¿lo notas? -preguntó dubitativo, con las orejas gachas, temblando levemente por cierto toque de desesperación en la voz.
Dándose cuenta de lo que estaba haciendo y diciendo, se apartó un poco del contacto del moreno, que empezaba a gustarle cada vez más. Aquello era preocupante y malo; se daba cuenta de que verdaderamente quería irse de allí con él, siguiendo la línea de acontecimientos de quedarse, probablemente acabaría en Rozen o diseccionado por algún coleccionista. Necesitaba algún medio para dejar salir su frustracción, y no tardó en tirar con fuerza del enganche del tosco collar de cuero, para aumentar la presión en su cuello de manera dolorosa. Volvió a mirarlo, más tranquilo, sujetando con fuerza la tira de cuero, consciente de que tendría que aumentar la presión tras las siguientes palabras:
-...sí, me gustaría...amo -dijo de manera entrecortada, por la´presión del collar en su cuello.

Se había sobresaltado al contacto de su mano en el cuerpo del peliblanco. Aunque no había entendido sus palabras, al igual que no había notando nada extraño en él, habría apartado la mano al instante sino fuera por el joven ya lo había soltado.

Alzando la mirada desde la cama, miró como el peliblanco lo había aceptado, llamándolo incluso con la palabra "amo". No era que le molestara ese término para dirigírsele, pero no se sentía del todo confiado. Levantándose después al momento de ver como se auto asfixiaba con el tosco collar de cuero.

-¡¿Qué carajos estás haciendo?!-

Posando las manos en el collar de Inu, retiraba el collar de forma brusca y tardándose algunos segundos en desengancharlo de su cuello para de un solo movimiento tirarlo al suelo y posar las manos en los hombros del peliblanco. En verdad era todo un caso…

-¿Porqué te lastimabas?, ¿Qué acaso no me quieres ayudar en nuestra nueva vida?....Créeme Inu, que sí te vuelves a lastimar de ese modo, tomare ciertas medidas…-

Lo miró tranquilo, sin entender a qué se refería el otro con "medidas". Aunque su cuello estaba más que aliviado, se angustió al sentir que ya no llevaba puesto el collar de perro:
-el collar...vuelve a colocármelo, por favor...-susurró, podía zafarse con facilidad del moreno y recuperarlo, pero no quería y estaba programado para no hacerle ningún daño a su propietario-...me he saltado una regla importante por usted, por eso me castigaba -sonrió tímidamente, apoyando su cabeza en el hombro de su nuevo propietario unos instantes, estaba verdaderamente cansado, y aunque no decía nada, en su cabeza empezaba a formarse una costra de la herida de hacía un rato-...el collar es importante, si me quiere... como algo más que un objeto bonito, sirve para indicarme objetivos y personas que quiere que elimine..., tengo "comandos" de uso...si no los toca, mi objetivo a su lado será eliminar sistemáticamente lo que considere "posibles amenazas externas".

-¿He?.....-Enarcó un poco sus cejas en un claro gesto de confusión a las palabras del peliblanco, mirando después el collar por unos momentos para tirarlo hacia una esquina de la habitación. No le importara que fuera muy importante, simplemente no podía ver a Inu con un collar de perro. Por más que sus características fueran lobunas.

-No te lo voy a regresar y nueva regla; No te quiero ver con ese tipo de collar. Collares al estilo de canes ¿hn? Y si no puedes vivir sin un collar o esos accesorios, entonces yo te comprare uno apropiadamente...-Miró por unos momentos el lastimado cuello de Inu, pasando suavemente sus dedos por la roja piel-...Te ira bien el oro blanco, ¿neh?, podríamos comprarnos un lindo regalito que simboliza nuestra nueva libertad ¿Qué tal?....-

Terminó con sonreír un poco, haciendo conciencia en sus palabras de que primero tendría que conseguir un buen empleo antes de ponerse a hablar de compras y regalos. Pero eso sería algo que sin duda se las arreglaría.

Miró apenado su collar, que había llevado durante años, tirado en una esquina, pero en el fondo es así como se sentía Inu. Lo miró tranquilo, pero interiormente bastante triste por el hecho de que el otro considerada que con un collar caro podía resolver todos los problemas. Aún necesitaba más a Jounochi.
-no debería preocuparse por el dinero, le dije que yo cuidaría de usted - se acercó hacia donde estaba el collar de perro, atando cualquier intento de volver a colocárselo, y sacando lo que parecían un par de placas militares en su chaqueta. Luego, volvió a acercarse a Jounochi - me encargaré de todo hasta que usted pueda hacerlo. ¿Puedo hacer algo más por usted, amo? -preguntó de manera solícita.

Al ver como el peliblanco se acercaba hacia el abandonado collar, soltó una especie de suspiro frustrado juntando las cejas en un gracioso gesto. En verdad que sería algo complicado las cosas si seguían por "ese" camino. Empezaba a dudar en como tratar al chico lobo sin que éste se auto agrediera o menospreciara. Pero aún mantenía las esperanzas.

-....Necesitamos dinero, Inu. Ya sabes, como el viejo refrán; con dinero baila el pe-....-Se cortó en terminar la frase, al ver con una mueca de circunstancia la similitud de las palabras del refrán en la condición de Inu. "Con dinero baila el perro" no creía muy apropiado decirlo frente al peliblanco. A pesar que no lo consideraba con una categoría de mascota, preferiría no hacer ese tipo de comentarios.

-.....No soy "amo". Quedamos que solo era Jou ¿recuerdas?....- Dejándose caer en la cama, posó ambas manos tras su espalda para recargarse hacia atrás mientras soltaba otro largo suspiro...