Visitando conocidos [Privado]

Una cosa era que hiciera todo lo que su padre le dijera y otra muy distinta era que desaprovechara las buenas oportunidades. No haría todo lo que le decían, pero sí mantendría los contactos adecuados con las personas adecuadas; por eso estaba en ese lugar. Sabía que su padre esa asiduo a frecuentarlo y le contó que la atención era bastante buena. La verdad es que la atención le importaba con carajo, lo que Talos quería era conocer al dueño y ver si podía lograr algo interesante. Las personas eran manipulables y, algunas, lo suficientemente estúpidas para que hicieran el trabajo sucio sin siquiera darse cuenta; claro, no todas las personas caían en esa categoría y por lo que su padre le había dicho, el dueño de éste restaurante no era ni manipulable ni estúpido.

Entró al local y miró todo con su ojo crítico. Jamás se sentía cómodo en lugar hasta que no lo evaluaba por completo. Las personas que entraban, las que atendían, las conversaciones que podían darse entre los inquilinos. Evaluaba absolutamente todo, ya que muchas veces eran éstas personas las que decían más de un lugar -o de su dueño en éste caso- que el lugar en sí. Caminó lentamente, sin dejar de mirar a su alrededor. Lo estaban esperando, eso lo sabía. Su padre llamó con anterioridad para informar al señor Godwind que iría su hijo a visitarlo. Su familia lo llamaba alianzas estratégicas,Talos lo llamaba adulación gratuita para ciertos fines. Pero, daba lo mismo, lo importante eran las ganancias.

Se sentó en la mesa en la que salía su apellido y esperó. Esperaba que el Señor Godwind no fuera impuntual, odiaba la impuntualidad en los demás. ¿Qué les costaba llegar a la hora? Así mostrabas un poco de respeto a tu interlocutor y al tema a tratar, cualquiera fuera. Comenzó a tamborilear sus dedos en la mesa para frenar las ansias de encender un cigarro. No le gustaba no fumar, pero no sabía si ahí se podía, y de todas maneras esperaría para preguntar.

Días antes aquella persona le había pedido una cita, no podía negarse, siempre intentaba que sus socios, clientes, familiares, etc., estuvieran satisfechos con él, aun que de vez en cuando lo sacaran de sus casillas, pero sabía perfectamente como tratar a cada uno sin ningún problema.

Había escuchado diferentes comentarios sobre la persona a la que tenía que acompañar, pero para Richard era mas preciso conocerlo antes de juzgar, claro dependía de cada caso. Llego observando que el lugar estaba semi-lleno y que la música de aquel cuarteto estaba siendo agradable para los oídos de los clientes, sonrió satisfecho; busco con una mirada rápida la mesa en donde se suponía debía encontrarse con el chico, sonrió.

Llevaba el cabello suelto y un traje en color negro, con una corbata en tonos claros que contrastaba con el traje. Se junto el cabello amarrándoselo a su lado izquierdo con una liga que siempre andaba en cualquier caso.

"Buenas tardes..." dijo cuando se acerco y se quedo parado en frente del joven castaño. Un mesero iba tras de Richard quien esperaba a que ambos ordenaran. El peliverde se sentó cruzando sus piernas, una encima de la otra, sonriéndole amablemente.

"Usted ha de ser Talos Vryzas" le encontraba mucho parecido a su padre, no había duda que ese joven era hijo de su 'socio'.

De verdad quería fumar. Cuando no fumaba se ponía un poco irritable y sus facciones eran más serias de lo normal. Bueno, tampoco es que sonriera a cada persona que pasaba, pero algunas veces solía ser bastante agradable, sólo algunas veces. Miró sus manos y maldijo mentalmente mientras fruncía el ceño ante el leve corte que tenía en su dedo anular. Los cortes era lo de menos, lo que le molestaba era la apariencia de sus manos; tocaba el piano, debían estar perfectamente cuidadas o la presentación no valdría la pena.

Escuchó el saludo y miró a su interlocutor. Era un hombre elegante y apuesto, tal como le gustaban... "No, Talos, no pienses tonterías. Padre dijo que no te metieras en problemas y eso significa no follar con sus amigos". Se miró a sí mismo de manera disimulada para ver si estaba a la altura de las circunstancias. La verdad es que no mucho. Vestía sus típicos pantalones negros, una camiseta blanca sin mangas y una casaca negra con capucha. No le gustaban los trajes, le incomodaban en demasía y era de la creencia que las personas debían valorar el contenido y no el envoltorio.

"Buenas tardes, Señor Godwind. Un placer conocerlo finalmente."

Miró al mesero y bufó. ¿Esas personas no tenían vida? Parecían hormigas tras una hoja. Una detrás de otra, todas en fila, todas increíblemente simples y abstractas. No podía decirle que se fuera, sería de mala educación y lo último que quería era causar malas impresiones.

"Por favor, llámeme Talos."

No le gustaba abordar las cosas de manera directa con personas así, solían malinterpretar sus acciones. Debía ir con cuidado. Tantear terreno y luego exponer sus intereses. ¿Cuáles eran sus intereses en éste caso? Todavía no los tenía demasiado claros -los legales, los otros sabían muy bien cuáles eran-, pero ya lo sabría.

Escucho lo que dijo y sonrió, después de eso llamó al mesero que se acercó y asintió con la cabeza, después de eso se retiro.

"El placer es mío... he escuchado comentarios de usted" lo trataba con respeto, pero el chico parecía mas joven que el propio Richard. Tenia aquella postura de elegancia, era raro ver al peliverde en malas condiciones, hasta en su propia casa procuraba no estar en mala apariencia.

"Llámeme Richard, joven Talos..." le tendió la mano en forma de saludo. Después de un rato el mesero regreso con una botella de vino tinto, la iba a servir pero el mayor ordeno que la dejaran, no sabia si a Talos no le gustaba el vino.

"¿Que desea ordenar?, los chefs de aquí son muy buenos y su comida es exquisita" comentó, no era por alardear pero para la opinión de Richard la comida de sus chefs era banquetes para dioses, no era en vano la fama de su restaurante.

Examinaba cada movimiento del menor; definitivamente era como se lo habían descrito aun que por alguna razón algo le decía esa comida no era solamente por que el chico no tuviera con quien salir si no para algo mas. Observo su ropa, bastante juvenil, eso hizo que un recuerdo de su infancia llegara a su cabeza, definitivamente el peliverde a esa edad ya utilizaba aquellos trajes y sobre todo se hacia cargo de aquel lugar; por una parte eso le molestaba pero era mejor olvidarlo, a hacerle caso. Richard no estaba para aguantar niños rebeldes, cualquier indicio de malas intenciones se retiraría del lugar, tenía trabajo en su oficina para estar perdiendo su tiempo en ello.

Sonrió de manera imperceptible. Le gustaba que las personas hablaran de él. No importaba si era cosas buenas o malas, prefería eso a la indiferencia. Una de las peores cosas a las que podía ser sometida una persona era el no ser considerado en absoluto por nadie. Qué triste debía ser algo así, ser tan poca cosa que ni siquiera el viento quisiera saber algo de ti, despreciable. talos creía estar sobre esa categoría, si no era por sus padres, por lo menos se hacía notar lo suficiente como para que más de alguien lo reconociera por ahí.

"Yo también he escuchado comentarios sobre usted y comentarios bastante favorables." Ya sabía más o menos cómo dirigirse al hombre que tenía frente a él. Debía ser educado y amable; y la próxima vez que se reunieran debería ponerse algo de ropa un poco más decente. Todo fuera por las influencias.

Tomó la mano de Godwin entre las suyas y le dio un apretón a modo de saludo, uno ni muy fuerte ni muy débil, tal como le habían enseñado en casa.

Talos sabía que las apariencias engañaban y mucho. La mayoría de las personas se dejaba llevar por las primeras impresiones y creían algo que no correspondía en lo absoluto con la realidad; por ejemplo en su caso, las personas solían creer que era un vago que dependía económicamente de sus padres y creía sabérselas todas, pero las cosas no eran así. Había pasado años en el conservatorio estudiando música y dedicándose en cuerpo y alma a eso. De hecho, le gustaba sólo la música clásica y el jazz, lo demás lo consideraba basura.

Observó la botella de vino y se sintió satisfecho. Le fascinaban los buenos vinos, sobre todos los de esa cosecha.

"Montagné-Saint-Émilion, excelente elección de vino, Richard. ¿Me permite recomendarle algo para comer con este vino?" A riesgo de pecar de maleducado, miró al mesero que estaba allí y le indicó que se acercara un poco. "Cordero al limón con setas asadas y salsa de arándanos, por favor. Verá, los vinos que son dulces en un comienzo y algo amargos al final, es bueno mezclarlos con comida agridulce. Los arándanos le darán ese gusto y su paladar se lo agradecerá" No podía evitarlo, cada vez que tenía alcohol de por medio, y del bueno, siempre decía lo que pensaba y aconsejaba la mejor manera de disfrutarlos.

Ahora debía plantear un tema, por lo menos para dar a entender qué buscaba o algo así. Carraspeó un par de veces y se llevó la mano a la nuca. Sabía lo que quería decir, pero el cómo decirlo era lo complejo. Debía cuidar sus palabras y modales o todo terminaría antes de comenzar.

"Richard, debo ser franco con usted. Mi interés es casi netamente social. Verá, no conozco a mucha gente por acá, quizás porque no soy muy sociable, pero sé que por el bien de mi música eso debe cambiar. Quise juntarme con usted porque sé que conoce a las personas adecuadas y quiero que me las presente."

((Me tomé la libertad de mencionar el vino. Si no lo conoces es un vino francés agridulce que se come con carnes rojas ^^))

No dijo nada ante su recomendación; Richard no podía ser bueno cocinando pero sabía perfectamente como criticar los platos, comidas, postres, etc., para algo su abuelo le había enseñado y había sacrificado su adolescencia. La elección de aquel platillo había sido correcta, aun que aun no estaba seguro de las setas asadas, pero no cuestionaría al chico. Lo escucho con atención, por fin había mencionado la razón de su reunión, sonrió y prosiguió a destapar aquel vino, sirviéndole al menor primero y por siguiente él.

"¿Deseas que te presente a mis contactos?" pregunto. Aquella forma de pedirlo le había causado un poco de gracia, pero le agradaba la valentía del menor.

"Para poder hacer eso, necesito conocer su forma de trabajar... no iré con los ojos tapados, tengo que saber su capacidad. Mis conocidos son de ojo critico..." para Richard aquellos era de llevárselo tranquilo, ya que no iba arriesgarse en presentar a alguien que decía ser bueno en algo y lo iban a dejar en mal, así que primero tenia que calificar a Talos para saber si seria buena idea o definitivamente no.

Había escuchados cosas del chico pero no había sido de todas buenas, unos cuantos comentarios si; no había escuchado que dijeran sobre a que se dedicaba, en si era completamente desconocido, pero para eso estaban ahí.

"Así que, Talos, empecemos con lo primero, ¿Que instrumentos toca?" pregunto curioso, el peliverde no era sabedor de música pero algo que si conocía bastante era sobre la música en piano.

"o ¿No desea hacerlo?" esperaba que aceptara, seria interesante trabajar con esa persona. Tomo su copa y le dio un sorbo al vino, definitivamente estaba delicioso, no había hecho una mala elección.

Le gusta ir al grano... En algunos casos. Sabía con quién debía ser directo y con quién no. No era idiota. La manipulación era un arte que había perfeccionado con el paso de los años, pero la idea no era hacerse enemigos que no podía cargar. Además, también estaba el hecho que quería deshacerse un poco de la influencia de sus padres. Hacer sus propios contactos, darse a conocer por él mismo y no por el dinero de papi. Abrirle un lugar a su música, a su personalidad, a él. Eso era lo que quería, por eso concertó esa reunión.

Bebió un trago de la copa de vino y la paladeó lentamente. Disfrutaba beber vino. Para Talos era tan placentero como un buen polvo; buen cuerpo, textura, temperatura. Sí, el vino era fácilmente comprable con el sexo.

Asintió a la pregunta del hombre con una media sonrisa. Claro que quería que le presentara a sus contactos. Había oído que eran muy buenos en cuanto a música y Talos quería confirmarlo con sus propios ojos y, obviamente, también quería convencer a algunos que él valía la pena como músico.

"Sí, sé que tiene que conocer mi forma de trabajar. La verdad, yo pensaba ofrecerle una especie de concierto en privado a usted primero, así podrá evaluar mi trabajo." No es que fuera confiado, pero sí sabía que los años que pasó en el conservatorio no habían sido en vano. Ahora era cosa de demostrarlo.

Bebió un poco más de vino y pensó bien la respuesta. Podía soltar, así sin más, todos los instrumentos que tocaba, pero creía que eso sería ser demasiado ostentoso.

"Principalmente toco piano y violín, pero también sé tocar otros instrumentos." No diría que tocaba jazz. Muchas veces esa clase de música no era bien vista por ser demasiado sugestiva, así que no se arriesgaría tanto.

"Claro que deseo hacerlo. No sabe cuántas ganas tengo de tocar música. Crear música..." Carraspeó un poco incómodo. No le gustaba dejarse llevar por las emociones, pero cada vez que hablaba de música no podía evitarlo. Era su pasión.

Lo escucho mientras se deleitaba del sabor de aquel sabor, sin darse cuenta se le había antojado fumar un cigarrillo, suspiro al darse cuenta en donde se encontraban, sentarse en ese lugar.

"Por favor tome su copa y acompáñeme..." dijo levantándose del lugar, tomando la copa y la botella de vino caminando a la parte de atrás, el lugar donde se encontraba al aire libre, ahí estaría perfecto para poder platicar a gusto y fumar; en el transcurso del camino llamo al mesero que los atendió ordenándole donde iban a estar y que mandaran la comida a ese lugar.

"Es mucho mejor sentarse en este lugar..." comentó. Aquella parte trasera se encontraban mesas mucho mas sencillas, de metal cuadradas, al igual que las sillas, y los centros de mesas eran mas naturales, floreros con velas para una velada romántica, y algunas de esas mesas contenían sombrillas para cubrirlos del sol pero sin perder aquel toque elegante; algunas macetas con distintos tipos de plantas y unos que otros árboles que daban bastante sombra pero a pesar de eso no era suficiente así que algunas mesas contenían sombrillas.

"Siéntese por favor" le dijo cuando llegaron a una mesa que se encontraba bajo la sombra de un árbol bastante frondoso. Se sentó cuando el chico lo hizo y tomo nuevamente el porte que tenia anteriormente. Su sacando esta vez la cajetillas y el encendedor, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno a Talos.

"Creo que aquí nos encontramos mucho mejor" Comento dándole una calada bastante profunda y después soltando el humo.

"Bueno, me parece perfecto su propuesta, me alegra que esté conciente lo que implica presentar a la gente con personas profesionales" comento esperando su respuesta.

Tomó su copa y siguió silenciosamente a Richard hasta donde sea que lo llevara. Admiraba a las personas que tenían buenos modales sociales. Él mismo no tenía muchos, sólo los que su padre le inculcó después de noches de fiestas estúpidas. Pero, había pasado tanto tiempo de eso que estaba un poco oxidado. La verdad era que no le gustaban mucho las personas. Eran seres extraños y mezquinos que sólo servían como objetos. Siempre lo pensó así y no iba a cambiar ahora.

Observó atentamente el lugar al cual llegaron y se sentó cuando Richard se lo indicó. Así como también aceptó gustosamente el cigarro que le ofrecían. No había nada mejor que fumar y beber, sobre todo en conversaciones como esas.

Todo en su vida tenía una finalidad, era cierto que muchas veces ni siquiera Talos sabía cuál era la finalidad, pero así era. Hablaba sólo lo necesario y observaba y estudiaba a las personas muchísimo. No confiaba en cualquiera y siempre escondía parte de sí mismo. Prefería que los demás pensaran que era poco sociable, un cabrón o cosas por el estilo, antes de darles la oportunidad de conocerlo realmente. Se sentía incómodo cuando eso pasaba, como si les diera el poder para hacer lo que quisieran con él; algo que evitaría todas las veces que fuesen necesarias.

Encendió el cigarro y le dio una calada sin dejar de mirar a su acompañante. Tenía la impresión que Richard tampoco era una persona que se diera a conocer fácilmente y que sólo decía lo que los demás querían escuchar. Definitivamente era un buen aliado.

"Sé que en la música hay muchas personas que dicen tener talento cuando realmente no es así. Por eso no me incomoda que usted mismo mida el mío."

Fumó nuevamente y luego bebió de su copa para acallar los pensamientos en doble sentido que acudían a su mente. No podía evitarlo, era parte de su naturaleza tergiversar las cosas y verle el lado pecaminoso a todo lo que escuchaba o decía. Carraspeó un par de veces y le hizo una mueca que intentaba ser una sonrisa.

"Dígame cuándo y dónde y no tendré problemas en tocar para usted."

Fumaba tranquilamente escuchando con atención aquellas palabras, sonrió satisfecho por las palabras de Talos. Definitivamente aquel chico sabía lo que quería y eso a Richard le satisfacía demasiado, le gustaba trabajar con gente responsable, con los pies en la tierra y sobre todo conciente de lo que implicaba trabajar con gente de ese tipo.

"Entonces... por el piano y el violín no hay problema, no solamente me encargo del restaurante..." comento sin dejar que de sus labios se borrara aquella sonrisa; tocar ambos instrumentos era un pasatiempo que amaba el peliverde, aun que le fascinaba mas el piano que el violín, para esas cosas tenia a Ezekiel que amaba, adoraba, moría, etc., por la música, por alguna razón lo había contratado y no le había defraudado y eso esperaba por parte del joven Talos.

"Déjeme su numero, después le comunico la fecha y hora" dijo muy seguro de si mismo, pero tenia que revisar si no tenia alguna junta, pero para decir verdad no recordaba alguna reunión que hubiera confirmado. El mesero llego con ambos platos de comida ya preparadas y recién elaboradas.

... disculpen la tardanza... se escucho que dijo el joven, Richard solamente se limito a sonreír y después a llamar al mesero cuando termino su labor; le pidió que llamaran a su asistente pero recordó que ese día no trabajaba así que solamente se limito dejar las cosas como estaban.

"Pues bueno, disfrute de la comida, espero que le agrade el sazón de mis chefs" comento sin perder la sonrisa. Tomo un trago del vino y se limito a apagar el cigarrillo en el cenicero que estaba ahí. Reviso el bolsillo de su traje, ahí cargaba siempre una pequeña libretita y un lapicero, por si necesitaba algo como en ese momento.

Habían veces, como aquella, en la que su cigarro se consumía sin que Talos se diera cuenta. Miró la colilla entre sus dedos y la dejó en el cenicero para sacar otro cigarro más. Lo encendió con el mechero y le dio una profunda calada. En su mente seguía evaluando a Richard. Jamás se había fiado mucho de las amistades de su padre, pero al parecer el sujeto sentado frente a él escapaba a la categoría con la que los etiquetaba. Por comenzar era un conocedor de música y muy pocas personas podían decir eso. Claro, habían muchas personas que se decían músicos sólo por saber tocar un instrumento, pero para Talos un verdadero músico era alguien capaz de crear algo que nadie más podía y que era capaz de conmover a las personas que ni éstas mismas entendían.

Aprendió a tocar violín porque era lo que papá quería; su padre, por otro lado, quería que aprendiera a tocar piano, así que los complació a ambos. El saxofón vino por cuenta propia. Esa era la clase de sonido que apasionaba al muchacho. Graves y rasposos, como si estuviese haciéndole el amor al instrumento y le arrancase gemidos prohibidos. Pero eso era algo tan personal que hasta la fecha nadie lo había escuchado tocar saxofón; era casi inconcebible que un concertista supiera esa clase de música... tan callejera.

Cuando Richard le pidió su número de teléfono, Talos lo anotó en un papel y se lo acercó mientras asentía a lo de la fecha y hora. La verdad no estaba demasiado ansioso por todo eso. Sí, quería tocar y hacerse conocido por su música, pero tampoco era aceptar cualquier cosa de cualquier persona. Se tomaría las cosas con calma y descubriría y ese hombre tenía tan buen oído como presentía.

Una vez que tuvo la comida frente a él y que escuchó lo que decía Richard, pinchó con el tenedor un poco y se lo llevó a la boca. Se tomó unos minutos para saborearla y luego sonrió levemente.

"Está perfecta, Richard"

No sabía de qué más hablar con él. Su motivo había sido la música, pero además de eso Talos no era alguien que tuviese conversaciones con los demás. Incluso, hubo un tiempo en el que sólo se acercaba a las personas cuando éstas tenían algo que a él le interesaba. ¿Cómo proceder? Seguramente la confusión en su rostro era notoria, así que dejó que Richard hablara si quería hacerlo, eso era lo mejor.

Talos le tendió el papel y lo guardo entre uno de sus bolsillos. El joven había guardado silencio y solamente había dicho unas cuantas palabras, eso le sorprendió y solamente esbozó una sonrisa.

Tomo de su plato un trozo de aquella carne y la probo, siempre había comido aquello con distintos condimentos y ahora con esta combinación le sorprendía demasiado.

"Muy buena elección" comento tomando otra bocanada de la comida. Esperaba que Talos comenzará hacer más preguntas pero para su sorpresa eso no sucedió, sonrió y le dio un trago a su bebida.

"Y aparte de la música, ¿a que mas se dedica?" pregunto, limitando a ingerir la comida y escuchar la respuesta del menor.